Professional Documents
Culture Documents
títULO SEgUNDO
EL PROCESO
40
LIBRO SEgUNDO
41
LA NULIDAD PROCESAL CIVIL, PENAL Y DE DERECHO PÚBLICO
42
LIBRO SEgUNDO
43
LA NULIDAD PROCESAL CIVIL, PENAL Y DE DERECHO PÚBLICO
44
LIBRO SEgUNDO
Esto es, un sujeto activo que deduce la acción que pone en marcha
la actividad jurisdiccional y un sujeto pasivo que es aquel en contra
de quien se dirige la acción, sea para sancionarlo, en el caso de un
proceso penal, sea para colocarlo en la necesidad de dar, hacer o no
hacer una cosa a favor del demandante, en el caso de un proceso
civil.
Es de la esencia de este requisito que las partes estén clara y
precisamente identificadas. Esto es, que no haya duda alguna en
cuanto a quién o quiénes son los actores, quién o quiénes son los
sujetos pasivos de la acción y quién o quiénes están afectos a lo que
resuelva la sentencia.
En materia civil se requiere que una persona o personas deter-
minadas deduzcan la acción que ponga en marcha el accionar
jurisdiccional destinado a satisfacer las pretensiones contenidas en
la acción. Obviamente, individualizar a quién demanda o para quién
demanda, en el caso de una representación, o a quién se demanda,
es un presupuesto procesal esencial sin el cual no puede existir
proceso válido alguno.
Al efecto, el artículo 254 del Código de Procedimiento Civil,
al señalar los requisitos que debe contener la demanda, en sus
números 2º y 3º establece: “2º. El nombre, domicilio y profesión u oficio del
demandante y de las personas que lo representen, y la naturaleza de la repre-
sentación; 3º. El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandado”.
Si no se individualiza al titular de la acción, no es posible deter-
minar si éste es o no un legítimo contradictor, si tiene o no derecho
a la acción entablada y tampoco será posible determinar, de tener
éxito la acción deducida, quién es el titular de los derechos que la
sentencia declare o estatuya, lo que imposibilita su cumplimiento.
Lo mismo ocurre respecto de la contraparte, la que debe estar
perfectamente individualizada para saber quién tiene el derecho al
debido proceso, materializar una relación procesal válida, no sólo
en cuanto a la forma sino también a su capacidad civil y procesal
para ser parte, y precisar a quién o quiénes va a afectar la sentencia
para los efectos de ejercer la acción de cosa juzgada o interponer la
excepción de cosa juzgada, según sea el caso.
tanto es así, que el Nº 1º del artículo 170 del C. de P. C., al
establecer los requisitos que deben contener las sentencias definitivas
de primera o de única instancia y las de segunda que modifiquen
o revoquen en su parte dispositiva la de otros tribunales, señala:
45
LA NULIDAD PROCESAL CIVIL, PENAL Y DE DERECHO PÚBLICO
46
LIBRO SEgUNDO
JURISPRUDENCIA :
Sentencia de la I. Corte de Pedro Aguirre Cerda, de 15 de enero de
1985, R. t. 82, sec. 2ª, p. 33. Repertorio de Legislación y Jurispru-
dencia, tomo II, pág. 24, que consigna: “No es posible prescindir de las
exigencias de los tres primeros números del art. 254 de dicho cuerpo legal, que
dicen relación con la designación del Tribunal y la individualización de los
litigantes, toda vez que ellos miran a la formación de una relación procesal
válida y la ligazón de éstas con un determinado tribunal”.
Sentencia de la I. Corte de Apelaciones de Santiago, de 24 de mayo
de 2000, publicada en la RDJ, tomo xCVII, segunda parte, sección
segunda:
“3º. Que son requisitos para que un juicio tenga existencia jurídica,
la existencia de un juez que ejerza jurisdicción, de las partes, y la de un
conflicto o litigio; a ello cabe agregar que haya existido un emplazamiento
válido. La falta de concurrencia de alguno de ellos acarrea necesariamente
la inexistencia del juicio.
En cambio, son requisitos de validez del juicio, el que se litigue ante tribu-
nal competente, que las partes sean capaces y que se cumplan determinadas
formalidades que la ley señala.
4º. Que de lo anterior se infiere que para la existencia de un juicio,
necesariamente debe existir una parte demandante, entendiéndose por tal
aquella que ejerce una acción y formula peticiones al tribunal en consecuen-
cia a ella.
8º. Que si no existe legalmente demandante, no pudo por ende existir
juicio y todo lo obrado en estos antecedentes es sólo aparente, pues no tiene
existencia jurídica. De esta manera, la sentencia dictada en aquellos antece-
dentes tiene la misma característica de aparente y, por lo tanto, no produce
cosa juzgada, puesto que es un requisito para que ésta exista, el que esté en
47
LA NULIDAD PROCESAL CIVIL, PENAL Y DE DERECHO PÚBLICO
presencia de un proceso válido, lo que no sucede en este caso por los motivos
anteriormente expuestos.
10º. Que conforme lo expuesto precedentemente, se está en presencia de un
juicio aparente y, por ende, jurídicamente inexistente, por lo que no es posible
exigir a quien se siente afectado que plantee los incidentes de nulidad que le
parezcan pertinentes dentro del plazo a que se refiere el artículo 83 del Código de
Procedimiento Civil, puesto que tal como se ha razonado en el considerando 9º,
este vicio no es posible de ser convalidado mediante la ratificación ni por el simple
transcurso del tiempo, pues es imposible sanear un vicio de inexistencia”.
48
LIBRO SEgUNDO
49
LA NULIDAD PROCESAL CIVIL, PENAL Y DE DERECHO PÚBLICO
JURISPRUDENCIA :
Corte Suprema Rol 2.392/99
Tercero: Que el poder con que una persona obra en juicio, constituye un
presupuesto procesal al ser parte integrante de la capacidad, en su aspecto
50
LIBRO SEgUNDO
51
LA NULIDAD PROCESAL CIVIL, PENAL Y DE DERECHO PÚBLICO
4. EL DEBIDO PROCESO
52
LIBRO SEgUNDO
53
LA NULIDAD PROCESAL CIVIL, PENAL Y DE DERECHO PÚBLICO
54
LIBRO SEgUNDO
55
LA NULIDAD PROCESAL CIVIL, PENAL Y DE DERECHO PÚBLICO
56
LIBRO SEgUNDO
57
LA NULIDAD PROCESAL CIVIL, PENAL Y DE DERECHO PÚBLICO
58
LIBRO SEgUNDO
títULO tERCERO
LA NULIDAD PROCESAL CIVIL
59