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realidad sino que a las estructuras de pensamiento (episteme) que existen en la realidad (“el estado
de cosas”). Por lo tanto, estaría determinado de antemano y el sujeto no tendría mayor injerencia
sobre ella. Foucault, al anunciar “la muerte del hombre”, se refiere a que el sujeto está
ética y la subjetivación de 1978 a 1984. La tercera etapa trata sobre una teoría del
[E]l hombre no es el problema más antiguo ni el más constante que se haya planteado el
saber humano. […] El hombre es una invención cuya fecha reciente muestra con toda
disposiciones [las del orden del saber en que emergió] desaparecieran tal como aparecieron,
si, por cualquier acontecimiento cuya posibilidad podemos cuando mucho presentir, pero
cuya forma y promesa no conocemos por ahora, oscilaran, como lo hizo a fines del siglo
XVIII el suelo del pensamiento clásico, entonces podría apostarse a que el hombre se
borraría, como en los límites del mar un rostro de arena (Foucault, 1999c p. 375).
omnisciente del realismo tradicional es trastocada por una multiplicidad que enjuicia la
a las que se enfrenta; no puede por medio de él ordenar la realidad como propone
sobre todo en El obsceno pájaro de la noche, está subordinado por una fuerza
interior inconsciente que lo dirige como un títere. En este sentido se puede recurrir
con el inconsciente.
Así el cuerpo deviene “sujeto no sujetado” arrojado a las entrañas de Labyrinthe cuya especificidad
es flujo indeterminado, o caminos móviles Y he aquí la coartada el “sujeto”: parafraseando a Lacan
en su corrección a la formulación cartesiana, podemos aseverar que el cuerpo piensa donde no es
y es donde no piensa “Pienso donde no soy, soy donde no pienso”
José María Blasco explica la frase de Lacan: Lo que equivale a decir que donde soy el sujeto del
inconsciente, ahí no pienso, piensa si acaso el inconsciente, piensa el eso, pero no yo; y donde yo
pienso, ahí el lugar de mi ser está vacío, ese yo que piensa está, como veremos, fundamentalmente
alienado en el otro lado del espejo: no está, de ese ser no hay nada. Lacan llegará a decir que pienso
en el lugar del otro, que soy pensado (Blasco, 1992: 46). En su texto El estadio del espejo Lacan narra
el siguiente hecho: “La cría de
hombre, a una edad en que se encuentra por poco tiempo, pero todavía un tiempo,
imagen en el espejo como tal” (Lacan, 2009: 99). Por lo tanto, el niño sale de su yo
interno que había sido su refugio y es capaz de reconocer a otro individuo. Lacan
denomina como fragmentación del cuerpo, el hecho de que mucho de los rasgos
biológicos del niño estén prematuros aún y que el niño concibe el mundo de forma
parcelada utilizando sus partes ya maduras como, por ejemplo, los ojos. Al verse en
identificarse con su imagen del espejo. Esto se puede proyectar a la adultez del
El sujeto para Lacan tiene que ver con el inconsciente y con el lenguaje, y
“en la medida en que nos aparta de concebir el yo como centrado sobre el sistema
(Martínez, 1980: 58). muchos de los artículos publicados en torno a Donoso postulan “una ausencia
medias, trapos, diarios, papel, mugre, vale decir sólo restan palabras, objetos
Zourabichvili; “Un sujeto no deviene otro a partir de una identidad que sería
fluctuante entre varios rostros. Esto se puede entender si el lector sigue las huellas
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Deleuze, pero no lo piensa como un ente que solo recibe, sino que en un individuo