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La economía en Colombia

La economía colombiana se ha visto afectada por distintas variables que han


impactado directamente el bolsillo de todos los ciudadanos, algunas en mayor
medida que otras. El panorama visualizado a principios del 2016 no resultaba ser el
más alentador: la inflación, el dólar y las tasas de interés continuaban en aumento,
el peso colombiano se devaluaba y el barril de petróleo seguía a la baja.

En el país han confluido varios factores que comienzan a mostrar signos de una
desaceleración económica. El peso colombiano, por ejemplo, según el índice Big Mac
(publicado por ‘The Economist’) sufrió una la devaluación de 50,8 por ciento en
2015, esta situación ha puesto en jaque a los importadores; el Fenómeno de El Niño
2015 – 2016 igualó la intensidad del de 1982 – 1983, uno de los más fuertes
registrados hasta ahora por el Centro de Predicción Climática de la Administración
del Océano y la Atmósfera (Noaa) de los Estados Unidos. Este hecho climático,
sumado a que Colombia importa alrededor de 11.4 millones de toneladas de
alimentos que están siendo afectados por el precio del dólar, han aumentado el costo
de la comida y la inflación. En 2015, esta variable cerró en 6,77 por ciento y hasta
marzo de 2016, aunque bajó por primera vez en 11 meses, ha tenido una variación de
3,55 por ciento según información del DANE.

El aumento de la tasa de interés efectuado por el Banco de la República, que


actualmente ya se sitúa en 6,50 por ciento, se constituye como un intento de
controlar la inflación, lo cual repercute directamente en la desaceleración de la
economía.

Por otro lado, la crisis del sector petrolero demostró que Colombia es un país minero-
dependiente, pues los ingresos que dejó de percibir el Estado por rentas petroleras
cayeron en más de 20 billones. Esto obligó al Gobierno a recortar su gasto público
en 6 billones, pero aún hay un déficit que se espera sea cubierto a través de la reforma
tributaria que probablemente será presentada en el segundo semestre del año. Con
ésta, se buscaría conseguir recaudo adicional mediante impuestos indirectos como
el de consumo, el de combustibles, el IVA y el 4 x 1.000, para evitar perder el grado
de inversión.

Decisiones como las tomadas por el Banco de la República, la posible reforma


tributaria y el análisis de la actual economía colombiana, transmiten mensajes muy
claros a los colombianos: hay que ahorrar, no es el momento de endeudarse, es hora
de asumir las finanzas personales de manera ordenada y se debe cuidar el dinero.

La pregunta entonces es: ¿y ahora quién podrá ayudarnos?

Infortunadamente el Chapulín Colorado ya no podrá hacerlo y, por el momento,


tendremos que tomar nosotros mismos las medidas necesarias para enfrentar la
situación actual.

Lo más recomendable para las finanzas es contar con un fondo de emergencias que
permita solventar crisis como la pérdida de empleo o la disminución de los ingresos.
Lo ideal es que este fondo sea el suficiente para cubrir 6 meses de gastos fijos y de
este modo pueda pasar este lapso sin necesidad recurrir a créditos.

Evite endeudarse, si tiene que hacerlo busque tasas fijas e intente que la obligación
sea del menor monto posible para poder saldarla rápidamente. Adicionalmente,
trate de liquidar todas sus deudas vigentes, haga uso responsable de sus
herramientas financieras como créditos y tarjetas de crédito para evitar
sobreendeudamientos que luego no pueda cubrir; pero lo más importante defina un
presupuesto y ajústese a éste.

Pensando a largo plazo, es importante tener conocimientos claros en temas


macroeconómicos que puedan influir en las finanzas y que les permitan a los
colombianos tomar decisiones más sabias en tiempo de crisis y en momentos de
abundancia. Recuerde que las crisis no avisan y nadie puede predecir por completo
el comportamiento de la economía, por lo que hay que estar preparados en todo
momento.

Adicionalmente, desde Resuelve tu Deuda recalcamos siempre la importancia de


que, desde edades tempranas, se eduque en materia financiera para enfrentar el
analfabetismo, pues Colombia es uno de los países latinoamericanos con menor
preparación en este tema. Las pruebas Pisa del 2014 realizadas por la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), dieron cuenta del bajo
conocimiento en gestión de cuentas y tarjetas bancarias, planificación de finanzas e
intereses o impuestos. El país ocupó el último puesto entre 18 naciones evaluadas.

Precisamente, por temas como este, es necesario apoyar y exigir proyectos de ley que
fomenten el conocimiento básico en materia económica y financiera a través de
contenidos transversales en los programas de educación básica y media, y no solo
con la creación de una asignatura específica. Para complementar, es muy importante
reforzar desde casa el conocimiento impartido en la academia y dar un buen ejemplo
a nuestros niños acerca del manejo del dinero.

En conclusión, el tema es un trabajo en equipo: nosotros, los ciudadanos, somos


responsables del manejo del dinero que recibimos, mientras que el Gobierno debe
apostarle a la educación financiera porque el reto está en que próximas generaciones
hagan uso de los servicios bancarios de manera adecuada. De esta manera se
generará una población consciente frente al manejo de las finanzas, lo cual influye
directamente en el crecimiento sostenible de la economía. Por el contrario, si
definitivamente usted es de los muchos que no alcanzó a recibir las bases suficientes
en este tema, infórmese y busque asesoría que le permita tomar mejores decisiones
y maniobrar sus finanzas para enfrentar los tiempos de abundancia y crisis.

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