You are on page 1of 5

Universidad Industrial de Santander

Facultad de Ciencias Humanas


Escuela de Filosofía
Psicología analítica: Jung
Angélica María Becerra Estrada Cód. 2172584

Interpretación del sueño: ¿Deseo o símbolo?

La interpretación de los sueños ha sido uno de los grandes intereses y cuestiones de la humanidad
desde su origen, debido al contenido extraño e incluso misterioso que estos suelen presentar, por
ello todas las culturas y civilizaciones han pretendido otorgarles una explicación, ya sea desde
una perspectiva mítica-alegórica hasta un intento de racionalizar su significado onírico. Con la
aparición del psicoanálisis, el problema de los sueños comenzó a ser estudiado más
académicamente para lograrse explicar las causas por las cuales se presenta este fenómeno al
dormir y, a su vez, se buscó una lectura del sueño a partir de un análisis del contenido psíquico de
éste, para darle una solución a la pregunta por el cómo y el por qué de esta manifestación en el
estado de somnolencia común; por ello, Sigmund Freud, una de las más grandes figuras del
psicoanálisis, fue el pionero en tratar de determinar y clasificar todo lo referente al sueño, al
definirlo como aquel proceso psíquico que se da por la existencia de deseos reprimidos, los
cuales se expresan para compensar una necesidad, carencia o problema, esto se puede utilizar
para detectar y curar posibles trastornos a partir de la terapia psicoanalítica, así, él dedica su
interpretación de los sueños a la clasificación de una psicopatología (Freud, 1991, p.17), tal cual
lo evidencia en sus grandes tratados sobre La interpretación de los sueños (1899), donde dedica
su investigación al propósito homónimo del título.

El psicoanálisis freudiano tiende a catalogar el sueño como algo derivado de las experiencias de
la vida cotidiana, apareciendo éste como una adecuación de la mente con la realidad más
próximamente vivida y los deseos que ésta puede generar, una representación e interpretación
propia y temporal de una persona sobre su entorno y las afecciones que este le produce, la cual
se crea inconscientemente a partir de sus experiencias, reduciéndose así todo el contenido
onírico a estudio sólo en una aplicación empírica, lo cual fue asumido como dogma por la gran
mayoría de psicoanalistas seguidores y contemporáneos de Freud, con excepción de uno de sus
más brillantes colegas, Carl Gustav Jung, un psicoanalista suizo, quien se interesó por un estudio
más detallado y deductivo del contenido de los sueños, resaltando su contenido no sólo
representativo de la realidad, sino también simbólico, el cual maneja un lenguaje metafórico
difícil de interpretar por la conciencia, en otras palabras, la expresión de la inconciencia misma
del humano, ésta ya no como un estado vacío de contenido, ajena a la conciencia, sino como
aquella manifestación primera de la psique humana, antecedente a la conciencia misma, con
símbolos y manifestaciones propias no sólo en cada individuo sino de toda la humanidad. Así
mismo, el sueño para Jung también hace parte del inconsciente personal, denominando a este
como aquello que: “constituye una capa psíquica formada de elementos que podrían ser también
perfectamente conscientes, pero que, por ciertos motivos de naturaleza diversa se mantienen
inconscientes” (Jung, 1969, p. 353); de éste modo, el inconsciente personal sería aquello que
nuestro aparato psíquico recuerda, pero a su vez omite este recuerdo de la realidad consiente, lo
que al parecer sucede porque la energía psíquica no es suficiente para transmitir todos los
elementos que se le presentan a un grado de conciencia misma, ya que: “Tenemos que utilizar el
potencial de energía psíquica del que disponemos para iluminar intensamente lo indispensable,
dejando lo accesorio en la sombra donde con « el tiempo, que en cada sombra pone otra más
negra» ya no lo distinguimos, cayendo en el desuso.” (1969, p. 353); al utilizar esta cita de Víctor
Hugo, se hace referencia a que estos elementos omitidos de la represión consiente caen en un
grado de oscuridad con respecto a la conciencia misma; el olvido es comparado con la sombra,
algo brumoso y nublado que se desvanece de la actividad psíquica consiente. Si bien, en el
inconsciente personal se ha tratado de investigar a través del método de las asociaciones, las
cuales facilitan detectar las causas sintomáticas de trastornos y enfermedades, los cuales se
evidencian a través de la terapia, pero estas asociaciones según Jung: “no penetran a una
profundidad suficiente para proporcionar las aclaraciones necesarias.” (p.355), por ello, más que
analizar las asociaciones de lo que expresa el paciente espontáneamente en una sesión
terapéutica, para buscar a fondo sobre el inconsciente personal, Jung, recurre al análisis del
significado simbólico del sueño, ya que éste es un fenómeno mismo de la inconciencia no sólo
personal sino humana; al adentrarse en la investigación más profunda del sueño, descubrió que en
éste se revela información referente a lo que aqueja al paciente , es decir, el análisis del sueño es
más eficiente para descubrir una posible patología mental a partir de la interpretación individual
que cada persona posee del mundo en su inconsciente. Debido a esto, Jung propone un nuevo
método interpretativo del contenido onírico, éste se muestra como un complemento al método de
asociación simple freudiano, ya que no se descarta del todo, sino que se usa como una primera
lectura, en la cual el soñante asocia las imágenes o escenas del sueño con pensamientos
inmediatos de elementos que cree que se relacionan con el sueño mismo, no siendo estas
asociaciones de cualquier palabra o elemento espontaneo, sino limitando el análisis a las palabras
que se presentan cuando el soñante piensa y responde acerca de cada imagen del sueño, ya que si
estas asociaciones no se limitan a lo que conviene al sueño, pueden presentarse errores y fallos de
interpretación del contenido, pues se desvía la interpretación a otros factores problemáticos
superfluos también ocultos en el inconsciente, puesto que estas asociaciones dadas al azar no
aportan sino confunden el significado del sueño, tal como lo expresa el suizo: “las asociaciones
libres pueden dejar el contenido del sueño perfectamente al margen y hundirse en complejos que
no son necesariamente esenciales”(p. 359). Así, cada paciente hace asociaciones de las imágenes
del sueño con aspectos internos de su ser, ya que al tener cada uno su propia significación y
reacción ante lo recordado, logran expresar asociaciones más acertadas que pueden llevar al
psicoanalista a una mejor comprensión del significado simbólico del sueño. Posteriormente, el
analista se dedica a la traducción, a partir del significado que el soñante confiere a los símbolos
presentes en su sueño y las posibles asociaciones simples en conjunto, para lograr así una
interpretación con base en el contexto de significaciones personales del soñante, ya que ésta:

[…] debe alimentarse de los materiales proporcionados por el sujeto del sueño mismo, pues
él es el único que puede describir lo que ciertas cosas significan en sí mismo, mientras que a
nosotros nos es imposible saber, desde afuera, que función asume una imagen dada en su
psiquismo. (p. 364).

Por ello, Jung es el primero en darle un valor a la interpretación propia del paciente sobre el
significado de su sueño, al mostrar la importancia no solo de la asociación por si misma sino
acompañada del contexto, lo cual no se efectuaba en el método de asociación simple practicado
por Freud, donde el analista definía al sueño bajo su propia interpretación y traducción de este por
las asociaciones de palabras del soñante, pero no tomaba en cuenta la significación simbólica de
éste ni su contenido contextual, dándose así una significación apartada de una posible y verídica
interpretación que ayude tanto al paciente a comprenderse a sí mismo y lograr un proceso de
curación de sus complejos, como al analista en el mejoramiento y comprobación de la certeza del
método de interpretación para posibles y futuros casos.

Además de la nueva forma de interpretación del contenido onírico, Jung, concede al sueño un
significado más profundo, relacionado con el simbolismo místico y mítico presente en la memoria
inconsciente de toda la especie humana desde su génesis; Jung presenta al sueño no sólo como una
manifestación de la inconciencia personal sino también como manifestación ocasional del
inconsciente colectivo, una experiencia con el inconsciente más arcano y oculto de todos; al
presentar así a los grados de inconciencia como una matización de oscuridad en degradé, siendo el
inconsciente colectivo aquel que posee el tono más oscuro y profundo de todos, oculto en la psique
de la humanidad; éste, abarca como una madre, como aquella universalidad que contiene dentro de
sí a los inconscientes personales, a las mentes individuales mismas y las precede; a su vez, también
éste inconsciente preside a la conciencia misma de la humanidad. El inconsciente colectivo se
manifiesta simbólicamente y por ende el sueño también puede llegar a presentar algo más que un
simple matiz individual, sino estar entrelazado con la simbología colectiva; de este modo, tanto la
mitología, la astrología y la alquimia son manifestaciones del simbolismo del inconsciente colectivo,
y no simples manifestaciones culturales irracionales; sus signos y figuras pueden darse como
representaciones e imágenes en los sueños comunes a todas las personas, pero manifestados
solamente en algunas ocasiones; como es evidente, Jung no cae en el racionalismo puro, ni en el
dogmatismo psicoanalista de su época, el cual negaba toda manifestación mítica e “irracional” en el
pensamiento humano, con la tendencia de catalogar todo bajo un marco racionalizaste e incluso, se
negaba todo valor simbólico arcano e insondable (revisar otro sinónimo) del sueño, reduciéndolo a
una simple manifestación de deseos insatisfechos y una alerta sobre complejos y las posibles
patologías que conllevaría tener cierto tipo de sueño.

Es evidente que Jung mostró al mundo no sólo una nueva forma de interpretación de los sueños e
incluso una nueva significación a estos, sino que, además, marcó el cambio de paradigma en la
psicología misma, rescatando, tanto el simbolismo que la racionalización pretendía dejar en el
olvido, como el resurgimiento del concepto de alma que había perdido y omitido de la psicología
moderna, al ésta, reducir el alma-psique a un prefijo heredado de la idea griega del alma como
mente y pensamiento.

Referencias Bibliográficas:

FREUD, S. (1991). La interpretación de los sueños. Obras completas. (José L.


Etchcverry, Trad.). Buenos Aires: Amorrortu editores.
JUNG, C. G. (1969). Los sueños. Los complejos y el inconsciente. (J. López Pacheco,
Trad.). Madrid: Alianza Editorial, S. A.

You might also like