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Hans Belting conocido estudioso historiador y crítico de arte configurado como uno de
los mayores teóricos actuales respecto a los ambivalentes caminos y concepciones del
arte contemporáneo, nos ofrece en este volumen una revisión a la vez que una
continuación de su homólogo en temática y conocido libro ¿el fin de la historia del
arte?, Publicado en 1983 dio luces de la necesidad de empezar a entender para la
continuación de un estudio mediante en tanto una incorporación de las artes dentro de
contextos académicos y sociales a la vez de la creación de un marco teórico que
permita empezar a repensar los turbulentos, dramáticos y espontáneos cambios que ha
tenido el arte en su fase más contemporánea, con respecto a las ideologías, formas y
pensamientos con la que se llevaba entendiendo desde la creación de una llamada
historia del arte ubicada según los críticos e historiadores en el renacimiento, a su vez
que da indicios de las nuevas concepciones o caminos que debe tomar el arte su
estudio y su ejercicio conceptual - practico frente a los retos de una sociedad
globalizada, hipervisual y conceptual en función del estado del arte actual.
Es así pues como Hans Belting nos ofrece en esta secuela nuevas aportaciones y una
bien provechosa extensión de su proceso conceptual, practico y en ultimas
autorreflexivo de la historia del arte, a través de cómo se mencionó arriba 20 ensayos
que giran en torno a las relaciones y simbiosis entre los cambios del arte y los cambios
en el discurso en el movido y polifacético ambiente contemporáneo, haciendo un
énfasis puntual en los cambios procesuales y presupuestales tanto como en una
rigurosa búsqueda de la construcción de nuevos paradigmas de narración y métodos
museológicos o académicos que complementen y conformen una metodología de
estudio que encamine a la vez y que ponga un poco de orden si así se puede entender,
en el caótico escenario que han dejado los sucesos artísticos acontecidos a partir de la
década de los sesenta en el arte los cuales abrirían la brecha a lo conocido como arte
contemporáneo, además de dar pautas para un posible camino que tanto artistas,
críticos, historiadores, curadores entre otros actores del mundo del arte puedan seguir
tentativamente en la construcción de esa búsqueda de encontrar la máxima expresión y
surgir del poder potencial del arte para la transformación y configuración del devenir
humano.
Dicho esto y entendido a grandes términos la forma en la que el pensamiento de Hans
Belting intenta desde sus textos, abordar el gran problema historiográfico actual así
mismo como los objetivos de su ejercicio teórico, me es necesario y relevante hablar un
poco de la metodología y forma de escribir particular que he encontrado en sus
ensayos, Hans Belting tiene sin duda una rigurosidad teórica destacable que lográ a
partir del continuo contraste de análisis de conceptos teóricos con una enciclopédica
cultura visual donde desde distintas miradas y referencias artísticas, retoma y agrupa el
pensamiento de teóricos, tendencias y formas que rodean esa construcción del campo
historiográfico del arte, a la vez que en un ejercicio igual de valiente contrasta estas con
el pensamiento de teóricos que muy a la talla de su ambición conceptual han explorado
y planteado nuevas formas de creación, de paradigmas narrativos para el
entendimiento de la disciplina histórica del arte, como bien lo es su recurrente a vez
que tal vez importante referente C Arthur Danto.
De esta forma logra construir como por capas y en un discurso fluido la narración de
sus ensayos, recurriendo e intercalando en un juego semántico a la imagen que ilustre
a la teoría, o a la teoría que ilustre a la imagen en un vaivén deductivo, inductivo, que
no se limita allí y de repente ya está siendo contrastado con las aportaciones teóricas y
postulados de otro autor, un estilo que resulta particularmente atractivo y pertinente en
un ejercicio como el historiográfico donde se deben manejar multitud de fuentes y crear
una real simbiosis entre estas, vemos pues como Hans Belting logra que sus ensayos
no se vuelvan demasiado teóricos, o que las referencias visuales eclipsen sus
postulados a la vez que contrasta y nutre estos últimos con los de otros autores, para
no ofrecernos solamente su visión monótona y colmar sus textos de un verdadero
sentido y contextualización practica y conceptual.
Iniciare el análisis de algunos de los postulados que Belting retoma alrededor de sus
ensayos con una cita de un autor que el mismo retoma y contrasta a lo largo de sus
escitos, afirma Vattimo (1985) “Como muchos otros conceptos hegelianos, también el
de la muerte del arte resultó profético en lo que toca a los fenómenos verificados en la
sociedad industrial avanzada, aunque no en el sentido exacto que tenía en Hegel sino
mas bien, como solía enseñarnos Adorno, en un sentido extrañamente pervertido” (
p.49) podemos apreciar a partir de esta frase como el propio Hegel desde sus
lecciones de estética ya anunciaba o veía aproximarse riesgosa e inevitablemente la
apertura de una nueva puerta conceptual donde todos los paradigmas narrativos que
habían estado dando forma a una llamada historia del arte desde que Vasari gran
pensador renacentista, siendo como el mismo afirmaba la historia el verdadero espejo
de la vida humana y este periodo histórico aquel donde el hombre dio luces de su
propio pensar, se propusiera en su libro vidas de los más ilustres pintores, escultores y
arquitectos plantear un método historiográfico que reuniera y pusiera cohesión a las
convulsas obras y pensares de hombres que habían comenzado a plantear desde una
rigurosidad teórica y práctica cimientos sólidos para un estudio historiográfico del arte
derrumbarse.
Hegel no llegó a este postulado por casualidad sino después de que la historia
posterior mostrara como continuamente a partir de Vasari los sucesores teóricos,
historiadores y críticos del arte empezaron a modificar y adaptar el propio relato
histórico de Vasari a un perfil que supliera la función de establecer un parámetro una
especie de marco o medida contra el cual todas las cosas individuales pudieran
medirse y contrastarse, así la historia del arte se fue construyendo a partir de un relato
unificador que insensatamente sus propios creadores no supieron advertir que partía
desde una idea, la historia de una idea que había sido lo que el propio Vasari en
realidad había terminado por construir y que inevitablemente terminaría como todas las
ideas y argumentos en cierto punto, frente a una continua transformación y
construcción de nuevas búsquedas y miradas artísticas es decir perspectivas múltiples
que contrargumentaban lo propuesto o no terminaban por encajar certeramente,
agotándose y derrumbándose.