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Traducir Y cuando hablo de Naturaleza no me refiero a lo que vulgarmente se entiende por naturaleza (plantas, animales,
ambiente natural, etc.). Cuando hablo de Naturaleza me refiero a la realidad sin interferencia de lo humano. Me refiero a
Seleccionar idioma ▼ la armonía del Todo, o como lo definiría uno de los padres del anarquismo, Mijaíl Bakunin, en sus Consideraciones
filosóficas:
«Todo lo que es, los seres que constituyen el con junto indefinido del universo, todas las cosas existentes
en el mundo, cualesquiera que sea por otra parte su naturaleza particular, tanto desde el punto de vista
de la calidad como de la cantidad, las más diferentes y las más semejantes, grandes o pequeñas,
cercanas o inmensamente alejadas, ejercen necesaria e inconscientemente, sea por vía inmediata y
directa, sea por transmisión indirecta, una acción y una reacción perpetuas; y toda esa cantidad infinita de
acciones y de reacciones particulares, al combinarse en un movimiento general y único, produce y
constituye lo que llamamos vida, solidaridad y causalidad universal, la naturaleza.»
Es por ello que no debe leerse el concepto de Naturaleza (así tampoco ningún término aquí empleado) con una carga
profundamente metafísica o, si se quiere, espiritual. Todo lo referido se muestra en el plano material.
En resumen, ¿qué busca un anarquista ¿Renunciar a toda pretensión de orden? No, por el contrario, lo que se busca es
deconstruir la idea de orden, resquebrajarla, debilitarla, para poder luego comprender el sentido del Todo, de la realidad.
Hay instituciones ordenadoras como es el caso del lenguaje, cuyo propósito no es más que recortar los fenómenos que
se nos presentan para poder aprehenderlos y hacerlos tangibles, de las que no podemos sustraernos pero si podemos
deconstruirlo. No podemos, como digo, renunciar al lenguaje, pero si podemos jugar con él, borrarle sus límites, usarlo
en la medida que lo necesitemos y prescindir de él en otros momentos. El hecho es que cuando por fin vemos que el
orden no es natural sino que es normal en tanto que fue normalizado por el poder para provecho propio, nos damos
cuenta en ese instante todo lo que tiene el anarquismo para enseñarnos.
No es caprichoso buscar abolir el Estado, buscar abolir la institución religiosa, las leyes tal como las conocemos, la
institución educativa (que no es sinónimo de educación), la institución policial. Responde más bien a la búsqueda de esa
armonía que subyace en la libertad del ser humano de poder ser uno con el Todo. Responde asimismo a la necesidad de
encontrar un punto en que podamos convivir pacíficamente con la Naturaleza y entre nosotros mismos. Porque el
anarquismo, en definitiva, no es caos y destrucción, ni es el orden que beneficia al poder. El anarquismo es lo
inaprehensible del caos y lo armónico del orden. Es el movimiento de los sujetos libres, y allí todos son bienvenidos.
Fedro
Aparecido originalmente en la publicación Parrhesia # 33, Bahia Blanca, abril 2019. Número completo accesible
en https://es.scribd.com/document/405811859/Parrhesia-n33
Fuente: http://acracia.org/por-que-soy-anarquista-2/
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Rubén PERMALINK
c PERMALINK
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