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Doctrina del ser

Santo Tomas, en su metafísica del ser, nos ofrece una síntesis de la metafísica de
Aristóteles y de San Agustín. También la filosofía arábiga, y ciertas ideas neoplatónicas.
De Aristóteles es el fundamento empírico
y el plano del edificio, de San Agustín el remate que se eleva a las regiones
divinas.
La doctrina tomística del ser, toma como objeto el ser como tal, y se basa en la convicción
epistemológica de que nuestro entendimiento puede penetrar a través de las apariencias
hasta el ser y esencia de las cosas.
Nuestro entendimiento conoce el ser
como la primera determinación fundamental bajo la cual se muestran a él
todos los objetos.
El ser finito y participado supone y se refiere al Ser infinito y absoluto por esencia.
Tomás de Aquino llama a la metafísica, omnium scientiarum rectrix et regulatrix (en todas
las reglas y guía).
maxime intellectualis (más intelectuales) Ciencia espiritual por excelencia, porque trata de
las cosas más inteligibles, sustraídas a la percepción de los sentidos.
El ente o ser es aquello que nuestro entendimiento percibe en primer lugar
como lo más conocido y en lo cual vienen a resolverse todas sus ideas.
La idea de ser no es una idea genérica o específica, sino una idea analógica que se
extiende en oleada infinita desde los límites de la nada hasta el absoluto ser de Dios.
Las dos significaciones fundamentales de la idea metafísica de ser son esencia
y existencia. Procedente de la filosofía arábiga (Alfarabı) y también bajo
el influjo agustiniano-neoplatónico, había penetrado en la Escolástica desde
el tiempo de Guillermo de Auvernia este discutido problema: qué diferencia
existe en las cosas entre esencia y existencia.
Las criaturas tienen un ser, Dios es el ser.
De Aristóteles aceptó Santo Tomás la división del ser en potencia
y acto, división que desarrolla y aplica a las cuestiones filosóficas y teológicas.
El conocimiento de los supremos principios del pensamiento y del ser. El primero de estos
principios es el principio de contradicción.
Ha tomado Santo Tomás de Aristóteles la fundamental distinción de los seres
en substanciales y accidentales, y la ha desarrollado perfeccionándola. El
punto principal de la teoría general del ser está, para Santo Tomás, en la idea
de substancia. El ser soporte de accidentes es cosa secundaria.
Substancia y accidentes no son en concepto del doctor aquinatense formas subjetivas del
pensamiento, sino determinaciones del ser.
Presentó la substancia del alma como fundamento real de la unidad de todos los
fenómenos anímicos.
Una substancia individual, completa en sí misma, es un ser dotado de razón y por ello se
llama persona.
Mediante la conciencia y la libertad o autodeterminación se representa en la persona la
independencia de la hipóstasis, por eso esta idea ontológica de la persona es el
fundamento de la significación psicológica y ético-jurídica de los conceptos de persona y
personalidad.
El segundo elemento fundamental de la doctrina tomística del ser: la idea de causa.
Santo Tomás ha aceptado las cuatro causas señaladas por Aristóteles: causa
eficiente (motora), material, formal y final, y todavía ha añadido la causa
ejemplar platónico-agustiniana.
((todo lo que es movido debe ser movido por otro)) y
((ninguna cosa que está en potencia puede pasar al acto sino mediante otra
cosa que esté ya en acto)).

Doctrina acerca de Dios


El remate que corona la metafísica tomística del ser es la doctrina filosófica
acerca de Dios.
En primer lugar, se plantea la cuestión de si la existencia de Dios es demostrable
y cómo.
La existencia de Dios de be ser demostrada por el método a posteriori, por el principio de
causalidad.
Por cinco caminos o pruebas nos eleva Santo Tomás al conocimiento de
la existencia de Dios. La primera prueba parte de la realidad experimental
del movimiento, y lleva a la conclusión de la existencia de un motor inmóvil. La segunda
prueba está sacada de la serie de las causas eficientes. La tercera prueba, cuyo tipo se
encontraba en Moisés Maimónides, está construida sobre la base de las ideas de
contingencia y necesidad, y lleva a la conclusión de la existencia de un Ser primero y
necesario. La cuarta prueba es la que se funda en los grados de perfección de las cosas.
Finalmente, la quinta prueba es la teleológica o sea el argumento, corriente
ya entre los antiguos clásicos (Cicerón, Séneca), en las obras de los Santos
Padres y en el primer periodo de la Escolástica, que del orden y la finalidad
que se observa en el mundo nos lleva al conocimiento de una suprema
inteligencia ordenadora.
El centro de la idea tomista de Dios está en este pensamiento: Dios es el
simple ser en el cual no hay ni sombra de posibilidad de no ser, la más alta
y pura realidad, Ser sin límite ni fin.

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