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CONTRAOPINION

Cristóbal Videla-Hintze
31 de marzo de 2019
El error de El Mercurio.

Carlos Peña asigna como error al Instituto Nacional el haber negado que sea un
liceo mixto. Tal vez en esto estamos de acuerdo con Don Carlos.

Pero a continuación agrega que, si acaso debió plebiscitarse esta cuestión entre
los involucrados, si acaso eso es democrático y si acaso la democracia es un
valor supremo en nuestra sociedad. A las tres preguntas el columnista mercurial
las sella con un rotundo no.

Ya lo hemos dicho en artículos anteriores y hoy día sólo confirmamos que la


democracia es algo relativo para el capitalismo. Creo que desde su perspectiva
el señor Peña tiene razón en negar la democracia, pues la misma respuesta la
dará cuando plebiscitemos la nacionalización de nuestras riquezas nacionales:
el cobre y el litio, por ejemplo. Aquello no es sujeto de deliberación para la
democracia capitalista, pues para ella hay valores superiores, por ejemplo, la
propiedad privada de los medios de producción.

¿Cómo podríamos decidir de otra manera el carácter de un liceo? No veo otro


modo de hacerlo que no sea por votación de los involucrados. En eso consiste
la verdadera democracia, que El Mercurio niega.

Los que aplaudimos las asambleas – por ejemplo, una Asamblea Constituyente
– no podemos menos que respetar la decisión de la comunidad del Instituto
Nacional, aunque no nos guste. Esa es la ética de los demócratas. No sólo en la
buenas, sino también en la maduras.
Esto no significa aceptar pasivamente lo sucedido, debemos esforzarnos por
influir en dicha comunidad, en conversar con ellos, en estudiar sus razones y en
influir en que su decisión sea sabia.

Pero lo que El Mercurio ni nadie nos puede quitar es nuestro profundo


convencimiento de que la democracia humanista es el mejor método para
dirimir las cuestiones humanas: no creemos en la violencia, cualquiera que sea
su forma, para decidir las cuestiones humanas. Eso no significa no cuidarse, no
defenderse de las agresiones injustas cometidas en nombre de intereses
mezquinos y egoístas, y aceptar cualquier régimen pasivamente. No, nuestra
valentía y nuestro heroísmo está en la defensa, con todos los medios de lucha,
de las causas justas de la humanidad.

Nuestra democracia participativa debe ser un elemento fundamental del


socialismo del siglo XXI, no queremos una democracia representativa, que cada
4 años elige un presidente y luego debemos aceptar lo que se le ocurra a dicho
personaje: ¿o Ecuador debe aceptar la traición de Lenin Moreno; o Brasil debe
aceptar pasivamente al fascista de Bolsonaro; o el pueblo norteamericano debe
aceptar a un Trump; o nosotros debemos aceptar a un Piñera? No, de ningún
modo. No desconocemos su triunfo electoral, pero debemos avanzar a una
democracia participativa del pueblo, que permita la revocación del mandato.
Obviamente para eso es necesario una Nueva Constitución, que sea construida
por el pueblo, en una asamblea Constituyente y sea sometida a un referéndum.
Y ahí, le guste a quién le guste, se gana con la mayoría de los votos. La cuestión
es luchar por esa Asamblea Constituyente y por ese Referéndum por una Nueva
Constitución para Chile.

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