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El jurista y el simulador

Acerca de las sociedades humanas, su comportamiento poco organizado, sus deseos y sus
intereses particulares, este libro es formativo en todo sentido, el aporte de ideas y el
planteamiento de conceptos desde la perspectiva del autor, hacen que uno, como persona y
estudiante se detenga a pensar en más de una ocasión, que se analice desde una
perspectiva estudiantil los conceptos que podemos haber dejado en el olvido, o quizás
sirvan de repaso para cualquiera de nosotros. La descriptiva del autor es desde mi punto de
vista una herramienta encantadora que dejará a cualquiera con una agradable sensación de
aprendizaje y reflexión.

Primero que nada, se hace un hincapié en el hecho de que el ser humano, apenas se
distingue de los animales, tiene una inteligencia que los hace distintos, sin embargo no por
eso deja de tener un instinto, y necesita satisfacer ciertas necesidades e intereses. Pero la
libertad que tiene, cual sea su origen, no puede ser todopoderosa, deben existir límites que
permitan al ser humano regular sus acciones y opiniones, para no llegar a ser invencible y
autodestructivo. Existe entonces el derecho, que es un orden normativo jerarquizado. Este
orden normativo, es el bloque fundamental de una sociedad, es el esqueleto que sostiene
las interacciones humanas, de no existir este orden, la humanidad no podría subsistir, la
convivencia seria imposible, y dado que el humano no puede vivir aislado, es necesaria la
existencia de este orden que regule la conducta humana y de sus semejantes. Es decir el
nacimiento del derecho.

Por supuesto, estas normas deben ser acordes siempre a la cultura de la sociedad y deben
estar en constante adaptación debido a que el mundo interactúa y evoluciona de forma
constante. Estas normas pueden ser traducidas en leyes que serán vigentes dependiendo la
época, podrán tener defectos, y podrían ser también refutadas y cambiadas, pero siempre
serán necesarias para mantener una sociedad con cimientos fuertes y una estructura
armónica en la medida de lo posible.

El Ignacio Burgoa expresa que “el jurista” debe tener ciertas características, debe ser libre,
a un pensar más moderno, se entiende por libertad algo más allá de lo que abarca el libro,
se puede ser libre a pesar de formar parte de una dependencia o una pieza esencial dentro
del reloj de la sociedad. Una persona que ejerce el Derecho, debe demostrar una ética y
valores, un amor por la justicia de cada persona, una apreciación por el individualismo, sin
restar la convivencia del todo de una sociedad. No puede ser apático, ni atado a un fin
específico, no se puede ignorar la vasta cantidad de mentes y situaciones que existen, y ser
egoísta en el proceso.

El jurista debe ser defensor de la justicia, conocedor del derecho. Debe tener y manejar las
herramientas necesarias para hacer que la justicia caiga y prevalezca la seguridad de forma
tanto individual como colectiva, para procurar el bien común. La imparcialidad del jurista es
otra característica imprescindible, debe defender su misión, una noble causa, y par esto es
necesario poseer libertad, de lo contrario se puede caer en la subjetividad, perdería el buen
juicio y se convertiría en un hombre cualquiera sin ética. La vida del jurista siempre estará
repleta de obstáculos que serán un reto para la persona que aboga por la justicia, sin
embargo, es en esos momentos cuando debe aflorar la rectitud, la ética y los valores
estudiados por el jurista para mantener el temple ante las situaciones que intentarán
corromperlo.

Respecto a la cultura jurídica, siempre se resalta: la cultura, el conocimiento, y el


aprendizaje son innatos al ser humano, es decir, la cultura nace y vive con el hombre desde
siempre y de ella han surgido las sociedades y civilizaciones. La mención de la cultura
jurídica es el conocimiento del derecho que ha evolucionado a la par del humano y su
sociedad. Esto nos lleva a asumir que un jurista debe conocer la historia de la sociedad la
cultura del hombre en sus diferentes épocas y sentires, debe ser conocedor de las
expresiones del hombre. Ya que no es suficiente con conocer las leyes, es necesario
entender sus fuentes y cómo surgieron.

El jurisconsulto, el juez, el abogado, el maestro de derecho, deben ser personas honestas,


rectas, sabias y responsables. El oficio exige a estas personas ser humanistas y actuar
conforme la justicia lo demande y el orden lo requiera. Den ser portadores de una voz que
proclamen la paz y la armoniosa convivencia con justicia, y luchar con todo su ser y su
astucia, hacer todo lo que se encuentre al alcance de sus manos para hacer una repartición
de justicia para el individuo y para la sociedad.

Sería absurdo también que este hombre no pudiera gozar de su propia libertad, la defensa y
la vocación que pueden tener estos hombres debe nacer desde un impulso nato, deben
tener la firmeza y el puño seguro para defender los ideas de la sociedad y sin embargo
también la pasión y entereza para afrontar los obstáculos que se le puedan presentar, el
llamado amor por el trabajo, la pasión por el saber, a la ética y a formar calidad humana no
sólo para él, sino para todos los que se lleguen a presentar cercanos al hombre.
Un jurista, pelea por una misma meta. Sin embargo, existen también estudiosos que fueron
corrompidos por ideas oscuras y egoístas, en el libro fueron llamados los SImuladores de
derechos, quienes se definen por ser vanidosos y mentirosos, su único interés es el fraude y
un bien lejano a lo que un jurista es; son corruptos y mediocres aunque se hagan llamar
abogados y también famosos, es una lástima que este sean el tipo más abundante de
abogados, que le dan un mal nombre a la profesión y hacen que la gente se cuestione de la
vocación real de un estudioso del derecho. Fingir una profesión noble, imitar los aspectos
más superficiales, y caer en la mentira y la falacia es algo que se entiende de estos
pseudoabogados, son crueles y no dudan en falsear la realidad, son vanidosos y desprecian
la ética y la moral.

En conclusión, este libro plantea desde lo más básico lo importante de luchar por
convicción por la sociedad, más allá de un futuro egoísta y aprovechado de los
conocimientos que uno adquiere acerca del estudio del hombre y su sociedad, este libro
rescata la vocación de un jurista, ayuda a la reflexión del bien de las cosas, de los básicos
necesarios para defender al hombre y su cultura, resalta la importancia de la vocación y
también toda de manera contundente el hecho de los estudiosos que se volvieron a un lado
oscuro y sombrío, que por egoísmo se volvieron sumamente pesados y odiosos de la
realidad.

El libro, toca temas importantes para un futuro abogado, hace reflexionar los inicios de
todos, te pone a pensar acerca de la vocación necesaria y las herramientas más necesarias
para todos. Toca temas muy interesantes ya que habla de lo importante que es estudiar el
derecho desde su origen, su enfoque filosófico, cultural, su necesaria comprensión en el
aspecto sociológico y moralista. Y plantea en repetidas ocasiones, que es lo que, como
buen abogado, tienes que tener para ser un profesional preparado y honesto, que está
siempre en constante estudio y preparado para brincar los obstáculos que la sociedad
impone, ya que estos no serán los mismos irán evolucionando como la sociedad, crecerán y
cambiarán, y lo mismo debe hacer el estudioso.

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