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1  L GRUPO FEMENINO SOCIALISTA DE

E
MADRID: GESTACIÓN DE UNA IDENTIDAD
COMÚN COMO MUJERES SOCIALISTAS

1.1. Precedentes internacionales y primeras experiencias en España

La fundación del Grupo Femenino Socialista de Madrid ha de entenderse en


el marco de aparición de una serie de agrupaciones vinculadas al Partido Socialista
creadas para integrar a ciertos colectivos que no representaban los receptores privi-
legiados de su propaganda por su privación de derechos políticos. Pero tal iniciativa
no partió de los dirigentes sino de un grupo de militantes establecido en Bilbao, a
principios del siglo XX1. En 1904 La Lucha de Clases anunciaba una conferencia de
Virginia González para el día 12 de julio, tras la cual se constituiría el Grupo Feme-
nino Socialista de Bilbao (GFSB), con la intención de que sumase tantas afiliadas
«como el de hombres»2.
Pero, ¿quiénes motivaron la aparición de una asociación de este tipo? En las ac-
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tas del Comité del GFSM se afirma que «la Juventud es la que constituyó el Grupo»3.
Tomás Meabe, Luis Riñón, Benito López, Dionisio M. de Aguirre, Gregorio García,

1  DEL MORAL, M.: «El Grupo Femenino Socialista de Madrid (1906-1914): pioneras
en la acción colectiva femenina», Cuadernos de Historia Contemporánea, Vol. 27, (2005), pp. 247-
269. A Mary Nash le corresponde la publicación de un primer acercamiento al GFSM: Mujer y
movimiento obrero en España, Barcelona, Fontamara, 1981. En el mismo sentido, aunque posterior
BIZCARRONDO, M.: «Los orígenes del feminismo socialista en España», en La mujer en la Historia
de España (siglos XVI-XX), II Jornadas de Investigación Interdisciplinaria, Madrid, SEM de la UAM,
1984, pp. 137-159.
2  La lucha de clases, 9 y 16-VII-1904. Este diario afirmaba que lo integraron «más de 150
mujeres». María Cambrils remontaba su creación a 1902: CAMBRILS, M.: Feminismo socialista,
Valencia, Tipografía «Las Artes», 1925, p. 56. El Socialista, 4-IX-1908, reseña su cuarto aniversario.
3  GFSM, Actas Comité, (17-V-1906/12-III-1910), FPI, Archivo y Biblioteca, [FPI/
AASM-LXXV-3], 19-II-1908. SABORIT, A.: Apuntes históricos: Pablo Iglesias, UGT, PSOE, FPI,
Archivo y Biblioteca, [AASD-XXVII-XXXVI], pp. 1011-1013: «Creamos el GF, como una sección
dentro de la JS».

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54 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

José San Pedro inspirados por las recomendaciones del V Congreso de la Internacio-
nal Socialista (París, 1900) habían decidido promover una organización de jóvenes
orientada a oponerse al militarismo4. En los primeros momentos, según las resolu-
ciones del Congreso de Stuttgart (1907) admitieron a las trabajadoras como afiliadas
pero a raíz de la creación de GFS, los estatutos de las JS aclaraban la obligatoriedad
de que las jóvenes ingresaran preferentemente en los grupos de mujeres, si estos exis-
tían en su localidad. En caso contrario, podrían ser admitidas en la JS5.
Los grupos femeninos españoles, como las JS, encontraron referentes en otros
países europeos como Alemania con 175.000 afiliadas en 1914. Las formulaciones
teóricas de su líder, Clara Zetkin, se convirtieron en la base del pensamiento socialis-
ta para las mujeres en toda Europa. La sustitución del sistema capitalista por el socia-
lista traería consigo el fin de las diferencias de clase pero, también, la igualdad entre
hombres y mujeres. En el Congreso de la Internacional celebrado en Londres (1896),
entre los puntos de la resolución dedicada a definir la acción política, se incluía la
emancipación de las mujeres y se instaba a los sindicatos a admitir a las trabajadoras
y a reivindicar la igualdad salarial para ambos sexos. En 1907, Clara Zetkin se con-
virtió en la directora del International Women’s Bureau, fundado en la I Conferencia
Internacional de Mujeres Socialistas (Stuttgart), que consiguió la adhesión del Con-

4  CDMH, PS-Bilbao, 174-2, Carta de Luis Riñón a Santiago Aznar, 12-XII-1928. La


fundación del primer grupo de jóvenes se sitúa simbólicamente el 27-IX-1903: GONZÁLEZ, A. y
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MARTÍN NÁJERA, A.: Apuntes para la historia de las Juventudes socialistas de España, Madrid, FPI,
1983, pp. 3-23; Su constitución definitiva tuvo lugar el 7-I-1904: GONZÁLEZ QUINTANA, A.: «La
primera organización de jóvenes proletarios españoles: las Juventudes socialistas de España o el fracaso
de una alternativa juvenil de clase (1903-1921)», Studia Historica. Historia Contemporánea, Vol. 5, nº 4,
(1987), pp. 21-46; GONZÁLEZ, A., MARTÍN NÁJERA, A. y GÓMEZ BRAVO, G.: Juventudes
Socialistas 100 años protagonistas del cambio, Madrid, Fundación Tomás Meabe, 2006, pp. 23-33; FUSI,
J.P.: Política obrera en el País Vasco, 1880-1923, Madrid, Turner, 1975, pp. 245-253; TEZANOS, J.F.
(coord.): PSOE 125: 125 años del Partido Socialista Obrero Español, Madrid, FPI, 2004, p. 42; DE
LUIS, F.: «Las Juventudes Socialistas como frente cultural pedagógico del socialismo español: el caso
madrileño, 1903-1914», Historia Contemporánea, 8, (1992), p. 251; MORATO, J.J.: El Partido Socialista
Obrero, Madrid, Ayuso, 1976, p. 165. Torralva Beci afirmaba que Tomás Meabe y Virginia González
habían compartido sus inquietudes y proyectos políticos durante esta época: TORRALVA BECI, E.:
«Virginia González», Siluetas, nº 9, (septiembre, 1923), FPI, Archivo y Biblioteca, p. 7.
5  ROSAL, A. del: Los congresos obreros internacionales en el siglo XX, Barcelona, Grijalbo, 1971, pp.
40-42. Proyecto de reglamento FJSE: Renovación, X-1915. Que las Juventudes fueron asociaciones con
afiliados de ambos sexos al menos en los años anteriores a la aparición de los GFS lo ponen de manifiesto
intervenciones como la de Ángela Añarga, afiliada a la JSB: «¡Jóvenes obreras, ingresad en la Juventud
Socialista! ¡Seamos desde hoy estudiosas! ¡Comuniquemos con nuestra decisión nuevos entusiasmos a
nuestros padres, maridos, hermanos, novios, para continuar luchando todos unidos sin descanso por la
redención de la familia trabajadora!»: «Mujeres socialistas», La Lucha de Clases, 12-III-1904.

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Capítulo 1 El grupo femenino socialista de Madrid: gestación 55
de una identidad común como mujeres socialistas

greso Internacional Socialista a sus resoluciones, entre ellas el derecho al voto6. Ade-
más, existieron otros referentes como las socialistas austriacas (7.000 afiliadas en 1904,
20.058 en 1913), o las finlandesas (10.000 socias en 1905)7.
Además de ese contexto internacional favorable, el grupo de Bilbao disponía de
recursos para promover sus iniciativas: un órgano de prensa desde 1903, un Centro
Obrero, una red de trabajadores jóvenes receptivos a su propaganda y el aliento de los
promotores de las JS y los GFS. El contexto político nacional aunque no fomentaba
el asociacionismo obrero, no prohibía expresamente ni la militancia juvenil ni la fe-
menina en las agrupaciones políticas8. De este modo, el centro de poder del partido
en Madrid compuesto por varones cincuentenarios y sexagenarios se encontró con el
hecho consumado de la aparición de los grupos de jóvenes y mujeres, tolerándolos no
sin reticencias9. Esta nueva generación, situada en los márgenes del poder del parti-

6  Los referentes ideológicos socialistas en relación con las mujeres: BEBEL, A.: La mujer y
el socialismo (1878), ENGELS, F.: El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884), y la
intervención de Clara Zetkin, en el congreso de la Internacional (París, 1889). Clara Zetkin dirigía
Die Gleichheit (Igualdad) publicado desde 1891. ROSAL, A. del: Los congresos obreros internacionales
en el siglo XIX: de la joven Europa a la Segunda Internacional, México, Grijalbo, 1958, pp. 378 y 386 y
Los congresos obreros internacionales en el siglo XX…, pp. 37 y 39. NASH, M.: Mujer y…, pp. 119-132.
7  EVANS, R.: Las feministas. Los movimientos de emancipación de la mujer en Europa, América
y Australasia, 1840-1920, Madrid, Siglo XXI, 1980, pp. 167-220. La Lucha de Clases, 8-VI-1907 y
23-XI-1907. KLEJMAN, L. y ROCHEFORT, F.: L’égalité en marche. Le féminisme sous la Troisième
République, Paris, Presses de la FNSP, 1989, pp. 211-217. SOWERWINE, Ch.: Les femmes et le
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socialisme, Paris, Presses de la FNSP, 1978. OFFEN, K.: European feminisms, 1700-1950, Stanford,
Stanford University Press, 2000, pp. 165-168; NASH, M.: Mujeres en el mundo. Historia, retos
y movimientos, Madrid, Alianza, 2004, pp. 89-95 y Mujer y…, pp. 119-132; BOCK, G.: La mujer
en la historia de Europa, Barcelona, Crítica, 2001, pp. 175-179; ÁLVAREZ, A.I.: «El fracaso de la
lucha político-feminista: los casos de Clara Zetkin y Alexandra Kollontai», en A.I. CERRADA y C.
SEGURA (eds.): Las mujeres…, pp. 194-198.
8  Así como la Ley Electoral de 1890 excluía específicamente como electores y elegibles a
las mujeres, la legislación sobre derechos y libertades enunciaba de forma genérica el derecho de
asociación (Ley de reuniones, 1880; Ley de asociaciones, 1887). Desde su entrada en vigor, en el
Registro de Asociaciones se dieron de alta entidades integradas por mujeres por lo que entiendo
que no existía una oposición fuerte a que esto sucediese, como en Alemania. ESTEBAN, J. de:
Constituciones españolas y extranjeras, Madrid, Taurus, 1979, pp. 267-279. FERNÁNDEZ, A.: Leyes
electorales españolas de diputados a Cortes en el siglo XIX. Estudio histórico y jurídico-político, Madrid,
Civitas, 1992, pp. 172-202. Leyes políticas, Madrid, Consultor de los Ayuntamientos y juzgados
municipales, 1908, pp. 79-85 y 95-107.
9  Pablo Iglesias había asistido personalmente a los congresos en los que se adoptaron las
resoluciones: ROSAL, A. del: Los congresos obreros internacionales en el siglo XIX…, pp. 362-417 y
Los congresos obreros internacionales en el siglo XX…, pp. 14 y 26 y 40-42. La discusión entre Luis
Riñón y Pablo Iglesias por la creación de las JS: CDMH, PS-Bilbao, 174-2; GONZÁLEZ, A.:
«La primera…», pp. 40-41; GONZÁLEZ, A. y MARTÍN NÁJERA, A.: Apuntes…, pp. 3-23;

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56 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

do, no se oponía a su disciplina, si bien, deseaba ver crecer la afiliación a través de las
nuevas organizaciones. El temor a la disidencia y al radicalismo, el menosprecio hacia
otros sectores que no respondieran al ideal del obrero maduro militante, provocaron
los recelos de la directiva hacia los grupos recién creados.
Pero, ¿por qué Virginia González10 y quienes la apoyaron en la idea de fundar
los GFS defendieron la militancia segregada de las mujeres en el partido? En reali-
dad, por aquel entonces, las mujeres ya militaban en las AS de distintas localidades11.
Pero, el hecho de que el partido no concibiera a las mujeres como destinatarias im-
prescindibles de su propaganda por carecer de derechos políticos, por considerar que
la militancia era un asunto masculino, por la falta de instrucción de la mayoría de
ellas y por creerlas inclinadas a defender las doctrinas católicas debió de provocar un
doble efecto. Por un lado, que muy pocas decidieran afiliarse y, por otro, que las que lo
hicieron buscaran la manera de atraer a sus compañeras a las agrupaciones. Crear una
asociación dentro del partido destinada a ellas haría posible una propaganda especí-
ficamente dirigida a las obreras. En segundo lugar, proporcionaba un espacio de reu-
nión y discusión que les animaría a participar y a desarrollar sus propias inquietudes.
En cuanto a sus planteamientos políticos, las militantes del GFSB veían en el
Socialismo la vía hacia la emancipación de las mujeres12. En su propaganda, no in-
cluyeron prácticamente apelaciones a la maternidad como reclamo para la militancia
de las obreras. En lugar de recurrir a la imagen de la mujer fuerte13 que estaba cons-
truyendo la clase obrera vizcaína como arquetipo de la identidad femenina para las
clases trabajadoras, apelaban al deseo de ciertas mujeres de conquistar su autonomía
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personal. El interés por atraer la atención sobre las consecuencias que el matrimonio

GILLESPIE, R.: Historia del Partido Socialista Obrero Español, Madrid, Alianza, 1991, pp. 53-54; DE
LUIS, F.: «Las Juventudes…», pp. 249-250. GONZÁLEZ, A., MARTÍN NÁJERA, A. y GÓMEZ
BRAVO, G.: Juventudes…, pp. 50-56.
10  Francisca Virginia González Polo (Valladolid, 2-IV-1873) fue la máxima impulsora de los
GFS en España. Guarnecedora de calzado desde los nueve años, fue hija de un mecánico tornero y
una tejedora. En 1893 se instaló en La Coruña donde contrajo matrimonio con Lorenzo Rodríguez
Echevarría y nació su único hijo, César. Allí tomó contacto con el ideario anarquista, aunque tras su
llegada a Bilbao en 1900 ingresó en el socialismo. Se instaló en Madrid en 1911, donde ocupó varios
cargos de máxima responsabilidad política en el PSOE y UGT, hasta que abandonó el socialismo para
fundar el Partido Comunista: TORRALVA, E.: “Virginia…”; ALBORNOZ, A. de: “Virginia Gon-
zález, mujer de acción”, Tiempo de Historia, nº 32, (julio 1977), pp. 26-29; BIZCARRONDO, M.:
“Los orígenes…”, pp. 144-148. AVM, Padrón Municipal de Habitantes, Madrid, 1910, 1915, 1920.
http://diccionariobiografico.psoe.es/
11  Fichas de afiliados/-as a la ASM, FPI, Archivo y Biblioteca.
12  La Lucha de Clases, 8-X-1904. Defendieron la unión libre: La Lucha de Clases, 12-XI-1904.
13  LLONA, M.: «Género e identidad…», pp. 96, 102-107.

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Capítulo 1 El grupo femenino socialista de Madrid: gestación 57
de una identidad común como mujeres socialistas

aparejaba en relación con una merma de su libertad, parece destinado a un público


más preocupado por disponer de independencia que por cumplir con la tarea de ase-
gurar la subsistencia de su familia. Por el contrario, las madrileñas fueron constru-
yendo una identidad que aunaría la doble condición de madres y obreras socialistas.

1.2. Las fundadoras: aproximación biográfica y perfiles


sociodemográficos. La multiplicidad de alternativas de la
militancia femenina en el socialismo madrileño

El Partido Socialista (2-V-1879) junto con la CNT, nacida en Cataluña entre


1910 y 1911, se fueron convirtiendo en las alternativas políticas que canalizaron las
preocupaciones de la clase trabajadora durante este periodo. El 28 de noviembre de
1908, se abrían las puertas de la Casa del Pueblo de Madrid en un antiguo palacio
situado en la esquina de las calles Gravina y Piamonte. Los afiliados alcanzaban por
aquel entonces la cifra de 28.000, repartidos en 108 sociedades. Entre ellos, la Agru-
pación Socialista Madrileña representaba 1.000 altas. El partido encabezado por Pa-
blo Iglesias, unido a los republicanos a través de la Conjunción, introdujo su primer
diputado en el Parlamento en 1910, integrándose en los cauces representativos de
la política oficial14. Dentro de este contexto se inscribe el nacimiento del GFSM el
25 de marzo de 1906, en cuya fundación participaron quince mujeres y seis varones:

Abre la sesión el compañero Francisco Doménech, actuando de secretarios


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Eusebio Sanabria y Salvador Gil. Envista [sic] que el secretario de la reunión


preparatoria no ha presentado el acta de dicha reunión, seda [sic] lectura del re-
glamento por el cual quedan conformes todas las compañeras y que éste sea por
el que ha de regirse este Grupo.

14  CASTILLO, S.: «El socialismo madrileño hace un siglo. Un anhelo de reforma», en A.
FERNÁNDEZ: Madrid hace un siglo: en torno a 1900, Madrid, CSIC, 2001, pp. 411-429; ELORZA,
A.: «Socialismo y agitación popular en Madrid (1908-1920)», Estudios de Historia Social, nº 18-19,
(jul.-dic. 1981), pp. 229-261 y ELORZA, A.: «Los movimientos sociales en el Madrid de Galdós:
del pueblo en armas a la organización obrera», en Madrid en Galdós, Galdós en Madrid, Madrid,
CAM, 1988, pp. 87-108. TUÑÓN DE LARA, M.: El movimiento obrero en la Historia de España,
Madrid, Cuadernos para el Diálogo, 1976; RALLE, M.: «Les socialistas madrilènes au quotidien, I
(des origines de l’agrupation à 1910)», en Mélanges de la Casa de Velázquez, T. XVII, (1981), p. 335;
GABRIEL, Pere: «Sociedad, gobierno y política», en A. BAHAMONDE (coord.): Historia de España
siglo XX, 1875-1939, Madrid, Cátedra, 2000, pp. 483-485; TEZANOS, J.F. (coord.): PSOE 125:…;
GILLESPIE, R.: Historia…; FORCADELL, C.: Parlamentarismo y bolchevización. El movimiento
obrero español, 1914-1918, Barcelona, Crítica, 1978, pp. 34 y ss.

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58 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Acto seguido se procedió a nombrar todo el comité quedando constituido


en la siguiente forma: Presidenta Isabel Vega, Vicepresidenta Juana Taboada, se-
cretaria interior Purificación Fernández, Secretaria del Exterior María Ruedas,
Tesorera María García, Contadora Carmen Jordán, Vocal 1ª Julia Rojo, 2ª En-
carnación García, id 3ª Pilar Taboada.
Mesa de discusión Presidenta Maura del Real García; Secretaria María
Grandío y d 2ª [sic] Elisa Grandío; Comisión revisora de cuentas: Francisca
García, Aquilina [sic], Matilde Otero. (…)
Se pasa a nombrar recaudador y queda nombrado el compañero Freire.
(…) asesores del Grupo los compañeros Emilio Corrales y Antonio Calvo (…)15

Su creación tuvo lugar unos días antes del congreso constituyente de la Fede-
ración de JSE (Bilbao, 14-17/IV/1906) que definió como una de sus misiones «la
organización y educación de la mujer»16. El 6 de marzo se presentó la solicitud de
alta en el Registro de asociaciones, inscribiéndose como «sociedad política y de me-
jora» con sede en el centro obrero de la calle Relatores, 24, y desde 1908 en la calle
Piamonte, 217. De las quince mujeres en las que recayeron los cargos representativos
del grupo, sólo seis se dieron de alta como socias en abril de 1906. Las fundadoras,
según esta fuente, fueron María Menéndez Fernández, Purificación Fernández Es-
cudero, Isabel Vega Rodríguez, Juana Taboada Chacón, María García y María Rue-
das Gallego. Todas, a excepción de María García que no ha sido localizada en el
padrón, eran de Madrid18.
María Menéndez Fernández tenía 25 ó 26 años al fundarse el GFSM. Su
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hermano pequeño, Manuel, era afiliado a la ASM desde 191519. María, era hija

15  GFSM, Actas Juntas Generales, (III-1906/II-1915), FPI, Archivo y Biblioteca, [FPI/
AASM-LVIII-2], 25-III-1906, pp. 3-4. La intervención de la JSM en su creación: SABORIT, A.:
Apuntes …, p. 1151.
16  El Socialista, 8-VI-1906, citado por DE LUIS, F.: «Las juventudes…», p. 253. GONZÁ-
LEZ, A., MARTÍN NÁJERA, A. y GÓMEZ BRAVO, G.: Juventudes…, pp. 34-35.
17  AGA, Gobierno Civil de Madrid, Orden Público, Registro de Asociaciones, (08)030.000
36/03104-36/03122. GFSM, Registro de asociadas, 1906/1927, FPI, Archivo y Biblioteca, [FPI/
AASM-LVIII-1].
18  AVM, Padrón Municipal, 1890-1930. Mapa 1: elaboración propia a partir de los datos de
esta fuente y GFSM, Registro de asociadas… 1-1’: María Menéndez, 2: Purificación Fernández, 3:
Isabel Vega, 4: Juana y Pilar Taboada, 4’: Juana Taboada, 5-5’: María Ruedas, 6: Carmen Bernal, 7-7’:
Encarnación García, 8: Matilde López, 9: Victoria Gabriel, 10: Matilde Otero, 11: Pilar Taboada, 12:
Carmen Jordán, 13: Julia Rojo, 14: María y Elisa Grandío, 15: Maura García del Real, CP: Casa del
Pueblo (desde 1908).
19  María Menéndez figura con distintas fechas de nacimiento en los padrones de 1905 y
1910. Fichas de afiliados ASM, FPI, Archivo y Biblioteca, MENÉNDEZ FERNÁNDEZ, Manuel,
Ficha 454/1123.

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Capítulo 1 El grupo femenino socialista de Madrid: gestación 59
de una identidad común como mujeres socialistas

Mapa 1:
Domicilios de las
fundadoras del
GFSM (1905-1910).
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de asturianos y en 1905 vivía en una tienda de la calle Goya 41 (barrio de Las


Mercedes, distrito de Buenavista)20, mientras que en 1910, aparece instalada en un
cuarto piso de la calle Génova 21 (Fernando el Santo, Buenavista) con su padre,
albañil, su madre, dedicada a «sus labores», y con sus dos hermanos, cocheros. En
1905 vivían con ellos, otro hermano, también cochero, un primo, y dos huéspedes,
albañiles21. El cambio de domicilio debió de suponer un ahorro para la familia,
pasando de pagar 50 a 39 pesetas mensuales, lo cual les permitiría no tener que

20  En adelante, los domicilios que se citan van acompañados del nombre del barrio seguido
del distrito, por ese orden. Su ubicación puede consultarse en los mapas incluidos a lo largo del libro.
21  Las familias a las que pertenecieron la mayoría de las afiliadas se alejaron del arquetipo
descrito por la ideología de la domesticidad: ARBAIZA, M.: «La «cuestión social» como cuestión
de género. Feminidad y trabajo en España. 1860-1930», Historia Contemporánea, 2000 (II), nº 21, pp.
418-427.

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60 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

alojar huéspedes. En 1910, acogían además a dos nietos del cabeza de familia, que
posiblemente eran hijos de la afiliada. María declaraba saber leer y escribir y trabajar
como «planchadora oficial» en 1905.
Purificación Fernández Escudero era la mayor de las fundadoras, con 42 años.
Era madre soltera y vivía con su hija, su madre y cinco personas más en un bajo de
la calle de San Carlos (Lavapiés, Hospital) por el que pagaban 17,50 ptas. mensua-
les. Sabía leer y escribir y trabajaba como sastra. En agosto de 1910 Purificación y su
hija, ya afiliada al GFSM, se trasladaron a la calle Tres Peces, por 11 ptas. mensuales.
Isabel Vega Rodríguez, guarnecedora de calzado, representaba el ideal
de militante socialista. Vivía con Agustín Fidel, afiliado a la ASM con quien
nunca se casó, sus tres hijos, su madre y dos varones más en la calle de Santa
Ana (Arganzuela, Latina), por 21,60 ptas. Tenía 29 años cuando fundó el grupo
y procedía de la ASM22. Tanto Agustín como Isabel sabían leer y escribir. La
inscripción de su cuarta hija en el Registro Civil fue publicada por El País y El
Socialista como ejemplo de práctica laica. Isabel murió en mayo de 1910, con 33
años, y fue enterrada en el cementerio civil23.
Juana Taboada Chacón tenía 26 años y esperaba su tercer hijo al fundar el
GFSM. En 1906, vivía con su marido, Jacobo Castro, solador y militante socialista
y sus dos hijos en la calle Molino de Viento ( Jesús del Valle, Hospicio), por 20
ptas. Compartían la vivienda con su hermana Pilar y dos huéspedes. Juana Taboada
pertenecía a la sección de propaganda del partido desde 1904. Por otro lado, María
Ruedas Gallego tenía 33 años y compartía un piso de la calle Mesón de Paredes 25
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(Caravaca, Inclusa) con cinco personas con las que no tenía relación de parentesco.
Uno de ellos era el socialista Antonio Rodríguez Cano que, al menos desde enero
de 1909, se convertiría en su marido. Ambas sabían leer, pero no escribir y en
1909 se trasladaron a sendos pisos del inmueble situado en Molino de Viento 26.
Finalmente, María García declaró dedicarse a sus labores en un primer listado y ser
profesora en partos en los sucesivos. En 1911 indicaba como domicilio el Círculo
Socialista de la calle Tintoreros.
A lo largo del mes de mayo se afiliaron Cecilia Carmen Bernal García (sin
cargo), Encarnación García Llurdá (Vocal 2ª), Matilde López García y Victoria

22  Isabel Vega llegó a ser elegida para formar parte de la Comisión Revisora de Cuentas en
la ASM: «obtuvo 40 votos Isabel Vega; pero haciendo notar el Comité que esta compañera había sido
dada de baja en la Agrupación por pertenecer al Grupo Femenino Socialista, quedó eliminada de
dicha comisión (…)»: ASM, Actas Asambleas Generales, (30-IX-1905/18-XI-1917), [FPI/AASM-
LXX-2], 6-II-1909.
23  GFSM, Actas Comité…, 24-II-1907. SABORIT, A.: Apuntes…, p. 1131.

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Capítulo 1 El grupo femenino socialista de Madrid: gestación 61
de una identidad común como mujeres socialistas

Gabriel (ambas sin cargo). Cecilia Carmen Bernal había nacido en Madrid en 1874,
no declaraba ninguna actividad remunerada y sabía leer y escribir. Vivía en el distrito
de Chamberí y estaba casada, al menos desde 1905, con Manuel Guijarro Moreno.
Con la pareja vivían tres hijos de Manuel Guijarro y su compañera anterior. En
el padrón de 1905, Manuel Guijarro Moreno aparece en dos hojas declaratorias:
como esposo de Cecilia Carmen Bernal y como vecino en la casa de Isabel Vega
Rodríguez. Por otra parte, con Carmen Bernal y Manuel Guijarro vivían, entre
otros, Josefa Bernal, guarnecedora de calzado y militante de la AFSM desde 1915, y
Bernardo Lumbreras Moreno, un albañil natural de Aranjuez, militante del partido,
que se convertirá en el compañero de Josefa Bernal. Junto a Pablo Iglesias, había
presentado en la ASM a la compañera de éste, Amparo Meliá24, firmó la presenta-
ción del Libro de Registro de la Sociedad de Profesiones y Oficios Varios en 1894,
perteneció a la sección de propaganda del partido, fue fundador de la Sociedad de
Albañiles «El Trabajo», cobrador y socio de la ASM y repartidor de El Socialista.
Manuel Guijarro figura como socio número 1 de la Sección de Propaganda, fundó
la Sociedad de Gas y Electricidad, perteneció a la Agrupación de Obreros y Em-
pleados Municipales y a la ASM25.
Encarnación García Llurdá, vocal de la junta directiva, era natural de Zaragoza
y tenía 33 años cuando se creó el grupo. Al menos desde 1901 estaba casada con un
jornalero y vivían en la calle Salitre 14 (Primavera, Hospital), por 12,5 ptas. En 1906
tenían una hija de cuatro años, declaraba saber leer y escribir y dedicarse a sus labores.
Matilde López García, de 37 años, ya estaba casada con el cochero Francisco
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González, en marzo de 1906. Tenían cinco hijos con los que vivían en Espíritu
Santo 38 (Santa Lucía, Universidad), junto a dos personas más, y pagaban 25 ptas.
Declaraba leer y escribir y dedicarse a «sus labores». Victoria Gabriel también
dedicada a sus labores, vivía en Serrano 76 (Monasterio, Buenavista) y abandonó el
grupo en octubre de 1910.
Las nueve mujeres restantes que aun ostentando un cargo dentro del grupo
no se afiliaron o, al menos, no lo hicieron en los primeros meses, fueron Carmen
Jordán, Julia Rojo, Pilar Taboada, Maura García del Real, María y Elisa Grandío,
Francisca García, Aquilina (?) y Matilde Otero. Ésta última se afilió en julio, con

24  SABORIT, A.: Apuntes…, pp. 2367-2368 y 2370. «Amparo fue fundadora del Partido
Socialista en Valencia; pero desde que contrajo matrimonio con Iglesias no intervino en actuaciones
políticas ni le acompañó en reuniones públicas»: SABORIT, A.: Julián Besteiro, Madrid, FCE, 2008,
p. 49.
25  CDMH, PS-Madrid, 2030 y PS-Madrid, 159; FPI, Archivo y Biblioteca, Fichero General
histórico ASM; http://diccionariobiografico.psoe.es/

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62 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

38 años. Era natural de Madrid y sabía leer y escribir. Vivía con su esposo, el
socialista Mariano Medel Gómez, con el que estaría casada al menos desde ese año.
Carpintero de profesión, regentaba su propia tienda de muebles usados en la calle
Tudescos (Tudescos, Centro).
Pilar Taboada, vocal del GFSM, registró su ingreso en julio de 1910, tras el
mitin anticlerical organizado por las socialistas y radicales que comentaré en otro
capítulo. La baja de Pilar Taboada se produjo en el mismo año de su ingreso, sin que
se sepa la causa. Era la hermana mayor de Juana y vivieron juntas hasta diciembre de
1909. En 1905, Pilar no declaraba ocupación y sabía leer, pero no escribir.
Carmen Jordán Prieto, contadora del GFSM, no se dio de alta hasta septiembre
de 1910, habiendo militado en la ASM desde 1903, con un breve paréntesis en
1905 por impago de la cuota. Permaneció afiliada al GFSM hasta abril de 1916
y a la Sociedad de Modistas26. No he podido aclarar si tenía 40 ó 42 años, si era
soltera o si estaba casada en marzo de 1906. Era originaria de Cartagena, Murcia,
declaraba saber leer y escribir y era bordadora, al menos hasta 1915, cuando cambió
su ocupación por la de «sus labores». Este dato contrasta con la profesión consignada
en el registro de la Sección de Propaganda a la que perteneció desde 1911, donde
figura como perteneciente a la Sociedad de Zapateros. Vivía en un segundo piso
de la calle Medellín 7 (Balmes, Chamberí), junto a Tomás Juárez Mingo, zapatero
afiliado a la sección de propaganda y a la ASM, que figuraba como su marido en
1905 y sin relación de parentesco en 1910. Entre 1905 y 1910, pasaron de pagar
12,5 a 17 ptas. mensuales de alquiler.
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De las seis mujeres restantes que ocuparon cargos pero no se dieron de alta
existen datos para Julia Rojo, las hermanas María y Elisa Grandío y Maura García
del Real. Julia Rojo no consta como militante de la ASM ni del GFSM en 1906,
a pesar de que ocupó el cargo de vocal 1ª en el grupo recién creado. Se dio de alta
en la ASM en enero de 1910, hecho que motivó una resolución para que cualquier
compañera del GFSM que quisiera pasar a la ASM presentase informes acerca de
su comportamiento al comité del grupo femenino27. A pesar de todo, Julia Rojo
fue presentada en la ASM por Bernardo Lumbreras y Manuel Guijarro, lo que
demuestra que también estaba integrada en el centro de poder del partido de la
capital. Por otra parte, el compañero de Julia Rojo, Miguel Ulibarri Guillén era

26  Junto a los Oficiales Sastres y Dependientes de Sastrerías defendió la asignación de un


local en la Casa del Pueblo como taller de corte y, a título individual, presentó varias propuestas sobre
el nuevo edificio: CDMH, PS-Madrid, 815, Casa del Pueblo, Actas de Delegados de Sociedades, 18-
XII-1908, 15-I y 30-IX-1909.
27  GFSM, Actas Juntas Generales, (III-1906/II-1915)…, 30-I-1910.

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Capítulo 1 El grupo femenino socialista de Madrid: gestación 63
de una identidad común como mujeres socialistas

ayudante de impresor, con lo que debió de mantener contacto con los socios de Arte
de Imprimir, si no fue uno de ellos. Julia Rojo González permaneció afiliada a la
ASM hasta octubre de 1918 y era obrera en ropa blanca28.
Las hermanas María y Elisa Grandío Arcés tenían 20 y 19 años cuando se
fundó el grupo, siendo las más jóvenes. Sin embargo, ninguna llegó a darse de alta
en el GFSM ni se conserva ficha que acredite su pertenencia a la ASM. Vivían con
sus padres y hermanos en la calle Rafael Calvo 4 (Alfonso X, Chamberí), en 1905.
En 1910, Maura García del Real Andrés vivía en la Corredera Alta de San
Pablo (San Pablo, Hospicio) junto a su marido Matías García Álvarez29. Ambos
habían nacido en Madrid en 1864, Matías era tipógrafo y Maura se dedicaba a «sus
labores». Como tal militaba en la Sociedad de Profesiones y Oficios Varios desde
1914 y en la ASM desde de 1903, a la que permaneció afiliada a pesar de participar
en la fundación del nuevo grupo. Este hecho pone en evidencia la diversidad de
formas de concebir la militancia entre los hombres y las mujeres socialistas. Muchos
afiliados a los sindicatos, por ejemplo, no se daban de alta en la ASM30. Por otro
lado, antes de la fundación de GFS, algunas mujeres ya militaban en las agrupaciones
locales. La idea de Virginia González de crear grupos destinados a las mujeres no
debió de convencer a todos, ni a todas. Pero, ¿qué motivos condujeron a algunas a
abandonar la ASM y a otras a quedarse? ¿Eran antiguas militantes de la ASM todas
las fundadoras del GFSM? ¿O algunas decidieron militar en el socialismo gracias a
la aparición de este grupo específicamente femenino?
Para dar respuesta a estas preguntas haría falta contar con un registro completo
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de la militancia femenina en la ASM que se suple con algunas fichas de ingreso en la


asociación que, según los trabajos de Michel Ralle, constituyen un 75% del total de
las fichas que debieron de existir entre 1880 y 191031. Además, aunque el recuento
de afiliadas que llevó a cabo Ralle difiere parcialmente del mío, especialmente entre
1887-1901, coincido en lo sustancial, esto es, que la ASM hasta 1910 era predo-
minantemente masculina. Según mi propio recuento entre 1890, fecha en la que se
registra la primera afiliada a la ASM (Ralle la sitúa en 1887) y 1906, fecha de la

28  FPI, Archivo y Biblioteca, Fichero General histórico ASM.


29  Matías García Álvarez podría ser el representante de la AS de Toledo en el VIII Congreso
del PSOE (1908): http://diccionariobiografico.psoe.es/
30  De los 25.834 obreros asociados a la Casa del Pueblo de la calle Piamonte, 931 pertenecían
a la ASM, 91 a la JSM y 65 al GFSM: El Socialista, 29-V-1908.
31  RALLE, M.: «Les socialistes…», pp. 323-325. Michel Ralle llevó a cabo su recuento a
partir de las fichas conservadas en el CDMH, mientras que yo consulté las copias procedentes de
aquel, reunidas en el Archivo de la FPI. FPI, Archivo y Biblioteca, Fichero General Histórico ASM.

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64 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

creación del GFSM, militaron en la ASM 29 mujeres, de las cuales se dieron de baja
21 en el mismo periodo. Entre las ocho restantes se produjo un reparto equitativo
entre las que terminaron pasando al GFSM (3 en abril de 1909 y otra en 1910) y
las que permanecieron en la ASM. Sin embargo, las fechas de alta en el GFSM de
al menos tres de las cuatro antiguas militantes de la ASM presentan algunos pro-
blemas. Se trata de Purificación Fernández, María García López y Carmen Bernal.
Aunque en sus fichas de la ASM se ha consignado como fecha de baja abril de 1909,
el registro del GFSM sitúa el alta de las dos primeras en abril de 1906, y en mayo del
mismo año la de la última. Es posible que durante algún tiempo compatibilizasen su
militancia en ambas agrupaciones.
Además, María Ruedas, afiliada a la ASM desde enero de 1901, participó en
la creación del GFSM, afiliándose en 1906 sin darse de baja de la primera. Juana
Taboada a pesar de militar desde abril de 1906 en el GFSM se afilió a la ASM en
enero de 1907 abandonándola en abril de 1909. Celestina Escribano, por su parte,
estuvo afiliada a la ASM entre septiembre de 1904 y diciembre de 1905, al GFSM
entre septiembre de 1908 y 1911 y desde marzo de 1916 a ambas al mismo tiempo.
Por otro lado, Maura García del Real, Amparo Meliá y Julia Zúñiga continua-
ron afiliadas a la ASM después de la creación del grupo, a pesar de que incluso una
de ellas ocupó un cargo en la primera junta directiva. Tanto Amparo Meliá como
Juliana Zúñiga rondaban los 45 años al fundarse el GFSM. Además, Amparo Me-
liá, cordonera, estaba vinculada con el centro de poder del partido en la capital ya
que era la pareja de Pablo Iglesias32. Teniendo esto en cuenta, ¿cabe la posibilidad
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de que el GFSM fuera considerado como una organización para las jóvenes? Como
se dijo, los GFS nacieron de la mano de la JS organización en la que militaron mu-
chas mujeres antes de la creación de los GFS. La figura 1 muestra la distribución por
edades de las socias fundadoras no afiliadas y afiliadas en el momento de darse de
alta en 190633. La proporción mayor, más del 70%, la representan las menores de 36

32 «Amparo Meliá -a tanto equivale a decir Pablo Iglesias-, que en Valencia había pertenecido
a la Agrupación de aquella capital, se negó a dar su nombre a la nueva entidad (GFSM) y siguió
formando parte de la veterana Agrupación Socialista hasta el último instante»: SABORIT, A.:
Apuntes…, p. 1151.
33  Elaboración propia a partir de: GFSM, Registro de asociadas, 1906/1927, FPI, Archivo
y Biblioteca, [FPI/AASM-LVIII-1] y AVM, Padrones Municipales de Habitantes, Madrid, 1905,
1910, 1915, 1920, 1925, 1930. Téngase en cuenta que los porcentajes sobre el estado civil, maternidad,
alfabetización, parentesco con militantes socialistas y domicilio se han realizado a partir de los datos
referidos a 16 mujeres vinculadas al GFSM sobre el total de 26 (afiliadas y no afiliadas fundadoras);
el referido a las profesiones, sobre 17 y el de la edad sobre 17, para los cuales se han localizado datos.

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Capítulo 1 El grupo femenino socialista de Madrid: gestación 65
de una identidad común como mujeres socialistas

Figura 1: Edad de las afiliadas al ingresar en el GFSM (1906)


56-60: 1 ƒ 5,88%
15-20: 3ƒ 17,65%
41-45: 2ƒ 11,76%

21-25: 2ƒ 11,76%
36-40: 2ƒ 11,76%

31-35: 3ƒ 17,65% 26-30: 4ƒ 23,53%

Figura 2: Evolución del número de afiliadas a la ASM (1890-1929)


30

24
Nº de Afiliadas

18
12
 
6        
                      
0
1890

1892

1894

1896

1898

1900

1902

1904

1906

1908

1910

1912

1914

1916

1918

1920

1922

1924

1926

1928
Años

Nª de Altas Nº de Bajas
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años34. Es decir que en su mayoría corresponden al sector de mujeres socialistas que


de no existir el GFS habría sido objeto de la propaganda de la JS. Con el tiempo, la
articulación de un espacio de reunión y discusión compuesto mayoritariamente por
mujeres impulsó el éxito del grupo en relación con la ASM, atrayendo a trabajado-
ras de todas las edades.
Aunque para 1907 no existen datos, en 1908 se inicia un cambio en este esque-
ma y el GFSM comienza a reunir a las socialistas de cualquier edad. La suma de los
ingresos de menores de 36 años representa ahora el 56,25% del total. Por otro lado,
llama la atención que para el periodo de vida del GFSM (1906-1927) sólo se con-

34  El proyecto de reglamento de la Federación de Juventudes Socialistas (FJSE) de 1915


afirmaba que se podía militar en estas agrupaciones hasta los 35 años pero recomendaban el ingreso en
las agrupaciones locales a partir de los 25 años. Al cumplir los 27 años el ingreso en ellas era obligatorio
aunque podían continuar en la FJSE hasta los 35: Renovación, X-1915.

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66 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

serven 18 fichas de mujeres socialistas afiliadas en algún momento a la ASM frente


a las más de mil de los varones35 y las 587 altas totales acumuladas por el GFSM.
La figura 2 muestra la evolución del número de afiliadas a la ASM entre 1890
y 192936. Entre las 18 fichas de afiliadas a la ASM que coinciden con el periodo de
vida del GFSM, cuatro corresponden a socias que terminaron abandonando la agru-
pación local para ingresar en el GFSM. Otras nueve corresponden a mujeres que
militaron exclusivamente en la ASM, dos a afiliadas que abandonaron el GFSM,
ingresando en la ASM y tres, a socias que compatibilizaron la militancia en ambas
agrupaciones. A los casos de Maura García del Real, Amparo Meliá Monroig y Julia
Zúñiga Pareja se añadieron los de otras seis socialistas que aun existiendo el GFSM
decidieron darse de alta en la agrupación local. He tratado de explicar esta actitud
para las tres primeras basándome en su condición de militantes veteranas y mayores
de 35 años. Sin embargo, esta argumentación no resulta totalmente satisfactoria. La
imposibilidad de obtener testimonios directos dificulta indagar sobre otro tipo de
motivaciones basadas en la pertenencia a un determinado subgrupo dentro del par-
tido, a una posible lucha de poder entre distintas formas de concebir la militancia,
etc. De estas nueve, sólo he localizado las hojas declaratorias del padrón de cuatro
de ellas, las tres ya comentadas y la de Brígida Aparicio Aliner que tenía 36 años al
darse de alta en la ASM. Vivía con José Alarcón Herrero, escribiente de El Motín,
que firmó su solicitud de admisión, y con su hijo de quince años, Manuel Guerrero
Aparicio, cerrajero. Compartían un segundo piso de la calle de Velarde 9, (recorde-
mos que Pilar Taboada vivía en el número 7), por el que pagaban 20 ptas. mensuales.
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Brígida militó en la Sección de Propaganda del PSOE entre 1910 y 1911 y, según
este registro pertenecía a la Sociedad de Planchadoras37.
¿Compartían algunos rasgos comunes las nueve mujeres que constan como
afiliadas de la ASM entre 1906 y 1927? Representaban edades comprendidas entre
los 12 y los 46 años, la mayoría declaraba dedicarse a sus labores, aunque entre ellas
había dos guarnecedoras y una cordonera. Es decir que ni la edad ni la ocupación
parecen ser criterios significativos. Bernardo Lumbreras avaló la petición de Am-
paro Meliá junto a Pablo Iglesias (1895), la de Julia Rojo, junto a Manuel Guija-
rro (1910) y la de Mª Encarnación López, junto a Agustín Fidel (1912). Como ya
comenté, Bernardo Lumbreras, Agustín Fidel y Manuel Guijarro eran unos de los

35  RALLE, M.: «Les socialistes…», pp. 324-342.


36  Elaboración propia a partir del Fichero General Histórico ASM, FPI, Archivo y Biblioteca.
Téngase en cuenta que este gráfico no muestra las altas de tres socias por desconocer la fecha en la que
se produjeron, si bien dos tuvieron lugar antes de 1893 y la tercera, antes de 1896.
37 CDMH, PS-Madrid, 1591.

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Capítulo 1 El grupo femenino socialista de Madrid: gestación 67
de una identidad común como mujeres socialistas

militantes más cercanos al núcleo fundacional del GFSM y, a pesar de ello, avalaban
las solicitudes de ingreso de algunas mujeres en la ASM. Por otra parte, la petición
de María Mayorgas vino presentada por Julián Besteiro y Torralva Beci, su mari-
do al menos desde 191238. La decisión de algunas socialistas de militar en la ASM
en lugar de ingresar en el GFSM debió de estar motivada por razones estratégicas,
ideológicas o luchas de poder en relación con las formas de entender la militancia.
Aún en 1917 el Comité de la ASM:

propone: Que se deje en libertad a las mujeres de pertenecer a la Agrupación So-


cialista o a la Agrupación Femenina. Defiende el Comité la proposición por en-
tender que hay muchas compañeras que pertenecerían al Partido pero que no lo
hacen por no estar conformes con las Agrupaciones Femeninas.
Saborit combate la proposición porque las Agrupaciones Femeninas están
reconocidas por el Partido y tienen los mismos derechos, siendo más normal que
las mujeres pertenezcan al organismo femenino.
Tío defiende la proposición por considerar que no tienen razón de ser las
Agrupaciones Femeninas, pues todos debemos estar unidos en un organismo
(…) se aprueba la proposición del Comité39.

Por su parte, Celestina Escribano, -que también fue presentada en la ASM por
Bernardo Lumbreras-, María Ruedas Gallego y Juana Taboada, -presentada por
Maura García del Real, por María Ruedas y por Jacobo Castro-, compatibilizaron la
militancia en ambas agrupaciones. Por último, Juliana González Fresnillo y Adelia
Martín ingresaron en la ASM, abandonando el GFSM en 1914 y en 1912, sin que
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se sepan los motivos de su baja. Quizá se debiera a un posible conflicto con los plan-
teamientos del GFSM o con algunas de sus afiliadas. En cualquier caso, el GFSM
estaba prevenido sobre las posibles fugas de sus militantes y trató de evitarlas:

El Comité propone que la Agrupación no admita mujeres que hayan perteneci-


do al Grupo sin pedir a dicho Grupo antecedentes de cómo se han portado las
compañeras en él. Se aprueba.

38  María Mayorgas era la hija de Máximo Mayorgas, uno de los fundadores de la AS de
Santander: http://diccionariobiografico.psoe.es/. SABORIT, A.: Apuntes…, pp. 1097-98: «María,
siempre enlutada y siempre guapa, era el marco lujoso de aquella miseria humana y para ella aquel
hombre no era otra cosa que la garantía de un mal comer y la tapadera de muchas cosas nauseabundas.
(…) Vivían en una callejuela en las proximidades de la Glorieta de San Bernardo, en una casa sórdida
y revuelta, con telarañas, polvo y montones de libros y periódicos tirados por todos los rincones».
39  ASM, Actas Asambleas Generales…, 25-V-1917.

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68 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Ana Posadas (…) beía [sic] peligro de que si alguna afiliada quisiera ser
baja en esta Agrupación y alta en aquella y biendo [sic] que por nuestra parte se
le impedía, sería restar fuerzas al Partido40.

Tras la disolución del grupo en mayo de 1927 pasaron a la ASM, según las ­fichas
conservadas, 25 socias frente a las 70 dadas de alta al disolverse la agrupación. Es posi-
ble que algunas desistieran de militar en la agrupación local, si bien resulta lógico pen-
sar que una gran parte de esas fichas de ingreso en la ASM se hayan perdido.
Volviendo a la reunión de constitución del grupo, con las fundadoras estaban
varios representantes de la JSM: Francisco Doménech, Eusebio Sanabria, Salvador
Gil, Emilio Corrales, Antonio Calvo y Freire. Andrés Saborit, que el 20 de abril
de 1919 contrajo matrimonio civil con una de las militantes y fue asesor del
GFSM41, escribió un breve relato biográfico sobre Francisco Doménech. Nacido
en La Habana en 1882 en una familia acomodada, se afilió a la JS de Málaga y a su
agrupación local en 1902 y en 1905, se instaló en Madrid, donde permaneció con
su esposa y su hijo apenas un año. Doménech pertenecía a una nueva generación
de socialistas (a su paso por Madrid contaba 24 años) que se topó con el recelo de
los viejos militantes al proponer la creación de las Escuelas Laicas y la Mutualidad
Obrera. Sobre ellos comentaba:

(…) que son unos grandes simplistas, como buenos latinos, y no hay que sacarlos
de tres o cuatro conceptos generalizados y ya trillados. (…) Por eso… es por lo
que no se ha entendido para qué se creaban las Juventudes Socialistas y los Gru-
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pos Femenino Socialistas (…) Al menos en Madrid, (…) nadie se explica el por-
qué de esas subdivisiones, salvo una parte de los mismos que forman la Juventud
y el Grupo Femenino que acaba de constituirse (…).

Saborit, comentando la conferencia de Doménech que reproducía, señalaba:

Los Grupos Femeninos jamás pasaron del aspecto embrionario. Por estar rela-
cionado este problema con el de la educación religiosa de la mujer, por abandono

40  GFSM, Actas Juntas Generales…, 30-I-1910 y GFSM, Actas Comité, (28-XI-
1911/26-I-1916), FPI, Archivo y Biblioteca, [FPI/AASM-LXXV-4], 3-I-1914. La petición a la
agrupación local: ASM, Actas Comité, (10-I-1906/11-II-1910), FPI, Archivo y Biblioteca, [FPI/
AASM-LXXI-6], 4-II-1910.
41  AVM, Estadística de Matrimonios, 1919. Su esposa, María Rojo González ocupó
varios cargos dentro de la AFSM. El 24 de julio de 1908, El Socialista publicaba una reseña sobre el
fallecimiento de María Rojo. Sin embargo, no murió aquel año tratándose de una errata por la que
protestó la afectada: GFSM, Actas Comité, (17-V-1906/12-III-1910)…, 25-VII-1908.

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Capítulo 1 El grupo femenino socialista de Madrid: gestación 69
de una identidad común como mujeres socialistas

del hombre en el hogar, o por esas y otras causas, las mujeres españolas no fueron
nunca un auxiliar de la emancipación social. Desde luego, los socialistas fuimos
casi los únicos en hacer alguna labor en este aspecto, pero siempre muy reducida
en proporción a la magnitud del problema. Ninguna de las esposas o compañeras
de nuestros luchadores perteneció al Grupo Femenino. Dos de ellas formaban
parte de la Agrupación masculina, sin hacer ni acto de presencia (…)42.

Emilio Corrales a pesar de haber sido nombrado como tal en la reunión funda-
cional del 25 de marzo de 1906, ejerció poco tiempo de asesor, al abandonar Madrid
en mayo de ese mismo año. Procedía de la Agrupación de Argentina e ingresó en
la ASM en enero de 1905. Desde octubre de aquel año hasta la fecha de su partida
formó parte del Comité Nacional y redactó las crónicas de las sesiones del Ayunta-
miento para El Socialista. Antonio Calvo formó parte de la JS junto a Domingo Za-
pata, Fermín Blázquez, Andrés Saborit, Eladio Fernández, Luis Fernández, Ramón
Lamoneda, Antonio López y José Trians, muchos de los cuales aparecerán vincula-
dos a las socialistas en actos de propaganda durante los años sucesivos43.
Desde luego, la influencia de la JS, y en especial, del grupo de Bilbao en la crea-
ción del GFSM ha quedado bien patente pero, ¿y las pioneras socialistas en formar
grupos femeninos? ¿Tuvo algo que ver Virginia González en la creación del grupo
de Madrid? No existen testimonios directos que aclaren esta cuestión aunque en
1906 las madrileñas mantenían una buena relación con Virginia González, a pesar
de que ésta aún no se había instalado en Madrid. Desconozco el origen de aque-
lla relación pero, sea como fuera, el vínculo estaba establecido y las madrileñas se
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mantenían al corriente de sus planes de traslado a Argentina: «La compañera Isa-


bel Vega propone que yéndose la compañera Virginia a Buenos Aires se le mande
una despedida». No debió de ser casualidad que esta misma militante inscribiera a
su cuarta hija en el Registro Civil, en febrero de 1907, con el nombre de Virginia44.

42  SABORIT, A.: «Recuerdos del tiempo joven», El Socialista, 15-IV-1954, citado por
GONZÁLEZ QUINTANA, A.: «La primera…», p. 30, nota 25. Resulta sorprendente la valoración
tan negativa de Saborit en relación con la AFSM. Desde mi punto de vista, la Agrupación Femenina
fue una experiencia pionera de la militancia femenina en un partido político y gozó de un respaldo
importante en términos relativos, si tenemos en cuenta las posibilidades para la militancia política de
las trabajadoras madrileñas.
43 http://diccionariobiografico.psoe.es/ AGA, Registro de asociaciones,… La ASM no
intervino en la creación de la AFSM: «Se da lectura de otra comunicación del Grupo ‘Femenino
Socialista’ comunicando su constitución y saludando al Comité. Se acuerda contestar felicitándoles y
deseándoles prosperidad»: ASM, Actas Comité…, 20-IV-1906.
44  GFSM, Actas Comité…, 16-VIII-1906 y 24-II-1907, respectivamente.

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70 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

A continuación voy a tratar de elaborar el perfil de las fundadoras del GFSM


en 1906 analizando su ocupación, estado civil, alfabetización, si eran madres o no al
afiliarse, domicilio, relaciones de parentesco con otros militantes,… ¿Qué tenían en
común aquellas que decidieron militar? ¿Por qué asumieron ese compromiso polí-
tico? ¿Qué las diferenciaba de la mayoría de las trabajadoras de la capital que prefi-
rieron mantenerse al margen de la acción colectiva socialista?
Más de la mitad de las fundadoras estaban casadas o unidas libremente a su
compañero (9 casadas y 1 unión libre frente a seis solteras)45. Al menos siete de las
afiliadas tenían alguna relación de parentesco con militantes de la ASM. Cuando
hablo de relación de parentesco en la mayoría de los casos me refiero a relaciones
de consanguinidad o matrimonio, si bien también incluyo como tal el hecho de
compartir el domicilio sin mediar vínculo parental alguno, aunque estos casos son
menos frecuentes y no están presentes en 1906 y 1908. Esta concepción amplia del
término es muy útil para reflejar, al menos parcialmente, la complejidad y dinamismo
de las redes sociales. Más allá de los lazos de parentesco, existían muchas otras
formas de vincularse a la tupida red integrada por la gran familia socialista en torno
a la Casa del Pueblo. Rastrear esos vínculos resulta muy difícil sin los testimonios
directos de quienes los construían. Sin embargo, la práctica de compartir domicilio
ha fosilizado en el padrón relaciones sociales que de otro modo no se conocerían.
Pero, al mismo tiempo los padrones ofrecen una imagen estática que no es capaz
de recrear la enorme complejidad de las relaciones sociales sostenidas por cada
miembro del núcleo familiar46.
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El grupo fundador estaba vinculado a Bernardo Lumbreras y Manuel Guija-


rro, dos figuras claves en la articulación de sociedades de resistencia con sede en la
Casa del Pueblo y en la cotidianidad de la ASM, relacionados con la directiva de la
agrupación local. Además, el hermano menor de María Menéndez Fernández, Luis,
fue fundador de la Sociedad de Cocheros de Madrid y perteneció a la ASM, desde
1903. Agustín Fidel, compañero de Isabel Vega, perteneció a la Sección de Propa-
ganda desde 1896. Jacobo Castro, el marido de Juana Taboada, solador, fue tesorero
de la ASM desde 1907 hasta 1936 y perteneció a la Sección de Propaganda desde

45  La inscripción civil de matrimonios, nacimientos o defunciones y la unión libre fueron


pautas de sociabilidad que practicaron algunas familias de socialistas, republicanos y librepensadores:
RAMOS, Mª D.: «Hermanas en creencias, hermanas de lucha», Arenal, 11:2, (julio-diciembre 2004),
p. 32. SANFELIÚ, L.: Republicanas…, pp. 160-176. SÁNCHEZ COLLANTES, S.: Demócratas de
antaño. Republicanos y republicanismos en el Gijón decimonónico, Gijón, Trea, 2007, p. 284.
46  PÉREZ FUENTES, P.: Vivir y morir en las minas. Estrategias familiares y relaciones de
género en la primera industrialización vizcaína (1877-1913), Bilbao, UPV, 1993, pp. 153-154.

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Capítulo 1 El grupo femenino socialista de Madrid: gestación 71
de una identidad común como mujeres socialistas

1908. Antonio Rodríguez Cano, compañero de María Ruedas, cerrajero, perteneció


también a la Sección de Propaganda desde 1896. Mariano Medel, compañero de
Matilde Otero, estaba afiliado a la Sociedad de Obreros Carpinteros de Madrid, a
la ASM y a la Sección de Propaganda. Fue secretario de la Mutualidad Obrera de la
Casa del Pueblo, perteneció a la directiva de las Escuelas Laicas Graduadas y a la de
la Sociedad de Oficios Varios. Andrés Saborit dijo de él que: «Llegó a establecerse,
pero nunca abandonó nuestras ideas. ¡Y fue un fanático de la educación laica de la
infancia, a pesar de no haber tenido hijos!»47.
Entre las altas de 1908, contamos con varias afiliadas vinculadas directamente
con personajes ilustres del partido. Micaela Cervera Gómez era la nieta de Vicente
Cervera, fundador de la ASM y afiliado a Arte de Imprimir. Su hermano Pablo era
afiliado a la ASM desde 1906, vocal del Comité Nacional del partido entre 1912 y
1915, secretario del Comité Nacional de Juventudes Socialistas de España en 1912 y
de la Sección de Propaganda desde 1914. Isabel Álvarez era la compañera de Fran-
cisco Largo Caballero. Agustina Escudero estaba casada civilmente -«no era eso fácil
por aquellos años»- con Fermín Blázquez Nieto, fundador de las JS de Santander y
de la Sociedad de Obreros Colchoneros de Madrid, que presidió. Dirigió la Fede-
ración Nacional de Dependientes de Comercio y su revista, El Dependiente Español.
Por otro lado, presidió el Comité Nacional de la FJSE en 1911 y 1912 y dirigió su se-
manario Renovación. La otra cara de la moneda la representan muchos afiliados que
no alentaron a sus mujeres e hijas a pertenecer al GFSM: «Saborit propone que baya
[sic] una comisión a la agrupación para que aga [sic] presentes a los compañeros que
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bengan [sic] sus mujeres isus ijas [sic] al lado nuestro»48. En suma, la identidad que
las mujeres socialistas fueron construyendo se forjó dentro de un ambiente de acti-
vismo político estrechamente vinculado al núcleo central del partido49.
La ubicación de las viviendas de las afiliadas constituye otra de las formas de
descender a las relaciones de vecindad entre ellas mismas y su relación con los cen-
tros obreros. La proximidad a las sedes obreras y la cercanía de los domicilios de las

47  SABORIT, A.: «Recuerdos …», citado por GONZÁLEZ, A.: «La primera…», p. 30,
nota 25.
48 http://diccionariobiografico.psoe.es/ AGA, Registro de asociaciones… La cita: GFSM,
Actas Comité…, 9-V-1914. SABORIT, A.: Apuntes…, p. 1029.
49  Cuando se incluye a una socia en el apartado destinado a contabilizar aquellas que no tenían
relación de parentesco conocida con militantes del partido me refiero a que en las hojas declaratorias
no hay ningún militante registrado en los recuentos conservados. Pero las fichas de afiliados a la
ASM y los registros de militantes en las sociedades obreras representan tan sólo una parte del total
y que no compartieran domicilio con ningún afiliado no quiere decir que sus vínculos sociales no se
establecieran con adeptos a las ideas socialistas. En definitiva, ese «no» ha de tomarse con cautela.

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72 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

afiliadas puede apreciarse en el mapa 1. Por otra parte, la maternidad no constituyó


un freno para la militancia ya que entre las fundadoras hay desde madres de familia
numerosa hasta una afiliada con un hijo recién nacido. Sin embargo, la mayoría aún
no eran madres (10 sobre 16) debido seguramente al predominio de las más jóvenes.
Además, el porcentaje de socias que declaraban saber leer y escribir era muy
alto, un 87,5% y un 75%, respectivamente, lo que demuestra que contaban con
suficiente instrucción para acceder a cierto tipo de recursos. Los planteamientos
doctrinales, las crónicas sobre la situación nacional e internacional, las estrategias,
las acciones, los discursos aglutinadores del movimiento obrero,… se convertían en
herramientas al alcance de aquellas que participaron en el GFSM desde su fun-
dación. De las 16 fundadoras para las que tengo datos, sólo 2 declaraban no saber
leer, mientras que 4 no sabían escribir. Las restantes formaban parte del aventajado
porcentaje de mujeres alfabetizadas de la capital con respecto a otras regiones a
principios del siglo XX. Madrid se situaba a la cabeza de las provincias con mayores
tasas de alfabetización femenina con un 53,3% de mujeres que sabían leer y escribir
en 1900, seguida de Álava con un 51,6%, Santander y Navarra con un 46,6% y un
43,7%, respectivamente. En Madrid, tan sólo un 43,2% de las mujeres y un 29,6%
de los varones no sabían ni leer ni escribir. Se trata de una cifra que en términos
absolutos es muy elevada pero que queda matizada al compararla con las cifras para
el total de la población española. Y es que en España, a la altura de 1900 el analfabe-
tismo alcanzaba al 71,4% de las españolas y al 51,8% de los españoles con respecto
al total de la población. Si descontamos a los menores de 10 años el analfabetismo
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alcanzaba al 66% para las mujeres y al 45,3% para los hombres50, cifras aún muy
elevadas si las comparamos con las de Madrid.
La ocupación declarada por las socias recoge los datos del padrón contrastados
con los de los registros de socias del GFSM y con otros como los de la sección de
propaganda. Además de tener en cuenta las observaciones indicadas por Pilar Pé-
rez Fuentes a la hora de valorar el alto porcentaje de obreras dedicadas a «sus labo-
res», muchas afiliadas atravesaron distintas fases a lo largo de sus vidas en lo que a
su ocupación se refiere. Los cambios en la situación familiar se traducían en la rein-
corporación al mundo del trabajo reconocido, mientras que las tareas ocasionales o
estacionales a destajo no se mencionaban. Además, existían muchas actividades que

50  CAPEL, R. Mª: El trabajo y la educación de la mujer en España, (1900-1930), Madrid,


Ministerio de Cultura, Instituto de la Mujer, 1986, pp. 361-379. Sobre la formación de las mujeres
dentro del socialismo: DE LUIS, F.: La cultura socialista en España, 1923-1930: propósitos y realidad de
un proyecto educativo, Salamanca, CSIC, 1993, pp. 40-45.

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Capítulo 1 El grupo femenino socialista de Madrid: gestación 73
de una identidad común como mujeres socialistas

formaban parte de la economía informal cuyos rendimientos no se declaraban (la-


bores de aguja, vendedores ambulantes,…), sin contar con otras estrategias para la
obtención de bienes o servicios basados en las redes sociales, la práctica de realquilar
habitaciones,… que completaban los ingresos familiares51.
Al calcular los porcentajes de afiliadas en relación con su oficio he preferido
resaltar las ocupaciones distintas a «sus labores» ya que el cuidado del hogar y la fa-
milia eran comunes. Pretendo mostrar en qué sectores productivos se emplearon
las afiliadas para aproximarnos al universo socioeconómico con el que mantuvieron
contacto durante sus vidas. Esta experiencia, sin lugar a dudas, debió de influir en
su concepción de las relaciones económicas, sociales y de poder entre unas clases y
otras, así como en el desarrollo de su autoconciencia como mujeres trabajadoras52.
Aun así, las afiliadas dedicadas a sus labores constituyen más de la mitad (64,71%;
11). Le siguen los oficios de la aguja con una sastra, una modista-bordadora y una
obrera en ropa blanca, a las que podríamos sumar la guarnecedora de calzado. Por
último, el GFSM contaba con una planchadora y una industrial, propietaria de una
tienda de muebles usados.
Si se intenta hacer una valoración global del contexto familiar de las prime-
ras afiliadas, se puede afirmar que pertenecían a una elite dentro de la clase obrera,
entendida más allá del sentido estrictamente economicista del término. Me refiero
a factores múltiples desde el económico al educativo, pasando por las relaciones so-
ciales. Sus elevados niveles de alfabetización, la conexión con los círculos de poder
del partido en la capital, la disponibilidad de tiempo libre para dedicarse a las tareas
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propagandísticas en lugar de tener que dedicar toda la jornada a asegurar el sustento


de sus familias, la capacidad de construir discursos críticos, la posibilidad de poner
en marcha estrategias para la oposición política… La distancia resulta abismal con
respecto a otras familias trabajadoras carentes de instrucción, de acceso a la informa-
ción,… Un determinado grupo de mujeres profundamente integradas en los círculos

51  NASH, M.: «Trabajadoras y estrategias de supervivencia económica: el caso del trabajo a
domicilio», en Mª J. VARA y V. MAQUIEIRA: El trabajo de las mujeres: siglos XVI-XX. VI Jornadas
de Investigación Interdisciplinaria sobre la mujer, Madrid, SEM de la UAM, 1987, pp. 355-367. SOLÁ,
A.: «Las mujeres y sus negocios en el medio urbano», en G. GÓMEZ-FERRER, G. CANO, D.
BARRANCOS y A. LAVRIN (coords.): Historia de las mujeres en España…, Vol. III, pp. 386-394.
52  PÉREZ FUENTES, P.: «El trabajo…», pp. 222-226. BORDERÍAS, C.: «El trabajo de
las mujeres: discursos y prácticas», en G. GÓMEZ-FERRER, G. CANO, D. BARRANCOS y A.
LAVRIN (coords.): Historia…, Vol. III, pp. 355-358 y 362-368. Esta autora ha demostrado que las
recién casadas y las mujeres con hijos pequeños no siempre dejaban de trabajar sino que se podían
retirar cuando los hijos tenían suficiente edad para ganar un jornal. En cualquier caso, cada familia
aplicaba una estrategia de supervivencia según su situación particular.

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74 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

socialistas de Madrid fueron construyendo una valoración compartida de su situa-


ción como mujeres de clase obrera y una estrategia de acción política cuyo primer
paso fue la creación del GFSM. Fueron más allá de sugerir la posibilidad de adoctri-
nar tan sólo a las más próximas al discurso socialista, intentando dar lugar a una mili-
tancia masiva entre las obreras, según las recomendaciones internacionales y la pauta
marcada por el GFSB. Las pioneras en esta iniciativa no se animaron a actuar en ese
momento por casualidad. El desarrollo de procesos de individualización entre las
mujeres gracias a un acceso creciente a la educación, hizo posible un replanteamien-
to crítico de su situación como trabajadoras. El consenso alcanzado en relación con
dichas valoraciones, el potencial de movilización, el acceso a redes de reclutamiento
potencial en torno a la Casa del Pueblo y su propia motivación para la acción políti-
ca, constituyeron el punto de partida idóneo para la consolidación de este colectivo53.

1.3. La construcción de una identidad común: ejes de unión y objetivos


compartidos. Primeras acciones (25-iii-1906/14-xi-1909)

El repaso de las actas de sus reuniones y las breves reseñas de prensa arrojan
una primera conclusión acerca de los procesos de construcción de la identidad co-
mún de las primeras afiliadas al GFSM: las socialistas que formaron parte del grupo
durante su primer año de vida carecían de un proyecto político particular, indepen-
diente del cometido que la JS les habían encomendado. Las militantes bilbaínas
parecían tener un programa reivindicativo propio con ciertas inquietudes emanci-
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padoras entendidas dentro del proyecto socialista. Por el contrario, las madrileñas no
expresaron ni este ni otro tipo de inclinaciones como fines de su militancia. Artícu-
los doctrinales semejantes a los publicados por La Lucha de Clases de Bilbao antes y
después de la creación del grupo, brillan por su ausencia en El Socialista 54.
En la reunión constitutiva del grupo Francisco Doménech y Salvador Gil se
limitaron a nombrar los cargos directivos y administrativos, mientras que las parti-
cipantes sólo intervinieron para dar cuenta de la precaria situación de partida que no

53  HERNANDO, A.: Arqueología…, «Hombres del tiempo…», «Poder, individualidad…»,


«Poder y autoridad…» y MELUCCI, A.: «Asumir…».
54  El GFS francés nacido en 1899 tampoco emprendió la labor de definir los contenidos
de su proyecto. Una de las líneas principales vino marcada por Louise Saumoneau y se basaba en la
constatación de la ignorancia de la población femenina y la necesidad de convertirles en objeto de
una educación general y socialista, si bien trabajar por el advenimiento del socialismo era su objetivo
fundamental: KLEJMAN, L. y ROCHEFORT, F.: L’égalité…, pp. 212-213. La otra línea, liderada
por Elisabeth Renaud, más abierta a las reivindicaciones feministas, terminó escindiéndose con su baja
del partido en el otoño de 1902: p. 215.

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Capítulo 1 El grupo femenino socialista de Madrid: gestación 75
de una identidad común como mujeres socialistas

les permitía ni siquiera adquirir los «útiles de secretaría». No se pronunciaron ni dis-


cutieron sobre el sentido de la fundación del GFSM. La prensa señalaba que apro-
baron los estatutos, sin que tal decisión haya dejado huella en el acta de la primera
junta general, aunque así debió de ser según las discusiones que tuvieron lugar en las
sucesivas reuniones del comité sobre el número de copias que era conveniente en-
cargar a la imprenta. En cualquier caso no se conserva ningún reglamento anterior
al impreso en 1925, que en realidad data del 25 de julio de 1910 y debió de incluir
modificaciones con respecto al inicial, como explicaré más abajo55.

TABLA 1: COMITÉS DEL GFSM (1906-1908)*


FECHA 25/03/1906 13/07/1906 07/01/1907 07/03/1908 31/10/1908
Presidenta Isabel Vega Isabel Vega
Vicepresidenta Juana Taboada
Secretaria int. P. Fernández Julia Rojo
Secretaria ext. María Ruedas
Tesorera María García María García
Contadora Carmen Jordán Julia Rojo Elisa Montón
Vocal 1ª Julia Rojo Elvira Merino Margarita Herrero A. López
Vocal 2ª E. García M. Belrunegue Micaela Cervera
Vocal 3ª Pilar Taboada Clementa Calvo
Asesor Emilio Corrales
Viceasesor Antonio Calvo
* Elaboración propia a partir de las actas del GFSM. Entre 1906 y 1909 se observa una enorme inestabilidad en los cargos directivos. En esta
tabla se recogen los nombres de las personas elegidas oficialmente, independientemente de que las actas hayan sido firmadas por otras.
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El 15/05/1909 se alude a la dimisión de Herreros, que debió de actuar como asesor o viceasesor del grupo, aunque nunca se anotó su
nombramiento en las actas. Carmen Jordán dimitió el 30/12/1906. Elvira Merino sustituyó a una de las vocales. Margarita Herrero dimitió
el 31/10/1908. Juana Taboada y Julia Rojo presentaron su dimisión el 02/10/1909. A ellas se unieron Purificación Fernández y Dolores
Hernández el 29/10/1909. Ambas asistían a las reuniones del Comité, aunque ninguna de las dos figuraba con cargo alguno en el mismo.

Las contadas iniciativas emprendidas durante el primer año encajaron con


las aspiraciones de la JS: propaganda societaria entre las mujeres, fomento de la
educación y la cultura y desempeño de un papel auxiliar para el partido. Se trataba
de un proyecto político ajeno a las afiliadas, que se aprecia en la falta de entusiasmo
que reflejan las actas de las reuniones de los dos primeros años. El Comité del
GFSM celebraba reuniones regulares dos veces al mes, los jueves entre las diez y
las once de la noche en el centro obrero, con sesiones que no solían durar más de
una hora. En la última reunión de 1906 se fijó el domingo por la tarde como día

55  El Socialista, 6-IV-1906. GFSM, Actas Juntas Generales…, 25-III-1906 y Actas


Comité…, 1906. AFS: Organización local de la Agrupación Femenina Socialista de Madrid, domicilio
social: Piamonte, nº 2, Madrid, Imprenta M. Tutor, 1925.

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76 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

de encuentro. La Junta General, por su parte, se convocaba con carácter ordinario


cuatro veces al año. Solían tener lugar en domingo, aunque algunas se celebraron en
sábado, viernes y lunes.
En el primer Comité elegido para dirigir el grupo ya aparecen los nombres de
algunas de las afiliadas más activas a lo largo de sus primeros años como Isabel Ve-
ga, Juana Taboada, Purificación Fernández, Julia Rojo, María Ruedas y María Gar-
cía. Se trata de una fase caracterizada por la ausencia de iniciativas propias, de un
proyecto político elaborado desde la subjetividad de las trabajadoras de la Casa del
Pueblo. A pesar de que durante este periodo la ASM organizó campañas en relación
con la subida del precio del pan y en contra de la guerra, el GFSM no tomó parte
en su organización. Se trata de un hecho destacable ya que pocos años después se
convirtieron en líderes de la campaña contra la guerra y de las subsistencias a par-
tir de las que fomentaron la práctica societaria entre las trabajadoras de la capital56.

TABLA 2: MESAS DE DISCUSIÓN DEL GFSM (1906-1908)*


FECHA 25/03/1906 13/07/1906 08/09/1907 07/03/1908
Presidenta Maura Gª del Real
Vicepresidenta
Secretaria 1ª María Grandío Elvira Merino
Secretaria 2ª Elisa Grandío Matilde Otero
Comisión revisora Francisca García Iluminada Fernández Agustina Domínguez Dolores Fernández
de cuentas Aquilina ? Justa de Vicente Rosa Márquez
Matilde Otero Matilde Otero
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Cobrador/-a Freire
* Maura García del Real dimitió el 17/04/1909. También se dice que presentó su baja en el GFSM pero jamás figuró en el Libro Registro. Las
actas no detallan a quién sustituyó Iluminada Fernández.

Con el grupo recién creado, en todo un año sólo se convocaron cuatro reuniones
de propaganda. La primera, el 17 de junio de 1906, a la que se invitaría a todas las
sociedades de mujeres, incluidas modistas y planchadoras y la segunda prevista para
septiembre de 1906, a propuesta de Carmen Jordán, «con motivo de las bajas que
en estos últimos meses habido [sic]». En noviembre de 1906, la junta abonaba a
Purificación Fernández los gastos de una excursión de propaganda a Pozuelo. Por
último, en víspera de las elecciones de abril de 1907, un compañero pronunciaría una

56  El Socialista, 25-VI-1909. DEL ROSAL, A.: Los Congresos obreros internacionales en el
siglo XX…, pp. 37 y 39. El GFSM figuró como organizador de uno de los mítines contra la guerra
junto a la JSM. GONZÁLEZ QUINTANA, A., MARTÍN NÁJERA, A. y GÓMEZ BRAVO, G.:
Juventudes…, pp. 37-46.

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Capítulo 1 El grupo femenino socialista de Madrid: gestación 77
de una identidad común como mujeres socialistas

conferencia: «para que explique la combeniencia [sic] que tiene el que la mujer influya
en el animo [sic] del marido que debe botar [sic]»57. Pero ni las actas dan cuenta de
las labores preparatorias de estos actos ni El Socialista las anunció. El fomento de la
educación y la cultura se materializó en iniciativas como la de Isabel Vega, al sugerir
que se diera una hora de lectura. Los representantes de la JS sugirieron el nombra-
miento de una comisión literaria y otra política, en agosto de 1906. En la segunda
reunión del comité en 1907 se acordó que el GFSM se suscribiese a El Socialista58.
La colaboración con el partido se hizo extensiva también a las sociedades
de oficio de la Casa del Pueblo y se tradujo en el envío de delegadas a sus actos
o de dinero en las ocasiones en las que sus escasos ingresos dejaban un superávit
suficiente. Durante este año se destinaron 5 ptas. para Escuelas Laicas, para la
Revolución Rusa, para el socorro de la viuda de un albañil y 25 ptas. para los gastos
de las elecciones de abril de 1907. Además, se mandaron delegadas a las veladas de
varias sociedades como Pavimentadores, Encuadernadores y Petaquistas, Carpin-
teros de Taller y Electricistas59.
La falta de iniciativas llegó a tal extremo durante el primer año que la reunión
del comité del grupo se llegó a cerrar por no tener asuntos que tratar hasta en dos
ocasiones, lo que resulta irónico habida cuenta de su reciente creación. El único asunto
debatido referente a los principios teóricos que debían inspirar al grupo fue la cuestión
del derecho al voto para las mujeres, cuando ya llevaban más de siete meses funcionan-
do como «sociedad política y de mejora»60: «que deve [sic] tenerlo pero que todavía
no está capacitada para ello. La compañera Carmen Jordán da un voto en contra, la
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misma compañera dice que este grupo no es bueno y que quiere hacerlo bueno». La
resolución se adoptaba un año antes de que el Congreso de Stuttgart aprobase la
propuesta austriaca contraria al acuerdo de las madrileñas y que supuso sin duda un

57  GFSM, Actas Comité…, V/VIII-1906 y 24-II-1907. La AFSM ofreció su colaboración


a la ASM «para ayudarnos de algún modo en los diversos trabajos que hayan de realizarse en las
próximas elecciones»: ASM, Actas Comité…, 1-III-1907.
58  GFSM, Actas Comité…, VI/I-1906 y 24-II-1907. En la Casa del Pueblo existía una
biblioteca desde 1909: DE LUIS, F. y ARIAS, L.: «Estudio», en N. FRANCO: Catálogo de la biblioteca
de la Casa del Pueblo de Madrid (1908-1939), Madrid, CAM, 1998, pp. 19-68 y DE LUIS, F.: La
cultura…, pp. 47-51 y 175-185. Sin embargo, las gestiones mantenidas con los afiliados a la JSM para
conseguir que las asociadas a la AFSM pudieran consultar los libros de su biblioteca despiertan algunas
dudas en relación con el uso que las trabajadoras hicieron de la biblioteca de la Casa del Pueblo. Sobre
la biblioteca de los jóvenes: El Socialista, 29 y 31-VIII-1913 y SABORIT, A.: Apuntes…, p. 1151:
«Teníamos un armario empotrado donde funcionó una biblioteca circulante organizada por la JS».
59  GFSM, Actas del Comité…, 18-VII, 16-VIII, 13-IX, 30-XII-1906, 10-III-1907 y Actas
de Juntas Generales…, 25-XI-1906, 7-I-1907.
60  Según la clasificación del IRS: Estadística de asociaciones…, pp. 368-370.

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78 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

claro impulso al movimiento de mujeres socialistas. Ni siquiera esa medida, publicada


por la prensa socialista, hizo cambiar de actitud a las socias del GFSM:

(…) Los Partidos Socialistas luchan por (…) el sufragio universal general, acor-
dado a todas las mujeres mayores de edad y no limitado por condiciones de pro-
piedad, de censo, de capacidad y otras que pudieran privar de ese derecho de
miembros del pueblo trabajador. En esta lucha por la igualdad completa en ma-
teria de derecho electoral, las mujeres socialistas no deben aliarse a las mujeres
de la burguesía que reclaman el derecho de sufragio, sino batallar al lado de los
Partidos Socialistas (…)
El Congreso Socialista Internacional no puede prescribir en qué fecha de-
be comenzar un movimiento para la conquista del derecho de sufragio. Declara,
sin embargo, que cuando en un país determinado se entabla un movimiento, éste
debe dirigirse hacia la conquista del sufragio universal para todos los adultos, sin
distinción de sexo exclusivamente y sin condiciones61.

Carmen Jordán fue la única de las afiliadas que manifestó interés por empren-
der acciones para el fomento de la militancia femenina y por dotar al grupo de
una normativa tendente a asegurar el asociacionismo femenino de oficio. A ella le
corresponden prácticamente todas las iniciativas y discusiones planteadas a lo largo
de las reuniones celebradas durante el primer año. Frente a la aparente unidad que
mostraban el resto de sus compañeras, Carmen Jordán casi siempre manifestaba
una opinión contraria a la de la mayoría. Se trataba de una afiliada a la ASM desde
1903 y una de las socias de más edad con 40 ó 42 años, en marzo de 1906. Ella fue
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quien propuso invitar a las modistas y a las planchadoras a la primera reunión de


propaganda y celebrar la segunda en septiembre de 1906. Insistía en la importancia
de que aquellas compañeras que fueran delegadas en distintos actos aprovecharan
el uso de la palabra para hacer propaganda de la asociación. Era partidaria de cum-
plir con el reglamento sin excepciones e incluso sugirió que las juntas generales en
las que no hubiera suficientes compañeras fueran suspendidas sin tomar acuerdos.
Además, defendió que todas las afiliadas se inscribieran en la sociedad de su ofi-
cio o en la de Profesiones y Oficios Varios, proposición que fue «desaprobada por
mayoría»62. Sin embargo, su sugerencia se incorporó al reglamento vigente desde
1910 (art. 4º, Título II). La necesidad de reformar las reglas por las que se regían

61  El Socialista, 20-IX-1907.


62  El criterio del GFSM contrasta con la actitud del partido: «según el acuerdo del último
Congreso del Partido, es obligatorio a todos los afiliados al mismo el pertenecer a la sociedad de
resistencia de su oficio, si estuviere, y de no estarlo a la Sociedad de Profesiones y Oficios Varios»: FPI,
ASM, Archivo y Biblioteca, Actas Asambleas Generales…, 29-IV-1906.

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Capítulo 1 El grupo femenino socialista de Madrid: gestación 79
de una identidad común como mujeres socialistas

pone de manifiesto no sólo la renegociación constante de las bases de su unión


sino también la maduración de un proyecto político propio. Los estatutos iniciales
adaptados a partir de modelos ajenos demandaban una modificación para ajustarse
a los objetivos del GFSM. La propuesta acerca de la obligatoriedad de pertenecer
a la sociedad de oficio tenía consecuencias directas sobre la militancia. Por un lado,
podía desanimar a algunas mujeres ya que debían hacer frente al pago de dos cuotas
y por otro, en el caso de afiliarse, incrementaría el porcentaje de militantes en las
sociedades de oficio vinculadas al centro obrero.
Sin embargo, la inquieta actitud de Carmen Jordán se vio frenada en diciembre
de 1906 al presentar su dimisión como contadora. En el acta se afirma que había
tomado parte en un «mitin republicano» y en su ficha de afiliada a la ASM se
anota como «correcciones que ha sufrido» que: «en asamblea de 20 de enero de
1907, acuérdase haber visto con disgusto la conducta de esta compañera, asistiendo
a tomar parte en un mitin organizado por elementos republicanos y anarquistas».
Su actitud no pasó desapercibida ni para el comité de la ASM ni para el del GFSM
que rechazó su baja hasta que presentara «las cuentas en condiciones» y solicitó una
explicación de su participación en aquel acto. La respuesta llegó en forma de carta
(que no se conserva) a manos de la junta general donde «abla [sic] de su baja pero
con algo incongruente para el Comité». A través de un acta posterior sabemos que
la carta contenía ofensas contra sus compañeras. «La asamblea acuerda que nada
debe decírsele por no estar presente y que se deje para caso que, algún día pida el
reingreso», como así fue en 191063.
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La excepcionalidad de Carmen Jordán y la pasividad de su compañeras no


hace sino evidenciar la falta de originalidad ideológica, que no fue una circunstancia
privativa del GFSM sino que se insertaba en el contexto del socialismo español en
pos de los planteamientos desarrollados por los intelectuales de otras naciones. La
labor pedagógica se prefería a la reflexión teórica, en una actitud defendida incluso
por el máximo líder del partido64. En este sentido, Mary Nash ha señalado que el

63  GFSM, Actas Comité…, 1906 y Actas Juntas Generales…, 27-I-1907, 28-VIII-1910.
El comité de la ASM manifestó «que se ha visto con disgusto el acto realizado por esta compañera»:
ASM, Actas Comité…, 18-I-1907 y el propio Pablo Iglesias creyó necesario manifestar «a la Asamblea
lo que es la verdadera doctrina socialista», ante Carmen Jordán: ASM, Actas Asambleas Generales…,
20-I-1907.
64  RIBAS, P.: «El carácter de la recepción del marxismo por el socialismo español hasta
1918», en S. JULIÁ (coord.): El socialismo en España. Desde la fundación del PSOE hasta 1975, Madrid,
Pablo Iglesias, 1986, pp. 35-54; ELORZA, A.: «Socialismo…», pp. 234-235; GILLESPIE, R.:
Historia…, pp. 28-30; ELORZA, A.: «Los primeros programas del PSOE (1879-1888)», ELORZA,
A. y RALLE, M.: La formación del PSOE, Barcelona, Crítica, 1989, pp. 119-173.

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80 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

pensamiento obrero en nuestro país no formuló «una propuesta alternativa de iden-


tificación cultural de género que definiese a las mujeres trabajadoras como tales»65.
Una de las decisiones más importantes que tomó el grupo a lo largo de esta fase
fue la de ingresar en la ASM, sustituyendo su vinculación a la JSM por el partido.
El debate comenzó en febrero de 1908 cuando Juana Taboada y Margarita Herrero
preguntaron si sería posible, sin reformar el reglamento, reemplazar a los asesores
de la JS por otros de la ASM para intentar que el grupo registrase más ingresos. La
propuesta de estas compañeras sentó mal entre los jóvenes que pidieron explica-
ciones al Comité sobre lo sucedido. El 2 de junio a propuesta de Juana Taboada se
aprobaba que «cuando el Grupo se encuentre con condiciones para dirigirse solo lo
ejecute», mientras que, convencida por Isabel Vega, terminaba aplazando una nueva
propuesta de ingreso en el partido el 25 de agosto. El asunto volvió a tratarse a
finales de octubre, en junta general:

El compañero Blázquez dice que no está conforme con el ingreso del Grupo
Femenino en el Partido esto lo presenta el Comité a la jeneral [sic] y se pasa a
discusión y quedan [sic] aprobada por 12 votos para la discusión. La compañe-
ra Vega dice que a [sic] consultado con el mismo Jefe y dice es conveniente, el
compañero Saborit dice que no noslo [sic] aconsejaría dicho Jefe, el Blázquez no
está conforme pero queda aprobado el ingreso en el Partido por 13 votos en [sic]
favor y cuatro en contra. El compañero asesor presenta la dimisión por no estar
conforme con el ingreso66.
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El GFSM pasaba a pertenecer al partido y conquistaba su independencia como


agrupación. El consentimiento de Pablo Iglesias debió de constituir un argumento
de peso a favor de las partidarias de ingresar en la ASM. Los representantes de la
JSM tuvieron que acatar la decisión pero, en la práctica, la colaboración entre ambos
grupos se mantuvo y muchos de sus asesores en los años siguientes militaban o
habían militado en la organización de jóvenes como Andrés Saborit, Lucio Martí-
nez, Pablo Cervera, Ramón Lamoneda o Rito Esteban:

El compañero Victoriano Tío propone que el Comité recabe del Grupo Feme-
nino Socialista que los Asesores que nombre pertenezcan a la Agrupación y no
a la Juventud solamente, como lo tienen en la actualidad. El Comité impugna la

65  NASH, M.: «Identidades, representación cultural y discurso de género en la España


contemporánea», en P. CHALMETTA et. al.: Cultura y culturas en la Historia, Salamanca, Universidad
de Salamanca, 1995, p. 199; GONZÁLEZ, A.: «La primera…», pp. 22-23.
66  GFSM, Actas Juntas Generales…, 31-X-1908 y Actas Comité…, 1908. El Socialista, 20-
X-1908.

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Capítulo 1 El grupo femenino socialista de Madrid: gestación 81
de una identidad común como mujeres socialistas

proposición porque cree que como el Grupo Femenino tiene libertad de acción
y de sus actos responde en los Congresos del Partido, estos se harán cargo de
sus equivocaciones, siendo juzgado si a ello diere lugar, quedando de esa forma
la Agrupación libre de responsabilidad. Victoriano Tío retira su proposición67.

En cualquier caso, el ingreso en el partido representaba el acceso simbólico a


una mayoría de edad al pertenecer al núcleo adulto de la militancia. Como integran-
tes de pleno derecho en el partido comenzaron a elegir a los representantes en los
congresos, a los candidatos electorales y a enviar representantes a esos congresos y a
los órganos de gestión. Es decir, que comenzaron a disfrutar del derecho a elegir y a
ser elegidas en una sociedad que negaba tales facultades a las mujeres, sumando un
elemento más a la experiencia ciudadana acumulada por las socialistas68.
En cuanto al nexo de unión entre las afiliadas, debió de centrarse en la exis-
tencia de una red de relaciones de amistad, parentesco y vecindad de unas cuantas
mujeres en torno al centro obrero, que coincidirían en sus convicciones socialistas,
demostradas a través de la militancia activa en la agrupación local y en las sociedades
de oficio y unidas en la idea de fomentar el asociacionismo de las trabajadoras. El
activismo político debió de constituir una pieza clave de esa nueva identidad, cons-
truida ya en torno a la importancia de ser receptoras y propagadoras del mensaje
societario y socialista. En este sentido, se trata de una identidad que combinaba el
sentido relacional y el individualizado69. Era individualizada al concebirse a sí mis-
mas como protagonistas de la lucha proletaria, responsables de la propaganda activa
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entre sus compañeras. Las fundadoras y colaboradoras del núcleo inicial fueron
capaces de tomar conciencia de sí mismas, de trascender el cometido que la sociedad
les asignaba y de cuestionar el orden social en el que vivieron para optar por una
militancia activa. Asumieron un compromiso político completamente inusual para
las mujeres españolas de principios de siglo, cuyo cometido se resumía en asegurar
la subsistencia de su familia a través del trabajo fuera y dentro del hogar. Tomar
parte en asuntos políticos o ideológicos, en actos de proselitismo, tener ideas, no sólo
era algo impropio de mujeres sino extraño a la mayoría de la población trabajadora

67  ASM, Asambleas Generales…, 11-XI-1910. Meses antes, ante la petición de las socialistas
de que se les asignara un asesor se aprobó que «puede y debe por sí mismo elegir el compañero que ha
de asesorarle, siempre que el designado esté afiliado al Partido»: ASM, Actas Comité…, 24-XII-1909.
68  Antes de su ingreso en el partido participaban en las reuniones de directivas de la Casa del
Pueblo. Después tomaron parte en la elección de candidatos socialistas a concejales del Ayuntamiento
de 1909 y en votaciones sucesivas.
69  HERNANDO, A.: Arqueología…; «Poder, individualidad…»; «¿Por qué hablar…»;
«Factores…».

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82 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

temerosa de significarse en este sentido. Por otra parte, creo que albergaba un com-
ponente relacional porque el objetivo último que persiguió la creación de GFS era
ser «un auxiliar de la emancipación social», en las palabras ya citadas de Saborit. En
el fondo las mujeres vivían su labor como una contribución para el cambio social
cuyos beneficios redundarían en toda la población.
Se puede afirmar que se distanciaba de modelos de identidad femenina como
el del ángel del hogar al adoptar un posicionamiento político autónomo y al tomar
parte activa en la propaganda socialista, invadiendo el espacio público y desaten-
diendo, desde aquella perspectiva, su única misión vital como madres y esposas. En
este sentido, iban más allá que las mujeres que fueron definiendo un modelo de mu-
jer fuerte entre las clases trabajadoras, al abandonar el espacio privado no sólo para
cumplir con su rol tradicional de conservadoras de vida sino para cuestionar su si-
tuación y la de la clase obrera en general y demandar cambios en el sistema político
y en la legislación laboral. En ese sentido se aproximaban avant la lettre a la mujer
moderna, al decidir por sí mismas, aunque creo que no se pueden asimilar ambos
modelos. Sin embargo, afirmo que hicieron todo aquello al mismo tiempo que aten-
dían sus obligaciones como madres y esposas, aunque desde el ideal de la domesti-
cidad se reprobara su actitud y se les acusase de lo contrario por no concebir como
algo posible que pudieran realizar ambas tareas a la vez70.
Se trataba de mujeres que habían desarrollado un grado de individualización
suficiente como para plantearse de forma crítica su situación en el mundo que les
había tocado vivir, optar por una alternativa que reparase ese estado y adoptar un
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plan de acción colectiva en compañía de aquellas y aquellos con quienes compartían


una definición concreta de la realidad. Independientemente de su opción política,
las mujeres que se adaptaron a este esquema encarnaron un modelo con escasos re-
ferentes en la sociedad de la época. Eran mujeres que disfrutaban de una instrucción
suficiente para estar al tanto de las noticias, las valoraciones y las propuestas suge-
ridas como alternativas para modificar la sociedad. Contaban con el tiempo y los
recursos necesarios para dedicarse a la actividad política y propagandística. Y, sobre
todo, eran capaces de presentarse ante la sociedad como individuos autónomos, con
ideas, y con derecho a expresarlas y tratar de influir en el devenir del país71. Todos
estos elementos fueron una constante en las líderes de muchas de las acciones del

70  OFFEN, K.: «Definir el feminismo…», pp. 116-128.; NASH, M.: «Identidades…», pp.
195-203 y LLONA, M.: Entre señorita y garçonne: historia oral de las mujeres bilbaínas de clase media
(1919-1939), Málaga, Universidad de Málaga, 2002, pp. 159-306.
71  También responden a este arquetipo las librepensadoras y laicistas, como Belén Sárraga a
finales del s. XIX: SANFELIÚ, L.: Republicanas…, pp. 99-101.

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Capítulo 1 El grupo femenino socialista de Madrid: gestación 83
de una identidad común como mujeres socialistas

periodo, especialmente de aquellas que se caracterizaron por integrar un proyecto


bien definido y con una relativa proyección temporal. Su identidad no descuidaba
el rol femenino asignado a las mujeres de la época como madres y esposas, aunque
eran capaces de entenderlo de diversas formas y lo hacían compatible con esa face-
ta profundamente independiente y resuelta en el terreno de la política que rompía
radicalmente con todos los modelos femeninos anteriores. Comparto la idea de Al-
mudena Hernando de que la culminación del proceso de individualización favore-
cido, entre otras cosas, por el acceso a la educación fue clave en el desarrollo de las
trayectorias biográficas de estas mujeres en el tránsito hacia la Modernidad de la so-
ciedad española de principios del s. XX. Además, creo que constituyeron transgre-
siones a los márgenes establecidos por el sistema que gracias a su relativa y, a veces,
inconsciente tolerancia se acabaron convirtiendo en un modelo de identidad feme-
nina clave en los años treinta.
Se estaban dando los primeros pasos hacia la aparición de mujeres dedicadas
exclusivamente a la actividad política. Las fundadoras del GFSM que decidieron
hacer acto de presencia en la escena pública para defender una concepción autóno-
ma de la situación social de las mujeres de clase obrera fueron uno de los primeros
ejemplos. La resonancia pública de militantes como Virginia González desde 1911
comenzaron a constituir un modelo que sin duda influyó en el aumento de la afi-
liación de los años siguientes. Pero dicho ejemplo no fue privativo de las socialistas
sino que también se ajustó a las trayectorias de las líderes de otros proyectos como
Carmen de Burgos y Consuelo Álvarez para el republicanismo o María de Echarri
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para el catolicismo social.


Miren Llona en su investigación acerca de las mujeres de la clase media bilbaína
señala que las propagandistas junto con las estudiantes de los niveles medio y superior,
las mujeres que ejercieron profesiones liberales, las religiosas y las dedicadas a la bene-
ficencia contribuyeron con sus trayectorias a «redefinir la categoría de señorita de clase
media»72. Sin estar en desacuerdo con su tesis quiero sugerir que dentro de las propa-
gandistas no sólo cupieron las señoritas de clase media sino que también pertenecieron a
esta categoría obreras con distintas posturas ideológicas (desde Mercedes Quintanilla
hasta Virginia González). Propagandista es una categoría con una doble proyección.
Por un lado era una novedad en la trayectoria vital de las mujeres, asociada a la culmi-
nación del proceso de modernización, a la conquista de la individualidad. Por otro, se
trata de una ocupación que trasciende la clase, es decir que no es privativa de las clases
medias sino que entre las primeras propagandistas encontramos desde una guarnece-

72  LLONA, M.: Entre señorita…, p. 207.

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84 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

dora de calzado hasta una escritora, maestra y periodista. Por esos dos motivos defien-
do que la mujer propagandista resume un nuevo modelo de identidad para las mujeres
autoconscientes y críticas, que adoptaron una posición política propia y se implicaron
en la lucha por su consecución. A su vez, ese modelo de mujer propagandista se fue re-
llenando de diversos contenidos, haciéndose más complejo y diferenciándose en cada
grupo como mostraré en los capítulos siguientes.
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2 LAS DAMAS ROJAS: ¿UNA ESTRATEGIA
PARA VISIBILIZAR LA MILITANCIA
FEMENINA EN EL PARTIDO REPUBLICANO
RADICAL?

La agrupación Damas Rojas (DR), ligada al Partido Republicano Radical extiende su


actividad desde el 25 de mayo de 1909 hasta unos dos años después, cuando desapa-
rece su rastro en la prensa1. Su declive coincidiría con el de su partido iniciado a par-
tir de 1910 y con la aparición de proyectos rivales, como el reformista de Melquíades
Álvarez en 1912-13, cuyo nacimiento terminó en la práctica con la Conjunción2. Sin
embargo, no se trataba del primer grupo de republicanas de la capital ya que por en-
tonces existía un núcleo de militantes que analizaré en el epígrafe siguiente.

2.1. Antecedentes de la acción colectiva femenina republicana en


Madrid: la agrupación feminista republicana

Como ya han puesto de manifiesto algunos trabajos, los republicanos entendían


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la militancia como una cuestión que debía hacerse extensiva a todo el núcleo familiar.
En sus actos de propaganda se prefería la presencia de la familia al completo ya que a
través de ella se irían inculcando los ideales progresivos a las generaciones venideras3:

1  Los detalles acerca de su existencia: El País y El Heraldo de Madrid, Los Sucesos y La Semana
Ilustrada. Además, la tesina inédita de: SIERRA PELLÓN, Mª C.: Lerrouxismo femenino: el papel de
las «Damas» en la política del Partido Radical, Universitat Autònoma de Barcelona, 1984. No figura ni
en las estadísticas del IRS ni en el Registro de Asociaciones.
2  ÁLVAREZ JUNCO, J.: El Emperador del Paralelo. Lerroux y la demagogia populista, Madrid,
Alianza, 1990, pp. 424-425 y SUÁREZ CORTINA, M.: «La quiebra del republicanismo histórico,
1898-1931», en N. TOWNSON (ed.): El republicanismo en España (1830-1977), Madrid, Alianza,
1994, pp. 153-154; ROBLES, A.: «La Conjunción Republicano-Socialista, una síntesis de liberalismo
y socialismo», en C. FORCADELL (ed.): «A los 125 años de la fundación del PSOE. Las primeras
políticas y organizaciones socialistas», Ayer, 54 (2), (2004), p. 116.
3  ÁLVAREZ JUNCO, J.: El Emperador…, pp. 390-396. SANFELIÚ, L.: Republicanas…,
pp. 61-62, 89-90, 132-144. El caso de Gijón en: SÁNCHEZ, S.: Demócratas…, pp. 282-283. No todas
las republicanas aceptaron el cometido de educadoras: FAGOAGA, C.: «La herencia…», pp. 91-111.

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86 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Eran mujeres identificadas en absoluto con las ideas del marido o del padre, que
admiran a sus mismos ídolos, leen los mismos periódicos y comentan en alta voz
ante la familia, los incidentes políticos. En las fiestas que dan los republicanos,
solían ir, prendiendo en su pecho, alfileres representativos o adornaban su cabeza
con lacito de la bandera republicana4.

Esa forma de entender el proselitismo político debió de contribuir al naci-


miento de diversos colectivos femeninos que aunque minoritarios ejercieron esa
labor de socialización de los valores republicanos entre las mujeres. Se trataría de
grupos establecidos a partir de redes informales de relación, vecindad, coincidencia
en los espacios de sociabilidad republicanos, con una dinámica paralela a la desa-
rrollada por las socialistas aunque formando parte de diferentes redes sociales, entre
las que se establecieron conexiones. Este germen informal de movilización desem-
bocaría en la creación de estas organizaciones dentro de un proceso de construcción
de identidades colectivas en el que se entremezclaron las vías formal e informal5.
En Madrid, hacia 1908 ya existía un grupo de mujeres republicanas que militaba
de forma segregada con respecto a los varones. El País se refiere indistintamente a
la Agrupación Progresiva Feminista, la Agrupación Feminista Republicana (AFR)
o el Grupo Feminista del Partido Republicano para hablar de sus reuniones y míti-
nes en el Centro Republicano de la plaza de Pontejos, 1, sustituido desde diciembre
de 1908 por el Círculo Republicano de Madrid (Carretas, 4)6. En realidad la deno-
minación de Sociedad Progresiva Feminista sólo se utilizó en una ocasión pero el
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apelativo recuerda a la Asociación Progresiva Femenina, fundada en Barcelona ha-


cia 1898 por Ángeles López de Ayala y Amalia Domingo Soler. Y es que la Socie-
dad Progresiva Femenina y sus fundadoras mantuvieron un estrecho vínculo con las
Damas Rojas y con las Damas Radicales de Barcelona. Su reglamento sirvió de base

4  Declaración referida a las Damas Radicales de Barcelona efectuada por el teniente de la


Guardia Civil LADERA: Fechas de sangre: dos semanas de anarquía en España, Madrid, Renacimiento,
1917, pp. 118-120, citado por CONNELLY, J.: La Semana Trágica. Estudio sobre las causas socioeconó-
micas del anticlericalismo en España, (1898-1912), Barcelona, Ariel, 1972. El País, 2-VII-1909.
5  MELUCCI, A.: «Asumir…», pp. 155-156. McADAM, D., McCARTHY, J. y ZALD, M.
N.: «Oportunidades,…», en D. McADAM, J. McCARTHY y M. N. ZALD: Movimientos…, pp. 21-
46. Sobre las formas de sociabilidad de laicistas y librepensadoras: RAMOS, Mª D.: «Hermanas en
creencias, hermanas de lucha. Mujeres racionalistas, cultura republicana y sociedad civil en la Restau-
ración», Arenal, Dossier: Mª D. RAMOS (coord.): Laicismo, identidades y cultura política: Mujeres frag-
mentadas, 11:2, (julio-diciembre 2004), p. 32.
6  La organización de las republicanas en Madrid se remonta al menos a 1869: PÉREZ ROL-
DÁN, C.: El Partido Republicano Federal: 1868-1874, Madrid, Endymion, 2001, pp. 118-119 y 125-
128, citado por SÁNCHEZ, S.: Demócratas…, p. 285, nota 620.

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Capítulo 2 Las Damas rojas: ¿una estrategia para visibilizar la militancia 87
femenina en el Partido Republicano Radical?

para la redacción de los estatutos de estos grupos y sus militantes llegaron a afiliarse
en algunos casos a la Progresiva Femenina7.
Volviendo al caso de Madrid, las republicanas del centro de Pontejos eran con-
sideradas como un Grupo Femenino de la Juventud Republicana. Esta colaboración
evoca un nuevo paralelismo con los orígenes del GFSM. Parece tratarse de una aso-
ciación bastante activa que entre octubre de 1908 y mayo de 1909 se reunió al me-
nos en siete ocasiones y celebró tres mítines con sus compañeros de la JR:

Anteanoche se celebró en el Círculo federal un importante mitin de propagan-


da feminista organizado por la Sección femenina de la Juventud Republicana.
Presidió la Señora Pardo, asesorada por el presidente de la Juventud, Sr. Escola.
Hablaron los progresistas Morcillo, Romero Quiñones y Pablo Nougués,
los cuales abogaron por que se eduque a la mujer para su propia dignificación y
emancipación; los señores Romero Arroyo, Vivas, Bermejo y Suasses, en repre-
sentación de distintas colectividades y la niña, Gloria Galindo (…)
La nota simpática del acto la dieron las señoras que ocuparon la tribuna.
Primero la secretaria leyó un artículo de María Fernández; a continuación la pro-
fesora Josefa Fernández, leyó un bien escrito trabajo defendiendo la enseñanza,
y luego Concha Lobo pronunció un chispeante y lógico discurso que arrancó
grandes aplausos. (…) La concurrencia fue muy numerosa, estaba compuesta en
su mayoría por mujeres.

El grupo de mujeres republicanas actuaba bajo la supervisión de la JR cuyo


objetivo compartían con los socialistas: educar a las mujeres. Los contenidos de esa
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educación irían más allá de la alfabetización, incidiendo en las doctrinas del partido,
especialmente en los principios laicistas y anticlericales:

(…) Presidió la señora Pardo, asesorada por el secretario general de la colectivi-


dad, señor Barea. Usaron de la palabra las señoras doña Josefa Fernández, doña
Gloria Martínez, doña Aurora Martínez y otras varias.

7  RAMOS, Mª D.: «Hermanas…», pp. 27-52; «Identidad de género, feminismo y movimien-


tos sociales en España», Historia Contemporánea, 2000, (II), nº 21, pp. 527-528; «La cultura societaria
del feminismo librepensador (1895-1918)», en D. BUSSY GENEVOIS: Les Espagnoles dans l´histoire.
Une sociabilité démocratique, (XIXe-XXe siècles), Saint-Denis, PUV, 2002, pp. 103-124; «Feminismo
y Librepensamiento en España. Contra las raíces de la sociedad patriarcal», en C. CANTERLA
(coord.): VII Encuentro de la Ilustración al Romanticismo, Cádiz, Universidad de Cádiz, 1994, pp. 320-
323; «Radicalismo político, feminismo y modernización», en G. GÓMEZ-FERRER, G. CANO,
D. BARRANCOS y A. LAVRIN (coords.): Historia…, Vol. IV, pp. 37-53. FAGOAGA, C.: «De la
libertad a la igualdad: laicistas y sufragistas», en G. NIELFA y C. SEGURA (eds.): Entre la margi-
nación y el desarrollo: mujeres y hombres en la Historia, Madrid, Ediciones del Orto, 1996, pp. 171-198.

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88 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

La señora Roura, profesora de la Escuela laica de las Ventas del Espíritu


Santo, envió un brillante trabajo (…)
Los señores Gómez y Barea en representación de la Juventud republicana
pronunciaron fogosos discursos, ofreciendo su concurso al grupo femenino, pu-
sieron de relieve la misión que la mujer ha de desempeñar en la sociedad futura,
y terminaron fustigando duramente al clericalismo, que esclaviza a la mujer para
degradarla8.

Según la Estadística de Asociación Obrera de 1904, existían en Madrid al


menos cinco centros obreros republicanos que sumaban 2.067 afiliados en la capi-
tal y 75 en otros ayuntamientos de la provincia, superando a la militancia socialis-
ta que alcanzaba a 762 personas en Madrid9. Pero, ¿quiénes eran las integrantes de
este grupo? La imposibilidad de llevar a cabo un estudio sociodemográfico como el
realizado para las socialistas hace que la respuesta resulte insuficiente en compara-
ción. Sin embargo, algunas republicanas se afiliaron posteriormente al GFSM gra-
cias a lo que podemos aproximarnos a las trayectorias de dos militantes de la AFR
y a algunas Damas Rojas.
Tanto Josefa Fernández Hurtado como Gloria Roura fueron maestras de
primaria, ejerciendo la primera en la Escuela Ciencia y Progreso, al menos desde
1915, mientras que la segunda lo hacía en la Escuela Laica de las Ventas del
Espíritu Santo. Josefa Fernández había nacido en Madrid en 1856. Era viuda y
en 1910 residía con su sobrino, guardia municipal, en un segundo piso de la calle
Viriato 23 (Hipódromo, Chamberí) por 25 ptas. En diciembre de 1913, la prensa la
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citaba como profesora del centro republicano de la calle de Bravo Murillo, situado
algo más de un kilómetro de su domicilio. En 1915, vivían en la calle Almansa
13 (Bellas Vistas, Universidad), pagando 40 ptas. mensuales. La nueva vivienda
distaba 200 metros del Centro Republicano de Cuatro Caminos. Con ella vivían su
sobrina, maestra en la misma escuela Ciencia y Progreso, su sobrino ahora empleado
en una casa comercial y otro maestro. Josefa residió en esta casa hasta su muerte,
el 15 de marzo de 1920, a los 84 años de edad10. Por su parte, Gloria Roura tenía
58 años al darse de alta en el GFSM en mayo de 1910 y vivía en un principal
de la calle Provisiones, 8 (Miguel Servet, Inclusa). Es decir, que estas afiliadas
tendrían unos 52 y 56 años respectivamente, en 1908. Aunque sólo representan
una pequeña muestra de las socias afiliadas a la AFR, su presencia parece señalar

8  La primera cita: El País, 22-XII-1908. La segunda: El País, 10-I-1909.


9  IRS: Estadística de la Asociación Obrera en 1º de noviembre de 1904…, pp. 156 y 161.
10  AVM, Padrón municipal de habitantes, 1910 y 1915. El País, 15-XII-1913.

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Capítulo 2 Las Damas rojas: ¿una estrategia para visibilizar la militancia 89
femenina en el Partido Republicano Radical?

que la militancia femenina republicana integró a mujeres de todas las edades


tuteladas por los jóvenes, desde la niña Gloria Galindo hasta Gloria Roura de 56
años. Parece que la militancia femenina en las filas del republicanismo también fue
impulsada por una nueva generación de jóvenes que debieron de compartir con
los socialistas una concepción aperturista y moderna de la integración de todos
los sectores sociales en la política para reforzar a sus respectivos partidos. Pero
las mujeres eran consideradas menores de edad en el imaginario simbólico de la
sociedad española de principios del siglo XX, necesitadas de una tutela masculina
proveniente de militantes que eran mucho más jóvenes que ellas.
El segundo rasgo que tenían en común Josefa Fernández y Gloria Roura
era su elevada preparación. Eran maestras, pertenecían a la elite formativa feme-
nina existente en la España de entonces compuesta también por algunas uni-
versitarias y bachilleras, religiosas y otras profesionales (telegrafistas, telefonistas,
­enfermeras,…)11. Además, tanto Josefa Fernández como Gloria Roura ejercían el
magisterio en escuelas laicas, optando por una alternativa política compartida por
los círculos de librepensadores, anarquistas, socialistas y masones. Habían desa-
rrollado su propia conciencia crítica y se habían posicionado frente a la mayoría
de la población, católica practicante.
En cuanto a los asesores, a través de la prensa sólo se puede confirmar que to-
dos pertenecían a la Juventud Republicana ( JR). Se mencionaba a Escola, presi-
dente de la JR y a Gómez, Barea y a Romero Arroyo. Este último fue encarcelado
por razones políticas, ante lo cual se organizó un acto de propaganda para solicitar
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la amnistía12. Sin estatutos, reglamentos, ni artículos doctrinales resulta complica-


do aproximarse a los objetivos y a los elementos a partir de los cuales articularon su
unión. Sin embargo, a partir de los comentarios sobre sus mítines parece obvio de-

11  CAPEL, R. Mª: El trabajo…, pp. 359-503; TIANA, A.: Maestros, misioneros y militantes.
La educación de la clase obrera madrileña, 1898-1917, Madrid, CIDE, 1992; TIANA, A.: «Alfabetiza-
ción y escolarización en la sociedad madrileña de comienzos del siglo XX. (1900-1920)», en A. BA-
HAMONDE y L.E. OTERO (eds.): La sociedad madrileña durante la Restauración, 1876-1931, III
Coloquio de Historia madrileña, 2 vols., Madrid, CAM y Alfoz, 1989, Vol. 2, pp. 199-216; LLONA,
M.: Entre señorita…, pp. 59-133; FLECHA, C.: Las primeras universitarias en España, 1872-1910,
Madrid, Narcea, 1996; ZULUETA, C. de y MORENO, A.: Ni convento ni college. La Residencia de
Señoritas, Madrid, CSIC y Asociación de Amigos de la Residencia de Estudiantes, 1993; ZULUETA,
C. de: Misioneras, feministas, educadoras. Historia del Instituto Internacional, Madrid, Castalia, 1984.
MAGALLÓN, C.: Pioneras españolas en las ciencias. Las mujeres del Instituto Nacional de Física y Quí-
mica, Madrid, CSIC, 1999.
12  El País, 2-III-1909.

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90 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

ducir que el laicismo y la emancipación de las mujeres eran dos de sus metas fun-
damentales.

2.2. Las damas rojas de Madrid: orígenes y proyecto político

El 24 de mayo de 1909, en pleno auge de actividad de la AFR, el concejal ra-


dical Silvestre Abellán y Juan José Serrano Bustos, de la JR, publicaban una convo-
catoria para crear una nueva asociación republicana femenina en Madrid:

Se convoca a todas las damas republicanas de Madrid, para que concurran esta no-
che, a las nueve, al Círculo de la calle de Carretas, número 4, donde se constituirá
el núcleo de las Damas Rojas madrileñas, bajo los auspicios del Partido Radical.
La nueva entidad femenina, semejante a la que tan meritorios servicios
presta en Barcelona, será, a poco entusiasmo que en su organización pongan las
convocadas, orgullo del radicalismo madrileño13.

Unos días antes, el 12 de mayo, el mismo diario en la sección destinada al distri-


to de Universidad anunciaba que la asociación feminista Damas Radicales de Madrid
acababa de remitir una salutación a las socias del grupo homónimo de Barcelona. Se
trataba de la respuesta a un mensaje enviado por éstas el mes anterior que había sido
leído en un mitin de la Juventud Rebelde celebrado el 3 de abril en el Círculo Re-
publicano de la calle Carretas. El correo había llegado a través de uno de los socios
de la Juventud Rebelde de Barcelona, Alfredo García14. Esas Damas Radicales no
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eran otras que las socias de la AFR, tal y como revelan las firmas del citado mensaje:
Vicenta Pardo y Concha Lobo, presidenta y secretaria de la AFR, respectivamente.
En Barcelona existían en aquel momento dos asociaciones de republicanas
llamadas Damas Rojas y Damas Republicanas, bien diferenciadas entre sí. Cuan-
do apenas habían transcurrido dos semanas desde la publicación de aquel mensaje,
se convocaba a las militantes a la reunión fundacional del nuevo grupo de republi-
canas madrileñas, el nombre utilizado no era el de Damas Radicales sino el de Da-
mas Rojas. La discusión en torno a los nombres no es una cuestión superficial. Para
entender el carácter del nuevo grupo es importante saber cuál era el referente con-
siderado por los impulsores de las Damas Rojas, que sin lugar a dudas quedaría for-
mado por las antiguas militantes republicanas de Madrid. La confusión está servida

13  El País, 24-V-1909.


14  Causa contra Trinidad Alted Fornet, Emiliano Iglesias Ambrosio, Luis Zurdo de Olivares y Jua-
na Ardiaca Mas por el delito de rebelión militar, Madrid, Suc. J.A. Olivares, 1911. El País, 12-V-1909.

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Capítulo 2 Las Damas rojas: ¿una estrategia para visibilizar la militancia 91
femenina en el Partido Republicano Radical?

ya que en el mensaje de respuesta de las madrileñas éstas se dirigían a las Damas


Radicales, mientras que en la convocatoria se hablaba del nuevo grupo de Damas
Rojas, «semejante a la que tan meritorios servicios presta en Barcelona». El nombre
que finalmente cuajó fue el de Damas Rojas, pero ¿qué estatutos sirvieron de mode-
lo: los de las Damas Rojas o los de las Damas Radicales? En la respuesta al mensaje
de las barcelonesas, las madrileñas usaban el apelativo de Radicales. Entonces, ¿por
qué eligieron finalmente llamarse Damas Rojas? Durante el proceso por la Semana
Trágica, según declaraciones a la policía de Barcelona de Alfredo García Magalla-
nes, presidente asesor de la asociación, las Damas Radicales surgieron como facción
desgajada de Damas Rojas de Barcelona:

(…) Preguntado qué carácter tenía la asociación Damas Radicales de la que era
presidente asesor, dijo: Que se dedicaban al socorro de las asociadas necesitadas
en casos de enfermedad y falta de trabajo (…)
Preguntado si tiene alguna concomitancia la sociedad de Damas Radicales
con la titulada Damas Rojas, dijo: Que las primeras eran disidentes de las segun-
das, por haber entre éstas un núcleo que no estaba conforme con la asistencia a
actos civiles (entierros, inscripciones y casamientos), y formaron el grupo de Da-
mas Radicales15.

Las Damas Rojas de Barcelona se habían formado el 6 de septiembre de 1908


y sus primeros estatutos datan de mayo de 1909. Por su parte, los estatutos de las
Damas Radicales están fechados en enero de 1909, cuatro meses después de la fun-
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dación de las primeras, por lo que las discrepancias entre ambos grupos debieron de
ponerse de manifiesto desde muy pronto. La aparición de las Damas Rojas de Bar-
celona fue atribuida a un afiliado del partido, Jiménez Moya y perseguían «contra-
rrestar la influencia de las numerosas asociaciones de índole religiosa»16.
La comparación de los estatutos de Damas Radicales y Damas Rojas confir-
ma que la primera era una rama escindida del grupo original. Las Damas Rojas re-
cogían entre sus objetivos «propagar entre las mujeres los ideales de Libertad y de
República», además del socorro a las socias necesitadas y a los correligionarios per-
seguidos por motivos políticos. Además, estaba prevista la creación de comisiones
para la gestión de actos civiles y de propaganda radical femenina. Por el contrario,
Damas Radicales sólo recogía entre sus fines el socorro a presos por causas políti-
cas y sociales y la ayuda a cualquier necesitado declarando «excluidos del objeto de

15  Ibídem, pp. 365-367.


16  La Semana Ilustrada, 12-IX-1908.

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92 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

esta asociación todos los asuntos, cuestiones y actos religiosos de cualquier índole
que sean»17. Además, el grupo Damas Rojas con sede en la Casa del Pueblo, estaba
integrado básicamente por obreras analfabetas de las fábricas de tejidos, mientras
que las Damas Radicales, establecidas en el barrio de Gracia, en el domicilio de su
presidenta, eran mujeres instruidas de clase media a quienes preocupaba sobre todo
la educación laica y la inmensa mayoría tenía una «profesión determinada», princi-
palmente la de maestra de escuela, disponiendo de «una pequeña biblioteca, claro
es que de libros de ideas avanzadas, españoles y extranjeros»18. Además, desde 1906
las librepensadoras de ese barrio barcelonés, comenzaron a aproximarse a las Damas
Radicales, hecho que vendría a añadir una prueba más a la estrecha vinculación en-
tre el republicanismo y el librepensamiento femenino entre las clases medias19. Por
otra parte, las Damas Rojas debían de integrar un grupo bastante más numeroso que
el de las Radicales al recoger en sus estatutos la formación de secciones a partir de
cuya unión se formaría la junta central.
En cuanto a la responsabilidad de los cuadros dirigentes del partido en la crea-
ción y sostenimiento de estas agrupaciones, Emiliano Iglesias, a la cabeza del parti-
do por detrás de Alejandro Lerroux minimizaba su importancia:

Que sabe que existen unas cuantas mujeres que se han constituido en asocia-
ción de Damas Rojas, que no tienen participación alguna en el partido y que tal
asociación tampoco ha encontrado calor nunca, al menos en los intelectuales del
partido, por estimarla un tanto ridícula20.
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Es posible que esto fuera así si se tienen en cuenta las reacciones paralelas en
el caso socialista y el clima de infravaloración hacia las mujeres que reinaba en la so-
ciedad española de entonces. Las nuevas concepciones científicas desarrolladas en
el s. XIX apuntalaron una imagen de las mujeres como seres inferiores, secularizan-
do la visión ya de por sí negativa desarrollada por la Iglesia. Además, le restaron los
contados elementos positivos que conservaba, des-idealizando la feminidad y acha-
cándole atributos basados en la inferioridad moral, la falta de medios espirituales y
la maternidad como limitación fisiológica21. A pesar de esas concepciones despecti-

17  Causa contra Trinidad…, pp. 365-367 y 368-380.


18  CONNELLY, J.: La Semana…, passim.
19  RAMOS, Mª D.: «La cultura…», pp. 115-116. La vinculación de la Asociación General Feme-
nina y Belén Sárraga con republicanos en Valencia: SANFELIÚ, L.: Republicanas…, pp. 54-55 y 95-119.
20  Causa contra Trinidad…, Vol. 1, pp. 31-38.
21  ARESTI, N.: Médicos, donjuanes y mujeres modernas. Los ideales de feminidad y masculinidad
en el primer tercio del siglo XX, Bilbao, UPV, 2001, pp. 44-49 y 53-54. El País, 24-IV-1910.

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Capítulo 2 Las Damas rojas: ¿una estrategia para visibilizar la militancia 93
femenina en el Partido Republicano Radical?

vas de la labor femenina en el partido, el republicanismo acumulaba un bagaje histó-


rico de fomento de la militancia familiar. La necesidad de implicar a toda la familia
en los postulados ideológicos del partido respondía a la doble urgencia de evitar la
oposición dentro de los propios hogares de los afiliados a formar futuros defensores
de la causa y a contrarrestar la influencia de la Iglesia. No obstante, de ahí a defen-
der la invasión activa del espacio público y de la política por parte de las mujeres, en
una sociedad en la que se habían consolidado los ideales de la teoría de la domes-
ticidad, distaba un trecho. En cualquier caso, la agrupación era muy útil a Lerroux
ya que le permitía proclamar que el Partido Radical no sólo había conquistado a los
obreros de Cataluña, sino también a sus mujeres e hijos. Su presencia en los actos
del partido era un atractivo para la militancia masculina y las Damas Rojas, a pesar
de ser semianalfabetas y de no votar, colaboraban con las protestas y con la propa-
ganda electoral22. La relación de los grupos de Barcelona y Madrid se materializaba
en la correspondencia sostenida entre ambos:

A las Damas Radicales de Barcelona:


Correligionarias: El domingo 3 de abril, llamado de Ramos, fue para noso-
tras los primeros laureles de reivindicación, [sic] de preocupaciones rancias, fijan-
do nuestra vista con deleite en un porvenir franco de falsas y libre de esa bestia
feroz (como ustedes manifiestan llamada clericalismo).
Nuestro correligionario radical, el Sr. García, conocido de antemano por
todas nosotras por otra estancia en esta villa, nos entregó y fue leído en mitin de
la Juventud Rebelde, el mensaje de salutación que tuvieron a bien dedicarnos; su
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lectura fue acogida con frenéticos aplausos, no tan sólo por las mujeres que con-
curríamos al mismo tiempo, que en su mayoría eran Sociedad Feminista, sino
también por todos nuestros correligionarios (…)
Compañeras: Madrid, eminentemente republicano, y pruebas dadas tiene
con las últimas elecciones, tiene necesidad de una gran organización y esfuerzo
para completar la obra que los ideales nos imponen; (…)
Estudiado vuestro reglamento, nos resulta bastante completo, y será im-
plantado, salvo pequeñas variaciones, en sentir de la enseñanza.

22  CONNELLY, J.: La Semana…, pp. 159-161. ÁLVAREZ JUNCO, J.: El Emperador…;
Las mujeres como reclamo para la militancia masculina: CULLA, J.: El republicanisme lerrouxiste a
Catalunya (1901-1923), Barcelona, Curial-Edicions Catalans, 1986, p. 427 y ss., citado por RAMOS,
Mª D.: «Hermanas…», pp. 46-47; SANFELIÚ, L.: Republicanas…, pp. 314-315; KAPLAN, T.: Ciu-
dad roja, periodo azul. Los movimientos sociales en la Barcelona de Picasso (1888-1939), Barcelona, Penín-
sula, 2003, pp. 162-163; SALOMÓN, P.: «Las mujeres en la cultura política republicana: religión y
anticlericalismo», en P. SALOMÓN y M. MORENO (coords.): Género, religión y laicismo. Dossier de
Historia Social, nº 53, (2005), p. 99 y nota 23.

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94 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Las explicaciones dadas por el señor García, referente a la marcha práctica


de esa asociación, han sido acogidas por todas con la admiración que merece el
verdadero altruismo, la Beneficencia y la Fraternidad, frente a aquellas que viven
en la hipocresía, escudadas en la Caridad (…)
Compañeras, salud completa y pronta revolución os desean la Presidenta
de la Junta, Vicenta Pardo.- La Secretaria, Concha Lobo.- La Cajera, Elena Fló-
rez.- Vocal, Gregoria Hordas.- Asesor, José García23.

Es decir que las madrileñas trabajarían por conseguir implantar una gran or-
ganización ajustada al modelo de las Damas Radicales de Barcelona mediante la
adopción de su reglamento con pequeñas variaciones24. Parece lógico pensar que la
idea que las mujeres de la AFR tenían en mente al responder al mensaje de las Da-
mas Radicales era la de refundar su asociación a imagen de éstas. Pero, ¿qué nece-
sidad tenían de hacerlo si ya estaban integradas en una agrupación? Se me ocurren
dos elementos que podrían haberles resultado suficientemente atractivos pero cu-
ya adopción implicaba una refundación obligatoria al modificar dos aspectos sus-
tanciales: el nombre y los contenidos de la agrupación. El primero radica en una
necesidad de distinguirse con respecto a otros grupos de mujeres de la capital. El
nombre del grupo, Agrupación Feminista Republicana, se asemejaba bastante al
de las socialistas e, incluso, en algunas noticias publicadas por la prensa republica-
na llamaban a éstas Agrupación Feminista Socialista alimentando una posible con-
fusión. La pertenencia de las militantes a un determinado sector social, maestras,
escritoras, telegrafistas… debió de influir al optar por un cambio de nombre que
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además incluía el vocablo damas. Este apelativo materializaría la pretensión, renom-


brar el objeto dotándole del contenido semántico del que carecía. Respondería a
un intento de situarse en una posición social más elevada, evitando ser confundidas
con las mujeres de la clase obrera25.
El segundo se refiere a sus estatutos. ¿Qué labor desarrollaban las Damas Ra-
dicales de Barcelona que no llevaban a cabo las de Madrid? El auxilio a los correli-
gionarios presos y el ejercicio de una acción de beneficencia era el aspecto destacado
en la carta de las madrileñas. Este cometido se convertiría en un nuevo frente desde
el que oponerse y diferenciarse de las católicas. Es decir, se trataba de una manera de
legitimar su posición frente a éstas cumpliendo una misión que les permitía resigni-

23  Causa contra Trinidad Alted Fornet…, Vol. 1, pp. 384-385.


24  Ídem y El País, 12-V-1909.
25  BOURDIEU, P.: La distinción: criterio y bases sociales del gusto, Madrid, Taurus, 1998, p.
250. El País, 21-II-1910, 9-V-1910, 6-VI-1910. Aunque las referencias citadas son posteriores a la
sustitución de la AFR por las DR, es posible que entre los republicanos estuviera extendida la costum-
bre de denominar a las socialistas Grupo Feminista Socialista desde su creación en 1906.

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Capítulo 2 Las Damas rojas: ¿una estrategia para visibilizar la militancia 95
femenina en el Partido Republicano Radical?

ficar su propio rol como mujeres sin quebrantar los marcos de acción que les asigna-
ba la sociedad. Las socias de la AFR aunque no disfrutaban de una situación holgada
que les permitía quedarse en casa atendiendo las obligaciones familiares, tampoco
se veían obligadas a vivir del trabajo manual. Responden a ese cajón de sastre de las
clases medias definidas no sólo por parámetros económicos sino por disponer de un
cierto nivel formativo, de unas aspiraciones de ascenso social que las distinguieran de
la clase obrera y sobre todo, de unas formas de vestir, de hablar y desenvolverse so-
cialmente que pondrían de manifiesto ese deseo de distinción. Como ha estudiado
Miren Llona, para esas mujeres el hecho religioso era un elemento sustancial en la
construcción de su identidad y asociada a él estaba la práctica de la beneficencia. En
el proceso de redefinición identitaria que fueron construyendo las mujeres de las cla-
ses medias en el primer tercio de siglo se incorporaron el ejercicio de una profesión
remunerada como vía no sólo de subsistencia sino también de realización personal,
la beneficencia y la propaganda política. Pero a diferencia de las católicas, las mujeres
socializadas en el republicanismo adoptaban los valores anticlericales y laicos, inde-
pendientemente de su opción personal como creyentes o ateas. La laicización de la
caridad que incluían los estatutos de las barcelonesas les daba la posibilidad de resig-
nificar una práctica asignada a las mujeres de este estrato social26.
Por otro lado, la falta de iniciativas por parte de la AFR durante la encarcela-
ción de Romero Arroyo, contrasta con la convocatoria de actos de protesta de la JR
y con la propia actividad de las Damas Rojas de Madrid con motivo de la condena
a Macías que tuvo lugar meses después. Esto me hace pensar que la AFR aún no
se había planteado la labor asistencial hacia los correligionarios como una de sus
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posibles misiones.
Es curioso que la carta firmada por las Damas Radicales destacara su esperan-
za en un «porvenir libre de esa bestia feroz llamada clericalismo». Y es que a fines de
1908 las Radicales se habían separado de las Damas Rojas precisamente para mani-
festar su descontento al considerar excesivas las manifestaciones públicas de anticle-
ricalismo en matrimonios, bautizos y funerales. A pesar de esto, el anticlericalismo
o al menos el laicismo constituían un objetivo compartido por ambos grupos. Sin
embargo, nadie aclara por qué las republicanas de Madrid decidieron adoptar el
nombre de Damas Rojas en lugar del de las Radicales, siendo éstas su modelo. La
elección de los nombres nunca es un asunto arbitrario ya que cada denominación
está cargada de contenidos para aquellos que la asumen. Los términos en los que se
planteó el debate, los grupos que se formaron en favor y en contra y las consecuen-

26  Los cambios en los contenidos identitarios de las mujeres de las clases medias durante el
primer tercio del siglo XX: LLONA, M.: Entre señorita…; «Género e identidad de clase…», p. 98.

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96 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

cias de la decisión final en la permanencia de las militantes se me escapan. Sea como


fuera, el intento de extender una denominación y unos objetivos comunes a través
del envío de cartas acompañadas de estatutos a distintas regiones del país indicaría
un propósito de propagar, homogeneizar y dotar de unas señas de identidad común
al movimiento de mujeres republicanas, independientemente de que en aquellas lo-
calidades donde se adoptara esta forma organizativa existiera antes un grupo feme-
nino. La aparición de otros grupos de Damas Rojas en torno a las mismas fechas en
localidades como Bilbao27, con un resultado igual de efímero hace que esta hipóte-
sis cobre sentido.
Por lo que se refiere a los objetivos del nuevo grupo, estarían centrados en el
auxilio moral y económico de los correligionarios y la defensa de los ideales republi-
canos. Afirmaban su intención de emprender una labor de propaganda política en
una sociedad que, en virtud de la imposición de la ideología de la domesticidad, re-
servaba para las mujeres el ámbito privado y les vetaba el acceso a la tribuna pública
y a los derechos políticos. A pesar de ese orden legal y consuetudinario, las republi-
canas decidieron ejercer el derecho de manifestar y difundir abiertamente sus ideas
políticas. El colectivo se organizaba en torno a una junta directiva integrada por una
presidenta, vicepresidenta, secretaria, vicesecretaria, contadora, tesorera y vocales
elegidas anualmente. De este modo se entrenaban en la práctica del sufragio activo
y la discusión dentro de la asociación, como escuela de ciudadanía política. Además,
se declaraba la exclusividad femenina dentro del mismo, aunque se debía fomentar
la creación de un grupo adjunto de socios varones con fines contributivos. También
se creaba la figura de los asesores, que serían dos y contarían con derecho a voz pero
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no a voto, representando un tutelaje masculino que refuerza esa imagen de menores de


edad para las mujeres de la época. La cuota a satisfacer por parte de las militantes de-
bía estar comprendida entre los 50 céntimos mensuales o 10 semanales. La omisión
en el pago de tres cuotas era motivo de baja. Por otra parte, el incumplimiento de los
deberes recogidos en los estatutos, el comportamiento escandaloso y las faltas en el
acatamiento de las decisiones de la Junta eran motivo de expulsión. El grupo debía
subdividirse en comisiones: de visita a presos y a sus familiares, enfermos y heridos,

27  Jon Penche cuenta en su Tesis cómo la agrupación Damas Rojas de Bilbao se creó en la pri-
mavera de 1910 para: «ejercer la caridad con todo ser desvalido y necesitado, sin ejercer influencias en
sus sentimientos y en su manera de pensar, como hacen todas las Agrupaciones de verdaderas damas
católicas». Compuesta por unas 100 mujeres, lideraron la campaña anticlerical de 1910 y realizaron
obras benéficas en favor de los obreros en huelga. A partir de 1911 desaparecieron las referencias en la
prensa, tal y como ocurrió con el grupo de Madrid. PENCHE, J.: Republicanos en Bilbao (1868-1937).
Su impacto en la política de Vasconia. Universidad del País Vasco, 21 de noviembre de 2008.

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Capítulo 2 Las Damas rojas: ¿una estrategia para visibilizar la militancia 97
femenina en el Partido Republicano Radical?

socorro a viudas y a huérfanos, gestión de colocaciones, propaganda radical femeni-


na, gestión de actos civiles y otras adicionales si el grupo lo estimaba conveniente28.
En resumen, los primeros años del siglo XX conjugaron distintos elementos que
dieron lugar al nacimiento y desarrollo de esta nueva agrupación femenina. Se trata
de una coyuntura en la que el marco de las oportunidades políticas para las españo-
las estaba abierto en cierta medida, ya que podían reunirse, asociarse y manifestarse,
aunque no podían votar ni ser elegidas. Las republicanas madrileñas contaban además
con varios precedentes, que dotarían de experiencia política al nuevo grupo. Al mismo
tiempo, recibían el apoyo y la orientación de otros colectivos establecidos en ciudades
como Barcelona y disponían de una amplia infraestructura formal e informal (espa-
cios de sociabilidad republicanos, órganos de prensa,…). En definitiva habían entra-
do en juego multitud de elementos que hicieron posible la asociación de un grupo de
mujeres radicales, motivadas para entrar a formar parte activa de las luchas políticas
del momento, tras haber desarrollado un cierto grado de individualización, suficiente
para adoptar una postura crítica y personal ante la realidad en que vivían29.

2.3. Algunas damas rojas. hipótesis sobre la identidad común de las


afiliadas

Como no se conservan los registros de afiliadas de las Damas Rojas de Madrid,


la única forma de averiguar algunos detalles sobre la identidad de sus militantes co-
mienza por hacer inventario de las citadas por la prensa. Es evidente que aquellas
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que figuraban en las crónicas no eran sino las líderes del movimiento. Su represen-
tatividad quedaría por lo tanto un poco relativizada a falta de poder contrastar sus
perfiles sociodemográficos con los de la militancia general del grupo. Entre las más
participativas y las fundadoras contamos con antiguas militantes de la AFR, con fu-
turas afiliadas al GFSM y con varias iniciadas en distintas logias masónicas madri-
leñas. Entre las futuras socialistas cabe citar al menos a Josefa Fernández Hurtado,
Gloria Roura, Consuelo Álvarez Pool (Violeta), Carmen de Burgos Seguí y Casimi-
ra López Domínguez. Las cuatro últimas se dieron de alta en el GFSM en 1910. Es
decir que el alta de casi todas ellas tuvo lugar unos meses después de haberse forma-
lizado la Conjunción republicano socialista y sobre todo, tras la organización de di-

28  Los estatutos de Damas Rojas y Damas Radicales de Barcelona: Causa contra Trinidad…,
Vol. 1, pp. 365-367 y 368-380.
29  EVANS, R.: Las feministas…, pp. 187-196. MELUCCI, A.: «Asumir…», pp. 153-180;
McADAM, D., McCARTHY, J. y ZALD, M. N.: «Oportunidades…» pp. 21-46. HERNANDO,
A.: Arqueología…, passim. SANFELIÚ, L.: Republicanas…, pp. 116-118 y 146.

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98 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

versos actos de propaganda política conjunta de las DR y el GFSM (las elecciones


del 8 de mayo de 1910 y la campaña anticlerical de julio de aquel año). Gloria Roura
se dio de alta en mayo, Carmen de Burgos en julio y Consuelo Álvarez y Casimira
López Domínguez en diciembre. Además, dos de ellas animaron a sus hijas a ins-
cribirse en el GFSM: Esther Azcárate Álvarez y María Álvarez de Burgos. Las ba-
jas de estas cuatro militantes tuvieron lugar en su mayoría en 1912. Sólo Consuelo
Álvarez decidió darse de baja en enero de 1911, sin embargo, en una junta general
que las socialistas celebraron el mes siguiente Carmen Jordán preguntaba si Viole-
ta pertenecía al grupo, proponiendo exigirle que no perteneciese a ningún partido30.
Durante el periodo de vigencia de la Conjunción algunas de las mujeres más activas
del republicanismo madrileño pasaron a militar en las filas socialistas. Desconozco
si, en el caso de los varones, se produjo un hecho similar. Quizá la celebración de
campañas conjuntas acercó a las republicanas a los círculos de mujeres socialistas y
a sus estrategias de acción política y algunas terminarían decidiendo militar en el
GFSM, aunque por un breve periodo que ni siquiera se extendió hasta la disolución
de la alianza republicano socialista31.
Josefa Fernández Hurtado se afilió al GFSM en junio de 1912, cuando es pro-
bable que las DR ya se hubieran disuelto, y permaneció en el mismo hasta finales de
junio de 1914. Por último hay que decir que sólo Carmen de Burgos regresó a las
filas socialistas por segunda vez entre agosto de 1917 y diciembre de 1919. A pesar
de este hecho, muchos de sus biógrafos coinciden en señalar que Colombine no mi-
litó expresamente en ningún partido político hasta el final de su vida cuando, tras la
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proclamación de la II República, se afilió al Partido Republicano Radical Socialista32.

30  GFSM, Juntas Generales…, 12-II-1911.


31  Los intercambios en estos años entre las socialistas y las afiliadas a otras agrupaciones como
las Damas Rojas, la Cruzada de Mujeres Españolas y otras agrupaciones sufragistas en los años veinte
respalda la tesis de BOXER M. J.: «Repensar…», pp. 27-58. Las mujeres definidas como «feministas
burguesas» por las socialistas no se diferenciaban tanto de muchas militantes de la AFSM a pesar del
empeño de algunas líderes como Clara Zetkin por separar a las defensoras de una y otra causa. La ri-
validad por el espacio asociativo femenino condujo a esa formulación teórica tendente a desprestigiar
y a separar el movimiento sufragista del movimiento de las mujeres socialistas. En Madrid, en la prác-
tica, el abismo entre las defensoras de ambas tendencias y entre sus objetivos no fue tan infranqueable
como pretendieron las más ardientes defensoras de la no-colaboración con las «burguesas». Algo simi-
lar ocurrió con las socialistas francesas: KLEJMAN, L. y ROCHEFORT, F.: L’égalité…, pp. 215-216.
32  IMBODEN, R.C.: Carmen de Burgos «Colombine» y la novela corta, Bern, Peter Lang, 2001,
p. 24; JIMÉNEZ, Mª J. (coord.): Premio de divulgación feminista Carmen de Burgos (1993-2000), Má-
laga, Asociación de estudios Históricos sobre la mujer, 2000, pp. 45-47; CASTAÑEDA, P.: Carmen
de Burgos «Colombine», Madrid, Horas y Horas, 1994; NÚÑEZ REY, C.: Carmen de Burgos, Colombi-
ne (1867-1932). Biografía y obra literaria, Madrid, UCM, 1992; CASTILLO, M.: Carmen de Burgos

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Capítulo 2 Las Damas rojas: ¿una estrategia para visibilizar la militancia 99
femenina en el Partido Republicano Radical?

Como ya se dijo, tanto Josefa Fernández Hurtado como Gloria Roura eran
maestras laicas. Al fundarse las DR, la primera estaba a punto de cumplir 53 años
y vivía en la calle Viriato. Según la prensa, ocupó al menos los cargos de secretaria
en noviembre de 1909 y presidenta en julio de 191033. Gloria Roura, por su parte,
tenía 57 años al crearse la agrupación y vivía en un principal de la calle Provisiones
(Miguel Servet, Inclusa). Otra de las fundadoras del grupo fue Consuelo Álvarez
Pool (Barcelona, 1872)34, que había pertenecido al partido Unión Republicana. Era
conocida bajo el pseudónimo de Violeta, con el que firmaba sus artículos en El País.
En diciembre de 1884 inició los trámites de ingreso como auxiliar temporera tele-
grafista, debiendo de tener familiares trabajando en este servicio, ya que en aquellos
años sólo se admitía a las esposas e hijas de los auxiliares35. En enero de 1908, so-
licitó el traslado a Madrid como auxiliar de transmisiones. En una carta dirigida al
Director General de Telégrafos recurría a su condición de madre para justificar el
ruego, en lugar de presentarse como trabajadora del cuerpo con una antigüedad de
más de veinte años:

(…) mi situación urge mi presencia en Madrid por hallarse mi marido enfermo


y tener en ésta medios de auxilio y porque mi hijo cursa aprendizaje en un taller
de Artillería (…)

(1867-1932). Colombine, Madrid, Ediciones del Orto, 2003; FRANQUESA, L.: «Carmen de Burgos
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y Seguí», en S. TAVERA (dir.) y otras: Mujeres en la Historia de España. Enciclopedia biográfica, Barcelo-
na, Planeta, 2000, pp. 445-448. KIRKPATRICK, S.: Mujer, modernismo y vanguardia en España (1898-
1931), Madrid, Cátedra, 2003, pp. 165-209. Algunas autoras han confirmado su militancia socialista:
NASH, M.: Rojas: las mujeres republicanas en la guerra civil, Madrid, Taurus, 1999, p. 79; BALLARÍN,
P.: «Estudio introductorio», en C. BURGOS: La mujer moderna y sus derechos, Madrid, Biblioteca Nue-
va y MEC, 2007, p. 29; DE ANDRÉS, J.: «Oficio de escritoras», en A. BERNÁRDEZ (dir.): Escritoras
y periodistas en Madrid (1876-1926), Madrid, Ayuntamiento de Madrid, 2007, p. 59.
33  El País, 17-XI-1909, 23-VII-1910 y 12-VIII-1910.
34  FAGOAGA, C.: La voz y el voto de las mujeres. El sufragismo en España, 1877-1931, Bar-
celona, Icaria, 1985, pp. 114-115.
35  Las mujeres accedieron desde 1879, cuando los telegrafistas de las estafetas unipersonales
pudieron contratar a sus esposas e hijas como auxiliares por 5 reales de jornal. En 1882, fueron admi-
tidas en la plantilla de Telégrafos con un salario anual de 625 ptas., inferior al de sus compañeros (los
trabajadores del nivel más bajo percibían 1000 ptas.). La RO de 1894 estableció la Escala de Auxiliares
Temporeros, admitiendo a viudas y solteras: MARTÍNEZ, G. y SÁNCHEZ, E.: «Mujeres. En 1882
ingresaban en Telégrafos las primeras trabajadoras», en El Correo, nº 49, (marzo 1993), pp. 32-33; BA-
HAMONDE, A., MARTÍNEZ, G. y OTERO, L.E.: Las comunicaciones en la construcción del Estado
contemporáneo en España: 1700-1936. El Correo, el Telégrafo y el Teléfono, Madrid, MOPT, 1993; NA-
VARRO, P.: «El factor humano: el Cuerpo de Telégrafos», en Ma V. CRESPO, Y. ESTEFANÍA, G.
MARTÍNEZ y otros: 150 aniversario del telégrafo en España, Madrid, Correos, 2005, p. 56.

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100 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Recurriendo a la magnanimidad de VE, le ruego atienda la petición de esta


madre, anhelosa del bien de sus hijos36.

Este escrito lo remitió desde su domicilio en Marqués de Santa Ana (Minas,


Universidad) en Madrid, donde debió de mudarse poco antes de morir su marido
entre 1908 y 1910. En diciembre de aquel año ya vivía en el número 10 de esa mis-
ma calle por 25 ptas. mensuales, junto a su hijo Laureano, mecánico, y su hija Esther.
Ella figuraba como viuda, telegrafista con un sueldo de 1000 ptas. mensuales. La
mejora en su situación económica quedó expresada en sucesivos cambios de domi-
cilio. Y es que en 1915 Consuelo Álvarez ya era auxiliar de 1250 ptas., su hijo traba-
jaba como mecánico en telégrafos ganando 1500 ptas. y Esther acababa de ingresar
como auxiliar de 3ª, por 1000 ptas. al mes. Consuelo Álvarez, además, trabajaba co-
mo colaboradora para El País y estaba vinculada al centro de poder republicano de la
capital. Además, perteneció a la logia Ibérica al menos entre 1911 y 1915. Su nom-
bre simbólico era Costa y entre sus Hermanas figuraron varias DR (luego socialis-
tas) como Carmen de Burgos y Otilia Solera y afiliadas al GFSM como Quintina
Márquez Calcerrada, Herminia Fanego, Catalina Salmerón, María Álvarez de Bur-
gos o Catalina de Burgos37.
Rafael Cansinos-Asséns la describía como «una mujercita menuda, frágil, ru-
bia y de ojos azules, que habla con una voz dengosa»38, buena amiga de Carmen de
Burgos y asidua de su tertulia donde demostraba conocer las obras de literatos, poe-
tas, pedagogos… En medio de una discusión entre Carmen y su hija: «Violeta in-
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terviene: -No, Carmen; a los niños no se les debe pegar… Tú debes saberlo, puesto
que eres maestra… La pedagogía de Spencer…; -Ya lo sé, Violeta, pero es que esta
niña…, aquí querría yo ver a Spencer…». Y fascinada por los proyectos de su amiga:

Qué suerte tienes, Carmen…, merecida, desde luego… Tú te elevas hasta la cús-
pide…, mientras nosotras nos quedamos en la mitad de la base… Tú eres una ro-
sa opulenta… y yo una pobre violetita…
-¿Por qué eligió usted ese pseudónimo?- la interpela el gacetillero.- La vio-
leta es modesta…

36  Archivo Postal y Telegráfico. Auxiliares femeninos. ÁLVAREZ POOL, Consuelo.


37  ORTIZ, N.: Las mujeres…, pp. 105-128. CDMH, Masonería B, legajos 239-31, 239-32,
239-30, 23-2, 568-43, 447-2 y Masonería A, 5-8.
38  CANSINOS-ASSÉNS, R.: La novela de un literato, 1, Madrid, Alianza, 1982, pp. 188-
192, 194-198 y 432-436. FRANQUESA, L.: «Carmen…», p. 446. CASTILLO, M.: Carmen…, pp.
10 y 25; NÚÑEZ, C.: «Carmen…», p. 85. ORTIZ, N.: Las mujeres…, p. 108. CDMH, Masonería
B, 239-31.

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Capítulo 2 Las Damas rojas: ¿una estrategia para visibilizar la militancia 101
femenina en el Partido Republicano Radical?

Imagen Nº 1
Título: Almuerzo íntimo
Fecha: El País, 1-V-1909
Localización: Hemeroteca BNE, HN/1703. © Biblioteca Nacional de España
Uso: Periodístico
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Valoración: Consuelo Álvarez aparece relacionada con los máximos representantes del republicanismo en Madrid.
Personajes: Sentados: Antonio Catena (9), José Nakens (10), Rafael Salillas (11) y Consuelo Álvarez (12). Detrás, Juan Sol y
Ortega (2), Benito Pérez Galdós (4), Roberto Castrovido (5),…

Es un hecho conocido que «los miércoles de Colombine» era una tertulia litera-
ria que reunía a muchos escritores establecidos en la capital: Blasco Ibáñez, Antonio
de Hoyos y Vinent, Augusto Martínez Olmedilla, Roberto Barriobero, Pedro de Ré-
pide, Salvador Rueda, Zamacois, Cansinos-Asséns, Gómez de la Serna y José Fran-
cés, a la que también acudía Consuelo Álvarez. En las conversaciones reproducidas
por el autor, se referían a ambas con el apelativo de damas rojas, y se las presentaba
defendiendo apasionadamente la obtención de derechos para las mujeres39:

Carmen y Violeta posan de damas rojas… La última moda… (…)

39  CANSINOS-ASSÉNS, R.: La novela…, pp. 188-191, 194-198.

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102 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Avecilla observa disciplente: -¡Usted es masón!…, eso de la masonería está


ya anticuado.
Protestas. La voz chillona y compungida de Violeta clama: -Lo que está
anticuado son esas ideas que hoy tienen ustedes los jóvenes… Así vamos hacia
atrás, hacia el oscurantismo… Por eso estamos como estamos, en este país…, sin
divorcio…, sin derechos para la mujer…, sin cultura…
(…) Avecilla murmura: -La mujer es un ánima de cabellos largos e ideas
cortas (…) La señora gorda se escandaliza. Violeta aguza aún más su voz: -Oh,
qué horror, ¿has oído, Carmen?… ¡Defiéndenos, mujer!
Carmen, conciliadora, interviene: -No hagas caso, Violeta…, esas son bou-
tades… Avecilla es modernista… Pero, naturalmente, no habla en serio… La
mujer moderna ha evolucionado y está hoy a la altura del hombre… Yo no soy
feminista…, las feministas son todas muy feas y estrafalarias; yo soy una mujer y
no quiero perder mi feminidad…, pero, francamente, también abogo por la dig-
nificación de mi sexo… Los hombres siguen teniendo de nosotras la misma idea
que los Padres de la Iglesia…

Carmen de Burgos, como Consuelo Álvarez, debió de formar parte del núcleo
fundacional de las DR. Sus biógrafos quizá han interpretado el apodo «damas ro-
jas» usado por Cansinos-Asséns en claves erróneas, asignándole unos contenidos vi-
gentes en el universo simbólico de la guerra civil y de la posguerra que en la España
de la primera década del XX debían de ser bien distintos. Su participación en actos
de propaganda política republicana y su colaboración con diarios de esta tendencia
confirman la idea de que ambas integraron las filas del republicanismo femenino.
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Desde El País, Violeta defendía el derecho de las mujeres a conquistar la inde-


pendencia económica por medio de un empleo digno que les libraría de la obligato-
riedad de contraer matrimonio y del desamparo ante la pérdida del cónyuge:

(…) Para amar por elección, para no aceptar la coyunda con el primer llegado,
es necesario libertad económica, y esa se conquista con el trabajo. El trabajo in-
telectual no es patrimonio de sexo alguno, el saber no es privilegio de una ni de
otra mitad del género humano (…)40

Colombine defendía ideas similares a las sostenidas por Violeta aunque aún en
estos años se distanciaba del feminismo y no se declara partidaria de la igualdad de
derechos para todos los ciudadanos, independientemente de su sexo:

40  El País, 3-V-1910.

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Capítulo 2 Las Damas rojas: ¿una estrategia para visibilizar la militancia 103
femenina en el Partido Republicano Radical?

(…) Las clases altas, las clases ricas, tienen la palanca poderosa de su dinero y sus
costumbres para pasarlo bien dentro o fuera del matrimonio. (…)
En la clase media, esa desdichada clase, más culta, educada y selecta que la
aristocrática, llena de necesidades y escasa de dinero, la mujer lleva un sello me-
dioeval de esclavitud. No se la permite trabajar, no tiene capacidad ni facilidad
para lanzarse a hacer una carrera, el medio le es hostil. La que se decida a hacer
algo por sí misma, a adquirir personalidad… ahí tiene la carrera de profesora.
(…) La clase trabajadora, las obreras, las sirvientes, las aldeanas, ¿qué han de ha-
cer? Aguantarse con su miseria (…)
(…) Si educáramos a las mujeres en la ética moderna y en los adelantos de la
inteligencia, para hacerlas virtuosas y libres, los pueblos serían bien pronto libres
y virtuosos. No soy feminista; he reído más de una vez de los delirios igualitarios
(…); pero el problema de la educación y del trabajo femenino existen como resul-
tado de la mala organización de nuestra sociedad y es necesario vencerlos41.

La biografía de Carmen de Burgos es bien conocida gracias a los estudios pu-


blicados en los últimos años. Aquí recordaré que era maestra, profesora de la Escue-
la Normal y periodista, que mantenía lazos con los representantes más destacados
del mundo literario de la época y que se distinguió tanto en su vida personal como
en sus convicciones ideológicas por la defensa de los derechos de las mujeres, aun-
que en los primeros años se definiera como no feminista. Cansinos-Asséns la des-
cribía como: «una mujer joven y moderna, que hace campaña en pro del divorcio
y habla en círculos republicanos». Fue masona habiendo sido iniciada en el Gran
Oriente Argentino, perteneciendo al G.O. Lusitano Unido y al G.O. Español y
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fundando en 1931 la logia Amor junto a su hermana y su hija, entre otras42.


Casimira López Domínguez es la única que ejercía un oficio manual, el de sas-
tra, declaraba saber leer y escribir y tenía 47 años cuando se fundaron las DR. Estaba
casada con un jornalero y tenía dos hijas con quienes vivía en la calle de Santa Ana
6 (Amazonas, Inclusa) pagando 25 ptas., junto a cinco personas más43.
Por otra parte, a través de una de las actas de la Junta general que celebró el
GFSM se sabe que Otilia Solera, militante socialista, había pertenecido a las DR.
En 1906 participó como oradora en la campaña anticlerical organizada por Con-
suelo Álvarez. Los contenidos de sus discursos revelan una formación poco habitual
en una obrera y un claro posicionamiento ideológico:

41  El Heraldo de Madrid, 4-VII-1909.


42  ORTIZ, N.: Las mujeres…, pp. 113, 118-120.
43  AVM, Padrón municipal, 1910 y 1915. GFSM, Registro de asociadas…

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104 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Hay que cortar la influencia religiosa porque llegará a maniatarnos, y yo antes de


servir de carne fresca a esos buitres, prefiero la muerte. (Aplausos)
Recuerda los horrores de Montjuich y Alcalá del Valle y dice que Cervan-
tes vale más que todos los reyes, los obispos y magnates juntos. El siglo muerto,
impropiamente, se llamó el de las luces, éste, se llamará el de las revoluciones.

La compañera Vega (…) pregunta si la compañera Solera pertenece toda-


vía a las Damas Rojas. Ésta dice que no44.

Otilia Solera García (Ávila, 22.XI.1880) tenía 28 años cuando se crearon las
DR. Se dio de alta en el GFSM en noviembre de 1909 y desde aquel mismo mes
ocupó el cargo de vicepresidenta. Vivía con su madre, viuda, y sus tres hermanos
en un tercer piso de la calle Mendizábal 62 (Quintana, Palacio) por el que paga-
ban 12,5 ptas. mensuales. Sus hermanos trabajaban como cerrajero, guarnicionero
y platinista [sic], mientras que ella era modista de sombreros. Todos declaraban sa-
ber leer y escribir. Como afiliada y presidenta de la Sociedad de Modistas participó
en algunos actos de propaganda celebrados en espacios republicanos de la capital.
Así, en noviembre de 1912, siendo militante del GFSM, participó en un mitin para
las modistas celebrado en este centro, junto a Carmen de Burgos45. Su pertenencia
a estas redes de sociabilidad femenina se confirma mediante su solicitud de ingreso
en 1907 en la logia Ibérica, a la que pertenecieron Consuelo Álvarez y Carmen de
Burgos, que no se verificó hasta 1911, y se mantuvo al menos hasta 191546. La tra-
yectoria política de Otilia Solera no debió de constituir un caso aislado. Durante los
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años de vida de las DR los intercambios entre republicanas, masonas y socialistas


fueron constantes, protagonizando fugas entre uno y otro grupo. En un acta de jun-
ta general se trataba la cuestión de readmitir a Carmen Jordán que había dejado de
pertenecer al GFSM: «por haber tomado parte en un mitin anticlerical organizado
por mujeres, sin tener permiso del Comité del Grupo y que al ser llamada la aten-
ción por el Comité, presentó la baja»47.

44  El País, 24-XII-1906 y GFSM, Actas Juntas generales…, 30-I-1910.


45  GFSM, Actas Juntas generales…, 14-XI-1909. AVM, Padrón municipal, 1905, 1910 y
1920. El País, 24 y 25-XI-1912. Es citada como presidenta de la Sociedad de Modistas el 6-VI-1910
y desde finales de 1913: CDMH, PS-Madrid, 815, Casa del Pueblo, Actas generales del Consejo de
Dirección, 15-IX-1913.
46  ORTIZ, N.: Las mujeres…, p. 108. CDMH, Masonería B, 239-30. Su simbólico era «Lui-
sa Michel».
47  GFSM, Actas Juntas generales…, 28-VIII-1910.

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Capítulo 2 Las Damas rojas: ¿una estrategia para visibilizar la militancia 105
femenina en el Partido Republicano Radical?

En resumen, el perfil sociodemográfico de las militantes de las DR presenta-


ba al menos dos tipos que encuentran su paralelo en la descripción de las afiliadas
a las Damas Rojas y a las Damas Radicales de Barcelona. Simplificando mucho se
puede decir que, por un lado, encontramos un tipo de socia que desempeñaba una
profesión no manual, con formación elevada y que, en varios casos, les facultaría pa-
ra escribir sus propias opiniones o intervenir en debates y mítines. Algunas de ellas
estarían vinculadas a los cuadros dirigentes del republicanismo madrileño, tomando
parte en sus reuniones y frecuentando sus espacios de sociabilidad. Entre ellas des-
taca la presencia de, al menos, tres que no dependían de ningún varón (separadas,
viudas o solteras). Podríamos decir que se ajustaban al modelo de la señorita de clase
media que se estaba resignificando a la altura del primer tercio de siglo: mujeres que
buscaban autonomía económica, con una elevada formación que les permitía ocu-
par determinados puestos de trabajo con salarios algo más altos que los de las obre-
ras manuales, aunque en ciertos casos su situación económica no era tan distante48.
Además, habían desarrollado un alto grado de individualización, se cuestionaban
su situación en el mundo y adoptaban una posición activa dispuesta a modificar la
condición social de la población femenina mediante la demanda de toda una serie
de derechos. Esa capacidad de crítica les llevaba incluso a desafiar a uno de los sec-
tores con mayor poder simbólico y efectivo de la sociedad del momento, el clero. En
cualquier caso, el modelo de mujer con el cual debían de sentirse identificadas era
completamente compatible con el rol de madres que la sociedad del momento les
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48  En Madrid, según la estadística oficial, una obrera percibía de media 0,24 ptas./hora en
1914 mientras que las aprendizas ganaban 0,10 ptas./hora aquel mismo año. Es decir, un jornal de
unas 2,64 y 1,10 ptas. por once horas de trabajo, respectivamente. Por oficios, las obreras calificadas
mejor retribuidas eran las de la fábrica de tabacos que percibían como media 0,42 ptas./hora en 1914.
Otros ejemplos son las corseteras (0,25), sastras (0,35), modistas (0,25), gorreras (0,10) y guarnecedo-
ras (0,22). En esas mismas fechas, aparte de su estabilidad en el cobro, las auxiliares de Telégrafos ga-
naban sueldos que iban desde las 1.000 a las 2.000 pesetas anuales (entre 2,74 y 5,48 ptas. de jornal).
En 1914 las profesoras numerarias de la Escuela Normal Central percibían en torno a 5.000 pesetas
anuales, según su puesto en el escalafón, mientras que las auxiliares ganaban 3.000. Sin embargo, los
salarios de las maestras de enseñanza primaria era muy inferiores. Aunque el RD de 25-VIII-1911 es-
tablecía dos Escalafones para maestras y maestros con diez categorías cada uno que incluían sueldos
entre las 1.000 y las 4.000 ptas., muchas maestras interinas siguieron percibiendo no más de 500 ptas.
anuales en esas fechas (1,37 ptas. de jornal). MINISTERIO DE TRABAJO: Estadística de los salarios
y jornadas de trabajo referida al periodo 1914-1925, Madrid, 1927, pp. XXXV-XXXVI. ROMEU, F.:
Las clases trabajadoras en España, 1898-1930, Madrid, Taurus, 1970; MARTÍNEZ, G. y SÁNCHEZ,
E.: «Mujeres…», p. 33. COLMENAR, C.: Historia de la Escuela Normal Central de Maestras de Ma-
drid (1858-1914), Tesis Doctoral dirigida por el Dr. Julio Ruiz Berrio, UCM, 12-VII-1988. Gaceta
de Madrid, nº 260, 17-IX-1911. AGA, (5)1.19 31/18318, Expedientes de maestras nacionales, García
Orozco, Mª Carmen; García Olano, María; García Ortega, Paula.

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106 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

asignaba en virtud del triunfo del modelo ideal propugnado por la teoría de la do-
mesticidad49. Ya se ha visto cómo Consuelo Álvarez se presentaba ante el Director
de Telégrafos pidiendo ayuda como una madre indefensa antes que hacerlo como
antigua trabajadora del Cuerpo de Telegrafistas. Carmen de Burgos también res-
pondía a ese modelo de mujer autónoma e independiente que, al mismo tiempo, se
ocupaba de un hogar atendiendo a su hija María y a sus dos hermanos:

Está pelando patatas y dictándole al mismo tiempo a un joven flaco, moreno y


con lentes, una interview que acaba de celebrar con Mr. Naquet, el político fran-
cés, que está haciendo una vigorosa campaña en favor del divorcio y de la igual-
dad de derechos del hombre y la mujer. De cuando en cuando, la periodista deja
de dictar y corre a la cocina, donde chirría el aceite.
-Perdonen ustedes…, tengo que terminar esta interview que ha de salir es-
ta misma noche en El Heraldo… Maruja, no molestes a estos señores…, vuélvete
al sofá, con tu muñeca… ¿Dónde íbamos Lorenzo? (…)
Sigue dictando rápidamente, con una facilidad admirable, de pie, sin dejar
de atender a sus patatas y de reprender a la revoltosa Maruja.

El otro modelo de militante republicana presente entre las DR se diferencia de


las primeras fundamentalmente en su ocupación como obrera manual, aunque debió
de aproximarse mucho a sus compañeras en los demás rasgos. Me refiero a la socia-
lización en los valores republicanos, el anticlericalismo, la elevada formación, el acce-
so a los foros de discusión y sociabilidad republicanos (casinos, centros obreros,…).
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2.4. El socorro a los presos políticos republicanos: la campaña para la


excarcelación de Macías del Real

La primera campaña organizada por las DR se dedicó precisamente al punto


central recogido en sus estatutos: el auxilio a un correligionario preso por cuestiones
políticas. Macías del Real, perteneciente al cuerpo jurídico de la Armada, había pre-
sentado una denuncia contra el Ministro de Marina por encontrar supuestas irregu-
laridades en la tramitación de un expediente para la concesión a una empresa inglesa
de la construcción de tres acorazados. Los republicanos se habían opuesto a destinar
una cantidad tan elevada a la construcción de una flota que se consideraba obsoleta
y exigían que se discutiese la decisión ante el Parlamento, petición que cobró más
fuerza ante los rumores de prevaricación. En medio de todo este contexto, Macías

49  LLONA, M.: Entre señorita…, passim.

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Capítulo 2 Las Damas rojas: ¿una estrategia para visibilizar la militancia 107
femenina en el Partido Republicano Radical?

elevó su denuncia y esto le condujo a prisión por desacato al Ministro. Finalmente,


el Ministro de Marina repartió a los diputados un informe sobre la adjudicación de
la contrata. Luis Morote, diputado republicano, en su intervención demostraba la
ausencia de prevaricación en la concesión, abandonando la línea patrocinada por los
republicanos. Por este motivo, renunció a su acta de diputado50. Este hecho provocó
la reacción de los republicanos y desde las páginas de El País, se inició una campaña
de recogida de firmas para la excarcelación de Macías. La movilización de la opi-
nión pública perseguía convencer al Gobierno ya que, con la renuncia del diputado,
la minoría republicana en el Parlamento se reducía aún más.
Las republicanas también manifestaron su deseo de tomar parte en la convo-
catoria, pero al no tener reconocidos sus derechos políticos no se les permitió fir-
mar la solicitud. Con la misma finalidad, se organizaron una serie de mítines en los
que se demandaba la presencia de las mujeres. La Juventud republicana radical y las
mujeres del partido organizaron una recogida de tarjetas de apoyo a Macías que le
entregarían personalmente en prisión51. Se trataba de una forma simbólica de ma-
terializar el aliento de los militantes republicanos, sin importar en este caso si eran
hombres o mujeres que fue secundada por «incontables» mujeres y comisiones de las
cigarreras y de las Damas Rojas:

(…) invitamos a ir a la mujer madrileña, (claro está a excepción de las que vivan
de sus maridos; padres o hermanos, de la adulación palaciega o de la nómina de
algún ministerio) a que una vez terminadas sus tareas profesionales, vayan a Pri-
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siones o al domicilio del señor Macías, (…) a depositar su tarjeta (…) ¡Manolas!
¡Madrileñas! A visitar el día de S. Juan al hombre digno y honrado, y demostrar-
le que también nosotras, sin voz ni voto, admiramos su valentía y censuramos
a quienes por miedo a que hable claro en el edificio de la pastelería nacional, le
tienen encerrado (…)52

50  PÉREZ GARZÓN, J.S.: Luis Morote: la problemática de un republicano (1862-1913), Ma-
drid, Castalia, 1976, pp. 134-139.
51  El País, 1, 7 y 23-VI-1909.
52  El País, 22 y 25-VI-1909. Las represalias contra las operarias de una fábrica de sobres por
participar en la campaña: El País, 29-VI-1909.

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3 LA SEMANA TRÁGICA: SUS EFECTOS
EN LOS PROCESOS DE MOVILIZACIÓN
FEMENINA EN MADRID

Las protestas contra el reclutamiento de tropas para luchar en Marruecos que se si-
tuaron en el origen de la Semana Trágica supusieron la materialización de un malestar
creciente desde tiempo atrás. Sintetizando mucho por un lado hay que tener presentes
las desastrosas consecuencias de las guerras de Cuba y Filipinas en 1898 y, por otro, la
campaña del proletariado internacional en contra de la guerra y del colonialismo1. To-
do ello contribuyó a acrecentar un clima de tensión que halló en la leva extraordinaria
de julio de 1909 el detonante para la expresión de este descontento2. El problema de
la guerra, del mantenimiento de los ejércitos permanentes y del colonialismo habían
constituido cuestiones preocupantes para el socialismo internacional. Las resoluciones
de sus congresos comprendieron desde el rechazo frontal de los ejércitos y la adopción
de la consigna ¡Abajo la guerra! de los primeros años, hasta el establecimiento de una
estrategia internacional acerca del problema de Marruecos presentada por las delega-
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ciones francesa y española en Stuttgart (1907)3.


Tras la publicación del manifiesto dirigido a los trabajadores de Francia y España
en la portada de El Socialista del 27 de septiembre, los socialistas de ambas naciones
iniciaron una campaña en la que intercambiaron oradores y organizaron mítines si-
multáneos. El Socialista recomendaba que a su término se adoptara una resolución
que se enviaría al presidente del Consejo de Ministros4. Meses después, la JS decidió
retomar la campaña ante los rumores de una nueva incursión en Marruecos. A pe-
sar de la declaración inicial en la que se afirmaba que el mitin había sido organizado

1  SECO SERRANO, C.: «El regeneracionismo maurista y el regeneracionismo canalejista


(1907-1912)», en J. Mª JOVER ZAMORA (dir.): Historia de España Menéndez Pidal, Madrid, Espa-
sa-Calpe, 1995, Vol. XXXVIII, T. 1, p. 143.
2  El análisis en profundidad sobre la Semana Trágica fue realizado por: CONNELLY, J.:
La Semana…
3  El movimiento socialista internacional: ROSAL, A. del: Los congresos obreros internacionales…
4  El Socialista, 4-X-1907.

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110 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

también por el GFSM, éste no tuvo nada que ver en su preparación5. En realidad,
no fue sino después de la Semana Trágica cuando decidió sumarse a las campañas
de la JS y mucho más tarde aún tomó las riendas de las mismas.
En 1909, los ataques llevados a cabo por grupos rifeños contra los intereses mi-
neros españoles de Melilla recibieron una réplica inmediata. Ante la insuficiencia de
medios, se hizo preciso el reclutamiento de tropas a través del sistema de quintas con
derecho a redención a metálico. Este hecho unido a las malas noticias acerca de las cam-
pañas que culminaron en el desastre del Barranco del Lobo el 27 de julio, crisparon a
la opinión pública y desataron protestas en todo el país, especialmente en Barcelona.
El 10 de julio de 1909 se publicaba un Real Decreto por el cual los soldados pasaban a
la reserva activa, reforzando los rumores de una posible intervención6. La ASM, reco-
giendo la labor iniciada por la JS el mes anterior, convocó un gran mitin para oponer-
se al envío de nuevas tropas el domingo 11 de julio en el que se anunció la celebración
de una gran manifestación en contra de la guerra para el domingo siguiente. Como es
bien sabido, la manifestación fue suspendida, aunque se celebró un nuevo mitin. En
carteles fijados en las esquinas se convocaba a toda la población7.
Las Damas Rojas, por su parte, no dudaron en sumarse a una campaña similar
organizada por la JR y en el mitin del 15 de julio intervino su vicepresidenta, Auro-
ra Martínez cuyo discurso «se encamina a describirles a las señoras, los horrores de
la guerra, excitándolas a que hagan obra pacifista»8.
Los intentos por movilizar a la opinión pública tuvieron algunos efectos. El día
19 se formaba una manifestación espontánea en la Puerta del Sol. Los reservistas
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eran recibidos por los gritos de sus esposas e hijas: «¡no vayáis, que vaya Romanones,
que vaya Maura!» y les acompañaban a la estación9. Según ciertos testimonios, las
mujeres madrileñas se colocaban delante de los trenes para impedir que partiesen.
El día 22 se formó una manifestación de jóvenes y mujeres convocada por la FJSE10.

5  El Socialista, 25-VI-1909 y GFSM, Actas Comité…, 26-VI-1909.


6  SECO, C.: «El regeneracionismo…», pp. 143-144; GABRIEL, P.: «Sociedad, gobierno…»,
pp. 370-376.
7  El País, 18-VII-1909. También se hizo eco de la convocatoria: El Heraldo de Madrid,
11‑VII-1909.
8  El País, 16-VII-1909.
9  El País, 20, 21 y 22-VII-1909.
10  SABORIT, A.: Apuntes…, p. 1190. El Socialista, 11-X-1907. La manifestación: NÚÑEZ
DE ARENAS, M.: Historia del movimiento obrero español, Barcelona, Nova Terra, 1917, p. 171. Marga-
rita Nelken recordaba: «(…) que a nuestras mujeres del pueblo (…) no les arredra tanto como a mujeres
de las clases sociales más elevadas la idea de llevar, por sí solas, su dignidad. (…) aparecen siempre valientes
y vivaces: lo mismo para ponerse ante los trenes que llevan sus hijos a la guerra (escenas de la Estación

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Capítulo 3 La semana trágica: sus efectos en los procesos 111
de movilización femenina en Madrid

El desencadenamiento de graves disturbios para oponerse al embarque de las


tropas que tuvieron su exponente más grave en Barcelona provocó la paralización de
nuevos actos y el secuestro del diario socialista al convocar un mitin para el domingo
25, en el Teatro Barbieri. Con El Socialista se había repartido una hoja suplemento en
la que el GFSM y la JSM, se dirigían «a la opinión, argumentando contra la guerra y
pidiendo que vayan a Melilla todos»11. Sin embargo, las actas del GFSM no incluyen
ninguna decisión en este sentido hasta agosto de 1909, cuando se puso de manifiesto
la falta de liderazgo de las mujeres socialistas en esta campaña: «se lee una comuni-
cación de los compañeros Palmesanos que consiste en unas hojas que han hecho en
contra de la guerra y se acuerda que lo que la Jubentud [sic] haga haremos nosotras»12.
Es decir que salvo el primero de los mítines organizados por la JR en el que
tomaron parte las Damas Rojas, durante la Semana Trágica las mujeres madrileñas
afiliadas a los grupos políticos no protagonizaron movilizaciones en contra del re-
clutamiento. La escalada de violencia que tuvo lugar en Barcelona no encontró en
Madrid paralelismos comparables13. Las trabajadoras organizadas aún no habían
madurado ni un proyecto político, ni un conjunto de estrategias para manifestar su
oposición ante las decisiones del Gobierno. La guerra, una de las motivaciones que
provocará mayores índices de movilización femenina años después, no fue capaz de
animar la expresión organizada de su malestar en el Madrid de 1909.

3.1. Consecuencias del pacto de la conjunción en las estrategias de


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acción de las mujeres socialistas y republicanas

Ya en octubre la caída de Maura y la coincidencia antimilitarista entre socialis-


tas y republicanos coadyuvó a la alianza táctica de ambos grupos anunciada en el mi-
tin del frontón Jai Alai, el 7 de noviembre de 190914. Este pacto también alcanzó a la
militancia femenina de ambos partidos. Aunque no existen testimonios directos en
los que se hable de las relaciones entre las DR y el GFSM, la prensa y los registros de

del Mediodía, de Madrid, cuando la campaña de Marruecos de 1909) que para obrar dignamente (…)»:
NELKEN, M.: La condición social de la mujer en España, Barcelona, Minerva, 1919, p. 232.
11  El País, 23-VII-1909.
12  GFSM, Actas Comité…, 7-VIII-1909.
13  GONZÁLEZ, E.: La razón de la fuerza. Orden público, subversión y violencia política en la
España de la Restauración (1875-1917), Madrid, CSIC, 1998, p. 434 y nota 373 y pp. 424-453.
14  SECO, C.: «El regeneracionismo…», p. 162; ELORZA, A.: «Los movimientos…», p. 101.
DUARTE, A. y GABRIEL, P. (eds.): El republicanismo español, Ayer, 39, (2000), y SUÁREZ, M.: «El
republicanismo español tras la crisis de fin de siglo, 1898-1914», Cuadernos de Historia Contemporánea,
nº 20, (1998), pp. 165-189.

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112 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

socias dan cuenta de los acercamientos entre las afiliadas de ambos grupos durante el
tiempo en el que se mantuvo la Conjunción15. La actividad propagandística desplega-
da por ambos colectivos con motivo de las elecciones de diputados del 8 de mayo de
1910 y la campaña anticlerical de julio constituyen las dos acciones más importantes
en las que las republicanas y socialistas tomaron partido al mismo tiempo. Y digo al
mismo tiempo porque, en el primer caso, aunque ambos grupos hicieron propaganda
de la Conjunción, actuaron por separado. Sin embargo, durante la gran campaña an-
ticlerical unieron sus fuerzas, coincidiendo con el momento en el que varias Damas
Rojas hicieron efectiva su adhesión al GFSM. Aquí encontramos un ejemplo real de
colaboración entre las socialistas y las consideradas «feministas burguesas» en los dis-
cursos de Clara Zetkin16. Las DR no estaban tan alejadas de muchas socialistas en sus
planteamientos ideológicos. En esta ocasión fue el pacto con los republicanos el que
hizo posible la colaboración por un objetivo común, el anticlericalismo.
Juana Taboada ocupaba la dirección acompañada por afiliadas nuevas en el co-
mité aunque no en la militancia. Las dirigentes elegidas entre noviembre de 1909
y enero de 1910 representaban edades diversas: Juana Taboada con 30 años, Oti-
lia Solera con 28, Clementa Calvo (recién incorporada al GFSM proveniente del
republicanismo radical) y Dolores Fernández con 34 años, Purificación Fernández
con 45, Genoveva Gómez con 20, Petra Gallego con 62 y María Merino con 46.
Más adelante se incorporaron Herminia Martínez Gil con 18, Teresa García con 30,
Carmen Lizárraga con 43, María Ruedas con 38, Francisca Vega con 30 y Andrea
Moya con 22. Había un cierto predominio de las solteras (6), las casadas ascendían
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a 4 y a ellas hay que sumar a Genoveva Gómez en unión libre con su compañero y
a Petra Gallego y Francisca Vega, ya viudas. La maternidad también se repartía des-
igualmente entre cinco dirigentes con hijos y otras siete que no los tenían. Por otro
lado, diez de las dieciséis socias consideradas tenían alguna relación de parentesco
con militantes socialistas. Representantes destacados como Lucio Martínez Gil, Ja-
cobo Castro o Pablo Cervera se mezclaban con afiliados anónimos y con socias del
GFSM entre los familiares de las dirigentes. Por último, sólo cuatro se dedicaban a
«sus labores», mientras que el resto se repartía en diversos oficios: dos sirvientas, una
sastra, una modista, una modista de sombreros, una bordadora, una gorrera, una cor-
batera, dos guarnecedoras y una obrera de la fábrica de cristal. El carácter asalariado

15  No se conservan las actas del comité del GFSM del periodo de colaboración con las DR
desde, al menos, 1911: «se acuerda remitir un oficio a la compañera M. Rueda para que informe al Co-
mité acerca de la existencia del libro de actas del Comité y algunos otros documentos que las compa-
ñeras del Comité ignoran dónde se hallan». GFSM, Actas Comité…, 9-XII-1911.
16  BOXER, M. J.: «Repensar…», pp. 27-58.

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Capítulo 3 La semana trágica: sus efectos en los procesos 113
de movilización femenina en Madrid

de las juntas lideradas por Juana Taboada es, por lo tanto, un rasgo a tener en cuenta
en la construcción de su identidad. Estas mujeres lideraron las campañas anticlerical
y de propaganda electoral de 191017.
Su programa de acción política se apropió de diversos elementos del discurso
de los jóvenes, de la agrupación y de las sociedades de oficio para adaptarlo a su pro-
pia subjetividad. Juana Taboada se convirtió en la socia con más iniciativa. Ella fue
quien propuso hacer propaganda durante las elecciones municipales, adoptándose
como costumbre en lo sucesivo: «La compañera Taboada propone que el día de las
ecleciones [sic] nos reunamos a la puerta de la Unibersidad [sic] con idea de distri-
buirnos en grupos para recorer [sic] los colegios siendo aprobado»18.
La difusión de las ideas socialistas y el interés por atraer nuevas afiliadas fueron
sus objetivos con el reparto de hojas de propaganda en los actos de la Casa del Pue-
blo y con la celebración de ciclos de conferencias y mítines, que se tradujeron en un
espectacular aumento de la afiliación. De hecho 1910 fue el año que registró el índi-
ce de altas más elevado en toda la historia del GFSM con 111, situando su balance
global en el vértice más alto con 133 socias al finalizar el año. En estos actos inter-
venían afiliadas animadas por asesores que, como Saborit, defendían esas reuniones
«para que tomen parte algunas compañeras y se acostumbren a hablar en público»19.
En los meses previos a las elecciones a Cortes de 1910 las socialistas se su-
maron a la campaña sostenida por la JSM en favor del servicio militar obligato-
rio, compartiendo el protagonismo en los mítines. Pero en esta ocasión no sólo les
apoyaron sino que las propias oradoras del GFSM pusieron de manifiesto por vez
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17  No he podido reunir datos completos para las 16 dirigentes según todos los criterios ana-
lizados. Esta circunstancia se repite a lo largo de este trabajo aunque la muestra suele resultar bastan-
te representativa. Los datos corresponden al momento en el que fueron nombradas. Carezco de datos
completos para Amparo Torres, Antonia López, María Merino y Francisca Vega. Ésta estuvo afiliada
a la Varia como bordadora entre noviembre de 1912 y febrero de 1913. Petra Gallego figura como afi-
liada dedicada a sus labores desde el 1 de septiembre de 1910, aunque era obrera de la fábrica de cristal
según el registro del GFSM: SPOV, Registro de afiliados, CDMH, PS Madrid, 2030.
18  GFSM, Actas Comité…, 11-XII-1909. No era la primera vez que ayudaban en las
elecciones: «Preséntase una comisión del GFS (…) se les da noticia de lo que con respecto a las
próximas elecciones municipales tiene acordado en principio este comité (…)»: ASM, Actas Co-
mité…, 9-IV‑1909.
19  Las propuestas de Juana Taboada en: GFSM, Actas Comité… El Socialista, 11-III-1910.
Las palabras de Saborit: 26-II-1910. En agosto de 1910 la junta de delegados de las Sociedades de la
Casa del Pueblo nombraba una «Comisión para el concurso para las mujeres» que eligió dos nume-
rarias y dos supernumerarias: Josefa Hurtado, Teodora Sobrino; Micaela Cervera y Sofía Fernández,
respectivamente: CDMH, PS-Madrid, 815, Casa del Pueblo, Actas de Delegados de Sociedades, 5 y
30-VIII-1910.

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114 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

TABLA 3: COMITÉS DEL GFSM (1909-1910)*


FECHA 14/11/1909 30/01/1910 15/05/1910 17/07/1910 09/10/1910
Presidenta Juana Taboada Juana Taboada Juana Taboada
Vicepresidenta Otilia Solera Antonia López María Ruedas
Secretaria int. Clementa Calvo Otilia Solera P. Fernández
Secretaria ext. D. Fernández H. Martínez
Tesorera Antonia López María Merino Teresa García
Contadora P. Fernández D. Fernández Francisca Vega
Vocal 1ª Genoveva Gómez Petra Gallego Andrea Moya
Vocal 2ª Petra Gallego Genoveva Gómez
Vocal 3ª María Merino Amparo Torres C. Lizárraga
Asesor F. Egocheaga Lucio Martínez
* Purificación Fernández fue dada de baja el 11-XII-1909 por adeudar numerosos recibos. No se detalla a quién sustituyó Andrea Moya
como vocal. María Merino fue baja como tesorera el 12-II-1911. El 30-VII-1911 se aceptó la dimisión de Carmen Jordán, aunque no se
aclara qué cargo ocupaba.

primera la adopción de un discurso propio. En el mitin del 20 de febrero, Otilia So-


lera se apropiaba del argumento en defensa de los ideales democráticos, de la igual-
dad de todos los ciudadanos en sus derechos y deberes esgrimido por los líderes del
partido y de la Juventud. Pero además, introducía la responsabilidad política de las
madres obreras, encargadas de la educación de sus hijos y, sobre todo, de la defen-
sa de sus intereses de clase, oponiéndose activamente a las desigualdades del siste-
ma y a la guerra. Otilia Solera, una propagandista que ya había demostrado contar
con un proyecto político que lanzar a las trabajadoras, verbalizaba por vez primera
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en nombre del GFSM un modelo de obrera que debía implicarse en las luchas po-
líticas donde se discutía el destino de sus propios hijos. Los intentos de movilizar
a las trabajadoras se articulaban en torno a su identidad como madres de las clases
humildes. No se les pedía nada que la sociedad no les atribuyese ya, la defensa de su
familia y la protección de sus hijos:

La compañera Otilia Solera, del Grupo Femenino, habló después. (…) Dijo que
las madres eran culpables de que se produjeran guerras como las del Rif, por li-
mitarse a llorar y lamentarse, en vez de oponerse fieramente a que las guerras
estallen. «Ya que dais la vida -agregó- a vuestros hijos, tenéis la obligación de de-
fenderla en todo momento»20.

A pesar de que el GFSM ya dependía de la ASM, la colaboración y el entendi-


miento con los jóvenes se mantuvo con la presencia de asesores pertenecientes a es-

20  El Socialista, 25-II-1910.

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Capítulo 3 La semana trágica: sus efectos en los procesos 115
de movilización femenina en Madrid

te colectivo, el apoyo a sus campañas y la celebración conjunta de su aniversario. En


cualquier caso, no todas las afiliadas estaban conformes con la omnipresencia de los
jóvenes. Carmen Jordán, por ejemplo, era partidaria de evitarla por considerarles un
tanto desligados de la línea oficial del socialismo, cuando «en un partido lo principal
es la disciplina». A lo que Saborit alegaba que Pablo Iglesias veía con buenos ojos las
campañas de la JSM y, en cualquier caso, «lo de la disciplina pasó a la historia». La
actitud de Saborit refleja el deseo de adoptar otras estrategias por parte de un sector
de la militancia que, muy pronto, decidirá actuar siguiendo sus propios criterios21.
Durante este periodo también destacó la labor en pro de la extensión cultural
con su apoyo al Grupo de Educación y Cultura de la Casa del Pueblo, y las gestio-
nes de Saborit para conseguir el acceso de las afiliadas a la biblioteca de la JSM22.
Pero los órganos oficiales del partido seguían difundiendo visiones idealizadas de
las mujeres como la menagère diligente en su casa que no se prodiga fuera más de lo
necesario a pesar de ser una «intelectual exquisita» pero humilde. Las dirigentes del
GFSM no sólo militaban en la sociedad de su oficio en la mayoría de los casos sino
que gestionaban su propio grupo de militantes donde debatían las estrategias para
fomentar el proselitismo socialista. Estas mujeres ya se situaban más allá del ideal
descrito por Ciges que se oponía al predominio tan manifiesto de éstas en otra casa
que no fuera la suya propia23.

TABLA 4: MESAS DE DISCUSIÓN DEL GFSM (1909-1910)


FECHA 14/11/1909 30/01/1910 17/07/1910
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Presidenta Agustina Escudero Agustina Escudero


Vicepresidenta María Armesto
Secretaria 1ª Amparo Torres Rosa Pillado
Secretaria 2ª Inés Bárcenas Bayón
Josefa Pérez Josefa Pérez
Comisión revisora de cuentas María Armesto Isabel Vega Micaela Cervera
Encarnación García Consuelo Carles

Las integrantes de este Comité comprendieron la rentabilidad que para su regis-


tro de asociadas tenía la celebración de reuniones de propaganda. A lo largo de 1910
celebraron varias dedicadas a hacer campaña por el servicio militar obligatorio o en
favor de los sindicatos de clase24. Se trata de un colectivo que ya era consciente de los

21  GFSM, Actas Juntas Generales…, 9-X-1910.


22  El Socialista, 10-IV, 11-II, 11-III, 25-III-1910.
23  CIGES APARICIO, M.: «Una mujer moderna», El Socialista, nº extraordinario, III-1910.
24  El Socialista, 10-VI, 16 y 30-IX, 14-X, 11 y 25-XI-1910.

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116 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

recursos de que disponía para aumentar sus apoyos y que los explotaba al máximo, ob-
teniendo los mejores resultados de su historia. Además, a partir de este año los sím-
bolos comenzaron a tener una importancia considerable para el Comité que decidió
abrir una suscripción para la confección de su bandera y bordar un lazo conmemorati-
vo del triunfo en las elecciones, para la del partido25. La importancia de estos símbolos
reside en su capacidad para dotar de identidad y cohesión al grupo que representan, al
tiempo que hacen más llamativa su presencia en los actos a los que se llevaban como
el 1º de Mayo, los congresos del partido, los mítines de propaganda y acompañando
durante los primeros tiempos a los féretros de las afiliadas fallecidas. La bandera po-
nía de manifiesto la presencia de las compañeras o destacaba la pertenencia al grupo
de aquellas a quienes acompañaba al cementerio civil, convirtiéndose en un referen-
te identitario básico26. En el mismo sentido, se puede hablar de la elaboración de un
calendario integrado por fechas clave, de valor negativo y positivo, con un significado
compartido e integrador de los principios socialistas como la Semana Trágica o la ce-
lebración del aniversario de su fundación muchas veces junto a la JSM.

3.1.1.  Las militantes ante las urnas: proselitismo político femenino en los
comicios de 1910

Las elecciones generales para diputados a Cortes que se celebraron el 8 de


mayo de 1910 no fueron los primeros comicios en los que las militantes hicieron
propaganda, pero sí fueron los primeros en los que se reconoció la importancia de
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esta acción27. A pesar de que éstas carecían de derechos políticos, algunos líderes
republicanos y socialistas y las propias militantes habían comprendido la influen-
cia de la opinión femenina en la adjudicación del voto a uno u otro candidato por
parte de los electores:

25  ASM, Actas Comité, (18-II-1910/26-XII-1913), FPI, Archivo y Biblioteca, [FPI/


AASM-LXXII-1] 16-IX-1910 y ASM, Actas Asambleas Generales…, 4-XI-1910.
26  EYERMAN, R.: «La praxis…», pp. 143 y ss. La bandera fue sustituida por un paño en
los entierros civiles y en los actos de otros grupos a los que se enviaba representación: GFSM, Ac-
tas Juntas generales…, 17-VII-1910, 28-VIII-1910, 9-X-1910 y GFSM, Actas Asambleas, (3-III-
1912/18-IX-1920), FPI, Archivo y Biblioteca, [FPI/AASM-LXXV-2], 26-VII-1914, entre otras.
Actas Comité…, 27-VIII-1912, 19-IV-1913, 27-I-1915. La bandera dejó de presentarse a los actos
de la Casa del Pueblo desde abril de 1913 «por no tener condiciones para colocarla (ya que) pudiera
deteriorarse». CASQUETE, J.: El poder de la calle. Ensayos sobre acción colectiva, Madrid, CEPC, 2006,
pp. 43-51. RIVAS, L.: Historia del 1º de mayo en España, Madrid, UNED, 1987.
27  La prensa es la fuente de información básica para analizar la campaña de propaganda elec-
toral y la campaña anticlerical por la inexistencia de actas de las socialistas.

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Capítulo 3 La semana trágica: sus efectos en los procesos 117
de movilización femenina en Madrid

También se propone que es combeniente [sic] que un compañero dé una Confe-


rencia para que explique la combeniencia [sic] que tiene el que la mujer influya
en el ánimo del marido que debe botar [sic]28.

Aunque las afiliadas al GFSM se habían declarado partidarias en noviembre de


1906 de no solicitar el voto para las mujeres, las resoluciones de los congresos socia-
listas internacionales fueron más allá. En Stuttgart (1907) se acordó apoyar el sufra-
gio femenino pero a pesar de que esta resolución se publicó en la prensa madrileña, las
socialistas no cambiaron de estrategia29. Por otro lado, el desinterés de Pablo Iglesias,
delegado al congreso, por seguir las recomendaciones en esta materia contrasta con su
inmediata aplicación de las sugerencias en torno a la campaña antimilitarista de Ma-
rruecos. En el primer mitin de la ASM para difundir los acuerdos del congreso, sólo
García Cortés hizo una mención breve acerca de las resoluciones sobre el voto feme-
nino, mientras que Pablo Iglesias sólo se centró en la cuestión marroquí30.
A pesar de todo ello, las afiliadas al GFSM y a las DR participaron en las ta-
reas de propaganda de la candidatura conjuncionista durante la jornada electoral,
desarrollando una nueva estrategia política que mereció la atención de la prensa y el
reconocimiento de sus compañeros de partido. Los resultados fueron notablemente
positivos para los republicanos y socialistas que en Madrid obtuvieron mayoría con
una lista encabezada por Benito Pérez-Galdós y Pablo Iglesias, gracias a la cual los
socialistas consiguieron colocar su primer diputado en las Cortes. Madrid registró
un récord de participación con un 66% de votantes, de los cuales un 56% se había
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inclinado por otorgar su voto a la lista presentada por la Conjunción31.


Además, la prensa republicana dio cuenta de un incidente que se produjo du-
rante los comicios en el que una republicana, cuyo marido no podía presentarse a
votar, la enviaba como representante para ejercer su derecho. El hecho provocó la
sorpresa y la oposición inicial de los presentes y de los encargados de la mesa pero,
ante la insistencia de la republicana, se le permitió votar «por ser muy hermosa» y
por tener razón. El recurso a los adjetivos sobre el aspecto y el carácter de las muje-
res es una constante ligada a la valoración de sus acciones durante este periodo y que

28  GFSM, Actas Comité…, 24-II-1907.


29  El Socialista, 20-IX-1907. El texto está reproducido en el capítulo 1.3.
30  DEL ROSAL, A.: Los Congresos… en el siglo XX…, p. 28 y El Socialista, 20-IX-1907.
31  MARTÍNEZ CUADRADO, M.: Elecciones y partidos políticos en España, (1868-1931),
Madrid, Taurus, 1969, p. 772. Las socialistas acudieron a la secretaría de la ASM «para ofrecerse a
ayudar (…) en la lucha electoral del día ocho del próximo mayo» y allí les dijeron que «podían recorrer
los colegios para observar y denunciar a los nuestros las malas artes que emplearan los enemigos de la
candidatura de la coalición»: ASM, Actas Comité…, 29-IV-1910.

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118 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Imagen Nº 2
Episodio de la lucha electoral en Madrid. Mujeres repartiendo candidaturas republicanas a la puerta de un co-
Título:
legio electoral.
Fecha: 8-V-1910
Autor/-a: Arija
Localización: Los Sucesos, 14-V-1910. HMM*
Uso: Periodístico.
La prensa de sucesos destacaba la actividad política de las republicanas, que también mereció el reconocimiento
Valoración:
de la prensa republicana y socialista.
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No terminaremos sin dedicar un aplauso a las mujeres socialistas y radicales (…) En carruajes descubiertos, os-
Otras Fuentes:
tentando un brazalete rojo, recorrieron muchos colegios: El Socialista, 13-V-1910.
* Pese a las gestiones realizadas para obtener el premiso de reproducción no ha sido posible localizar a quienes les correspondía otorgarlo.
Sin embargo, dado el alto valor documental de la imagen para esta investigación, se decidió reproducirla.

no suele ser utilizada para referirse a los varones: si se les respalda son «hermosas»,
«bellas», «simpáticas»,…; si se les censura son «antipáticas», «feas»,… Otro adjetivo
frecuentemente utilizado para juzgar positivamente sus iniciativas es el de «varonil»
o «viril» que, por oposición a «lo afeminado», expresa actitudes valientes y resolu-
tivas. Finalmente, uno de los presentes elogiaba la iniciativa de esta mujer al evitar
que otro individuo votase por el enfermo:

(…) Se le entregó a la entusiasta republicana una candidatura de la conjunción


republicano-socialista la que dio al presidente, exclamando:
-¡Por la República española! (…) Los numerosos electores que estaban
apostados frente al colegio, empezaron a dar vivas a las mujeres republicanas y a

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Capítulo 3 La semana trágica: sus efectos en los procesos 119
de movilización femenina en Madrid

las madrileñas con vergüenza. Aquella señora se marchó gozosa a su domicilio.


Al perderla de vista los electores del colegio, uno de ellos dijo: «Si todas las mu-
jeres fueran como ésta, pronto acabaríamos con tanto pillo». «Pero, que mu bien
hablao. ¡A ver!»32

También la prensa socialista se hizo eco de la participación de las mujeres re-


publicanas y socialistas en los acontecimientos de la jornada electoral33:

Grupos de mujeres con banderas recorrían las calles. Muchas de estas manifesta-
ciones lograron llegar hasta las calles céntricas. En la Puerta del Sol se presentó
una formidable. Al frente iban varias mujeres enarbolando banderas rojas. La po-
licía se echó encima y detuvo a dos mujeres. (…) El Grupo Femenino Socialista
trabajó mucho también. Al reclamar la libertad de los detenidos fue cogida a su vez
la presidenta de las planchadoras, que se distinguió todo el día por su entusiasmo.
El domingo pasado celebró la Conjunción republicano-socialista un gran-
dioso mitin en el Frontón Central con objeto de conmemorar el triunfo alcan-
zado en las últimas elecciones. (…) Puede asegurarse que entre el público había
más de 1.000 mujeres, muchas de ellas pertenecientes al Grupo Femenino Socia-
lista y algunas damas rojas. (…) Acabados los discursos, el Orfeón socialista,
situado en los palcos, entonó La Marsellesa de la Paz, (…) Después, las com-
pañeras del Grupo Femenino cantaron La Internacional siendo premiadas con
entusiásticos aplausos34.

La intensa actividad desplegada por las militantes de ambos grupos durante


las elecciones revela que tanto las republicanas como las socialistas valoraban el
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sufragio como uno de los instrumentos para influir en la vida política del país. No
cabe por tanto hablar aquí de desinterés por el derecho al sufragio entre estas mu-
jeres, que lo consideraban una estrategia eficaz si se ejercía limpiamente35. Sobre
su concesión a las mujeres, en este momento las socialistas se negaron a sostener
una campaña para reclamarlo por la supuesta falta de aptitudes de la población
femenina para ejercer este derecho. Sin embargo, la propaganda electoral se con-
virtió en un elemento fijo en las acciones de las socialistas, en consonancia con la
preferencia del partido por la vía institucional sobre la revolucionaria como medio
para la transformación social.

32  El País, 10-V-1910.


33  En este sentido, ver: ELORZA, A.: «Los movimientos sociales…», pp. 101-102.
34  El Socialista, 13 y 20-V-1910. Sobre los himnos socialistas: DE LUIS, F.: La cultu-
ra…, p. 71.
35  En este caso no comparto la hipótesis sostenida en NASH, M.: «Experiencia…», pp. 158‑160.

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120 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

La nueva junta directiva liderada por Juana Taboada comenzaba a introducir


novedades en su repertorio de acción. La iniciativa de ambos grupos impresionó a
los cronistas de la época que destacaban el hecho en la prensa. El clima de crítica
abierta a la inoperancia de los gobiernos de turno preparaba el terreno para esa bue-
na acogida. La invasión del espacio público entendido no sólo como el medio físi-
co, -la calle, las puertas de los colegios-, sino como el ámbito de la gestión pública
constituía una transgresión a un sistema que no concebía el hecho de que las mu-
jeres pudieran expresar sus propias opiniones sobre el Gobierno. Sin embargo, aun
conociendo los vientos de cambio en la opinión pública europea acerca del sufragio
femenino, en la práctica ninguno de los dos grupos se decidió a incluir la demanda
de este derecho para las mujeres. Los límites del sistema de género de la España de
1910 habían sido transgredidos sólo en parte pero todavía no había lugar para rene-
gociar las reglas sobre las que se asentaba.

3.2. La creación del Sindicato Católico Femenino de la Inmaculada.


Acción colectiva femenina para garantizar la paz social

La fundación del Sindicato Católico de la Inmaculada supuso una reacción


defensiva por parte de ciertos sectores católicos de la sociedad española al protago-
nismo ganado por las organizaciones obreras entre las trabajadoras. Su introduc-
ción en este capítulo trata de resaltar la importancia que como acelerador de este
proyecto tuvo la participación de las mujeres en la Semana Trágica. Su principal
impulsora, María de Echarri, se escandalizaba en la prensa católica de sus accio-
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nes durante aquellos días y relacionaba las consecuencias de aquellos sucesos con la
fundación del nuevo sindicato:

Imposible es empezar esta crónica sin dedicar unas líneas a la protesta enérgi-
ca que sale de todo corazón honrado en presencia de los horrores cometidos en
Barcelona (…) El hecho de que hayan sido mujeres quienes más ferocidad han
demostrado en los sucesos de Barcelona, nos mueve doblemente a protestar;
En 1909, después de la terrible Semana Trágica, el Señor me puso en co-
municación con el celoso sacerdote D. Juan José Santander, Rector entonces de
las Comendadoras de Santiago, y Director de las Hijas de María de dicha Iglesia.
Entusiastas de todo trabajo social, planeamos la organización del primer Sindicato
Católico Femenino de España, que se constituyó (…) -al finalizar una sesión en el
Instituto de Reformas Sociales (…)- (y le) dimos el nombre de Sindicato Femeni-
no de la Inmaculada36.

36  ECHARRI, M. de: «Crónica del movimiento católico social feminista», Revista Católi-
ca de Cuestiones Sociales, (1909), Tomo XVI, nº 176, pp. 106-109. AHIT, ECHARRI, M. de: Notas

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Capítulo 3 La semana trágica: sus efectos en los procesos 121
de movilización femenina en Madrid

Las actividades del catolicismo social y de la propia María de Echarri databan


de años atrás y consistían en acciones de beneficencia que pretendían reducir las
desigualdades para contener las protestas de la clase obrera. Desde las publicaciones
católicas se recogían las recomendaciones de la Encíclica Rerum Novarum (1891)
en la que León XIII, ante los cambios socioeconómicos resultado de la Revolución
Industrial animaba a emprender iniciativas que frenasen posibles estallidos revolu-
cionarios. Esa labor se consideraba muy adecuada para las mujeres37:

Se os pide que participéis en la ACCIÓN SOCIAL POPULAR, no con vistas


al feminismo, sino eminentemente femenina, porque nunca una mujer lo es más
que cuando, olvidándose de sí misma, consuela y remedia38.

En 1909, María de Echarri se había convertido en cronista del «movimiento


católico social feminista» desde la Revista Católica de Cuestiones Sociales -sección que
cambió su nombre por el de «movimiento católico femenino» desde 1914, quizá para
distinguirse de las feministas que perseguían la igualdad de derechos. Además, desde
1906 colaboraba en La Paz Social y en 1908 participó en la Semana Social de Sevilla
con la ponencia «El trabajo a domicilio de la mujer en Madrid». María de Echarri re-
conocía que en 1909 los católicos estaban ausentes del panorama sindical femenino:

¿Dónde tienen las obreras sus Cajas de ahorro, sus Cooperativas, sus Mutua-
lidades? ¿Dónde existen esas obras hermosísimas de la Enseñanza doméstica,
de las Ligas sociales de compradores, del Sindicato de la aguja?… Yo no las veo
por ninguna parte (…) ¡ah, si me hubiera preguntado esta señora por obras be-
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néficas, con qué riqueza de datos la hubiera contestado! (…) Hablé de la espe-
ranza fundada, que abrigaba yo, de que el movimiento de simpatía y curiosidad
despertado en nuestras mujeres hacia la cuestión social, se convirtiese pronto en
hermosa realidad39;

autobiográficas inéditas, 1948 [?]. SANTANDER, J.J.: Acción sindical femenina, Madrid, La Editora,
1914, pp. XI, 5 y 39, mencionaba su vinculación a la congregación de las hijas de María. El Sindicato
Barcelonés de la Aguja (3-III-1909) es su precedente más similar: GARCÍA CHECA, A.: Ideología y
práctica de la acción social femenina: Cataluña 1900-1930, Málaga, Universidad de Málaga, 2007, p. 231.
37  BENAVIDES, D.: Democracia y cristianismo en la España de la Restauración, 1875-1931,
Madrid, Editora Nacional, 1978, p. 211. SCANLON, G. M.: La polémica…, pp. 212-217. GARCÍA
BASAURI, M.: «La mujer «social», beneficencia y caridad en la crisis de la Restauración», Tiempo de
Historia, nº 59, (octubre 1979), pp. 28-31 y «Los sindicatos católicos femeninos (1900-1930)», Histo-
ria 16, nº 69, (enero 1982), p. 19. GARCÍA, A.: Ideología…, pp. 81-94. CAPEL, R. Mª: «La mujer y
el sindicalismo católico en la España de Alfonso XIII», Estudios de Historia Moderna y Contemporánea,
Vol. 28, nº 116, (1980), pp. 355-375.
38  QUINDOS, J.: «Página femenina», Revista Social Hispano-Americana, (1909), nº 98,
pp. 370-373.
39  ECHARRI, M. de: «Crónica…», RCCS, (1909), nº 170, pp. 77-82.

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122 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Hacia 1909 las católicas en Madrid no habían desarrollado un proyecto sindical


femenino alternativo al de los partidos de clase. Esta situación se insertaba dentro de
un contexto más amplio referido a la acción social católica en España. Aquel año só-
lo se conoce la existencia de tres sociedades femeninas católicas en nuestro país entre
las que destaca el Sindicato Barcelonés de la Aguja, creado el 9 de julio de 190940. En
Madrid las socialistas y las republicanas se habían adelantado comprendiendo antes
la necesidad de integrar a las obreras en los procesos de movilización política y social:

Los socialistas están trabajando cuanto pueden para atraer a su partido y orga-
nizar a la mujer, y aquí, en la Casa del Pueblo, tienen ya establecidas una socie-
dad de sastras, otra de modistas, otra de lavanderas y planchadoras, y un grupo
femenino socialista, sin que haya podido averiguar el número más o menos
aproximado de las que en ellas se hayan inscrito (…) y nosotros, los católicos
(…) ¿Dejaremos que se nos adelanten, como se nos adelantaron ya en la orga-
nización de los obreros? (…) pensad si os conviene más (…) que entre las tra-
bajadoras abunden más las jóvenes recogidas y modestas que, con la cinta azul
pendiente del cuello, se postren ante el altar de su Virgen (…) o las damas rojas
que, con el lazo blanco sujeto al pecho, y llevando entre sus manos la ennegreci-
da tea, se dediquen a destruir los santuarios de vuestro culto, a profanar las imá-
genes que venerábais, a remover las sepulturas donde descansaban los huesos de
las vírgenes, a reproducir en nuestros días, notablemente ampliado, el odioso y
repugnante tipo de las calceteras del 9341.

Según el Censo de Asociaciones, el Sindicato Obrero Femenino de la Inmacu-


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lada se fundó el 2 de julio 1910, -el 14 de noviembre de 1909, según las publicacio-
nes católicas-, como sindicato profesional. Su sede se estableció en una escuela de la
calle Isabel la Católica, aunque poco después se trasladó a un principal de la calle San
Bernardo 7, (Senado, Palacio). En 1915 su presidenta, Mª Luisa del Arco, firmaba la
hoja declaratoria de esta vivienda y aclaraba que ésta era su sede social42. La iniciativa
correspondió a María de Echarri, apoyada por un párroco de Madrid, Juan José San-
tander, imitando las iniciativas de la acción social católica en Francia. En el discurso

40  GARCÍA CHECA, A.: Ideología…, pp. 231-242; BENAVIDES, D.: Democracia…, pp.
211-288. Sobre los sindicatos católicos femeninos en España ver: CAPEL, R. Mª: El trabajo…, p. 263.
Los detalles conocidos acerca de los otros dos en el capítulo correspondiente al sindicalismo.
41  SANTANDER, J.J.: Acción…, pp. 8-10. NÚÑEZ DE ARENAS, M.: Historia…, p. 177.
42  IRS: Estadística de asociaciones…, pp. 263-272. La Mujer y el trabajo, 7-IV-1912. AVM,
Padrón Municipal, 1915. Una primera aproximación: GARCÍA BASAURI, M.: «Los sindicatos
católicos…», pp. 24-28 y CAPEL: R. Mª: «La mujer…», pp. 355-375. Ha sido imposible localizar
la documentación relativa al Sindicato, cuya trayectoria se ha reconstruido a partir de la prensa y
otras publicaciones.

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Capítulo 3 La semana trágica: sus efectos en los procesos 123
de movilización femenina en Madrid

que pronunció en la Semana Social celebrada en Sevilla en 1908, citaba el ejemplo


de un Sindicato de la Aguja creado en el país vecino quince años atrás de cuya labor
destacaba el haber conseguido la aprobación de la Ley de la silla en el año 190043.
María de Echarri había nacido en San Lorenzo del Escorial, el 9 de septiem-
bre de 1878. Pertenecía a una familia acomodada de origen navarro asentada en
Madrid. Se dedicaban a los negocios bancarios aunque por línea materna tenían una
larga tradición como magistrados, seguida por el hermano mayor de María, abo-
gado del Tribunal Supremo. María de Echarri estudió en el Colegio de Religiosas
de la Asunción de Madrid, donde aprendió francés e inglés, conocimientos que la
convertirían en la delegada habitual en los congresos católicos que se celebraron en
Europa en los años siguientes. Desde su juventud fue construyendo una identidad
marcada por una profunda devoción católica, por el amor a la patria y a la familia. Su
inclinación por la escritura se manifestó muy pronto, aunque la sucesión de varios
acontecimientos negativos en su vida le hicieron decantarse por la vocación religiosa
en la Orden de la Asunción, donde había cursado sus estudios:

(…) era preciso dejar a un lado nombre, gloria, popularidad… (…) ¡y pensar que
he sido tan vanidosa, tan orgullosa en mis éxitos literarios! (…) Poco a poco, (…)
fue el Señor separándome de ese derrotero (…) y un afán inmenso de dejarlo to-
do, de desaparecer, de que me olviden y ya no me elogien más reemplaza desde
entonces el otro afán, de subir, de triunfar, de darme a conocer44.

Sin embargo, la decisión de retirarse de la vida pública duró pocos meses y


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en 1909 la encontramos asumiendo su vocación más marcada: «la escritora no


ha muerto aún en mi»45. Poco más tarde decidiría dedicarse a la acción social, sin
abandonar la escritura. Y es que, antes del paréntesis abierto por su deseo de ingre-
sar en el convento, ya había comenzado a colaborar en la basílica teresiana y en el
asilo de huérfanos del Sagrado Corazón de Madrid, como secretaria de la impren-
ta. Además, había participado en la fundación de la Asociación Internacional de

43  ECHARRI, M. de: El trabajo a domicilio de la mujer en Madrid, Sevilla, El Correo de An-
dalucía, 1909, pp. 30-33.
44  APME, Diarios, Año 1903, 20 y 25-VIII-1909. Sus diarios de los años 1898-1899 refle-
jan la impresión que la pérdida de las últimas colonias dejó en el ánimo de una joven María, ardiente
defensora de su patria. Sus páginas recogen homenajes a los soldados vencidos, a la bandera y al ho-
nor de la nación. Años después, el fallecimiento de su padre, la entrada en el convento de dos de sus
más íntimas amigas de la infancia y, sobre todo, la muerte de su hermana Conchita, reflejan una Ma-
ría más triste y realista.
45  Ídem, 26-VIII-1909.

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124 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

la Prensa. En 1915, residía junto a su madre, su hermano, la esposa de éste y tres


sirvientes, en un tercer piso de la calle Juan de Mena 16 (Retiro, Congreso), por el
que pagaban 115 ptas. mensuales46.
Los primeros años del sindicato debieron de ser duros, «modestísimos», al des-
pertar el recelo de los círculos sociales a los que ella misma pertenecía ya que «la
mayoría de la gente, aún en la católica y sobre todo si era femenina, no entendían de
estos problemas de justicia, que se les figuraba casi, casi, como Sindicatos de resis-
tencia, socialistas»47. Pero los estatutos de la asociación dejaban claro que sus inten-
ciones se situaban muy lejos de la revolución social:

(…) su objeto es el estudio, defensa, protección y desarrollo de los intereses pro-


fesionales, económicos e industriales de las obreras sindicadas, esforzándose pa-
ra cumplir estos extremos en crear instituciones de previsión y mutuo auxilio, de
enseñanza profesional, de colocación para las obreras, que sin culpa suya se ha-
llen sin trabajo, y todas aquellas obras que tiendan al mejoramiento material de
todas sus asociadas.
Las que formen parte de esta Unión han de comprometerse: 1º A no tra-
bajar ellas, ni hacer que otras trabajen los domingos y días festivos; 2º A abste-
nerse de todo trabajo de noche, y en casos precisos de mucha urgencia, ponerlo
en conocimiento de la Presidenta o Secretaria con anticipación; 3º A no con-
sentir que en los talleres u obradores se ofenda en modo alguno a la moral o a
las buenas costumbres48.

El Sindicato basaba su labor en la obtención de mejoras laborales para lo que


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planificaban la creación de organismos de previsión y auxilio sin mencionar, en nin-


gún caso, el recurso a la huelga para conseguir sus propósitos. El sindicato se creaba
para asegurar una alternativa a las trabajadoras que perdiesen su empleo, y no pa-
ra desarrollar una estrategia conjunta de lucha contra la patronal. Su composición
mixta de patronas y obreras mantenía la jerarquía social y reproducía la estrategia de
los círculos católicos, inaugurados en España por el padre Antonio Vicent, y de sus
centros obreros. Su objetivo era que las representantes de ambas clases, distanciadas
por el sistema económico liberal se reencontraran en un espacio común en el que las

46  AHIT, ECHARRI, M. de: Notas autobiográficas inéditas, 1948? ROSIQUE, F.: «Diá-
logos de Poveda con la mujer. La figura de María de Echarri», en Volumen Homenaje Cincuentenario,
1936-1986, Madrid, Narcea, 1988, pp. 336-354. ROMERO, J.J.: «María de Echarri», en S. TAVERA
(dir.): Mujeres…, pp. 493-496. APME, Diarios, Año 1903, 14-III-1906. AVM, Padrón Municipal de
Habitantes, 1915.
47  ECHARRI, M. de: Notas…; SANTANDER, J.J.: Acción…, pp. IX-X.
48  Revista Social Hispano-Americana, (1910), p. 64.

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Capítulo 3 La semana trágica: sus efectos en los procesos 125
de movilización femenina en Madrid

clases dominantes tomasen conciencia de la realidad cotidiana de las asalariadas. Por


otra parte, las iniciativas educativas y de recreo desarrolladas por el sindicato se con-
cibieron como revulsivo contra el ocio contrario a las «buenas costumbres» dictadas
por la Iglesia y contra la propaganda de clase. Este tipo de actividades maternalistas
perseguían proteger a las obreras y suavizar la explotación que sufrían, reduciendo la
amenaza revolucionaria que representaba el proletariado49. Esa vocación reactiva no
recogida de forma explícita en los estatutos, sí se encontraba en el resumen que de
los mismos se repartía junto con el formulario de inscripción:

robustecer sus creencias religiosas para que rechacen los halagos del socialismo,
al ver por sí mismas que en el campo católico encuentran idénticas y aun mayo-
res ventajas materiales que las que él las pudiera brindar50.

Algunas investigaciones han demostrado que el sindicalismo católico comenza-


ba a desarrollarse, no en aquellas zonas en las que existía un déficit asociativo, sino en
localidades y sectores que contaban ya con sociedades de oficio ligadas a partidos de
clase de fuerte implantación. Sus objetivos iban más allá de la protección al trabajador,
considerado menor de edad, para velar por los intereses del patrón51. Frenar la amena-
za del sindicalismo de clase fue la estrategia inicial para ganar adeptas entre las señoras
de las clases acomodadas. Su principal rival no era otro que el Partido Socialista cuyo
éxito entre las obreras era minimizado por la secretaria del nuevo sindicato:

Los tiempos son de lucha: la batalla entre el socialismo aterrador y el catolicismo


social que salva a los de abajo, está entablada… no podemos cruzarnos de brazos
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y limitarnos a rezar…

49  SCANLON, G.: La polémica…, p. 100. CARRASCO, S.: «Teoría y práctica del sindica-
lismo católico, libre y profesional (1911-1936)», en J.L. GARCÍA DELGADO (ed.): La crisis de la
Restauración. España entre la Primera Guerra Mundial y la Segunda República, Madrid, Siglo XXI, 1986,
pp. 315-336. BENAVIDES, D.: Democracia…, p. 213. GARCÍA BASAURI, M.: «Una aproximación
al primer movimiento feminista español. La mujer en el primer reinado de Alfonso XIII», Tiempo de
Historia, nº 46, (sept. 1978), p. 29 y «Los sindicatos…», pp. 20-22. El Sindicato Barcelonés de la Aguja
y el Patronato tenían muchos elementos comunes con el Sindicato de la Inmaculada de Madrid. Tam-
bién existió una Liga de Compradoras: GARCÍA CHECA, A.: Ideología…, pp. 234-240 y 227-229.
50  AHIT, Formulario de inscripción en el Sindicato Obrero de la Inmaculada, febrero de
1911. SANTANDER, J.J.: Acción…, pp. 5-8 y 25-28.
51  CASTILLO, J.J.: «Sindicalismo católico, sindicalismo amarillo», Historia 16, (1978), nº
32, pp. 54-61 y El sindicalismo amarillo, Madrid, Cuadernos para el Diálogo, 1977. TUÑÓN DE
LARA, M.: «Estructuras sociales, 1898-1931», en J.L. GARCÍA DELGADO, J. SÁNCHEZ JI-
MÉNEZ y M. TUÑÓN DE LARA: Los comienzos del siglo XX. La población, la economía, la sociedad,
Tomo XXXVII, Madrid, Espasa-Calpe, 1984, pp. 473-474. ALMELA, J.: Sindicatos católicos, sindica-
tos revolucionarios, Madrid, Inocente Calleja, 1909.

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126 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

(…) Se trata de ayudar a las obreras. La mujer en Madrid no es socialista ni quie-


re serlo; la estadística lo demuestra: el no dar los nombres de las adheridas a la
Casa del Pueblo indica que no son muchas (…)52.

El sindicato se centraba especialmente en las trabajadoras de la aguja, un sector


que empleaba a un buen número de obreras en la capital53. También se ocupó, aunque
en menor medida en sus comienzos, de las empleadas en la Administración, el comer-
cio y la industria. En relación con estos sectores María de Echarri impulsó la aproba-
ción de la Ley de la silla (1912), que benefició a las dependientas de comercio54.
Las patronas, además de abonar la cuota anual de 6 pesetas, debían observar
las normas destinadas a la protección de sus asalariadas como la Ley del descanso
dominical, la prohibición del trabajo nocturno, adelantándose a la Ley de 1912,…
Además del objetivo contrarrevolucionario en las intenciones de sus impulsoras
se mezclaban motivaciones relacionadas, por un lado, con la defensa del modelo
de género hegemónico vigente, y especialmente del rol femenino definido por és-
te, y por otro, de la familia tradicional55. Se trata de medidas tendentes a proteger
las obligaciones de las trabajadoras como madres, a asegurar su presencia en el ho-
gar para cuidar de su familia. La obrera que deseaba ingresar debía tener al menos
dieciséis años; ser presentada por dos sindicadas; si era soltera, pertenecer a alguna
congregación de las hijas de María; «ser obrera hábil e idónea a juicio del comité»
y abonar 5,20 ptas. de cuota anual56.
Carezco de datos sobre las impulsoras de los sindicatos católicos a excepción
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de los acercamientos a la trayectoria de María de Echarri que fue la figura cla-


ve en su fundación. Por este motivo, la reconstrucción de las identidades de sus
afiliadas y patrocinadoras se basa tan sólo en los testimonios de la propia María
de Echarri y en las noticias aparecidas en la prensa. Como las socialistas aunque
persiguiendo objetivos de matiz diferente, se preocuparon por cuestiones relacio-

52  El Universo, 19-XII-1909, citado por ROSIQUE, F.: «Diálogos…», p. 351, nota 59. Aún en
1916, María de Echarri afirmaba: «Ganará la partida el que llegue antes (…) si llegan los otros con la cin-
ta roja de rebelión y la prenden sobre el pecho de la mujer, ¡ah, entonces no podremos quejarnos de pre-
senciar nuestra derrota!»: ECHARRI, M. de: «Crónica…», RCCS, (octubre, 1916), nº 262, pp. 233-234.
53  NÚÑEZ, A.: «Las «modistillas» de Madrid, tradición y realidad (1884-1920)», en A. BA-
HAMONDE y L.E. OTERO (coords.): La sociedad madrileña durante la Restauración, 1876-1931,
III Coloquio de Historia madrileña, 2 vols., Madrid, CAM y Alfoz, 1989, p. 448. GONZÁLEZ DE
CASTRO, J.: La obrera de la aguja, Madrid, IRS, 1921.
54  ROSIQUE, F.: «Diálogos de…», p. 353. ROMERO, J.J.: «María de Echarri»…, p. 494.
55  NASH, M.: «Identidades, representación cultural…», pp. 195-203.
56  GARCÍA, G. R.: «Sindicato Obrero Femenino de la Inmaculada», RCCS, (agosto,
1914) 236, p. 129.

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Capítulo 3 La semana trágica: sus efectos en los procesos 127
de movilización femenina en Madrid

nadas con la aprobación de la legislación protectora destinada a las mujeres. Así,


reformas que podrían haber resultado beneficiosas para todos los trabajadores,
como las reguladoras del trabajo nocturno, eran defendidas sólo para las mujeres,
que por efecto de la ley se verían excluidas de una labor mejor remunerada en vir-
tud de su horario57.
Con respecto a la lucha por la igualdad de derechos políticos, las católicas se
rigieron por la opinión de Pío X que defendía el orden patriarcal, disfrazado de
contrato amoroso en virtud del cual los deberes de las mujeres se centraban en las
tareas ligadas al ámbito doméstico58. La única prerrogativa que María de Echarri
reconocía a las mujeres en la esfera de lo público en 1909 era la acción social y be-
néfica, como una prolongación de sus funciones maternas. Por entonces renegaba
del derecho de las mujeres a ejercer cargos políticos aunque, como se verá, su opi-
nión varió con el tiempo:

Por lo tanto, se equivocan los que reivindican para la mujer los mismos derechos
y prerrogativas que para el hombre (…) En la familia la acción de la mujer debe
comprender la economía doméstica, la buena marcha de la familia, la educación
de los niños y sobre todo, la educación religiosa. (…) La mujer debe asimismo
ejercer una acción social (…)
De ninguna manera creo que Dios ha hecho a la mujer para ser represen-
tante en Cortes, para andar en luchas electorales. (…) no queremos el voto, es
decir, lo queremos, lo desearíamos únicamente para llenar las Cámaras de dipu-
tados católicos. (…) pero el voto nada más, sin que esto nos faculte en manera al-
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guna para poder ser elegidas como representantes del país59.

Pero las católicas se vieron obligadas a justificar su salida a la palestra pública


comparándola con la labor de la madre y esposa que realizaba esas mismas funcio-
nes en el terreno de lo social, aunque siguieron defendiendo el sistema de género
establecido. Los cambios que el tránsito hacia la Modernidad fue provocando entre
las mujeres, combinados con el mantenimiento de un modelo de género en el que
se incentivaba un rol basado en el cuidado de la familia y sumados al contexto de
tensiones sociales de las sociedades capitalistas tuvieron una influencia decisiva en
la construcción de un modelo propio de trayectoria individual para ciertas mujeres.

57  NIELFA, G.: «La regulación del trabajo femenino. Estado y sindicatos», en I. MORANT
(dir.): Historia de las mujeres…, Vol. III, Madrid, Cátedra, 2006, pp. 313-351.
58  GARCÍA BASAURI, M.: «La mujer y la Iglesia: el feminismo cristiano en España (1900-
1930)», Tiempo de Historia, nº 57, (agosto 1979), pp. 22-26.
59  ECHARRI, M.: «Crónica…», RCCS, (1909), nº 178, pp. 267-272 y (1914), nº 235, p. 43.

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128 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Éstas, frente al discurso hegemónico, elaboraron su propia interpretación de los ele-


mentos citados para, sin oponerse al sistema de género, caminar por sus márgenes a
través de la acción social60:

Día por día se pone más denso el horizonte y amenaza con mayor furia la tor-
menta que hoy toma el nombre de «anticlerical» (…) mañana, (…) –se llamará
«tormenta socialista»(…)
¿Cuál ha de ser nuestro pararrayos? El catolicismo social61.

Las publicaciones católicas son la única fuente para conocer la afiliación al


sindi­cato que habría pasado de 30 obreras, en diciembre de 1909, a 200, en junio
de 1910 y 600, en 1912. María de Echarri afirmaba: «en un año y medio, empezando
con treinta obreras hemos llegado a quinientas»62. Aun así, en España aún quedaba
un largo camino por recorrer para asemejarse a la situación de otras naciones euro-
peas que, como Alemania, contaba con 62.000 militantes en sindicatos católicos63.
En un balance realizado por María de Echarri tres años después de la creación
del sindicato, afirmaba que las socias ascendían a 600, que funcionaba una Bolsa de
trabajo y existía un socorro por enfermedad extraído de su Caja de ahorros. Esta
Caja de ahorros también disponía de una suma destinada a la compra de material
para coser, eliminando intermediarios. Además, funcionaban unas colonias de vera-
no para las obreras y sus hijos. Llevaron a cabo excursiones de propaganda en varias
ciudades como Valladolid, Ávila, Gijón, San Sebastián, Vitoria y Bilbao64. Y publi-
caron su propio periódico La Mujer y el Trabajo, desde abril de 1912, los días ocho
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de cada mes en honor de la Inmaculada. Debía su nombre al título de una lección


impartida por Enrique Reig, auditor de Rota y Rector de la Academia Universitaria
Católica, como parte de un seminario que impresionó a María de Echarri65.

60  GARCÍA BASAURI, M.: «La mujer…». SALOMÓN, P.: «¿Espejos invertidos? Muje-
res clericales, mujeres anticlericales», en Mª D. RAMOS (ed.): Laicismo, identidades, cultura política:
mujeres fragmentadas, Arenal, Vol. 11, 2, (2004), p. 96. HERNANDO, A.: «Poder…»; «¿Por qué…»;…
61  ECHARRI, M. de: «A la acción, señoras», RSHA, (1911), nº 128, pp. 161-164.
62  ECHARRI, M. de: «Crónica…», RCCS, (1910), nº 189, pp. 205-210 y (1912), nº 216, pp.
421-424. ECHARRI, M. de: Diario de una obrera, Sevilla, 1912, p. 77. Un artículo publicado en la
revista citada declaraba que «apenas contaba tres años de existencia y en sus libros aparecían inscritas
cuatrocientas dos obreras»: GARCÍA, G. R.: «Sindicato…», p. 129.
63  GICH J. Mª: «El sindicalismo femenino», RSHA, (1911), nº 133, pp. 448-453.
64  ECHARRI, M. de: «Crónica…», RCCS, (1912), nº 216, pp. 421-424. Las excursiones:
SANTANDER, J.J.: Acción…, pp. 139-140.
65  ECHARRI, M. de: «Crónica…», RCCS, (1912), nº 209, pp. 357-360.

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Capítulo 3 La semana trágica: sus efectos en los procesos 129
de movilización femenina en Madrid

Durante esta primera etapa, las católicas siguieron defendiendo el rol tradicio-
nal de las mujeres, así como la paz social frente a las asociaciones de clase. El proyecto
político del sindicato estuvo en manos de sus fundadoras que ejercieron una acción
de tutelaje de las trabajadoras. Con la refundación del sindicato en 1918 y la aproba-
ción de unos nuevos estatutos se produjo un cambio sustancial en el carácter de este
proyecto, mucho más incluyente en lo sucesivo al reconocer a las obreras como las en-
cargadas de decidir el rumbo a tomar. Sin embargo, en el periodo comprendido entre
1910 y 1918, sólo se puede valorar el sindicalismo católico como una serie de medi-
das reactivas de clase y género dictadas por la jerarquía eclesiástica, sin un programa
de acción particular definido por las propias trabajadoras católicas y que, en ningún
caso, supuso un cuestionamiento de los roles de género vigentes en la época66. Más
bien pretendió apuntalar un sistema que, según las católicas, comenzaba a sufrir gra-
ves ataques por parte del movimiento de mujeres de los partidos de clase.
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66  SALOMÓN, P.: «¿Espejos invertidos?…, p. 100.

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4 CATÓLICAS CONTRA ANTICLERICALES. LA
INFLUENCIA POLÍTICA DE LA IGLESIA ES
COSA DE MUJERES 1

La rivalidad entre las católicas y las defensoras del anticlericalismo se puso de mani-
fiesto en varias ocasiones desde el comienzo de la nueva centuria. Ambos sectores
competían por un mismo espacio, el apoyo de la mayor parte de las mujeres de la
capital, especialmente de las clases obreras y medias. La sindicación católica que
trataba de integrar a las trabajadoras y a las patronas bajo una misma asociación
había surgido en clara reacción al auge de la militancia socialista y republicana.
El enfrentamiento se manifestaba en la prensa a través de la construcción de una
oposición binaria entre unas y otras. Un artículo publicado en El Socialista defendía
a las afiliadas de la Casa del Pueblo y a las republicanas de las críticas de una revista
católica. El autor hacía algunos comentarios sobre el desacierto de las DR al elegir el
nombre de «Damas». La búsqueda de la distinción se volvía contra las republicanas
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a ojos de la militancia socialista, para quien el término encerraba connotaciones


manifiestamente negativas:

En una revista católica de las que le hacen a uno dormirse con la sonrisa en la
cara, se ha publicado un pequeño comentario contra las damas rojas republicanas
y las mujeres del Grupo Femenino Socialista. (…)
Y cumpliendo esta noble misión de injuriar a las pobres y halagar a las
poderosas, el calabacín católico al que me referí en principio, dedícase a molestar
a las damas rojas y a las mujeres socialistas, exclamando al referirse a las primeras:
¡A cualquier cosa llaman damas!

1  Concepción Arenal señalaba la absoluta vinculación de las mujeres al espacio mítico


representado por la religión en contraposición a la situación de los varones: «la religión es cosa de mujeres,
y él debe ostentar sus bríos varoniles no creyendo en nada, máxime cuando aquella creencia le impone
deberes que no está dispuesto a cumplir y le estorba para sus devaneos o para sus vicios»: ARENAL,
C.: La mujer del porvenir, Vigo, Ir Indo, 2000, pp. 78-79. HERNANDO, A.: «Hombres…», pp. 26‑27.
HERNANDO, A.: «Poder,…», pp. 71-136; HERNANDO, A.: «¿Por qué hablar…?», pp. 9-11.

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132 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Efectivamente esa palabra es ofensiva. (…) Dama es algo que sonroja:


dama de la aristocracia, dama catequista, dama del puro, dama o socia de la
vela, dama de la doctrina… En todos estos casos significa algo deplorable.
Ha sido un error el de las mujeres republicanas el aplicarse el nombre
de damas; les ha cegado lo biensonante de la palabra y no han caído en lo
antidemocrática que es. De todos modos ellas honran el título, tanto como las
otras lo ensucian.

Las comparaciones no sólo se referían a los apelativos elegidos sino que


incluían también las acciones de las socialistas y republicanas en contra de la guerra
de Marruecos. Los católicos contraponían las labores asistenciales de las monjas
desplazadas al Rif a las protestas de socialistas y republicanas en contra de la gue-
rra. Parece que aún no podían, o tal vez, no querían recurrir a las impulsoras del
sindicalismo católico femenino como ejemplo antagónico del modelo de mujer que
representaban las afiliadas a los partidos republicano y socialista:

Pero los que sin saber apenas leer han tenido que llegar al hospital, saben por
experiencia, si de allí no fueron al cementerio, que la hermana de la caridad es
algo innoble y cruel, torturadora de conciencias y árbitra en el reparto y elabora-
ción de los alimentos. (…)
No, no; hagan el favor los clericales de no comparar a nuestras mujeres con
sus damas y sus hermanitas de la crueldad. (…)
Nuestras mujeres llevan pobres ropas, pero huelen a honra2.
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Los ideales evocados terminaban perfilando dos grupos enfrentados que se


correspondían con dos alternativas políticas opuestas y claramente definidas. La des-
igualdad en materia de derechos políticos no era un obstáculo para la toma de partido
de las mujeres al lado de una u otra causa. Entre las que las enfrentaron de forma más
clara se sitúa la campaña sobre las medidas secularizadoras que José Canalejas inició
nada más formar gobierno en mayo de 1910. Sin embargo, a lo largo de la primera
década de siglo fueron varios los motivos para el despliegue de campañas similares
a la que voy a analizar aquí3. Entre ellas, la campaña anticlerical de 1906 organizada

2  El Socialista, 7-VI-1910. Sobre el empeño por movilizar a las mujeres en contra del clerica-
lismo: SANFELIÚ, L.: Republicanas…, pp. 150-151.
3  Pilar Salomón cita la celebración del Jubileo, los proyectos de la ley de asociaciones de 1906
y 1910 y el proyecto de Romanones para suprimir la enseñanza obligatoria del catecismo a los hijos de
padres no católicos en 1913: SALOMÓN, P.: «¿Espejos invertidos?…», p. 92. Sobre la asignación de
la responsabilidad anticlerical a las mujeres republicanas: SALOMÓN, P.: «Las mujeres en la cultu-
ra…», pp. 103-118. El último mitin de la campaña de 1906 en El País, 24-XII-1906.

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Capítulo 4 Católicas contra anticlericales. la influencia 133
política de la iglesia es cosa de mujeres

por Consuelo Álvarez se saldó con enormes costes para sus defensoras. Pocos meses
antes de la puesta en marcha de la nueva campaña, los compañeros de Violeta en
la redacción de El País recordaban sus esfuerzos y el aumento de la movilización
femenina, destacando la campaña electoral de mayo de 1910:

(…) «Violeta» formó un ejército aguerrido y valiente que luchó con denuedo
por aquella ley. De aquella falange de oradores, Josefa García perdió el pan de
sus hijos en aquellas andanzas; la pobre Cipriana Ferreira murió; «Violeta» se ha
encerrado en su gabinete de estudio.
La única que continúa en la plaza pública siempre activa y dispuesta,
es Otilia Solera, que al terminar aquella campaña, dedicó todo su talento y
elocuencia a la Sociedad de Modistas, que presidía y ahora, a la Asociación
feminista-socialista.
De poco tiempo a esta parte, la mujer del pueblo, la hija del trabajo ha
abandonado la iglesia para dedicarse a la asociación y educarse social y políti-
camente. Y que demuestran grandes disposiciones, acusando la constante pro-
paganda por las sociedades, escuelas laicas, y por todo problema latente. En las
últimas elecciones, cumplieron como buenas las mujeres socialistas, velando por
la pureza del sufragio y repartiendo candidaturas en las puertas de los colegios.
Ya entonces dijimos que se habían ganado el derecho al sufragio4.

El 31 de mayo de 1910, el jefe del Gobierno -el liberal, José Canalejas- dictaba
la RO conocida posteriormente como la «Ley del candado» por la cual se frenaba
la entrada de nuevas comunidades religiosas que contasen con más de un tercio de
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extranjeros en su composición. A esta ley se añadió otra más el 10 de junio, que


regulaba la manifestación pública de signos religiosos no católicos5. A finales de
junio de 1910, una comisión de 36 señoras de la aristocracia visitaba al presidente
del Gobierno para entregarle un manifiesto, pretendidamente interclasista, acla-
rando que su mensaje no era político sino que atañía a la esfera femenina al referirse
a la religión. De este modo justificaban su actuación, ahuyentando las sospechas de
contravenir el orden social en materia de género que ellas mismas defendían:

Excelentísimo señor: Justamente alarmadas las católicas de España, sin distin-


ción de clases, desde la señora de la nobleza hasta la señora que vive de su trabajo,
por los proyectos del Gobierno que V. E. preside, y como hijas sumisas de la

4  El País, 6-VI-1910. RAMOS, Mª D.: «Hermanas en creencias, hermanas de lucha. Mujeres


racionalistas, cultura republicana y sociedad civil en la Restauración», Arenal, 11:2, (julio-diciembre
2004), p. 53. Es posible que el acto en el que participó Carmen Jordán en 1906 perteneciera a esta
campaña: ASM, Actas Comité…, 18-I-1907.
5  SECO SERRANO, C.: «El regeneracionismo…», pp. 179-180 y 187-188.

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134 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Iglesia, elevamos a V. E. este mensaje que no es político, porque la mujer española


no entiende de otra política que la de su religión, ni obedece a exageraciones
femeninas, como tal vez pudiera V. E. creer, sino que es la expresión genuina de
nuestro catolicismo, siempre dispuesto a luchar sin vacilación y en todo momento
en defensa de la fe, lo cual ha dado origen en todos nuestros corazones a esta
«protesta unánime» que elevamos a V. E., haciéndole al mismo tiempo presente
que, puesto que la idea de V. E. es, según ha dicho, «satisfacer el público anhelo»,
entienda que el público anhelo de España, expresado en varias ocasiones, es muy
distinto del que V. E. supone, y que al llevar a vías de hecho los proyectos de hoy,
no sólo no lo satisface, sino que lo olvida y prescinde de él, hiriendo a la inmensa
mayoría del país en sus más caros sentimientos. Dios guarde a V. E. muchos años.
Las católicas de Madrid, en nombre y representación de todas las de España6.

La comisión estaba formaba por la directiva de la Unión de Damas del Sagrado


Corazón. Se trataba de una asociación extendida por diversas localidades del país,
fundada por la marquesa de Unzá del Valle en 1908, para «mejor apoyar el bien
y oponerse al mal y extender cada día la devoción al Sagrado Corazón»7. Entre
sus socias se encontraban representantes de la aristocracia y la alta burguesía y la
fundadora del Sindicato de la Inmaculada, cuya junta directiva decidió adherirse a
las protestas contra la «política anticatólica» del Gobierno asistiendo a una reunión
en el Centro de Defensa Social «en la que se constituyó una Junta encargada de
dirigir y ordenar los movimientos de las fuerzas católicas para que resulten eficaces».
Según estaba anunciado, minutos antes de la una comenzaron a llegar al Minis-
terio del Estado las señoras que componían la Junta central de la Unión de Damas,
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hasta un total de treinta y cinco. Entre ellas figuraban las marquesas de Comillas, de
la Mina, de Albornoz, de Somosancho, de Terranova; condesas de Torrejón, viuda
de Xiquena, de Aguilar, de Inestrilla, de Vía-Manuel, de Serramagna, de Belascoaín;
duquesas de Bailén, de Sotomayor, de T’serciaes, de Moctezuma; señoras y señoritas
de Oteiza, de Hurtado, de Amezaga, de Loygorri, de Primo de Rivera, de Barrioechea,
de Echarri y otras8. Sin embargo, la campaña no fue defendida exclusivamente por las
madrileñas sino que se completaba con otros muchos mensajes remitidos por el clero
y diversas asociaciones católicas en las que sobresalían las mujeres, como la Asociación
de la Sagrada Familia de Valencia o las damas católicas de Sevilla.

6  El Heraldo de Madrid, 27-VI-1910.


7  SALAS, M.: Las mujeres de la Acción Católica Española, 1919-1936, Madrid, Federación
de Movimientos de la ACE, 2003, pp. 21-22. La autora señala que esta agrupación constituyó el
antecedente de Acción Católica de la Mujer en España, e incluso se trató de sustituir una por otra.
Finalmente sus impulsoras se echaron atrás, coexistiendo ambos proyectos.
8  La reunión en: SANTANDER, J.J.: Acción…, p. 67. El Heraldo de Madrid, 25-VI-1910.

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Capítulo 4 Católicas contra anticlericales. la influencia 135
política de la iglesia es cosa de mujeres

Todos los recursos de que disponían los grupos republicanos y socialistas se


pusieron al servicio de una campaña contraria a la injerencia clerical en los asuntos
políticos. Se les acusaba de mantener posturas reaccionarias y perjudiciales para los
intereses del pueblo, puestas de manifiesto especialmente en su actitud favorable a
los recientes enfrentamientos coloniales que, desde Cuba y Filipinas hasta Marrue-
cos, habían conducido a cientos de hombres de las clases populares a una muerte
segura. Además, con su monopolio de la enseñanza, dificultaban la mejora de un
sistema educativo obsoleto. Por último, se les acusaba de acumular enormes riquezas
que, en consecuencia, no redundaban en el beneficio del total de la población. La
prensa jugó un papel fundamental en la difusión de la opinión favorable a las medi-
das gubernamentales y de una imagen ideal de las mujeres republicanas y socialistas
dispuestas a defender esta postura como las representantes más legitimadas para
hacerlo en virtud de su vinculación con el espacio mítico del imaginario social:
«¡Despierta, pueblo! ¡Rechazad mujeres, la representación que se arrogan cuatro
aristócratas! ¡Demostrad que hay anticlericales en España!»9. Al día siguiente se
publicaba en el mismo diario un escrito firmado por mujeres y titulado «Ahora
nosotras», como respuesta al de las católicas:

Pretenden las que pasan por damas españolas hacer ver que las mujeres de este país
son gazmoñas y beatas, y siervas del Vaticano, y, por lo tanto, intentan hacer pasar a
este país por un pueblo reñido con el progreso, la libertad y la cultura; las que sus-
criben, sin más títulos que los de obreras, y sin obedecer a más confesor y director
espiritual que su propia conciencia, se proponen, a fin de desvirtuar la obra de las
marquesas que han acudido a la Presidencia del Consejo de Ministros, celebrar a
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la mayor brevedad posible un importante acto, en el cual será nombrada una comi-
sión que, con igual derecho que la Comisión dirigida por curas, frailes y obispos,
vaya a la Presidencia del Consejo de Ministros a pedir todas las reformas que
España necesita para que figure en el concierto de los pueblos libres y progresivos.
(…) Queremos demostrar que en este país ya hay mujeres que piensan
y discurren, y que no tienen miedo a las excomuniones, ni al purgatorio, ni al
infierno, y queremos, en fin, sumar nuestros esfuerzos a los que hagan los varones
esforzados por librar a España de la intransigencia del fanatismo.
Así, por tanto, a nuestra labor se sumarán todas las esposas que hayan recibido
aires de libertad de los esposos e hijos que sean republicanos (…)10.

El manifiesto revelaba que según la pauta ideal de la familia republicana las


mujeres ocupaban un lugar central en la educación de los futuros militantes y, por ello
era importante que los hombres las ganaran para su causa. La cercanía de los cónyuges

9  El País, 26-VI-1910.
10  El País, 27-VI-1910.

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136 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

debía ser aprovechada para transmitir a las mujeres los principios republicanos repro-
duciendo un modelo de subordinación femenina en el que el marido terminaba orien-
tando sus opciones políticas y controlando la expresión de las mismas11.
Las disputas entre anticlericales y clericales se extendieron por todo el país
(Málaga, Zaragoza,…), y el debate terminó centrándose en la opinión de las mujeres,
como si los varones republicanos hubieran encontrado en esta causa la motivación
adecuada para articular la participación femenina en la militancia política activa.
Podría considerarse un proceso enmarcador en el sentido definido por Snow, es decir,
como un «esfuerzo estratégico consciente» realizado con el fin de forjar planteamien-
tos compartidos de concebir el mundo para legitimar y promover la acción colectiva.
Una movilización que sin la existencia de unos significados comunes, de una visión
compartida de la situación en la que se hallaban inmersos, no habría tenido lugar,
a pesar de contar con las estructuras formales e informales y con las oportunidades
políticas para llevarla a cabo. El impulso para una acción colectiva de este tipo fue,
finalmente, un fenómeno cultural. Se produjo una interacción entre el discurso y la
práctica en la construcción de una identidad compartida como mujeres anticlericales
y, al mismo tiempo, en la experiencia histórica a que dio lugar la apropiación y resigni-
ficación de esa visión compartida del mundo y de los valores laicistas12:

Ellas y vosotras. Mujeres del taller, de la fábrica, del campo, oíd; las que se pre-
tenden modelo de virtudes, las que de hecho ejercen de directoras de su sexo, (…)
las que condenaban las modernas corrientes feministas por entender que fuera
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de los menesteres caseros no tiene la mujer misión social que cumplir, todas se
han convencido al fin del error en que vivían y, llenas de valor y de entusiasmo,
han dejado apagar su lámpara y se han lanzado al palenque, afiliadas a un partido,
para combatir la libertad que ellas entienden nefasta, y, a pretexto de defender la
religión, intervenir en las contiendas de la política.
(…) Defendiendo la reacción, defienden sus intereses. Se equivocan, a
nuestro juicio, pero cumplen un deber de ciudadanía. Ciudadanas aristócratas,
salud. Venís a la lucha y venir a la lucha es venir a la vida.

11  SANFELIÚ, L.: Republicanismo y modernidad. El blasquismo (1895-1910). Proyecto


político y transformación de las identidades subjetivas, Tesis doctoral dirigida por la Dra. Ana Aguado,
Universitat de València, 2002, pp. 490-494 y 515-517, publicada bajo el título: Republicanas. Identidades
de género en el blasquismo… Este fenómeno se reproducía también entre los colectivos de Zaragoza:
SALOMÓN, P.: «Las mujeres en la cultura…», p. 107 y nota 10.
12  Los procesos enmarcadores: McADAM, D., McCARTHY, J. y ZALD, M. N.: «Oportuni-
dades,…», pp. 26-35. Sobre la interacción entre lo social y lo representado: RAMOS, Mª D.: «Arqui-
tectura…», p. 36. AGUADO, A.: «Las relaciones…», pp. 160-161.

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Capítulo 4 Católicas contra anticlericales. la influencia 137
política de la iglesia es cosa de mujeres

(…) Un día ha de llegar en que, confundidos andrajos y sedas, cesen entre


vosotras las rivalidades para defender juntas la causa de vuestra emancipación. Y
en ese día ellas confesarán cuán equivocadas estuvieron confundiendo sus faldas
con las de los obispos.

En este artículo Pi y Arsuaga destacaba precisamente el aspecto más llamativo


de la acción de las católicas, la contradicción interna en la que se veían envueltas al
iniciar una campaña política en favor del clero a la par que defendían el alejamiento
de las mujeres de las tribunas públicas y de los órganos de gobierno. Y es que también
las defensoras del clericalismo estaban resignificando el ideal de madres y esposas que
auspiciaba el modelo de la domesticidad. El hecho de que no albergasen intenciones
contestatarias con el sistema de género vigente se pone de manifiesto en que ellas mis-
mas justificasen su invasión de la esfera pública, legitimándola como extensión de la
misión encomendada a las mujeres, vinculadas a la esfera de lo mítico, de lo religioso13.
Por otro lado, el artículo terminaba vislumbrando que, más allá de los conflictos de
clase, una causa terminaría uniendo a todas las mujeres: la defensa de los derechos de
las mujeres y de su emancipación. Del mismo modo, Violeta afirmaba:

Es preciso convencerse, mis señores arcaicos. La mujer tiene opinión y os da con ella
en la cabeza cuando pierde la paciencia. La mujer necesita tomar parte en la vida
nacional, y cuando el momento es llegado, se ríe de prohibiciones, sale al palenque y
hace… lo que sabe… según el grado de cultura en que la habéis colocado14.

Esta vez la nueva campaña anticlerical fue enorme. La infraestructura de los


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partidos y asociaciones anticlericales se puso a su disposición utilizando sus órganos


de prensa, sus redes sociales, sus instrumentos de difusión y propaganda para articular
todo un movimiento de protesta en favor de las reformas y, sobre todo, en contra del
movimiento de apoyo a la Iglesia iniciado por las católicas. La actitud favorable del
Gobierno liberal hacia la separación de la Iglesia y el Estado, le convirtió en un aliado
influyente que aportó la oportunidad política para que los anticlericales desplegasen
su campaña. No sucedió así con los sectores más reaccionarios que vieron cómo se
suspendían o aplazaban algunas de sus manifestaciones15. Al no disponer de suficiente
representación en los órganos políticos nacionales y municipales, la presión republicana
y socialista se canalizaba a través del mitin y la manifestación, dotando al movimiento
de una eficacia a primera vista improbable como motor del cambio social16.

13  HERNANDO, A.: Arqueología…; «Factores estructurales…»;…


14  Las referencias de Pi y Arsuaga y Violeta en: El País, 30-VI-1910.
15  GABRIEL, P.: «Sociedad…», p. 392.
16 TARROW, S.: El poder…

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138 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

El GFSM en nombre de todas las mujeres de la Conjunción publicó la convo-


catoria al mitin de Barbieri y a la manifestación, y recogieron firmas que se sumarían
a las reunidas por distintos periódicos republicanos, liberales y socialistas. Pero esta
campaña no fue el único acto anticlerical emprendido por las socialistas en Madrid,
aunque quizá sí fue el que trascendió en mayor medida entre la opinión pública.
Muchas militantes optaron por la celebración de actos civiles (matrimonios, bautizos,
entierros), mientras que el GFSM celebraba actos festivos en las jornadas señaladas
por el calendario católico, como las «giras de promiscuación de Viernes Santo». Ade-
más, las actas recogen una propuesta aplaudida por el resto del Comité para sugerir
que la Casa del Pueblo permaneciese abierta durante la jornada del 24 de diciembre:

La compañera Merino propone abolir la costumbre de cerrar la Casa del Pueblo


el 24 de diciembre. La compañera Norabuena recuerda que el año pasado lo hizo
presente al Consejo de Administración y no lo aceptaron. El Comité parecién-
dole bien la proposición no lo aprueba por no ser posible17.

Las mujeres radicales, que indudablemente representamos a la inmensa mayoría


del elemento femenino español, cual nosotras explotadas bárbara e inicuamente
por quienes en un momento de desvarío afirmaron que hablaban en nombre
de todas las mujeres de España, protestamos en contra de que se nos suponga
defensoras de quienes viven sin trabajar.
(…) Nosotras, por el contrario, no queremos la existencia de las órdenes
religiosas porque hacen una competencia mortífera a la clase laboriosa, dejando
sin ocupación a millares de jóvenes obreras, que acaso por hambre, sean más
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tarde juguete y diversión de los zangolotinos hijos de las madres adineradas.


(…) Las damas clericales de un lado, rodeadas de frailes y monjas; de otro, muy
distante, las mujeres del pueblo, las obreras, las que todo lo producen y en no
lejano plazo desposeerán a las que sin ningún derecho para ello gozan hoy de
situación privilegiada.
¡Mujeres españolas! (…) ¡Acudid al mitin del domingo! ¡No faltéis a la
manifestación! Madrid, 30 de junio de 1910.-Por el GFS, la secretaria Otilia
Solera.-La presidenta, Juana Taboada18.

El trayecto por el que discurriría la manifestación, -desde el Paseo de Reco-


letos hasta la estatua de Castelar-, era un clásico en los actos públicos de protesta o
celebración de los republicanos, así como el recorrido Recoletos-Casa del Pueblo, lo

17  GFSM, Actas Comité, (28-XI-1911/26-I-1916), FPI, Archivo y Biblioteca, [FPI/


AASM-LXXV-4], 20-XI-1916.
18  El manifiesto y las convocatorias en: El País, 1 y 2-VII-1910 y El Socialista, 1-VII-1910.

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Capítulo 4 Católicas contra anticlericales. la influencia 139
política de la iglesia es cosa de mujeres

era para los socialistas. Aunque en este acto participarían representantes de ambas
tendencias políticas, correspondió a los republicanos la iniciativa y, por este motivo,
debió prevalecer un recorrido simbólicamente republicano. A través de la prensa se
publicaba el orden estricto que los manifestantes habían de seguir. Además del uso
de rutas específicas, consignas y símbolos de distinto tipo, empleaban sus propios
«delegados de orden», que «ostentarán un lazo rojo en el ojal de la americana», para
evitar que la policía interviniese. Se advertía que no se permitirían «ni emblemas ni
gritos» para evitar posibles enfrentamientos con las autoridades. La reciente conquista
de la manifestación como pieza clave del repertorio de protesta legalizado obligaba
a sus defensores a demostrar su carácter cívico y no violento en cada convocatoria,
como expresión máxima de la verdadera democracia demandada por la ciudadanía19.
Las mujeres eran convocadas como la parte de la sociedad vinculada al espacio mítico
representado por la religión católica con cuya presencia se ponía de manifiesto su
rechazo a la misma y, por extensión, el rechazo de la sociedad en su conjunto. La
manifestación terminó siendo un acto multitudinario en la que las mujeres «cons-
tituyen la nota verdaderamente interesante», aventurando su número en veinte mil.
Acudieron representantes de las sociedades obreras, republicanas de todas las clases y
«las esposas e hijas de personas neutras en política y las de obreros y comerciantes»20:

Los republicanos más caracterizados llevaron a sus esposas e hijas.


Acudieron además varias Sociedades femeninas, como las sastras, las plancha-
doras, la Agrupación Femenina Socialista, las Damas Rojas, etc., etc. Hubo
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también las cigarreras, las modistas, pues algunos talleres y obradores fueron
en su totalidad21.

Entre las republicanas citadas por El Radical se encontraban Vicenta Pardo,


Consuelo Álvarez y su hija Esther Azcárate y Otilia Solera, además de las esposas
e hijas de políticos de primera línea. Actos similares tuvieron lugar en otras provin-
cias como Alicante, Badajoz, Gijón, Huelva, Jaén, León,… En Barcelona, Ángeles
López de Ayala lideraba una espectacular manifestación «femenina librepensadora»
bajo la consigna: «¡Abajo el clericalismo! ¡Viva la libertad!». En sus declaraciones,
realizadas al término de la manifestación y tras entregar un escrito con más de
22.000 firmas, se reflejaba la idea de que la campaña anticlerical había permitido a las
mujeres conquistar los canales de expresión para formular sus propias inquietudes:

19 TARROW, S.: El poder…, p. 145.


20  El País, 4-VII-1910.
21  El Radical, 4-VII-1910.

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140 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

«La presidencia salió luego al balcón diciendo a sus compañeras que en las mujeres
germina el deseo de libertad (…). Luego vitoreó a la libertad y se disolvieron con
el mayor orden». En esta acción colectiva de las mujeres anticlericales españolas
se evidenciaba la adopción de un repertorio modular, caracterizado por componerse
de unas protestas que rebasaban el ámbito local (nacional), por utilizar idénticas
estrategias allí donde se extendía la campaña (modular) y por dirigir sus reivindi-
caciones directamente a la autoridad competente en la materia, sin intermediarios
(autónomo). Y eran las mujeres, carentes del reconocimiento de su condición de
ciudadanas, las que protagonizaban la campaña ejerciendo de hecho esa ciudadanía
que les era negada e incorporando las últimas formas de acción colectiva22.
El acto culminante fue el mitin de Barbieri organizado por republicanas y
socialistas al que acudieron, según la prensa, unas mil mujeres. La campaña cons-
tituye un nuevo ejemplo tangible acerca de la colaboración entre las mujeres socia-
listas y las republicanas a pesar de la censura contra el acercamiento a los grupos de
mujeres «burguesas» formulada por el socialismo23. Efectivamente, las circunstan-
cias políticas determinadas por la Conjunción ayudaron a que en nuestro país esta
colaboración encontrase un impulso adicional. Pero como se verá más adelante el
germen de esa acción conjunta prendió y se extendió más allá del mantenimiento
de dicho pacto. La presidencia fue compartida por Carmen de Burgos, «deferencia
que el Grupo tiene por las campañas que en pro de la mujer ha efectuado en todo
momento dicha publicista», Juana Taboada y Herminia Martínez. Éstas últimas,
representantes del GFSM, formaban parte de la nueva directiva que desde noviem-
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bre de 1909 comenzó a introducir novedades en el programa político y en el reper-


torio de acción colectiva de las socialistas. Además, acudieron delegadas de diversas
entidades femeninas liberales. Las oradoras insistieron en asuntos que mezclaban la
propaganda anticlerical y la protesta de clase. Acusaron a las católicas de no repre-
sentar a las mujeres de la clase trabajadora y denunciaron la competencia desleal que
suponía el trabajo realizado por las órdenes religiosas. Entre las adhesiones se leyó la
enviada por el GFS de Bilbao, aún activo24.
A partir de julio de 1910, Colombine iniciaba su militancia activa en la AFSM
en un momento en el que el PSOE colaboraba con los republicanos en virtud del
pacto de la Conjunción. En realidad desconozco si su alta tuvo lugar antes o después

22  El País, 11-VII-1910. La protesta de Barcelona: RAMOS, Mª D.: «Hermanas…», pp.


53-56 y «La cultura…». La sistematización del concepto repertorio modular: TILLY, Ch.: Popular…,
pp. 43-46, citado por TARROW, S.: El poder…, pp. 59-74 y CASQUETE, J.: Política…, pp. 92-94.
23  BOXER, M. J.: «Repensar…», p. 30.
24  El Socialista, 8-VII-1910.

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Capítulo 4 Católicas contra anticlericales. la influencia 141
política de la iglesia es cosa de mujeres

del mitin anticlerical organizado por el GFSM. Ella misma reconocía no haber
pertenecido a ningún partido hasta la fecha, sin embargo, ya se ha comentado su
vinculación a los medios republicanos y a las DR. Por otro lado, los redactores de El
País la citan entre las asistentes a un mitin contra la competencia desleal represen-
tada por las religiosas que fue organizado por la Sociedad de Sastras en octubre de
1906 y en otro anticlerical celebrado en Barbieri a finales de aquel año y organizado
por Consuelo Álvarez, al que asistió como oradora Otilia Solera:

Yo, desde mi gabinete, he venido trabajando por la causa del progreso de mi


patria sin estar afiliada a partido alguno; hoy he venido a esta tribuna porque
en una causa justa como la del anticlericalismo he creído que debía asociar mi
protesta a la de las compañeras del pueblo25.

Su militancia socialista se interrumpió entre mayo de 1912 y agosto de 1917,


debido a una denuncia formulada por dos de sus compañeras, Otilia Solera y María
Ruedas. Se le acusaba de proferir palabras contrarias a las ideas socialistas en una
conferencia y aunque no se pudo demostrar, este hecho debió motivar la baja volun-
taria de Colombine. Pues bien, poco tiempo después, en noviembre de ese mismo
año, la encontramos colaborando activamente en una iniciativa republicana para
asociar a las obreras modistas. En la comisión gestora que se creó con este fin,
aparecía junto a Violeta y con Otilia Solera, por parte de las socialistas, así como con
otros representantes del republicanismo de la capital. Años después, en agosto de
1917 regresaba a las filas de la AFSM, que no abandonó hasta diciembre de 1919.
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La presidenta de las DR y maestra Josefa Fernández Hurtado, publicaba


algunos días más tarde un artículo a través del cual expresaba su opinión parti-
cular en relación con la campaña de las clericales. Dando un paso más en defensa
del laicismo manifestaba la necesidad de independizar el magisterio de la tutela
eclesiástica como respuesta al envío de una nueva misiva en apoyo del catolicismo
remitida por un grupo de maestras. La expresión de sus ideas a través de este escrito
nos acerca a las creencias que debieron de compartir las militantes republicanas de
la capital, unidas, entre otros factores, por su defensa manifiesta del laicismo:

Señoras maestras de primera enseñanza que habéis tenido el atrevimiento de


dirigir al jefe del Gobierno un documento solicitando que las escuelas sean

25  El País, 4-VII-1910. La presencia de Carmen de Burgos en el mitin de las sastras en


El País, 16-X-1906 y en el mitin anticlerical: El País, 24-XII-1906. La actividad de mujeres como
Carmen de Burgos demuestra que los obstáculos para la colaboración y el entendimiento entre las
militantes obreras y las trabajadoras consideradas «burguesas» por los socialistas eran mucho menos
insalvables de lo que se nos ha hecho creer a partir de ciertas interpretaciones historiográficas.

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142 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

católicas (…) yo, como maestra de primera enseñanza que soy, me tomo la
molestia de contestaros diciéndoos que estáis en un error muy lamentable;
(…) Yo pienso que el Estado no debe tener religión alguna (…) no puede
consentirse que se atrofie la tierna inteligencia del niño con las tenebrosidades
de una religión que está basada en el misterio y sostenida por una fe ciega e
ignorante, (…)
En cambio, en las escuelas racionalistas, alumbra la antorcha de la ciencia
(…) y estos niños en cuyas almas se ha ido inculcando suave y dulcemente los
sanos principios de la práctica del bien por el bien mismo, al convertirse mañana
en ciudadanos en la plenitud de todos sus derechos y deberes, constituirán una
sociedad culta, ilustrada, progresiva en donde todos los seres unidos en fraternal
armonía, caminen hacia la única perfección de la especie humana. Por lo tanto,
yo pido al señor Canalejas, como profesora que soy, sea desterrada la religión de
las escuelas y demás centros de enseñanza por lo inútil y perjudicial26.

Los actos de protesta contra la ley del candado se siguieron sucediendo al mismo
ritmo que los convocados a favor, aunque con menor intensidad que a lo largo de los
meses de junio y julio. Finalmente, la ley terminó aprobándose el 24 de diciembre
de aquel año, no sin antes suscitar duros debates en las Cortes que trasladaban
la controversia que se había iniciado en la calle27. Sin embargo, su aprobación no
puso fin a los enfrentamientos entre las partidarias del clericalismo y sus detractoras
que siguieron teniendo lugar en años sucesivos. La campaña demostró la capacidad
de todas las mujeres movilizadas, tanto las partidarias como las detractoras de las
reformas legislativas, para hacer política por otros medios mediante el despliegue de
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estrategias de acción colectiva ajenas al cauce normalizado de participación28.


Por otra parte, esta campaña resultó ser la que más visibilizó a las DR de la capi-
tal y, al mismo tiempo, fue la última de sus acciones recogida por la prensa. A partir
de julio de 1910, los diarios republicanos incluyeron noticias intermitentes sobre su
campaña en favor de unos huelguistas de Bilbao y, hacia septiembre de ese mismo
año se perdía su pista. Es imposible saber si se disolvieron o si fueron absorbidas por
la AFSM. Carmen de Burgos, Consuelo Álvarez, Gloria Roura y Casimira López
Domínguez registraron sus altas en la AFSM entre mayo y diciembre de 1910.
Sólo Josefa Fernández Hurtado, la presidenta de las DR en 1910, se dio de alta un
poco después, en junio de 1912, lo que quizá esté indicando la fecha aproximada
de la disolución definitiva del colectivo radical femenino. Sin estatutos ni libros de

26  El País, 12-VIII-1910.


27  GABRIEL, P.: «Sociedad,…», pp. 390-392.
28  AYA, R.: «La protesta…», pp. 107-113.

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Capítulo 4 Católicas contra anticlericales. la influencia 143
política de la iglesia es cosa de mujeres

registro no me queda más remedio que plantearlo como hipótesis, si bien algunos
estudios realizados para otras ciudades españolas apuntan una trayectoria similar29.
Lo cierto es que esta campaña logró unir a las representantes de ambas agrupa-
ciones. Las diferencias de origen, oficio, nivel educativo entre un sector más vinculado
a la clase obrera y a los oficios manuales, como la AFSM, frente a las republicanas que
contaban con una formación más amplia no fueron un obstáculo. Sastras, modistas,
corbateras, guarnecedoras se mezclaban con las periodistas, telegrafistas, maestras,…
para defender la ideología laicista. Apoyaban el Estado laico desde su condición
de mujeres, consideradas las receptoras más entusiastas del mensaje eclesiástico en
la sociedad del momento. No en vano responden arquetípicamente a un modo de
identidad relacional frente a otro individualizado representado por los varones. La
esquematización del polo de identidad relacional se caracteriza, entre otros rasgos,
por la preeminencia del mito como modo de representación de la realidad, mientras
que el polo individualizado recurre para ello a la metáfora, a los modelos científicos
de explicación del mundo. El referente mítico de la sociedad española del primer
tercio del siglo XX no fue otro que el conjunto de creencias y dogmas recogidos por
la religión católica, y las mujeres eran sus más fieles seguidoras30. No es casualidad
que salieran a la escena pública tanto en favor como en contra, contando con el
respaldo masculino. Y precisamente fueron aquellas mujeres que habían accedido a
una formación más completa, a través de medios educativos formales o informales,
las que en buen ejercicio de la individualización que estaban conquistando, fueron
capaces de cuestionar el sistema de creencias e intereses representados por la jerar-
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quía eclesiástica en España. Al fin y al cabo la religión era cosa de mujeres.

29  La desaparición de las DR de Bilbao en: PENCHE, J.: Republicanos en Bilbao…


30  HERNANDO, A.: «Factores estructurales…»; «Hombres del tiempo…», «¿Por qué la
historia…»,…

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5 LA MADUREZ PROGRESIVA DE UN
PROYECTO POLÍTICO PROPIO EN EL GFSM
(1911-1914)

Al iniciarse el año 1911 el GFSM había comenzado a demostrar que estaba cons-
truyendo un programa reivindicativo y estratégico propio, reflejo de la independen-
cia conquistada al desligarse de la JSM. En este capítulo examinaré el reglamento
aprobado en julio de 1910 para aproximarnos a los procesos de construcción de la
identidad del grupo, a sus metas y funcionamiento en aquel momento de su trayec-
toria. A continuación analizaré el estado de la afiliación al acabar 1910: el balance de
altas y bajas, el origen, instrucción, ocupaciones, estado civil,… El objetivo es obte-
ner una foto fija de las trabajadoras que apoyaban el proyecto socialista en Madrid
al finalizar el año más fructífero para el grupo. Por último, continuaré con el análisis
de sus comités en relación con el programa de acción que emprendieron.
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5.1. El reglamento de 1910: objetivos del grupo, obligaciones y


derechos de sus afiliadas

El 26 de junio de 1910 en junta general extraordinaria se discutía y se aprobaba


el nuevo reglamento de la AFSM adoptándose este nuevo nombre aunque, en la
práctica, siguieron utilizando el antiguo con mayor frecuencia1. El procedimiento
consistió en la lectura y discusión de un borrador cuya autoría se desconoce. El
interés por conocer el contenido de cada uno de los artículos antes de aprobarlos
se demostraba en la solicitud de una copia escrita de ese borrador formulada por
un grupo de afiliadas. Lucio Martínez, alegando la necesidad de ahorrar tiempo y
dinero, les rogaba que atendieran a la lectura de Otilia Solera, renunciando a elabo-
rar las copias. La votación revela que la aprobación del reglamento por el que se rigió
el grupo hasta el final de su existencia interesó tan sólo a 23 de las 120 asociadas

1  Correspondió a Lucio Martínez la propuesta del cambio de nombre, tal vez para asemejar-
se a las denominaciones de todas las secciones locales del partido que preferían Agrupación a Grupo.

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146 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

que tenía la AFSM entonces. Menos de tres decenas de afiliadas se preocupaban por
negociar los presupuestos en los que se basaba el grupo mediante la asistencia a una
junta extraordinaria celebrada en domingo con el fin de animar a la participación al
mayor número posible de militantes.
Por otro lado, la causa de la renovación del reglamento no se menciona en
las actas. El aumento de la afiliación podría ser un factor a tener en cuenta si el
Comité hubiera visto la necesidad de renegociar e integrar nuevas perspectivas.
La dependencia del partido no era nueva ya que reemplazó a la JSM dos años
atrás. Por ello da la impresión de que la decisión de pactar de nuevo las premisas
constitutivas del grupo fue fruto de la acumulación de una serie de experiencias
que hicieron necesario fijar por escrito los acuerdos adoptados al respecto, lo que se
sumaría a la existencia de algunas incoherencias con respecto al reglamento de la
ASM. De hecho, a lo largo de las actas comprendidas entre 1906 y la celebración
de esta junta se recogieron discusiones que fallaban en contra de ciertos acuerdos
que en este reglamento adquirieron valor normativo. Me refiero, por ejemplo a la
obligación de las afiliadas a pertenecer a la sociedad de su oficio si existiera que,
como se recordará, fue propuesto por Carmen Jordán y rechazado por el Comité
en agosto de 19062. La difusión de los rumores acerca de la laxitud de las mujeres
socialistas para con sus afiliadas debió de distanciarlas de los sindicatos de oficio
a los que pretendían beneficiar con su propaganda y tal vez eso les hizo volverse
más exigentes. Tanto el reglamento de la AFSM como el de la ASM recogían en el
apartado que regulaba las condiciones para el ingreso el requisito señalado. Otros
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ejemplos de la incorporación de nuevas normas al reglamento serían la pertenencia


de los asesores a la ASM o la periodicidad de las reuniones del Comité, establecida
semanalmente tal y como proponía Juana Taboada en una de sus reuniones de
diciembre de 1908, sin que su sugerencia fuera aprobada3.
La renuncia a trabajar por el voto femenino debida a la falta de capacidad de
las españolas para ejercerlo, determinó su primera meta como agrupación política
que compartía con la JS: «Educar a la mujer para el ejercicio de sus derechos y la
práctica de sus deberes sociales, con arreglo a los principios de la doctrina socia-
lista». Además, en este artículo ya se declara su adscripción al partido obrero sobre
la que se insiste en los dos siguientes con declaraciones paralelas a las recogidas en

2  GFSM, Actas Comité…, 1906-1910.


3 AFSM: Organización local…; ASM: Organización local de la Agrupación Socialista Madrileña,
s.f., CDMH, PS Madrid, 456/1, 30. Las comparaciones con la JS se han realizado a partir del proyec-
to de la FJSE, Renovación, X-1915. GFSM, Actas Comité…, 30-VIII-1906, I-III-1909, 19‑II‑1908
y 12-XII-1908.

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Capítulo 5 La madurez progresiva de un proyecto 147
político propio en el gfsm (1911-1914)

el reglamento de la agrupación local y de la JS: la propaganda del ideario socialista


y societario, dirigida particularmente hacia las trabajadoras. Por último, señalaban
el objetivo de reivindicar mejoras laborales para las mujeres y los menores a través
del fomento de nuevas leyes y de la vigilancia de las vigentes. No se trata aún de un
grupo que persiguiera un cambio en el modelo de género y aunque manifestaban
su deseo de conquistar derechos políticos, renunciaban a reclamarlos hasta que
las mujeres no gozaran del nivel cultural suficiente para hacer un buen uso de los
mismos. La visión infravalorativa hacia la población femenina de la época también
les alcanzaba al no cuestionar la falta de preparación de muchos hombres a la hora
de ejercer esos mismos derechos, tal y como ya habían sugerido otras mujeres de la
época. Las acciones ligadas al cuestionamiento del modelo de género vigente serán
posteriores y no se reflejarán la normativa.
La cuestión del abono de la cuota de 30 cts. era central exigiendo mantenerse
al corriente de pago o saldar las deudas contraídas si se pretendía reingresar. En el
reglamento de la ASM sobre el que estoy estableciendo comparaciones (posterior a
1915), se recogen diferencias en el valor de las cuotas en función del sexo como tam-
bién ocurre con el proyecto de reglamento de la FJSE. Plasmaban así las enormes
diferencias salariales vigentes en el mercado de trabajo entre mujeres y hombres.
Los deberes exigidos a las asociadas les orientaban hacia una militancia ofen-
siva, implicándose con la causa política socialista a través de la propaganda de sus
valores y de la asistencia a los actos del partido. Además la adquisición y lectura
de El Socialista serviría para mantenerlas al corriente de las decisiones del partido
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y de las sociedades de oficio, así como para transmitir una visión compartida de
la realidad. Entre sus derechos se recogía el acceso a los organismos directivos y
representativos del grupo y a su fiscalización, así como la obtención de la tarjeta
acreditativa de su pertenencia a la familia socialista. Por otra parte, se aseguraba el
disfrute de los fondos de la biblioteca de la JSM, fomentando el objetivo educa-
tivo compartido por ambas agrupaciones. En buena lógica con su compendio de
obligaciones, su expulsión se haría efectiva en caso de manifestar ideas contrarias
a la doctrina del partido, las que faltasen a la solidaridad obrera o las que acusa-
ran infundadamente a alguna de sus compañeras. De nuevo, todos estos motivos
encuentran su paralelo en el reglamento de la ASM, que debió de representar el
modelo de inspiración para aquellas que redactaron el borrador.
Su representación legal recaía en un Comité integrado por una presidenta,
vicepresidenta, secretarias primera y segunda, tesorera, contadora y tres vocales
que reunidas una vez a la semana decidían acerca del rumbo político del grupo.
Las dos primeras representaban la máxima autoridad y les correspondía la firma de

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148 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

actas y la autorización de los gastos. La secretaria primera redactaba y firmaba la


correspondencia, mientras que la segunda era la encargada de levantar acta de las
sesiones celebradas. La tesorera era la responsable de los fondos de la asociación y
debía llevar cuenta de ellos en un libro destinado a tal efecto, que no se ha conser-
vado, mientras que la contadora extendería y controlaría los recibos adeudados. Las
vocales tendrían el cometido de auxiliar a sus compañeras en aquello que necesita-
sen. Para desempeñar estos cargos no se les exigía ningún requisito salvo acudir a
las reuniones. Sin embargo, Otilia Solera sugirió en dos ocasiones a la Junta general
que aprobase la exigencia de que las componentes del comité supieran leer y escri-
bir. También se defendió que sólo las afiliadas sin hijos fueran candidatas para
dirigir el grupo. Ninguna de estas propuestas llegó a aprobarse aunque causaron
efecto entre algunas asociadas. María Hernández que había ocupado el cargo de
vocal en 1913 confesaba poco después de haberse formulado estas propuestas que
su baja se debía a «no saber leer»4.
Junto a ellas asistían un asesor y un viceasesor, militantes de la ASM con voz
pero sin voto. El número de asesores fue, en realidad, el único punto que suscitó
alguna controversia entre los partidarios de nombrar un asesor y un suplente,
liderados por Saborit y Lucio Martínez frente a la demanda de dos asesores de
Juana Taboada y Eladio Egocheaga. Juana Taboada demostró muy pronto su
afán por conseguir la autonomía real del grupo y en junio de 1908 proponía que
«cuando el Grupo se encuentre con condiciones para dirigirse solo lo ejecute».
En 1914 insistía en que los asesores fueran mujeres, formándose una comisión
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para reformar el reglamento, integrada por María Rojo y Ana Posadas. Pero la
normativa no se llegó a modificar. En la Junta general de aquel mismo mes «el
Comité propone que en vez de Asesor se nombre una compañera que ocupe ese
cargo. Se abre discusión desechando lo de la asesora». Es decir, que finalmente se
impuso el criterio a favor de elegir a un asesor y a un suplente aunque, como se
verá, terminaron prescindiendo de esta figura5.
Además, se nombraba una comisión revisora de cuentas y una mesa de discu-
sión reunida cuatro veces al año de forma ordinaria. Las disposiciones acerca de su
disolución y otros aspectos generales son idénticas a las de la ASM y, como ésta,
establecía su sede en la Casa del Pueblo de Madrid, en la calle Piamonte 2.

4  GFSM, Actas Asambleas…, 1-II y 14-IV-1914. GFSM, Actas Comité…, 14-VIII-1915.


En 1920 manifestaba haber aprendido a leer aunque no a escribir: AVM, Padrón Municipal, 1910,
1915 y 1920.
5  GFSM, Actas Comité…, 2-VI-1908, 18-VI-1914 y Actas Asambleas…, 26-VII-1914.

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Capítulo 5 La madurez progresiva de un proyecto 149
político propio en el gfsm (1911-1914)

Figura 3: Evolución del número de afiliadas a la AFSM (1906-1927)


140 


120 
 
   
100

 
80

    
60

40

 
20

0
06 907 908 909 910 911 912 913 914 915 916 917 918 919 920 921 922 923 924 925 926 927
19 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
Altas Bajas Balance

5.2. Los efectos de un intenso año de propaganda: 1910, un hito en la


afiliación al gfsm

La actividad del grupo a lo largo 1910 provocó un notable aumento de la afi-


liación que alcanzó el valor máximo en la historia del GFSM (133). Sólo en 1910
se obtuvieron 111 nuevos ingresos (Fig. 3). Frente a este dato, 1910 también fue el
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año en el que se registraron las primeras bajas cuyas causas no quedan demasiado
claras en el registro de socias. Sólo en ciertos casos el motivo es inequívoco: el
fallecimiento de socias como Isabel Vega (30-V-1910) o Isabel Álvarez Fernández
(19-VIII-1910)6 o el traslado de domicilio, como Gertrudis Manzanares que en
1910 ingresaba en la Agrupación de Tetuán de las Victorias. En otros casos, la
imposibilidad de hacer frente al pago de las cuotas obligaba a renunciar a la mili-
tancia. El artículo 8º del Título III del reglamento establecía que las afiliadas que
adeudasen tres mensualidades debían ser dadas de baja. Sólo en caso de enferme-
dad, accidente o privación de sus medios de subsistencia podrían ser mantenidas
con su número de orden, previa solicitud al Comité7.
En realidad no se trataba de casos reducidos a la agrupación de mujeres
socialistas. El archivo de afiliados a la ASM conserva ejemplos dramáticos de

6 Las fechas de las fallecidas en: AVM, Padrón Municipal de Habitantes, 1905.
7  AFSM: Organización local…

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150 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

militantes destacados que asumieron su baja por adeudar varios recibos en situa-
ciones de crisis o de falta de trabajo. Se deben tener presentes las bajas involunta-
rias producto de este tipo de situaciones para entender una parte de los vaivenes
en el volumen de afiliación. En cualquier caso, no todos los comités eran igual de
estrictos al aplicar las normas:

(…) Pura Fernández se encuentra en descubierto con el Grupo, la compañera


Dolores Fernández propone se la de de baja como consta en el Reglamento.
(…) Teniendo en cuenta la situación económica de la compañera Purifica-
ción Fernández y (…) sus méritos como socialista; emos [sic] acordado prorrogar
el plazo para que se ponga al corriente en el pago antes de darle de baja8.

La desmovilización por falta de conciencia política o de clase o la desconexión


con las redes de sociabilidad obrera no siempre eran las causas de la baja afiliación.
Asegurar el sustento era un reto cotidiano para muchas familias que no podían
permitirse el lujo de abonar una cuota fija para apoyar una causa política. Este razo-
namiento puede explicar en parte el desfase entre el volumen de afiliación al GFSM
y a la ASM y el respaldo popular obtenido en las grandes campañas. La inflexibili-
dad en el cobro se debía a que las cuotas eran la fuente de ingresos más importante
para ambos grupos que destinaban su recaudación a la propaganda, a El Socialista,
al mantenimiento de los concejales del partido, al auxilio de huelguistas,… Además,
se registraron otras bajas «por ausencia», «por ignorar su domicilio» o «pedidas, sin
débito». A continuación se analizan las altas de aquel año para hacernos una idea
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acerca de quiénes eran las 111 trabajadoras que se afiliaron en 19109.


Al analizar las edades de las socias afiliadas durante este año destaca el éxito
del grupo entre las menores de 36 años (64,11%), especialmente las más jóvenes,
entre 15 y 20 años con 19 altas (Fig. 4). Un comentario aparte merecen las tres
afiliadas menores de 15 años. Aunque el reglamento no recogía ningún límite de
edad, los comités se mostraron contrarios a admitirlas. La influencia de los regla-
mentos de otros colectivos como la JS jugaron quizá un papel fundamental. En la
memoria al IV Congreso de la FJSE los socios más jóvenes eran los de 15 a 20
años10. La primera mención al establecimiento de un mínimo en la edad de acceso

8 La discusión sobre la baja de Purificación Fernández en: GFSM, Actas Comité…, 11‑XII‑1909,
22-I-1910, 5-IV-1913 y 29-VIII-1914. RALLE, M.: «Les socialistes…», pp. 331-337.
9 La figura sobre la edad de las afiliadas se refiere a 78 de las 111 altas totales. Los cálculos sobre
el estado civil se ha elaborado para 76 asociadas, maternidad para 65, el origen por provincias para 78, la
profesión para 86, la alfabetización para 98 sobre las 111 altas totales registradas aquel año.
10  Renovación, X-1915 y GONZÁLEZ QUINTANA, A.: «La primera…», p. 39.

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Capítulo 5 La madurez progresiva de un proyecto 151
político propio en el gfsm (1911-1914)

Figura 4: Edad de las afiliadas al ingresar en el GFSM (1910)


0,78%
2,56% 3,85%
7,69%
24,36%
1,54%

12,82%
11,54%
10,26%
14,10%
<15: 3 26-30: 11 41-45: 9 51-55: 2
15 a 20: 19 31-35: 8 46-50: 6 61-65: 1
21 a 25: 9 36-40:10

al GFSM correspondió a Juana Taboada: que «no sean afiliadas asta [sic] que no
se tenga 15 años». Dos años después se recibía un comunicado de «un compañero
de Vejar [sic] que desea asociar con nosotras una hija de dos años y como se le
contestó que no puede ser dice remitamos la cuota mensual de 0,30; se acuerda
contestarle muy cortésmente que haga lo que guste»11.
El reparto entre solteras y casadas en 1910 es casi equitativo (41%-42%),
aunque estas últimas adquieren cierta ventaja si sumamos las seis socias unidas
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libremente a sus compañeros. La maternidad no fue el rasgo más común entre las
nuevas afiliadas (36,92%). Se trata de un dato que guarda relación con el predo-
minio de las mujeres más jóvenes. Un 35,14% de las altas de 1910 mantuvieron
alguna relación de parentesco con militantes del partido. Un 76% declaraban saber
leer y escribir, mientras que el oficio más común volvía a ser «sus labores» (50%).
Entre las restantes, el predominio de los oficios manuales es claro con 19 afiliadas
dedicadas a labores de la aguja, 5 lavanderas y planchadoras, 4 sirvientas y 3 guar-
necedoras. Además se inscribieron 3 maestras12.
El nuevo aporte de afiliadas sumado a las antiguas militantes colocaba por
delante al distrito de Universidad (21), seguido por Chamberí (19), Hospital y La­ti­na
(13, en ambos casos). Estos resultados confirman la idea de que en los distritos del

11  GFSM, Actas Comité…, 15-VI-1914 y 26-VI-1916.


12 BALLARÍN, P.: «Educadoras», en G. GÓMEZ-FERRER, G. CANO, D. BARRAN-
COS y A. LAVRIN (coords.): Historia de las mujeres en… Vol. III: Del siglo XIX…, pp. 505-522.

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152 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

norte encontraban su domicilio buena parte de los socialistas13. Hospital y Latina con-
servaban la influencia de la antigua sede del centro obrero de la calle Relatores hasta
1908, y la cercanía del teatro Barbieri y del frontón Jai-Alai donde solían celebrarse
actos de propaganda. Allí se localizaba la fábrica de tabacos y los domicilios de la
mayoría de sus operarias, la pequeña industria, posadas, paradores y casas de vecindad
donde se hacinaba la población con menores recursos, careciendo en muchos casos de
las instalaciones sanitarias indispensables. Por el contrario, Buenavista registraba el
menor número de afiliadas (3) en lógica correspondencia con el perfil sociodemográ-
fico de la mayoría de sus habitantes pertenecientes a sectores acomodados14. En reali-
dad, las socias de este distrito constituyen claras excepciones a esta clase que, aunque
minoritarias convivían en su mismo distrito. María Menéndez debía de trabajar en
alguna casa de las clases pudientes si atendemos a los oficios declarados por ella y sus
hermanos: planchadora y cocheros. Silveria Cruz y Matilde Comeche eran madre e
hija y habitaban la portería de un inmueble del paseo del Hipódromo (Mapas 2, 3, 4).
En lógica coincidencia con los distritos que más socias aportaban, los barrios
más destacados fueron Quiñones, Vallehermoso (Universidad) y Ministriles (Hos-
pital) con 5; Hipódromo, Dos de Mayo (Chamberí), Plaza de Toros (Congreso) y
Muñoz Torrero (Centro) con 4. El mapa resultante concentra a las afiliadas en los
barrios que presentaban los alquileres más bajos en 1910, repartidas por encima y
por debajo de una franja central en la que apenas vivían militantes que coincide con
buena parte de los distritos de Palacio, Centro, Hospicio, Buenavista y Congreso15.
Si atendemos a los domicilios de las afiliadas que estuvieron dadas de alta entre 1906
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y 1910 se pueden observar las redes sociales de vecindad: «Fermín Blázquez (…) se
instaló con Agustina Escudero, (…) en una alegre guardilla de la calle del Bastero,
muy cerca del nido de amor creado por Pablo Iglesias y Amparo Meliá años antes.

13 AVIV, A.: «Una ciudad liberal: Madrid, 1900-1914», Revista de Occidente, 27-28, (agosto-
septiembre, 1983), p. 89. Los tres primeros concejales socialistas del Ayuntamiento de Madrid -García
Ormaechea, Largo Caballero e Iglesias- se presentaron por Chamberí: CORPA, M.: Los pioneros. La
política socialista en los ayuntamientos (1891-1905), Madrid, FPI, 2006, pp. 73-75.
14  FOLGUERA, P.: Vida cotidiana en Madrid a través de las fuentes orales, Madrid, CAM,
1987, pp. 59-91; JULIÁ, S.: «Madrid, capital del Estado (1833-1993)», en S. JULIÁ, D. RINGROSE
y C. SEGURA: Madrid. Historia de una capital, Madrid, Alianza y Fundación Caja de Madrid, 1994,
pp. 335, 341-343, 374-375; RUEDA, J.C.: «El desarrollo de la ciudad y la política urbanística», en A.
FERNÁNDEZ (dir.): Historia de Madrid, Madrid, Editorial Complutense y Ayuntamiento de Ma-
drid, 1993, pp.  582-584.
15 Allí escaseaban los alquileres inferiores a las 15 ptas. mensuales y predominaban los supe-
riores a 750 ptas.: TUSELL, J.: Sociología electoral de Madrid, Madrid, Edicusa, 1969, pp. 17-30. Mapas
2, 3 y 4: elaboración propia: GFSM, Libro registro de asociadas… y AVM, Padrón Municipal, 1905,
1910 y 1915.

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Capítulo 5 La madurez progresiva de un proyecto 153
político propio en el gfsm (1911-1914)

Mapa 3: Distribución por barrios de las afiliadas a la AFSM


(1906-1910)
Mapa 2: Distribución por distritos de las afiliadas a la AFSM
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(1906-1910)

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154 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
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Mapa 4: Domicilios de las afiliadas a la AFSM (1906-1910)

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Capítulo 5 La madurez progresiva de un proyecto 155
político propio en el gfsm (1911-1914)

Yo vivía en el mismo barrio, calle de la Arganzuela, 20 (…) De aquella modesta


vivienda partimos una tarde un reducido grupo de amigos de Blázquez para enterrar
en el Cementerio civil al primer hijo de nuestro camarada, una preciosa criatura
de dos años y medio»16. Los domicilios de las afiliadas se concentraban al norte
de las Rondas y al sur de Tirso de Molina, en torno a Lavapiés y Latina, cerca de
los antiguos centros obreros socialistas y, por otra parte, al norte de la Gran Vía,
alrededor de la calle San Bernardo y en las inmediaciones de la Casa del Pueblo.
Las militantes vivían en las mismas calles e, incluso, en los mismos inmuebles. Era el
caso de Josefa Bravo y Josefa Pérez Vicente que vivían en Juan de Austria 5, vecinas
a su vez de Josefa Hurtado (Rafael Calvo 4) y Carmen Lizárraga (Castillo 3). En
Santa Engracia 82, vivían Teodora y Julia Sobrino y, en Medellín 7, Carmen Jordán.
El esquema se repite en los demás barrios. El 48,72% procedía de Madrid y el resto
eran originarias de otras provincias encabezadas por Burgos (6,41%), Guadalajara,
Ciudad Real, Cádiz y Almería (3,84%).
El extraordinario aporte de afiliadas de 1910 determinó la composición de la
militancia y, sumadas a las veteranas, estabilizaron la tendencia a la diversificación
en las edades dentro del grupo, con porcentajes similares en todos los grupos de
edad, a excepción de los más extremos17 (Fig. 5).
Al acabar el año el porcentaje de casadas había aumentado ligeramente (52% a
las que se sumarían un 6% de mujeres unidas libremente a su compañero), mientras
que el de afiliadas madres alcanzaba un 54,65%. La tasa de alfabetización permaneció
constante (76% leen, 70% escriben) y, entre las ocupaciones, siguieron aumentando
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las dedicadas a sus labores y, en menor medida, las empleadas en oficios de la aguja.
Es interesante destacar que entre 1909 y 1914 se dieron de alta en la AFSM
varias afiliadas relacionadas con los círculos masones y republicanos de la ciudad.
A los casos ya comentados de Consuelo Álvarez, Carmen de Burgos y Otilia
Solera hay que sumar algunos más como los de Quintina Márquez Calcerrada,
simbólico Mariana Pineda, que perteneció a la misma logia que aquellas desde
1906 y al GFSM entre 1912 y 1915 y fue recordada por sus firmes convicciones

16  SABORIT, A.: Apuntes…, pp. 1029-1030.


17  Los datos se refieren a las socias que estaban dadas de alta al finalizar el año 1910. La dis-
tribución por edades se ha calculado para 102 socias para las que he localizado datos sobre un total de
138. El desfase con respecto al balance total de 1910 (133) se debe a que he incluido a cinco socias cuya
fecha de baja no se detalla aunque tuvo lugar aquel año, si bien sólo existen datos para dos de ellas. La
maternidad se ha calculado para 86 afiliadas, el estado civil para 97, leer y escribir para 95 y 94 socias,
respectivamente, y la profesión para 116 sobre el total de 138.

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156 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Figura 5: Distribución de las afiliadas a la AFSM por grupos de edad (31-XII-1910)

61-65: 2 ƒ 1,96%
56-60: 1 ƒ0,98%
<15: 3 ƒ 2,94%
51-55: 2 ƒ 1,96%
46-50: 10 ƒ 9,80% 15-20: 16 ƒ 15,69%

41-45:11 ƒ10,78%
21-25: 12 ƒ 11,76%

36-40:17 ƒ 16,67%
26-30:15 ƒ 14,71%
31-35:13 ƒ 12,75%

anticlericales18. Herminia Fanego Márquez, también de la logia Ibérica (9-IX-1920),


se dio de alta en el GFSM en 1913. Lydia Etaya Laspeñas, afiliada entre 1911-1914
y en 1917, también presentó su solicitud de iniciación a esta misma logia en julio
de 1911. Además hay que contar con los casos de Catalina de Burgos y María
Álvarez de Burgos como fundadoras ya en 1931 de la logia Amor, y por su relación
con Carmen de Burgos y con Esther Azcárate, hija de Consuelo Álvarez19. Todas
estas altas y algunas más que se produjeron en años sucesivos confirman la proxi-
midad de las redes de sociabilidad de las mujeres que compartían los principios del
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anticlericalismo y el laicismo desde distintos presupuestos políticos. En definitiva


señala la existencia de un subgrupo de mujeres dentro de la militancia socialista cuya
trayectoria ideológica combinaba elementos diversos pero ligados entre sí en torno
a la construcción de una identidad femenina.

18  En una carta cuyas destinatarias se desconocen afirmaba: «Queridas señoras: al escribir es-
tas líneas no pensé dirigirme precisamente a las que son de mi pensar pues sé que todas están dispues-
tas a la lucha y libres de preocupaciones religiosas, me dirijo más bien a las neutrales, a las que viven
en completa atonía y pasividad en cuanto a política o religión se refiere; (…) es sólo mi deseo que (…)
ayudéis a las que no pueden permanecer impasibles ante las pretensiones de ciertos elementos de resu-
citar aquellos tiempos de pan, toros y frailes; (…) 2-II-1907»: CDMH, Masonería B, 239-32.
19 ORTIZ, N.: Las mujeres…, pp. 105-128. CDMH, Masonería B, 2-23, 347-34, 239-32,
447-2. AVM, Padrón Municipal, 1910, 1915, 1920 y 1925. Entre las masonas estudiadas por esta au-
tora que podrían haber pertenecido a la AFSM quedan aún por confirmar los casos de «Consuelo Ber-
ges» que podría corresponderse con «Consuelo Carles» de la AFSM (1909-1911), «María Gutiérrez
de los Ríos» (1915-1917) y «Caridad Marín Pascual» quizá «Caridad Saornil Pascual»: GFSM, Re-
gistro de asociadas…

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Capítulo 5 La madurez progresiva de un proyecto 157
político propio en el gfsm (1911-1914)

5.3. Los cambios en la dirección y su reflejo en el programa de acción


colectiva femenina socialista. El comité dirigido por juana
taboada desde febrero de 1913

La llegada de Virginia González a Madrid debió de suponer todo un aconteci-


miento para la AFSM ya que, como fundadora e ideóloga de los grupos de mujeres
socialistas en España, era admirada y respetada. Apenas tres meses después fue
elegida como presidenta del Comité por mayoría20. Justo antes de su nombramiento
las afiliadas comentaban la suspensión de un mitin anticlerical y la detención de
Francisca Vega por repartir hojas de propaganda para este acto: «Clementa Calvo
dice que por ser la primera mujer que se ha encarcelado sobre asuntos de esta índole
devemos [sic] verlo con simpatía y así se aprueba»21.
En la siguiente reunión se eligió al nuevo Comité que apenas duró seis meses
debido a la renuncia de Virginia González que pasó a ocupar la dirección de la
mesa de discusión, lo que le permitía participar en las acciones de la AFSM y
atender al mismo tiempo sus compromisos con el resto de la militancia22. Entre
las iniciativas de los meses en los que Virginia González dirigió el grupo des-
taca el intento de establecer una comunicación fluida con todas las asociaciones
femeninas y la acción destinada a perseguir la aprobación de una «ley reguladora
del trabajo nocturno de la mujer». Las conclusiones del mitin celebrado fueron
presentadas por ella misma en el Senado23.
El enorme carisma del que gozaba la nueva presidenta se reflejaba además
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en las propuestas que la AFSM llevó al Congreso del partido en 1911. Los cinco
puntos aprobados resumen las posiciones políticas de Virginia González en rela-
ción con la militancia femenina y con la orientación del partido. En relación con

20  Virginia González debió de instalarse en Madrid en noviembre ya que su alta en el GFSM
corresponde al 1-XII-1910 y figura en el padrón de 1910. Comenzó residiendo con su marido y su
hijo en la Ctra. de Extremadura, 23 (San Isidro, Latina) donde no permanecieron más de cinco años.
GFSM, Registro de asociadas,… AVM, Padrón Municipal, 1910. La AFSM alcanzó su total autono-
mía, como una sección más dentro del partido, con la llegada de Virginia González: SABORIT, A.:
Apuntes…, p. 1151.
21  GFSM, Actas Juntas Generales…, 12-II-1911. El Socialista, 9-VI-1911. Saborit también
fue detenido y el GFSM abrió una suscripción en su favor: GFSM, Actas Comité…, 3-XII-1911.
22  Desde su llegada, los grupos insistían en que ella representara a la AFSM en sus actos de
propaganda: GFSM, Actas Juntas Generales…, 16-IV-1911. Su dimisión en el acta 13-VIII-1911.
23  El Socialista, 3-III-1911, 14, 21-IV y 5 y 12-V-1911. NIELFA, G.: «Trabajo, legislación
y género en la España contemporánea: los orígenes de la legislación laboral», en C. SARASÚA y L.
GÁLVEZ (eds.): ¿Privilegios o eficiencia?: mujeres y hombres en los mercados de trabajo, Alicante, Univer-
sidad de Alicante, 2003, pp. 50-53 y NIELFA, G.: «La regulación…», pp. 330-332.

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158 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

el primer aspecto, siguieron defendiendo la militancia segregada con respecto a los


compañeros, la utilización de los recursos legales para la mejora de las condiciones
de trabajo y la propaganda de las ideas políticas y no sólo de las societarias. En
cuanto a la Conjunción «Virginia dice que los socialistas debemos ir solos, porque
ella ha visto países donde está implantada la República, (donde) se han cometido
muchos atropellos con compañeros». Su propuesta fue aprobada por 25 votos a
favor y 7 en contra, colocando a la AFSM del lado de los defensores de prescindir
de los partidos de clase24:

1º que donde existan Agrupaciones y Grupos Femeninos, que las Agrupaciones


no admitan mujeres en su seno; 2º que la prensa socialista dedique importancia
al movimiento feminista de clase; 3º que se vea la manera de llevar a la práctica
del modo más beneficioso las leyes existentes en pro de las mujeres y de los niños
y conseguir se implante el que prohíba el trabajo nocturno de la mujer; (…)

Las actitudes de sus compañeros también comenzaban a cambiar y ello se refleja


en los artículos publicados en El Socialista, especialmente con motivo del 1º de mayo.
La idea de que las mujeres debían ser ganadas para la causa socialista con el fin de
acabar con las más duras opositoras a la militancia masculina seguía extendiéndose25.
Entre agosto de 1911 y enero de 1913 se sucedieron varios comités caracteri-
zados por su inestabilidad y por la ausencia de iniciativas propias. La falta de dis-
ponibilidad de las compañeras para los actos a los que se las invitaba se sumaba a la
proliferación de actitudes suspicaces entre ellas que ocupaban el orden del día de las
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24  GFSM, Actas Juntas Generales…, 11-VI-1911. Años después la ASM discutía si debían
permitir a las mujeres socialistas participar en la reunión extraordinaria de su junta general para vo-
tar sobre el mantenimiento del pacto de la Conjunción en Madrid. Blázquez, Saborit y Pablo Cervera
defendieron la participación de sus compañeras en la elección mientras que Torralva Beci y Desiderio
Tavera se opusieron «acordándose por 47 votos contra 11 que no pueden intervenir las compañeras de
la Agrupación Femenina en la Asamblea extraordinaria convocada para tratar de la ructura [sic] de la
Conjunción en Madrid». ¿Las socialistas volvían a enfrentarse a los prejuicios de sus compañeros o el
Comité trataba de situar fuera de juego a unas posibles opositoras a su criterio? Sea como fuere, infor-
mado el Comité Nacional dictaminó que no habiendo nada legislado para estos casos, «y haciendo uso
de la facultad para interpretar casos imprevistos (…) acordó que el Grupo Femenino podía intervenir
en este asunto». Pablo Iglesias «Detalladamente expone el objeto de la consulta de la Agrupación Fe-
menina que, siendo un factor importante del socialismo en la localidad se le debe conceder el derecho
a intervenir cuando se debate una cuestión tan de interés como la que se va a tratar. Que nosotros que
somos esencialmente demócratas no debemos regatear estos derechos»: ASM, Actas Asambleas Ge-
nerales…, 24 y 30-V-1915. Tras la celebración del X Congreso del Partido (1915) se anunciaba «que
con arreglo a los acuerdos del Congreso las mujeres pueden intervenir en las cuestiones de interés para
el Partido como son las elecciones»: ASM, Actas Asambleas Generales…, 14-III-1916.
25  El Socialista, 1-V-1911.

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Capítulo 5 La madurez progresiva de un proyecto 159
político propio en el gfsm (1911-1914)

Imagen Nº 3
Título: La Junta directiva del Grupo Femenino Socialista
Fecha: 23-IV-1911
Localización: Vida Socialista, 23-IV-1911. Fundación Pablo Iglesias, Archivo y Biblioteca
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Uso: Periodístico. Propagandístico


La fotografía se realizó en la secretaría que compartían con la JSM y la Sociedad de Modistas, entre otras. Era una
de las mejores, según Saborit (Apuntes…, p. 1151).
Valoración:
Otros comités anteriores ya habían decidido fotografiarse, aunque no se conserva ninguno de aquellos retratos
salvo éste, que se publicó en la prensa.
En la imagen posan las integrantes del Comité nombrado el 24-II-1911: presidenta, Virginia González (3ª por la
Personajes: izquierda); vicepresidenta, María García (4ª por la izquierda); secretaria interior, Francisca Vega, secretaria exte-
rior, María Ruedas, con las actas; tesorera, Dolores Fernández; contadora, Josefa Pérez; vocal 1ª, María Armesto.

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160 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

TABLA 5: COMITÉS DE LA AFSM (1911-1912)


FECHA 24/02/1911 13/08/1911 26/11/1911 03/03/1912 18/08/1912
Presidenta Virginia González María Ruedas P. Fernández Elena Viñuelas Juana Taboada
Vicepresidenta María García J. Taboada Andrea Moya
Secretaria 1ª Francisca Vega Otilia Solera Carmen Jordán Teresa García
Secretaria 2ª María Ruedas Andrea Moya E. García Ana Posadas
Tesorera D. Fernández D. Fernández C. Lizárraga Felisa Anguiano
Contadora Josefa Pérez P. Prieto
Vocal 1ª María Armesto F. Anguiano Petra Gallego
Vocal 2ª Clementa Calvo
Vocal 3ª Sira Picazo Josefa Barcia A. Escudero
Asesor Pablo Cervera
Viceasesor Lucio Martínez

reuniones del Comité. Además, algunas de las propuestas que podían resultar más
novedosas como una manifestación contra la pena de muerte sugerida en diciembre
de 1911 fue desaprobada por Pablo Iglesias ya que, ni el partido ni la Conjunción
habían planeado organizarla y «querer acerla [sic] esta agrupación eran ganas de
exhibirse»26. Se celebraron algunos mítines de propaganda, un ciclo de conferencias
y actos en unión de otros militantes que alimentaban el sentimiento de pertenencia
al colectivo socialista. Se trataba de las veladas de aniversario en las que se organi-
zaban representaciones teatrales, rifas, y discursos. Además, las afiliadas tomaban
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parte en las llamadas «giras de promiscuación de Viernes Santo» que consistían en


excursiones al campo para comer, celebrando una especie de anti-ayuno cargado de
significado anticlerical.
La falta de acciones de propaganda fuera de la red social en torno a la Casa
del Pueblo encontró su reflejo en la caída de la afiliación en 1912 con respecto a los
dos años anteriores con sólo 19 altas en todo el año. Ese descenso quizá fue la causa
de que en enero de 1913 se acordara admitir a cualquiera que solicitara el ingreso
sin necesidad de avales. Con todo, el grupo se mantuvo en algo más de un cente-
nar gracias al frenazo que experimentaron las bajas aquel mismo año, reduciendo

26 A esta época pertenece la acusación contra Carmen de Burgos, las amonestaciones contra
Francisca Vega y la prohibición de hablar en actos del GFSM impuesta a Otilia Solera. GFSM, Actas
Comité…, 1911-1912. El comentario de Iglesias en el acta del 30-XII-1911. Entiendo manifestación
como «una reunión en la esfera pública con la vocación de ejercer influencia política, social y/o cultural
sobre las autoridades, la opinión pública o los propios participantes mediante la expresión disciplinada
y pacífica de una opinión o demanda»: CASQUETE, J.: El poder…, p. 120.

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Capítulo 5 La madurez progresiva de un proyecto 161
político propio en el gfsm (1911-1914)

Imagen Nº 4
Título: Las representantes del GFSM durante la manifestación del 1º de Mayo en Madrid
Fecha: 01-V-1911
Localización: Vida Socialista, 7-V-1911. Fundación Pablo Iglesias, Archivo y Biblioteca
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Uso: Periodístico. Propagandístico


Se trata de la primera imagen conservada que documenta la presencia del GFSM en la marcha del 1º de mayo en
Madrid, desde su fundación en 1906. El orden del desfile les asignó desde los primeros años un puesto principal,
asegurando su visibilidad al colocarlas incluso por delante de los dirigentes de la agrupación local (en el centro de
Valoración:
la imagen aparece Pablo Iglesias). No era mera galantería, el gesto se dirigía a mostrar que el partido contaba con
una agrupación política femenina en la capital. Por el contrario, las afiliadas a las sociedades obreras, marchaban
muchas filas por detrás de la cabecera*.
* CASQUETE, J.: El poder…, pp. 43-51 y 118. Los rituales de protesta son definidos como acciones sociales «simbólicas, estandarizadas
y repetitivas».

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162 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

la tendencia iniciada en 1911. Incluso Pablo Iglesias les felicitaba por su éxito con
una carta que habría sido más adecuada de haberla remitido un año antes. En 1912,
la AFSM no pasaba por sus mejores momentos no sólo en cuanto a su actividad
política sino tampoco en cuanto a su popularidad, cosechando el desprecio de cierto
sector de la ciudadanía: «Lectura de un comunicado de la Agrupación Socialista de
Bicálbaro [sic] haciendo causa común en la protesta contra los insultos de que fui-
mos objeto en la manifestación del 1º de Mayo»27. La consolidación de otros colec-
tivos de mujeres acrecentaba la competencia. El desarrollo de la AFSM dependía
más que nunca de la capacidad de sus dirigentes para captar seguidoras y no cabían
actitudes pasivas. Ese mensaje fue captado por el nuevo comité dirigido por Juana
Taboada, desde enero de 1913.
Juana Taboada había sido elegida presidenta en agosto de 1912 para cubrir la
baja de Elena Viñuelas, sin embargo, el cambio de orientación no se notó hasta el
nombramiento del comité de marzo de 1913, que publicó su programa en El Socialista:

Continuar las conferencias dominicales, encargando una a cada uno de los com-
pañeros, Pablo Iglesias y Julián Besteiro.
Celebrar un mitin de propaganda que revestirá importancia, el primer
domingo de marzo a las cuatro de la tarde.
Organizar una gira, de acuerdo con la Juventud Socialista, el día de viernes
santo. Ya anunciaremos el sitio donde tendrá lugar.
Preparar un lucido natalicio de la AFS, (…) con la Juventud.
Nombrar una Comisión de propaganda que auxilie al Comité en recoger
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avisos a afiliadas, de nuevos ingresos de compañeras y que reparta hojas y perió-


dicos socialistas entre las mujeres que acudan a la Casa del Pueblo. Forma esta
Comisión María Borregón, Cristina Gómez, María Marirela y Josefa Pérez que
acudirán el sábado 15 a tomar posesión de sus cargos.
Adquirir un millón de hojas de las que ha editado la FJSE, que contienen
el programa del Partido, y cuyo precio es sólo de dos pesetas millar.
Y redactar unas hojitas con peticiones de ingreso en blanco que sirvan para
hacer una propaganda continuada.
En el orden interior también se propone el Comité la formación de esta-
dísticas y estudiar el modo de crear sociedades de oficios femeninos.
Por último, ruega a todas las mujeres socialistas que paguen con puntuali-
dad y procuren hacer muchas convencidas, que engrosen las filas de la Agrupa-
ción Femenina (…)28.

27  GFSM, Actas Comité…, 4-V y 31-VIII-1912, las cartas de la AS de Vicálvaro y de Igle-
sias, respectivamente. La decisión de admitir a las socias sin aval en el acta del 25-I-1913.
28  El Socialista, 14-II-1913.

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Capítulo 5 La madurez progresiva de un proyecto 163
político propio en el gfsm (1911-1914)

TABLA 6: MESAS DE DISCUSIÓN DE LA AFSM (1911-1913)*


FECHA 26/11/1911 03/03/1912 18/08/1912 19/03/1913
Presidenta Virginia González Virginia González
Vicepresidenta Agustina Gª Escudero Francisca Vega
Secretaria 1ª Otilia Solera María Borregón
Secretaria 2ª Josefa Pérez Antonia Ruedas
Soledad Bautista Andrea Moya
Revisoras
María García Elena Viñuelas
de cuentas
María Borregón Anacleta Abrego
Cobrador/-a Josefa Barcia Santiago
* Anacleta Abrego era profesora en partos y estuvo afiliada a la Sociedad de Profesiones y Oficios Varios desde el 1-X-1914. Josefa Barcia fue
nombrada cobradora el 18-V-1912 y dimitió el 15-VI-1912. Santiago fue el nuevo cobrador desde el 1-II-1913.

El nuevo Comité comenzó a trabajar para acrecentar sus apoyos llevando a


cabo las acciones anunciadas en su programa. A propuesta de Agustina Escudero,
retomaron la idea de ponerse en comunicación con todo tipo de asociaciones feme-
ninas para «fomentar entre las mujeres el espíritu de asociación». De hecho, este
Comité fue el que trató de refundar la Sociedad de Sastras de Madrid, que junto a la
gran campaña contra la guerra de Marruecos fueron las iniciativas más importantes
que emprendieron y merecerán mi atención en los capítulos siguientes. Además se
trata del comité que lanzó la idea de crear una Federación de Mujeres Socialistas
que, a imagen de la de jóvenes ya constituida, integrase a todas las AFS del país con
el fin de reforzar la organización y enviar representaciones a los congresos inter-
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nacionales29. Además, se mantuvieron las acciones de propaganda durante la cele-


bración de los comicios y organizaron mítines destinados al público femenino. La
necesidad de ganar adeptas entre las mujeres a pesar de que no gozaran de derechos
electorales se consideraba crucial por juzgar decisiva la influencia que tenían sobre
sus compañeros al decidir a quién votar:

La AFS ha organizado un mitin de propaganda socialista y electoral para el


domingo 2 de marzo, a las cuatro en punto de la tarde en el salón grande de la
Casa del Pueblo. En este acto sólo se permitirá la entrada a las mujeres, y serán
también las mujeres las que hablen, salvo dos compañeros: Anguiano y Besteiro,
candidatos a la Diputación Provincial.

El salón, los escenarios, los pasillos, absolutamente todas las dependencias


de la Casa del Pueblo viéronse invadidas por grupos de compañeras que desea-
ban presenciar el importante acto preparado por la AFSM.

29  El Socialista, 28-II-1913.

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164 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Presidió Juana Taboada, acompañada en la mesa por las secretarias Ana


Posadas y Juliana González. (…) la compañera Taboada concedió la palabra a las
propagandistas Francisca Vega, Purificación Fernández, Carmen Jordán y Vir-
ginia González y a los candidatos socialistas Anguiano y Besteiro. (…) De que
la concurrencia salió satisfecha son pruebas las altas que han registrado en estos
días la AF y los aplausos que en el mitin se prodigaron a todos y a su terminación
al Comité organizador30.

La propaganda política entre las mujeres a escala nacional para fomentar la


creación de grupos similares en otras localidades también dio sus frutos. Tras un
viaje de Francisca Vega a Sevilla, las socialistas de aquella ciudad decidieron fundar
su propio GFS. Además, los contactos internacionales encontraron un gran impulso
por parte de las integrantes del nuevo Comité que enviaron su adhesión al Congreso
de mujeres socialistas que iba a tener lugar en Alemania producto del cual se man-
tuvo correspondencia directa con la máxima dirigente del movimiento en ese país,
Clara Zetkin. Esta actitud emprendedora de la nueva directiva vino acompañada del
crecimiento de la tensión con la JSM. Ya se comentó cómo Juana Taboada propuso
desligarse de la tutela de estos e incluso, «conducirse solas». El enfrentamiento debía
de provenir de una parte de aquel colectivo y se tradujo en la dimisión de Ramón
Lamoneda como viceasesor siendo sustituido por Pablo Cervera:

Se acuerda que conste en acta el disgusto que nos causa la labor que en contra de
nuestra Agrupación yeban [sic] a cabo algunos indibiduos [sic] de la Juventud; y
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aceptar la dimisión del compañero Lamoneda del cargo de viceasesor.


(…) en vista de la tirantez de relaciones que de poco tiempo a esta parte
existe entre las dos entidades por mostrarse algunos compañeros contrarios a
la actuación de la AF y a propuesta de la compañera M. Hernández romper el
pacto que con la antedicha entidad teníamos: nos indica el compañero Asesor
la conveniencia de expresarles el deseo de armonizar y caso de que no aceptaran
entonces rebocar [sic] el acuerdo (…)31.

Aunque el conflicto había amenazado el aniversario conjunto de la AFSM y


la JSM, la celebración tuvo lugar según lo acostumbrado. Por aquellas fechas, en un
gran mitin de propaganda, Francisca Vega destacaba que los principales obstáculos
que se habían encontrado en su labor provenían de la oposición de los varones:

30  El Socialista, 21-II y 7-III-1913. Las acciones comentadas desde aquí y los fragmentos re-
producidos en: GFSM, Actas Comité…, febrero-octubre de 1913.
31  GFSM, Actas Comité…, 29-VIII-1913 y 4-X-1913.

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Capítulo 5 La madurez progresiva de un proyecto 165
político propio en el gfsm (1911-1914)

Ensalza la gran labor realizada por la AF en los ocho años que cuenta de vida
[sic], teniendo que luchar, ante todo, con las trabas que los hombres, de quienes
vive la mujer en una absoluta dependencia, ponen a la actuación de ella por su
emancipación. Explica cuan formidable puede ser la acción de la mujer en la
lucha del proletariado contra el actual régimen social32.

Sin embargo, esa emancipación quedaba condicionada por la implantación


del socialismo en una retórica que identificaba ambos fines y que era común a las
afiliadas de toda Europa. La oradora pasaba de constatar la realidad censora con la
que las socialistas se habían topado, a convencer a su auditorio de la necesidad de
que las obreras actuasen dando la batalla en el hogar, a través de sus hijos.
En el terreno de la acción cultural la AFSM continuó con la convocatoria de
conferencias pronunciadas por figuras destacadas del partido, publicitaron las clases
nocturnas para sus afiliadas e insistieron en la activación del sistema de préstamo de
libros de la biblioteca de la JSM.

TABLA 7: COMITÉS DE LA AFSM (1913-1914)*


FECHA 13/01/1913 19/03/1913 18/10/1913 01/02/1914 14/04/1914
Presidenta Juana Taboada Juana Taboada M. Armesto María Armesto
Vicepresidenta María Ruedas María Ruedas Ana Posadas
Secretaria 1ª Juliana González Otilia Solera Andrea Moya Josefa Pérez María Rojo
Secretaria 2ª Ana Posadas Ana Posadas M. Borregón
Tesorera A. Escudero A. Escudero A. Abrego A. Abrego
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Contadora Juliana González Evarista Heras C. Lizárraga


Vocal 1ª María Hernández M. Hernández Josefa Pérez Andrea Moya J. Taboada
Vocal 2ª Petra Gallego Petra Gallego C. Calvo E. Norabuena
Vocal 3ª Otilia Solera D. Fernández Emilia Mérida M. Merino
Asesor Andrés Saborit Andrés Saborit
Viceasesor R. Lamoneda R. Lamoneda Pablo Cervera Rito Esteban
* El Comité elegido el 13-I-1913 sólo especifica la identidad de la presidenta y de las secretarias sin aclarar el cargo ocupado por las
demás por lo que se lo he asignado en relación con los que ocuparon en marzo. Según las actas del Comité, Otilia Solera dimitió el
15-II-1913, aunque figura de nuevo como secretaria 1ª el 3-V-1913. El 20-VII-1913 Agustina Escudero fue sustituida por María García
en el cargo de tesorera. Andrea Moya, dimitió «por perjudicar el cargo a su salud», el 18-IX-1915. Carmen Lizárraga falleció en
noviembre de 1914, sin embargo, no se nombró a ninguna compañera para sustituirla.

La dimisión definitiva de Juana Taboada por enfermedad (20-IX-1913) cerró


esta etapa caracterizada por las grandes campañas. Un nuevo comité liderado por
María Armesto le sucedió y aunque heredó parte del empuje de aquel habrá que
esperar al nombramiento de una nueva directiva encabezada otra vez por Taboada

32  El Socialista, 21-IV-1913.

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166 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

para asistir a la reanudación de las grandes acciones de las socialistas. 1913 se cerraba
con un repunte de las altas que corregían la desastrosa situación del año anterior y
que no se volverá a alcanzar jamás. Por otro lado, se consiguió un mantenimiento
de las bajas y un balance global que arrojaba 123 afiliadas: el tercer mejor dato de la
historia de la AFSM.
Antes de seguir, es interesante conocer un poco más a las integrantes de los
comités que llevaron a cabo el programa político que acabo de presentar, al que se
añadirá la gran campaña contra la guerra de Marruecos y el proyecto de refundación
de la Sociedad de Modistas. De las nueve afiliadas que ocuparon los cargos represen-
tativos, cuatro habían formado parte de las exitosas directivas de 1910: su presidenta
en ambas fechas, Juana Taboada y Otilia Solera, Petra Gallego y Dolores Fernández.
Las demás, salvo María Hernández, no eran nuevas en la dirección del grupo pero
no habían tenido tanto éxito en su gestión como las anteriores. Se trata de un grupo
de mujeres jóvenes, pero con mucha experiencia como militantes que en la mayoría
de los casos registraron su alta en los primeros dos años del grupo o que incluso
participaron en su fundación. La mayoría se sitúa entre los 30 y los 40 años, con tan
sólo dos casos que escapan a ese intervalo: Juliana González con 17 años y Petra
Gallego con 66. Juana Taboada tenía 33, María Ruedas 40, Otilia Solera 32, Ana
Posadas 42, Agustina Escudero 29, María Hernández 35 y Dolores Fernández 37.
Además, Juana Taboada, Agustina Escudero, Petra Gallego y Dolores Fernández
eran madres y siete de ellas tenían relación de parentesco con militantes socialistas.
Tan sólo tres habían nacido en Madrid, mientras que el resto provenían de
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Cádiz, Granada, Valladolid, Cuenca, Ávila y Salamanca. La mayoría afirmaba dedi-


carse a «sus labores» salvo Otilia Solera, modista de sombreros, Ana Posadas, florista
y Juliana González, corsetera33. Petra Gallego y María Hernández residían cerca de la
Casa del Pueblo. Juana Taboada y María Ruedas vivían en el mismo edificio de la calle
Molino de Viento ( Jesús del Valle, Hospicio), hasta julio de 1913. Por otro lado, Ana
Posadas y Otilia Solera residían cerca del paseo del Pintor Rosales, Juliana González
en Buenavista, Agustina Escudero en Latina y Dolores Fernández en Universidad.

33 Según El Socialista, 23-V-1913, Ana Posadas trabajaba en esta época en la fábrica de pa-
ñuelos, circunstancia que aprovechó para tratar de asociar a sus compañeras.

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6 LAS TRABAJADORAS EN LAS SOCIEDADES
DE OFICIO Y DE SOCORROS MUTUOS
MADRILEÑAS (1904-1917)

La ciudadanía activa plasmada en el ejercicio de los derechos como trabajadoras


también fue practicada por las mujeres del Madrid de la época aunque de forma
menos generalizada que sus compañeros. Desde la segunda década de siglo, el sin-
dicalismo de clase se enfrentó a la dura competencia representada por el sindicalis-
mo católico. La rivalidad por el espacio asociativo laboral femenino entre ambos fue
constante a lo largo del periodo y representó una magnífica extensión del asocia-
cionismo y la práctica ciudadana entre las trabajadoras de la capital, independien-
temente de su color político y de sus objetivos finales. Pero antes de presentar un
panorama de la afiliación de las trabajadoras a las sociedades de oficio de Madrid,
es interesante contextualizarlo dentro del mundo laboral de la ciudad. La población
de hecho en Madrid en 1909 ascendía a 275.328 varones y 324.479 mujeres de los
cuales el 43,94% y el 49,11% respectivamente, llegaron a Madrid en busca de tra-
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bajo. El Censo de 1910 sumaba 55.629 mujeres activas, el 17% de la población de


hecho femenina. Estas cifras no tienen en cuenta a las mujeres dedicadas al trabajo
dentro del propio hogar, ni aquellas que realizaban tareas dentro de la economía su-
mergida o informal1. Así, dejan fuera a los «Miembros de familia dedicados a tra-
bajos domésticos e individuos sin profesión y de profesión desconocida», 198.731
mujeres (61% con respecto al total de población femenina de hecho) dedicadas al
desempeño de tareas de reproducción así como a las tareas domésticas no remune-
radas, aunque enormemente productivas. En muchos casos realizaban además labo-
res remuneradas a domicilio o fuera del hogar a tiempo parcial que aparecen en la
literatura o en la información oficial recogida con otros fines.

1  MINISTERIO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Y BBAA: Censo de la población de España, 31


de Diciembre de 1910, Madrid, Instituto Geográfico y Estadístico, 1913, Tomo 1 y 4, pp. 187 y 394-
395. El tratamiento de estas fuentes: PÉREZ-FUENTES, P.: «El trabajo de las mujeres en la España de
los siglos XIX y XX: consideraciones metodológicas», Arenal, Vol. 2, nº 2, (jul-dic. 1995), pp. 219-245.

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168 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

La actividad remunerada que ocupaba a un mayor número de mujeres en Ma-


drid, en torno a 1910, era el servicio doméstico, con 43.820 trabajadoras (78%, so-
bre el total de población activa femenina censal)2. Le seguía el vestido y el tocado,
actividad sobre la que el Censo de 1910 no ofrece datos concretos, incluyéndola en
un epígrafe más amplio que empleaba a 4.960 mujeres (8,9%). Pero la cifra refle-
ja una parte muy limitada de la realidad, la referida a las trabajadoras concentradas
en fábricas y talleres3. Dentro de ese mismo grupo de industrias está la del papel,
cartón, caucho y escritorio en la que «hay talleres de importancia dedicados a la fa-
bricación de bolsas de papel, sobres, cajas de cartón y papel continuo, que ocupan
crecido número de obreros, principalmente del sexo femenino». Entre las materias
primas que empleaban para la fabricación de la pasta de papel se utilizaron los tra-
pos viejos recogidos por las escogedoras de trapos, empleo muy feminizado de es-
casa retribución4. Otras actividades que formaban parte de la economía sumergida
eran las desempeñadas por lavanderas, planchadoras, vendedoras callejeras, patronas
de casas de huéspedes,…5. Por su parte, la Fábrica de Tabacos representaba, aún en
1910, el espacio laboral en el que se concentraban mayor número de trabajadoras y
el mayor centro de trabajo de la ciudad, con 2.812 operarias. Además, existían otras
profesiones industriales, como las tejeras, documentadas a través de otras fuentes
como las estadísticas de huelgas6.
Entre las «Industrias clasificadas según la naturaleza de la materia utilizada»
que, según el Censo de 1910 ocupaban sólo a 43 obreras, se encuentra la industria
química a la que pertenecieron las fábricas de jabones de tocador y perfumería en
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2  NIELFA, G.: «Mujeres: inmigración y trabajo en Madrid a lo largo del siglo XX», en A.
AGUADO (coord.): Las mujeres entre la historia y la sociedad contemporánea, Valencia, Generalitat Va-
lenciana y UIMP, 1999, pp. 135-142 y «Las relaciones de género: imágenes y realidad social», en A.
FERNÁNDEZ: Madrid hace un siglo: en torno a 1900, Arbor, CLXIX, 666 (Junio 2001), pp. 438-449.
3  BAROJA, P.: El árbol de la ciencia, Madrid, Bibliotex, 2001, p. 78. En la Memoria acerca del es-
tado de la industria en la provincia de Madrid en el año 1905, Madrid, Ministerio de Fomento, 1907 se
comenta la abundancia de mano de obra femenina oculta en este sector (camiseras, corseteras, gorre-
ras,…). En la Estadística de los salarios y jornadas de trabajo referida al periodo 1914-1925, Madrid, Mi-
nisterio de Trabajo, 1927, p. CLXXXVI, se dice que las industrias del vestido ocupaban en la capital
«a cerca de 3.000 varones y 9.000 hembras». Los datos del Censo de 1920, reconsiderados por Gloria
Nielfa muestran cómo el total de trabajadoras dedicadas a todo tipo de actividades industriales ascen-
día a 9.603: NIELFA, G.: «Mujeres:…», pp. 158-159.
4  MINISTERIO DE TRABAJO, COMERCIO E INDUSTRIA: Estadística de los salarios…, pp.
CLXXXV-CLXXXVI. IRS: Estadística de las huelgas, (1910), Madrid, IRS, 1912, pp. 13-17.
5  Ibídem, pp. 200-204 y p. 123, respectivamente.
6  CANDELA, P.: Cigarreras madrileñas: trabajo y vida (1888-1927), Madrid, Tecnos, 1997, p.
50 y ss. IRS: Estadística de las huelgas (1916), Madrid, IRS, 1918, pp. 60-61.

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Capítulo 6 Las trabajadoras en las sociedades de oficio y 169
de socorros mutuos madrileñas (1904-1917)

las que, según la Estadística de salarios y jornadas de trabajo «trabajan más de 1.000
obreros, la mayor parte mujeres». Destacaban Perfumería Gal, inaugurada en 1899
en la calle Ferraz, 25, y trasladada en 1915 a la plaza de la Moncloa, donde perma-
neció hasta 19617, y Perfumería Floralia.
En la Administración figuran 75 trabajadoras debido a que, hasta la entrada en
vigor del Estatuto de Funcionarios en 1918 que permitió su admisión en la categoría
de auxiliares en todos los Ministerios, sólo realizaban esta labor en Telégrafos. Por otra
parte, el Censo da cuenta de un total de 426 mujeres dedicadas al comercio (0,8% de
la población activa censal)8. Otro empleo muy feminizado, que requería cierto nivel de
instrucción a pesar de que no se retribuía en consecuencia, era la enseñanza. En 1910
se dedicaban a ella en Madrid 915 maestras (1,6%). Mientras que 126 se ocupaban
en profesiones médicas (0,2%), en su mayor parte comadronas. Además, 2.209 muje-
res engrosaban las filas del clero (3,9%), desempeñando tareas educativas, sanitarias o
asistenciales, es decir, engrosando las cifras anteriores9. Por último, la prostitución apa-
rece en la categoría «Mendigos, vagabundos y prostitutas», con un total de 47 mujeres.
El dato debía distar mucho de la realidad ya que la prostitución era una salida frecuen-
te ante la pobreza o una labor obligada que no se podía abandonar10.
Según la Estadística de Asociaciones del IRS de 1904, existían en Madrid ca-
pital tan sólo 3 sindicatos católicos (ninguno femenino) con 4.155 afiliados frente
a 67 sindicatos de clase (25.134 afiliados). En los pueblos de la provincia no existía
ninguna sociedad católica, mientras que las de clase sumaban 2.188 afiliados. El pa-
norama para el conjunto del país era similar con 67 asociaciones católicas (31.957
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afiliados), frente a 1.147 sociedades de clase (171.791 afiliados). La provincia de


Barcelona, la más poblada del país (1.054.541 habitantes), se situaba a la cabeza en

7  RUIZ PALOMEQUE, Mª E.: «Historia de la localización industrial», en Establecimientos tra-


dicionales madrileños, V, Madrid, Cámara de Comercio e Industria, 1985, p. 81.
8  Las mujeres dedicadas al comercio en Madrid en: NIELFA, G.: «Las dependientas de comer-
cio: un ejemplo peculiar de trabajo «femenino» en Madrid, en el primer tercio del siglo XX», en La mu-
jer en la Historia de España (siglos XVI-XX)…, pp. 159-175 y «Las mujeres en el comercio madrileño del
primer tercio del siglo XX», en R. Mª CAPEL (coord.): Mujer y sociedad en España, 1700-1975, Madrid,
Ministerio de Cultura, Instituto de la Mujer, 1982, pp. 302-332.
9  NIELFA, G.: «Las relaciones de género:…», p. 445.
10  RIVIÈRE, A.: «Caídas, miserables, degeneradas». Estudio sobre la prostitución en el siglo XIX,
Madrid, Dir. General de la Mujer y Horas y Horas, 1994. GUEREÑA, J.L.: «De historia prostitutionis. La
prostitución en la España contemporánea», en M. ESTEBAN (ed.): Pobreza, beneficencia y política social,
Ayer, 25, (1997), pp. 35-72. BADA, J., BORDERIES-GUEREÑA, J., CASTEJÓN, R. y otros: «La pros-
titución en la España contemporánea», Historiar: Revista trimestral de Historia, nº 2, (1999), pp. 11-99.
CASTEJÓN, R., GUEREÑA, J. L., FRAILE, A. y otros: Prostitución y sociedad en España. Siglos XIX y XX.
Bulletin d´Histoire Contemporaine de l’Espagne, nº25, (junio 1997), pp. 29-69.

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170 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

el número de asociaciones con 274. Le seguía Madrid (146), Alicante (91), Tarra-
gona (80), Gerona (79) y Vizcaya (77). En todos los casos los sindicatos de clase su-
peraban a los católicos en número de afiliados.
Las dos cooperativas que funcionaban en Madrid, una de consumo y otra de
asistencia médico-farmacéutica, sumaban 3.818 asociados, de los cuales 3.780 co-
rrespondían a la capital donde las sociedades de socorros mutuos superaban inclu-
so a los sindicatos de clase en cuanto a volumen de afiliación. Con 41 sociedades
en total (40 de la capital), que reunían a 26.448 asociados (26.185 en la ciudad de
Madrid). No ocurría así con las cifras de conjunto para todo el país que indicaban
una clara ventaja del asociacionismo profesional con respecto a las sociedades de so-
corros mutuos, con 309 organizaciones en total (84.426 afiliados). En cualquier ca-
so, como los propios funcionarios del IRS reconocían, muchos trabajadores estaban
afiliados a una sociedad de oficio y a otra de socorros mutuos a un mismo tiempo11.
Aunque en los primeros momentos el movimiento obrero no se ocupó de las
trabajadoras pidiendo incluso su regreso a las tareas domésticas, el incremento de
la presencia femenina entre la población activa fue provocando un cambio de ac-
titud. Aun así el movimiento sindical estaba poco generalizado entre las obreras si
lo comparamos con el de los trabajadores. Hacia 1904 se habían fundado en Espa-
ña sólo 14 sociedades de oficio de trabajadoras, como El Despertar Femenino que
agrupaba a trabajadoras de diversos oficios de la ciudad de Elche y la Asociación
de Modistas de Madrid, con 357 y 352 afiliadas respectivamente. Le seguían la So-
ciedad de Conserveras de Santander, con 250 y El Porvenir de la Mujer, cuyo sector
desconocemos, con un centenar12.
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Pero, ¿cuál era la situación de las trabajadoras madrileñas? Ofrecer un listado de


las sociedades de oficio que afiliaron trabajadoras resulta complicado ya que las fuen-
tes no desglosan los datos por sexos por lo que al efectuar el recuento pueden pasarse
por alto sociedades mixtas que no detallasen ese carácter en su enunciado13. Los sindi-
catos de clase habían comenzado a fundarse desde fines del siglo XIX, si bien la ava-
lancha de inscripciones tuvo lugar con el cambio de siglo. Entre 1900 y 1904 se habían
creado 61 de las 90 existentes en 1904. En Madrid, los años que inauguraron la cen-

11  Las cifras para 1904 en: IRS: Estadística de la Asociación Obrera en 1º de noviembre de 1904…
12  CAPEL, R. Mª: El trabajo…, pp. 197-297. La lista de sociedades de oficio: pp. 233-234 y
537-554.
13  La sociedad Tres Clases de Vapor constituye un buen ejemplo de esto. Albert Balcells cifra en
un 97% las asociadas a este sindicato en 1906, para un total de 1.500 algodoneros. Un caso similar es
el del Arte Fabril de Badalona, desde 1902: BALCELLS, A.: Trabajo industrial y organización obrera en
la Cataluña contemporánea: (1900-1936), Barcelona, Laia, 1974, pp. 45-46, citado por CAPEL, R. Mª:
El trabajo…, p. 234 y nota 44.

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Capítulo 6 Las trabajadoras en las sociedades de oficio y 171
de socorros mutuos madrileñas (1904-1917)

turia asistieron a una importante proliferación de las sociedades de oficio exclusiva-


mente femeninas: en 1902 se fundaron los sindicatos de Lavanderas y Planchadoras y
el de Obreras de la Fábrica de Sobres, en 1903, escogedoras de trapos, fabricantes de
lámparas incandescentes, de bujías y jabones, sastras y modistas de la Casa del Pueblo
y, en 1904, Modistas y Sastras con sede en la calle Mayor, y Cocineras y Doncellas. La
mayoría afiliaban a obreras ocupadas en sectores poco industrializados y muy com-
partimentados por oficios debido a las características de la economía madrileña14. La
década siguiente, sin embargo, correspondió a las católicas con la fundación del Sindi-
cato de la Inmaculada que formó parte del espectacular crecimiento vivido por el sin-
dicalismo católico femenino en todo el país en torno a 1910-191415.

6.1. Los sindicatos con sede social en la casa del pueblo y otros
centros obreros socialistas

En la Casa del Pueblo se encontraba la sede de varias sociedades de oficio in-


tegradas por trabajadores y trabajadoras de un mismo sector, así como otras funda-
das por las trabajadoras de profesiones exclusivamente femeninas. Muchas de ellas
pertenecían a su vez a la UGT que, hasta 1916, fue consolidándose de forma lenta
pero estable. Los sucesivos centros obreros ubicados en Madrid hasta la inaugura-
ción de la Casa del Pueblo en 1908, cumplieron su función como aglutinadores de
muchas sociedades de oficio16. En el caso de las obreras, trataban de luchar contra
la imagen de la trabajadora conformista acostumbrada a sufrir todo tipo de abusos,
cuyos brotes de rebeldía se ahogaban en la retórica eclesiástica de la sumisión y la
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paz social. Los obstáculos hacia el asociacionismo femenino provenían tanto de sus
compañeros como de los efectos de la represión ejercida por las autoridades que ge-
neraba temor y desconfianza entre las menos convencidas:

Se da lectura de una comunicación de la comisión administrativa, dando conoci-


miento de la intromisión de varios agentes gubernativos en averiguaciones de los
nombres y domicilios de los individuos que componen las juntas directivas de las
diferentes Sociedades de la Casa del Pueblo, que no les compete17.

14  GONZÁLEZ, S.: «Madrid, capital del resurgir de la UGT», en M. REDERO (coord.): Sin-
dicalismo y movimientos sociales, siglos XIX-XX, Madrid, Centro de Estudios Históricos de UGT, 1994,
pp. 27-28. ELORZA, A.: «Socialismo…», p. 229.
15  CAPEL, R. Mª: El trabajo…, pp. 245-246.
16  AISA, J. y ARBELOA, V.M.: Historia de la Unión General de Trabajadores, Bilbao, Zero, 1975,
p. 129. DE LUIS, F. y ARIAS, L.: «Estudio…», p. 22. Sociedad de Profesiones y Oficios Varios (SPOV),
Juntas generales, CDMH, PS-Madrid, 1501, 12-II-1907.
17  SPOV, Actas Juntas Directivas, CDMH, PS Madrid, 1504, 16-XI-1910.

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172 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

A pesar de estas dificultades un grupo de asalariadas decidió recurrir al asocia-


cionismo para mejorar sus condiciones de vida y de trabajo. El contacto o la perte-
nencia a las redes sociales ligadas a los centros obreros y la existencia de la Sociedad
de Profesiones y Oficios Varios -La Varia-, (1-VI-1894) vinculada a UGT desde
agosto de 190818 fueron algunos de los principales recursos para animar la acción sin-
dical entre las obreras. Es probable que la Varia fuera en Madrid el sindicato de clase
más antiguo que las afilió. Esta sociedad era el germen a partir del que se formaban
otros sindicatos de oficios concretos. La idea era tratar de asociar al menos a veinte
trabajadores de un sector que irían socializándose en la cultura sindical para llegado
el momento, fundar su propia sociedad de resistencia19. Uno de sus atractivos consis-
tía en que sus socios podían disfrutar de la Mutualidad Obrera de la Casa del Pue-
blo: «las más interesadas en que sus maridos cotizasen en las Sociedades obreras eran
las mujeres para no perder sus derechos dentro de la Mutualidad»20. Las afiliadas se
dedicaban mayoritariamente a sus labores (más de 700), seguidas por diversos oficios
(traperas, cigarreras, peinadoras, sirvientas, operarias en cajas de cartón, bordadoras,
profesoras en partos, industriales, porteras, sombrereras, verduleras, camiseras, gorre-
ras, empleadas, maestras, pensionistas, cacharreras, cocineras, bruñidoras,…). La im-
portancia de las mujeres dentro de la Varia llegó a ser considerable tanto en relación
con el número de asociadas, más de 950 sobre un total de más de 4.400 afiliados entre
1898 y 1914, por el interés que despertaba entre sus dirigentes tratar de organizarlas,
así como por la participación de propagandistas como Juana Taboada, Carmen Jor-
dán, Petra Gallego, Francisca Vega, Maura García del Real y Ana Abrego:
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Plaza dice que habiéndose de elegir vocal 5º debe nombrarse una compañera y
aceptado así se nombra a la compañera Juana Taboada (…) El compañero Jacobo
Castro hace presente, en nombre de su compañera, que no la es posible aceptar
el cargo de vocal 5ª para que la eligió la Asamblea, por impedir el cumplimiento
de sus muchas ocupaciones. (…) la Junta acuerda admitirla dicha renuncia, pero
confirma su criterio para exponer en su día a la Asamblea que este cargo esté re-
presentado por el elemento femenino21.

18  La sindicación de trabajadoras en España se inició en 1881-82, dentro del movimiento


anarquista, cuando los socialistas aún recelaban del trabajo de las mujeres fuera del hogar: CAPEL, R.
Mª: El trabajo…, pp. 228-229. Un estudio detallado acerca del carácter de la Varia, su relación con la
AFSM y la composición sociodemográfica de sus afiliadas será publicado en otro lugar.
19  SPOV, Juntas Generales, CDMH, PS Madrid, 1501, 12-XI-1909, 31-X-1907, 7-XII-1908.
20  DE LUIS, F. y ARIAS, L.: Las Casas…, p. 150. La cita en: SABORIT, A.: Apuntes…, p. 1011.
21  SPOV, Actas Juntas Generales, CDMH, PS Madrid, 1501, 1913. SPOV, Registro de afilia-
dos, CDMH, PS Madrid, 2030. Esta sociedad llegó a tener una presidenta en fecha indeterminada:
Margarita Fesser de Azcárraga: AGA, Registro de Asociaciones,…

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Capítulo 6 Las trabajadoras en las sociedades de oficio y 173
de socorros mutuos madrileñas (1904-1917)

Una de las sociedades apoyadas por la Varia fue Planchadoras, Lavanderas y Si-
milares (7-VI-1902)22. Esta sociedad debió de atravesar un periodo de inestabilidad
provocando una tutela temporal de la Varia hasta 1904, cuando se volvió a constituir
con 32 socias. El hecho de que el GFSM, poco después de su fundación, las eligiera
como objeto de su propaganda de entre todos los sectores en los que intervenían tra-
bajadoras, confirma que entre 1907 y 1911 era el sindicato de oficio femenino de la
Casa del Pueblo con más asociadas: «antes que a las lavanderas debe invitar a otras
sociedades que son más pequeñas y presenta dos razones: 1ª que es la más próspera
y 2ª que las modistas y guarnecedoras son menos y no debe haber primacía»23. Josefa
Hurtado de Mendoza Vega, su presidenta durante varios años, perteneció al GFSM
entre septiembre de 1910 y mayo de 1927. Había nacido en 1881 en Madrid, donde
trabajaba como lavandera y se encargaba de la limpieza de la Casa del Pueblo junto
a Teodora Sobrino. En 1910 vivía con su marido, sus dos hijos y su nuera en la calle
Rafael Calvo (Alfonso XII, Chamberí), por 12 ptas. mensuales24. A pesar de que en
1910 ya estaban independizadas de la tutela de la Varia, siguieron recurriendo a esta
sociedad para solicitar oradores y apoyo económico para sus mítines25.
A principios del siglo XX se fundaron otras sociedades de oficio dedicadas a las
trabajadoras de ciertos sectores muy feminizados en un momento de auge del aso-
ciacionismo ugetista debido a varios factores que ampliaron el marco de las opor-
tunidades políticas como la coyuntura posterior a la guerra de Cuba, la crisis del
movimiento anarquista, el aumento de la propaganda societaria, el éxito de las ma-
nifestaciones del 1º de Mayo y la inauguración de los nuevos centros de sociedades
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obreras en Madrid desde 189226. Es el caso de la Sociedad de Sastras de Madrid


(19‑VII‑1903) de la calle Relatores, con un objetivo más tendente al mutualismo que
a la lucha de clases. Su trayectoria fue bastante inestable en sus comienzos y se desa-

22  Josefa Hurtado y Teodora Sobrino en 1902, en medio de una huelga en la fábrica Cervera
contactaron con Pérez Infante que les animó a asociarse: El Heraldo de Madrid, 1-V-1928. La fecha de
su constitución en: Registro de Asociaciones,… Sin embargo, era en abril cuando festejaban su aniversa-
rio: GFSM, Actas Comité…, 7-IV-1907 y 10-IV-1915. El Socialista, 4-V-1906, 8-V-1908, 13-IV-1913,
18-IV-1914. Compartían secretaría con la JSM, el GFSM y Modistas: SABORIT, A.: Apuntes…, p. 1151.
23  GFSM, Actas Juntas Generales…, 26-V-1907 y 9-X-1910.
24  AVM, Padrón Municipal, 1910; GFSM, Registro de asociadas…; SABORIT, A.: Apun-
tes…, p. 1153.
25  SPOV, Actas de Juntas Directivas, CDMH, PS Madrid, 1504, 27-I-1913. El Socialista,
13-VIII-1913.
26  GONZÁLEZ, S.: «Madrid, capital…», pp. 31-32. La disolución de muchas de las socieda-
des de oficio femeninas fundadas en estos años también se inscribió dentro del contexto de retroceso
de la afiliación a los sindicatos ugetistas.

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174 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

rrolló entre los ambientes republicanos y socialistas27. Hacia 1912 la sociedad se di-
solvía y a mediados de 1913, volvían a tratar de reorganizarse con la ayuda de la Varia.
Pero no todas las sastras debían dirigirse a esta sociedad si deseaban asociarse
en un sindicato de clase. Las sastras de lo militar podían afiliarse a la sociedad «La
Aguja» de la calle Piamonte 2, desde 1911. Paralelamente, la Sociedad de Obreras
Modistas en Ropa Blanca y Similares (2-XII-1903) nacía con fines de «previsión y
socorro por defunción», estableciéndose en Relatores 24. En enero de 1910, la Varia
asignaba un asesor a la Sociedad de Modistas de Madrid, y no se referían a la po-
siblemente disuelta Sociedad de Obreras Modistas en Ropa Blanca y Similares de
la Casa del Pueblo sino a otra cuya sede radicaba en el número 1 de la calle Mayor,
cuya secretaria era Otilia Solera. Esta sociedad se había fundado oficialmente el 19-
VI-1904 y sumaba ese mismo año la increíble cifra de 352 socias, ostentando el ré-
cord de afiliación obrera femenina de la capital. Sus fines incluían la mejora de las
condiciones de trabajo: «Previsión y socorro a paradas y por cambio de estado. Me-
jorar las condiciones de trabajo»28.
La existencia del GFSM influyó notablemente en el desarrollo del sindica-
lismo entre las trabajadoras de la ciudad al ser un grupo político exclusivamente
femenino vinculado al Partido Socialista que tenía entre sus objetivos centrales el
fomento de las prácticas societarias entre las obreras madrileñas. La gestión de la
Sociedad de Modistas estuvo liderada por algunas militantes del GFSM entre las
que se produjeron enfrentamientos. Carmen Jordán que ocupó la presidencia du-
rante un largo periodo, se granjeó la enemistad de muchas de sus correligionarias
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como Ángela de Diego y, especialmente, con Otilia Solera, que también se había
ocupado de dirigir la sociedad29. A pesar de las cifras de afiliación con las que nació
el grupo, en 1911 debía de hallarse muy debilitado y se disolvió en febrero de 1913.
El GFSM decidió intervenir tratando de reorganizarlas en marzo de aquel mismo
año30. Las mujeres del GFSM tenían en mente un nuevo planteamiento para esta
sociedad que terminó desencadenando una lucha de competencias entre ellas y la

27  En 1906 celebraron un mitin contra la competencia desleal representada por los talleres de
monjas en el Centro obrero de la Costanilla de los Ángeles, 1 y no en la calle Relatores, que presidió del
Río de la Agrupación obrera republicana: El País, 14 y 16-X-1906. Sin embargo, de las tres sastras que
figuran como presidentas, Micaela Vázquez perteneció al GFSM desde octubre de 1910. Además, las di-
rectivas elegidas en 1910 contaban con varias socias del GFSM: Flora Díaz, Encarnación Pardo, Micae-
la Vázquez, Carmen Magdaleno,…: GFSM, Registro de asociadas… El País, 19-X-1906 y 25-VI-1910.
28  El Socialista, 24-VI-1904.
29  GFSM, Actas Comité…, 5 y 12-III-1910.
30  GFSM, Actas Comité…, 15-II, 22 y 31-III, 12-IV-1913.

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Capítulo 6 Las trabajadoras en las sociedades de oficio y 175
de socorros mutuos madrileñas (1904-1917)

Varia. Su idea era reorganizarla como una especie de varia femenina donde cabrían
no sólo las propias modistas, sino también otras trabajadoras que no tuvieran una
sociedad de oficio propia, a excepción de las ocupadas en las labores domésticas.
Al mismo tiempo pretendían obtener los datos de todas las afiliadas a la Varia pa-
ra animarlas a que ingresaran en el GFSM. El Comité que lideró este proyecto fue
el presidido por Juana Taboada en 1913, al que pertenecían además dos modistas y
una corsetera. El 14 de febrero de 1913 exponían su proyecto político en el cual se
incluía «estudiar el modo de crear sociedades de oficios femeninos». Para poner en
marcha la idea nombraron cuatro comisiones: una para publicitarla y recibir adhe-
siones (Otilia Solera y Juliana González), otra para elaborar su reglamento (Dolores
Fernández y Ana Posadas) y otras dos para entrevistarse con la Mutualidad y con la
Varia, dando por hecho su apoyo antes de obtenerlo31.
Pero los problemas surgieron muy pronto tanto con las antiguas dirigentes de
la sociedad de modistas como con las entidades de la Casa del Pueblo a las que re-
currieron. La Mutualidad se negó a prestar su apoyo y con la Varia surgió un grave
conflicto de competencias que revela la importancia que jugaba en la organización de
sindicatos socialistas32. Entre tanto el Comité de la AFSM refundó la sociedad colo-
cando en la directiva interina a algunas de sus militantes más destacadas (Otilia So-
lera, Juliana González y Ana Posadas) y a su asesor. Todas menos una de las nuevas
responsables eran afiliadas a la AFSM, con socias antiguas como Josefa Pérez Vicen-
te, y otras recientemente dadas de alta como Herminia Fanego. La junta directiva era
muy variada en cuanto a los oficios y las edades de sus dirigentes. Se componía de tres
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camiseras, una costurera, una obrera de la fábrica de pañuelos, una bordadora, una
corsetera y una modista de sombreros. La más joven tenía 17 años y la mayor, 4933.
Mientras, la Sociedad de Obreras Sastras se dirigió a la Varia para intentar po-
ner en marcha el mismo proyecto que ensayaba la AFSM con las Modistas, convir-
tiéndose en un nuevo obstáculo al entrar también en competencia con los intereses
de aquella34. Sin embargo, el conflicto quedó resuelto en favor de la Varia que termi-
nó ejerciendo su papel organizador del sindicalismo socialista: «El compañero Saborit
propone que entreguemos a la Baria [sic] la sociedad de modistas por razones que este
comité estima pertinente y se aprueba»35. Los conflictos internos entre las afiliadas a

31  El Socialista, 14-II y 12-V-1913.


32  GFSM, Actas Comité…, V y 7-VI-1913. SPOV, Actas Juntas Directivas, CDMH, PS Ma-
drid, 1504, 26-V-1913.
33  El Socialista, 19-VI-1913 .
34  SPOV, Actas Juntas Directivas, CDMH, PS Madrid, 1504, 14-VII-1913.
35  GFSM, Actas Comité…, X-1913.

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176 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

la Sociedad de Modistas continuaron hasta que volvió a disolverse en enero de 1916 y


sus militantes regresaron a la Varia: «que las Modistas entregaron a la Varia los fondos
y entre otros ocgetos [sic] una sombrilla que desean se rife de nuevo [sic]»36.
Otra sociedad de vida efímera fue la de Constructoras de Sobres (19-IX-
1902) fundada como sociedad de previsión. La merma de afiliadas motivó su di-
solución, aunque un pequeño grupo decidió ingresar en la Varia para tratar de
recomponerla: «Otero da cuenta de que se había avistado con él una comisión
de sobreras y le habían expuesto deseos de reorganizar su sociedad de resisten-
cia. Se acuerda que ingresen en la Varia y cuando se crea conveniente, proceder a
su organización»37. Una trayectoria parecida debió de experimentar la Sociedad de
Obreras Escogedoras de Trapos (6-II-1903) que se disolvió, según Juan Almela
Meliá, tras lanzarse «demasiado pronto a una huelga». Poco después de su primer
aniversario, los dirigentes de la Varia se planteaban su reorganización. En mayo de
1911, 52 escogedoras de trapos reingresaban en esta sociedad dándose de baja en
agosto sin que conste la refundación de su sindicato38.
El mismo Comité de la AFSM que trató de organizar a las modistas se puso
en contacto con las obreras de la fábrica de pañuelos aprovechando el ingreso en la
misma de Ana Posadas que pedía «ayuda al Comité caso que el mobimiento [sic]
huelguístico que intentan se llebe [sic] a efecto»39. El comité dirigido por Juana Ta-
boada también trató de organizar a un grupo de trabajadoras de la fábrica de bom-
billas, enfrentándose al asesor debido al precedente sentado por las Modistas:
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González propone entrebistarse [sic] con las barias [sic] operarias que desean
formar sociedad con nuestra cooperación; de la fábrica de bombillas eléctricas,
Maeso dice que se dirijan a la Varia. González manifiesta que talbez [sic] tengan

36  GFSM, Actas Comité…, 26-I-1916. Tras la refundación de las Sociedades de Modistas y
Obreras en Ropa Blanca en 1928, Luz García, en nombre de las Obreras en Ropa Blanca reclamaba un
reparto equitativo de sus objetos a excepción de la bandera ya que la antigua Sociedad de Modistas «no
se componía sólo de Modistas, como lo demuestra el hecho de que elementos que hoy han constituido
la Asociación de Obreras en Ropa Blanca, pertenecían aquella [sic] misma sociedad»: CDMH, PS-Ma-
drid, 145, «Carta de Luz García», 27-IX-1928. La carta de la Sociedad de Modistas de Vestidos y Som-
breros de Señora firmada por su secretaria Victoria Castro el 12-IV-1928 para reclamar los objetos a la
Varia: CDMH, PS-Madrid, 145. La Varia aclaraba que aquella sociedad jamás entregó su libro de actas
sino sólo la bandera y dos llaveros de un armario de su propiedad: CDMH, PS-Madrid, 145, «Carta de
la SPOV a la Nueva Asociación de Obreras Modistas de Vestidos y Sombreros de Señora», 23-VI-1928.
37  SPOV, Actas Juntas Directivas, CDMH, PS Madrid, 1504, 7-VI-1911.
38  SPOV, Actas Juntas Generales, CDMH, PS Madrid, 1501, 11-III-1904.
39  GFSM, Actas Comité…, 6-XII-1913.

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Capítulo 6 Las trabajadoras en las sociedades de oficio y 177
de socorros mutuos madrileñas (1904-1917)

temor, y pregunta si podríamos nosotras organizarlas. Taboada dice que con arre-
glo a un artículo de nuestro reglamento, podemos y debemos40.

Años atrás se había fundado una Sociedad de Obreros y Obreras de las Fábri-
cas de Lámparas Incandescentes (8-II-1903) rebautizada en 1904 como La Lámpara
Eléctrica. Tras varios cambios de domicilio, se instalaron en Puente de Vallecas don-
de debían de localizarse las fábricas. Sus fines eran de previsión y entre sus presiden-
tes figuró una obrera, Eustaquia Cabezas41. En la calle Mayor 1 también figuraba la
Sociedad de Cocineras y Doncellas (23-VIII-1904), vinculada a la Casa del Pueblo.
Además de la Varia, entre las sociedades mixtas en su composición por sexos
destaca la Sociedad de Obreros Broncistas de Madrid, después llamada Sociedad de
Obreros Broncistas y Similares de Madrid. Fue fundada el 20-VII-1900 y sus fines
eran de previsión, socorro y mejora de las condiciones de trabajo. En origen estaba
compuesta por varones, sin embargo, a raíz de una de las huelgas más importantes
del sector que afectó durante semanas a la Casa Meneses su directiva modificó los
estatutos con el fin de permitir el ingreso de sus compañeras huelguistas. Esta refor-
ma determinó además el cambio de nombre por el cual se añadió el término «y simi-
lares» que incluía los oficios desempeñados por las trabajadoras: «Se aprobaron unas
modificaciones y aumento en el Reglamento expuestas por Severo para dar ingreso
en la sociedad de las pulidoras y bruñidoras de la Casa Meneses»42. Casos como éste
obligan a relativizar la idea de que las trabajadoras estaban escasamente movilizadas
ya que los sindicatos enunciados en masculino escondieron entre sus afiliadas a mu-
chas compañeras, desmintiendo una vez más la inocencia de los nombres y su poder
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significante. La obreras que finalmente se dieron de alta en la sociedad no fueron


muchas, 11 entre 1910 y 1918 sobre un total de más de 500 trabajadores. Sin embar-
go, este episodio revela en primer lugar, la participación de mano de obra femenina
en un sector que, a la vista de otras fuentes resultaba en apariencia exclusivamente
masculino. Bruñidoras, pulidoras, pantalleras, barnizadoras, niqueladoras… ejercían
su labor en las fábricas al lado de sus compañeros, aunque ese trabajo quedase ocul-
to incluso en las hojas declaratorias del padrón. Las cuatro localizadas coincidían
en señalar como ocupación «sus labores» a pesar de trabajar en un sector tan mani-
fiestamente industrial y extradoméstico43. En segundo lugar, es importante tener en

40  GFSM, Actas Comité…, 5-VI-1916.


41  AGA, Registro de Asociaciones,…
42  Sociedad de Obreros Broncistas, Actas de Juntas Generales, CDMH, PS Madrid, 2545,
31-VIII-1910.
43  Hojas declaratorias de Fermina Aguado López y Manuela Pascual Antón, en 1910, y de
Soledad y Luisa Calatrava Frey y Soledad Rivera, en 1915. AVM, Padrón Municipal, 1910 y 1915. So-

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178 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

cuenta que en unos momentos en los que el trabajo de las mujeres era interpretado
como competencia desleal por los varones, la discriminación de las mujeres en las
sociedades de oficio se atenuaba con su apoyo a una huelga. Esa actitud crítica con
las condiciones laborales y rebelde frente a la patronal convirtió a estas trabajadoras
en merecedoras del respeto de sus compañeros44. El caso opuesto lo representan las
trabajadoras de correos que entraron como rompehuelgas y, años después, recibieron
como sanción el descenso en el escalafón.
Es posible que la Sociedad de Obreros Tejeros y similares de Madrid y sus
contornos, se encontrara en una situación parecida a la de los broncistas ya que tam-
bién declaró huelgas apoyadas por sus compañeras. La Sociedad de Cortadores, Za-
pateros y Guarnecedoras (11-VI-1896), es otro ejemplo de sociedad mixta con fines
cooperativos, de previsión y socorro. En octubre de 1914 se convirtió en la Sociedad
de Constructores de Calzado y similares, como producto de la fusión de la Socie-
dad de Zapateros, Cortadores y Guarnecedoras y la de Cortadores y Dependientes
de Zapaterías, La Probidad45. Por otro lado, existían otros sectores como los maes-
tros que también hacían intentos por organizarse. Contaban con un antecedente de
ideología desconocida en la Asociación de Profesores, Profesoras, Auxiliares Nume-
rarios y Profesores Especiales de Escuelas Normales (11-VI-1909) fundada para la
«defensa de la clase». En mayo de ese mismo año solicitaba su ingreso en la Casa del
Pueblo la Sociedad de Maestros Racionalistas, que no figura en el registro de aso-
ciaciones, mientras que el 22-X-1912, lo hacía la Asociación General de Maestros.
Teniendo en cuenta que la Casa del Pueblo no admitía más de una sociedad por
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ledad y Luisa Calatrava eran hermanas de un fundidor, con cuya familia compartían domicilio. En los
demás casos, los varones de la familia se declaran «jornaleros» con lo que no puedo confirmar si tam-
bién se ocupaban en el sector. Sociedad de Obreros Broncistas y similares, Registro de socios, CDMH,
PS-Madrid, M-2424.
44  En el debut de los años veinte Margarita Nelken denunciaba la actitud de los líderes obre-
ros al no fomentar la sindicación de las trabajadoras rechazadas como rivales en los espacios de trabajo:
NELKEN, M.: La condición…, pp. 74-75 y 85-86. Una situación similar se reproducía en otras naciones
europeas como Francia donde en 1913 la dirección del Sindicato de Tipógrafos de Lyon rechazaba la
solicitud de afiliación de Emma Couriau por ser mujer: RIOT-SARCEY, M.: Histoire du féminisme, Pa-
rís, La Découverte, 2002, pp. 68-69 y KLEJMAN, L. y ROCHEFORT, F.: L’égalité…, pp. 245-247. Aún
prevalecía una cosmovisión tradicional acerca de los roles femenino/masculino y el mantenimiento del
concepto de «salario familiar»: PERROT, M.: «Le syndicalisme français et les femmes: histoire d’un
malentendu», CFDT aujourd’hui, nº 66, (mars-avril 1984), pp. 42-43.
45  El Socialista, 13-X-1914. Este sector se sumó a la corriente federativa relanzada desde el
Congreso de la UGT de mayo de 1902. El I Congreso de la Federación de Constructores de Calzado
se celebró en Madrid entre el 25 y el 27 de septiembre de 1904: CASTILLO, S.: Historia de la UGT. Un
sindicalismo consciente, 1873-1914, Madrid, Siglo XXI, 2008, pp. 179 y 193.

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Capítulo 6 Las trabajadoras en las sociedades de oficio y 179
de socorros mutuos madrileñas (1904-1917)

oficio, cabe suponer que una había sustituido a la otra46. Por su parte, la Sociedad de
Cerilleras y similares (18-VII-1908) fue fundada para la mejora de la clase. Su se-
de se estableció en la calle de la Bolsa, 14 hasta su traslado a Relatores 24, en enero
de 190047. Debió de asociar a muchas obreras empleadas en Carabanchel, donde se
ubicaban las fábricas del sector. De nuevo se trata de una sociedad de resistencia sur-
gida en medio de un contexto de expansión del sindicalismo de clase que nada más
nacer hubo de afrontar su primer movimiento huelguístico48. Por último, las cigarre-
ras mantuvieron la asociación La Proletaria desde el 13-II-1907, aunque no debió
de permanecer activa mucho tiempo si atendemos a los esfuerzos propagandísticos
que la AFSM realizó entre las operarias del sector.
Entre el repertorio para la acción sindical utilizado por estas sociedades se inclu-
yeron desde la negociación a las huelgas. Algunas figuras destacadas lideraron cam-
pañas centradas en las trabajadoras como la propuesta de Virginia González al VIII
Congreso de UGT (1905), por la que se amplió el periodo de descanso tras el parto49.

6.2. Sindicatos católicos, sindicatos de ideología desconocida y


sociedades de socorros mutuos

Al contrario que las asociaciones de clase, el sindicalismo católico femenino


estaba poco desarrollado a principios del siglo XX. Aunque existían algunas asocia-
ciones confesionales exclusivamente femeninas, se trataba de sociedades de socorros
mutuos y de previsión, como la Sociedad Católico-Benéfica de Obreras de Burgos,
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constituida en 1904 con 34 afiliadas. Además, existieron otras dos asociaciones ca-
tólicas: la Unión Profesional del Gremio de Obreras (14-V-1905), de Bilbao y el
Sindicato Barcelonés de la Aguja (20-VII-1909)50.
A partir de la creación en Madrid del Sindicato Obrero Femenino de la Inma-
culada (2-VII-1910), se inauguró la preocupación católica por asociar a las trabajado-
ras madrileñas. Como ya he llevado a cabo el análisis de su fundación y su carácter en
un capítulo anterior, simplemente diré que esta sociedad se subdividió en diferentes

46  GONZÁLEZ, S.: «Madrid,…», pp. 46-49 y 35.


47  CASTILLO, S.: «El socialismo…», pp. 414-416.
48  El País, 27-VIII-1908.
49  NÚÑEZ, Mª G.: «‘Las modistillas’ de Madrid,…», p. 442 y CAPEL, R. Mª: El trabajo…,
p. 240.
50  CAPEL, R. Mª: El trabajo y…, pp. 233, 539 y 547. En la estadística del IRS se las incluye
como «Sociedades obreras. Sindicatos profesionales» y no en la sección de sociedades mixtas donde
se inscribían los círculos católicos. La confirmación de su naturaleza corresponde a la autora citada.

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180 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

gremios por oficios desde la segunda década del siglo: Gremio de Modistas (24-XII-
1912), de Bordadoras (8-V-1913) y de Costureras en Blanco (13-IV-1914). Todos
unían a patronas y obreras, y perseguían la «defensa y mejora de la clase». Ubicaron
su sede en la calle San Bernardo, 7 y en un local de Isabel la Católica, 21:

Por entonces (en 1909) se organizó sólo el Sindicato de Oficios Varios. Luego, po-
co a poco, trabajando mucho y con entusiasmo unas cuantas señoras y señoritas
le ayudamos, se fueron constituyendo distintos Sindicatos, de Modistas, Ropa
Blanca, Bordadoras, Fábrica, Empleadas,…51

El sindicalismo católico nació del temor al aumento de la militancia socialista.


María de Echarri, su principal impulsora, estaba convencida de que los sindicatos
vinculados a la Casa del Pueblo eran una amenaza real que, de no combatirse con-
duciría a la revolución social: «Los tiempos son de lucha: la batalla entre el socia-
lismo aterrador y el catolicismo social que salva a los de abajo, está entablada… no
podemos cruzarnos de brazos y limitarnos a rezar…»52.
Entre sus presidentas destaca Mercedes Quintanilla, que ocupó este cargo en
el Gremio de Bordadoras, llegando a convertirse en la obrera más destacada del sin-
dicalismo católico femenino en los años siguientes53. La subdivisión del sindicato en
diferentes gremios recuerda a la Federación Sindical de Obreras de Barcelona fun-
dada en 1912 por María Domenech de Canellas. Ésta se hallaba integrada por cinco
sindicatos independientes entre sí que incluían a las modistas, sastras, obreras en ropa
blanca, dependientas de comercio y obreras de taller. A ellos se sumaban un Protec-
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torado integrado por señoras que apoyaban a las anteriores y una Junta de Federa-
ción que constituía el nexo entre los Sindicatos y el Protectorado. También en 1912
se fundó un Sindicato de la Aguja y Similares en Valencia, que integraba distintos
gremios por oficios, pasando de 350 a 1.045 socias entre 1913 y 1917. En 1916 los
sindicatos católicos de obreras se hallaban en otras ciudades como Gijón, Zaragoza,
Valladolid, Pamplona, Oviedo, Santander, Vizcaya… y, como los citados, dedicaron
su atención especialmente a las obreras de la aguja y del servicio doméstico54.
Al margen del sindicalismo católico, existieron otras sociedades de oficio ano-
tadas en el Registro de Asociaciones cuya filiación resulta poco clara. Sin embargo, es

51  AHIT, ECHARRI, M. de: Notas autobiográficas inéditas, 1948(?).


52  El Universo, 19-XII-1909. Artículo citado por ROSIQUE, F.: «Diálogos…», p. 351, nota 59.
53  AGA, Registro de Asociaciones,…
54  CAPEL, R. Mª: El trabajo…, pp. 262-265 y GARCÍA BASAURI, M.: «Los sindicatos…»,
pp. 22-24. GARCÍA CHECA, A.: Ideología…, pp. 231 y 243.

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Capítulo 6 Las trabajadoras en las sociedades de oficio y 181
de socorros mutuos madrileñas (1904-1917)

bien sabido que muchos sindicatos de clase aun no situando su sede en el edificio de la
calle Relatores podían mantener lazos con los sindicatos afines al socialismo55. Entre
los dedicados a las trabajadoras de la aguja figuran la Sociedad de Sastras La Alianza
Madrileña (28-VI-1904) para la «defensa de la clase», y la Asociación Profesional de
Modistas, de «defensa y socorro» (12-VI-1917). Además existe constancia de la So-
ciedad de Operarios Sombrereros, Planchadoras y similares, que debió de competir
con las planchadoras de la Casa del Pueblo desde su creación (27-XII-1912).
En cuanto a las sociedades de socorros mutuos hay que decir que entre los sin-
dicatos de principios de siglo, el socorro mutuo aparece como uno de sus fines re-
currentes. La Mutualidad Obrera de la Casa del Pueblo, por ejemplo, sólo estaba al
alcance de los afiliados y afiliadas a las sociedades políticas y de oficio del centro, ac-
tuando como aliciente para el asociacionismo56. El carácter asistencial se fundía con
el de resistencia en las nuevas organizaciones del siglo XX, aunando un tipo de aso-
ciación de carácter defensivo con otra más ofensiva dirigida a cambiar la situación
vivida por el proletariado. Las sociedades de socorros mutuos constituían una estrate-
gia fomentada tanto por los sectores conservadores y católicos como por los socialis-
tas, mientras que desde el movimiento anarquista se juzgaba su existencia como una
forma de adormecer el espíritu rebelde de los sectores más desfavorecidos. Aunque
las fuentes de información sobre ellas son muy escasas, el registro de asociaciones da
cuenta de varias en Madrid que estuvieron regidas por trabajadoras o dirigidas a sec-
tores feminizados. Sin embargo, según las investigaciones publicadas al respecto, es
lógico suponer que hubo muchas que jamás informaron al IRS de su existencia57. La
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sociedad mutualista Los Previsores del Porvenir constituye uno de los ejemplos de es-
te tipo de organizaciones. Se trataba de una sociedad compuesta mayoritariamente
por mujeres, preocupadas por asegurar el sustento de su familia en épocas de crisis,

55  ELORZA, A.: «Socialismo…», p. 229. En un inventario de sociedades obreras vinculadas a


UGT se incluía a la Sociedad de Obreros en Pan Francés en la calle Fuentes: La Unión Obrera, nº 30,
(X-1908).
56  La Mutualidad se había fundado en 1905 para prestar asistencia médica, medicamentos,
servicios funerarios e indemnizaciones en ciertos casos a los afiliados y afiliadas, así como a sus fami-
lias. Otra institución relacionada con ésta fue la Cooperativa Socialista Madrileña, fundada en 1906
para proporcionar artículos de consumo a precios más competitivos, entre otros fines: DE LUIS, F. y
ARIAS, L.: «Estudio…», pp. 25-26. La Cooperativa Socialista Madrileña tuvo uno de sus locales en la
calle Valencia, 5 que se corresponde con el domicilio indicado por algunas de las afiliadas a la AFSM.
57  CASTILLO, S. (ed.): Solidaridad desde abajo. Trabajadores y Socorros Mutuos en la España con-
temporánea, Madrid, UGT, 1994; CUESTA, J.: «Las sociedades de socorros mutuos en la España de los
años veinte. Un silencio en el reformismo social», en El Reformismo social en España: la Comisión de Re-
formas Sociales, Córdoba, Caja de Ahorros de Córdoba, 1997, pp. 301-330.

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182 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

si bien la mayoría no se interesaba por los asuntos relacionados con su gestión58. Los
Tres Estados, fundada en mayo de 1915 por «señoras viudas y señoritas huérfanas»,
era una sociedad «creada para favorecer a la mujer en cualesquiera de sus estados de
orfandad, viudez y vejez». Las asociadas aportaban una peseta mensual con la que se
nutriría un fondo al que podrían acudir en caso de necesidad. La sociedad estaba ad-
ministrada por «distinguidas señoras de esta Corte» que la presentaron al Obispo de
Madrid, poniendo en evidencia su carácter confesional católico59.
La existencia de sociedades de socorros mutuos y de mutualidades obreras
pone de manifiesto que las estrategias de acción desarrolladas por los trabajadores
tendieron a aunar elementos bien conocidos y de resultados eficaces con los nuevos
métodos de acción. El espíritu defensivo de los socorros mutuos se unió al ofensi-
vo de la resistencia dotando a los obreros asociados de una protección basada en la
solidaridad de clase y, al mismo tiempo, les ponía en guardia frente a los abusos del
capitalismo como los lock-outs. El doble carácter de esas sociedades se mantuvo
durante todo el periodo y, en sus formulaciones mejor conocidas, extendió su pro-
tección a todos los aspectos de la cotidianeidad de la población trabajadora. Por po-
ner un ejemplo, la militancia socialista tuvo acceso no sólo a la Mutualidad que les
proporcionaba asistencia médica, sino a la Cooperativa de Consumo, a las Escuelas
Laicas y las mutualidades escolares o al proyecto de Casas Baratas. Los sindicatos,
por su parte, mantenían cajas de resistencia para los casos de huelga o lock-out y ne-
gociaban las condiciones de trabajo con la patronal y con los organismos públicos.
Las sociedades de oficio de las trabajadoras tanto de clase como confesionales tam-
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bién mezclaron ambos aspectos, en diversa proporción según los casos, extendiendo
las prácticas de solidaridad de clase y la cultura de defensa de los derechos ciudada-
nos entre las obreras de la capital.

58  El Pensamiento Femenino, 15-VII-1914.


59  El Pensamiento Femenino, 1-XII-1915 y 1-II-1916.

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Capítulo 6 Las trabajadoras en las sociedades de oficio y 183
de socorros mutuos madrileñas (1904-1917)

TABLA 8:  Sociedades de oficio femeninas o mixtas con sede


en centros obreros vinculados al socialismo madrileño (1890-1917)(1)
Reforman Socias
Nombre Carácter Sede social Presidente/-a Fundación
estatutos 1904
Cooperativo. Organizar so- Jardines 20; Relatores 24; Luis Pallarés; Agustín 1895, 1902,
Profesiones y Oficios VariosA 01-6-1894 8/63
ciedades obreras. Piamonte 2 Andrés (...) 1905, 1910
Cortadores, Zapateros y Guarnece- Cooperativo, previsión y Jardines 20 Vicente López; López de 1906
11-6-1896
doras. socorro Piamonte 2 la Osa (...) 1910
Obreros Broncistas de Madrid Previsión y socorro a para-
Relatores 21
Obreros Broncistas y similares Ma- dos. Mejorar condiciones 20-7-1900 - - --
Piamonte 2
drid trabajo
Dependientes de ComercioA 21-7-1901
Lavanderas, Planchadoras y Simi- Relatores 24 Ángela Devies (?)
Mejora de la clase 07-6-1902 - - 32
laresA Piamonte 2 Josefa Hurtado
Previsión. Socorro por
Obreros tejeros y similares de Madrid
accidente del trabajo y Relatores 24
y sus contornosA. Obreros tejeros y 11-7-1902 ?/195
defunción. Mejorar las con- Piamonte 2
cerámicos de Madrid y sus limítrofes
diciones de trabajo
D. Fernández; María Ye-
Obreras Constructoras de SobresA Previsión Relatores 24 19-9-1902 1919*
pes; Eulalia Prieto
Obreras Escogedoras de TraposA Previsión y socorro Relatores 24 Antonia Lanza 06-2-1903 1919*
Obreros y Obreras de las fábricas de
Relatores 24; N.S. del Car- F.Lafuente(...) 1903
lámparas incandescentes de Madrid Previsión 08-2-1903
men 6; Presilla 3 Eustaquia Cabezas 1904
La Lámpara Eléctrica
Obreros y Obreras de las fábricas de Isidoro Martín
Previsión y socorro Relatores 24 23-4-1903 - -
jabón, bujías y similares de MadridA Felipe Pérez
Mejorar las condiciones de
Asociación General de Dependientes
-- -- 01-5-1903 - - ?/385
de ComercioA trabajo
Previsión y socorro por de- Relatores 24; Ángeles 1;
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Paula Fraile; Micaela 1906


Obreras Sastras de MadridA función y a paradas. Coop. Bolsa 14; Carretas 4; Hor- 19/07/03
Vázquez; Carolina Torres 1906
de producción no de la Mata 7
Obreras modistas en ropa blanca Previsión y socorro por de-
Relatores 24, ppal. Magdalena Serna 2-12-1903 - -
y simA función
Sociedad de Obreros en cajas de Relatores 24 Manuel Fernández; An-
Previsión 4-2-1903
Cartón Piamonte 2 tonio García (...)
C. de los Ángeles 1 Bol-
La Proletaria (Cigarreras) Previsión y socorro Ana María Jarrés 13-2-1907 - -
sa 14
Cerilleras y Similares de Madrid Mejora Bolsa 14 Josefa González 18-7-1908
Carmen Bedoya 28-7-1911
“La Aguja” Sastras de lo militar Defensa y socorro Piamonte 2
Amalia Costa 21-1-1921
 En la tabla 8 se incluyen todas las sociedades obreras cuya sede social se ubicó en alguno de los centros obreros socialistas: Jardines, 32
(1)

y 20, Bolsa, 14, ppal., Relatores, 24; Piamonte, 2: CASTILLO, S.: “El socialismo...”, pp. 414-416 y DE LUIS, F. y ARIAS, L.: Las Casas del Pueblo
socialistas en España (1900-1936), Barcelona, Ariel, 1997, p. 104. Tablas 8 y 9: Elaboración propia a partir de: Gobierno Civil de Madrid,
Registro de Asociaciones,.... IRS, SECCIÓN 3ª: Estadística de la Asociación Obrera en 1º de noviembre de 1904,..., IRS, SECCIÓN 3ª, Estadística
de asociaciones... Rosa Capel elaboró un listado de sociedades utilizando las fuentes citadas a excepción del Registro de Asociaciones:
CAPEL, R. Mª: El trabajo..., pp. 233-234, nota 43, 543, 551-552.
A:  Sociedades que aún funcionaban en junio de 1916.
*  La reforma de sus estatutos supuso la refundación del grupo bajo una nueva denominación que será la utilizada en la tabla correspondiente
al periodo 1917-1931.

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184 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

TABLA 9: Sociedades de oficio femeninas o mixtas


localizadas fuera de los centros obreros socialistas (1904-1917)
Reforman Socias
Nombre Carácter Sede Social Presidente/-a Fundación
estatutos 1904
Previsión y socorro. Mejorar Concepción Aguado, Car-
Asociación de Modistas de MadridA Mayor 1 19-6-1904 352
las condiciones de trabajo men Menes, Inés Jiménez
Palma 12, Estrella 7, S. Vi-
La Alianza Madrileña (Sastras) Defensa de la clase Petra González 28-6-1904
cente, 4º
Mejora de la clase, soco-
Cocineras y Doncellas de Madrid Mayor 1 Josefa Garramiola 23-7-1904 - -
rro (...)
Asoc. Profres/ras Escuelas Normales Defensa de clase -- Eugenio Cembovain 11-6-1909 - -
S. Obrero Femenino InmaculadaA 02-7-1910 700(1)
Sombrereros, planchadoras y sim A
27-12-1912
Ramona Ferrero, Felisa
Gremio de BordadorasA
Defensa y mejora de la clase Isabel la Católica 21 Santos,Mercedes Quin- 25-5-1913 1918(2)
(S. de la Inmaculada)
tanilla
Gremio de ModistasA
Defensa y mejora de la clase San Bernardo 7 Enriqueta Bello 23-12-1913 1918(2)
(S. de la Inmaculada)
Gremio de Costureras en blancoA (S. Ildefonsa Izquierdo
Defensa y mejora de la clase San Bernardo 7 26-4-1914 1918(2)
de la Inmaculada) Francisca de la Fuente
Sind. libre de prof y oficios variosA 27-9-1914
Soc. de Profesoras de N. Sra Pilar Defensa y socorro Palma 11 Enriqueta García 11-2-1917 - -
Luztolde Ruiz,Josefa Mar-
Montera 33; Fuencarral
Asociación Profesional de Modistas Defensa y socorro tínez, Asunción Díaz, Au- 12-6-1917 - -
87 (...)
rora Sol
A: Sociedades que aún funcionaban en junio de 1916.
(1)
  Esta cifra se refiere a Diciembre de 1914: IRS: Preparación de un proyecto de ley sobre el trabajo a domicilio, IRS, Madrid, 1918, p. 301.
(2)
 La reforma de sus estatutos supuso la refundación del grupo bajo una nueva denominación que será la utilizada en la tabla correspondiente
al periodo 1917-1931.
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7 MOVILIZACIONES FEMENINAS POR LOS
DERECHOS LABORALES

7.1. Conflictividad laboral de las trabajadoras hasta la huelga


general revolucionaria de 1917

Las estadísticas de huelgas además de mostrar el inconformismo obrero son


una fuente para revelar la presencia de las mujeres en determinados sectores y suge-
rir una posible afiliación sindical que cuestiona la imagen sumisa y conformista con
la que la historiografía clásica etiquetó a las trabajadoras. La estadística de las huel-
gas que tuvieron lugar en sectores con mano de obra femenina (figura 7) desmonta
el mito de la pasividad de las trabajadoras y la narración de las negociaciones con la
patronal en la prensa consigue acercarnos a su cotidianidad1.
En relación con el conjunto de las provincias españolas en las que se produje-
ron huelgas en establecimientos con mano de obra femenina, Madrid siguió la ten-
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dencia general en los tres primeros años del periodo considerado. En 1912 no se
recogieron datos para Madrid, mientras que en 1914 no se registró ningún paro en
los sectores con mano de obra femenina de la capital. Los años 1913 y 1917 destaca-
dos por el aumento de la conflictividad no tuvieron su correlato en Madrid si aten-
demos a las cifras recogidas por los estadistas del IRS (figura 7). Si comparamos la
incidencia de las huelgas entre las trabajadoras de las distintas provincias españolas
veremos que las que recurrieron con mayor asiduidad a la huelga fueron las de Bar-
celona, siempre a la cabeza en el número de paros anuales, a enorme distancia de las
demás. Por otra parte, el número de obreras huelguistas de nuevo coloca en primer

1  La información del IRS recogida en los gráficos y a lo largo del texto: IRS: Estadística de las
huelgas, 1909, Madrid, IRS, 1911; Estadística de las huelgas, (1910),…; Estadística de las huelgas, 1911,
Madrid, IRS, 1913; Estadística de las huelgas, 1912, Madrid, IRS, 1914; IRS: Estadística de las huelgas,
1913, Madrid, IRS, 1915 y IRS: Estadística de las huelgas, 1914, Madrid, IRS, 1917. En 1912 no se reco-
gieron datos acerca de las huelgas que tuvieron lugar en Madrid.

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186 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Figura 6: Huelgas en España y en Madrid (1909-1917)


400
 
 
300 

 
200     
 

100  

 
     

0
1909 1910 1911 1912 1913 1914 1915 1916 1917
Total de huelgas Huelgas en España Huelgas en Madrid capital
conocidas por el IRS con datos completos con datos completos

término a Barcelona en cuatro años del periodo, superando las 27.000 huelguistas
en 1913 y 1916, las 10.000 en 1914 y las 5.000 en 1910.
En Madrid, una de las huelgas más destacadas por sus consecuencias para las
obreras fue la declarada por los broncistas y metalúrgicos de la fábrica de la Viuda de
Meneses e Hijos entre julio y agosto de 1910, que implicó a todos los trabajadores.
Un conflicto tan dilatado en el tiempo debió de suponer un esfuerzo extraordinario
para las huelguistas, que compaginaban sus tareas domésticas con la asistencia a reu-
niones y la lucha contra las listas negras y las represalias2. La sociedad de oficio y la
solidaridad con otros sindicatos de la Casa del Pueblo posibilitó la subsistencia de los
trabajadores durante el periodo que permanecieron sin trabajar. Pero lo que más me
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interesa destacar de esta huelga fue el reconocimiento por parte de sus propios com-
pañeros a las broncistas que secundaron el paro. Los huelguistas incluían a «muje-
res y aprendices», confirmando la presencia no sólo de las trabajadoras sino también
de los menores3. Los acuerdos pactados entre la sociedad y los dueños de la fábrica
beneficiaron al personal de ambos sexos y constituyeron un éxito para el sindicato4.
Entre diciembre de 1913 y febrero de 1914 tuvo lugar la huelga más duradera
del periodo en la que participaron las trabajadoras. Se trató de un paro total de za-

2  RAMOS, Mª D.: «¿Madres de la Revolución? Mujeres en los movimientos sociales españoles


(1900-1930)», en G. DUBY y M. PERROT: Historia de las mujeres en Occidente, Vol. 5, El Siglo XX, Ma-
drid, Taurus, 1993, p. 656. El Socialista, 22-VII y 19-VIII-1910. El País, 14-VIII-1910.
3  La solidaridad de diversos sindicatos con los broncistas de la Casa Meneses en: El Socialis-
ta, 19-VIII-1910 y Sociedad de Obreros Broncistas, Actas Juntas Generales, CDMH, PS Madrid, 2545,
16-VII-1910 y 13-VIII-1910. Sobre la composición de los huelguistas ver el acta del 27-VII-1910.
4  El Socialista, 19-VIII-1910. Sociedad de Obreros Broncistas, Actas Juntas Generales, CDMH,
PS Madrid, 2545, 27-VIII-1910.

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Capítulo 7 Movilizaciones femeninas 187
por los derechos laborales

Figura 7: Huelgas en España y en Madrid


en establecimientos con mano de obra femenina (1909-1917)
80
 
60 


40  


20
 
    
 
0
1909 1910 1911 1912 1913 1914 1915 1916 1917
España Madrid

Tabla 10: Huelgas en Madrid en establecimientos con trabajadoras (1909-1917)


Ocupados Huelguistas
Sector Comienzo Fin Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Encuadernadores Fca. Rivadeneyra 13/01/1909 11/05/1909 55 3 51 0
Impresores Fca. Blass y Cía. 19/01/1909 20/01/1909 65 2 65 2
Operarios en cajas de cartón 15/02/1909 15/02/1909 12 9 12 9
Tejedores 26/01/1910 10/04/1910 80 25 35 0
Broncistas 27/05/1910 28/05/1910 156 4 12 0
Broncistas 12/07/1910 27/08/1910 100 90 100 90
Cobradores Casa Singer 09/08/1910 20/08/1910 80 15 78 0
Zapateros 23/09/1910 04/10/1910 94 2 94 2
Lavanderas y planchadoras 10/10/1910 30/10/1910 5 40 5 28
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Escogedoras de trapos 13/11/1910 14/11/1910 14 42 0 8


Ebanistas 31/01/1911 05/02/1911 69 11 69 11
Zapateros 19/02/1911 08/03/1911 130 30 100 30
Ebanistas 23/01/1913 27/01/1913 44 3 44 3
Constructores de carruajes 24/06/1913 09/07/1913 75 1 75 1
Zapateros 07/12/1913 12/02/1914 32 52 32 52
Obreros arts. piel/guarniciones 28/09/1915 22/10/1915 48 6 38 0
Zapateros 08/01/1916 12/01/1916 7 3 5 0
Joyeros 27/01/1916 10/02/1916 370 30 273 2
Cortadores/guarnecedoras La Imperial 13/03/1916 Indet. 20 69 20 69
Tejeros (huelga general) 25/06/1916 05/07/1916 1100 400 1100 400
Ebanistas y similares 01/11/1916 23/01/1917 1560 40 653 5
Tipógrafos/impresores/encuadernadores 22/01/1917 30/01/1917 46 2 42 0
Sombrereros Fca. Gaspar Abati 23/01/1917 09/02/1917 12 15 10 15
 

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188 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

pateros en un taller con 32 varones y 52 mujeres. Pedían un aumento de salario pa-


ra los cortadores y a pesar de no afectar a las guarnecedoras, obtuvieron su respaldo:

En este litigio juegan las mujeres el principal papel. No piden nada, (…): luchan
por sus hermanos los cortadores, para apoyar sus justas pretensiones (…) La so-
lidaridad que hoy prestan estas buenas luchadoras no debe olvidarse; su desin-
terés para con los obreros despedidos por ser socios hay que tenerlo en cuenta
para cuando las circunstancias aconsejen ayudarlas con tanto interés como se
merecen (…)5

Aunque durante el año 1914 el IRS no incluyó en su estadística ninguna huelga


protagonizada por las trabajadoras, la prensa siguió una huelga de zapateros, un paro
general de tejeros y una huelga de las trabajadoras de una fábrica de cajas de cartón:

¡Cómo se explota a la mujer! Las obreras de una fábrica de cartones de Ma-


drid, se declaran en huelga. En una fábrica de cartones situada en el Paseo de los
Pontones, núm. 21, propiedad de los señores Pérez y Compañía trabajaban las
operarias la enormidad de ¡catorce horas! diarias y por un salario de cinco rea-
les. Como era de esperar, este refinamiento de la explotación humana no podía
continuar por mucho tiempo, y las obreras pidieron el modesto aumento de un
real en cada jornal6.

La acción de las sociedades de oficio de la Casa del Pueblo también se hizo


sentir de maneras distintas a la convocatoria de huelgas. Un posible incumplimien-
to de la normativa establecida por la Sociedad de Sastras de lo Militar condujo a su
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directiva a amonestar a unas trabajadoras. El asunto fue denunciado a los tribunales


aunque se archivó «por falta de hecho», sin consecuencias para el sindicato:

El fiscal dice que el día 26 de septiembre de 1914 varias mujeres, sastras de oficio,
pertenecientes a la Sociedad de clase titulada «La Aguja» se personaron en gran
número frente al taller de sastrería que la viuda e hijos de Pascual tiene estable-
cida en la calle de Atocha 113 y al salir las operarias de dicho taller las obligaron
a enseñar las prendas que llevaban para confeccionar fuera de él por creer que
infringían acuerdos de gremio y de la sociedad y de otros hechos por precepto
amparo de la Ley de 22 de abril de 1909 titulada «De huelgas y obligaciones»7.

En 1915 tuvo lugar una huelga de paragüeras que no fue recogida en las es-
tadísticas. Las trabajadoras pidieron auxilio a la AFSM que delegó en la Varia el

5  El Socialista, 20-XII-1913.
6  El Socialista, 7-VII-1914.
7  AHN, Audiencia Territorial de Madrid, Sección Criminal, L30/2, 1056, 1914.

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Capítulo 7 Movilizaciones femeninas 189
por los derechos laborales

proyecto de asociarlas. La falta de fondos en la Casa del Pueblo confirmó a ésta el


cometido de organizar la comisión de huelga que condujese las negociaciones. La
situación era precaria ya que las paragüeras, desconocedoras e inexpertas en las es-
trategias de lucha sindical, habían iniciado un conflicto sin haber constituido pre-
viamente una asociación y sin contar con caja de resistencia8:

La compañera Taboada que las güelguistas [sic] Paragüeras piden alluda [sic]
pero poco seria. La compañera Posadas opina no debemos comprometernos por
qe lla [sic] emos [sic] y las emos [sic] animado a qe [sic] se asocien y qe [sic] son
trabajadores hace 30 años y no se an [sic] visto con nosotras ni se han asociado,
el Comité acuerda qe [sic] sin que nos oficie la Varia (qe [sic] es la qe [sic] se en-
tiende en este asunto) no haremos nada9.

La huelga de tejeros que tuvo lugar entre el 25 de junio y el 5 de julio de aquel


mismo año me interesa más que por el conflicto en sí porque pone en evidencia que
en este sector trabajaban un gran número de obreras que también se movilizaron para
reclamar sus derechos. La reducción de salarios condujo a la huelga a la totalidad de
los 1100 varones y 400 mujeres empleadas que consiguieron sus propósitos gracias,
entre otras cosas, a la unanimidad de su protesta: «hace varios días recorrió las calles
de Madrid una manifestación de varios centenares de obreros de ambos sexos, des-
pedidos por los dueños de los tejares a pretexto de la escasez y carestía del carbón»10.
En relación con las trabajadoras empleadas en el sector terciario, las reclama-
ciones que las señoritas telegrafistas sin plaza protagonizaron entre 1910-191411 su-
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ponen el contrapunto a las formas de protesta laboral que acabo de analizar. Entre
noviembre y diciembre de 1909 se celebraron los ejercicios de dos oposiciones al
Cuerpo de Auxiliares Femeninos de Telégrafos, para cubrir 430 plazas en total. Sin
embargo, fueron declaradas aptas 915 aspirantes a las que se sumarían 257 más me-
ses después12, aprobadas en un segundo examen celebrado como repesca de la se-

8  El Socialista, 16-VI-1915. Ver además las reseñas publicadas los días 18, 19 y 22 del mismo mes.
9  GFSM, Actas Comité…, VI-1915.
10  El Socialista, 13-VI-1916. NIELFA, G.: «Las carbonerías y el abastecimiento de combusti-
ble a Madrid», Establecimientos tradicionales madrileños. Cuaderno III. Del Centro a las Rondas, Madrid,
Cámara de Comercio e Industria de Madrid, 1982, pp. 260-261.
11  DEL MORAL, M.: «La reivindicación sigilosa: las telegrafistas sin plaza (1909-1914)», en
I. HEREDIA y O. ALDUNATE: I Encuentro de Jóvenes Investigadores en Historia Contemporánea de la
AHC, Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2008.
12  El País, 24 y 27-XII-1909. Consuelo Álvarez, en un artículo dedicado a defender el dere-
cho de las mujeres a acceder a las plazas del funcionariado al servicio del Estado achacaba el excesivo
número de aprobadas de esta convocatoria a dos factores: «el deseo de proporcionar medios de vida

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190 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

gunda, sumando un total de 1.17213. Es muy probable que los responsables de la


Administración no hubieran previsto la enorme aceptación resultante de tal convo-
catoria y dejaron a aquellas 1.172 telegrafistas en espera de plaza y destino hasta que
en abril se autorizó el nombramiento de las 60 primeras14.
El descontento de las opositoras sin plaza se tradujo en su organización formal
a partir de octubre de 1910, casi un año después de la celebración de los ejercicios.
Desde entonces se sucedieron las visitas a diferentes autoridades administrativas en
las que se propusieron diversas soluciones para la colocación de las trabajadoras sin
obtener resultado15. La Comisión insistía en su campaña entre diciembre de 1913 y
enero de 1914 sin introducir ningún cambio en su estrategia a pesar de su ineficacia:

La Comisión que nos ha visitado dice que no quiere salir de la pacífica actitud en
que se halla desde un principio para solicitar de los Poderes Públicos que se haga
efectivo de una vez el derecho que se les concedió hace cuatro años.
-No queremos- nos han dicho- imitar a las sufragistas inglesas, que proce-
den airadamente con menos razón que nosotras, contra los que se oponen a una
abstracta demanda de intervención femenina en la vida pública. Si quisiéramos
remedar la conducta de las sufragistas no nos faltarían elementos para el escán-
dalo y la violencia, porque, en el supuesto de que alrededor de cada una de no-
sotras sólo hubiera cinco ó seis personas interesadas a favor nuestro, podríamos
constituir una multitud de cuatro ó cinco mil almas, capaz de dar muchos y muy
malos ratos a cualquiera. Por ahora queremos esperarlo todo de la justicia con
que han de proceder los Poderes públicos en nuestro negocio (…)16.
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A pesar de la escandalosa cifra de aspirantes sin plaza que quedaban a la altura


de 1913, las trabajadoras de telégrafos renunciaron a la manifestación, a la asocia-
ción y al despliegue de acciones de protesta más contundentes debido a la necesidad
de distinguirse con respecto a las sufragistas y a las obreras. Pero su alternativa se re-
veló claramente ineficaz y conformista, a pesar del empuje inicial manifestado por
las organizadoras del comité. Margarita Nelken criticaba a las aspirantes que, al ver

a esas aspirantes, y algo también, a la creencia de que nada costaba ser galantes… aun en cosas tan
serias… porque acaso jamás llegasen a colocarse…»: VIOLETA: «La mujer funcionario público», El
País, 19-I-1917.
13  Gaceta de Madrid, 18-VI-1909 y 03-VII-1909. Las cifras recogidas en la prensa acerca del
número de opositoras aprobadas difieren notablemente entre unos diarios y otros. Las aquí recogidas se
refieren a las declaraciones del Director General de Comunicaciones publicadas en El País, 9-XII-1913.
En cualquier caso parece que sólo se refiere a las aprobadas en la oposición de auxiliares de 3ª clase.
14  El Telegrafista español, 20-VII-1910.
15  El Telegrafista español, 12-X-1910 y El Electricista, 5-XII-1910.
16  El Heraldo de Madrid, 9-I-1914.

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Capítulo 7 Movilizaciones femeninas 191
por los derechos laborales

cómo sus quejas no surtían el efecto esperado «se resignan o, por lo menos, se some-
ten. Y no se les ocurre jamás, o no se atreven jamás, como a veces las obreras, a iniciar
una acción común»17. Su ejemplo revela las diferencias con respecto a aquellas que
no dudaron en emprender acciones de protesta y muestra la complejidad social de
la población femenina perteneciente al nada homogéneo grupo de las clases medias.

7.2. El recurso a los organismos oficiales: una estrategia más para las
socialistas, el único camino para el sindicalismo católico en favor
de las obreras

En contra de la estrategia preferida por el sindicalismo de clase, desde el Sin-


dicato Católico de la Inmaculada la huelga nunca fue considerada como un recurso
a tener en cuenta para defender los intereses de las obreras. Sus patronas, dirigentes
de hecho hasta 1918, recurrieron a los poderes públicos para tratar de conseguir al-
gunas reformas legales que modificaran la situación laboral de sus protegidas para
situarse en una posición de competencia frente al sindicalismo de clase:

(…) intenta ahora la Junta (…) señalar un socorro a las sindicadas durante el
tiempo de la enfermedad; (…) a nuestra incansable Secretaría, (…) se debe ha-
ber iniciado en una revista la idea de la ley de la silla, idea que (…) ha sido lle-
vada al IRS para la preparación y estudio del oportuno proyecto de ley; la Junta
ha protestado contra el (…) incumplimiento de la ley del descanso dominical18.
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Durante la información pública abierta para discutir el proyecto de Ley sobre


el trabajo nocturno de la mujer, aprobada el 11-VII-1912, se destacaba la interven-
ción del sindicalismo católico. Según Sangro, tales informaciones sólo dieron como
resultado «los testimonios favorables de varios sindicatos femeninos de acción cató-
lica, y adversos los de algún industrial de Cataluña (el señor Sedó entre ellos). Los
elementos socialistas no concedieron al asunto importancia alguna manifiesta». Co-

17  NELKEN, M.: La condición…, pp. 76-77. La autora destacaba la necesidad de muchas mu-
jeres de las clases medias o «artesanas algo elevadas» de ocultar el hecho de que tuvieran que trabajar
para vivir. La negativa a usar formas violentas de protesta forma parte de ese mismo interés por la dis-
tinción: «Los pocos duros mensualmente ganados han de servir para vestir algo mejor, para no descender
del todo (…); la empleada rehúye como la peste el «meterse en líos», el manifestar la menor veleidad
de liberación que pudiera hacerla incurrir en el desagrado del dueño (…) Ahora quedan aparte las que
han tenido que estudiar, que realizar sacrificios para prepararse y para quienes el empleo, la plaza, es ya
algo largamente meditado y esperado. A éstas, los sacrificios y la larga espera (…) las han hecho, por
desesperación, aún más pasivas que las otras».
18  SANTANDER, J.J.: Acción…, pp. 35-36.

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192 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

mo afirma Gloria Nielfa, esta reforma no perseguía la abolición del trabajo nocturno
en beneficio de los trabajadores de ambos sexos sino la sustitución de las trabajado-
ras por sus compañeros en una labor que estaba mejor remunerada que la diurna19.
Por otro lado, defender que su aprobación se debiera sólo a un sindicato de reciente
aparición resulta insuficiente si tenemos en cuenta que existían ya en Madrid sindi-
catos de clase muy activos y vocales obreros en el IRS. Los socialistas habían puesto
en marcha años atrás iniciativas que terminaron convirtiéndose en normativa la-
boral, como el acuerdo tomado en el congreso de UGT de 1905, al que acudió co-
mo representante de la Sociedad de Constructores de Calzado de Bilbao Virginia
González, respecto a la prolongación del periodo de interrupción del trabajo tras el
parto, que se llevó al IRS. La Ley de 13 de marzo de 1900 sobre el trabajo de las
mujeres y los menores que, entre otras cosas, prohibía el trabajo femenino en las tres
semanas posteriores al parto se amplió a cuatro mediante la reforma de su artícu-
lo 9º, el 8 de enero de 190720. De hecho, en relación con el trabajo nocturno de las
mujeres, la AFSM escribió al comité de la ASM para ofrecerse «para cuanto se haga
encaminado a conseguir la promulgación de la ley» que lo prohibiera. El 15 de abril
de 1911, ambas entidades celebraron un mitin «con el objeto de reclamar al Senado
la pronta aprobación de la ley que ha de suprimir el trabajo nocturno de la mujer»,
remitiendo sus conclusiones a esta cámara por medio de Virginia González21. Ade-
más, la adopción de esta medida respondía al compromiso asumido por España en
la Conferencia de Berna (1906)22.
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19  GARCÍA NINET, J.I.: «Elementos para el estudio de la evolución histórica del derecho es-
pañol del trabajo: regulación de la jornada de trabajo desde 1855 a 1931. II», Revista de Trabajo, nº 52,
(1975), pp. 9-17. NIELFA, G.: «La regulación…», pp. 330-331. BOCK, G.: La mujer…, pp. 182-201.
20  NÚÑEZ, Mª G.: «‘Las modistillas…’», p. 442; CAPEL, R. Mª: El trabajo…, p. 240; NIEL-
FA, G.: «La regulación…», p. 341.
21  ASM, Actas Comité…, 8-III-1911. El Socialista, 21-IV-1911. Años después de su aproba-
ción, la Casa del Pueblo siguió interviniendo para el correcto cumplimiento de la legislación protecto-
ra: «Lucio Martínez propone que se interese el Consejo en el cumplimiento de la ley relativa al trabajo
de la mujer y el niño (…) Lucio advierte de la conveniencia de que el Consejo se ponga de acuerdo para
este asunto con la Agrupación Femenina Socialista. Así lo promete el Consejo»: CDMH, PS-Madrid,
815, Casa del Pueblo, Actas generales del Consejo de Dirección de la Casa del Pueblo, 30-XII-1913.
22 «Casi dos años han transcurrido desde que el Sindicato informó en el Congreso sobre el
proyecto de ley prohibiendo el trabajo nocturno de la mujer, sin que tan largo periodo de tiempo haya
servido a nuestros legisladores para mejorar, (…) el proyecto sometido a su estudio. (…) Las obreras
pues, reciben esta ley sin entusiasmo, porque no ha habido por parte de los poderes públicos esponta-
neidad para dictarla. La han llevado a las Cámaras obligados por el compromiso contraído en la Con-
ferencia de Berna; (…) La aceptan como el mínimum que se concede a sus aspiraciones, como base de
ulteriores avances y ventajas»: La Mujer y el Trabajo, 8-VI-1912. La intervención en el Congreso de la
Comisión representante del Sindicato de la Inmaculada en: SANTANDER, J.J.: Acción…, pp. 75-80.

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Capítulo 7 Movilizaciones femeninas 193
por los derechos laborales

La demanda de la jornada de ocho horas, sin embargo, no era juzgada por las
católicas como un derecho acuciante para las trabajadoras de acuerdo con el prejui-
cio del menor esfuerzo realizado por éstas en sus respectivas ocupaciones23. La regu-
lación del trabajo a domicilio fue el principal objetivo que se marcaron durante esta
etapa. Se trató de una iniciativa que partió del Sindicato Femenino de la Aguja de
Valencia y del Sindicato Obrero Femenino de Madrid. Pero, ¿por qué no iniciaron
una campaña en favor de su sustitución por la labor en fábricas y talleres, sometida
a la inspección del trabajo y la legislación laboral? Parece que las católicas veían en
esta forma de trabajo el medio ideal para conjugar los cambios económicos de la in-
dustrialización con la protección del hogar, la familia:

Mucho tiempo estuvo de moda presentar el trabajo a domicilio como la forma


idílica, sino la ideal, de la producción, rodeada de una aureola de paz y bienes-
tar. (…) Se encontraban sus ventajas en el orden familiar, singularmente para la
obrera: se veía a la madre dedicándose al trabajo en su hogar, al propio tiempo
que cuidaba de sus hijos y atendía la casa24.

Según la información abierta por el IRS, en el I Congreso de la Federación de


Constructores de Calzado se había pedido su eliminación. La competencia repre-
sentada por los bajos salarios de este tipo de producción, unida a la desmovilización
de la mano de obra que lo realizaba motivaban el rechazo de los sindicatos de cla-
se. Sin embargo, en el VIII Congreso de UGT terminó adoptándose la postura fa-
vorable a su regulación, que también fue la preferida por los católicos. La cuestión
comenzó a cobrar protagonismo a raíz de la celebración del I Congreso Catalán del
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Trabajo a Domicilio (17-18/V/1917), aunque la petición conjunta de valencianas y


madrileñas de diciembre de 1914 había conseguido la apertura de una información
pública de la que La Mujer y el Trabajo fue informando puntualmente. Las condi-
ciones abusivas impuestas por un contratista a un grupo de obreras valencianas en
la confección de unas camisas para uno de los países beligerantes llegaron a las dis-
cusiones del Senado y del Congreso25. La buena recepción de la campaña por par-
te del IRS no fue desaprovechada por las católicas para tratar de restar apoyos a las
socialistas y a las republicanas:

23  La Mujer y el Trabajo, 8-XI-1912. Las católicas pidieron al Ministro de Gobernación en


1918 una reducción a 9 horas de la jornada laboral para las obreras: La Mujer y el Trabajo, 15-I-1918.
24  IRS: Preparación…, p. 4. NIELFA, G.: «La regulación…», pp. 332, 344-345. NELKEN, M.:
La condición…, pp. 92-93, hace comentarios en el mismo sentido.
25  IRS: Preparación…, pp. 265-266. La Mujer y el Trabajo, 15-II/III-1915. ECHARRI, M. de:
«El trabajo a domicilio de la mujer», y SANTANDER, J.J.: «El trabajo a domicilio en Madrid», La Paz
Social, nº 99, (mayo, 1915), pp. 230-241. NIELFA, G.: «La regulación…», pp. 332-333.

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194 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Los enemigos del catolicismo social habrán de confesar que hasta ahora esa labor
pertenece a dicho elemento católico, pues no recordamos ninguna petición for-
mulada por los socialistas en pro de la obrera, y para el mejoramiento de su jornal
y de las condiciones en que trabaja, y sí recordamos que en la manifestación de
Mayo, en la fiesta del día 1º, de 14 peticiones que pensaron los obreros socialis-
tas formular ante los poderes públicos, ni una sola se refería a la mujer. Por cier-
to que valía la pena que las damas rojas y las compañeras escoltasen cantando a los
secuaces del socialismo, para un resultado semejante. Tampoco sabemos de leyes
beneficiosas para la mujer obligada a vivir de su trabajo, propuestas por las que
pertenecen al grupo feminista de la Casa del Pueblo. Y en cambio, gracias a las
gestiones de nuestros Sindicatos católicos, (…) el Instituto de Reformas Sociales
abrió una información, y con los datos reunidos, está ocupándose de redactar un
libro que pasará a examen, y que dará por resultado la presentación a las Cortes
para el próximo otoño, de una ley que regule el trabajo a domicilio26.

Llama la atención que, en el caso de Madrid, sólo los sindicatos católicos res-
pondieran al cuestionario enviado por el IRS (Gremio de bordadoras, de costure-
ras en blanco y el Sindicato de la Inmaculada). Las obreras de la Casa del Pueblo
no hicieron llegar sus informes ni a través del GFSM ni de las sociedades de oficio.
Pero a pesar de la publicación del informe jamás se llegó a aprobar la ley reguladora
que terminaba recomendando el IRS, donde se recogieron los argumentos expues-
tos en su favor, que merecen algunos comentarios. En primer lugar, justificaban la
regulación por encima de su eliminación alegando una serie de motivos que pa-
recen confirmar una cierta preferencia por proteger el orden social establecido, no
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sólo en cuanto a las relaciones de género sino también en cuanto a la división de


espacios según las clases sociales, e incluso según formas de vida y de producción
artesanal que recuerdan al Antiguo Régimen donde se percibe cierta resistencia a
los cambios de la Modernidad:

El trabajo a domicilio no puede suprimirse, porque sería condenar al hambre a


muchas personas que, por sus condiciones especiales, no pueden trabajar en un
taller, a saber: mujeres e hijos de obreros que trabajan en su casa para comple-
mentar el jornal que el marido o padre gana en el taller. Todos aquellos a quienes
no es dado abandonar el hogar durante las horas seguidas de jornada en el taller
o fábrica. Personas en un tiempo pudientes y que necesitan del trabajo para sub-
sistir o aliviar su condición económica, y que, por rehuir la publicidad y el trato
del taller, trabajan en su casa.

26  ECHARRI, M.: «Crónica…», Revista Católica de Cuestiones Sociales, nº 258, (1916), p. 377.

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Capítulo 7 Movilizaciones femeninas 195
por los derechos laborales

Aun para los que trabajan en taller durante el día y complementan el trabajo
en su casa para particulares o venta directa, no es justo privarles de la mayor utili-
dad que así obtienen por el exceso de labor que voluntariamente se imponen. (…)
En el taller de familia, los padres conservan a su lado a sus hijos, les en-
señan y comunican cualidades profesionales de habilidad, de gusto en la manu-
factura, que, para cierta clase de productos, no adquirirían tal vez en el taller, y
perpetúan de este modo el renombre que adquieran27.

Este informe utiliza una retórica tramposa al presentar como consecuencia


necesaria del final del trabajo a domicilio el empobrecimiento de las familias de-
dicadas a él, en lugar de defender una postura prohibicionista que empujase a toda
esa mano de obra a los talleres intervenidos por la legislación y la inspección de sus
propios funcionarios. Subyace un interés por mantener a las mujeres y a los menores
fuera de los espacios de trabajo visibles, ocultos bajo una hipócrita protección moral
que no cuestionaba las diferencias salariales ni la necesidad de apartar a los menores
de estas tareas; la urgencia por proteger del desclasamiento a las familias venidas a
menos y por conservar el taller artesanal amenazado por el industrialismo respalda-
ban la actitud reglamentadora por encima de la abolicionista. En segundo lugar, la
evidencia de que estas tareas ocupaban a un buen número de mujeres de las clases
medias venidas a menos en lo económico pero que no querían renunciar a su anti-
guo estatus social explica no sólo su desprecio por el trabajo en la fábrica y el taller,
visible y asimilable a la clase obrera, sino también su desinterés por pertenecer a los
sindicatos de oficio, quedando condenadas a la desprotección laboral y arrastrando
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a todo el sector a unas condiciones laborales penosas.

27  IRS: Preparación…, pp. 615-616.

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8 LA GRAN CAMPAÑA CONTRA LA GUERRA
DE MARRUECOS (1913). LA IDENTIDAD
COMO MADRES: EJE DEL DISCURSO
MOVILIZADOR

Además del intento de refundación de la Sociedad de Modistas, el comité liderado


por Juana Taboada asumió la dirección de la campaña socialista contra la guerra de
Marruecos en 1913. Ese año, la zona de influencia española en Marruecos, conver-
tida en protectorado (Tratado franco-español, 1912), obligaba a España a asumir
una mayor implicación económica y militar, contrarrestando las rebeliones locales.
Aunque Canalejas había instituido el servicio militar obligatorio sin redención a
metálico (Ley de Bases de 29 de Junio de 1911 y Ley de Servicio Militar de 12 de
Febrero de 1912), se temía que las levas extraordinarias siguieran siendo desiguales1.
En medio de la organización de los actos para la refundación de la Sociedad
de Modistas, el comité trataba la cuestión de celebrar un mitin contra la guerra pa-
ra el día 22 de junio. Nada se detalla acerca de las causas que las llevaron a cancelar
una conferencia programada para aquella fecha y sustituirla por este mitin en el que
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tomarían parte sus oradoras más importantes, -Virginia González, Francisca Ve-
ga, Carmen Jordán, Ana Posadas-, junto a Pablo Iglesias, Lucio Martínez y García
Cortés. El hecho de que las actas no recojan el proceso de propuesta y discusión, su-
mado al préstamo de 25 ptas. por parte de la ASM para costear los gastos, parecen
indicar que la decisión podía provenir de la propia dirección del partido. El éxito
experimentado por la AFSM unido al desarrollo de un discurso antimilitarista pro-
pio debieron de ser claves en la adjudicación de la campaña. La importancia de las
madres como transmisoras de un mensaje insumiso al reclutamiento desigual que
ya había esgrimido Francisca Vega y algunas de sus compañeras en actos anteriores,
constituían ahora el eje sobre el que se desplegó toda la propaganda y se plasmó en
el manifiesto publicado el 15 de junio2:

1  SÁNCHEZ JIMÉNEZ, J.: La España Contemporánea. De 1875 a 1931, Vol. II, Madrid, Istmo,
1991, pp. 313-315; SECO SERRANO, C. y JOVER ZAMORA, J. Mª: La España de Alfonso XIII…, pp.
196-197; GABRIEL, P.: «Sociedad,…», pp. 392-396.
2  GFSM, Actas Comité…, 7 y 14-VI-1913. La guerra de Marruecos fue uno de los temas de pro-
paganda del Partido Socialista a lo largo de este periodo: FORCADELL, C.: Parlamentarismo…, pp. 50-62.

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198 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Ciudadanas: por primera vez las mujeres socialistas madrileñas (…) convocan a
todas las madres españolas, especialmente a las que tienen seres queridos en el
ejército, para que unan su voz a la nuestra contra toda empresa guerrera en Áfri-
ca, tierra que nunca odiará bastante al pueblo español. La Agrupación femeni-
na socialista madrileña, organismo nutrido por madres amantes de sus hijos, no
puede ver con resignación cómo muere la juventud obrera en los campos de Te-
tuán para defender intereses capitalistas (…) en España hay hambre, hay explo-
tación, hay millares de niños sin saber leer ni escribir, hay vicios y crímenes más
sangrientos y repugnantes que los realizados por los cabileños; eduquemos pri-
mero al pueblo español, procuremos por su salud, evitemos la carestía de las sub-
sistencias, higienicemos nuestra vida y haremos de este país un pueblo digno de
llamarse europeo.
(…) hoy, si el Gobierno ante las excitaciones del Partido Socialista cumple
la Ley y al África van los hijos de los ricos, (…) las madres ricas deberán venir
con las madres pobres y pedir a la Nación entera que se apiade de unas pobres
mujeres víctimas de un régimen excepcional.
(…) Celebrad mítines el día 22; reunid a las familias que tengan parientes
en África; demostrad que la guerra es la ruina, y divulgad en todo momento los
principios científicos del Socialismo3.

Todo el discurso se articulaba a través de la maternidad, pieza central de la con-


ciencia femenina. Las diferencias de clase pasarían a un segundo plano si las leyes
arrancadas al Gobierno se ejecutasen en la práctica. Aunque el discurso contra la re-
dención a metálico se mantuvo, se articulaba un planteamiento basado en la unión de
las mujeres por el hecho de serlo, es decir, en la solidaridad de género4. El mitin cele-
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brado el 22 de junio de 1913 fue un gran éxito. Los periodistas reconocían el poder
de convocatoria de la AFSM: «La concurrencia femenina, si no era mayor que la del
sexo fuerte, jamás en los mítines anteriores de esta campaña contra la guerra ha si-
do más numerosa»5. Las oradoras eran comparadas con las sufragistas destacando su
valentía a la hora de tomar posesión de la tribuna pública para hacer valer sus ideas6.
Ana Posadas insistía sobre un argumento un tanto esencialista que ligaba la ma-
ternidad al pacifismo al decir que: «una mujer que haya sentido en sus entrañas los
movimientos de un amor hecho carne (…) no puede ni debe cooperar» con la gue-

3  El Socialista, 15-VI-1913. Las convocatorias: El Socialista, 21-VI-1913. El País, 21 y 22-VI-1913.


4  La construcción de un discurso basado en la maternidad como elemento central para la mo-
vilización de las mujeres contra la guerra no era nuevo. Tampoco lo era la reivindicación de suprimir el
sistema de redención a metálico: SANFELIÚ, L.: Republicanas…, pp. 119-120. LORENZO, J.: «Ten-
siones militarismo/antimilitarismo», en A. BERNÁRDEZ (dir.): Escritoras…, p. 148.
5  Todas las referencias literales de este mitin corresponden a: El Socialista, 23-VI-1913.
6  URBANO, R.: «Las sufragistas piden una cosa de razón», El Socialista, 15-V-1913.

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Capítulo 8 La gran campaña contra la guerra de marruecos (1913). 199
La identidad como madres: eje del discurso movilizador

rra. Sin embargo, la solución que proponía era el ingreso en las sociedades obreras.
Bajo el acto de agitación contra la guerra, la AFSM mostraba un abanico de inten-
ciones mucho más amplio que el antimilitarismo. El comité, inmerso en la campaña
de refundación de la Sociedad de Modistas, aprovechaba la oportunidad de llegar a
cientos de trabajadoras atraídas por el mensaje que apelaba a su condición de madres
para remover sus conciencias como asalariadas. En los discursos salen a la luz todos
los objetivos del Comité como intenciones declaradas: la necesidad de hacer conscien-
tes a las mujeres de su poder de influencia dentro del hogar y la posibilidad de captar
entre un auditorio excepcionalmente numeroso, atraído por un discurso centrado en
la conciencia femenina, futuras afiliadas a las sociedades de la Casa del Pueblo:

He presentado el mal -concluye diciendo-, ahora os presento el remedio ofre-


ciéndoos, madres, hermanas, amigas, compañeras de trabajo, mujeres todas; la
Asociación como el medio y el remedio para la modificación y transformación
del régimen. Unidas todas las obreras frente a la locura imperialista podrán decir
que nones, y esa unión, produciendo infinitos bienes, evitará muchísimos males.

Los discursos pronunciados aquel día no fueron fruto de la improvisación. Las


integrantes del Comité eran muy conscientes del éxito de público que podían obte-
ner entre las mujeres si tocaban la fibra maternal. Al fin y al cabo, la población fe-
menina de la época vivía y contribuía a retroalimentar un sistema de género en el
que la maternidad constituía la misión más importante para las mujeres. Las convo-
catorias dirigidas a las obreras como parte del proletariado explotado por el sistema
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capitalista no habían tenido ni la mitad de resonancia. Posiblemente la causa fuera


que implicaban una actitud de rebeldía ajena al prototipo ideal esperado en las mu-
jeres definido por la teoría de las dos esferas que era rechazado como una actitud
poco femenina. El minoritario desarrollo de procesos de individualización entre las
mujeres7, sólo reservados a un pequeño colectivo con acceso a una formación más
amplia y la conformidad con los roles que el sistema les asignaba, les alejaba de ac-
titudes críticas en relación con su condición de trabajadoras explotadas. La mayoría
de las mujeres debían de vivir satisfechas cumpliendo con su papel de esposas y ma-
dres, elemento crucial en la construcción de su identidad, y para ellas la búsqueda
del sustento fuera del hogar se convertía en una tarea adscrita a ese rol primordial.
Esa parte del discurso hegemónico acerca del papel de las mujeres en la sociedad
estaba fuertemente asumida y aceptada en la práctica cotidiana de la gran mayoría.

7  HERNANDO, A.: «¿Por qué hablar…» y HERNANDO, A.: «Factores estructurales asocia-
dos…».

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200 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
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Capítulo 8 La gran campaña contra la guerra de marruecos (1913). 201
La identidad como madres: eje del discurso movilizador

Imagen Nº 5
Título: Mitin de mujeres en Madrid: la concurrencia y la presidencia del acto
Fecha: 22-VI-1913
Localización: Vida Socialista,13-VII-1913. Fundación Pablo Iglesias, Archivo y Biblioteca
Uso: Periodístico. Propagandístico
Las imágenes publicadas en la prensa socialista confirman que se trató de un acto multitudinario al que asistie-
ron especialmente mujeres de la clase obrera, tal y como se puede comprobar por la forma de vestir de las insta-
Valoración: ladas en la primera fila. Entre algunas de ellas se aprecia una actitud reacia a figurar en las instantáneas tomadas
por los fotógrafos. Es posible que el miedo a ser identificadas por las fuerzas de orden público o, tal vez, por sus
conocidos o familiares les hiciese cubrir su rostro.
Las descripciones de la composición de la mesa ayudan a identificar a las integrantes del Comité. Sentada, en el
centro y sosteniendo la campanilla, presidió el acto la también presidenta de la AFSM: Juana Taboada. Sentada
a su izquierda está Otilia Solera, la secretaria del grupo, preparada para redactar las conclusiones. A su derecha,
se encuentra una mujer más mayor, María Ruedas, la vicepresidenta. De pie, dispuestas alrededor de la mesa se
Personajes:
sitúan las oradoras y el resto de la directiva entre las que puedo identificar a Virginia González, entre Juana Ta-
boada y María Ruedas, sosteniendo un abanico. Presentes, pero sin poder distinguir a cada una de ellas, posan
Carmen Jordán, Ana Posadas,… En segundo plano se reconoce la presencia de algunos niños y varios hombres
entre los que debieron estar Pablo Iglesias, Lucio Martínez y García Cortés.
Otras Fuentes: GFSM, Actas Comité…, 7 y 14-VI-1913. El Socialista, 15, 21 y 23-VI-1913. El País, 21 y 22-VI-1913.

Plantear una crítica hacia su condición de obreras explotadas requería una reflexión
más compleja. De momento, entre la mayoría, el mensaje que prende y enciende es
el que apelaba a su identidad como madres y las líderes de la AFSM eran conscien-
tes de ello. El valor de su estrategia radica en que a partir de ese reclamo del que,
dicho sea de paso, ellas mismas no escapaban, desarrollaron una crítica adicional al
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sistema capitalista a partir de su conocimiento de los principios del socialismo. Co-


mo grupo cuestionaban el sistema político y económico; individualmente, algunas
de ellas habían desarrollado ya una visión crítica hacia el sistema de género. Algunas
adhesiones dan cuenta de que la atención de muchas asistentes provenía de la de-
fensa de su propio rol como madres:

Compañeras: Todas las mujeres de este abandonado pueblo unimos nuestra voz
de protesta a la vuestra. No queremos la guerra. (…) El dolor nos rebosa del co-
razón, y las que hasta ahora no han hecho más que llorar, están dispuestas a hacer
algo práctico: están dispuestas a dar su sangre antes que consentir que esto siga
adelante.(…) Basta de sangre de nuestros hijos. Son nuestros, y nosotras, como
madres, sabemos defenderlos.
Las firmantes están dispuestas a todo, antes que consentir que esto siga
adelante. En los pliegos que se os remiten adjuntos van 3.445 firmas protestando
contra la guerra. En un pliego que se ha extraviado había otras 400 firmas más8.

8  Carta de las mujeres de Nerva: El Socialista, 14-VII-1913.

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202 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

El Comité de 1913 consiguió desarrollar la estrategia adecuada para atraer la


atención de su auditorio y amplió su red de reclutamiento potencial: al tiempo que
difundían el mensaje antimilitarista en relación con la maternidad, aprovechaban
para introducir los principios anticapitalistas y societarios. Estaban listas para di-
vulgar una nueva identidad colectiva para las mujeres construida por ellas mismas
en torno al socialismo, que seguirá llenándose de contenidos en los años siguientes:

La impresión más intensa del mitin de ayer no estaba precisamente en las pala-
bras de los oradores, (…): estaba en el ambiente de entusiasmo, de cordialísima
compenetración que envolvía al público todo. (…) se transparentaba el ardi-
miento de los corazones en las miradas, en la expresión de los rostros, en aquellos
gritos espontáneos que brotaban de todas las gargantas. (…) Las interrupciones
no eran una falta de orden; no podían evitarse. Desde lo alto de los palcos una
voz, cuando una oradora protestaba de que el hijo del ministro de Hacienda no
hubiera ido a África en el regimiento de Saboya, grita: «¡Esta tarde irá a los to-
ros con su querida!». En otro momento, de una garganta femenina, sale esta ex-
clamación nueva: «¡Vamos todas a buscar al hijo del ministro!…» Y así a cada
momento. El verdadero discurso, el más elocuente, lo estaba haciendo el público.
Los oradores no parecían que excitaban los ánimos: parecía que respondían al
sentimiento tácito de todos, traduciéndolo en palabras vibrantes.

De nuevo, Francisca Vega se mostraba contraria a los fines imperialistas de la


intervención, reclamaba la apertura de las Cortes para exigir explicaciones al Gobier-
no y formulaba una crítica de clase ante el injusto sistema de la redención a metálico:
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Las madres tienen el deber de defender a sus hijos. No deben permitir que se les
lleve a las guerras, que sólo sirven para nutrir las cajas de los capitalistas, los que
no trabajan más que cortando el cupón. Todas las mujeres deben exigir que se
cumplan las leyes y no dejen de ir a la guerra los hijos de los ricos. (…) Recuerda
que el hijo del ministro de Hacienda se ha quedado en Madrid, mientras que los
pobres (…), están padeciendo en Marruecos (…)

La intervención de Iglesias confirma la idea de que la campaña pudo ser un en-


cargo de la ASM que el Comité aprovechó para conseguir sus propios objetivos. En
cualquier caso, desde la perspectiva de Iglesias, la militancia femenina era vista co-
mo una tarea auxiliar, necesaria pero nunca suficiente para la llegada del socialismo:

No se ha llamado a las mujeres para que hagan ellas la faena. ¡Valiente papel
sería entonces el de los hombres! (…) Se os llama para que no quede reducida
vuestra protesta al llanto y a la queja, sino para que cooperéis a nuestra labor y
nos ayudéis en ella. No para que la acción vuestra sea la definitiva, sino para que
ayudéis a la nuestra.

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Capítulo 8 La gran campaña contra la guerra de marruecos (1913). 203
La identidad como madres: eje del discurso movilizador

El éxito obtenido en este acto animó a la AFSM a «la organización de un mi-


tin en el Frontón central seguido de una manifestación». Al mismo tiempo, Carmen
Jordán era enviada a un acto en el Círculo Socialista del Este y Josefa Pérez a otro
en las Ventas del Espíritu Santo. En breve, Torralva Beci pronunciaría una confe-
rencia titulada «La mujer y la guerra» y a los pocos días comenzaron a recibirse ad-
hesiones de multitud de grupos que enviaban su apoyo moral y material a la AFSM.
Era la primera vez que una campaña de las socialistas obtenía tanto eco nacional y el
apoyo de tantas agrupaciones hasta el punto de acordar que «los comunicados adhi-
riéndose a nuestra campaña antiguerrera, por ser excesibo [sic] el número así como
los donatibos [sic] se haga constar en el libro de actas en lugar apartado». La cam-
paña estaba adquiriendo unas dimensiones imprevistas y en la dirección a seguir no
sólo intervenían las compañeras del Comité sino también Largo Caballero y Pablo
Iglesias9. Entre las manifestaciones a favor recibidas se incluyeron varias de otros
grupos femeninos socialistas del país con los que la AFSM venía manteniendo re-
lación: la provincia de Alicante contaba con al menos seis, a los que se podría sumar
el de Almansa (Albacete) y el de Valencia por su proximidad geográfica. Se trata de
una zona que fue recorrida en excursión de propaganda por Andrés Saborit, Manuel
Llaneza y Virginia González en 1913, cuya labor quizá produjo como resultado la
creación de estos grupos10. Les sigue Vizcaya con cuatro, a los que se pueden sumar
los de Eibar y San Sebastián, y Asturias (4), que sumaría Ribadeo (Lugo) a su área
de influencia. En torno a Madrid, como fruto de la propaganda del GFSM se fun-
daron los grupos de Ávila, Consuegra y Madridejos (Toledo). Por último destacan
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otros situados en grandes capitales como Barcelona, Sevilla, Mérida o Cáceres11.


El 25 de junio se publicaban en El Socialista los acuerdos adoptados por el co-
mité acerca de su campaña y la celebración de un nuevo mitin y de una manifesta-
ción el día 6 de julio:

En la jefatura de policía quedó entregada anteayer la solicitud demandando de la


autoridad permiso para celebrar la manifestación de las mujeres contra la guerra:

9  GFSM, Actas Comité…, 21-VI-1913 y ss. El Socialista, 24-VI-1913.


10  SABORIT, A.: Apuntes…, pp. 1664-65. También visitaron Andalucía, Asturias y Cuenca.
11  Las localidades donde existieron grupos femeninos entre 1904 y 1917 fueron: Bilbao, Bar-
celona, San Sebastián, Reus (Tarragona), Sevilla, Elche (Alicante), Valencia, Ferrol (La Coruña), La
Graña (Orense), Eibar (Guipúzcoa), Consuegra (Toledo), Madridejos (Toledo), Trubia (Asturias), Al-
coy (Alicante), Capdepera (Baleares), Alicante, Erandio (Vizcaya), Gallarta (Vizcaya), Lluchmayor (Ba-
leares), Las Carreras (Vizcaya), Mieres (Asturias), Almansa (Albacete), Crevillente (Valencia), Elda y
Villena (Alicante). Además se solicitaron reglamentos para su fundación en Oviedo, Ribadeo (Lugo),
Ávila, Mérida, Cáceres y La Línea (Cádiz).

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204 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

(…) El que suscribe, Pablo Iglesias, (…) solicita de V. E. autorización para cele-
brar el día 6 de junio [sic] de 1913, a las diez de la mañana, una manifestación
pública y de mujeres en la vía pública para pedir: 1º inmediata apertura de las
Cortes; 2º Que se repatríen las tropas que han ido a África; 3º Derogación de las
cuotas militares, (…); 4º Que en tanto se logra esto se cumpla la Ley del Servi-
cio militar obligatorio (…)12.

Además, se acordó imprimir un manifiesto dirigido no sólo a las trabajadoras


de la clase obrera, sino también a las mujeres de las clases altas y medias, así como
a todos los ciudadanos:

A las madres españolas.


(…) siendo madres, sólo atendemos a nuestro corazón, y al corazón de to-
das las madres llamamos para decirlas:
Únete, mujer, a las que el domingo 6 de junio [sic] nos manifestaremos en
toda España; (…) Y si el Gobierno insiste en que haya guerra; si los compromisos
que él adquirió a ello le obligan, pide que sean abolidos esos compromisos, que sea
revisado el tratado franco-español, que vayan los hijos de los ricos, que mueran en
la guerra como mueren los hijos de los pobres, puesto que eso es lo justo.
Pídelo, mujer del pueblo, y además de descargar la conciencia, habrás cum-
plido sencillamente con tu obligación de madre, si es que de verdad sientes cari-
ño por el ser que diste al mundo.
¡Muera la guerra! ¡O todos o ninguno! ¡Abajo las cuotas militares! ¡Que sea
revisado el Tratado franco-español!13.
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Las Sociedades de la Casa del Pueblo apoyaron la iniciativa de la AFSM, y


acordaron acudir con sus banderas y repartir hojas de propaganda. Las adhesiones
llegaban incluso de los socialistas de Portugal: «En el Congreso socialista reciente-
mente celebrado en Lisboa, según leemos en nuestro colega La Vos do Operario del
29 de junio, se aprobó una moción de simpatía hacia las mujeres socialistas de Espa-
ña por su campaña contra la guerra»14. La aparición de estas noticias puso sobre avi-
so a las autoridades que tras recibir la solicitud de permiso para convocar esos actos,
comenzaron a temer un movimiento revolucionario con las mujeres de por medio
disuadiendo una posible intervención armada. La manifestación no obtuvo el per-
miso requerido. El Ministro de la Gobernación, Santiago Alba, alegaba que: «Si se

12  El País, 29-VI-1913. Deben de referirse al día 6 de julio de 1913 y no a junio.


13  El Socialista, 26-VI-1913 y El País, 27-VI-1913. Deben de referirse al domingo 6 de julio, y
no a junio. También El Socialista, 1-VII-1913 y El País, 3-VII-1913.
14  El Socialista, 30-VI-1913. La acogida entre las cigarreras en: El Socialista, 2-VII-1913.

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Capítulo 8 La gran campaña contra la guerra de marruecos (1913). 205
La identidad como madres: eje del discurso movilizador

hubiera tratado –dijo- de una manifestación de mujeres solas, el Gobierno la auto-


rizaría, pero se habla de banderas, y se mezcla a Sociedades obreras y otros elemen-
tos y eso ya no puede ser»15. Ante la actitud del Gobierno, las socialistas convocaron
un mitin de protesta para el mismo día 6 de julio. La negativa de las autoridades a
permitir los actos previstos, sumada al creciente apoyo popular obtenido a través de
las adhesiones de multitud de sociedades fue interpretado por las integrantes del
comité como un triunfo que merecía ser recordado imponiendo un lazo conmemo-
rativo en la bandera16:

La Agrupación Femenina Socialista madrileña, con apoyo de la Casa del Pueblo,


Partido Socialista, Comité Central de Juventudes, Sociedades obreras, periódi-
cos, Centros democráticos y personalidades de todas las clases sociales, convoca a
un mitin público, que se celebrará el domingo próximo, día 6, a las nueve y media
en punto de la mañana; en el teatro Barbieri, con el fin de hacer propaganda con-
tra la guerra y protestar a la voz del atropello cometido por el Gobierno al no to-
lerar la celebración de la manifestación que se tenía proyectada con dicho objeto.
¡Madres, mujeres, madrileñas, acudid a dicho acto para testimoniar con
vuestra presencia que protestáis enérgicamente contra la guerra!17.

El éxito del nuevo el mitin estaba garantizado y se describió con entusiasmo


en las páginas del diario socialista. Su celebración puso fin a la campaña y se saldó
con un buen número de altas y el proceso de varias compañeras que tomaron parte
en él. La escasa difusión por parte de El Socialista de la causa seguida contra ellas
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contrastaba con la buena acogida del último mitin18.


En septiembre Otilia Solera y Ana Posadas propusieron retomar la campaña
pero Saborit les hizo desistir por no considerar que aquel fuera el momento propi-
cio. Ya en diciembre, precisamente a propuesta de Saborit, un nuevo Comité recu-
peró las protestas. De entre todos los actos, una manifestación, esta vez de hombres
y mujeres, fue lo más destacado por la prensa. En la convocatoria se incluía una
apelación particular a las mujeres, de nuevo como madres, hermanas y esposas de
los soldados:

15  El País, 3-VII-1913. SCANLON, G. M.: La polémica…, p. 234.


16  La conveniencia de bordar el lazo siguió discutiéndose: GFSM, Actas Comité…, 4-VII y
XI-1913.
17  El Socialista, 4-VII-1913. También se reseña en: El País, 6-VII-1913.
18  El Socialista, 7-VII-1913. María Hernández criticaba a la redacción del periódico: «María
Hernández hace constar su disgusto por la poca importancia que El Socialista le da al caso, acordándose
comunicárselo al periódico», GFSM, Actas Comité…, 19-VII-1913.

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206 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Ciudadanas: (…) El objeto de esta manifestación, no es otro que el de reclamar


del Gobierno, ponga fin a la maldita y odiosa guerra de Marruecos y pedir la in-
mediata evacuación del inhospitalario suelo africano por las tropas españolas. (…)
Queremos hoy hacer un llamamiento a las mujeres madrileñas para que
concurran a dicho acto. Su presencia en las filas de manifestantes es necesaria; su
deber de conciencia, ineludible. (…)
¡Mujeres, madres, hermanas! Si en vuestro pecho anida un sentimiento de
humanidad, si sentís el noble y sagrado egoísmo de desear que cese vuestro do-
lor y vuestro llanto, no faltéis a la manifestación y gritad con nosotros: ¡Abajo la
guerra! ¡Viva la paz!
Madrid, 13 de Diciembre de 1913.- Por la Agrupación Femenina Socialis-
ta, Andrea Moya, secretaria.- María Armesto, presidenta19.

Las descripciones de la manifestación ponen de relieve el número y actitud de


las mujeres presentes en la misma. De nuevo muestran que a este acto no sólo acudie-
ron las militantes con carné, sino otras muchas mujeres que aunque no habían con-
traído un compromiso en firme con la AFSM respaldaban su campaña. Es decir que
además de las militantes que pagaban las cuotas, existía un grupo variable que apoya-
ba las campañas según sus contenidos. La capacidad de las líderes para construir dis-
cursos atractivos que empujasen a las trabajadoras a expresar su respaldo con la causa
de turno era clave en el crecimiento del respaldo social. Además, su eficacia se medi-
ría no sólo en lo multitudinario del acto sino en el ingreso efectivo de algunas en la
AFSM. El orden de la manifestación, la entonación de cánticos y las banderas repre-
sentaban simbólicamente la identidad colectiva de los socialistas durante el desfile20:
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(…) Multitud de mujeres del pueblo, (…) protestaron contra la continuidad de


una guerra cuyos desastrosos e inhumanos efectos ellas sufren y padecen como
nadie… ¡Hermoso ejercicio de civismo el dado por ellas! Satisfecha puede es-
tar la Agrupación Femenina Socialista, cuyas afiliadas acudieron en masa al ac-
to; (…)
(…) la manifestación era imponente y formaban en ella diez filas de muje-
res de treinta o cuarenta cada fila.
(…) La mujer española tuvo en la grandiosa manifestación de la Caste-
llana, una lucidísima y numerosa representación, que prestó al acto brillantez e
importancia. Iban en gran cantidad formando en el Grupo Femenino Socialista,
que marchaba en correcta formación, muy animosas, especialmente las mucha-
chas, todas bonitas y que daban en todo momento estentóreos vivas a la paz.
También eran muchas las esposas e hijas de republicanos21.

19  El Socialista, 13-XII-1913. GFSM, Actas Comité…, 13-IX, 19-XII-1913 y 3-I-1914.


20  EYERMAN, R.: «La praxis…», p. 143 y ss.
21  El Socialista, 15-XII-1913 y El Heraldo de Madrid, 14-XII-1913 y El País, 15-XII-1913.

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Capítulo 8 La gran campaña contra la guerra de marruecos (1913). 207
La identidad como madres: eje del discurso movilizador

Durante esta reedición de la campaña se aprovechó de nuevo la ocasión para ha-


cer propaganda entre las trabajadoras de ciertos sectores profesionales. Las cigarreras,
un sector muy atractivo para la AFSM por ser una de las concentraciones de obreras
más importantes de la capital, fueron elegidas como receptoras de esa propaganda. Sin
embargo, como era habitual, al minoritario sector de la fábrica afín a las ideas socialis-
tas se oponía otro más fuerte de amarillas que solían boicotear los actos22.

Para esta noche está convocado el mitin que contra la guerra, y dedicado a las ci-
garreras madrileñas, ha organizado la Agrupación Femenina Socialista.
Parece que existe el propósito de dificultar la asistencia a este acto a las simpá-
ticas obreras de la Fábrica de Tabacos, propósitos que no creemos triunfen, pues en
diferentes ocasiones se han acercado Comisiones de estas trabajadoras a la Agrupa-
ción femenina a felicitarlas por sus campañas contra la aventura marroquí23.

La convocatoria de mítines en distintos lugares de España no cesó durante el


mes de enero de 1914 y desde El Socialista, se puso en marcha una campaña de re-
cogida de un «millón de firmas» a escala nacional, que continuó abierta durante va-
rios meses24. Esta campaña había logrado atraer a un enorme colectivo de mujeres,
ampliando el potencial de movilización de las mujeres socialistas de Madrid y, por
lo tanto, del socialismo en general gracias a la utilización del elemento fundamen-
tal de la identidad femenina de la mayoría de las mujeres. La maternidad y la pro-
tección de la familia se convertían en el factor clave para motivar la participación y
en el punto de partida para la difusión de nuevos mensajes. El consenso en torno a
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la condena a la guerra permitía transgredir los límites de la expresión del descon-


tento femenino establecidos por el sistema. Las líderes de la AFSM en 1913 ha-
bían conseguido captar la atención no sólo de las mujeres de Madrid sino también
de muchas localidades de España, convirtiendo la campaña en un acontecimiento
nacional, a partir del que difundir unos nuevos contenidos identitarios para la po-
blación femenina. El antimilitarismo y el anticapitalismo se unían a la propaganda
societaria en la construcción de un discurso destinado a remover las conciencias de
las obreras en su faceta de asalariadas. El ideal femenino impuesto por el sistema
hegemónico de género estaba sufriendo una transgresión en la práctica que rebasaba

22  CANDELA, P.: Cigarreras madrileñas…, pp. 173-184.


23  El Socialista, 23-XII-1913.
24  ASM, Actas Comité…, 26-XII-1913. La difusión de la campaña en otras localidades en El
Socialista. Durante los años siguientes, en distintos países europeos tuvieron lugar campañas protagoni-
zadas por mujeres contra la guerra. En 1915 se constituyó en Holanda la Women´s International League
for Peace and Freedom (WILPF): FAGOAGA, C.: La voz y el voto…, p. 155.

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208 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

los límites por él impuestos como fruto de la interacción entre su propio enunciado
y la realidad social25.
Esta acción colectiva invadía los espacios y las formas de expresión masculinos,
pero se planteaba a partir de un elemento constitutivo de la identidad femenina re-
gulada por la teoría de las dos esferas. Los límites del sistema eran transgredidos só-
lo en parte por la AFSM ya que la base del mismo ni siquiera se cuestionaba en los
mensajes difundidos, siempre de acuerdo con la posición preestablecida para la po-
blación femenina dentro de la sociedad. Sus contenidos se construyeron de acuerdo
con la conciencia femenina de la sociedad del momento y sus intenciones no revela-
ban el propósito de alcanzar la igualdad de derechos real para decidir por sí mismas
el rumbo de sus vidas. Pero la madurez del grupo como organización política, así
como de su proyecto ideológico, y el desarrollo de iniciativas propias y de una estra-
tegia nueva que resultó extraordinariamente efectiva han de ser valoradas como una
muesca más en la acumulación de experiencias propias para las españolas de princi-
pios del siglo XX. El ejercicio de la ciudadanía activa era un hecho para algunas mu-
jeres que buscaban y encontraban sus espacios entre los márgenes del sistema para
convertir en realidad unos derechos negados.
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25  MELUCCI, A.: «Asumir…», HERNANDO, A.: Arqueología… Esta campaña empleaba un
repertorio modular: TILLY, Ch.: Popular…, pp. 43-46, citado por TARROW, S.: El poder…, pp. 59-74
y CASQUETE, J.: Política…, pp. 92-94. AGUADO, A. y RAMOS, Mª D.: La modernización…, pp. 12
y 287-290.

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9 LA DEFENSA DE LOS DERECHOS DE LAS
MUJERES DESDE LA REDACCIÓN DE EL
PENSAMIENTO FEMENINO (1913-1916)

El lento desarrollo industrial y capitalista, la pausada formación de las clases me-


dias y la ausencia de las premisas educativas y laborales que en otros países habían
jugado un importante papel no fueron los únicos factores que determinaron la ra-
lentización en la demanda de la igualdad de derechos en España con respecto a los
casos británico, francés o estadounidense. Estos factores han de integrarse en una
explicación de conjunto que sirva para interpretar la incidencia de todos esos fenó-
menos en la lentitud y los contenidos del sufragismo de nuestro país. Efectivamente,
el fuerte carácter conservador de la sociedad española del momento, alimentado por
la influencia de la Iglesia en la vida cotidiana fue un elemento fundamental en sus
peculiaridades1. Pero quizá, ese lento desarrollo se deba más bien a que en España
el acceso de las mujeres a una formación cultural más amplia con unos contenidos
distintos a los que tradicionalmente adornaban a las mujeres de las clases pudientes
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fue tardío y alcanzó a una pequeña parte de la población femenina. Es evidente que
ese desarrollo industrial y capitalista ralentizado jugó un papel importante ya que
fue entre las clases medias altas, la burguesía de negocios con rentas importantes y
las clases medias que desempeñaban profesiones liberales de donde terminaron sa-
liendo la mayoría de las mujeres que comenzaron a plantearse críticamente su po-
sición en la sociedad. De nuevo, el desarrollo de los procesos de individualización
entre algunas de ellas fue el elemento clave. El acceso al conocimiento y una toma
de conciencia individual, condujo a muchas a analizar la situación en la que vivían,
su privación de derechos y su dependencia total del padre o el marido2.
Pero la cuestión no fue una novedad del cambio de siglo. Los contenidos del de-
bate venían discutiéndose desde tiempo atrás. En 1899 Adolfo Posada, catedrático de

1  GARCÍA BASAURI, M.: «Una aproximación…», pp. 26-28. OFFEN, K.: European…,
pp. 77‑377; NASH, M.: Mujeres en el mundo…, pp. 63-157; BOCK, G.: La mujer…, pp. 149-181.
2  HERNANDO, A.: Arqueología…, «Poder, individualidad…», «Poder y autoridad…».

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210 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Derecho en Oviedo y, más tarde, en Madrid, publicaba su obra Feminismo, definién-


dolo como el «movimiento favorable a la mejora de la condición política, social, pe-
dagógica y muy especialmente económica de la mujer»3. Carmen de Burgos, a finales
de 1906, había puesto en marcha desde El Heraldo de Madrid una encuesta para co-
nocer la opinión de los lectores acerca de tres cuestiones: si se mostraban partidarios
de conceder el derecho al sufragio a las mujeres; en caso afirmativo, si éste debía tener
carácter universal o restringido y, por último, si las mujeres podían ser consideradas
elegibles para el desempeño de cargos políticos. La mayor parte de las mujeres que
enviaron su respuesta se mostraron favorables al sufragio femenino, mientras que los
hombres manifestaron mayoritariamente su disconformidad. De 4.562 respuestas,
sólo 922 apoyaban el voto femenino, de las cuales 107 lo defendían con carácter uni-
versal. Únicamente 39 de los encuestados veían favorablemente considerar elegibles
a las mujeres. La propia Colombine se mostraba partidaria en aquellos momentos de
que sólo las mujeres con un cierto nivel cultural tuvieran derecho a expresar su opi-
nión política en las urnas4. Además, durante el siglo XIX y en el tránsito a la centuria
siguiente, las sufragistas españolas contaron con algunos antecedentes importantes.
Las representantes del feminismo librepensador habían constituido sociedades laicas
en Barcelona, Valencia, Málaga y Huelva que mantenían contacto con otras simila-
res de otros países europeos y desarrollaron una ideología que mezclaba elementos
del laicismo, republicanismo, obrerismo y feminismo. Sus objetivos se centraban en
la emancipación de las mujeres a través de la educación5. Éstas mantuvieron inter-
cambios con ciertos grupos de mujeres como las Damas Rojas en Barcelona, a cuya
sección de Madrid pertenecieron Carmen de Burgos y Consuelo Álvarez.
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Aunque a lo largo de este capítulo me ocupo de analizar el grupo liderado por


Benita Asas Manterola en torno a El Pensamiento Femenino, me gustaría que se tuvie-
ra presente que en Madrid no fueron las únicas que defendieron los derechos políticos
y la reforma de los Códigos Civil y Penal en estos años6. Muchas mujeres a título indi-
vidual adoptaron posiciones similares, como la propia Carmen de Burgos. Sin embar-
go, aunque muchas veces coincidieron en sus fines, su pretensión de modificar las leyes

3  POSADA, A.: Feminismo…, pp. 20 y 78. Concha Fagoaga llevó a cabo la revisión de las
iniciativas en favor de los derechos de las mujeres desde finales del siglo XIX en: FAGOAGA, C.:
La voz…
4  FAGOAGA, C.: La voz…, pp. 115-117.
5  RAMOS, Mª D.: «Hermanas en creencias,…»; «Identidad de género,…»; «La cultura
societaria…»; «Feminismo y Librepensamiento…»; FAGOAGA, C.: «De la libertad a la igualdad:…»
6  Sobre la condición jurídica de las mujeres de la época: SCANLON, G. M.: La polémica…,
pp. 122-158. ESPIGADO, G.: «Las mujeres en el anarquismo español (1869-1939)», en S. TAVERA
(ed.): El anarquismo español, Ayer, nº 45, (2002), pp. 34-56.

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Capítulo 9 La defensa de los derechos de las mujeres desde la 211
redacción de el pensamiento femenino (1913-1916)

no siempre iba orientada hacia la consecución del mismo resultado. En mi opinión,


la complejidad del análisis de todas estas posiciones políticas radica en este punto. El
hecho de perseguir la democratización real del voto no las colocaba automáticamente
en el mismo bando. Muchas otras notas características de su pensamiento las distan-
ciaban entre sí y hacían imposible el entendimiento. Al igual que en los años veinte las
posiciones sufragistas se subdividieron en facciones separadas por tendencias políti-
cas, a principios de siglo no todas las partidarias del sufragio planteaban sus posiciones
desde las mismas premisas. Benita Asas Manterola, Julia Peguero Sanz y sus colabo-
radoras representan en este sentido una opción más dentro del complejo panorama de
los defensores de los derechos políticos y sociales para las mujeres.

9.1. Las redactoras y lectoras de el pensamiento femenino: un


movimiento en favor de la igualdad de derechos entre hombres y
mujeres

La formación de este grupo se concretó en un proyecto de acción política a tra-


vés de la fundación del periódico quincenal El Pensamiento Femenino en Madrid, el
15 de octubre de 1913. Benita Asas Manterola, Julia Peguero Sanz y Pilar Hernán-
dez Selfa fueron las responsables del nacimiento de su primer número7. Benita Asas
Manterola había nacido en San Sebastián el 4 de marzo de 1873 y ejercía como maes-
tra, en Madrid desde 19028. En marzo de 1920, Elisa Soriano afirmaba que era «de
ideas izquierdistas extremas», si bien los contenidos de sus artículos entre 1913 y 1916
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no parecen situarla en esa posición política9. Julia Peguero Sanz también era maestra
mientras que Pilar Hernández Selfa figuraba como redactora-jefe de la publicación.

7 En la Tesis doctoral de Concha Fagoaga se recogen los primeros datos acerca del grupo que
lideró esta publicación: FAGOAGA, C.: La voz…, pp. 120-121, 129-130; También SCANLON, G. M.:
La polémica…, pp. 202-203. Años atrás, en países como Francia habían aparecido periódicos que como
éste se caracterizaban por estar «dirigé(s), administré(s), rédigé(s), composé(s) par des femmes» y por
incluir reivindicaciones en favor de la igualdad como La Fronde fundada por Margerite Durand en 1897:
RIOT-SARCEY, M.: Histoire…, p. 65. KLEJMAN, L. y ROCHEFORT, F.: L’égalité…, pp. 127-137.
8  DÍEZ, A. y RODA, P.: «Benita Asas», en S. TAVERA (dir.): Mujeres…, pp. 408-412. En 1905
vivía en un principal de la calle Fuencarral 152 bis en el distrito de Chamberí, junto a su madre y a un
sobrino. Sin embargo, se trata de la vivienda más modesta de entre todas las situadas en el principal de
los nos 152 y 152 bis, siendo las demás mucho más lujosas: PALLOL, R.: El Madrid moderno: Chamberí
(el Ensanche Norte), símbolo del nacimiento de una nueva capital, 1860-1931, Tesis doctoral inédita dirigida
por el Dr. Luis E. Otero Carvajal, UCM, 2009, pp. 465-466. Desde 1915 la encontramos alojada en
la calle Princesa 40, 2º izquierda (Conde Duque, Universidad) como amiga de la inquilina cabeza de
familia, Carmen Ramos Martín, maestra como ella: AVM, Padrón Municipal, 1915 y 1920.
9 Las descripciones en una de sus cartas dirigida a la estudiante Milagros Almenara, 26-III-1920,
Archivo Personal de Elisa Soriano (APES), citado por FAGOAGA, C.: La voz…, pp. 129-130 y nota 45.

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212 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Dolores Velasco de Alamán, Mariucha, fue otra de sus más asiduas colaboradoras. Era
descrita como una mujer «con una ilustración vasta y con un talento verdaderamente
excepcional». En sus artículos, además de demostrar sus conocimientos sobre la legis-
lación vigente en relación con los derechos de las mujeres, expresaba la opinión más
insumisa de toda la redacción hacia el sistema de género vigente. Estaba «emparenta-
da con las familias más linajudas de la alta sociedad madrileña», fue madre de nueve
hijos y se instaló en Madrid en diciembre de 191410. Además, Benita Asas, Julia Pe-
guero y Dolores Velasco formaron parte de la ANME desde 1918.
Otro aspecto que ayuda a aproximarnos a los perfiles sociodemográficos del gru-
po son los rasgos característicos de sus lectoras que provenían de sectores sociales
similares a los de las fundadoras de la publicación. Mujeres de las clases medias, me-
dias altas e incluso algunas aristócratas constituían el núcleo de suscriptoras habitua-
les. La mayor parte eran escritoras, médicos, maestras o telegrafistas. Las dos últimas
encontraban espacios dedicados a su oficio en casi todos los números. Temis firmaba
artículos sobre la enseñanza, mientras que las telegrafistas contaron con una sección
dedicada a publicar las convocatorias, los resultados de las oposiciones y los cambios
de destino. Además, se informaba sobre la convocatoria de otros ejercicios de oposi-
ción en los que podían participar las mujeres. Las firmantes de las notas de adhesión a
sus campañas o de la correspondencia dirigida a la redacción revelan nombres y pro-
fesiones: duquesas, condesas y marquesas se mezclaban con doctoras, escritoras, pro-
fesoras de las Escuelas Normales, inspectoras de Escuelas nacionales, periodistas11:
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Por la relación de suscriptoras de fuera de Madrid, vemos que la mayoría son per-
tenecientes a las más elevadas clases sociales, ya intelectual como materialmente
hablando, y me choca, repito, que las señoras maestras de los pueblos, que parece
habían de ser las primeras en asociarse a nuestros ideales, por estar muy en armo-
nía con su profesión, son las personas que hasta el presente menos han respondi-
do. Verdad que entre ellas también ha sido muy escasa la propaganda hecha; pero
tampoco se hizo en Madrid, y todas respondieron con gran entusiasmo12.

Los objetivos del grupo quedaron resumidos en su subtítulo: «mejorar la con-


dición social, jurídica y económica de la mujer» y en su presentación añadían:

10  «Mujer ejemplar» y «Mariucha», El Pensamiento Femenino, 15-III y 15-XII-1914,


respectivamente.
11  El Pensamiento Femenino, 15-I, 1 y 15-III, 1 y 17-IV-1914.
12  El Pensamiento Femenino, 15-IX-1914. Desde noviembre de 1915, la redacción amplió la
sección dedicada a las telegrafistas: El Pensamiento Femenino, 15-X-1915.

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Capítulo 9 La defensa de los derechos de las mujeres desde la 213
redacción de el pensamiento femenino (1913-1916)

Me apresuro a manifestar, con entera lealtad, la significación y el objetivo de la


venida al mundo de este original periódico feminista, gobernado exclusivamente
por mujeres. España no prosperará de una manera franca, mientras sus mujeres
permanezcan indiferentes a las cuestiones sociales, mientras el lujo, el matrimo-
nio calculado y la frivolidad sean las notas características de nuestra sociedad fe-
menina. El día en que la mujer española, sin perder ninguno de los encantos que
como mujer debe conservar, se dedique a ser la activa colaboradora del hombre
en todos aquellos asuntos que tiendan a mejorar la vida social del ciudadano, Es-
paña (…) florecerá de modo prodigioso (…)13.

Los contenidos que Julia Peguero y Benita Asas asignaban al término feminis-
mo también ayudan a entender su propósito: «‘el reconocimiento del valor de la mu-
jer en el orden social’, porque interviene tanto como el varón en las relaciones de la
vida. Y como estas relaciones son morales, materiales o económicas y políticas, bajo es-
tos tres aspectos hay que tratar la cuestión»14.

Hay un feminismo que es de tendencias disolventes; hay otro que es de tenden-


cias conservadoras, no en el sentido de la quietud, sino en el sentido de evolucio-
nar en lo accidental, no en lo substancial.
El feminismo disolvente lleva aparejada la incredulidad, la falta de sen-
timientos religiosos. El feminismo no disolvente es religioso, y los sentimientos
cristianos son la base sobre la que descansa toda la predicación referente a la ne-
cesaria evolución feminista15.

Entre los muchos aspectos que componían esa mejora de la condición social de
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la población femenina estaba la cuestión de la formación de las mujeres de las cla-


ses medias para el desempeño de ciertas profesiones consideradas aptas para ellas.
Se hacían eco del debate recuperado con ocasión de la convocatoria de las plazas de
las telegrafistas. El problema del tardío o inexistente acceso al matrimonio conver-
tía ciertas profesiones en la salida más digna para muchas mujeres de este sector so-
cial. Pero muchas familias aún no preparaban a sus hijas para el ejercicio profesional,
aun a sabiendas de que sólo unas pocas asegurarían su porvenir con el matrimonio:

Debemos enseñarla desde niña el amor al estudio y al trabajo, haciéndola despre-


ciar el lujo excesivo. Debemos prepararla para esposa y para madre; pero también
ponerla en condiciones de ganarse la vida con su trabajo, si el esposo no llega o
la fortuna decae. Debemos pedir para la mujer todas aquellas carreras, empleos o
destinos para los cuales pueda ser competente, con los mismo sueldos y derechos

13  El Pensamiento Femenino, 15-X-1913.


14  El Pensamiento Femenino, 1-II-1914.
15  ASAS, B.: «Las conferencias del Hotel Ritz», El Pensamiento femenino, 17-IV-1914.

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214 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

que los desempeñados por el hombre; (…) y, por último, debemos pedir la repre-
sentación personal que en consonancia con las nuevas costumbres se imponen,
empezando por el voto administrativo16.

Otro aspecto interesante para valorar el carácter de este grupo, sus identidades
compartidas y el sentido de sus iniciativas es el análisis de sus intenciones declaradas.
¿Para qué querían instaurar una legislación más igualitaria? ¿Qué les separaba de
otras mujeres que, compartiendo las mismas metas no eran invitadas a sumarse a sus
proyectos? Creo que la respuesta radica en que aun coincidiendo en los objetivos, las
intenciones declaradas, -el resultado final que pretendían alcanzar con sus actividades-,
eran lo suficientemente distintas como para dividirlas. Dichas intenciones declaradas
pueden resumirse en la dignificación de las mujeres desde un feminismo caracteri-
zado por desplegar un repertorio conservador y católico. La militancia de muchas de
ellas en la ANME a partir de 1918 y su defensa de los derechos para las mujeres no
se contradicen con el respaldo de la religión católica. Al mismo tiempo, tampoco se
identificaban con el extremo representado por las católicas impulsoras del Sindica-
to de la Inmaculada o la Unión de Damas. Es decir que, aun reconociéndose como
cristianas no hacían bandera de su religión como aquellas, sino que defendían la cau-
sa del feminismo católico moderado y respetuoso con el rol asignado a las mujeres:

Se puede ser feminista sin abdicar de la condición dulce de la mujer para con-
vertirse en peligrosas levantiscas. Podemos pedir el sufragio femenino, podemos
trabajar por nuestra emancipación social; pero jamás debemos traspasar los lími-
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tes de la corrección y lo justo17.


(…) el catolicismo tiene también la extraordinaria virtud de adaptarse a to-
das las evoluciones progresivas y, adaptándose a ellas, tiene que ver con singular
simpatía lo que suponga aumento de valer personal en la mujer.
Rechaza lo que tienda a preternaturalizarla; lo que tienda a desviarla de la
ruta que como madre y como esposa debe seguir; pero no puede rechazar lo que
es perfectamente compatible con el sagrado ministerio de esposa y de madre.
(…) No quiero feminismos sin religión; ante todo la fe; (…)
El feminismo que yo defiendo es un feminismo católico; esto es, un feminis-
mo en que la conciencia, saturada de la incomparable y preexcelsa doctrina cristia-
na, no puede admitir absurdos en lo que con la misión de la mujer se relaciona.
La igualdad social del hombre y de la mujer; la igualdad de derechos y res-
petos, eso quiero, sí; pero supeditado todo a la doctrina de Cristo18.

16  El Pensamiento Femenino, 15-XI-1913.


17  El Pensamiento femenino, 15-III-1914.
18  ASAS, B.: «Jesús, el Divino Salvador», El Pensamiento Femenino, 15-XII-1913.

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Capítulo 9 La defensa de los derechos de las mujeres desde la 215
redacción de el pensamiento femenino (1913-1916)

Debió de ser precisamente la importancia concedida no sólo a las creencias ca-


tólicas sino también el respeto rendido hacia la Iglesia como institución lo que las
separó de planteamientos similares defendidos por otras mujeres de su misma ex-
tracción social en el Madrid de la época como Carmen de Burgos o Consuelo Álva-
rez. En 1913, ambas se habían destacado ya como arduas defensoras de la igualdad
de derechos para hombres y mujeres pero ni siquiera eran citadas en los tres años de
vida del periódico. A pesar de sus puntos en común lo que más las distanciaba del
grupo de redactoras de este periódico fue su carácter anticlerical, sus posiciones po-
líticas en torno al republicanismo y al socialismo y el desarrollo de una concepción
favorable a la capacidad de las mujeres para decidir por sí mismas sobre el rumbo de
sus vidas, soslayando los dictados sociales. Consuelo Álvarez, sin embargo, sí expre-
só la opinión que le merecían las mujeres de la Unión de Damas cuyas actividades
eran bien vistas por las redactoras de El Pensamiento Femenino. Pero, más que dirigir
sus críticas contra ellas, Violeta hacía responsables de sus campañas a los hombres y
al sistema desigualitario de relaciones de género. Como reacción a la queja expre-
sada por aquellas contra un artículo escrito en tono de burla contra los trajes de las
niñas que tomaban su primera comunión, Consuelo Álvarez razonaba acerca de la
existencia de tales grupos. La periodista aprovechaba para hacer ver a los hombres,
especialmente a los republicanos, su desacierto al negar a las mujeres el acceso al co-
nocimiento y al ejercicio de sus derechos. A través de un agudísimo análisis de los
fenómenos que estaban transformando la sociedad de su tiempo, no dudaba en re-
conocer que las mujeres no escapaban al proceso de individualización. Sin embargo,
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como el sistema de género limitaba su área de conocimiento y les asignaba los espa-
cios reservados al mito, el resultado era el predominio de las acciones de grupos de
mujeres en defensa de la fe:

Confieso francamente que me alegran el alma ciertas demasías llevadas a cabo


por estas Juntas, Comités, o lo que sean, formados por damas, señoras y siervas
de santos y santas.
Es el único modo de hacer ver a los incautos cuan equivocados están al des-
preciar y considerar nula la acción social de la mujer.
(…) Encariñado el hombre español con el tipo de mujer del siglo XV, ha
combatido todo conato de renovación espiritual. (…) Siendo imposible de todo
punto conservar para la mujer exclusivamente el carácter medioeval [sic] (…) su
espíritu recoge necesariamente gérmenes de algo nuevo, desconocido, pero enér-
gico, que la obliga a una vitalidad intelectual. Niégase su razón a permanecer es-
tacionaria, sublévase su sentimiento de individualidad, y surge en su alma una
intranquilidad creciente que la lleva a la acción, que rechaza la pasividad, la quie-
tud, el ciego acatamiento, la obediencia instintiva, el respeto servil, el temor irra-

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216 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

zonado. (…) En justicia, no deben quejarse de las molestias que les proporcionen
esas damas creadas para hacer lo que hacen, por los que llamándose hombres del
presente, sólo consiguen demostrar que pertenecen al pasado.
(…) Las señoras que ejercen en la actualidad funciones interventoras, han
leído y pensado sobre la vida de los santos y el Astete [sic]. Cada cual hace lo que
le dejan; y pedir peras al olmo es tontería manifiesta19.

De hecho, parecería lógico pensar que viviendo en la misma ciudad y tenien-


do conceptos tan parecidos en relación con la igualdad de derechos conocerían sus
respectivas opiniones e intervenciones sociales en defensa de esta causa. ¿Qué opi-
naban las redactoras de El Pensamiento Femenino acerca de las DR, de Carmen de
Burgos o de Consuelo Álvarez? La escasez de comentarios acerca de ellas parece
querer sumirlas en el olvido a costa de no nombrarlas. De hecho, tan sólo se las ci-
taba en un par de ocasiones para mostrarse contrarias a su actividad o pensamiento.
Ambos grupos políticos ejemplificaban el tipo de feminismo que ellas rechazaban y
que se empeñaban en no representar. En definitiva, se las mencionaba para oponer
su identidad al feminismo que ellas defendían:

Que hay un modernismo del que es preciso huir, sí. Para esto también ha naci-
do este periódico; (…) Ahí tenéis a las damas rojas en España mismo. Pero és-
tas no son feministas. Éstas van del brazo de la anarquía y nosotras la odiamos.
Nosotras queremos leyes todo lo rigurosas que quieran; la libertad exagerada no
conviene a la mujer; porque no piensa abusar de ella y sabe que el hombre, sí20.
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En cuanto a Carmen de Burgos, tan sólo se la mencionó en una ocasión en los


tres años de existencia del periódico por parte de un colaborador puntual contra-
rio a las ideas que la escritora expresaba en favor de algunas mujeres portuguesas21.
Con respecto al socialismo, le reconocían haber encabezado las reivindicaciones de
las mujeres, pero se quejaban de su incompatibilidad con el pensamiento cristiano:

Entre las muchas cosas buenas, excelentes que el socialismo moderado persigue,
el de favorecer las aspiraciones del feminismo es de las más plausible. ¡Lástima
que la mayor parte de las escuelas socialistas sean materialistas, incrédulas a las
doctrinas del cristianismo! Es que, a veces, las grandes ideas, van acompañadas
de grandes extravíos; (…)22

19  VIOLETA: «De tal árbol, tal fruto», El País, 18-VI-1914.


20  MARIUCHA: «La mujer por la mujer», El Pensamiento Femenino, 1-IV-1914.
21  GALLO Y GALLO, J.: «Lo feminista y lo femenino», El Pensamiento Femenino, 1-XI-
1915. Sobre José Gallo ver HERNÁNDEZ, P.: «Carta abierta», El Pensamiento Femenino, 15-III-1916.
22  El Pensamiento Femenino, 15-X-1913.

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Capítulo 9 La defensa de los derechos de las mujeres desde la 217
redacción de el pensamiento femenino (1913-1916)

Sin embargo, manifestaban un absoluto acuerdo con la misión asignada a las


mujeres por la teoría de la domesticidad. Benita Asas no cuestionó jamás en El Pen-
samiento Femenino la misión de madre y esposa para las mujeres. Efectivamente, se
planteaba que ante la soltería y la falta de recursos que muchas mujeres habían de
afrontar tenían que adoptarse medidas urgentes pero, en caso de presentarse la oca-
sión, el cometido de las mujeres era el de contraer matrimonio y criar a sus hijos. El
rechazo al matrimonio constituía una alternativa adoptada por la fuerza de las cir-
cunstancias y no una elección personal. Al mismo tiempo expresaban la necesidad de
implicarse en el devenir político del país como una plasmación práctica de uno de los
componentes esenciales de su identidad femenina: el amor a su patria23. Sus alegatos
en favor de la instrucción de las mujeres para desempeñar ocupaciones adecuadas y
en defensa del voto administrativo solían culminar con aclaraciones del tipo:

¿Se creerá por esto que pretendemos imponernos al hombre o de [sic] que la mu-
jer casada no cumpla fielmente con sus deberes de esposa y madre?
Nada de esto: La mujer que habiendo recibido una sana ilustración tenga la
suerte de unirse en estrechos y sagrados vínculos a un esposo digno, debe concre-
tarse por entero a labrar la felicidad de aquel que la dio su nombre, ocupándose
solamente de la educación de sus hijos y del orden y gobierno de su casa; pero no
por esto debe cerrar sus ojos a las necesidades y vicisitudes de su país, pues tam-
bién tenemos deberes con la sociedad los que en ella vivimos. No debe para nada
mezclarse en trabajos ni luchas exteriores, que la robarían un tiempo que necesita
consagrar a su familia; pero puede contribuir con su opinión, su parecer, su voto, o
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su influencia, al levantamiento y prosperidad de su patria, su religión y su sexo24.

Incluso Dolores Velasco (Mariucha), la redactora cuyas opiniones se aproxima-


ron más a la defensa de la libertad de las mujeres, exaltaba la maternidad como el rol
central en la vida de las mujeres:

No; la mujer buena, sea feminista o no, quiere ser, después de cristiana, madre,
antes que todo. (…) Cierto que la feminista, o sea, la que tenga alguna ilustra-
ción, será más reflexiva que la antigua; quizá no tenga hijos irracionalmente co-
mo ésta, pero, en cambio, sabrá mejor cuidarlos, se le morirán menos25;

23  BUSSY-GENEVOIS, D.: «La construcción de la identidad femenina en la España


contemporánea: nación y género», A. SABIO y C. FORCADELL (coord.): Las escalas del pasado: IV
Congreso de Historia Local de Aragón, Barbastro, UNED, 2005, pp. 93-94.
24  HERNÁDEZ SELFA, P.: «Crónica quincenal», El Pensamiento Femenino, 15-XI-1913.
25  El Pensamiento Femenino, 1-VI-1914.

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218 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Precisamente fue esta redactora la única en manifestar una actitud que podría
considerarse algo alejada de lo establecido por la teoría de la domesticidad. En uno
de sus artículos titulado La solterona, resaltaba la capacidad de ciertas mujeres pa-
ra decidir libremente su destino por encima de la misión de madres asignada por la
sociedad. Hablaba de tres tipos de soltería: la involuntaria, impuesta a aquellas que
aun deseando contraer matrimonio no encontraban marido y carecían de una for-
mación con la que valerse por sí mismas. La voluntaria elegida por aquellas que no
sintiendo vocación para la maternidad ni para la religión decidirían vivir indepen-
dientemente gracias a su oficio o carrera. Y, por último, la digna:

Es la que conociendo la justicia e indignidad de nuestras leyes matrimoniales y


el triste y despreciativo estado en que la mayoría de los hombres llegan al yugo
sagrado, no lo acepta, y es útil a la sociedad, y pura en sus costumbres.
(…) Para el caso del estado de soltera, que es el del que tratamos, es preciso
que los padres al morir, o cuando ella, con derecho, quiera emanciparse, tengan
para ella o fortuna suficiente para cubrir las necesidades que le han creado, o la
hayan puesto en condiciones de compensarla por su trabajo.
(…) Así preparada la muchacha, no aceptará marido sino cuando sea dig-
no de ella y se encuentre con vocación segura. (…) cuando veo a una solterona
que no sea un coco, honrada e inteligente, la venero en el fondo de mi alma, por-
que supongo la suya grande y digna; que no ha querido someterse a la tiranía de
nuestras leyes matrimoniales ni a la humillación de aceptar los despojos, quizás
abandonados por la mujer de mala vida26.
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Disponer de suficientes recursos como para no tener que preocuparse por


buscar un oficio o dotar de la formación necesaria para acceder a ciertos puestos
eran situaciones limitadas a un reducido grupo social. Aunque en algún momento
la autora mencionaba a las solteras pobres y sin instrucción, en realidad se dirigía
a aquellas que teniendo la formación suficiente para conocer la legislación referida
al estatus legal de las casadas y cierto nivel económico, podían tomar una decisión
sobre sus propias vidas. El artículo reivindicaba una nueva vía de escape al destino
que las leyes y el sistema de género imponían a las mujeres de la época y que no pa-
saba por ingresar en un convento. La soltería, interpretada siempre como un desti-
no dramático, pierde todo el carácter trágico para convertirse en una opción elegida
libremente eludiendo el estatus jurídico subordinado en el que quedaban las muje-
res del país al contraer matrimonio. Mariucha se separaba del discurso oficial de la
publicación para proponer una alternativa que se zafaba del determinismo legal al
que quedaban sometidas las casadas.

26  MARIUCHA: «Solterona», El Pensamiento Femenino, 15-XI-1914.

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Capítulo 9 La defensa de los derechos de las mujeres desde la 219
redacción de el pensamiento femenino (1913-1916)

Pero Dolores Velasco no se olvidaba de las mujeres que terminaban contra-


yendo matrimonio y, dirigiéndose a aquellas que iban a dar «el salto mortal», publicó
un artículo con una serie de consejos que, aunque a primera vista parecen favorecer
una imagen de sumisión conyugal para las mujeres, debieron de dirigirse más bien a
evitar el conflicto a toda costa dentro del matrimonio y la ruptura abrupta del com-
promiso, colocando a la esposa en la situación más desfavorable27. En cualquier caso,
Dolores Velasco no cuestionaba los dogmas católicos: «La feminista (…) es religiosa
por convicción y conveniencia; es antirracionalista, por lo tanto»28.
Por lo que se refiere al repertorio utilizado, los artículos y editoriales publica-
dos en el periódico insistieron desde un primer momento en rechazar las tácticas
violentas. Con una actitud que recuerda a las declaraciones de las telegrafistas sin pla-
za, dejaban claro que sus métodos nada tenían que ver con los de las sufragistas29.
La mención reiterada de las actividades de ciertos grupos de mujeres de la ca-
pital y la omisión de otros también ofrece pistas a la hora de determinar la posición
ideológica de sus impulsoras. Uno de los grupos que más aplaudieron fue la Unión
de Damas. Sus protestas contra los ataques lanzados contra la Iglesia por los grupos
anticlericales y sus campañas para erradicar la trata de blancas encontraron eco y
aliento entre las páginas del periódico. Pilar Hernández Selfa calificaba su actividad
como un «feminismo recto, justo y cristiano»30. Como ya se dijo más arriba, este co-
lectivo es considerado por algunas autoras como el antecedente de Acción Católica de
la Mujer, si bien sus integrantes decidieron mantener vivo su proyecto, negándose a
ser reabsorbidas por esa nueva organización. Se trata de un grupo de mujeres entre
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cuyas representantes se encontraba la líder del movimiento sindical católico femeni-


no en Madrid, María de Echarri. Esta propagandista manifestó en varias ocasiones
su acuerdo con las ideas expresadas en El Pensamiento Femenino. En 1916 defen-
día una educación para las mujeres que, sin descuidar su formación como esposas y
madres, las preparase para la posibilidad de que tuvieran que valerse por sí mismas.
Además equiparaba esta publicación con las revistas editadas por los sindicatos ca-
tólicos de Madrid, Barcelona o Valencia y afirmaba que se trataba de un periódico
que «defiende briosamente los intereses de la mujer y en el que encuentran afectuo-
sa acogida las aspiraciones femeninas para ensanchar su campo de acción y poder

27  MARIUCHA: «Consejos a una novia», El Pensamiento Femenino, 15-V-1915.


28  MARIUCHA: «Ícara», El Pensamiento Femenino, 15-VII-1915 (nº homenaje a Bene-
dicto XV ).
29  El Pensamiento Femenino, 15-X-1913.
30  El Pensamiento Femenino, 1-V-1914, 15-VII-1914.

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220 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

mejor defenderse en la vida». Sin embargo, todos estos elogios no le hicieron pres-
cindir de las críticas cuando algún artículo rebasaba el límite de lo tolerado por sus
convicciones como católica31.
En definitiva, las redactoras de El Pensamiento Femenino difundieron un modelo
de identidad femenina acorde con el sistema de género de la sociedad española de la
Restauración en lo que a la misión de las mujeres se refería, pero crítico con su condi-
ción subordinada y desprotegida frente a los varones recogida por la legislación civil y
penal. A estos rasgos añadieron la defensa de los valores cristianos como fieles com-
prometidas con la cultura católica aunque se distanciaban del extremo representado
por las propagandistas de la Unión de Damas que articulaban sus actividades en torno
a la defensa de esos valores y de la Iglesia como institución. Por último, defendieron
un posicionamiento político en el que su patriotismo se identificaba con el respaldo al
sistema político basado en el turno de partidos y en la monarquía restaurada.

9.2. La solicitud moderada de las reformas legislativas (1913-1916)

Una de las primeras acciones que llevó a cabo el grupo de El Pensamiento Feme-
nino fue la dirigida a conseguir que la escritora Emilia Pardo Bazán fuera llamada a
ocupar un puesto en la Real Academia de la Lengua. A raíz de las declaraciones de
esta institución manifestando que la escritora no podría ser nombrada académica por
ser mujer, las redactoras prepararon un mensaje «en solicitud de que el Reglamento
por el que tan digna Corporación se gobierna sea modificado en el sentido de que el
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acceso a la misma sea posible para la mujer que se haga acreedora a ello»32. Además se
pidió a las lectoras el envío de adhesiones que se presentarían adjuntas al mensaje. La
campaña encontró eco internacional gracias a la difusión que de la misma realizaron
sus corresponsales. Según Le Journal, los literatos franceses enterados de la campaña

31  ECHARRI, M. de: «Crónica del…», RCCS, (marzo, 1916), nº 255, p. 197 y (abril, 1916),
nº 256, p. 257. Echarri criticaba el artículo dedicado al tango, «un baile que la Iglesia condenó»,
mientras que no censuraba otros que reclamaban reformas legislativas en favor de las mujeres: «Tango»,
El Pensamiento Femenino, 1-IV-1916.
32  El mensaje y las firmas de apoyo que fueron llegando a la redacción se publicaron a partir
del 15-XII-1913. Sobre Emilia Pardo Bazán: GÓMEZ-FERRER, G. (ed.): «Introducción», E.
PARDO BAZÁN: La mujer española y otros escritos, Madrid, Cátedra, 1999, pp. 9-70; «Emilia Pardo
Bazán en el ocaso del siglo XIX», Cuadernos de Historia Contemporánea, Vol. 20, (1998), pp. 129-150;
«La situación jurídica de las mujeres a finales del siglo XIX: el discurso feminista de Emilia Pardo
Bazán», en C. FAGOAGA (coord.): 1898-1998: un siglo avanzando…, pp. 15-44 y «La apuesta por
la ruptura», en G. GÓMEZ-FERRER, G. CANO, D. BARRANCOS y A. LAVRIN (coords.):
Historia… Vol. III, pp. 143-180.

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Capítulo 9 La defensa de los derechos de las mujeres desde la 221
redacción de el pensamiento femenino (1913-1916)

se propusieron emprender otra idéntica en favor de las escritoras de su país33. El texto


presentado al ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes fue contestado a través
de la publicación de una RO de 28 de mayo de 1914 por la cual la Real Academia
manifestaba que «ni los estatutos ni el reglamento se oponen a que sean admitidas
las mujeres a formar parte de este Cuerpo literario». El objetivo siguiente se dirigía
a conseguir que Emilia Pardo Bazán fuera admitida para ocupar la próxima vacante.
Para ello se formó una comisión integrada, entre otros, por Blanca de los Ríos, Benito
Pérez Galdós, Benita Asas y Pilar Hernández Selfa. Aunque la campaña culminó sin
éxito, su organización demostró la preferencia por las tácticas pacíficas y los objetivos
moderados por parte de El Pensamiento Femenino34.
Otros aspectos combatidos por el grupo fueron las desigualdades entre hom-
bres y mujeres recogidas en el Código Penal y Civil como la impunidad con la que los
hombres podían abandonar el hogar dejando a su familia sin medios para ganarse la
vida, el desigual trato aplicado al adulterio masculino y femenino35, la facultad del ma-
rido de administrar los ingresos familiares,… Su propuesta defendía una reforma de
los Códigos en un sentido igualitario orientada a dotar a las mujeres de herramientas
con las que defenderse llegado el caso36. Denunciaron, además, la costumbre de algu-
nos varones madrileños al faltar al respeto con sus comentarios a las mujeres que pa-
seaban solas por la calle. Las cartas de algunas lectoras que habían tenido la ocasión
de comprobar por sí mismas el acoso al que los hombres las sometían eran publicadas
para denunciar la situación ante las autoridades. La publicación de un bando muni-
cipal prohibiendo que «se molesten con galanteos y otras incorrecciones a las señoras
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que van por las calles» fue el resultado de la influencia de sus denuncias37.
Por otra parte, defendieron el acceso de las mujeres a nuevas profesiones a par-
tir de un planteamiento que debe ser analizado sin perder la perspectiva de clase.

33  La publicación contaba con María Lackmann, en Berlín y Rosita Meyer (Marquisette), en
París. ASAS, B.: «Los literatos franceses y los literatos españoles», El Pensamiento Femenino, 1-II-1914.
34  El Pensamiento Femenino, 15-VI y 1-VII-1914. Otras fuentes señalan que la campaña fue
iniciada por Blanca de los Ríos unida a Emilia Pardo Bazán por una estrecha amistad: GONZÁLEZ,
Mª A.: Aproximación a la obra literaria y periodística de Blanca de los Ríos, Madrid, Fundación Universitaria
Española, 2001, p. 174, citado por VARGAS, A.: «Amistad, escritura y política. Relaciones entre
mujeres», en A. BERNÁRDEZ (dir.): Escritoras…, p. 99.
35  VÁZQUEZ, F. y MORENO, A.: «La sexualidad vergonzante», en G. GÓMEZ-
FERRER, G. CANO, D. BARRANCOS y A. LAVRIN (coords.): Historia de las mujeres… Vol. III,
pp. 212-214.
36  ASAS, B.: «Mujeres que se quedan viudas viviendo sus maridos», El Pensamiento Femenino,
1-XII-1913.
37  El Pensamiento Femenino, 15-X, 15-XI-1913 y 15-X-1915.

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222 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

Dolores Velasco reclamaba la apertura de una serie de carreras y destinos para las
mujeres de las clases medias al igual que para las de la clase obrera se habían abierto
las industrias y los oficios. Reivindicaba el acceso a determinadas profesiones, bien
remuneradas, que no requerían esfuerzo físico y eran compatibles con las obligacio-
nes en el hogar. Además, permitirían a las mujeres de las clases medias el abandono
de otras tareas de la economía informal, como las labores de la aguja: «Dejemos éste
(el trabajo manual) para la ignorante e ineducada, que es a la que corresponde, y con
ello le escaseará menos la labor, será mejor retribuida y mejorará su vida»38.
La cuestión del derecho a elegir sus candidatos en los órganos de representa-
ción política y a ser elegidas para los mismos también ocupó buena parte de sus ar-
tículos. Se pedía la igualdad de derechos para defender la Patria y la Religión. Los
contenidos se orientaban hacia posiciones revolucionarias pero las intenciones decla-
radas no hacían sino indicar la observancia del sistema político de la Restauración,
en el que para ellas no cabían más opciones que la liberal o la conservadora, así co-
mo las costumbres establecidas para hombres y mujeres por la teoría de la domesti-
cidad: «Creo que dentro de ese derecho que nos conceden maridos y Clero, estará el
voto, puesto que con su ejercicio pensamos contribuir al bien de la Religión y de la
Patria»39. Y frente a los que se oponían a conceder el voto a las mujeres debido a su
falta de instrucción alegaban: «no es razón para negárselos su poca ilustración, pues-
to que al hombre no se le exige ninguna para dárselos». Benita Asas insistía en este
argumento tras la publicación del programa político del grupo en 1916:

La ilustración de la mujer española se halla, poco más o menos, a la misma al-


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tura que la del hombre español. Por tanto, si a la generalidad de las mujeres no
puede otorgárseles el voto, por su falta de ilustración, a la generalidad de los hom-
bres habrá que privarles de ese derecho por falta en ellos de ilustración también.
Una de las condiciones esencialísimas que debiera exigirse para poder dis-
frutar del sufragio es la de saber leer y escribir; y sin embargo, los analfabetos de-
jan muy atrás, tratándose de ese derecho civil, a las mujeres más cultas del país40.

En relación con su nivel educativo, defendían la necesidad de que las mujeres


accediesen a una instrucción superior a la acostumbrada, sin necesidad de «que la
mujer sea sabia», sino buscando los «términos medios, en los que están la mayoría
de los hombres»41.

38  El Pensamiento Femenino, 15-VII-1914. También 1-VIII-1914.


39  MARIUCHA: «Sufragio femenino», El Pensamiento Femenino,1-II-1914.
40  MARIUCHA: «Los hombres y el feminismo», El Pensamiento Femenino, 1-V-1914 y El
Pensamiento Femenino, 15-I-1916.
41  MARIUCHA: «Los hombres y el feminismo», El Pensamiento Femenino, 1-V-1914.

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Capítulo 9 La defensa de los derechos de las mujeres desde la 223
redacción de el pensamiento femenino (1913-1916)

Su programa político se formuló al iniciarse el último año de la publicación.


Entre sus doce puntos se recogían muchos de los asuntos que habían sido abordados
en los artículos publicados y se terminaba insistiendo en el último de los propuestos:

  1. Creación inmediata del Ministerio de Trabajo


  2. Formación del mismo con personal masculino y femenino que ofrezca ver-
dadera garantía por su talento, rectitud de conciencia y amor patrio.
  3. Supresión de la vagabundez, golfería y mendicidad.
  4. Supresión del juego y del alcoholismo.
  5. Supresión en la vía pública de la blasfemia (…)
  6. Supresión de periódicos, revistas, libros y espectáculos pornográficos.
  7. Supresión de la trata de blancas.
  8. Fomento de la cultura popular por medio de la Prensa organizada, a fin de
imponer al ciudadano y a la ciudadana en sus deberes religiosos, patrióticos,
sociales y políticos.
  9. Avivar el amor patrio haciendo compatibles los sentimientos humanitarios
y elevados con los de valor y de dignidad.
10. Supresión de discursos retóricos en las Cámaras legislativas.
11. Regularización de precios en las subsistencias.
12.  Concesión del voto administrativo y político a las mujeres42.

El programa presentaba asuntos relacionados con los roles asignados a las mu-
jeres como madres y esposas, que debían trabajar no sólo por la protección de su
propia familia sino también por la observancia de las buenas costumbres. De ahí los
artículos relacionados con los precios de los artículos de primera necesidad, con las
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medidas sobre el juego, la pornografía o la trata de blancas. Por otro lado, introdu-
cía reivindicaciones sobre derechos políticos al reclamar el voto, al que se añadía la
ampliación de las profesiones ejercidas por las mujeres o la difusión de los deberes
sociales, políticos y religiosos a través de la prensa. El debate de todos estos puntos
quedó frenado por la interrupción del periódico que dejó de aparecer por falta de re-
cursos. En realidad, su mantenimiento durante estos años respondió más al esfuer-
zo personal de Benita Asas que al de un grupo organizado de benefactores que fue
demasiado reducido para asegurar la vida de la publicación. Los donativos de 5 ptas.
mensuales que, desde marzo de 1914, enviaron algunas de sus lectoras no fueron su-
ficientes para evitar el cierre del mismo43.

42  El Pensamiento Femenino, 15-I-1916.


43  La Sección protectora de El Pensamiento Femenino quedó oficialmente constituida a partir
de marzo de 1914, con la suscripción voluntaria de Andrea Brun Vidal y Dolores de Velasco de
Alamán y la invitación a otras lectoras para que se sumasen a la iniciativa: El Pensamiento Femenino, 1
y 15-III-1914. FAGOAGA, C.: La voz y el voto…, pp. 120-121.

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224 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

El grupo al frente de El Pensamiento Femenino persiguió como objetivo central


la reforma de la legislación en un sentido igualitarista, es decir, la eliminación de las
diferencias de criterio aplicadas sobre hombres y mujeres en relación con diversos
aspectos regulados por la Constitución y los Códigos Civil y Penal. Para ello eligie-
ron la expresión pacífica de sus ideas y la puesta en marcha de campañas para la for-
mación de un clima de opinión favorable. Es decir que tanto las formas de protesta
elegidas como los contenidos de sus acciones transgredieron los límites establecidos
por el sistema de género y más aún si tenemos en cuenta la extracción social de sus
impulsoras, provenientes del segmento social más representativo de la ideología de
la domesticidad. Sin embargo, sus intenciones declaradas quedaron muy lejos de plan-
tear una reforma del sistema de género y se orientaron más bien a proteger a aque-
llas mujeres sometidas a los abusos de ciertos hombres que, amparados por las leyes
ejercían su autoridad sobre las vidas y el patrimonio de las mismas. A pesar de todo,
su labor abría otra vía más para la reivindicación de un conjunto de derechos cuya
conquista supondría la obtención legal de la ciudadanía para las mujeres. La senda
iniciada encontraría su continuidad en 1918 con la fundación de la ANME, como
se verá en la segunda parte de esta investigación.
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10 LAS CONSECUENCIAS DE LA GRAN GUERRA
EN LAS ACCIONES PROTAGONIZADAS POR
LOS GRUPOS FEMENINOS DE MADRID
(1914-1918)

La primera Gran Guerra afectó no sólo a los países beligerantes sino también a los
neutrales, en el terreno económico así como en el ideológico y estratégico. En Es-
paña, los efectos prácticos de la neutralidad y el debate acerca de su mantenimiento
afectaron a toda la población y también a las agrupaciones de mujeres1. En Madrid, el
desabastecimiento y el aumento de los precios de los productos básicos alimenticios
ocasionaron protestas que fueron reconducidas por las dirigentes de la AFSM hacia
un movimiento organizado mucho más efectivo que las tradicionales requisas de pan.
Por otro lado, los debates acerca de la conveniencia de entrar en guerra y la defensa de
uno u otro bando también fueron abordados por los grupos de mujeres de la época.

10.1. Las requisas de pan y la campaña de la afsm contra el fraude en


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el peso

Durante la Primera Guerra Mundial tuvieron lugar en Madrid, al igual que


en otras ciudades españolas2, una serie de protestas contra el elevado precio, la mala

1  SECO SERRANO, C.: «El regeneracionismo…», pp. 328-336; GARCÍA DELGADO,


J.L.: «La industrialización española en el primer tercio del siglo XX», en J.L. GARCÍA DELGA-
DO, J. SÁNCHEZ JIMÉNEZ y M. TUÑÓN DE LARA: Los comienzos…, pp. 51-70. MEAKER,
G. H.: La izquierda revolucionaria en España, 1914-1923, Barcelona, Ariel, 1978, pp. 34-46 y 79-86.
FORCADELL, C.: Parlamentarismo…, pp. 78-111. TUÑÓN DE LARA, M.: El movimiento…, pp.
49-55. PORTELA, L.: «El nacimiento y los primeros pasos del movimiento comunista en España»,
Estudios de Historia Social, nº 14, (1980), pp. 192-193. ROMEU, F.: Las clases…, pp. 124-125.
2  DEL MORAL, M.: «De la protesta espontánea a la Acción Colectiva Femenina: mo-
tines por el pan en Madrid en torno a 1915», comunicación presentada en el VIII Congreso de la
AHC, Instituto Valentín de Foronda, Vitoria-Gasteiz, 20-22 de septiembre de 2006. RAMOS, Mª
D.: «Realidad social y conciencia de la realidad en la mujer: obreras malagueñas frente a la crisis de
subsistencias (1918)», en Mª C. GARCÍA-NIETO (ed.): Ordenamiento jurídico y realidad social de las
mujeres: siglos XVI a XX, Madrid, SEM de la UAM, 1986, pp. 299-310; «¿Madres…», pp. 657-658.
Este tipo de protestas se remontaban más allá del Antiguo Régimen.

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226 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

calidad y la escasez del pan. El desabastecimiento derivado del conflicto, las subidas
de precios de los productos de primera necesidad, el mantenimiento de los salarios
en niveles muy bajos, entre otros factores, agravaron la situación durante la guerra3.
Sin embargo, el caso que a continuación voy a analizar constituye una nueva forma
de expresión de ese descontento que se desarrolló como estrategia alternativa a la
protesta espontánea habitual. Tradicionalmente las protestas de esta clase solían ser
espontáneas, desorganizadas, sin líderes ni programas. A pesar de esto, la protesta
de consumos no debe ser considerada anacrónica sino que debe valorarse como una
importante forma de acción política colectiva, ejercida por las mujeres y los meno-
res de las clases populares ante la imposibilidad de hacer oír su voz por otras vías4.
Un periodo prolongado de escasez, mala calidad o elevados precios del pan, o
todos estos factores combinados eran el caldo de cultivo de la cólera popular que es-
tallaba ante cualquier pequeño aumento de la presión. En 1915, Francos Rodríguez,
diputado a Cortes, había denunciado el deterioro del nivel de vida de las familias
trabajadoras en el transcurso del último año5. Si bien el ideal de las dos esferas re-
servaba a las mujeres el cuidado de la familia, las protestas por el pan protagonizadas
por ellas siguieron teniendo lugar a pesar del desafío que planteaban al nuevo mode-
lo. Se trataba de una transgresión en las conductas esperadas de las mujeres, pero no
en los contenidos de la protesta: los altos precios, la mala calidad o la escasez del pan
no les permitían cumplir con su misión de conservadoras de vida de acuerdo con su
conciencia femenina6. Salían a la calle porque las autoridades que usaban la política
para reforzar su identidad masculina (privada) no habían cumplido adecuadamente
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3  El análisis de las causas de estos movimientos de protesta: ELORZA, A.: «Socialismo y…»,
pp. 241-258; SÁNCHEZ PÉREZ, F.: La protesta…; «Intervencionismo público y municipaliza-
ción: pan y subsistencias en Madrid (1898-1923)», Anales del Instituto de Estudios Madrileños, XXXV,
(1995), pp. 403-421 y «De las protestas del pan a las del trabajo. Marginalización y socialización del fe-
nómeno huelguístico en Madrid (1910-1923)», Historia Social, 19, (1994), pp. 53-54. Antes de la gue-
rra, la Casa del Pueblo inició una campaña dedicada al «pan, luz y tranvías»: CDMH, PS-Madrid, 815,
Casa del Pueblo, Actas generales del Consejo de Dirección de la Casa del Pueblo, 25 y 26-VIII-1913.
4  RADCLIFF, P.: «Women’s Politics:…», pp. 301-302.
5  ELORZA, A.: «Los movimientos…», p. 103 y «Socialismo…», pp. 245-246; SÁNCHEZ
PÉREZ, F.: «Tipología de la conflictividad social en Madrid, 1914-1920», en S. CASTILLO (coord.):
La Historia Social en España. Actualidad y perspectivas, Madrid, Siglo XXI, 1991, p. 533; «De las protes-
tas…», p. 55 y nota 13. GIL, C.: «Mujeres en la calle. Trabajo, condición social y protesta de la mujer.
La Rioja, 1885-1910», en S. CASTILLO (coord.): El trabajo a través de la historia, II Congreso Aso-
ciación Historia Social, Madrid, Centro de Estudios Históricos de UGT, 1996, pp. 373-382. El estudio
del deterioro de la situación económica de una familia de jornaleros y de otra en la que el cabeza de
familia es un empleado con un salario anual de 2.000 ptas. en: ROMEU, F.: Las clases…, pp. 125-127.
6  KAPLAN, T.: «Conciencia femenina…», pp. 267-295.

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Capítulo 10 Las consecuencias de la Gran Guerra en las acciones protagonizadas 227
por los grupos femeninos de Madrid (1914-1918)

con su labor de gestores de los asuntos públicos, -no se habían comportado como
verdaderos hombres-7. Esa acción colectiva comunitaria solía extinguirse con la adop-
ción de medidas por parte de las autoridades, con la requisa de pan o bien, gracias a
ambas soluciones combinadas. Las protestas que comenzaron el 28 de junio de 1914
y se generalizaron el día 29 responden a este esquema. Una subida del precio del pan
provocó la protesta de un grupo de mujeres de la Latina, a cuyo paso se cerraban los
despachos de pan8. La protesta acabó frente a las sedes del poder político en deman-
da de soluciones eficaces «contra los abusos de los tahoneros»9.
Mientras las autoridades trataban de buscar una solución, el Partido Socialista
convocaba un mitin en contra de los tahoneros que sólo surtió cierto efecto entre los
obreros panaderos asociados. La presión ejercida por los grupos de mujeres que patru-
llaban las calles con banderas y pancartas consiguió mejoras pasajeras en los precios de
los establecimientos que visitaban: «En la tahona de la calle de López de Hoyos, núm.
48, al verlas llegar pusieron el cartelito anunciando la venta del pan a 0,40 el kilo»10.
Pero la protesta se agotó sin que se llegase a una solución eficaz del problema. Durante
aquella semana la ira inicial había ido cediendo paso al agotamiento. La inexistencia
de líderes y de programas de acción contribuyeron a su disolución.
Sin embargo, en 1915, tuvo lugar un cambio sustancial en la forma de orga-
nizar estas protestas debido a la intervención de las dirigentes de la AFSM. Este
grupo supo canalizar el descontento hacia una campaña bien planificada, mediante
la interposición de denuncias diarias contra los establecimientos que defraudaban
en el peso y/o en el precio11. La estrategia consistía en acudir cada día a los despa-
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chos de pan y exigir que delante de un guardia se pesara el pan. Si se demostraba el


fraude, las consumidoras acudían a comisaría para interponer una denuncia contra
el tahonero, que días después sería juzgado y condenado al pago de la multa corres-

7  RADCLIFF, P.: «Women’s Politics:…», pp. 302 y 305-308.


8  El Socialista, 30-VI-1914. También en El Heraldo de Madrid, 29-VI-1914.
9  GIL, C.: «Los ecos del motín: percepción del Estado y de otros símbolos de poder en la
España del primer tercio del siglo XX», en S. CASTILLO y J. M. ORTIZ (coords.): Estado, protes-
ta y movimientos sociales, Bilbao, AHS y UPV, 1998, p. 264. El País y El Socialista, 30-VI-1914. En el
ayuntamiento fueron recibidas «varias comisiones en su mayoría compuestas de mujeres». El conce-
jal Sr. Llorente «se había limitado a significarles lo imposibilitada que se hallaba la Alcaldía de poder
intervenir en el asunto por carecer de facultades para ello»: AVM, Actas Ayuntamiento, Libro 544,
3-VII-1914.
10  El Socialista, 2-VII-1914, 30-VI-1914 y 2-VII-1914, respectivamente.
11  En realidad la táctica del repeso del pan ya estaba entre las ordenanzas municipales e in-
cluso algunos dueños de panaderías se habían mostrado dispuestos a colaborar con esta medida tras las
requisas de junio de 1914: AVM, Actas Ayuntamiento de Madrid, Libro 544, 3-VII-1914. La campa-
ña emprendida por las socialistas demostró que esa no era la actitud mayoritaria.

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228 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

pondiente. Se trata de la primera ocasión en que se aprovechaba la corriente aso-


ciativa femenina para protestar por el pan. Esto demuestra que la incorporación de
nuevas estrategias constituye un proceso de aprendizaje y aplicación lenta, yuxta-
puesto al mantenimiento de formas bien conocidas. La campaña debió de iniciar-
se el 11 de agosto por parte de un grupo de mujeres, militantes en su mayoría de la
AFSM, aunque lo hicieron de forma no oficial. Los fondos con los que se sufragó la
campaña procedían de las sociedades obreras y debieron de ser considerables ya que
la campaña se desarrolló durante más de un mes y se prolongó de forma más relaja-
da durante al menos un año12:

Otilia Solera (…) Nos ha costado, aparte de trabajar, mucho dinero, que hemos
tenido que pedir prestado a varias Sociedades. No podéis calcular el pan que he-
mos comprado y que está en las Comisarías y Juzgados.
Esta mañana, por ejemplo, en la panadería establecida en la casa número 2
de la calle del Carmen, se negó a pesar el del mostrador: la mujer que compraba
requirió el auxilio del guardia número 50; el tendero pesó entonces el kilo de pan,
pero exigió y cobró, en presencia de aquel, 50 céntimos en vez de 44, y no se con-
tentó con ello, sino que a poco no se come cruda a la que se resistió a ser robada;
(…) la cliente y el guardia fueron a la Comisaría del Centro, donde denunciaron
los hechos.
Ante los jueces de instrucción han comparecido los acusados del fraude
(…) Un buen juez, el Sr. Domenech, y unas mujeres, han dado lección ejemplar
de ciudadanía y humanitarismo13.
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El objetivo de aparecer como un grupo de no militantes cuya iniciativa había


sido fruto de la espontaneidad se consiguió entre la prensa que alababa la campa-
ña y publicaba sus denuncias periódicamente. El Debate aplaudía su carácter pací-
fico como lección de ciudadanía. El País elogiaba la labor de estas mujeres patricias:

El pueblo madrileño -las mujeres principalmente- por segunda vez ha intentado


resolver con su actuación propia y directa el problema del pan. Felicitémonos de
que en la presente ocasión haya escogido procedimientos correctos, legales y pa-
cíficos (…) revela una actuación de nuestra dormida ciudadanía (…)
Estas mujeres dan ejemplo; sin rótulos rimbombantes defienden el pan de
sus hijos y de los hijos de las demás. Son mujeres patricias que saben educar a sus
conciudadanos14.

12  Más de un año después El Debate seguía informando de las denuncias: 13-IX-1916.
13  El Socialista, 12-IX-1915, 14-VIII-1915 y El País, 21-VIII-1915.
14  El Debate, 20-VIII-1915 y El País, 21-VIII-1915, respectivamente.

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Capítulo 10 Las consecuencias de la Gran Guerra en las acciones protagonizadas 229
por los grupos femeninos de Madrid (1914-1918)

Figura 8: Tahonas denunciadas por distritos (11/31-VIII-1915)


45

40
35 
30 

25 


20  

15 
10
5
0
Buenavista Centro Chamberí Congreso Hospicio Hospital Inclusa Latina Palacio Universidad

Si se analiza a modo de muestreo la ubicación de las tahonas denunciadas du-


rante los primeros quince días de campaña, se observa que el grupo de mujeres se
coordinaba para recorrer sistemáticamente las tahonas de la capital15. En esas dos
semanas se interpusieron más de doscientas denuncias repartidas por todos los dis-
tritos aunque los más visitados fueron aquellos en los que se concentraba en mayor
medida la militancia socialista: Universidad, Chamberí y Latina (Figura 8). El exa-
men de la identidad de las denunciantes permite contrastar las informaciones acer-
ca de su filiación política:
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Anoche, una comisión, de la que formaban parte varias mujeres de las beneméri-
tas que estos días se dedican a hacer repesar el pan y formular denuncias, se pre-
sentó en la Casa del Pueblo. Deseaban hablar con el comité de la AFS, entidad a
la cual pertenecen la mayoría de las aludidas ciudadanas, para informarle de todo
lo relacionado con la campaña del pan16.

Entre el día 11 y el 31 de agosto se interpusieron, según la prensa socialista,


234 denuncias en total de las que se desconoce la identidad del o de la denuncian-
te en 135 casos. Sólo se saben los nombres de 54 personas que tomaron parte en la
campaña, de las que 34 son mujeres y 20 varones. De entre esas 34 mujeres, al menos
13 pertenecían, habían pertenecido o se darían de alta en esas fechas en la AFSM17.

15  La figura 8 ha sido elaborada a partir de la información de El Socialista desde el 12 de


agosto. En algunos casos no se ha podido localizar el distrito, porque no se indica la ubicación exac-
ta de la tahona.
16  El Socialista, 8-IX-1915.
17  GFSM, Registro de asociadas, 1906/1927…

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230 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

TABLA 11: COMITÉS DE LA AFSM (1915)*


23/01/1915 25/04/1915 16/10/1915
Presidenta Juana Taboada
Vicepresidenta Dolores Fernández Ana Posadas
Secretaria interior María Rojo
Secretaria exterior Faustina González
Tesorera Elena Norabuena
Contadora Carolina Esteban Carmen González
Vocal 1ª María Ruedas Andrea Moya María Pastor
Vocal 2ª María Merino
Vocal 3ª Petra Gallego
Asesor Andrés Saborit
* Carolina Esteban dimitió el 22-IX-1915. Según El País, 2-V-1910, esta afiliada era la «viuda del poeta Álvaro Ortiz» tipógrafo que
perteneció a la redacción de El Socialista, dirigió La Voz del Pueblo y La Lucha de Clases: http://diccionariobiografico.psoe.es/ Como
modista, participó en la reorganización de su sociedad a partir de 1919. Falleció en Madrid el 10-V-1923. Andrea Moya también
presentó su dimisión «por perjudicar el cargo a su salud», el 18-IX-1915.

Desconozco si alguna de las restantes militaba únicamente en los sindicatos con se-
de en la Casa del Pueblo o si se sumaron a la campaña a título individual. Lo que lla-
ma la atención es que fueron precisamente estas 13 militantes las que interpusieron
denuncias en varias ocasiones, sin limitarse a la denuncia testimonial que llevaron a
cabo los no militantes. Es decir, que parecen existir dos grupos de protagonistas en
esta acción: uno más activo, compuesto por militantes de la AFSM y otro, que to-
maría parte en la campaña en alguna ocasión y que no militaría en las sociedades de
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la Casa del Pueblo. Así, entre las no militantes la excepción la constituye Jenara Vera
Carrascosa al interponer 7 denuncias. Su activa participación terminó en afiliación a
la AFSM en septiembre de aquel año. El resto de las no militantes denunciaron sólo
una vez. En cuanto a los varones, denunciaron sólo en una ocasión, excepto Vicente
Campos Jiménez, que denunció dos veces a la misma tahona de la Calle del Espejo.
Además otro de los denunciantes varones, Antonio Genoveva, sólo tenía diez años
de edad, lo que revelaría la posibilidad de que varios de ellos fueran niños o niñas,
que no figurarían aún en las listas de las asociaciones. Además, es posible que mu-
chos pertenecieran a la JSM que, en muchos casos, habían colaborado con las ini-
ciativas de las militantes de la AFSM.
Entre las doce socialistas restantes sumaron 50 denuncias (de las que se des-
conoce la ubicación de la tahona en tres casos). A la cabeza se situaron Faustina
González, -secretaria del Comité de la AFSM-, Josefa Pérez, planchadora, y María
Merino, -vocal del Comité y corbatera-, con siete denuncias cada una. Les siguen,
Elena Norabuena, -tesorera-, Herminia Fanego, camisera, Isabel Díaz Sánchez, con

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Capítulo 10 Las consecuencias de la Gran Guerra en las acciones protagonizadas 231
por los grupos femeninos de Madrid (1914-1918)

cinco; Otilia Solera, sombrerera y Andrea Moya, guarnecedora de calzado y vocal,


con cuatro; Juana Taboada, presidenta del Comité, y Virginia González, guarnece-
dora de calzado y presidenta de la mesa de discusión, con dos; la estudiante, Ánge-
les Martínez y María Rueda, con una denuncia cada una. Entre ellas se encuentran
muchas de las militantes más activas del socialismo madrileño. A pesar de la in-
sistencia de las fuentes en la composición mixta del grupo de mujeres que puso en
marcha esta campaña, la predominancia de las militantes es manifiesta. El hecho de
que fuera la Casa del Pueblo la que sufragó gran parte de la campaña y que El So-
cialista diera cuenta diaria de sus acciones no hace sino insistir en esa dirección. Pa-
rece como si la AFSM hubiera decidido asumir el liderazgo en la cuestión del pan18.
Además, intentaron extender la acción a otras localidades consiguiéndolo en Cha-
martín de la Rosa, a través de su Casa del Pueblo19. En los manifiestos firmados por
«unas mujeres del pueblo» exponían sus motivaciones, insistiendo en la ineficacia de
las protestas tradicionales:

La experiencia nos ha demostrado que esas explosiones de indignación no tienen


sino efectos inmediatos; nosotras los necesitamos permanentes. ¿Cómo produ-
cirlos? Sencillamente convirtiéndonos en vigilantes, en guardadoras de nuestros
intereses.
Hay que pesar siempre el pan, y como existen tahoneros que tienen pesas
falsas, aun después de pesado, será útil que en una tienda de confianza, o en casa,
los que tengan balanza se pese de nuevo para reclamar al tahonero y hasta para
denunciarle ante la Comisaría del distrito (…).
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Mujeres detenidas esta mañana por los guardias de orden público, por re-
partir hojas invitando al vecindario a que exija el pan pesado: María Menéndez,
en la calle de Santiago, esquina a Espejo. Herminia Fanego, en la costanilla de
los Ángeles esquina Arenal. Elena Norabuena, en la calle de Bailén (…) Cuando
las detenidas, entre las que había compañeras de la AFS -entidad hermana que
tanta parte ha tomado y con tanto entusiasmo ha luchado en esta campaña hon-
rosísima de las mujeres madrileñas- justificaron su derecho a repartir las hojas,
puesto que estas estaban debidamente legalizadas (…) el Sr. Blanco reconoció
que legalmente tenían razón, pero añadiendo que, no obstante se había dado la
orden de recoger las hojas autorizadas, a fin de evitar que se excitaran las pasio-
nes con su lectura y ocurrieran los sucesos como los del día de San Pedro20.

18 «Los líderes inventan, adaptan y combinan distintas formas de acción colectiva para estimu-
lar el apoyo de gente que, en caso contrario, podría quedarse en casa»: TARROW, S.: El poder…, p. 47.
19  El Socialista, 9-IX-1915.
20  El Socialista, 21-VIII-1915 y 30-VIII-1915. El País, 21-VIII-1915. El Socialista, 2 y
4-IX-1915.

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232 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

A partir de esas detenciones, las organizadoras solicitaron la ayuda de la AFSM


que convocó una junta extraordinaria casi cuatro semanas después de comenzada la
campaña, en la que por vez primera se discutía este asunto. Las actas de la AFSM
consignan la visita de la comisión sin aclarar de quiénes se trataba exactamente:

El compañero Saborit propone que por lo que se refiere a la campaña del pan
conbendría [sic] dar un mitin pues así lo desea una comisión de mujeres del pue-
blo, para protestar contra los abusos de los tahoneros. La compañera Moya dice
que la compañera Taboada (que no a [sic] acudido por estar algo enferma) pero
que manifestó tomar parte en esos asuntos y lo defiende diciendo que debemos
hacerlo como particulares21.

Desde que se comenzaron a sentir los primeros efectos de la guerra sobre las
subsistencias, la Casa del Pueblo, a través de su Consejo de dirección, había tratado
el asunto con las sociedades que allí encontraban su sede. En enero de 1915, Elena
Norabuena informaba al Comité de que en una de esas reuniones se había apro-
bado que cada sociedad actuase del modo que quisiera. La UGT fue la primera en
emprender una campaña de mítines de protesta contra la carestía que encontró el
apoyo de la AFSM y que muy pronto contagió las resoluciones adoptadas en las
reuniones de las directivas de la Casa del Pueblo22. Sin embargo, en ninguna de las
actas anteriores de la AFSM se mencionaba específicamente la preparación de esta
campaña. Tampoco se recogió nada al respecto en las actas de la ASM hasta que la
campaña fue asumida por la AFSM:
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Un donativo de diez pesetas (…) a la AFS para ayuda de la campaña del pan, y
aprovecha la ocasión para recomendar a los compañeros asistan a una velada teatral
que dichas compañeras organizan a fin de arbitrar recursos para esta campaña23.

En la primera reunión del comité convocada de forma extraordinaria para tratar


la cuestión Juana Taboada declaraba «tomar parte en esos asuntos». A pesar de que
esta afiliada era la presidenta del comité de la AFSM y de que las denuncias llevaban
efectuándose un mes, el tema no se tomó en cuenta oficialmente hasta la reunión del
7 de septiembre24. Según estos datos, pienso que la campaña fue organizada por las

21  GFSM, Actas Comité…, 7-IX-1915.


22  Ídem, 21-I-1915, 10-III-1915, 8 y 14-V-1915. No era la primera vez que la UGT y el PS
emprendían campañas por las subsistencias, en marzo de 1904: CASTILLO, S.: Historia de la UGT…,
pp. 230-233.
23  ASM, Actas Asambleas…, 30-IX-1915.
24  GFSM, Actas Comité…, 7-IX-1915.

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Capítulo 10 Las consecuencias de la Gran Guerra en las acciones protagonizadas 233
por los grupos femeninos de Madrid (1914-1918)

socialistas dirigidas de nuevo por Juana Taboada, pero no como militantes, sino co-
mo «mujeres del pueblo». Cuando la situación se complicó con detenciones y reticen-
cias de las autoridades, solicitaron la ayuda oficial de la AFSM y de otras sociedades:

Una numerosa Comisión, de la cual formaban parte varias mujeres de las que
durante estos días han realizado la meritísima y penosa labor de hacer entrar en
cintura a los panaderos que roban en el peso del pan, estuvo en la Casa del Pue-
blo con objeto de hablar con el Comité de la AFS, entidad a la cual pertenecen la
mayoría de las aludidas ciudadanas, para informarle de todo lo relacionado con
la campaña del pan, hacerle presente al Comité las dificultades con que tropieza
la hermosa labor que realizan y la paciencia que han tenido que derrochar para
soportar dignamente los insultos de los tahoneros, así como de la poca conside-
ración con que a veces fueron tratadas en las oficinas oficiales.
(…) solicitaron de las mujeres socialistas la celebración de un mitin de pro-
testa contra la actitud de las autoridades en todo lo relacionado con las subsisten-
cias, y especialmente «con la cuestión del pan», así como pedir al Gobierno, no
sólo que no se aumente el precio del mismo, sino que obligue a las autoridades a
fiscalizar el peso y calidad del pan, por resultar altamente abusiva la complacen-
cia de aquellas25.

Pero, ¿por qué insistieron en que las denuncias se elevasen a título personal? A
lo largo de los primeros años del siglo XX, las trabajadoras habían aceptado el apoyo
de los sindicatos y las asociaciones obreras masculinas en sus protestas por las sub-
sistencias. Sin embargo, el cauce institucional utilizado por ellos se revelaba bastante
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ineficaz en comparación con sus métodos de protesta. Además, en las protestas en


las que intervenían sólo mujeres y niños, las autoridades se mostraban más reticen-
tes a emplear la violencia mientras que si se aliaban con las asociaciones obreras co-
rrían el peligro de perder el estatus especial del que disfrutaban26. Asociadas con el
movimiento obrero dejaban de ser esas madres responsables para convertirse en re-
volucionarias que debían ser contenidas. Esa insistencia de Juana Taboada para que
la protesta no se institucionalizase como una campaña oficial de la AFSM, tal vez
fuera una estrategia para obtener el apoyo no sólo de las ya militantes sino de otras
mujeres que recelosas a pertenecer a las agrupaciones socialistas, podrían sumarse a
la campaña si parecía organizada de forma independiente. Las socialistas termina-
ron haciendo suya la campaña, reduciendo su eficacia27.

25  El País, 12-IX-1915.


26  RADCLIFF, P.: «Women’s Politics:…», pp. 312-316.
27  GFSM, Actas Comité…, 7/8-IX-1915 y ASM, Actas Asambleas…, 12-VII y 8-IX-1916.

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234 Acción colectiva femenina en Madrid (1909-1931) Primera parte
Marta del Moral Vargas

El mitin se convocó con la publicación de un manifiesto dirigido a las mujeres,


colgaron «grandes carteles rojos en las esquinas» y adornaron el salón con las ban-
deras de las sociedades adheridas. Durante su celebración revelaron que la campa-
ña había servido para tratar de dar ejemplo y describieron la estrategia empleada.
Virginia González resaltaba el carácter obrero de sus impulsoras, haciendo notar la
necesidad de distinción de las mujeres de las clases medias al ignorar su iniciativa:

Esperábamos que la clase media respondiera a esta campaña. ¿No ha venido?


Culpa nuestra no es. No cooperan a nuestra labor, prefiriendo vivir ignorada,
vistiendo un mal vestidillo y mal comiendo; por tanto, nosotras debemos seguir
solas las obreras, las socialistas. (…) Prefiero a los aplausos el que vengáis a aso-
ciaros con nosotras (…) Esto del pan no es el único conflicto. Hay una cadena de
asuntos en los que es necesario intervenir28.

La crónica del acto abría el diario socialista del día 12 de septiembre: «quienes
mayor y más resaliente ejemplo de ciudadanía nos han dado son las mujeres. Los
verdaderos y más conscientes y más firmes y más varoniles ciudadanos madrileños
han sido en esta cuestión las mujeres madrileñas». Pero el mitin no terminó sin con-
secuencias. Su vicepresidenta, Ana Posadas, fue procesada29.

(…) Ana Posadas se ha declarado autora de la hoja convocando al pueblo, y que fue
denunciada por el fiscal, pretendiendo procesar al Comité de la Agrupación Feme-
nina. Se le ha comunicado a la compañera Ana que deberá presentarse cada quin-
ce días ante el juzgado, lo que indica claramente la intención de procesarla, ya que
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no ha podido ser el hacer extensivo el procedimiento a todas las demás compañe-


ras que tan valientemente siguen actuando en la campaña contra los tahoneros30.

Las denuncias continuaron, tratando de establecer el sistema como práctica


cotidiana y se celebraron dos mítines más durante ese mes en los que intervinieron
Lucio Martínez, García Cortés, Torralva Beci, Besteiro… Exactamente un año des-
pués de iniciarse, la campaña se reactivaba dando comienzo el día 11:

La compañera Taboada en nombre del Comité expone (…) que con motivo del
alza en el precio del pan, esta entidad debía organizar una campaña en contra de
tales abusos. Ésta compañera indica cómo una comisión de esta agrupación se
dirigió al Alcalde Presidente para demostrarle las malas condiciones del pan de

28  El Socialista y El País, 12-IX-1915. También El Heraldo de Madrid, el mismo día.


29  GFSM, Actas Comité…, 14 y 18-IX, 7-X, 27-XII-1915, 12 y 21-I, 28-II-1916.
30  El Socialista, 16-IX-1915.

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Capítulo 10 Las consecuencias de la Gran Guerra en las acciones protagonizadas 235
por los grupos femeninos de Madrid (1914-1918)

barra, habiéndole contestado dicho señor que estaba de nuestra parte y dispuesto
a hacer cumplir las ordenanzas municipales.
Con estas manifestaciones se acuerda nombrar unas compañeras para ha-
cer denuncias. (…) El Comité recomienda a todas las afiliadas hagan todas las
denuncias que puedan abonándolas el importe del pan que compren.
(…) La compañera Josefa Hurtado propone se pase 15 ptas. diarias a ca-
da compañera y tras breve discusión así se acuerda más los gastos que origine el
pan (…)31.

Sin embargo, el Consejo de Dirección de la Casa del Pueblo decidió suspen-


der la campaña que ahora sería encabezada por otros grupos. A partir de aquel año
UGT la retomó empleando otras estrategias centradas en la convocatoria de míti-
nes y manifestaciones, para los que solicitó la colaboración de la AFSM32. Sin lugar
a dudas, la nueva estrategia había obtenido mejores resultados que los estallidos es-
pontáneos contra los tahoneros. Su éxito, más simbólico que real ya que el pan que
completaba el peso era incomestible33, servía para obtener un triunfo a medio plazo,
con la imposición de multas a los infractores. A largo plazo, tras la publicación el 11
de noviembre de 1916, de la «Ley de Subsistencias de Alba», se enviaba una circu-
lar a los Gobernadores civiles que obligaba a los Ayuntamientos a la instalación de
básculas oficiales donde la población pudiera efectuar los repesos del pan. Además,
la experiencia se sumaba al repertorio de acción colectiva que siguió poniéndose en
práctica en años sucesivos y que supuso la actualización de las protestas por las sub-
sistencias a los nuevos tiempos, aunque las requisas continuaron empleándose por la
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inmediatez de sus resultados34.

31  GFSM, Actas Asambleas…, 8-IX-1916.


32  GFSM, Actas Comité…, 30-VIII, 6 y 13-IX, 4 y 9-X-1916.
33  SÁNCHEZ PÉREZ, F.: La protesta de un pueblo. Acción colectiva y organización obrera.
Madrid, 1901-1923, Madrid, Cinca, 2006, p. 62.
34  La ley recibió el nombre de su promotor Santiago Alba, ministro de Hacienda bajo el go-
bierno del conde de Romanones y no solucionó el problema: ROLDÁN, S. y GARCÍA DELGADO,
J.L.: La formación de la sociedad capitalista en España, 1914-1920, Madrid, Confederación Española de
Cajas de Ahorro, 1973, pp. 155-162. Los repesos se harían en presencia del denunciante, del denun-
ciado y del agente de autoridad y serviría como prueba ante los juzgados: Boletín del IRS, (abril, 1918),
nº 166, pp. 389-390. RAMOS, Mª D.: «Realidad…», pp. 299-310 y RADCLIFF, P.: «Women’s Poli-
tics:…», pp. 301-316. Coincido con la autora en el análisis de las fases de la protesta de consumos. So-
bre acción colectiva y sus repertorios: McADAM, D., McCARTHY, J. y ZALD, M. N.: Movimientos…;
TARROW, S.: El poder…; TILLY, Ch., TILLY, L. y TILLY, R.: El siglo rebelde, 1830-1930, Zaragoza,
Prensas Universitarias de Zaragoza, 1997; TILLY, Ch.: Las revoluciones europeas, 1492-1992, Barcelo-
na, Crítica, 1993; TILLY, Ch.: From Mobilization… ; HOBSBAWM, E. J.: Rebeldes…

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