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SIMÓN RODRIGUEZ: ¡Sabes Simón! Sueño con que ellos también aprendan
las letras, para que no sigan siendo explotados.
SIMÓN BOLÍVAR: Maestro ¿cree usted que ellos algún día puedan ir a la
escuela?
(La negra Hipólita, consternada, con lágrimas correr por su rostro; toma de
la mano a su niño y se retiran del escenario).
Bolívar: Debo liberar de una vez y para siempre a Venezuela del imperio
español, y para eso sé, o no, estoy completamente seguro de que tengo el
mejor equipo que se ha visto. Mi ejército estará capacitado con lo mejor, y
seremos simplemente los mejores.
Bolívar: Buen día caballeros, los he reunido para organizar el ejército que
nos librará de una vez y para siempre de la tiranía del imperio español. Ya
basta de que nuestras tierras sigan siendo gobernadas por todas esas
personas que hacen sufrir a nuestra nación.
Bolívar: La tenemos
Bolívar: Caballeros, llegó la hora, llegó el día. Hoy se escribirá una nueva
historia para Venezuela.
Narrador: Los llaneros de Páez marchan bajo fuego enemigo por la Pica de
la Mona. Eran desfiladeros que en ciertos sitios no permitían más de uno en
fondo. Las divisiones empiezan a cumplir la acción envolvente ante el
asombro de La Torre que no apreció la importancia del ataque por la
derecha. Así que tiene que desplazar violentamente a Burgos, el cual, con
un fuego nutrido y poderoso, hace retroceder a los Bravos de Apure. Pero
seguidamente interviene el Batallón Británico el cual permite que los Bravos
de Apure se recuperen.
Negro primero: “Mi general, vengo a decirle adiós porque estoy muerto”
(Los del ejército español quedan en el piso, algunos heridos y otros muertos,
y Bolívar se dirige a Páez)
Todos: ¡Libertad!