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I. P.
L C N
A
Corte Suprema
08/07/1935
Cita Westlaw Chile: J4145/1935
SUMARIOS
TEXTO COMPLETO
del hecho de los hijos menores, al tutor de la conducta del pupilo, al marido, de
la de su mujer, etc., obvio es que algunos de esos hechos haya producido daño;
6°. Que, por eso, alrededor de todo acontecimiento que se estima generador
de daño, para evitar un enriquecimiento injusto, sin causa, los litigantes alle-
gan pruebas para patentizar la existencia del perjuicio o detrimento; y si bien
ciertos sucesos llevan envuelta la idea de producir siempre daño moral, no cabe
sostener lo propio en la especie, desde que el mismo demandante lo deriva no
de la materialidad de lo sucedido sino del descrédito que trae para un hombre
honrado, el rechazo de uno o más cheques por falta de fondos, ante las personas
que los reciben y los bancos que intervienen;
7°. Que, por consiguiente, la existencia del daño moral, quedó así subordi-
nada a la comprobación de ese descrédito, cuestión perfectamente acreditable;
y, puntualizada su existencia, sí que luía a la vez el daño moral; y al efecto, tan-
to los litigantes como los jueces, exponen las circunstancias que han llegado a
producir, a su juicio, ese daño; y sientan inamoviblemente:
c) Que dos de las tres personas a cuya orden se giraron esos cheques han
declarado reiterándole al demandante su aprecio y conianza;
9°. Que los hechos expuestos llevan a los falladores a dar por establecido, a
su vez, el daño moral y éste, en consecuencia, no es un simple hecho liso y llano
que como tal escaparía a la revisión de este Tribunal de Casación en el fondo,
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materia de ella, por cuanto así lo prescribe el artículo 949 del Código de Proce-
dimiento Civil, al prohibir que se hagan variaciones de cualquier género des-
pués de interpuesto el recurso y disponer que la sentencia recaiga únicamente
sobre las causales alegadas en tiempo y forma.
Estas molestias, añade, “no constituyen un daño que revista carácter mate-
rial sino un daño de naturaleza estrictamente moral y subjetiva, un daño “psí-
quico”, para usar la expresión empleada por algunos tratadistas. Y este daño,
estrictamente moral (psíquico) fue, según la misma sentencia lo declara, pron-
tamente reparado.
3° Que aún las veces que la ley enumera algunos sucesos que acarrean es-
pecialmente la obligación de indemnizar, es inoicioso insistir que no basta el
acontecimiento prohibido sino que es menester que el suceso haya producido
daño.
Por ejemplo, cuando hace responsable al ebrio o al dueño de un animal iero,
es por el daño causado, no responsabiliza ni por estar ebrio ni por ser dueño del
animal; cuando considera, entre otros especialmente obligado a la reparación,
al que dispara imprudentemente un arma de fuego, es menester que tal hecho
haya producido daño; cuando una cosa cae o se arroja de la parte superior de
un ediicio o éste se derrumba no hay responsabilidad por lo acontecido sino
por el daño que produzca, cuando la ley declara responsable al padre o madre
del hecho de los hijos menores, al tutor de la conducta del pupilo, al marido, de
la de su mujer, etc., obvio es que algunos de esos hechos haya producido daño;
4°. Que por eso, alrededor de todo acontecimiento que se estima generador
de daño, para evitar un enriquecimiento injusto, sin causa, los litigantes alle-
gan pruebas para patentizar la existencia del perjuicio o detrimento; y si bien
ciertos sucesos llevan envuelta la idea de producir siempre daño moral, no cabe
sostener lo propio en la especie, desde que el mismo demandante lo deriva no
de la materialidad de lo sucedido sino del descrédito que trae para un hombre
honrado el rechazo de uno o más cheques por falta de fondos, ante las personas
que los reciben y los bancos que intervienen;
5°. Que, por consiguiente, la existencia del daño moral, quedó así subordi-
nada a la comprobación de ese descrédito, cuestión perfectamente acreditable,
y puntualizada su existencia, si que luía a la vez el daño moral; y al efecto tan-
to los litigantes como los jueces, exponen las circunstancias que han llegado a
producir a su juicio, ese daño, y sientan inamoviblemente:
a) Que en el cobro intervinieron instituciones bancarias ante quienes tales
hechos, no pueden pasar inadvertidas;
b) Que el girador probó su honorabilidad y el apreciable volumen de sus
negocios;
c) Que el concepto que estas instituciones se forman sobre la responsabili-
dad económica de cada persona está fundado especialmente en la puntualidad
y seriedad con que éste resguarda la integridad de su irma y el cumplimento
de sus obligaciones;
6°. Que, por otra parte, también son antecedentes irmes:
a ) Que no hubo perjuicios materiales;
b) Que el rechazo de los cheques se debió a un error extraño en absoluto al
demandante, como lo explica la Caja en su certiicado expedido en cuanto se le
requirió;
c) Que dos de las tres personas a cuya orden se giraron esos cheques han
declarado reiterándole al demandante su aprecio y conianza;
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