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BOLIVAR Y LA PROBIEDAD ADMINISTRATIVA

El libertador tenía una visión amplia, presentó manifestaciones diversas desde


el periodo colonial.La corrupción siempre ha estado involucrada pues daba lucro
personal para ascender a posiciones donde se podía tener riquezas.

Existieron dos maneras que pudieran relacionarse con la corrupción: la primera


fue la concepción mercantilista imperante (acumulación de oro y piedras
preciosas), en segundo lugar influyó que los españoles tuvieron actividad
conquistadora y colonizadora.

Ambas tuvieron como único fin el de tener riqueza y vivir una vida mejor, pues
siempre se había visto que la riqueza no era un acto de trabajo sino de habilidad
que cada persona tenía.
En nuestra cultura siempre se permitió que los funcionarios públicos se quieran
hacer cargo de un patrimonio propio; y solo era delito conductas que eran contra
patrimonio privado.

La corrupción siempre fue la preocupación principal para el libertador; por ello es


que buscó cambiar el orden emitiendo 56 decretos entre los años 1813 y 1823,
sobre economía, social y administrativa (está la más destacada por la probidad
de la administración del Estado).

ESTADO MODERNO
Se desarrollaron instituciones que incidieron en la sociedad. Se desarrolló la
burocracia, que era que los funcionarios se especializaban en las funciones de
administración pública. Otro impacto negativo fue el de excesiva cantidad de
funcionarios, que producían lentitud en todas las actividades.

Estos problemas de exceso de empleados se presentaron en Gran Colombia,


pues se decía que esto aumentaba las salidas de la Hacienda. Pero para lidiar
con esto se puso en práctica medidas de austeridad (eliminó cargos innecesarios
y controlo gastos de militares).
El libertador considera necesario, además de eliminar el nombramiento de
nuevos empleados, aconseja que se despida a funcionarios que no estaban a la
altura de sus funciones y responsabilidades.

En enero de 1825, se decreta la Constitución de una Junta de Calificación que


dictaminó sobre aquellos que aspiren a ser empleados públicos. Esta Junta se
encargaba de evaluarlos y decidir si debían quedarse o no; y lo hacía mediante
una lista que era presentada de manera mensual al gobierno y se publicaba en
la gaceta.

La designación de prefectos, este debía de ser de probidad incorruptible y


servicios positivos; y se elegía mediante 45 cabezas de familia.

Los funcionarios públicos, debían ser removidos de sus cargos si existieran


datos fundados de mala conducta en el servicio, que sean ineptos y que no sean
dedicados a su labor.
Existían contadurías para que la administración de Hacienda y sus dependencias
rindan cuentas en todas las contribuciones. También el gobierno llamaba a los
ciudadanos para que denunciaran algunas malversaciones que pudieran
conocer.
En la Hacienda el libertador siempre impartía instrucciones a intendentes,
gobernadores, contadores, tesoreros, recaudadores de rentas, para que actúen
de buena manera para recolectar los tributos.

En el contrabando también dictó disposiciones el Libertador, para que esto se


pudiera controlar, siendo el tabaco el más afectado.

En Septiembre de 1813, Simón Bolívar, decretó contra los defraudadores de la


renta del tabaco, ordenando que los trámites sean más rápidos y sino aplicaban
esta norma los jueces también sufrirían penas. En 1819, había tomado medidas
para evitar fraudes, malversaciones y extorsiones

En 1824 se precisó que todo trabajador de aduana, u otro destino de Hacienda


Pública, que tomara parte de los fraudes, quedaría sujeto a pena capital, sea
cualquier forma de la que haya sido participe.
En mayo de, puso en vigencia un decreto sobre la administración de justicia y
sobre la responsabilidad de los jueces, donde expresa que son prevaricados los
jueces que juzgan contra derecho por afecto a otras personas o litigantes.
También se sancionaba a los jueces que recibían dádivas de los litigantes.

La dureza de los decretos de Bolívar para el sostén del aparato administrativo,


confirma que estas actividades de corrupción eran perjudiciales para la
recaudación hacendística.

En 1825 se expresa el desacuerdo por tomar fondos públicos para cualquier tipo
de recibimientos.

Podemos decir que el libertador tenía las ganas de querer formar un sistema
ordenado, eliminado la corrupción y los actos ilegales que pudieran perjudicar a
la Hacienda, la emisión de los decretos era con la finalidad de que los
involucrados pudieran obedecer de manera recta a sus pedidos, para poder
mejorar la situación que se vivía.

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