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Pontificia Universidad Católica del Ecuador

Facultad de Ciencias Humanas


Antropología Simbólica y Ritual

Quito, 20 de mayo de 2019.


Elisa Castillo

El viviente y el muerto1

Resumen
El capítulo “El viviente y el muerto” (1961) habla de las formas en que los melanesios
ven a la muerte y las interferencias que estás tienen con su mentalidad. La vida para el
canaco es un sostén que soporta al kamo que en su traducción al español más aproximada
es “el que vive”. El canaco está acostumbrado a la flexibilidad de este término mismo que
encierra un lenguaje de figuras y símbolos. Por ejemplo, cuando se cuentan leyendas se
habla del kamo y este nada, corre, vuela sin que haya la necesidad de especificar si se
trata de un animal, un ave, un pez o un difunto.

El kamo es un personaje vivo que no se puede explicar con nuestro concepto de humano,
sino que lo podríamos más bien aproximar al concepto de humanidad. Así pues, el canaco
puede reconocer el kamo también en animales y de la misma manera si el canaco
encuentra a un hombre que no obra de manera humana dirá que no es kamo. Para aquel
hombre particularmente bello y bueno el canaco otorga el nombre de: do kamo, es decir,
verdaderamente humano.

Debido a que el kamo sobrepasa la imagen física y noción de lo humano sucede que los
muertos se mezclan con los vivos. En la melanesia por ejemplo aquellos que fueron
creídos muertos y que regresan son recibidos con un protocolo especial y se unen a su
familia y comunidad como deidades.

Otro término importante es el bao que es lo que podríamos entender como un dios cargado
de significaciones diversas. El canaco utiliza el término bao para las tres siguientes
acepciones:

1. Nefasto: El bao aparece en la noche e inspira terrores. Toda manifestación insólita,

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Leenhardt, M. (1961). El vivente y el Muento. En: Do kamo.

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anomalía, ruidos o fuegos son obra de un dios.

2. Fasto: En el aspecto fasto el bao es un dios atávico al que se le ruega en el altar.


El bao es un antepasado buscado gracias al cual se han creado las cosas.

3. Humano: En el aspecto humano el dios toma la forma y la vida de un hombre y


vive como él.

El canaco a través de sus conceptos de kamo y bao expresa una realidad mítica que hace
posible renunciar a la oposición vida-muerte. Esta supresión de dicha oposición pone
además en evidencia la mentalidad de las y los melanesios. Así:

Al no existir la oposición vivo-muerto no hay contradicciones en la naturaleza sino


únicamente contrastes. Si no hay aniquilamiento, ni muerte, ni animado ni inanimado
verdaderos, no puede haber ahí ningún esquema causal en el dominio exclusivo de lo
inanimado. Se lanza una piedra. No es ella, objeto inanimado, la que produce una
contusión. El esquema causal es siempre viviente. De donde se adivinan las
extraordinarias interferencias mágicas o míticas. Asimismo, el canaco se inserta
constantemente en el presento, lo actual, pues a diferencia de nosotros él no ve en la vida
ruptura o continuidad al llegar la muerte, no existe para él ninguna delimitación.
La muerte es un aspecto importante de la vida para los melanesios el kamo y el bao
desafían nuestras oposiciones “básicas” y además introducen a los dioses a un terreno
más cercano del que estamos acostumbrados. La realidad mítica sigue siendo para
nosotros el objeto más difícil de captar.
Comentario:
El análisis que se realiza en el texto es muy interesante pues demuestra cómo otras
culturas desafían clasificaciones que nosotros planteamos como básicas e universales.
Asimismo, sociedades como la melanesia nos recuerdan la importancia del pensamiento
mítico y la cercanía que este tiene con nuestra ideología y las formas en que clasificamos
el mundo y actuamos en él.

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