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Los primeros pasos de mi educación

financiera
La mejor estrategia para alcanzar tus sueños de libertad

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NOTA IMPORTANTE: Si tienes este informe entre tus manos es porque
has decidido cambiar tu vida. En los próximos días comenzarás a recibir una
serie de e-mails con temas relacionados a las finanzas personales. Hablaremos
de economía e inversiones, pero también de lo que más te importa en este
momento, como son técnicas y estrategias para avanzar en tu educación
financiera y, aun más, comenzar a incrementar tu patrimonio.
Federico Tessore,
Director Ejecutivo de Inversor Global.

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Primero que todo, necesito que te remontes a cuando tenías entre 12 y 17


años, a ese periodo en que comenzaste a darte cuenta que el mundo no era
un lugar lleno sólo juegos.

Comenzaba tu despertar sexual. Niñas o niños, comenzaron a capturar tu


atención mucho más que cualquier juego.

Te gustó “esa niña” (o “ese niño”, claro). Querías tanto conocerle que le
pediste a tu mejor amigo o amiga que se acercara y le hablase, que le llevara
tus recados, que fuera “tu gancho”.

De pronto, tu amigo o amiga sabía más acerca de esa persona especial que
tú. Ellos hablaban, se encontraban, salían, se divertían juntos. Y no contigo.

Esta historia no podía terminar de otra manera: tu amigo se quedó con la niña,
y tú te quedaste sin amigo y sin ilusión.

¿Cuál es la moraleja? Si algo de verdad te importa, hazlo tú mismo.

Y hoy puedes aplicarla a tus finanzas personales.

Tu relación con el dinero

Es altamente probable que tu relación con el dinero sea algo como esto:
trabajas gran parte del día y la mayor parte de la semana para recibir un
sueldo mensual. Con eso pagas tu dividendo o arriendo, haces las compras de
supermercado, posiblemente pagas el colegio de tus hijos, la isapre y, si la
tienes, alguna deuda. Con lo que eventualmente queda te das un pequeño
gustito y sigues así hasta el próximo mes.

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Muchas veces esto se reproduce de forma indefinida.

Pero ahora estás al comienzo de un camino que va a cambiar tu percepción y


relación con el dinero, y a la larga, tu propia vida. Lo dice un antiguo adagio
chino: “todo gran viaje comienza con un primer paso”, y tu primer paso es
ahora: comenzar tu educación financiera.

Educarse financieramente abarca diversos aspectos. Lo primero, al igual que


en el boxeo, antes de aprender a golpear, es necesario saber cómo
defenderse, cómo evitar que te golpeen. Acá es lo mismo, antes de aprender
a multiplicar tu dinero, debes saber cómo dejar de perderlo y desperdiciarlo
para comenzar a construir un capital.

Organización

En la práctica, lo primero es hacer lo siguiente: toma papel y lápiz (no lo


escribas en el computador, anótalo con tus propias manos) y escribe todos tus
ingresos y egresos mensuales.

Debes anotar todas tus entradas y salidas de dinero y de esta forma detectar
cuánto dinero se utiliza en gastos fijos, como vivienda y servicios básicos, y
cuánto en gastos variables, cómo diversión o vestuario.

Este ejercicio te permitirá reconocer los gastos que se podrían disminuir para
así liberar ingresos que podrían destinarse a ahorro e inversión. Esto es
simplemente, identificar que egresos pueden pasar a convertirse en ingresos.
Es recomendable que al realizar esta tabla de entradas y salidas fijes un
objetivo de liberación de ingresos, por ejemplo, ajustar la tabla de tal forma
que logres dejar un 5% del ingreso mensual total libre para ahorrar, o invertir.

Cuando ya domines esta organización del dinero, puedes ampliar la meta al


10%.

Ahorrar, ahorrar, ahorrar

Si ya lograste disminuir tus gastos y así conseguir un excedente de tus


ingresos que queda libre para utilizarse, debes avanzar hacia el paso siguiente.

El ahorro sistemático permite la construcción de un capital que puede llegar a


ser utilizado de diversas formas, todas con el objetivo de incrementarlo en el
tiempo.

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En función de tus planes para ese dinero, en cuánto tiempo deseas ocuparlo y
cuánto riesgo te puedes permitir asumir, es posible diseñar una estrategia
para determinar la opción más atractiva de ahorro o inversión.

Son muchas las formas en que puedes ahorrar; peor para comenzar te
dejamos 10 tips que no son difíciles de seguir:

1. Paga las cuentas. Paradójicamente, para ahorrar mejor debes saber


gastar mejor. Paga tus cuentas y cuotas de crédito a tiempo y trata de
mantener tu deuda en niveles digeribles. Si no pagas, se genera un
interés que al final es plata perdida. Y ni hablar de caer en Dicom.

2. Programa tus solicitudes de crédito. Separa tus solicitudes de crédito


hipotecario/consumo en el tiempo. Al estar muy cerca una de otra ya le
estás dando a los bancos evidencia suficiente de que estás en
problemas.

3. Ahorra voluntariamente. Míralo no sólo como una buena forma de


ahorrar para tu jubilación, sino como una herramienta para organizarte.
Lee aquí por qué un APV junto a una buena estrategia de cambios de
fondo, es una buena oportunidad.

4. Cuidado con las liquidaciones. Éste es quizás el tip de ahorro que


requerirá más de tu fuerza de voluntad Sí, lo sabemos, ¿cómo decirle
no a las ofertas y descuentos de fin de temporada, que nos hacen creer
que estamos ahorrando mientras gastamos plata? Pero de verdad que
no querrás endeudarte. Pon el ojo en un par de ofertas y nada más.

5. Gasta como si estuvieras jubilado. Calcula junto con tu AFP como se


vislumbra tu plan de pensión, y pon a prueba estas finanzas por 6
meses. Aplica el nivel de gastos que tendrías con la cuota que tendrás
una vez te retires, y ve si es “realista”. Si no lo es, entonces tienes más
razones para ordenar tus finanzas.
6. Sácale partido a esos kilómetros. Si viajas y has acumulado una
pequeña riqueza en kilómetros Lanpass, OneWorld, Star Alliance y/u
otro programa de acumulación de millas de aerolíneas, sácales el jugo.
Puedes cambiarlas por giftcards, descuentos y hasta por productos.
Evalúa si seguirás viajando, y fíjate un mínimo de kilómetros a acumular
con cada viaje para mantener este “colchón viajero”.

7. Dale valor agregado a tus gastos. Planifica tus gastos en aquellas


tiendas y productos que te ofrezcan puntos y descuentos en las cuotas
en tus tarjetas de crédito y débito. Aprovecha los descuentos que
surgen en exclusiva para compras electrónicas; ten presente siempre
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los beneficios de pagar con tu tarjeta de caja de compensación,
convenio que tenga tu isapre u AFP, etcétera.

8. Paga con efectivo. Requerirá que saques cuentas antes de pagar, y a


veces andar con la billetera algo abultada. Sácale partido a ese 10% de
descuento que te hacen en la mayoría de las tiendas si pagas con
efectivo.

9. Bypass financiero. Elimina tu línea de crédito y tarjetas, y funciona sólo


con la cuenta corriente. Pide a tu banco quitar estos servicios, y
retómalos cuando te hayas ordenado. Tratarán de decirte que no es
una buena idea, pero es importante para lo que sigue.

10. Quema grasas financieras. Reduce al mínimo tu plan de datos de tu


celular y consumo de bencina (los bajos precios de petróleo pueden
ayudar). Corta gastos innecesarios como cable o streaming online,
entre otros. Paga tus cuentas online para no gastar en movilización. Y
empieza a comer sano.

Mientras antes inviertas, mejor

Una de las principales lecciones al momento de invertir es que entre antes


comiences a hacerlo, mejor. No es lo mismo comenzar a construir un capital
de largo plazo a los 20, 30 o 40 años, y un poco más adelante te explicaré el
por qué.

Volviendo al tema del tiempo, entre más temprano aprendas a invertir y tomes
conciencia del valor del dinero, su importancia, y su capacidad de
multiplicarse, podrás gozar de los frutos de su inversión a una edad en que
todavía podrás sacarle provecho y disfrutar, y no ad portas de la despedida
final.

Un concepto que se debe entender es el de interés, o sea, la tasa que se


obtiene al invertir un capital. Pero además está el interés compuesto, que
permite que el tiempo juegue a tu favor. Cuando se invierte a largo plazo, las
ganancias de un año se reinvierten para generar mayores retornos el año
próximo, y esto multiplica las ganancias y el capital.

Por ejemplo, si comenzaras con $1.000.000 y obtienes un retorno de 5% en el


primer año, tendrás en el segundo un capital de $1.050.000 para invertir. Es
una pequeña diferencia entre el primer año y el segundo, no obstante, a largo
plazo el interés compuesto hará su trabajo para construir un capital.

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Si al año siguiente se gana también 5%, esos $1.050.000 serán 1.102.500. Y
siguiente 1.157.625, y así sucesivamente.

Y ojo, que una ganancia del 5% es algo muy bajo.

Pero bueno, tomemos tres inversores de diferentes para ejemplificar la


importancia de comenzar pronto con esto.

Los tres comienzan con $1.000.000 de capital, realizan la misma cantidad de


aportes en periodo iguales y regulares, obtienen la misma tasa y retiran su
capital en el mismo momento. Los tres tienen un horizonte de recuperar su
capital a los 65 años, pero el primero comenzó a invertir a los 40, el segundo a
los 30 y el tercero a los 20 años. Los aportes serán de $100.000 por año y una
tasa real de 6,5%. Esta tasa, que puede parecer alta a primera vista, no es una
cifra antojadiza, pues representa el retorno histórico promedio del índice S&P
500, el barómetro de las finanzas de Estados Unidos.

Para el que comenzó a invertir a los 40 años, a los 65 tendrá un capital total de
$10.716.500. El monto está compuesto por $3.500.000 provenientes de
aportes y $7.216.500 en ganancias a lo largo del tiempo.

En tanto, el que comenzó a invertir a los 30 años, el capital acumulado al final


del período es de $21.465.700. De este dinero, $4.500.000 representan el
aporte del inversor, mientras que los $16.965.700 se lograron gracias al
interés por el retorno acumulado.

Finalmente, el inversor que comenzó a invertir a los 20 años, acumula a los 65


un patrimonio de $41.643.600. El monto final es notablemente mayor a los
anteriores, pero esto no se debe al capital que ahorraba el inversor, sino a los
intereses que se generaron y acumularon a lo largo de los años. De los
$41.643.600 que representa el monto final, sólo $5.500.000 están
representados por los aportes anuales del inversor, mientras que las ganancias
por interés compuesto alcanzaron nada menos que $36.143.600.

¿Atractivo, no? Cada 10 años el capital final prácticamente se duplica, lo que


significa que al comenzar a invertir temprano en tu vida, lograrás que el
tiempo y el dinero jueguen a tu favor.

La forma práctica de aplicar este razonamiento es invertir por ejemplo,


siguiendo el mencionado índice S&P 500, que de paso te asegura una
ganancia en dólares fuera de los vaivenes del peso chileno. Para esto existe un
instrumento llamado ETF, que replica el comportamiento del índice.

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El más popular es el ETF SPY que, como decimos, muestra un rendimiento
indiscutido de alza sostenida en el largo plazo.

Pero existen muchas otras formas. Por ejemplo, en Inversor Global hemos
identificado una estrategia para ganar dinero tan simple que se puede escribir
en una servilleta. Puedes ver de qué se trata en el siguiente video.

Conoce tu perfil inversor

Ya sabes cuánto tienes para invertir y ahorrar, y en cuánto tiempo deseas


ocuparlo. Ahora es momento que decidas cuánto riesgo estás dispuesto a
aceptar para alcanzar los objetivos financieros que te propongas.

Básicamente, existen tres tipos de inversores: los agresivos, los moderados, y


los conservadores.

El Agresivo está dispuesto a tomar riesgos altos para obtener ganancias


extraordinarias de muy corto plazo. Esto es lo que se conoce como la
actividad de trading, comprando y vendiendo activos financieros en plazos
relativamente cortos.

El agresivo busca sacar siempre provecho de los desequilibrios temporarios de


los mercados y para ello generalmente utiliza la herramienta del análisis
técnico (estudio de una serie de precios pasados para predecir precios
futuros) como su “Biblia” para proceder con sus operaciones. Está atentos a

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las señales que dan los gráficos, comprando cuando una acción respeta el
soporte y vendiendo cuando no puede quebrar una resistencia.

Sus instrumentos preferidos son las opciones financieras y el apalancamiento,


ya que permiten potenciar las ganancias (pero ojo, también las pérdidas si las
cosas salen mal) invirtiendo una suma de dinero relativamente pequeña.

Al otro extremos está el inversionista Conservador. No tiene estómago para la


volatilidad de corto plazo y diagrama una estrategia para un período de
tiempo relativamente largo.

Se sustenta en los fundamentos económicos de una acción, que espera


prevalezcan en el largo plazo. Nada quiere saber con la “especulación” para
sacar réditos extraordinarios.

No toma atajos, tiene mucha paciencia, y espera su retribución a través de la


valorización en el precio de la acción y la distribución de dividendos.

Y en medio, claro, está el inversor Moderado. Este inversionista es cauteloso


con sus decisiones pero está dispuesto a tolerar un riesgo moderado para
aumentar sus ganancias. Procura mantener un balance entre rentabilidad y
seguridad.

Toma lo mejor de los otros dos perfiles, tiene un portafolio balanceado entre
instrumentos muy riesgosos y otros de refugio.

Ahora bien, existen muchas alternativas para detectar tu perfil de inversión. Te


recomendamos hagas este test que hemos preparado para tales efectos, en el
link:

¿QUÉ INVERSOR SOY?

Ahora, definido tu perfil es momento de armar tu portafolio de inversión con


alternativas entre renta fija o renta variable, y definir tu estrategia.

Debes estar al tanto del tipo de activos disponibles en el mercado: acciones,


bonos, commodities y divisas, y los diferentes formatos en que estos transan:
directamente, a través de fondos mutuos, fondos de inversión, fondos
indexados y otros.

Hay cientos de configuraciones de estrategias de crecimiento. Acá te damos a


conocer algunas:

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1. Comprar y mantener. Comprar y mantener las inversiones es quizá la
estrategia más simple para alcanzar el crecimiento esperado del
portafolio. Con el tiempo también puede ser una de los más eficaces.
Los inversores que compran activos de crecimiento y los dejan en sus
carteras, haciéndoles el menor monitoreo posible se ven gratamente
sorprendidos con los resultados.

2. Seguir al timing del mercado. Los que siguen a los mercados más de
cerca pueden superar la estrategia de comprar y mantener, si son
capaces de medir el tiempo de los mercados de manera correcta y
sistemática: comprar cuando los precios son bajos y vender cuando
están por las nubes. Esta estrategia, obviamente, traerá rendimientos
mucho más altos que simplemente manteniendo una inversión en el
tiempo, pero también requiere la capacidad de calibrar correctamente
a los mercados.

3. Diversificación. Esta estrategia se combina con el enfoque de comprar


y mantener, y los tipos diferentes de riesgo pueden ser reducidos o
eliminados a través de la diversificación. La asignación de diferentes
activos en la cartera es uno de los mayores determinantes de la
rentabilidad, sobre todo en períodos más largos de tiempo. La
combinación adecuada de acciones, bonos y dinero en efectivo puede
permitir una cartera que crecerá con mucho menos riesgo.

4. Sectores de crecimiento. Los inversores que desean un crecimiento


agresivo pueden mirar a sectores de la economía tales como
tecnología, energía y small caps (empresas de baja capitalización) para
obtener rendimientos superiores al promedio, a cambio de mayor
riesgo y volatilidad. Algunos de estos riesgos se pueden compensar con
períodos más largos de selección cuidadosa de las inversiones.

Esto es un primer pantallazo. Vimos que lo primero es ordenar nuestra


billetera y saber cuánto gastamos y en qué. A partir de eso, podemos ahorrar.
Y, finalmente, con un plan de ahorro bien estructurado podemos continuar
con el mejor de los caminos.

El de la inversión y la riqueza.

Saludos,
Diego Martínez Burzaco.
Economista Jefe de Inversor Global.

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