El Cóndor, que figura en nuestro escudo nacional, es una de
las aves más grandes. Vive en la cordillera de los Andes y sus alas desplegadas, de extremo a extremo, alcanzan hasta tres metros.
Su cuello es corto, sin plumas, aunque el macho tiene un
collar blanco. La cabeza es pequeña y tiene ojos vivaces que poseen una vista extraordinaria. Su pico es fuerte y ganchudo.
Las patas son cortas y provistas de poderosas garras, ya que
es carnívoro, como todas las aves rapaces. Se alimenta de cadáveres de mamíferos y crías de vacuno y corderos. A veces come tanto, que no puede levantar el vuelo.
Es muy desconfiado al atacar a una presa y cuando está
herido se defiende rabiosamente de sus enemigos. El nido lo hace en los riscos más elevados y difíciles de alcanzar, poniendo los huevos en un hueco de la roca.
Los polluelos nacen cubiertos de un plumón blanquecino,
debiendo ser alimentados por sus padres.
Su vuelo es imponente y sereno y apenas mueve las alas de
vez en cuando. Vuela a la altura increíble de siete mil metros.