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¿Problema o solución?

“La vocación del político de carrera es hacer de cada solución un problema.”


―Woody Allen, escritor estadounidense.

Se define al Plan nacional de desarrollo(PND) como el documento que sirve de base y


provee los lineamientos estratégicos de las políticas públicas formuladas por el Presidente
de la República a través de su equipo de Gobierno. Su elaboración, socialización,
evaluación y seguimiento es responsabilidad directa del Departamento nacional de
planeación(DNP). El PND es el instrumento formal y legal por medio del cual se trazan
los objetivos del Gobierno permitiendo la subsecuente evaluación de su gestión.

De acuerdo con la Constitución política de Colombia de 1991 en su artículo 339 del


Título XII: "Del Régimen Económico y de la Hacienda Pública", Capítulo II: "De los
planes de desarrollo", el PND se compone por una parte general y un plan de inversiones
de las entidades públicas del orden nacional.
En la parte general se señalan los propósitos y objetivos nacionales de largo plazo, las
metas y prioridades de la acción estatal en el mediano plazo y las estrategias y
orientaciones generales de la política económica, social y ambiental que serán adoptadas
por el gobierno.

Ahora bien, el actual presidente de Colombia, Iván Duque, llama al plan nacional de
desarrollo: “Pacto por Colombia” y está dividido en diferentes “pactos” que hace con los
diferentes sectores del país. La publicación de este documento ha generado diversas
opiniones entre los colombianos, ya que algunos muestran estar totalmente de acuerdo y
otros pensamos que, este plan nacional de desarrollo no soluciona a fondo los problemas
y las necesidades básicas de nuestro país, ya que deja de lado asuntos tan importantes
como lo son la implementación de los acuerdos de paz y además no contempla una
política industrial y de desarrollo económico sostenible e inclusivo.
Si bien el documento de las bases del PND propone una relación entre los “pactos”
(componente del PND) y los diferentes Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las
Naciones Unidas, la mención de los Objetivos de Desarrollo Sostenible no debe
confundirse con una garantía de que el conjunto de los “pactos” del Plan sean adecuados
para poner a Colombia en la senda del desarrollo de sus fuerzas productivas.

Por otro lado, la confianza que el Gobierno deposita en el fracking y en el carbón como
fuentes de energía, manifiesta el ánimo de sobreponer el interés monetario sobre el
ambiental. Además, las pocas reservas de crudo disponibles y la incertidumbre sobre el
proyecto de Hidroituango terminarían por concentrar la confiabilidad energética del país
en el carbón térmico cuando la tendencia global es apostarles a energías limpias. ¿Es esta
la Colombia limpia que queremos?
Es por eso que el Plan de Desarrollo no contempla una política industrial y de desarrollo
económico sostenible e inclusivo, que se basa en un modelo extractivista beneficiando así
a las grandes compañías explotadoras de crudo y minerales, mientras se olvida de
establecer un mecanismo de participación social para las comunidades afectadas.

Añadido a lo anterior, la perspectiva del PND no soluciona de fondo problemas de la


economía nacional, como falta de diversificación de la producción y del comercio
exterior –tanto en la canasta como en los países de destino–. Se basa en una trampa
discursiva alrededor del crecimiento de la clase media. Y a la clase media vulnerable se
sume a la clase media consolidada, en vista de que la primera se caracteriza por el riesgo
permanente de caer en la pobreza.

Para concluir, se toma la frase de Allen como una invitación a revisar las “soluciones”
que el presidente, que eligió la mayoría de colombianos democráticamente, destina a
nuestro país. Ya que nos podemos encontrar con eufemismos y trampas que nos costarían
bastante caro en un futuro.

―Oscar J. Valdez Valdes.

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