Professional Documents
Culture Documents
Tras escuchar las propuestas de los voceros del no, las delegaciones
realizaron ajustes y llegaron a un nuevo acuerdo final el 12 de
noviembre.
2012
2013
– 20 agosto: Las FARC reconocen por primera vez que tienen parte de
responsabilidad en las víctimas causadas por el conflicto armado.
2014
Este informe hace parte del especial 'Los rostros de la reconciliación' sobre las historias de paz en
Colombia. Haz clic aquí para ver más
2016
2017
Colombia ha sido un país de guerras. En el siglo pasado, desde la de los Mil Días, que
enfrentó a liberales y conservadores y provocó la perdida de Panamá, hasta la lucha contra
los alzados en armas que integraron las Farc. Todo originado por la guerra entre liberales y
conservadores, que comenzó en 1948 con el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán
y terminó, el primero de diciembre de 1957, con el plebiscito que originó el Frente
Nacional.
Esa guerra produjo 300.000 muertos, la mayoría campesinos. A los liberales los llamaban
‘cachiporros’ y a los conservadores, ‘pájaros’ o ‘godos’. Un día del año 49, ‘Vampiro’,
dirigente campesino conservador, incendió a Ceilán en el Valle del Cauca. En ese
pueblo trabajaba en ordeño un muchacho de 18 años llamado Pedro Antonio Marín,
oriundo de Génova (Caldas, en esa época).
Con los años, Marín –‘Tirofijo’– se trasladó al Tolima, se radicalizó y allí hizo parte de los
grupos de autodefensa liberales. Era el segundo al mando de un jefe guerrillero liberal de
Rioblanco (Tolima), llamado Gerardo Loaiza. (Lea el texto completo y definitivo del
acuerdo final de paz)
Cuando se creó el Frente Nacional, para alternar a liberales y conservadores en el poder,
surgió una división en el liberalismo. Los ‘limpios’ (liberales puros) y los ‘comunes’ (con
cierta orientación comunista). Estos ‘comunes’ son el grupo germen de las Farc, contra el
cual se organizó la operación Marquetalia en 1964, durante el gobierno de Guillermo Leon
Valencia. Ahí nacen las Farc. Desde entonces hasta hoy, el país se llenó de sepulturas,
viudas, desplazados, minas, mutilados, secuestrados, huérfanos. La nación se cubrió de
sangre, muerte y luto.
Toda esta historia de horror termina esta noche a las 12 de la noche. Termina la guerra. Un
hombre, el presidente Juan Manuel Santos, se empeñó desde su primer mandato, en
lograr la paz para este país. Enfrentó todo tipo de dificultades, que hoy subsisten. Al
extremo de que mientras líderes mundiales como el papa Francisco y el presidente Barack
Obama lo apoyan –al igual que una organización como la ONU, que reúne a todas las
naciones– en el país, algunos dirigentes lo impugnan. (Lea también: Paz con Farc, entre la
esperanza, plebiscito y el salto al futuro)
El diálogo con este hombre, hoy el jefe de Estado que recibió el mandato popular de lograr
la paz y que puede afirmar “misión cumplida”, se inicia con inquirir dónde y cuándo se
firmará el acuerdo de paz.
“El acuerdo final ya es inmodificable. Estamos mirando opciones de fecha y lugar, pero
será sin duda antes del plebiscito”.
Cartagena es una de las opciones. Es una ciudad emblemática de Colombia, con facilidad
de acceso y capacidad para un evento de esa trascendencia. Pero no hemos decidido.
Por supuesto. Y a los mandatarios de Francia, España, Noruega, Chile, Venezuela, Cuba,
Ecuador… A todos los que ayudaron a este nuevo amanecer.
¿Cuándo se firmará?
Entre el 20 y el 30 de septiembre.
El acuerdo de paz tiene 297 páginas. ¿Qué va a hacer el Gobierno para resumirlo y
hacerlo entendible?
Es un acuerdo de paz muy completo; diría que el más completo que se ha hecho en el
mundo. Es un acuerdo que permite efectivamente poner fin al conflicto y establece las
bases para que nunca más regrese la violencia. Es un acuerdo que beneficia a todos los
colombianos. Para que la gente lo conozca y lo entienda, vamos a divulgarlo en su totalidad
y en resúmenes pedagógicos a través de las páginas web del Gobierno, de redes sociales, en
medios masivos de radio y televisión; a través de cartillas, foros, conversatorios y otros
eventos. No vamos a desaprovechar ningún espacio para hacer pedagogía sobre el acuerdo.
La Corte Constitucional ordenó que la pregunta para el plebiscito sea clara y concisa.
¿Cómo lo hará si el acuerdo no es ni claro ni conciso?
No lo dude: la pregunta será clara y concisa para que la gente sepa que con su voto está
validando o rechazando un acuerdo que permite poner fin al conflicto y construir una paz
estable y duradera. (También: Fiscalía rastrea bienes de Farc en el exterior)
Pero es que la Corte también dijo que el acuerdo debe ser entendible para todos los
ciudadanos. Con todo respeto, ¿cómo hará para que la gente lea semejante documento
y, sobre todo, lo entienda?
Con mucha pedagogía y claridad. La esencia del acuerdo es sencilla: fórmulas acordadas
para poner fin a la violencia, reconocer y reparar a las víctimas, justicia, fortalecimiento y
ampliación de la democracia, lucha eficaz contra el narcotráfico e inversión y presencia del
Estado para el campo y las poblaciones más afectadas por un conflicto de más de 50 años.
¿La pregunta para el plebiscito estará simplificada, más o menos, con lo que me acaba
de decir?
Así es. Por eso, la pregunta no versará sobre la paz en términos abstractos sino sobre el
acuerdo de paz que se logró en La Habana.
La Corte también ordenó que la voluntad popular no puede ser “manipulada con la
pregunta”. ¿Cómo hará usted para evitarlo?
Hay algunos apartes del acuerdo que no son fácilmente comprensibles para el
ciudadano común. Por ejemplo: hay mucho desconocimiento sobre la Jurisdicción
para la Paz. ¿Cómo la resumiría?
La Jurisdicción Especial para la Paz es un sistema de justicia que se usa cuando una
sociedad está transitando de un conflicto armado hacia la paz. Lo han aplicado muchos
países que, como nosotros, han tenido conflictos armados.
¿Pero qué hará la Jurisdicción para la Paz? ¿Qué es? ¿Para qué sirve?
Investigará y sancionará a los que hayan cometido graves violaciones a los derechos
humanos o graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario. Esas personas
deberán decir toda la verdad, reparar integralmente a sus víctimas y dar garantías de que no
repetirán las conductas.
¿Pero no serán castigados?
Pero esa es una tarea ardua que, según los expertos, puede durar hasta 20 años…
La Jurisdicción Especial de Paz puede hacer rápido y bien hecho su trabajo. Espero que sea
mucho menos de 20 años.
¿Y quién juzgará?
El tribunal para la paz, que hace parte fundamental de la jurisdicción de la cual estamos
hablando.
Las entidades que los van a definir son: el Secretario de la ONU, la Sala Penal de la Corte
Suprema de Justicia, la delegación en Colombia del Centro Internacional de Justicia
Transicional y la Comisión Permanente del Sistema Universitario del Estado.
¿Cuántos magistrados y cuántas cortes o salas tendrá esta justicia?
En toda la jurisdicción para la paz habrá 42 personas. Cada sala estará compuesta por,
mínimo, 6 magistrados, y en cada sala podrán estar dos magistrados extranjeros, del grupo
de 6.
Absolutamente falso. No habrá impunidad. Habrá sanciones efectivas para los responsables
de los delitos más graves. Algunos pretenden decir que la única sanción es la de la cárcel
con barrotes, pero la experiencia internacional muestra que eso no es así. La justicia
transicional permite no solo sancionar a los responsables por sus delitos, sino que las
víctimas conozcan la verdad sobre lo que pasó con sus seres queridos, sean reparadas y
existan garantías de que esos hechos que las victimizaron no ocurrirán otra vez.
Como muchas partes del acuerdo están basadas en compromisos que han aceptado
cumplir las Farc, ¿que mecanismo utilizará el Gobierno para garantizar que si
cumplan lo pactado?
Habrá un mecanismo tripartito de verificación del cual harán parte Naciones Unidas, el
Gobierno y las Farc. La idea es que las partes nos hagamos un control mutuo y que,
además, haya una entidad de la seriedad de la ONU que vigile y dirima las diferencias.
¿Y si se confirma que las Farc no están cumpliendo lo pactado, qué pasa?
En el caso contrario, las Farc dijeron en Cuba que es indispensable que se garantice el
cumplimiento del acuerdo. ¿Qué garantías da usted de que se cumplirá?
¿Qué va a pasar con los guerrilleros de las Farc cuando terminen las zonas de
concentración?
Los miembros de las Farc entrarán a las zonas veredales como guerrilleros y saldrán como
civiles. Civiles que ingresarán tanto a la Jurisdicción Especial para la Paz para resolver su
situación jurídica, como a un proceso de reincorporación a la vida civil. El Estado está listo
para recibirlos en estos programas, en los que tenemos muchísima experiencia.
Habrá amnistía o indulto para los delitos políticos y aquellos que el Congreso defina como
conexos a estos. No habrá amnistía ni indulto para las graves violaciones a los derechos
humanos ni las graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario.
En su alocución del miércoles, usted dijo que el “acuerdo es inmodificable”. ¿Qué
quiere decir eso?
Así de claro. Se terminó la negociación, y este es el acuerdo final y definitivo. No hay nada
que se pueda cambiar o modificar. Ese es el texto sobre el cual los colombianos se
pronunciarán el 2 de octubre. Y si recibe el apoyo ciudadano mayoritario –como estoy
convencido–, se acabará con 50 años de guerra con las Farc y nos dará la oportunidad de
construir un país en paz.
Eso es ni más ni menos que el fin de la guerra. A partir de mañana, las partes en conflicto
cesarán para siempre sus hostilidades. Esa es la materialización del fin de la guerra de más
de 50 años... Pero que quede claro: la Fuerza Pública seguirá persiguiendo a los grupos
criminales que continúan al margen de la ley delinquiendo y atacando a la población civil.
Por definición, no hay acuerdo perfecto. En una negociación, ambas partes ceden. Nosotros
teníamos claras las líneas rojas y nunca las traspasamos. Este es un acuerdo bueno para los
colombianos. Es razonable, y lo podemos cumplir. Es el mejor acuerdo posible y nos da la
oportunidad histórica de poner fin a la guerra y construir con optimismo un país más
seguro, mejor para nosotros y nuestros hijos.
¿Qué retos?
Los de un país normal que resuelve sus conflictos por la democracia y que dedica todas sus
capacidades y talentos a construir una sociedad más justa, más educada y más próspera.
¿Por qué los negociadores del Gobierno pidieron tener paciencia? ¿Paciencia para
qué?
Paciencia porque la paz no se puede hacer de afán. Necesitamos más de cinco años, entre
conversaciones secretas y públicas, para llegar a un buen acuerdo. Tuvimos que armarnos
de paciencia, pasamos por las duras y las maduras, pero lo logramos. Como dicen, la
paciencia es la madre de todas las ciencias.
Las Farc están obligadas a cumplir todas las condiciones de la paz, es decir,
desmovilizarse, no traficar con droga, no estar armados, no atracar, no extorsionar,
no secuestrar. Si violan esas prohibiciones, ¿qué pasa? ¿Serán tratados como
delincuentes?
Exactamente.
Inicialmente, las Farc tendrán seis voceros. Con voz pero sin voto. La idea es que en el
Congreso participen exclusivamente en los debates de implementación del acuerdo de paz.
En las elecciones de 2018 y 2022, como movimiento político sin armas. Deberán participar
en los procesos electorales como cualquier otro partido político.
¿Y si no tienen votos?
Nooo. No son curules a dedo. Solo se asignarán las que falten para completar cinco curules,
de tal manera que cuando en la lista obtengan cinco o más no se asignará ninguna adicional.
Y a partir del 2026 entrarán a participar sin ningún tipo de beneficio en las elecciones.
Varios dirigentes han dicho que lo que se acordó en Cuba es el fin de la guerra y no el
comienzo de la paz. ¿Eso es así?
Lo hemos dicho en muchas ocasiones: lo que se acordó en La Habana con las Farc es la
terminación del conflicto armado con esa organización. Se trata del primer paso para la
construcción de una paz estable y duradera en la que debemos participar el Gobierno, las
Farc y toda la sociedad colombiana.
Los milicianos que estén en las ciudades tendrán que hacer tránsito hacia las zonas
veredales y allí empezar el proceso de reincorporación a la vida civil.
¿Cómo hará usted para que las Farc cumplan su promesa de liberar a todos los
menores reclutados?
¿Y a partir del día en que se firme la paz, qué pasará con los exguerrilleros?
Que dejan de existir como grupo armado e inician su tránsito hacia la vida civil. Para ello,
se ubicarán en unas zonas del país, las zonas veredales transitorias de normalización,
durante no más de 180 días, en donde dejarán las armas en manos de la ONU. Después
empezarán su proceso de reincorporación a la sociedad e ingresarán al sistema especial de
justicia.
El viernes, en un acto público, usted le dijo al vicepresidente Germán Vargas Lleras
que lo quería ver “ayudando al sí” en el plebiscito. ¿Por qué hizo esa observación?
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO
Colombia ha sido un país de guerras. En el siglo pasado, desde la de los Mil Días, que
enfrentó a liberales y conservadores y provocó la perdida de Panamá, hasta la lucha contra
los alzados en armas que integraron las Farc. Todo originado por la guerra entre liberales y
conservadores, que comenzó en 1948 con el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán
y terminó, el primero de diciembre de 1957, con el plebiscito que originó el Frente
Nacional.
Esa guerra produjo 300.000 muertos, la mayoría campesinos. A los liberales los llamaban
‘cachiporros’ y a los conservadores, ‘pájaros’ o ‘godos’. Un día del año 49, ‘Vampiro’,
dirigente campesino conservador, incendió a Ceilán en el Valle del Cauca. En ese
pueblo trabajaba en ordeño un muchacho de 18 años llamado Pedro Antonio Marín,
oriundo de Génova (Caldas, en esa época).
Con los años, Marín –‘Tirofijo’– se trasladó al Tolima, se radicalizó y allí hizo parte de los
grupos de autodefensa liberales. Era el segundo al mando de un jefe guerrillero liberal de
Rioblanco (Tolima), llamado Gerardo Loaiza. (Lea el texto completo y definitivo del
acuerdo final de paz)
Cuando se creó el Frente Nacional, para alternar a liberales y conservadores en el poder,
surgió una división en el liberalismo. Los ‘limpios’ (liberales puros) y los ‘comunes’ (con
cierta orientación comunista). Estos ‘comunes’ son el grupo germen de las Farc, contra el
cual se organizó la operación Marquetalia en 1964, durante el gobierno de Guillermo Leon
Valencia. Ahí nacen las Farc. Desde entonces hasta hoy, el país se llenó de sepulturas,
viudas, desplazados, minas, mutilados, secuestrados, huérfanos. La nación se cubrió de
sangre, muerte y luto.
Toda esta historia de horror termina esta noche a las 12 de la noche. Termina la guerra. Un
hombre, el presidente Juan Manuel Santos, se empeñó desde su primer mandato, en
lograr la paz para este país. Enfrentó todo tipo de dificultades, que hoy subsisten. Al
extremo de que mientras líderes mundiales como el papa Francisco y el presidente Barack
Obama lo apoyan –al igual que una organización como la ONU, que reúne a todas las
naciones– en el país, algunos dirigentes lo impugnan. (Lea también: Paz con Farc, entre la
esperanza, plebiscito y el salto al futuro)
El diálogo con este hombre, hoy el jefe de Estado que recibió el mandato popular de lograr
la paz y que puede afirmar “misión cumplida”, se inicia con inquirir dónde y cuándo se
firmará el acuerdo de paz.
“El acuerdo final ya es inmodificable. Estamos mirando opciones de fecha y lugar, pero
será sin duda antes del plebiscito”.
Cartagena es una de las opciones. Es una ciudad emblemática de Colombia, con facilidad
de acceso y capacidad para un evento de esa trascendencia. Pero no hemos decidido.
Por supuesto. Y a los mandatarios de Francia, España, Noruega, Chile, Venezuela, Cuba,
Ecuador… A todos los que ayudaron a este nuevo amanecer.
¿Cuándo se firmará?
Entre el 20 y el 30 de septiembre.
El acuerdo de paz tiene 297 páginas. ¿Qué va a hacer el Gobierno para resumirlo y
hacerlo entendible?
Es un acuerdo de paz muy completo; diría que el más completo que se ha hecho en el
mundo. Es un acuerdo que permite efectivamente poner fin al conflicto y establece las
bases para que nunca más regrese la violencia. Es un acuerdo que beneficia a todos los
colombianos. Para que la gente lo conozca y lo entienda, vamos a divulgarlo en su totalidad
y en resúmenes pedagógicos a través de las páginas web del Gobierno, de redes sociales, en
medios masivos de radio y televisión; a través de cartillas, foros, conversatorios y otros
eventos. No vamos a desaprovechar ningún espacio para hacer pedagogía sobre el acuerdo.
La Corte Constitucional ordenó que la pregunta para el plebiscito sea clara y concisa.
¿Cómo lo hará si el acuerdo no es ni claro ni conciso?
No lo dude: la pregunta será clara y concisa para que la gente sepa que con su voto está
validando o rechazando un acuerdo que permite poner fin al conflicto y construir una paz
estable y duradera. (También: Fiscalía rastrea bienes de Farc en el exterior)
Pero es que la Corte también dijo que el acuerdo debe ser entendible para todos los
ciudadanos. Con todo respeto, ¿cómo hará para que la gente lea semejante documento
y, sobre todo, lo entienda?
Con mucha pedagogía y claridad. La esencia del acuerdo es sencilla: fórmulas acordadas
para poner fin a la violencia, reconocer y reparar a las víctimas, justicia, fortalecimiento y
ampliación de la democracia, lucha eficaz contra el narcotráfico e inversión y presencia del
Estado para el campo y las poblaciones más afectadas por un conflicto de más de 50 años.
¿La pregunta para el plebiscito estará simplificada, más o menos, con lo que me acaba
de decir?
Así es. Por eso, la pregunta no versará sobre la paz en términos abstractos sino sobre el
acuerdo de paz que se logró en La Habana.
La Corte también ordenó que la voluntad popular no puede ser “manipulada con la
pregunta”. ¿Cómo hará usted para evitarlo?
Hay algunos apartes del acuerdo que no son fácilmente comprensibles para el
ciudadano común. Por ejemplo: hay mucho desconocimiento sobre la Jurisdicción
para la Paz. ¿Cómo la resumiría?
La Jurisdicción Especial para la Paz es un sistema de justicia que se usa cuando una
sociedad está transitando de un conflicto armado hacia la paz. Lo han aplicado muchos
países que, como nosotros, han tenido conflictos armados.
¿Pero qué hará la Jurisdicción para la Paz? ¿Qué es? ¿Para qué sirve?
Investigará y sancionará a los que hayan cometido graves violaciones a los derechos
humanos o graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario. Esas personas
deberán decir toda la verdad, reparar integralmente a sus víctimas y dar garantías de que no
repetirán las conductas.
¿Pero no serán castigados?
Pero esa es una tarea ardua que, según los expertos, puede durar hasta 20 años…
La Jurisdicción Especial de Paz puede hacer rápido y bien hecho su trabajo. Espero que sea
mucho menos de 20 años.
¿Y quién juzgará?
El tribunal para la paz, que hace parte fundamental de la jurisdicción de la cual estamos
hablando.
Las entidades que los van a definir son: el Secretario de la ONU, la Sala Penal de la Corte
Suprema de Justicia, la delegación en Colombia del Centro Internacional de Justicia
Transicional y la Comisión Permanente del Sistema Universitario del Estado.
¿Cuántos magistrados y cuántas cortes o salas tendrá esta justicia?
En toda la jurisdicción para la paz habrá 42 personas. Cada sala estará compuesta por,
mínimo, 6 magistrados, y en cada sala podrán estar dos magistrados extranjeros, del grupo
de 6.
Absolutamente falso. No habrá impunidad. Habrá sanciones efectivas para los responsables
de los delitos más graves. Algunos pretenden decir que la única sanción es la de la cárcel
con barrotes, pero la experiencia internacional muestra que eso no es así. La justicia
transicional permite no solo sancionar a los responsables por sus delitos, sino que las
víctimas conozcan la verdad sobre lo que pasó con sus seres queridos, sean reparadas y
existan garantías de que esos hechos que las victimizaron no ocurrirán otra vez.
Como muchas partes del acuerdo están basadas en compromisos que han aceptado
cumplir las Farc, ¿que mecanismo utilizará el Gobierno para garantizar que si
cumplan lo pactado?
Habrá un mecanismo tripartito de verificación del cual harán parte Naciones Unidas, el
Gobierno y las Farc. La idea es que las partes nos hagamos un control mutuo y que,
además, haya una entidad de la seriedad de la ONU que vigile y dirima las diferencias.
¿Y si se confirma que las Farc no están cumpliendo lo pactado, qué pasa?
En el caso contrario, las Farc dijeron en Cuba que es indispensable que se garantice el
cumplimiento del acuerdo. ¿Qué garantías da usted de que se cumplirá?
¿Qué va a pasar con los guerrilleros de las Farc cuando terminen las zonas de
concentración?
Los miembros de las Farc entrarán a las zonas veredales como guerrilleros y saldrán como
civiles. Civiles que ingresarán tanto a la Jurisdicción Especial para la Paz para resolver su
situación jurídica, como a un proceso de reincorporación a la vida civil. El Estado está listo
para recibirlos en estos programas, en los que tenemos muchísima experiencia.
Habrá amnistía o indulto para los delitos políticos y aquellos que el Congreso defina como
conexos a estos. No habrá amnistía ni indulto para las graves violaciones a los derechos
humanos ni las graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario.
En su alocución del miércoles, usted dijo que el “acuerdo es inmodificable”. ¿Qué
quiere decir eso?
Así de claro. Se terminó la negociación, y este es el acuerdo final y definitivo. No hay nada
que se pueda cambiar o modificar. Ese es el texto sobre el cual los colombianos se
pronunciarán el 2 de octubre. Y si recibe el apoyo ciudadano mayoritario –como estoy
convencido–, se acabará con 50 años de guerra con las Farc y nos dará la oportunidad de
construir un país en paz.
Eso es ni más ni menos que el fin de la guerra. A partir de mañana, las partes en conflicto
cesarán para siempre sus hostilidades. Esa es la materialización del fin de la guerra de más
de 50 años... Pero que quede claro: la Fuerza Pública seguirá persiguiendo a los grupos
criminales que continúan al margen de la ley delinquiendo y atacando a la población civil.
Por definición, no hay acuerdo perfecto. En una negociación, ambas partes ceden. Nosotros
teníamos claras las líneas rojas y nunca las traspasamos. Este es un acuerdo bueno para los
colombianos. Es razonable, y lo podemos cumplir. Es el mejor acuerdo posible y nos da la
oportunidad histórica de poner fin a la guerra y construir con optimismo un país más
seguro, mejor para nosotros y nuestros hijos.
¿Qué retos?
Los de un país normal que resuelve sus conflictos por la democracia y que dedica todas sus
capacidades y talentos a construir una sociedad más justa, más educada y más próspera.
¿Por qué los negociadores del Gobierno pidieron tener paciencia? ¿Paciencia para
qué?
Paciencia porque la paz no se puede hacer de afán. Necesitamos más de cinco años, entre
conversaciones secretas y públicas, para llegar a un buen acuerdo. Tuvimos que armarnos
de paciencia, pasamos por las duras y las maduras, pero lo logramos. Como dicen, la
paciencia es la madre de todas las ciencias.
Las Farc están obligadas a cumplir todas las condiciones de la paz, es decir,
desmovilizarse, no traficar con droga, no estar armados, no atracar, no extorsionar,
no secuestrar. Si violan esas prohibiciones, ¿qué pasa? ¿Serán tratados como
delincuentes?
Exactamente.
Inicialmente, las Farc tendrán seis voceros. Con voz pero sin voto. La idea es que en el
Congreso participen exclusivamente en los debates de implementación del acuerdo de paz.
En las elecciones de 2018 y 2022, como movimiento político sin armas. Deberán participar
en los procesos electorales como cualquier otro partido político.
¿Y si no tienen votos?
Nooo. No son curules a dedo. Solo se asignarán las que falten para completar cinco curules,
de tal manera que cuando en la lista obtengan cinco o más no se asignará ninguna adicional.
Y a partir del 2026 entrarán a participar sin ningún tipo de beneficio en las elecciones.
Varios dirigentes han dicho que lo que se acordó en Cuba es el fin de la guerra y no el
comienzo de la paz. ¿Eso es así?
Lo hemos dicho en muchas ocasiones: lo que se acordó en La Habana con las Farc es la
terminación del conflicto armado con esa organización. Se trata del primer paso para la
construcción de una paz estable y duradera en la que debemos participar el Gobierno, las
Farc y toda la sociedad colombiana.
Los milicianos que estén en las ciudades tendrán que hacer tránsito hacia las zonas
veredales y allí empezar el proceso de reincorporación a la vida civil.
¿Cómo hará usted para que las Farc cumplan su promesa de liberar a todos los
menores reclutados?
¿Y a partir del día en que se firme la paz, qué pasará con los exguerrilleros?
Que dejan de existir como grupo armado e inician su tránsito hacia la vida civil. Para ello,
se ubicarán en unas zonas del país, las zonas veredales transitorias de normalización,
durante no más de 180 días, en donde dejarán las armas en manos de la ONU. Después
empezarán su proceso de reincorporación a la sociedad e ingresarán al sistema especial de
justicia.
El viernes, en un acto público, usted le dijo al vicepresidente Germán Vargas Lleras
que lo quería ver “ayudando al sí” en el plebiscito. ¿Por qué hizo esa observación?
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO
Los múltiples intentos de paz en
Colombia
Andrés Pastrana intentó los diálogos con las Farc. En la imagen la conocida 'Silla vacía'. Archivo
PROCESO DE PAZ
POLÍTICA
1974
1984
El entonces presidente Belisario Betancur Cuartas instaló diálogos de paz con las Farc y
con el M-19 y EPL. El ELN también recibió el llamado pero fue el que menos atendió.
La propuesta para la guerrilla de las Farc fue la creación de una nueva organización
pacífica para poco a poco ser reintegrados a la sociedad civil bajo un acuerdo llamado de
La Uribe.
Para el M-19 y el EPL el Gobierno buscó diálogos para llegar a una Asamblea Nacional
Constituyente. Un año después sucedió la toma al Palacio de Justicia, bajo la premisa del
incumplimiento de los acuerdos de paz y reinserción pactados por Betancur.
1986
El gobierno de Virgilio Barco firmó acuerdos de paz en los últimos meses de mandato con
el M-19 y el EPL. Además intentó con las Farc pero no tuvo acogida.
El Espectador
Las Farc, ELN, M-19, PRT y el movimiento Quintín Lame crearon la Coordinadora
Nacional Guerrillera 'Simón Bolívar', un intento de unificar las guerrillas para trazar una
hoja de ruta para la firma del proceso de paz.
El 8 de marzo de 1990 los combatientes del M-19 entregaron armas bajo las órdenes de su
líder Carlos Pizarro. Luego de eso se convirtieron en un grupo político denominado
“Alianza Democrática M-19”.
1990
César Gaviria bajo su Gobierno inició un proceso de diálogos con las guerrillas de las Farc,
el ELN y el EPL, agrupadas en la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar. Los principales
acercamientos se produjeron con el ELP, aunque el ELN estuvo en el proceso desde su
inicio.
Centro de Memoria, Paz y Reconciliación.
Las negociaciones finalizaron a raíz del secuestro y muerte en cautiverio del exministro
Argelino Durán Quintero por el EPL.
1994
En mandato de Ernesto Samper se dio el reconocimiento político a las guerrillas. El
Gobierno inició negociaciones con el ELN con la mediación de Alemania. El grupo
guerrillero designó a ‘Felipe Torres’ y ‘Antonio Galán’ como sus voceros.
Centro de Memoria, Paz y Reconciliación.
En los diálogos se consiguió un preacuerdo de cese al fuego. Luego de la muerte de Manuel
‘El Cura’ Pérez, máximo comandante del ELN, se acabó el proceso.
1998
El entonces presidente Andrés Pastrana reanudó conversaciones con las Farc. Las reuniones
se realizaron con Manuel Marulanda alias 'Tirofijo' y se anunció el despeje varios
municipios para iniciar formalmente el proceso de paz. Se dio el fallido proceso, el evento
denominado “La silla vacía” y el despeje del Caguán (una zona de distensión de 42.000
kilómetros).
Centro de Memoria, Paz y Reconciliación.
Pastrana también buscó acercamiento con el ELN en la llamada Reunión de Río verde. Se
planteó la posibilidad de otro ‘Caguán’ pero este sería entre Bolívar y el Magdalena medio.
El despeje no se dio y el grupo armado lo denominó incumplimiento, acabando las
conversaciones.
2005
Durante los ocho años de gobierno de Álvaro Uribe Vélez se llevaron a cabo rondas
exploratorias con el ELN.
Entre diciembre de 2005 y agosto de 2007 se llevaron a cabo ocho rondas exploratorias en
La Habana con el ELN.
Centro de Memoria, Paz y Reconciliación.
Se liberó a ‘Francisco Galán’, portavoz de la guerrilla, y se levantaron las órdenes de
captura a ‘Antonio García’ y ‘Ramiro Vargas’, para cumplieran funciones de voceros en
Cuba.
Introducción
Sin embargo, para valorar adecuadamente lo que significa este descenso hay
que considerarlo comparativamente con los niveles que ha tenido el conflicto
armado en los últimos veinte años. Las acciones bélicas, que han vuelto a
subir en el 2006 y el 2007, siguen manteniendo, no obstante el descenso
mencionado, un nivel que es equiparable al que presentó la confrontación
armada durante gran parte de los noventa. Por otra parte, se constata un
descenso relativo más alto en el número de combatientes muertos como
resultado de las acciones bélicas, ya que éstos descienden en 2006 por
debajo de la línea de los 1.000 muertos por año, por primera vez desde 1990,
aunque vuelven a subir ligeramente en 2007. Aunque dicho descenso
significaría que formalmente en los estándares internacionales Colombia salió
del estadio de conflicto armado mayor, hay otros indicadores que nos invitan
a ser más prudentes en el análisis, ya que sugieren que hay una continuidad
del conflicto.
De 1978 a 1986
De 1986 a 1993
La administración de Virgilio Barco (1986-1990), con su carácter
tecnocrático, introdujo modificaciones a la política de paz que heredó
de su antecesor. De ello se derivaron sus logros pero también sus
limitaciones; de hecho, en este gobierno surgió el único modelo de
negociación que en estos veinte años ha logrado llegar a unos acuerdos de
paz. El proceso de paz se institucionalizó y se centralizó, con lo cual
quedó claro el liderazgo y dirección del Estado y, en concreto, de la
Presidencia de la República. Se creó la Consejería de Reconciliación,
Normalización y Rehabilitación, bajo cuya dirección estuvo el manejo de la
política de paz. Por otro lado, se clarificaron los objetivos de las
negociaciones, pero esto mismo significó que se le establecieran unos límites
claros, sobre todo a las posibilidades de participación social en el proceso.
Luego del fracaso del proceso de paz en Caracas y Tlaxcala, las Fuerzas
Armadas, encabezadas por un Ministro de Defensa civil, hicieron una
declaratoria de ‘guerra integral’ contra los grupos guerrilleros. Lo irónico es
que los resultados fueron bastante pobres, dejando una guerrilla con mayor
fortaleza militar. Y mientras se hacía la guerra con las FARC y el ELN, el
gobierno utilizó el esquema de negociación formulado por la administración
Barco, sin introducirle ninguna variación, en tres negociaciones marginales
con pequeños frentes o disidencias guerrilleras.
De 1998 a 2002
El Plan Colombia;
La política de paz durante estos tres años se gestó y manejó entre personas
del círculo más cercano al Presidente, y con un gran protagonismo por parte
del propio Presidente. Fue una política que mostró por momentos grandes
dosis de osadía política, pero en la cual no es posible discernir una estrategia
definida y clara. Quedan varios interrogantes sobre la claridad del gobierno
en algunos puntos del proceso: la zona desmilitarizada que no contó con
ningún tipo de veeduría, una agenda de negociación excesivamente amplia,
un manejo torpe de las relaciones con los militares, y el desinterés del
gobierno para convocar un mayor respaldo social y político a favor del
proceso de paz, no obstante la opinión pública favorable luego del Mandato
por la Paz.
Al terminar 1999, a pesar de que las negociaciones con las FARC llevaban un
año, el proceso estaba estancado y sin perspectivas claras. La movilización
por la paz comenzó paradójicamente a descender, aunque en este año
todavía estaba impulsada por los resultados de una amplia alianza política y
el apoyo de los medios, como pudo verse con claridad en las marchas del No
Más. Su éxito en movilizar millones de personas fue el resultado, por una
parte, de la alianza entre País Libre, REDEPAZ, y otras organizaciones por la
paz; pero, por otra parte, fue ciertamente el resultado del gran eco que la
campaña encontró en los medios de comunicación, particularmente en los
más importantes e influyentes periódicos. Sin embargo, por la manera las
marchas se presentaron en las noticias de los periódicos, la campaña del
No Más se convirtió en una campaña contra la guerrilla, en una clara
condenación de su accionar (Romero, 2001: 430).
Negociar en medio del conflicto con las FARC conllevó serias tensiones y
limitados resultados. Las principales tensiones en el proceso de paz fueron
causadas por problemas relacionados con la zona de distensión y con los
grupos paramilitares. A estos dos temas espinosos se agregan una serie de
escollos, algunos bastante delicados, que desaceleraron seriamente el
proceso de paz. Solo se entiende la difícil dinámica que siguió el proceso de
negociación cuando se mira hacia otro plano: el de la confrontación armada.
Hubo un serio pulso por mostrar quién tenía más fuerza y capacidad militar.
Con relación a los resultados, solo se logró un acuerdo humanitario para el
intercambio de soldados y policías retenidos por guerrilleros presos y
enfermos (junio de 2001). Cuando el presidente Pastrana puso fin al
proceso de paz con las FARC el 20 de febrero del 2002, quedó claro
cómo tanto las FARC como el Gobierno venían jugando en dos planos:
el de la paz y el de la guerra. El proceso de paz estuvo en todo momento
bajo la presión de la dinámica armada, con el agravante que ambas partes
pensaban que les era posible alcanzar una correlación de fuerzas favorable
por la vía de la confrontación armada.
De 2002 al 2009
No obstante ello, Uribe Vélez no cerró del todo la puerta para una negociación
con los grupos armados, aunque considera que solo es posible desde una
posición de fuerza. Ahora bien, el asunto complicado en este punto es el
‘proceso de paz’ que su gobierno impulsó con los grupos
paramilitares, el cual ha generado muchos cuestionamientos y
críticas. “Pero aún hay más preguntas que respuestas, las cuales se refieren
al alcance del desarme de los paramilitares, su papel en el narcotráfico, y su
posible conversión en “soldados campesinos” tras la desmovilización.
También hay cuestiones más profundas sobre la verdad, justicia y reparación
por las atrocidades cometidas, al igual que el grado de responsabilidad del
Estado en la creación y desarrollo del paramilitarismo (García-Peña, 2004:
66). La desmovilización de alrededor de 32.000 paramilitares no
significó el desmonte de las estructuras paramilitares, las cuales han
seguido operando, como han podido constatar muy distintas
organizaciones de derechos humanos, la Oficina de la Alta Comisionada de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas e, incluso, la Misión de la OEA
encargada de monitorear el proceso de desmovilización. “La oportunidad que
existió de desmantelar las actuales estructuras paramilitares a través de la
negociación se perdió… es inevitable llegar a la conclusión de que habrá una
tercera generación de grupos paramilitares”. Igualmente la Ley de Justicia y
Paz ha mostrado resultados bastante limitados en el proceso de juzgar a los
paramilitares que se acogieron a la misma y el gobierno debió extraditar a
los principales jefes paramilitares a Estados Unidos, reclamados por
narcotráfico. Por otra parte, el proceso no satisface las demandas de las
víctimas y sus familiares a niveles adecuados de verdad, justicia, reparación
y a la exigencia de no repetición de la violencia en su contra.
¿Cuáles son los campos en los que habría que trabajar para construir
una paz durable en Colombia y a nivel mundial? Como se lo ha
entendido en los trabajos de resolución de conflictos y estudios de paz en la
literatura y experiencias en distintas partes del mundo, la construcción de la
paz tiene un correlato con la dinámica y fases del conflicto. Hay un trabajo
de prevención cuando el conflicto es todavía latente o cuando en fase de
postconflicto se busca evitar que éste se active de nuevo; hay un trabajo
de contención (peacekeeping) del conflicto cuando éste se encuentra en
fase de escalamiento y se requiere proteger a la población civil de los efectos
del conflicto armado; hay un trabajo de negociar y hacer la
paz (peacemaking) cuando se han logrado acercamientos entre las partes y
se busca alcanzar un acuerdo de paz que permita poner fin a la confrontación
armada; y hay un trabajo de construcción sostenida de la
paz (peacebuilding) que busca reconstruir y sanar las heridas dejadas por la
guerra en la fase del postconflicto, de forma tal que se pueda avanzar en las
reformas que hagan frente a las exclusiones que subyacen al conflicto y se
pueda avanzar en un proceso de reconciliación de una sociedad que ha sido
fracturada por el conflicto. La construcción sostenida de la paz exige la
construcción de una cultura de paz que arraigada en la vida social
opere como elemento preventivo de futuros conflictos violentos.
PROPÓSITO ESTRATÉGICO
En la Fundación trabajamos a partir de la premisa de que para construir
condiciones de paz en Colombia es necesario entender la complejidad
del conflicto armado y de las conflictividades sociales asociadas que han
estado presentes en el territorio desde hace varias décadas. Dicha
comprensión constituye el primer escalón para el diseño e
implementación de políticas públicas que apunten a una paz sostenible.
Igualmente, la FIP mantiene la convicción de que el conflicto colombiano
necesariamente concluirá con una negociación o una serie de
negociaciones de paz que requieren la debida preparación y asistencia
técnica.
NOVEDADES
10 abril 2018
O SIGUIENDO EL CONFLICTO
O BACRIM
O ELN
16 febrero 2018
O SIGUIENDO EL CONFLICTO
O ELN
O GUERRILLA
Infografía: Continúa la incertidumbre con el ELN
El diálogo entre el Gobierno y el ELN se enfrascó en una serie de acciones que no solo
generan expectativa respecto a su continuidad, sino que crean tal nivel de desconfianza que
hacen pensar en un callejón sin salida.Conozca los hechos y el análisis que la Fundación
Ideas para la Paz ha hecho desde el 9 de enero, fecha en la que finalzó el cese al fuego
bilateral.
LINEAS ESTRATÉGICAS
El fiscal general de la Nación, Néstor Humberto Martínez, al intervenir en la tarde de este miércoles en
un debate de control político en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes, reveló detalles de
cómo operaba la red que cobraba comisiones por tramitar proyectos sociales que se crearon en el marco
del postconflicto, los cuales en su mayoría son financiados con recursos extranjeros.
Martínez indicó que la Fiscalía tiene soportadas sus investigaciones del funcionamiento de este cartel -
que era liderado por Marlón Marín, hoy en Estados Unidos en condición de informante para la justicia
de ese país- con más de 80 mil registros telefónicos desde enero de 2017.
El fiscal declaró que se han identificado no a 9 personas, sino a 12, y que esas nuevas imputaciones se
conocerán en los próximos días, en donde se soportará porque eran los intermediarios para cobrar
coimas en los proyectos que se creaban para los desmovilizados.
Según Martínez, Marlón Marín contó que las coimas en cada proyecto iban entre el 5% y el 11%, pero
siempre más bajas que las que piden supuestamente los políticos. El Fiscal también indicó que este
grupo tomó contacto con, al menos, cuatro alcaldes de Antioquia, Boyacá, Nariño y Casanare, esto con
el propósito de asegurar el direccionamiento de los proyectos.
Explicó que una de las líneas sobre las cuales se buscó hacer esa intermediación fue en los contratos para
la construcción de vías terciarias, para lo cual accedieron a información exclusiva de los municipios. En
total presentaron propuestas en 58 municipios de 19 departamentos, entre ellos Antioquia, Arauca,
Bolívar, Caquetá, Cauca, Cesar, Córdoba, Huila, Norte de Santander, Nariño, Tolima y Vaupés.
Igualmente, la Fiscalía recabó información que le permitió aclarar que la mitad de la coima se recibía
primero, y luego de logrado la otra parte.
Un segundo modelo que empleó esta red fue con los recursos que se giran para las llamadas Zonas Más
Afectadas por el Conflicto Armado (Zomac) en donde buscaron a los contratistas para que con base en
acercamientos con el alcalde local se pudiera tener ese proyecto.
Martínez Neira, incluso señaló que la red tenía, al parecer, vínculos con algún funcionario en el
Departamento de Planeación Nacional, con el objetivo de garantizar que el proyecto fuera financiado y
saliera rápidamente. Esto lo hacían por medio de proyectos productivos, las granjas, frigoríficos, plantas
de energía y proyectos de vivienda.
“Se conocerán en los próximos días los contratos, pero el grueso no está contaminado, debemos asegurar
que hasta la última moneda llegue a los desmovilizados, sería un crimen que una moneda de centavo
termine en bolsillos privados”, declaró el fiscal y resaltó que los proyectos que se están financiando han
dejado ya cosas positivas pese a estos problemas. En tal sentido destacó el caso de Henry Castellanos,
quien durante su tiempo en las Farc se conoció como Romaña.
“Romaña me llamó a decirme que no se quería volver al monte, pero que necesitaba recursos para
financiar proyectos en la región porque no está cumpliendo el Gobierno”, contó el fiscal, tras detallar
que gracias a la embajada de Noruega, Castellanos recibió poco más de 120 millones de pesos con los
cuales ya se tiene un sembrado de maíz en 30 hectáreas, de las cuales se esperan, al menos, 3.000
toneladas, esto en una finca en la Julia, Meta.
Durante el debate además intervinieron el ministro del Interior, Guillermo Rivera; el secretario general
de la Presidencial, Alfonso Prada; el alto Comisionado de Paz, Rodrigo Rivera, quienes explicaron cómo
se han venido implementado los acuerdos de paz y el manejo de los fondos de paz.
Igualmente, habló el saliente secretario de la JEP, Néstor Raúl Correa, quien explicó que recursos del
exterior han llegado a esta justicia, como también la operación inicial que se viene dando a la estructura
de la JEP.