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Este cumpleaños es una mierda, dijo.

Las zapatillas de Sarita (la parte honda del río I ) 10 minutos


A mí me dieron muchas ganas de empujarla y tirarla al barro, pero escuché la voz de Sarita y se me
fueron las ganas de pelear, porque me mostró cómo hacer un caballo con palitos y chizitos y al final
La tarjetita decía que a las cinco, pero Sarita llegó a las cuatro porque su mamá la dejó de pasada hicimos muchos porque los otros chicos se pusieron a jugar con nosotros y después Sarita nos
cuando se fue a tomar el colectivo, así que nos sentamos abajo del gomero para ver lo que hacía mi contó que cuando los búhos se juntan en grupo, eso se llama "parlamento".
mamá, que iba y venía por el patio, con el vestido de flores hecho una campana, inflado de tanto ¿Cuánto falta para irnos, mami? dijo Augusto a los gritos, pero la tía Nora ni le respondió. No le
viento norte. hagas caso, me dijo Sarita. Te está buscando roña.
La tarjetita decía que a las cinco, pero mi mamá había salido en la bicicleta bien temprano, a las En eso llegó la Negrita. Venía de la calle, de jugar con los perros de la cuadra. Cuando me vio,
ocho, para ir a lo del Gringo a comprar las cosas para la tarde, para que esté todo listo antes de que movió la cola y paró las orejas, como diciéndome feliz cumpleaños, y enseguida se me vino encima,
mis amigos y mis primos llegaran. con tanta mala suerte que en el camino le pisó las zapatillas a Lucrecia.
Con Sarita mirábamos a mamá poner la mesa, que en realidad no era una mesa, sino una tabla Nunca la había escuchado gritar con tanta rabia. Lloró y pataleó y dijo malas palabras y después
larga que mi papá pintó de blanco para salir del paso. Mirábamos a mamá y mirábamos la mesa corrió hasta donde estaba la tía y le dijo que la perra le había embarrado las zapatillas nuevas. Yo
blanca, que se fue llenando de platitos de plástico rojo y chizitos y gaseosa de pomelo y, cada tanto, corrí atrás de ella. ¡Fue sin querer, prima!, le dije, asustado. Tenía miedo de que mi papá la
también se llenaba de las flores que se caían de los lapachos porque se habían quedado dormidas. castigara a la Negrita.
Sarita me hizo reír porque trajo la tarjetita que decía que la invitaba a mi cumpleaños de cinco a Lucrecia me miró con los ojos llenos de odio. Creo que del otro lado de sus pupilas había un
ocho por si en la puerta no la dejaban pasar, pero ¡cómo no la iban a dejar pasar, si era mi mejor monstruo que quería comerme.
amiga! Yo sé que Sarita es mi mejor amiga porque cuando se dio cuenta de que la tarjetita en
realidad era una fotocopia, no se rió como se habían reido... Vos porque no tenés ni zapatillas, me dijo, y la tía le gritó que si no se callaba la boca le iba a dar
una cachetada. Yo sé que a la tía le daba vergüenza que a los primos se les escapara en voz alta lo
¡Los primos! avisó mi papá cuando escuchó el auto de la tía Nora. El auto o sus gritos, no sé. La tía que ella pensaba en silencio.
Nora habla más fuerte que los motores y enseguida se puso a gritar que ¡cuidado con la zanja,
Lucrecia! ¡cuidado que hay barro, Augusto! ¡se van a ensuciar las zapatillas nuevas! Mi papá, que no sabía pedir disculpas, no supo hacer otra cosa que agarrarla a manguerazos a la
Negrita. Pobre Negra. Aulló finito, finito, como suplicando que la perdonen. ¡Pegale más fuerte, tío!,
Augusto y Lucrecia aparecieron en el frente de casa, saltando con cara de asco los charquitos, que le pidió Lucrecia y mi papá le hizo caso porque no quería que nadie supiera que a él le daba mucha
eran como espejos para yuyos, acostados sobre la tierra húmeda. vergüenza no haber podido comprar las zapatillas que le había pedido.
¿No te podías ir a vivir un poquito más lejos?, le dijo la tía Nora a mi mamá cuando ella salió a Después de eso, la Negrita no vino a casa por varios días.
recibirla, secándose las manos con un repasador. La tía tenía cara de enojada y mi mamá le dijo
hola, Nora, pasá, pasá, te sirvo un poco de gaseosa con hielo. Mi mamá apareció con la torta en una bandeja y la canción del feliz cumpleaños en la boca y papá y
la tía y todos los demás (menos los primos) cantaron con ella.
Cuando vienen los primos, mamá se pone nerviosa porque nuestra casa es chiquita y ellos miran
para todos lados y preguntan por qué las paredes están mojadas y por qué el techo es de chapas y Me hicieron pararme en la punta de la tabla con todos los chicos y pedir tres deseos y soplar las
por qué la puerta de mi cuarto es una sábana del Hombre Araña, pero nunca se fijan en cómo velas y papá nos sacó fotos (después las mandaron a revelar y quedaron re lindas porque eran más
crecen los tomates de la huerta, ni les importan ni un poco las flores, como globos brillantes, que o menos las seis y media y a esa hora los árboles del fondo de casa se veían mitad verdes y mitad
cuelgan de los árboles. Jamás preguntan qué significan las canciones de los pajaritos ni saludan al anaranjados.)
Tom y a la Negrita cuando les mueven la cola para darles la bienvenida. Al rato, se ponen La tía Nora vino con un paquete y mi mamá le dijo que muchas gracias, que no se hubiera
chinchudos porque en mi casa no hay cable, ni videojuegos, ni computadora, y dicen que leer y molestado, y ella dijo que feliz cumpleaños, sobrino, que no era nada. Que era ropa que Augusto no
dibujar es aburrido y enseguida empiezan a preguntar cuánto falta para volver. quería usar, pero que estaba nuevita.
Pero mi mamá dijo que igual tenía que invitarlos. Mi papá me sacó una foto con la tía Nora, pero esa no salió tan linda.
Para las cinco y media ya habían llegado todos y nos paramos alrededor de la tabla para tomar una Mi mamá agarró el cuchillo para cortar la torta y Sarita dijo ¡paren, que falta mi regalo! y sacó de
gaseosa de pomelo y comer lo que había en los platitos. abajo de la mesa una bolsita de plástico negro.
Lucrecia le dijo a mi mamá que quería una chocolatada y Augusto se metía los chizitos en la boca y ¡Sorpresa!, me dijo, cuando saqué las zapatillas. Estaban buenísimas. Eran rojas, con cordones
los escupía y como no había chocolate para la chocolatada, Lucrecia agarró su vaso de pomelo y lo blancos y unas tiritas de cuero marrón oscuro cosidas a los costados. Probátelas, me dijo mi mamá,
vació en el pasto. que estaba re contenta. Cuando me las puse, me di cuenta de que me quedaban un poquito chicas,
pero eran tan cómodas que no me importó. Me paré y era como estar parado arriba de la cama de Igual, cuando vivas acá no pienses que te vamos a estar atendiendo ¡eh, sobrino! Ahora porque
mis papás. estás de visita nomás, me avisó, y me puso una sonrisa que era de felicidad, pero por fuera nomás,
La tía aprovechó que mi papá me sacaba una foto con las zapatillas nuevas para decir que gracias porque por dentro era como si alguien le hubiese puesto unos ganchitos de alambre en las
por todo, que muy ricos los chizitos, que se les hacía tarde para la misa. Nos tuvieron que obligar a comisuras de los labios para que sonriera más grande y ahora los ganchitos le estuvieran haciendo
darnos un beso con mis primos, que después se fueron saltando atrás de la tía Nora, que gritaba doler la boca.
¡cuidado con el barro! ¡cuidado con la zanja!
Sí, tía, le dije yo, y me empezó a doler la panza. Es que los tíos estaban preocupados porque mi
No se dieron cuenta, me dijo Sarita, muerta de risa, mostrándome los pies descalzos, escondidos casa quedaba lejos y querían que yo me fuera a vivir con ellos, porque la suya quedaba cerca.
debajo de la tabla.
Hoy nos vimos en la escuela y le conté que apareció la Negrita y ella me contó que le dijo a la mamá Pero mami, si la casa no queda cerca tuyo, entonces para mí queda lejos, no quiero venir, le dije
que se había olvidado las zapatillas en la puerta de su casa porque volvió caminando y había pisado mientras me subía a la bicicleta para volvernos, pero creo que no me escuchó porque no me
barro y me dijo que su mamá le creyó y yo le conté que mi mamá dijo que ella era como mi ángel de respondió nada.
la guarda y ella me contó que el domingo había visto un documental sobre animales y yo le conté
que me quería comprar un cuaderno para hacer historietas y ella me contó que si le sostenés la cola Tardamos mucho en llegar y más tardamos porque hicimos silencio todo el camino. Esa tardecita,
a los canguros, no pueden saltar y yo le conté que hay una mariposa en África que es tan venenosa ningún pajarito me llevó de regreso en el lomo, porque mi mamá pedaleaba despacito, como si sus
que puede matar seis gatos y ella me contó que los pingüinos se quedan con un solo compañero por piernas fueran de cemento. Nos fuimos alejando del centro y del asfalto hasta encontrar la rotonda
el resto de su vida y yo pensé que ojalá Sarita y yo fuéramos pingüinos. de tierra de la entrada del barrio.

Mientras mamá me preparaba el bolso después de cenar, le escribí una carta a Sarita y le puse que
La parte honda del río (La parte honda del río II) 14 minutos hola, Sarita, ¿cómo estás? Te cuento que estoy triste porque me voy a ir a vivir a lo del tío Antonio y
la tía Nora, con Augusto y Lucrecia. Lo que pasa es que ellos viven cerca y mi mamá quiere que yo
Estoy muy preocupado por él, dijo el tío Antonio, agarrándose el pecho y mirándome con los ojos vaya a una escuela donde enseñan inglés y computación. Ojalá en nuestra escuela enseñaran
tristes, pero por fuera nomás, porque por dentro los tenía vacíos, como si alguien se hubiera robado inglés y computación, así no tengo que irme a vivir allá cerca. También te cuento que el viernes mi
sus verdaderas pupilas y en su lugar hubiese puesto unas bolitas de vidrio opaco. Además, vos vivís papá me trajo la revista Billiken, te prometo que hoy la termino de leer y te la presto (le voy a decir a
en un barrio muy feo, Claudia, dijo después, mirando a mi mamá, que bajó la cabeza porque Cintia que te la lleve con esta carta, porque yo no voy a estar.) ¿Sabías que los tiburones bebés ya
pensaba que el tío Antonio tenía razón. Acá, mirá, acá a media cuadra tiene una escuela de primer nacen con dientes para defenderse solos? Cuando nacen, se tienen que ir nadando muy rápido para
nivel, enseñan inglés y computación. Y a dos cuadras, tiene una plaza. ¡Dios mío, Claudia! El que sus mamás no se los coman. Bueno, no te olvides de responderme la carta, mi mamá me dijo
pediátrico está a cinco minutos. ¿Vos pensaste qué vas a hacer cuando se te enferme a las tres de que me la va a traer la semana que viene cuando me venga a visitar, así que apurate. Voy a ir a la
la mañana? ¿Cómo lo traés desde allá? ¿En la bicicleta? Haceme caso, hablá con mi hermano. Acá escuela nueva con las zapatillas que me regalaste así no me olvido de vos. Un día te voy a escribir
va a estar mejor. una carta en inglés y otra carta en computadora. Te quiero mucho. Yo.
Mi mamá no dijo nada. Giró la cabeza y me miró y ¡ay! cómo se le notaba lo triste. Yo estaba La casa del tío Antonio y la tía Nora tiene muchos cuartos y muchos baños y también tiene muchas
sentado en la alfombra, tomando la chocolatada que me había preparado el tío y el último sorbito me escaleras y pasillos que llevan a puertas cerradas con llave. El tío dice que le gustan los animales y
quedó entre la boca y el corazón. por eso tiene tantos bichos embalsamados y su estudio se parece a un museo. A mí no me gustan
Era domingo y habíamos salido a eso de las dos en la bicicleta. Me gustaba la bici porque mi mamá los animales embalsamados, les ponen ojos de vidrio. La tía Nora dice que son una belleza.
me dejaba ir sentado en el manubrio y si cerraba los ojos, parecía que estaba yendo a visitar a los Otra cosa que no me gusta de la casa de los tíos es que está llena de bichos negros, que son unos
tíos montado en el lomo de algún pajarito. ¡Más rápido, ma!, le pedía yo, y mi mamá pedaleaba con monstruos que salen a la madrugada y flotan en la oscuridad de mi pieza y me miran con unos ojos
todas sus fuerzas y era como si la bici empezara a flotar y el viento se me metía por debajo de la que son verdes y brillantes y murmuran cosas que no entiendo. Creo que dicen que me quieren
remera y la inflaba y los otros pájaros nos decían chau cuando pasábamos. agarrar. Yo me tapo con la manta hasta la cabeza y me hago el dormido, pero cuando espío, ellos
Cuando terminé la chocolatada, fui a la cocina a lavar la taza y me encontré con la tía Nora, que se siguen ahí y se quedan hasta que se empieza a hacer de día.
ve que estaba medio nerviosa, porque fumaba y movía las piernas con los ojos clavados en la pava Ya me hice pis encima dos veces. Me da miedo levantarme al baño (que queda re lejos de mi
de agua, que todavía no hervía. Cuando me vio me dijo que dejara la taza en la pileta nomás y yo le cuarto) y que los bichos negros me agarren. La tía Nora me retó mucho, pero no me pegó. Yo le
respondí bueno tía, gracias.
conté sobre los bichos negros, pero no me creyó. Ella piensa que son luciérnagas, pero acá no hay También te mando un cuaderno con todos los cuentos que se me ocurrieron mientras vos no
luciérnagas. Las luciérnagas son animales que andan entre los yuyos y acá todo es de cemento y estabas. Ojalá que te gusten. Dejé unas hojas para que vos también puedas escribir y después me
los únicos animales que tienen están embalsamados y tienen ojos de vidrio. los mandes con tu mamá. Todos los días me pongo un pulóver para ver si el invierno se confunde y
llega más rápido. Te extraño, Sarita.
Hoy me puse re contento. Vinieron mi mamá y Cintia a visitarme y tomamos una chocolatada en la
alfombra mientras los grandes conversaban. Me trajeron un sobre que me mandaba Sarita, que era Me dormí leyendo los cuentos, que hablaban sobre las aventuras de Sarita con Carmelo, su amigo
lo que más estaba esperando. Yo le había contado sobre los bichos negros en mi última carta y ella imaginario que vive en a piecita de las herramientas y que Sarita me va a presentar en invierno,
me había respondido que no me preocupara, que ella me iba a ayudar. cuando vaya a pasar las vacaciones con mis papás y mi hermana.

Me había mandado un paquete re gordo y yo me moría de ganas de abrirlo, pero tenía que Me desperté muchas, muchas horas después y con muchas, muchas ganas de hacer pis. La linterna
aprovechar el tiempo que mamá y Cintia se quedaban, porque recién podían volver el próximo se había quedado sin pilas y cuando me asomé por debajo de las sábanas, vi a los bichos negros
domingo, porque ahora ellas viven lejos. Por eso, el domingo a la noche es la parte más triste de la flotando en la oscuridad del dormitorio y enseguida me empezó a doler la panza, como si mi
semana, porque ahí empiezo a contar cuántas horas faltan para volver a verlas Ahora faltan 167. estómago fuera un trapo de piso mojado que alguien estaba escurriendo.

Le pedí a mi mamá si la podía traer a la Negrita algún día y me dijo que no porque no entraba en el Cerré los ojos, haciendo fuerza para dormirme, pero enseguida me puse a pensar en la tía Nora,
canasto de la bici, pero para mí que es mentira. Primero, porque la Negrita es re chiquitita y encima gritando con una voz que es más fuerte que los motores, diciéndome que era un asqueroso,
se porta re bien; y segundo, porque como la Negrita le había llenado de barro las zapatillas nuevas a reclamándole al tío Antonio que todo había era culpa suya y que ella no lavaba la meada del hijo de
mi prima, Lucrecia, mi tía Nora no la quiere. otra. Después, metía las sábanas en un piletón del fondo y abría la canilla y seguía gritando, sin
prestarle atención al agua, que comenzaba a rebalsar y a llover en cascada sobre las baldosas rojas
Mi mamá me dijo que mi papá se había ido a trabajar, pero que me mandaba un saludo y que del patio y se metía en la casa y trepaba por las escaleras. De repente, todas las habitaciones
preguntaba cómo me estaba yendo en fútbol. Yo quería decirle que me estaba yendo muy mal, que estaban llenas de agua turbia en la que flotaban las camas y las algas, los adornos, los peces, las
el tío me obligaba a ir y que los chicos del club juegan a escupirse entre ellos y que a mí ese juego tortugas y los pobres bichos embalsamados. La tía Nora seguía gritando, pero yo no la escuchaba
no me gusta tanto, que prefería volver a casa y jugar con Sarita al tutti-frutti o al ahorcado o a quién porque de la boca le salían burbujas. La casa se fue poniendo oscura y silenciosa, como la parte
sabe más sobre los animales. Igual, Sarita siempre gana porque en su casa hay un montón de libros más honda del río. Apreté más los ojos (cuando uno hace eso, se ven dibujos de colores) y me
de su mamá, que es maestra. destapé y así, descalzo y ciego como estaba, me puse de pie y salí de la cama y los bichos negros
Me está yendo re bien, mami, le mentí, para que no se pusiera tan triste. Me prometió que nos no pudieron hacerme nada, porque no los miré. Caminé rápido hasta el interruptor y abrí los ojos
veíamos el domingo y me pidió que después le cuente qué me había regalado Sarita y me dio un justo antes de encender la luz y la casa se secó y las camas dejaron de flotar y el río se fue todo por
montón de besos y Cintia también me dio un beso y después mi mamá la subió a la bici y se fueron la ventana y los bichos negros ya no estaban y no hizo falta prender la luz porque junto a mi cama
despacito, despintándose en la oscuridad. estaba Ñangapirí, que me miraba y tenía los ojos como hechos de humo de vela, pero por fuera
nomás, porque por dentro eran como los ojos de Sarita.
Ahora faltan 162 horas para volver a verlas y yo estoy leyendo la carta de Sarita debajo de la manta.
Le pedí a la tía Nora si podía dormir con la luz prendida, pero me dijo que no porque se gasta La transpiración de los hipopótamos (La parte honda del río III) 9 minutos
mucho, así que le tuve que robar la linterna de la cocina. Hola Sarita, ¿cómo estás? Te cuento que yo estoy muy contento porque al final, las vacaciones
Cuando estés asustado (había escrito Sarita, con unas A que parecían manzanas y una T que llegaron más rápido y la semana que viene mi mamá me va a venir a buscar para llevarme a casa.
parecía un paragüas) tenés que cerrar los ojos y hacer como que metés la cabeza en la parte honda La tía Nora dice que las vacaciones llegaron más rápido por culpa de las señoritas de la escuela,
del río. Vas a ver que ahí no se escucha ningún sonido. Ahí no te pueden ir a buscar los bichos que están de paro porque el presidente no les pagó el sueldo, pero ella no sabe que vos te pusiste
negros. Yo también voy cuando me asusto. Capaz si nos asustamos al mismo tiempo, nos el pulóver para que el invierno se confunda los días y llegue más rápido.
encontremos allá, en la parte honda del río. Yo estoy esperando las vacaciones de invierno para que
vengas a jugar conmigo. Acá te mando a Ñangapirí para que te cuide, cuando vuelvas me lo traés. La tía también dice que las señoritas tienen que agradecerle a Dios que tienen trabajo y que tienen
que dejar de ser tan vagas y yo le conté sobre tu mamá, le dije que a ella tampoco le pagan el
Metí la mano en el sobre y encontré el caballito de plástico, gris clarito, como pintado con el humo sueldo y que lee mucho y que tiene un montón de libros y que por eso vos sabés tanto sobre los
de una vela.
animales y que se tiene que ir a la escuela caminando como más o menos cincuenta y cinco Una vez mi mamá me dijo que cuando tirás una piedra contra un vidrio, el vidrio ya esta roto, aunque
cuadras. la piedra todavía no lo alcance.

La tía no me hizo caso y me dijo que si le volvía a contestar me iba a dar una cachetada. Lo que ¿Así que yo estoy muy nerviosa?
pasa es que está muy nerviosa porque mi tío Antonio toma mucho vino y se va a dormir a otra casa.
¿Sabías que los hurones duermen veinte horas por día? A veces, yo también quiero dormir mucho, Me dijo que lo que rompe el vidrio no es la piedra, sino las ganas que tenés de ver el vidrio roto.
así puedo soñar muchas cosas y los días pasan más rápido hasta que volvamos a encontrarnos. ¿Así que querés dormir veinte horas porque no querés estar acá, negrito malagradecido? ¡Mirame
Vos igual seguí poniéndote el pulóver, por las dudas. cuando te hablo!
Te cuento que lo primero que voy a hacer cuando llegue es ir a buscarte a tu casa y llevarte a Cuando levanté la cabeza, vi que de la boca de la tía Nora salían un montón de piedras. Piedras
Ñangapirí para que te cuide a vos. Es re valiente, Ñangapirí. A mí ya me cuidó un montón y los negras, grandes como un puño, que se me venían encima más fuerte que la lluvia que cae de noche
bichos negros se fueron para siempre y ya no tengo más miedo de dormir en la casa de mis tíos con cuando a la siesta hizo mucho calor.
la luz apagada ¡y menos ahora! que falta re poquito para volver.
Me di cuenta que la tía quería romperme.
Le dije a mi prima Lucrecia que iba a ir a pasar las vacaciones con vos y me dijo que qué aburrido,
que las vacaciones son para que la gente se vaya de viaje a Brasil o a Mar del Plata, y yo le dije que Lo que pasa es que la tía Nora está muy nerviosa porque anoche le dijo a mi tío que no tomara más
sí, que tenía razón. Total, para qué iba a pelear. Ella no sabe que si cerramos los ojos podemos ir vino y mi tío le dijo callate la boca, insecto.
mucho más lejos que Mar del Plata. Ella no tiene idea de nuestro escondite secreto en la parte más
A mi me gustan los insectos porque Sarita me contó que tienen una cosa que se llama
honda del río.
exoesqueleto, que es como tener una armadura. Pero la tía Nora no es un insecto. Ella no tiene
¿Qué estás haciendo?, me dijo Augusto, y como yo no lo había escuchado entrar, me asusté. ¿Qué armadura y por eso mi tío la hizo llorar, pobre.
estás escribiendo?, insistió, y yo me apuré a meter la carta abajo de la manta porque abajo de las
¿Cómo te atrevés a contarle a una completa extraña la intimidad de la familia que te está ayudando?
mantas hay como otro mundo, donde los secretos están a salvo.
Pasame el cinto Augusto. ¿Vos sabés lo que le cuesta a tu tío y a mí hacerte un lugar acá para que
¡Mostrame!, me exigió, y se me vino encima y yo no pude hacer nada porque Augusto es más alto y tu papá no te mate a golpes? ¿Vos te pensás que a tu tío le regalan la plata de la cuota de fútbol
más ancho y tiene mucha fuerza y me agarró de la remera y me tiró al piso así nomás, como si yo que tiene que pagar para que vos vayas a arreglarte un poco?
fuera una hormiga de la plaza que se había trepado a un mantel de picnic para robarse las miguitas
Yo no entendía muy bien lo que me quería decir la tía porque estaba más preocupado por Augusto,
de las galletitas dulces.
que había salido corriendo y ahora volvía con una sonrisa de oreja a oreja y el cinto negro del tío
¡Dame! ¡dame! gritaba, mientras desarmaba mi cama buscando la carta que le estaba escribiendo a Antonio en la mano.
Sarita. ¡Dame! ¡dame! protestaba porque no la encontraba y como yo no respondía, Augusto se
Mi materia favorita de la escuela es inglés porque la señorita dice que es como aprender sinónimos
puso muy rojo, como si tuviera ganas de pararse arriba de mi cabeza y hacerla explotar y tanto gritó,
para decir las mismas cosas pero en otros países. Le intenté escribir una carta en inglés a mi mamá
que la tía Nora vino corriendo a ver qué pasaba.
pero todavía no me sale muy bien. Igual, ya no me gusta más ir a inglés porque es a la tarde y los
¿Qué estás haciendo en el piso?, me dijo cuando llegó, pero yo no pude responderle porque chicos de la escuela me esperan a la salida y por suerte mis tíos viven cerca y casi siempre me
Augusto empezó a gritar ¡mirá, mami! ¡mirá, mami! y yo también miré y él tenía la carta que le escapo, pero cuando me agarran, me pegan re fuerte.
estaba escribiendo a Sarita toda arrugada en el puño.
Yo tengo miedo de los dos lados de la puerta porque me parece que la tía Nora me pega por lo
La tía Nora la agarró y se puso los anteojos (que le colgaban de una cadenita alrededor del cuello) y mismo que me pegan los chicos de la escuela. Por lo mismo que me pegó mi papá el día que mi
empezó a leer y yo no sé cómo me animé a gritarle ¡eso es mío!, pero ella ni me miró. Siguió mamá se agarró el pecho y lo llamó al tío Antonio y le pidió que por favor que me llevara con él.
leyendo y leyendo y leyendo y yo veía que ponía unas caras feísimas.
Me hice una bolita contra el ropero y me tapé la cabeza con las manos y la tía me seguía tirando
¿Así que tu tío Antonio toma mucho vino, pendejo de mierda? piedras y cuando las piedras caían al piso se hundían, porque el piso era de agua y las piedras eran
como burbujas y cerré muy fuerte los ojos y vi un montón de colores.
Y todos esos colores se convirtieron en Sarita.

¿Sabés de qué color es la transpiración de los hipopótamos? me preguntó Sarita una siesta que nos
quedamos conversando tirados en el pasto.

Rosada, me dijo, y yo le dije que me dolían los brazos y ella me dijo que los hipopótamos nacen bajo
el agua y yo le dije que tenía miedo porque la tía estaba muy enojada y ella me dijo que el nombre
de los hipopótamos significa caballo de río y yo le dije que Augusto le pidió a la tía que me pegue
más fuerte y ella me dio la mano y me miró a los ojos y me dijo que la tía Nora no sabe llegar a la
parte más honda del río y yo le pregunté si los hipopótamos saben y me dijo que sí y a mí los brazos
también me estaban sudando rosado, porque el cinto negro del tío Antonio tiene una hebilla re
grande, y se los mostré y Sarita se murió de risa y me abrazó y me dijo ¡te convertiste en
hipopótamo!

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