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• el laicismo a ultranza,
• la sujeción objetivista a contenidos científicos,
• la apertura de la escuela al medio ambiente,
• el respeto por los estudios sobre desarrollo infantil,
• la coeducación social y sexual,
• la oposición a la educación gobernada por el Estado y la Iglesia,
• la autogestión y la oposición a los dogmatismos y símbolos patrióticos
(Barrancos, 1990).
Una figura que simboliza como pocas estas tensiones que atravesaron a la docencia
argentina identificada con las corrientes de la escolanovistas y de la Escuela Activa
es la del Inspector Horacio Ratier.
¿Quién era Horacio Ratier? Era un personaje que se enfrentaba a un dilema moral.
[...] ´Se debate entre dos morales, la autoritaria, disciplinadora, de largos
antecedentes, que había quedado inscripta en el trabajo pedagógico desde los
largos años en que José María Ramos Mejía presidió el Honorable Consejo Nacional
de Educación, y la que hilvanaban sus pensamientos… [Como muchos de sus
colegas] tenía serias diferencias con los criterios políticos dominantes, y no sólo en
términos de política educativa, también se trasladaban las mismas a los criterios
didácticos imperantes [...] (Mercado, 2012)
Hay en Barcos una articulación de pensamiento tan importante como extraña a los
tiempos de su producción. En él se articulan el trabajo, el espacio de su acción –el
Estado en el ámbito educativo- y la más férrea crítica a lo que representaba para
ese momento la educación estatal. Años después, la crisis atravesará al anarquismo
como a las distintas versiones de la izquierda nacional, ya que no les resulta posible
articular en políticas concretas los postulados ideológicos. Entonces Barcos se unirá
a las filas de la Unión Cívica Radical, en la corriente yrigoyenista, que expresaba a
los sectores nacionalistas populares en ascenso.
¿De dónde provienen las ideas educativas del anarquismo? Por un lado, se nutren
de Jean Jaques Rousseau (1712-1778) y Francisco Ferrer Guardia (1859-1909),
entre otros. En la base de la propuesta de estos pensadores se hallaba la idea de
que la educación es el principal elemento de liberación individual y, en
consecuencia, se establece como:
Mucho menos los niños, por entonces muy lejos de ser considerados sujetos de
derecho siquiera. Por su parte, Errico Malatesta (1853-1932), que fue uno de los
representantes de esta corriente del anarquismo clásico de fines del siglo XIX,
sostuvo posiciones optimistas, contrarias al individualismo de otros anarquistas;
ideas que lo llevaron a sostener que el hombre se forma socialmente. Debido a ello,
apuesta a la organización frente a las tendencias individualistas y anti-
organizacionistas de otros anarquistas (Bayer, 2008).
El castigo, la fuerza bruta y el temor, en las escuelas y en los pueblos, son agentes
que se emplean solo a falta de la capacidad necesaria para comprender y utilizar
los resortes de la inteligencia, inmensamente más eficaces en todos sentidos. […]
Sólo se comprende lo que se practica” (Vergara, 1913).
En síntesis
Sin embargo, en sus posiciones respecto a la sociedad, gran parte del anarquismo
fue iluminista y bastante cercano a la “pedagogía oficial” debido al menosprecio de
las culturas nativas y de los analfabetos, así como de su adhesión al ideario
sarmientino, como es el caso de Julio Barcos (Puiggrós, 1990).
El escolanovismo argentino
Otro corriente importante de las pedagogías latinoamericanas es la
llamada Escuela nueva o escolanovismo. Una de las principales fuentes son las
ideas del pensador alemán Karl Christian Friedrich Krause (1781-1832).
Según afirma Adriana Puiggrós, los escolanovistas argentinos del principio del siglo
XX se dividieron en dos grandes grupos: aquellos adeptos a las ideas de Enrique
Pestalozzi (como se conoce al suizo Johann Heinrich Pestalozzi, 1746 - 1827), como
el maestro José Rezzano, director de la revista La Obra e impulsor de reformas
pedagógicas contundentes junto a su esposa, Clotilde Guillén de Rezzano; y
aquellos influenciados por las ideas anarquistas y socialistas, como la militante
comunista mendocina Florencia Fossatti y el uruguayo Jesualdo Sosa (Jesús Aldo
Sosa Prieto,1905 - 1982); el anarquista Julio Barcos y socialistas como Olga
Cossettini. Puiggrós establece una diferencia fundamental entre unos y otros.
Volvamos al proyecto de Vergara, que no se limitó a las ideas pedagógicas sino que
incluyó la administración del sistema y una idea respecto de cómo gobernar las
instituciones educativas. Su proyecto, revolucionario en lo ideológico, no pasó los
límites de su propia experiencia en Mercedes. Al igual que otros pedagogos,
Vergara dedicó gran parte de su tiempo al periodismo pedagógico, a fundar y dirigir
revistas especializadas y escribir sobre sus ideas y experiencias, lo que nos resulta
interesante a la hora de pensar las relaciones entre educación, comunicación y
escritura. En este sentido, pensamos también algunas de las actividades del
Módulo, como ya les anticipamos. Al igual que a Simón Rodríguez, a Vergara se lo
trató de loco y se lo invisibilizó. ¿Se fijaron en eso? Otra vez la locura. El “loco”,
parece ser, es quien sostiene ideas pedagógicas revolucionarias y, principalmente,
por criticar e intentar modificar el orden establecido.
La tarea del maestro, para Vergara, es rodear al alumno con aquellos elementos
que le faciliten su desarrollo, a la vez que aquellos que se lo obstaculicen. El
maestro, como se conocía en aquel momento -el del escenario normalista
normalizador que vimos en la clase 2 cuando hablábamos de Sarmiento, ¿la
recuerdan?-, debería desaparecer. Sin embargo, en otros aspectos, Vergara admira
al sanjuanino.
Para él, todos deben recibir educación, pero solo debían inscribirse aquellos que
probaran su moralidad y buenas costumbres que, en su discurso, se vincula con
quienes llevan formas de vida austeras, sin vicios, ni delitos, ya que considera a los
criminales como “enfermos morales”. Existe en este pedagogo una suerte de
determinismo optimista, sostiene Puiggrós, ya que le otorga a la educación un rol
que, a nuestro criterio, esta no puede cumplir por sí sola sin una articulación con lo
social, económico y político. Vergara no fue un teórico de la educación. No escribió
un tratado de pedagogía. Entonces, ¿por qué trasciende? ¿Por qué se lo recupera
en el Módulo? Porque sintetiza y expresa en sus ideas vertientes diversas,
pensamientos contradictorios que hacen, sin embargo, una síntesis, una amalgama
que registra en sus experiencias, en sus escritos y en sus acciones.
Vergara deseaba producir una revolución pedagógica, instituir una nueva praxis
educativa en abierta contradicción con las experiencias pedagógicas argentinas
establecidas a partir de 1870. Por entonces todo tenía un carácter fundacional.
Vergara mantenía la convicción de que la única vía para lograrlo era asumir el título
de ‘Reformador’, para lo cual se precisaba, según escribió, ‘tener algo del genio de
Moreno, y de los alientos gigantes de Sarmiento’ (RP: 333) (Arata y Terigi,
2012:22)
Junto con su coterráneo Raúl Haya de la Torre pensarán juntos, desde una visión
latinoamericana nueva, el problema del imperialismo como etapa del desarrollo
capitalista, en la tensión con el dilema: civilización o barbarie, que planteaba la
cuestión de cómo ubicarse desde la Región, frente a la Modernidad. (Oporto,
2011:59)
La visión pedagógica
La educación para Mariátegui es un fenómeno social y, como tal, debe ser analizado
desde sus cimientos políticos y económicos. Desestima, por eso, la propuesta
pedagógica modernizadora que prescinda de la dimensión económica y social. ¿Qué
diría de la experiencia de Vergara? Para el peruano, educar es un proceso que
debe desarrollar en los educandos, dentro de una visión nacionalista -
democrática- valores éticos, sentimientos de responsabilidad ciudadana,
buenos modelos y valores personales. Posicionado en el marxismo, cree que
existen fuertes articulaciones entre educación y economía. ¿Qué sujeto imagina? Un
sujeto pedagógico conformado por los sectores populares que deben formarse no
solo para la lucha por la distribución de lo producido sino que deben aspirar, en
esta lucha, a la dirección de la producción.
Así lo expresa en una de sus ideas más conocidas: “No es posible democratizar la
enseñanza de un país sin democratizar su economía y sin democratizar, por ende,
su superestructura política.”
Al igual que otras pedagogías críticas que examinamos, sostenía Mariátegui que la
educación había estado siempre al servicio, como agente regulador y enmascarado,
de formas y métodos escolares que divulgaban los patrones normativos de los
grupos sociales dominantes. Se desprende del pensamiento de Mariátegui que, para
que se lleve a cabo una verdadera reforma de la educación, el proyecto educativo
tiene que estar ligado a un nuevo proyecto nacional. Señala las limitaciones de las
doctrinas y los métodos que pretenden cambiar la educación sin alterar las
condiciones económico - sociales y propugna un ideal de educación gratuita y
obligatoria vinculada al trabajo, y a los intereses de las grandes mayorías.
casi toda América Latina. Pero Mariátegui le suma un plus a la cuestión universitaria
que pone de relieve los verdaderos márgenes o límites de los procesos de Reforma
Universitaria:
En síntesis
BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía obligatoria:
• Barcos. Julio A. Cómo educa el Estado a tu hijo. Capítulo 1: Aspecto político del
problema educativo. (págs. 71-80) Disponible en: http://editorial.unipe.edu.ar/wp-
content/uploads/2013/10/C%C3%B3mo-educa-el-Estado-a-tu-hijo-y-otros-escritos.-
Julio-R.-Barcos.-UNIPE.pdf, consultado en mayo de 2015.
• Bayer, Osvaldo (2008), “La influencia de la inmigración italiana en el movimiento obrero
argentino”, en Los anarquistas expropiadores y otros ensayos, Buenos Aires, Booklet.
• Cano, Agustín “Mariátegui y la educación”, comunicación realizada para Jornadas
América Latina: Redes intelectuales y editoriales (homenaje a José Carlos Mariátegui),
organizadas por la Universidad de la República, el Instituto de Profesores Artigas (IPA)
y la Fundación Vivián Trías, 15 de Agosto de 2012.
• Huergo, Jorge, La educación y la vida. Un libro para maestros de escuela y educadores
populares, en prensa, EPC, Facultad de Periodismo y Comunicación Social, UNLP.
• Mariátegui, Juan Carlos, La tarea americana. Selección y estudio introductorio a cargo
de Héctor Alimonda, CLACSO, Prometeo, Buenos Aires, 2010.
• Mariátegui, José Carlos. “7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana”, 32ª
edic.1975. Edit. Amauta. Lima, Perú.
• Mariátegui, José Carlos “El hombre y el mito”, publicado en El Mundial, Lima,
16/01/1925
• Menéndez Ureña, Enrique “El krausismo como filosofía de la modernidad” en Biagini,
Hugo, Orígenes de la democracia argentina. El trasfondo krausista, Buenos Aires,
Legasa, 1989.
• Mercado, Belén, Reseña de Puiggrós, Adriana, El inspector Ratier y los maestros de
tierra adentro, Anuario de la Sociedad Argentina de Historia de la Educación, Vol 13,
No 2 (2012), en http://ppct.caicyt.gov.ar/index.php/anuario/article/view/2357/pdf.
• Oporto, Mario, De Moreno a Perón, Planeta, Bs. As., 2011,
• Puiggrós, Adriana (1990), Sujetos, disciplina y curriculum en los orígenes del sistema
educativo argentino, Buenos Aires, Galerna.
• Puiggrós, Adriana, Bernetti, Jorge Luis, Peronismo, cultura política y educación (1945-
1955), Galerna, Buenos Aires, 2006.
• Tedesco, Juan Carlos Educación y sociedad en la Argentina (1880-1945), Buenos
Aires, Siglo XXI, 2003
• Terán, Oscar, “Amauta: vanguardia y revolución”, texto fue preparado por Oscar Terán
para el proyecto "Hacia una historia de los intelectuales", Carlos Altamirano (dir.), Entre
cultura y política: historia de los intelectuales en América Latina, Buenos Aires, Katz
Editores, vol. 1. Recuperado de:
www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S1852-04992008000200004&script=sci_arttext
consultado febrero 2015.
• Vergara, Carlos N. (1913), “Proyecciones Pedagógicas”, en La Escuela Popular,
Buenos Aires, Nº 10.
ACTIVIDADES
Actividad Obligatoria: completar el cuaderno de viaje.
• Tres ideas centrales o fundamentales para ustedes, que puedan extraer de la lectura
de la clase, la bibliografía y los diferentes materiales, en relación a la siguiente
pregunta: ¿en qué aspectos los aportes de la escuela nueva y el anarquismo en la
educación resultaron un proceso contrahegemónico al modelo pedagógico dominante?
• El registro del propio aprendizaje. ¿Qué cambió de mi mirada o de mi concepción a
partir de acercarme a estas lecturas? ¿Qué pude incorporar? ¿Qué puentes encuentro
entre lo trabajado en las clases y materiales y mi práctica pedagógica cotidiana?
Esta clase se articula con la propuesta del foro 2. Le proponemos leer la clase
con tranquilidad, escuchar los audios, ver los videos, y luego, revisitando las clases
2 y también la 1, participar del foro.
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