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Lección 5 para el 4 de mayo de 2019

El libro de Proverbios es rico en consejos


prácticos para las relaciones interpersonales.
Analizaremos especialmente los consejos que
se refieren a la vida familiar, es decir, a la
relación del matrimonio entre sí y a la
relación entre padres e hijos.

Para el matrimonio:

Consejos para la fidelidad.

Consejos para las relaciones.

Consejos para el carácter.

Para los padres:

Consejos para la paternidad.

Consejos para la educación.


La persona piadosa se reserva (si no está casada)
y conserva (si está casada) sus más profundos
afectos y su intimidad sexual para el matrimonio.
Proverbios 5 nos plantea los amargos resultados
de una relación sexual ilícita.

Corremos el riesgo de perder la vida eterna (v. 5)


Crea una relación inestable, a causa de la falta
de compromiso (v. 6)
Genera remordimiento e infelicidad (v. 11-14)
Por ello, Salomón nos aconseja que disfrutemos de
la intimidad sexual con nuestro cónyuge (v. 15-17),
y que nos alegremos siempre “con la mujer [o el
hombre] de [nuestra] juventud” (v. 18).
“Más vale habitar en un rincón de la azotea que compartir
el techo con mujer pendenciera” (Proverbios 21:9 NVI)
¿Vivir en la azotea? Esta exageración, como
otras del libro de Proverbios (19:24; 27:14),
nos invitan a enfrentar las relaciones con un
toque de humor.
Una actitud alegre ayuda a una
comunicación más eficaz, y permite hablar
con más libertad de los problemas. Por
supuesto, el humor no debe usarse para
minimizar ni eludir problemas serios.

Las peleas, regaños continuos y quejas


pueden ser un síntoma de que algo va
mal en la relación.
Por eso, la comunicación sincera y sin
reproches es vital en las relaciones
familiares.
“Ni el marido ni la mujer deben pensar
en ejercer gobierno arbitrario uno
sobre otro. No intentéis imponer
vuestros deseos uno a otro. No podéis
hacer esto y conservar el amor mutuo.
Sed bondadosos, pacientes,
indulgentes, considerados y corteses.
Mediante la gracia de Dios podéis
haceros felices el uno al otro, tal como
lo prometisteis al casaros”
E.G.W. (El hogar cristiano, pg. 103)
Proverbios 31:10-31 es un
poema acróstico (cada verso
comienza con una letra del
alefato hebreo) en el que se
indican las cualidades del
cónyuge ideal.
Abruma la gran cantidad de
habilidades de esta mujer (u
hombre) ideal. La idea no es
ser capaz de hacer todo esto,
sino que todo lo que
hagamos lo realicemos de la
mejor manera que seamos
capaces (Eclesiastés 9:10;
Colosenses 3:23).
Se nos invita a desarrollar los
mismos rasgos de carácter
presentes en esta mujer:
Confiabilidad Amabilidad
(v. 11) (v. 12)

Diligencia Fidelidad
(v. 15) (v. 18)

Compasión Integridad
(v. 20) (v. 25)

El secreto para desarrollar un


carácter tal es el temor de
Dios (v. 30).
“El temor del SEÑOR es un baluarte seguro que
sirve de refugio a los hijos” (Proverbios 14:26 NVI)

¿Qué consejos encontramos en Proverbios sobre


el comportamiento de los padres?
Dar prioridad a su familia antes que a su
trabajo (15:27)
Ser pacientes y controlar sus emociones
(12:16; 15:1)
Disciplinar a sus hijos sin abusar de su
autoridad (16:6)

Ser fiel y respetar a su cónyuge (5:18)

Seguir a Dios y dejarse gobernar por su


Palabra y su amor (30:5)
El esposo y padre sabio continuamente busca la
ayuda de Dios para tomar decisiones correctas.
Un árbol pequeño necesita ser apuntalado, cuidado y protegido
para que crezca recto.
De igual modo, los hijos necesitan ser disciplinados desde
temprano para que puedan llegar a desarrollar caracteres rectos
(Proverbios 19:18).
El amor y la enseñanza continua y paciente, junto
con un ejemplo congruente, harán que la
disciplina tenga un efecto correctivo y redentor.

Dado que el pecado


afecta tanto a padres
como a hijos, es
importante buscar la
dirección y el poder
de Dios para educar
a los niños y guiarlos
hacia Cristo.
E.G.W. (El hogar cristiano, pg. 142)

“La simpatía, la tolerancia y el amor que se


requieren para tratar con niños serían una
bendición en cualquier familia. Suavizarían y
subyugarían los rasgos de carácter asentados en
quienes necesitan ser más animosos y apacibles. La
presencia de un niño en una casa endulza y refina.
Un niño criado en el temor del Señor es una
bendición.
El cuidado y el afecto hacia los niños que dependen
de nosotros elimina la tosquedad de nuestra
naturaleza, nos infunde ternura y simpatía y ejerce
influencia en el desarrollo de los elementos más
nobles de nuestro carácter”

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