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PRIMER SEMESTRE
Siempre todos y cada uno de los seres humanos andamos por la vida olvidando
nuestro esencia, de donde somos, quienes somos y de que estamos hechos,
estamos preocupados principalmente por las cosas materiales, pues pensamos
que estos nos regulan y demuestra quienes somos, olvidamos de preocuparnos
por lo que sentimos por lo que realmente valemos, lo más importante debe ser
aprender a vivir y defendernos en este mundo, es así como podríamos saber
cómo llegar al éxito, un éxito que no sea confundido o definido como bienes
materiales o para complacer a alguien externo, es fundamental preguntarnos para
quien o quienes queremos lograr algo si realmente nos sentimos satisfechos al
lograr algo, ese algo debe ser algo bueno, algo interno y realmente satisfactorio
para mí mismo, sentirme crecer como humano y como contribuir a un mejor
mundo.
SEGUNDO SEMESTRE
Soñar no cuesta nada como dice un viejo pero persistente dicho, utilizado
constantemente por lo tanto se debe apreciar los ideales y visiones que se tienen,
el imprudente, el ignorante y el indolente al ver únicamente los efectos aparentes
de las cosas y no las cosas mismas, hablan de suerte, de fortuna y de azar.
Cuando ven que un hombre se vuelve rico, declaran, “¡Que suerte tiene!”. Si ven a
otro que ha llegado a convertirse en un intelectual, exclaman “¡Que afortunado
es!”. Y si obtienen el carácter piadoso y la gran influencia de otro, comentan,
“¡Como le ayuda el azar a cada momento!”. No ven los intentos y fracasos, las
luchas a que esos hombres se han enfrentado voluntariamente a fin de adquirir
experiencia; no están enterados de los sacrificios que han hecho, de los esfuerzos
que han dedicado, de la fe que han ejercitado a fin de superar lo aparentemente
insuperable para realizar la visión de su corazón. No saben de las tinieblas y de
las congojas; únicamente ven la luz y la alegría y a eso le llamas “suerte”; no ven
la larga y ardua jornada, solo contemplan la placentera meta y la llaman “fortuna”;
no comprenden el proceso, sino que apenas perciben el resultado y lo llaman
“azar”.
Cuando algo salga mal, reconozca lo que ha sucedido, acepte el error y después
cambie su rumbo hacia el pensamiento de cómo manejará esa clase de situación
si alguna vez llegase a presentarme de nuevo. De ninguna manera trato de sugerir
que sea deseable o útil hacer caso omiso de sus errores o sus fracasos.
Ciertamente, en ocasiones tropezará, o hará algo que simplemente no resulta del
todo bien. Habrá veces en las que no cerrará esta venta o no representará su
papel de acuerdo con las especificaciones. Tal vez le diga algo a uno de sus hijos
o a su conyugue, que más adelante comprende que en realidad no era lo que
trataba de decir, o que no era esa la forma en que quiso decirlo. Cuando eso
suceda, tiene una elección. Puede recriminarse el error, sintiéndose incómodo y
pensando, “¡Oh, vaya soy un estúpido!”, o bien “constantemente hago cosas como
esta, ¿Qué es lo que pasa conmigo?”, disminuyendo así su nivel de propia
estimación. O de lo contrario, puede usar el error para desempeñar una mejor
labor en el futuro. En vez de abatirse pensando en “lo terrible que fue eso”, en “lo
tonto que fui”, o en “que torpe fui”, considere esa situación particular y piense:
“Bueno, eso no resulto del todo bien; la próxima vez lo manejaré de una forma
diferente”. Pre programe su sistema, de manera que si volviera a surgir la misma
clase de situación, esté preparado para manejarla en una forma más productiva y
más efectiva.
CUARTO SEMESTRE
Hoy en día con todas nuestras formas complejas de ganarnos la vida y con
nuestras infinitas posibilidades de diversión, millones de personas ya no poseen la
capacidad de sentirse alegres, muchas de esas personas están tensas y
nerviosas, otras se encuentran sumergidas en un gran cansancio, otras sufren de
insomnio o dificultad para conciliar el sueño en el que pueden sentir que
descansaron, en resumidas cuentas son personas infelices, muchas suelen creer
que sentirse en la plenitud es trabajar incansablemente para poder obtener bienes
materiales que al final no disfrutamos por no haber el tiempo disponible.
En la actualidad vivimos una vida totalmente difícil, somos una generación muy
ocupada en cualquier cosa pese a que estamos en la era de los avances, y es fácil
observar con mucha frecuencia personas infelices.
Tomarse el tiempo para vivir significa comprender que los supremos valores de
este mundo con cosas espirituales, muchas personas sometidas a grandes
presiones, creen erróneamente que las cosas espirituales no son de una
importancia tan apremiante como toda la masa de detales que llenan sus vidas,
tales personas no se dan cuenta que están convertidos en simples maquinas.
Siempre creemos que el simple hecho de tener vida obligatoriamente debemos ser
personas completamente felices, es claro que sin ella no se puede ser feliz, ya que
hay que fijarse en tener unas metas específicas, no perder las oportunidades que
se nos presentan y ayudar a nuestros semejantes, el fracaso más frecuente en
nuestro tiempo es el éxito, este no crea la felicidad, de manera que muchas cosas
dependen de la propia definición del éxito. En ese sentido, la persona que conoce
la felicidad profunda y madura ha alcanzado el éxito en la vida, no obstante, haga
a un lado todas las definiciones ordinarias del éxito cuando lo relacione con la
felicidad debemos percibir el propio significado en el mundo este va muy
relacionado al hecho de pertenecer. De manera que un hombre le ayude a sentir
que su trabajo tiene significado.