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Boletín mes de noviembre 2019

Un presente.

El filósofo Bertrand Russell describe cómo


es que dejamos la animalidad de los
instintos y nos convertimos en seres
civilizados a través del poder de la
previsión. En Historia de la Filosofía
Occidental (1945) explica cómo los
humanos empezamos nos volvimos
civilizados cuando empezamos a sacrificar
el instinto imperante que es inmediato y
espontáneo, por conductas más complejas
que relacionadas con el pensar en el futuro
para obtener mejores resultados. En un principio, cuando las sociedades eran meramente
agrícolas, los trabajadores de la tierra tuvieron que trabajar duro durante ciertas estaciones para
poder guardar alimento para cuando las condiciones ambientales no fueran positivas.

Es así como empezamos nuestro camino a conformar nuestras primeras sociedades. El ser
humano es capaz de sacrificar su presente para poder obtener mejores beneficios (en el mejor
de los casos) en el futuro.

Esta forma de ver el mundo, se extendió hasta nuestros días: si bien es cierto, nuestras
sociedades ya no son meramente agrícolas sino industrializadas y basadas en el consumo, el
hecho de no vivir el presente por un mejor futuro se extiende a todas las esferas de nuestras
vidas generando expectativas y, en el peor de los casos, cuando nos excedemos de previsión,
privándonos del ahora, el estrés y ansiedad suelen atacar implacablemente.

Siéntese y realice un ejercicio. Pregúntese qué está pensando en este momento. Si sus
pensamientos están enfocados en leer, entender y sentir lo que en este momento pasa a través
de sus sentidos: percibir el papel en sus manos, el olor de las hojas, la calidez del papel, el sonido
de las páginas al voltear… entonces, felicitaciones: es una persona que está viviendo en el
presente con los niveles de estrés y ansiedad, al menos, regulados. Si mientras usted lee esto, y
su mente se dispara en lo que tiene que hacer al terminar, entonces necesitaremos una dosis
de enfoque.

No confundamos los beneficios de


disfrutar la vida en el aquí y ahora
con la despreocupación por el
futuro. No sería humano si no
tuviéramos aquellas
preocupaciones diarias, pero
recuerde que siempre existen estas
pausas para respirar hondo,
agradecer por el camino recorrido,
observar el panorama y seguir
andando. Finalmente, ¿y si el
futuro que estábamos esperando
es ahora?

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