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Cohorte IV, Sección Única. Unidad Académica: Estético-Lúdico. Profesora: Janet Paz
Participante: Tibisay Velásquez. CI No. 5.610.157
Caracas, octubre 2017
“No quiero parecerme a los árboles que echan raíces en un solo lugar,
sino al viento, al agua, a todas esas cosas que marchan sin cesar”.
(Palabras de Simón Rodríguez, según Arístides Rojas)
Hay otras imágenes, plasmadas en dibujos, serigrafías y óleos. En una cartelera del
pasillo está Simón Rodríguez, donde destacan sus lentes sobre la cabeza, y lo ves como
un joven curioso. En otras oficinas hay cuadros con rostros serios, rígidos y con perfiles
enjutos.
Mi contacto diario con Simón Rodríguez es a través de su imagen: con y sin bigote,
pensativo y maduro, o jovial y curioso. Hasta ahora, solo me había quedado con las
sensaciones que estas imágenes me producían. Aún, cuando, he asistido a eventos
donde se discuten sus textos para la reflexión, él nunca había sido parte de mi reflexión.
Sin embargo, a partir de la asistencia a un Taller de Educación Popular, empezó a
llamarme la atención este personaje, sin que me diera a la tarea de investigarlo. Llegó
pues la oportunidad, y aquí les presento mi versión muy primaria, muy sensitiva, de la vida
de Simón Rodríguez.
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SIMÓN RODRÍGUEZ, EL PERSONAJE INÉDITO Y CONTROVERSIAL
Se distingue por el uso deliberado que hace de los nombres que lo identifican y con los
cuales identifica a otros. Es así, como, al nacer se le bautiza por el santoral, el día 28 de
octubre es día de San Simón Apóstol y el día 29 de octubre día de San Narciso de
Jerusalén.
Dicen que fue hijo de Rosalía Rodríguez y Alejandro Carreño (Sacerdote), y quedó
bautizado como Simón Narciso de Jesús Carreño Rodríguez. Relatan que Simón y
Cayetano, su hermano, eran muy distintos, y al parecer en una desavenencia entre ellos
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Simón decidió obviar su apellido Carreño y empezó a llamarse Simón Rodríguez, solo con
su apellido materno. Más tarde, cuando sale de Venezuela, huyendo de la persecución
realista por su supuesta participación en la conspiración de Gual y España, para
resguardarse se da a conocer como Samuel Robinson. Según Rumazo González,
Samuel viene del tío Sam y condensa “State of America”, y Robinson de la novela de
Daniel Defoe Robinson Crusoe. La simbología indica que Sam significa hombre de pueblo
que aspira realizar alguna hazaña y Robinson el hombre que traza su conciencia con la
escritura. Cabe destacar, que cuando se traslada a Europa, se registra como nacido en
Filadelfia.
Simón Rodríguez, tuvo 2 hijas, a quien con desenfado colocó nombre de vegetales, las
llamó: Maíz y Tulipán.
El hombre fue nómada, errante por naturaleza, obligado por razones de sobrevivencia al
sedentarismo. Viajamos, dice Henry Miller, porque “somos atraídos por ser los nómadas
que una vez fuimos”. El viaje es una pauta atávica, arcana que desarrolla la necesidad
humana de explorar el mundo. Viajar es búsqueda, es novedad. Viajar para María José
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Fernández Aldana “significa ir al otro”, “se busca un reencuentro consigo mismo”, el viaje
es una experiencia para constituir la mismidad y la alteridad.
Si seguimos la versión de que nació en Caracas, vemos que careció de hogar paterno, se
crió en un hospicio, bajo la rigidez y disciplina de la educación católica, a la vez con el
estímulo a la lectura y el conocimiento de la filosofía y las letras. Es probable el
desarraigo, con ausencia de nexos familiares estrechos, en una sociedad plagada de
prejuicios. Al respecto, refiere Jesús Contramaestre, las palabras de Simón Rodríguez:
“él dijo: “no soy vaca para tener querencia ni nativo para tener compatriotas, nada me
importa el rincón donde me parió mi madre ni me acuerdo de los muchachos con quienes
jugué el trompo”.
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Rumazo González dice, Simón Rodríguez viaja porque necesita descubrimiento, aventura,
desafío, cambio, liberación, desligarse de todo, ser amo de si mismo. Carmen Elena
Chacón, lo califica de sufrir “dromomanía”, que es la adicción a los viajes, en tal sentido
arroja datos interesantes: viajó durante 50 años, por 60 ciudades, 12 países europeos, 6
países americanos, el promedio de estancia en un lugar es de 3 años. Y Rumazo
González, detecta que vivió 26 años en Caracas, vivió fuera de América 26 años, y desde
el momento de la renuncia de Sucre hasta su muerte vivió 26 años.
Entre las pasiones de Simón Rodríguez se encuentran estudiar y viajar. Enseñar fue
quizás la manera más expedita para financiar estas aficiones, según relata Jesús
LasHeras, esta manera de accionar es una constante en los tres trayectos que se
mencionarán.
LasHeras señala que el maestro Rodríguez no huye de Venezuela, éste viaja en busca de
nuevos horizontes intelectuales, debido a las limitaciones que Caracas impuso a su
proyecto educativo. Dice además, que el cambio de nombre lo hizo para protegerse de la
inquisición española que perseguía las ideas innovadoras que seguía este maestro, y las
cuales eran de conocimiento público.
Carmen Elena Chacón, al relatar los viajes de Simón Rodríguez, hace referencia a un
probable primer viaje, aproximadamente a los 14 años. Indica que no hay referencias
histórico-documentales al respecto, por eso muchos ni lo mencionan.
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Acerca de este viaje dice lo siguiente: Viajó por una disputa con su hermano
Cayetano, se fue de grumete en un barco, recorrió Europa a Pie, se nutrió de las
ideas revolucionarias imperantes en Europa.
Llega a Bayona, enseña en una escuela español e inglés, es tratado con nobleza y
altura.
Se instala en París para abrir una escuela conjuntamente con el fraile dominico
Francisco Teresa de Mier, de nacionalidad mexicana. En París, se respira en el
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ambiente las ideas de los socialistas utópicos: Saint Simon, Fourier y Owen.
Traduce del francés al castellano, El Atala, de Francisco Augusto Chateaubriand.
Estudia física y química.
En París, se escuchan las noticias del fracaso de Miranda, lo que alienta a Bolívar a
regresar América y su maestro permanece en París, rechazando la invitación de su
discípulo. El viaje con Bolívar es de aproximadamente 3 años, el maestro
Rodríguez se preocupa solo de leer y estudiar, ya que su sobrevivencia corría por
la cuenta del libertador.
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De este trayecto no hay mayor
documentación. Se dice que
Simón Rodríguez, luego del viaje
en compañía de Bolívar, decide
quedarse en Paris, es probable,
que contará con recursos
económicos dejados por Bolívar
y ello le permitiría consagrarse al estudio.
Una vez agotados los recursos económicos se dedicó al profesorado, viajando por
varios países, siempre con austeridad absoluta. Cabe destacar que no estuvo
nunca en España. Sobre su visita a Portugal nada se sabe, pero queda claro que
domina bien el idioma.
En palabras del propio Simón Rodríguez, dice respecto a este período de su vida:
Este trayecto dura 18 años, recorre 18 países y afianza las ideas liberales de Simón
Rodríguez. La otredad, es decir, ese otro Europeo con su cultura y su historia le
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permiten concebir la liberación de los pueblos hispanoamericanos en el encuentro
consigo mismo, con sus leyes, sus costumbres, su esencia, su originalidad.
Llega el edecán Diego Ibarra con un contingente militar para ir al Perú, Simón
Rodríguez sale con estas tropas de Bogotá para Panamá, y desde este pais, luego
de cuatro meses de viaje, llegan a Guayaquil, allí reciben la noticia de la victoria
bolivariana en Junín y Ayacucho.
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Se encuentra con Bolivar en Lima, durante el año 1825, allí Simón Rodríguez
observa el proyecto de escuelas lancasterianas que se está desarrollando, y el
establecimiento de la Escuela Normal. Ideas con las que no comulga Rodríguez.
Viaja con Bolívar al sur del país, el maestro se ocupa de la inspección de la escuela
pública,observando su bajo nivel.
Llega a la Paz, junto con Bolívar para reunirse con Sucre, pasan a Oruro y luego al
Potosí, allí maestro y discípulo, atestiguan a cuatro mil metros sobre el nivel del mar
el cumplimiento del juramento del Monte Sacro.
De Oruro, pasa Arequipa, llega con sus manuscritos y libros. Escribe sus obras con
una ortografía muy personal, considera que el castellano necesita reformas.
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Al arribar Arequipa, ya está casado con la boliviana Manuela Gómez. En este
período mueren Sucre y Bolívar, adicionalmente, se fragmenta la Gran Colombia y
fracasa el proyecto político bolivariano. Rodríguez no vislumbra un futuro certero.
De Arequipa, viaja a Lima y abre una escuela. Trabaja sobre su libro “Luces y
Virtudes Sociales”. Se traslada a Concepción en Chile donde requieren profesores.
Continua en la pobreza. Imprimió su libro “Luces y Virtudes Sociales”, cuatro años
después se reedita en Valparaiso.
En Valparaiso, durante el año 1838, al tener que cerrar la escuela por baja
matricula, monta una fábrica de velas. Se hace colaborador del diario El Mercurio.
Allí lo encuentran sus setenta años, permaneciendo en este lugar 3 años.
Este mismo año se traslada a Guayaquil. Durante el viaje, visita a Manuela Saez,
en Paita. Sigue a Quito acompañado de su esposa e hijo. Se instala en Lacatunga,
Trabaja en una hacienda y se ve en la necesidad de pedir ayuda económica a su
amigo José Ignacio París en Bogotá, su situación es muy crítica. Sus vecinos
agencian la posibilidad de que el maestro de clases en la Escuela San Vicente, pero
dichos vecinos no cumplieron con la contribución económica y el curso debe
cerrarse. Entre tanto, Carlos Soublette es presidente de Venezuela, y le ofrece por
vía diplomática el regreso a Venezuela. Rodríguez la rechaza. En Quito, se le
ofrece la plaza de profesor en el Colegio San Vicente y también la rechaza, está
decidido a llegar a Bogotá.
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En 1846, llegan los 300 pesos que pide prestado a José Ignacio Paris. Inicia la ruta
para ir a Bogotá, acompañado de esposa e hijo. Llega a Tuquerres, allí se quedó
dos años, vuelve a educar. Al parecer allí enferma su esposa y muere.
Llega a Latacunga en 1850, sin su hijo, vuelve al Colegio de San Vicente, esta vez
para formar directores de escuela. Tuvo dos alumnos: Camilo Gallegos y Mariano
Armendariz, el primero desertó. El segundo no tuvo suficiente formación pero la
Junta del Colegio, dice que ya es suficiente, dejando a Rodríguez sin empleo.
Escribe el informe “Consejos de amigo dados al Colegio de Latacunga” (1851).
A los 82 años viaja a Guayaquil, allí consigue contrato para refinar esperma con
préstamo de Zegarra, pero fracasa nuevamente. Parte a Lambayeque, asediado
por su acreedor. Huyen en balza, y llegan a Caboblanco, casi moribundos. Ante
esa realidad su hijo lo abandona, huye. Los indígenas acogen a Rodríguez y un
acompañante, Gómez. El maestro se encuentra grave, con fuertes dolores
intestinales, Gómez pide que lo ayuden a llevarlo a la ciudad mas cercana,
Amotape.
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Referencias Bibliográficas
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http://www.franciscoalcaide.com/2011/07/que-significa-viajar.html
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Garrido. Recuperado de http://www.saber.ula.ve/liesr/rodriguez/rodriguez.pdf
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