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Sin, embargo, el tiempo y la incertidumbre están demostrando ser aún fuerzas muy
poderosas al llegar a decisiones sobre producción, y de los limitados recursos
disponibles, en general, simplemente para llevar a cabo las actividades de ordenación
forestal tradicionales, muy a menudo, las sugerencias de asignar parte de los escasos
fondos de operaciones o de otra clase disponibles en empresas de abonado de los
bosques es posible que encuentren alguna resistencia, tanto entre los propietarios de
tierras como entre los administradores. ¿No les han dicho que los árboles forestales,
particularmente las coníferas, se supone que tienen capacidad para alcanzar madurez
comercial aun con escasez de nutrientes? ¿Por qué impugnar ahora una cuestión tan
clara? No es, pues, sorprendente que en la mayor parte de las regiones forestales
resulte difícil encontrar unanimidad en lo que se refiere tanto a la necesidad como a la
posibilidad de fertilizar las tierras boscosas.
GENÉTICA FORESTAL
SUSTITUCIÓN DE RECURSOS
RESUMEN
CONSIDERACIONES GENERALES
Estos datos no incluyen las sensibles cantidades de nutrientes representadas por los
sistemas radiculares, la copa viva y, en su mayor parte, la porción no comerciable del
tronco. En el momento de la corta, estas partes se dejan en los montes para liberar y
aprovechar otra vez sus nutrientes cuando los materiales se descomponen, excepto,
naturalmente, los tocones de las especies que poseen la capacidad de rebrotar,
conservándose de esta forma los nutrientes en ellos más o menos fuera de la
circulación quizás durante varias rotaciones. Pero, según se puede ver en el cuadro, la
pérdida de nutrientes de la rizosfera de la masa forestal es importante incluso cuando
sólo se extraen el tronco y la corteza. Directamente, la pérdida de nitrógeno puede ser
menos seria que la remoción de algunos otros elementos, como el potasio, ya que los
datos al uso indican que los hongos del suelo tienen la capacidad de fijar el nitrógeno
atmosférico, lo que conduce en realidad a una acumulación de nitrógeno en el suelo
mientras la capa muerta se descompone. En ausencia de datos concretos sobre el
probable ritmo de reposición de nutrientes, hay lugar para opiniones muy diversas
acerca del grado de importancia de la pérdida indicada en lo que se refiere a la
productividad de las zonas forestales. Una opinión es que, si se necesita mantener un
crecimiento vigoroso de sucesivas masas arbóreas, hay que recurrir, a intervalos
apropiados, a la aplicación de fertilizantes de la clase que se sospeche o se haya
determinado que escasea y en las cantidades oportunas.
Las aplicaciones de cal tienden a ser muy cuantiosas, pero aparentemente las
leguminosas pueden aprovecharla con ventaja, y cuando las leguminosas se
desarrollan satisfactoriamente, el efecto en los pinos es generalmente muy notable. En
general, para la renovación de las estaciones difíciles, excepto cuando se utilizan
especies de respuesta inusitadamente buena, como Robinia pseudoacacia, es mejor
aplicar fertilizantes (y cal cuando se necesite) a las cosechas estabilizadoras del suelo
o para abono verde más bien que directamente a los semillones en el momento de la
plantación. Finalmente, respecto de los problemas de restauración de las estaciones
difíciles, el estudio crítico ha sido escaso, pero no así la experiencia válida. Basándose
sobre todo en la experiencia, es posible afirmar que si se necesita producir especies
madereras en suelos esquilmados y empobrecidos, se justifican algunos gastos
extraordinarios, incluido lo necesario para la fertilización apropiada que consiga el
desarrollo vigoroso de las masas de árboles establecidas.
1
Originales inéditos de P. J. Viro, Instituto de Investigación Forestal de Finlandia,
Helsinki. Estas citas son simplemente una pequeña muestra de muchos otros informes
análogos.
Con una selección prudente de las estaciones para el tratamiento, el abonado estimula
invariablemente el incremento del área basal, pero el efecto de este aumento del
incremento no se ha comprendido aún completamente. Depende con toda probabilidad
de la especie, el clima, la fisiografía u otros factores afines. Posey (1964) halló que el
nitrógeno estimula en forma significativa el crecimiento en volumen del pino americano
(Pinus taeda) en una estación de tierras altas de Piedmont en Carolina del Norte, pero
la madera formada después del abonado fue de peso específico inferior, con
membranas celulares más delgadas y traqueidas más cortas. Ni Tamm (1962) en
Suecia ni Jensen et al. (1964) en Finlandia han observado ningún efecto adverso en
las propiedades de la madera atribuibles al repentino incremento del crecimiento, y
Jensen no ha encontrado que la pasta al sulfato sea afectada contrariamente por la
madera de dichos árboles.