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una representación de la escuela en los actos que es, an- “Nunca más al terrorismo de Estado”. Es algo que nos de-
tes que nada, una representación ante sí misma, ante la bería unir como colectivo nacional, y que queremos que las
propia comunidad. Se muestra como conjunto, y busca nuevas generaciones aprendan y repitan. Pero también
decir algo sobre el conjunto, y para el conjunto. el saludo diario a la bandera, o su reemplazo por un saludo
Por otro lado, los rituales muestran a las escuelas en co- más “laico” y desacralizado que instituye unas palabras
nexión con una comunidad más amplia: la nación, la co- de bienvenida y comienzo de la jornada escolar, son formas
munidad, incluso la humanidad –como cuando se con- de conexión con una comunidad más amplia, de produc-
memora el Día de la Convivencia en la Diversidad Cultural ción de identidades colectivas.
(19 de abril) vinculada al aniversario del levantamiento Esta doble característica, de representación interna a la
del Ghetto de Varsovia-. La decisión de reunir a la escue- comunidad escolar y de construcción de identidades y
la para conmemorar un determinado acontecimiento sig- vínculos con colectividades más amplias, es el origen de
nifica promover activamente un aprendizaje sobre por varias tensiones que fueron resolviéndose de manera dis-
qué ese acontecimiento es importante para muchos otros, tinta a lo largo de la historia. Algunas veces, el peso es-
no sólo quienes están presentes ese día en esa escuela. Por tuvo puesto más en lo colectivo amplio, mientras que la co-
ejemplo, la incorporación del 24 de marzo dentro de los ac- munidad escolar singular quedaba difusa o borroneada.
tos escolares tiene que ver con reiterar que para la co- Otras veces, la idea de una fiesta escolar propia se impuso
munidad de los argentinos es importante el principio de sobre la construcción de identidades públicas más amplias.
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También fue cambiando, y mucho, el contenido de las ría inculcar. También por esas décadas se establecen fes-
identidades colectivas que se buscaron promover. Veamos tejos centralizados; por ejemplo, por circular del 19 de ju-
algo de esa historia. lio de 1907, las escuelas tenían que pedir permiso al Consejo
Nacional de Educación para celebrar otras fiestas que no
La matriz religiosa y militar de los rituales escolares fueran las del 25 de mayo y el 9 de julio. Unos meses des-
Desde la época de la independencia, las escuelas del te- pués, en marzo de 1908, se les pide a las escuelas que pi-
rritorio argentino adoptaron rituales colectivos para con- dan autorización para colgar cuadros y retratos en
formar pautas morales y de conducta. El rezo diario, por las escuelas. El control de las fechas y fiestas fue
ejemplo, se repetía muchas veces al día. Las Fiestas Mayas unido a una disciplina férrea sobre las imágenes,
(por la celebración del 25 de mayo) y las Fiestas Julias (se- modelos y símbolos que debían identificarnos como
mana de la independencia) empezaron a organizarse en comunidad (Amuchástegui, 2002). Un ejemplo interesante
la misma década de 1810, como forma de promover un es que el Día del Árbol, que había sido instituido por
sentimiento nacional independentista en los pocos alum- Sarmiento como una fecha clave para celebrar la historia
nos que en ese momento concurrían a las escuelas. del planeta y el amor por la naturaleza, fue desterrado
Pero la intensificación de los rituales vino de la mano del calendario escolar por no acomodarse a esta identi-
del sistema educativo nacional que se termina de organizar dad patriótica chauvinista y exclusivista del primer
a fines del siglo XIX. En ese momento, se toman los mo- Centenario. Fueron rituales rígidos, pensados para asimilar
delos religiosos de rezo y oración colectivos, y se suman a una identidad nacional pensada también de forma rígida,
también las experiencias militares de organización de los y que excluían cualquier posibilidad de apropiación y crea-
cuerpos. Así, al saludo diario a la bandera (herencia del tividad por parte de las escuelas.
rezo matutino) se le impone el formato de filas discipli- No pretendemos hacer la historia de los rituales esco-
nadas que se mueven acompasadamente. En la revista El lares, que por otra parte empieza a ser escrita, entre otros
Monitor de 1891, se dice que “los niños obedecen las ór- por Amuchástegui (2002) y Eliezer (2005). Pero cabría des-
denes como movidos por un resorte, comprendiendo el tacar, en esa larga serie, la exacerbación del militarismo y
interés e importancia que tiene la uniformidad”1. El “mo- el autoritarismo de los rituales en la última dictadura mi-
verse en orden” empezó a ser un valor escolar que tenía re- litar (1976-1983). En una resolución ministerial de 1978 so-
percusiones en las formas de relación política que se que- bre el uso y tratamiento de los símbolos nacionales, se
destaca que “la irrespetuosidad e irreverencia a los
Símbolos Nacionales en sus diversas formas y grados im-
plican un ataque a la esencia misma de la argentinidad (…);
un ultraje a sus próceres y a las generaciones de argenti-
nos que (...) han contribuido a forjarla; un agravio a la
Patria.”2 Que el desorden en la fila fuera leído como ges-
to anti-patriótico puede sonar exagerado, pero habría que
alertar que aún se escuchan algunos ecos de esta equi-
valencia en algunos discursos educativos.
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quienes reivindican algunos de sus modos sino sobre to- mejor que los educadores: los artistas) cómo representar
do en quienes nos oponemos a ellos. Pareciera que, si el ri- escenas que movilicen, que conmuevan, que interesen y
tual fue lo que pudimos ver y vivir en la dictadura, no pue- que hagan pensar en qué nos une como comunidad.
de ser otra cosa. Toda forma de orden u organización de Pueden ser alegres o serios, según la ocasión; lo que sería
los cuerpos como colectivo correría el riesgo de reinstalar deseable es que no sean banales y que no pierdan la ca-
un orden dictatorial y autoritario. Y si bien ese riesgo exis- pacidad de conmover.
te (no sólo con los actos escolares), vale la pena pregun- No es imposible, ni es necesariamente difícil y elabora-
tarse si podemos rescatar algo de las ceremonias cívicas do. Hace un par de años atrás, escuchábamos un acto es-
de la escuela para construir identidades colectivas de- colar que nos tomó de sorpresa en una escuela secunda-
mocráticas. ria un día que no estaba previsto del calendario escolar. Era
En relación a las identidades colectivas que se promue- un 18 de julio, y sin que nadie lo esperara el director dijo
ven en los actos escolares actuales, hay otro elemento a que sería bueno reunir en ronda a los alumnos en el pa-
destacar: muchos buscan formas más participativas y ac- tio. Cuando los tuvo cerca, les recordó que somos un pa-
tualizadas. Por ejemplo, es común buscar yuxtaponer la his- ís compuesto -entre otras proveniencias- por emigrados
toria a la vida cotidiana de los alumnos, es decir, “traer la de Europa y otras latitudes; describió cómo esos emigra-
historia al presente”; también se quiere desacartonar las dos habían construido asociaciones de ayuda mutua a su
representaciones, incorporando elementos de la estética llegada al país, y junto con nombres como Unione e
televisiva como las entrevistas o las escenas paródicas. A Benevolenza situó a la Asociación Mutualista Israelita
veces, la escuela se pasa semanas organizando los actos, Argentina. Luego acentuó que lo que había pasado no
y este carácter festivo y de encuentro entre maestros, afectaba a un grupo particular de la población sino a la
alumnos y familias es un elemento muy significativo pa- Argentina toda y la Humanidad. Fueron sólo 20 minutos
ra la producción de una comunidad escolar. y no hubo himno ese día, pero los alumnos participaron
Pero también puede señalarse que en este desplaza- de una instancia en la que su mundo particular se topó con
miento hay algo que se pierde, que es la voluntad de cons- otras experiencias, se inscribieron en una historia y se
truir identidades colectivas más amplias y más demo- conmovieron en el presente. Hubo un ritual que los co-
cráticas, esto es, identidades que salgan del estereotipo del nectó con otros sentidos más amplios que la propia ex-
discurso escolar clásico y que enseñen algo valioso sobre periencia escolar, y que buscó hacerlos sentirse parte de
la nación, sobre la comunidad, sobre los humanos. De al- una comunidad en la que sucedieron cosas terribles, pe-
guna manera, la escuela aparece muchas veces replega- ro en la que también se hace memoria y se busca justicia.
da sobre sí misma, proponiendo identidades escolares
fuertes, pero con dificultades para proponer identidades CITAS BIBLIOGRÁFICAS
sociales que nos articulen como comunidad –probable- Amuchástegui, Martha, “Los actos escolares con bandera: ge-
mente porque, como señala Eliezer en su artículo, ellas nealogía de un ritual”, Tesis de Maestría, Escuela de Educación,
estén más cuestionadas-. En esas ocasiones, las identi- Universidad de San Andrés, 2002.
dades colectivas que promueve son las que aportan las Eliezer, Marisa, “La nación en la escuela. Un análisis de los ac-
tos escolares en contexto de crisis”, Tesis de Maestría, Escuela
estéticas juveniles de moda: las coreografías de programas
de Educación, Universidad de San Andrés, 2006.
de televisión, las canciones o las celebridades del mo-
Grumet, M., “Restaging the civil ceremonias of schooling”, The
mento. Sin caer en la crítica moralista a la televisión, va- Review of Education/Pedagogy/Cultural Studies, vol. 11, pp. 39-54.
le la pena preguntarse si son estas referencias efímeras y
pasajeras las que queremos que articulen un sentimien- 1 “Los batallones escolares”, Monitor de la Educación Común, 31
to e identidad colectivos. Creemos, más bien, que hay que de Mayo de 1891, p. 1162.
poner más energías en buscar creativamente (y quizás 2 Normas sobre las características, tratamiento y uso de los sím-
con ayuda de quienes manejan esos lenguajes estéticos bolos nacionales, Res. Min, 1635/78.
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Norberto Ares, supervisor escolar
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vendedores ambulantes de 1810. También asociaban la si- médico, y no sé qué estudios había realizado. No me que-
tuación de las protestas y de la carencia de trabajo, que era dó otra que decir que sí, que lo poníamos entre los posi-
su situación familiar. Me acuerdo de que, en aquel acto, hu- bles candidatos. Al final, salió tercero. Creo que hay que ha-
bo pantallazos que mostraban lo que pasaba en algunas cerlo así, escuchar a ver cuál es la propuesta y debatirla, sin
de las etapas históricas en Plaza de Mayo. Aparecieron pi- desconocer el rol del adulto y las responsabilidades que te-
queteros, Madres de Plaza de Mayo, los vendedores am- nemos. En algún momento, es necesario decir: “Me pare-
bulantes del siglo XIX. El docente tiene que trabajar el ida ce que esto no se debe hacer”, porque a la larga los que so-
y vuelta, para que se pueda ir entendiendo por qué lle- mos responsables de los chicos somos nosotros. Ese es
gamos a determinadas situaciones sociales e históricas. otro elemento a trabajar: la crisis del rol adulto, tanto en-
-¿Qué pasa si los chicos plantean hacer o decir cosas con tre madres, padres, funcionarios, docentes…
las que el docente no está de acuerdo? -Cuando era director, ¿cómo era el trabajo que realiza-
-En uno de los primeros años en la Escuela N°18 del dis- ba con los docentes? ¿Por qué muchas veces los actos los
trito 5°, teníamos que ponerle el nombre al laboratorio. hacen siempre los mismos profesores, y se lo toma como
Era el año 1997 o 1998. Cada grado debía elegir a un cien- una carga pesada?
tífico y hacer una campaña política, porque el nombre iba -Cuando eran actos como el 25 de Mayo o el 9 de Julio,
ser votado por toda la institución, desde los chicos hasta con esta cuestión de las fiestas cívicas, participábamos
los auxiliares. Recuerdo que un grado, influido por algún todos. A veces los chicos me veían martillando, colgando
padre, propuso el nombre de Che Guevara. Imaginate la cosas. Participábamos todos, porque era una fiesta y pa-
conmoción interna en la institución y también en algu- ra disfrutar es importante que todo el mundo se sienta
nos padres. Yo les dije a los chicos que íbamos a analizar parte del acto. Es una actividad que, si la sabe aprove-
si era un científico, porque esa era la consigna. Y uno me char, al docente le sirve para evaluar su tarea cotidiana. Uno
trajo toda una fundamentación, que el Che había sido no puede ponerlo como si fuera una carga y tampoco
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La Nación de la escuela
Lic. Marisa Eliezer* En esos actos pudimos observar que la escuela, como
espacio colectivo y de construcción de representación, se
Durante mis años de trabajo en escuelas primarias estu- puso en el centro de la escena. Docentes y directivos pen-
ve a cargo, en numerosas ocasiones, del diseño de actos saron cómo renovar el ritual cívico en un contexto de mo-
escolares. Varias inquietudes fueron surgiendo a partir vilización y deslegitimación política e institucional.
de aquellas experiencias. ¿Por qué eran esas y no otras Valga un ejemplo. Roberto2, director de escuela, imagi-
las conmemoraciones? ¿Qué significaba la inquietud por naba en el 2002 el acto escolar en forma de ronda como
el “respeto” y la rigidez de los cuerpos, por la formación, necesidad de cobijarse para encontrar reparo. Estas fue-
por la disposición de los asistentes? ¿De qué forma se ron sus palabras en aquel entonces:
producía el sentimiento de emoción patriótica, esa sen- “La idea de hoy es hacer un taller, vamos a tratar de
sación de comunión escolar y nacional? ¿Qué contenidos aprender algo. Estamos pasando momentos difíciles, por
se transmitían en aquellos actos? eso vamos a tratar de recuperar la memoria, necesitamos
Ya en mi condición de investigadora en educación, decidí encontrarnos. Con los maestros charlamos que era im-
analizar qué sucede con estos rituales. 1 Vale la pena se- portante revalorizar la cuestión de la plaza. (…) La plaza pa-
ñalar que niñas y niños asisten a un promedio de cua- ra los argentinos tiene un significado especial. Vamos a ver
renta y dos actos escolares en su paso por la escuela pri- desde donde empieza esto de la plaza”.
maria, y treinta en su escolaridad secundaria. En estas
representaciones, se expone a las jóvenes generaciones Otras escuelas ocuparon con sus actos las plazas y ca-
a escenarios en los que se teatraliza la relación con sus se- lles, como formas de apropiación del espacio público.
mejantes y con los otros, y se proponen definiciones de la Estas nuevas formas de teatralizar el ritual que desje-
nación. rarquiza los sitiales destinados a las autoridades, incor-
poraron nuevos actores sociales (asambleas populares,
Los actos escolares en contextos de crisis asociaciones barriales, de jubilados, murgas, asociacio-
Quienes lean esto recordarán el 2001 como un momento nes gremiales, entre otros). Los rituales retomaron las
de movilización popular y crisis política e institucional matrices de orígenes populares de la fiesta; podría de-
que enmarcó la caída del gobierno de Fernando de la Rúa, cirse que lo viejo y lo nuevo se hermanaron para dar na-
el llamado corralito y la sucesión de presidentes. En ese cimiento a formas nuevas.
contexto, realizamos un trabajo de investigación en 21 es- Por otra parte el “relajamiento de los cuerpos” -que se ve-
cuelas primarias de la Ciudad de Buenos Aires, en las que rificó en actitudes tales como que los chicos siguieran
se participó de 18 actos escolares. Algunas escuelas or- conversando, pese a las órdenes de callarse de sus maes-
ganizaron actos conjuntos ese año, y varias de ellas eli- tros, o las formaciones menos rígidas- da cuenta de la
gieron plazas públicas como escenarios para el ritual es- existencia de focos de tensiones que pondrían en evi-
colar. La pregunta de la investigación se centraba en torno dencia, para algunos analistas, el debilitamiento del ri-
a las continuidades y los cambios producidos en la idea de tual. Pero también pudo notarse una insistencia de las
Nación en los actos escolares desarrollados durante los autoridades adultas en reafirmar ciertas conductas y or-
años 2002 y 2003; es decir, en la “Argentina poscrisis”. En ganización de los cuerpos. “Ustedes, mirando la bandera”,
otras palabras, nos preguntamos si el contexto de crisis del “Nos ponemos de pie para recibir la bandera de ceremo-
Estado Nacional otorgaría a dichos actos significados nue- nias”, son frases repetidas en el inicio del ritual. Estas ac-
vos; si los actos abordarían temas o formatos distintos titudes que se requieren de los alumnos están vincula-
de los tradicionales. Asimismo, queríamos indagar sobre das a las formas en que ha sido estructurado el acto
el lugar otorgado al contexto nacional contemporáneo escolar, que tiene su origen en prácticas religiosas y mi-
en un ritual que lleva más de un siglo de antigüedad. litares tales como el rezo y la formación militar, el culto a
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las imágenes, la subordinación y la obediencia a las imá- so y justo. Su gesta es un caso emblemático y vigente.
genes o jerarquías más altas en el orden social. ¿Por qué decidió aventurarse? Venció en todas partes, y
En todos los actos observados en los años 2002-2003 renunció a todos los honores. Recuerden: los grandes lo-
hubo referencias al contexto de crisis o de lo que podría- gros implican grandes riesgos.”- Acto 17 de Agosto-2002.
mos denominar “sociedad de riesgo”: un entorno de in-
certidumbre, inseguridad, riesgos. La escuela se postuló, en En los actos que observamos adquiere expresión lo que
esos actos pero sospechamos que también en los actua- llamamos la alquimia patriótico-escolar. En el caso del dis-
les, como lo opuesto a un afuera peligroso e incierto. curso sobre el prócer, traduce la invocación del sacrificio
Quedó claro que el acto escolar constituye un escenario de de los héroes por la Patria en un valor moral sobre sí mis-
exposición de la propia institución como colectivo de iden- mo: ser valientes, honestos, enfrentar una “sociedad en
tificación ante madres, padres, autoridades escolares y riesgo”. Hay un horizonte colectivo más desdibujado, y lo
ante sus propios actores (niños, maestros y directores). que queda es una formulación moral sobre los individuos.
De alguna manera, en estas escenas el ritual se re-inten- Seguramente, los lectores tendrán muchos otros ejem-
sificó, y adquirió otros sentidos que los de la representa- plos de reinvención del ritual, y muchos de ustedes ha-
ción del conjunto de la Nación. brán invertido horas de reuniones e intercambios para re-
Algunos de los autores consultados (Lipovetsky, 1994; pensar los actos. Lo que quisiéramos subrayar es que la
Hobsbawm, 1992) señalan que el culto a la Patria ya no idea de reinvención o re-intensificación del ritual va en
hace vibrar a mucha gente, y que la mitología naciona- contra de una visión estática del ritual. Diversos investi-
lista está agotada. Sin embargo, en la escuela persisten gadores (Geertz, 2000, y Muir, 1997) rechazan la perspec-
los héroes que encarnan el principio del bien en una ba- tiva de los rituales como expresión conservadora de la so-
talla ética que se relata plena de obstáculos y dificulta- ciedad. Señalan que son los mismos símbolos rituales los
des, pero que culmina siempre en el éxito. que instan a la acción, producen situaciones de cambio, cre-
Toma el micrófono una maestra y dice: “San Martín fue an horizontes para observar a la propia sociedad y forma
ejemplo, trabajó por amor, era un ser sensible, respetuo- de vida. Son ámbitos o performances desde los cuales nos
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“Hoy el Bicentenario aparece como una nue-
va oportunidad para superar la inercia, operar
nuevas alternativas más allá de la matriz
tradicional, y generar intentos de repensar,
probar y alterar -aunque sea tímidamente-
algunas de sus formas y sentidos”.
hacemos visibles, nos definimos frente a los otros. con producciones para subir a la página web del colegio.
Constituyen horizontes desde donde se expresan las emo- También quiere construir redes con docentes de otras es-
ciones y deseos, donde “hablan” los cuerpos y se ofrecen cuelas para compartir ideas y producciones de los jóve-
narraciones representadas que permiten a la gente in- nes. Irma sueña con reinventar el ritual con propuestas
terpretar su propia experiencia. desterritorializadas, que incorporen otras formas de re-
Comprender y otorgar nuevos significados a la cotidia- presentación y producciones de alumnos y alumnas po-
nidad escolar, en particular a los actos escolares, puede tenciadas con el uso de nuevas tecnologías. Busca generar
constituir un aporte significativo para la construcción de un espacio democrático y abrir nuevas formas de par-
una escuela más plural y democrática. ticipación y oportunidades de intercambios pluralistas.
En la actualidad, en un contexto de crisis del Estado de
El Bicentenario en la era digital Bienestar y de la participación ciudadana, el acto escolar
Hoy el Bicentenario aparece como una nueva oportuni- constituye un espacio público de la palabra. Educar significa
dad para superar la inercia, operar nuevas alternativas transmitir una herencia. Y lo propio de la transmisión es
más allá de la matriz tradicional, y generar intentos de que ofrece una herencia y habilita a transformarla, a re-
repensar, probar y alterar -aunque sea tímidamente- al- significarla. Resta preguntarnos acerca de cómo tramita-
gunas de sus formas y sentidos. Nos preguntamos en qué mos esta herencia en el marco ritual, y cómo ese ritual
medida las nuevas formas de representación de lo colec- nos habilita para repensar y recrear la herencia del pasa-
tivo en la llamada “era digital”, con sus redes sociales, los do en el futuro.
formatos multimedia, y espacios virtuales, potenciarán
nuevos significados de la fiesta. * Magister en Gestión Educativa, Universidad de San Andrés.
Profesora de Enseñanza Primaria.
En un encuentro reciente con Irma, maestra de una es-
cuela primaria, ella me cuenta que sueña con actos mul-
Bibliografía
timedia, con la proyección de videos de pocos minutos
Amuchastegui, Martha. Los actos escolares con bandera; gene-
filmados con celulares y producciones radiales, con pro- alogía de un ritual, Tesis de Maestría, Universidad de San Andrés,
yectar distintas escenografías con desarrollos de arte di- 2002.
gital, traer las voces de otros actores culturales, generar par- Eliezer, Marisa. La Nación de la escuela. Un análisis de los actos
ticipación de padres y alumnos en el mismo acto escolar, escolares en contextos de crisis. Tesis de Maestría en Educación.
Universidad de San Andrés, diciembre 2005.
Garavaglia, Juan Carlos. “A la Nación por la fiesta: las fiestas
mayas en el origen de la nación en el Plata”; Boletín Nº 22,
Instituto Argentino Americano Dr. Emilio Ravignani, Facultad de
Filosofía y Letras, UBA, Fondo de Cultura Económica, 2000.
Geertz, Clifford; La interpretación de las culturas, Gedisa,
Barcelona, 1973.
Hobsbawm, E., 1992. Naciones y nacionalismos, Crítica, Barcelona,
1992.
Lipovetsky, Gilles. El crepúsculo del deber; Barcelona, Editorial
Anagrama, 1994.
Muir, Edward; Fiesta y rito en la Europa Moderna; Editorial
Complutense; Madrid, 2001.
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de otros, por selección de ciertos parámetros de defini- Deslizamiento que procura tomar lo común como si esto
ción de lo común. Es algo común que no dice nada, si no no fuera problemático ni disputado.
se lo remite a procesos y sujetos concretos, a problemáti- Por esto resulta imprescindible tratar y hacer al acto como
cas de exclusión material y simbólica, que a la vez que afir- un proceso de construcción de sentido cargado política-
ma, borra diferencias de clase, género, edad, sexualidad, et- mente. No disputar los sentidos de lo común, de la Nación,
cétera. de los proyectos de vida de los diferentes sujetos que acá vi-
Así, entonces habría un trabajo por re-presentar en un ac- vimos es un acto político. Uno mediante el cual se borra la
to escolar: revisar los sentidos que se anudan a los símbolos pregunta de qué es realmente lo que tenemos que festejar.
como si fueran pieles y no como disputas de sentido car- Desde esta reflexión a partir de la “construcción del sen-
gadas de cuestiones políticas y sociales. Un acto podría re- tido” y del “trabajo de la representación” se entiende que
presentar a quién o quiénes sirve la idea de un común no hay nada natural ni esencial ni en la bandera ni en la
que no haga visibles las diferencias. De esto se sigue que, patria, que la identidad nacional es una permanente, ina-
entre otras cosas, un acto escolar es un acto político, un cabada, pospuesta ilusión, no por ilusoria menos real. Qué
ejercicio de representación que más que traer el pasado sea esa identidad no es una pregunta por su esencia o
para meramente recordarlo, lo usa para callar o para gri- por su naturaleza, como si hubiera algo inmanente y tras-
tar la desigualdad y o la diversidad. cendente (los valores esenciales de la nacionalidad) sino
Indudablemente, sabemos que la búsqueda de lo co- una pregunta por cómo su enunciación es una estrate-
mún es un trabajo político mediante el cual lo no común gia de poder: a quiénes sirve hablar hoy de una identi-
queda fuera. Así, para entender qué se significa cuando se dad nacional, para qué se lo dice, desde dónde, qué se
iza la bandera habría que preguntar y advertir sobre lo quiere lograr. Quién puede decir qué es la argentinidad
común que invoca. Ese común no está construido, es un sino un conjunto de discursos en disputa, una contienda
problema, hay muchas y variadas maneras de concebirlo de sentidos y proyectos. Esto es lo que podría representarse
y proyectarlo. Pareciera que, cuando en el acto escolar se en un acto para no acomodar a los espectadores a una
enarbola la bandera, todos sabemos y acordamos con el versión inocente o ingenua de la nacionalidad. Con se-
significado de lo común. Sin embargo, lo que en realidad guridad que los aprendizajes serían otros, que el acto es-
este acto de enarbolar produce es el ocultamiento o bo- colar sería una apuesta pedagógica para cuestionar lo ya
rramiento de todo aquello que no tenemos en común. dicho, lo naturalizado.
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La Nación o la Patria que los actos escolares ponen en es- sentativo de ese todo (por ejemplo, el Cabildo como re-
cena, narran sin mostrar que son construcciones de sen- presentación de la Revolución) operando así por reduc-
tido en discusión; al no mostrar eso, “naturalizan” la his- ción; b) a la vez, lo hace de algún modo exaltando ese ras-
toria y la política. La invocación inocente de la identidad go como esencial-imprescindible para comprender la
nacional argentina como si fuera la identidad resulta una Revolución operando por esencialización; y c) tratando de ins-
provocación a la existencia de muchas comunidades, gru- talar de una vez y para siempre esta imagen como si fue-
pos e identidades que proyectan su porvenir dentro de la ra inamovible (el Cabildo) operando por fijación. Así, re-
Nación pero no de la argentinidad. ducción, esencialización y fijación son recursos que sirven
Como en toda escenificación, la propuesta puede ser clau- a un efecto mayor, una representación congelada y cerrada
surar o habilitar las disputas de sentido en torno a las de un proceso que por definición es abierto y controverti-
identidades. Sostener una identidad nacional armónica do. Desde ya, hay una historia oficial, es la que hace del pa-
lleva tanto trabajo como abrir los sentidos, por ejemplo, sado un estereotipo que procura cerrar otras historias.
a través de la ironía o el reclamo de identidades subordi- ¿Qué queremos decir con esto? Que todo esfuerzo por
nadas que pueden introducirse. descolocar estos estereotipos o reemplazarlo por otros
Mostrar o representar como se lo hace en los actos es- tiene que enfrentarse con lo que se diría la fuerza natu-
colares es de algún modo detener el flujo de signos, per- ral de las cosas, ya que lo que se plantea como esencial y
tenencias, emblemas que disputan la Nación desde los natural, se vuelve indiscutible e inopinable.
géneros, las clases sociales, las edades, las etnias, y varias Lo que proponemos es un trabajo reflexivo contra los este-
otras dimensiones de identidad. reotipos que intentan afirmarse como inocentes. No es con-
Por un lado, el Acto Escolar resulta apresado por los tiem- tra los Actos Escolares sino contra la forma en que estos mu-
pos y los espacios de la dinámica escolar, y por el otro, es chas veces optan por confirmar o fabricar estereotipos.
también apresado por la necesidad de mostrar lo común
de modo indudable y natural. El ritual conlleva tiempos y *Antropólogo. Profesor e investigador en la Facultad de Ciencias de
la Educación de la Universidad Nacional del Comahue. Director
espacios circunscriptos que obligan a la economía de sen- del Centro de Educación Popular e Interculturalidad (CEPINT)
tido. Debe quedar claro y en poco tiempo que la escuela http//:cepint.blogspot.com
no sólo enseña lo común, en este caso la comunión na- Bibliografía relacionada y sugerida:
cional, sino que ella misma es una comunidad. Tanto que Díaz, Raúl. Trabajo docente y diferencia cultural: lecturas antropo-
también se esfuerza por mostrar el trabajo (encomioso, lógicas para una identidad desafiada. Editorial Abya Yala, Quito/
Madrid, Miño y Dávila, 2001.
muchas veces) de docentes y estudiantes, y progenitores
Espinosa, Yuderkys. ¿Hasta donde nos sirven las identidades?: Una
que colaboran con la festividad. propuesta de repensar la identidad y nuestras políticas de identi-
El trabajo de la representación, recordemos, aquel tra- dad en los movimientos feminista y étnico-racial, 1999, mimeo.
bajo que pone ideas (como la de lo común) en vehículos Hall, Stuart y Paul du Gay (Comps). Cuestiones de identidad cultural,
Buenos Aires, Amorrortu, 2003.
que comunican esas ideas (como emblemas, imágenes,
Hall, Stuart. Representation: Cultural representations and signif-
guiones, actuaciones, o si se prefiere, locros, empanadas) ying practices, Glasgow: Sage, 1997.
tiene un recurso para cerrar los sentidos y para paralizar Rodríguez de Anca, Alejandra. “Disputas acerca del discurso esco-
la reflexión. Este recurso o herramienta del trabajo de la lar de la diferencia”. En Díaz y Alonso, Creación de espacios inter-
culturales. Miño y Dávila, Buenos Aires, 2004.
representación es la del estereotipo, un modo de signifi-
Skliar, Carlos. “Acerca de las representaciones del otro y de la mis-
car a la mano, un modo de trabajar la representación tan midad. Notas para volver a mirar bien lo que ya fue (apenas) mi-
acotado como fulminante. Representar por estereotipo rado. En ¿Y si el otro no estuviera ahí? Notas para una pedagogía (im-
probable) de las diferencias. Buenos Aires, Miño y Dávila, 2002, cap
es un modo de conocer que trabaja rápido y sencillo. Para
II.
ello realiza conjuntamente las siguientes operaciones: a) White, Hayden. El contenido de la forma. Narrativa, discurso y re-
elige de la totalidad algún rasgo y lo convierte en repre- presentación histórica. Barcelona, Paidos, 1992.
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