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RIESGOS DE LOS DEPORTES DE

AVENTURA
Índice
Págs.

1. Introducción 3

2. Fundamentación 4

2.1. En busca del riesgo 5

2.2. Causas de la atracción por el riesgo 5

3. Desarrollo 7

3.1. Evaluación del riesgo en deportes de aventura en la 7


naturaleza

3.1.1 Niveles de riesgo 8

3.1.2 Consumo energético 10

3.2 Pruebas non stop (raids) 11

4. conclusiones 14

5. Bibliografía 16
Introducción
Las competiciones multiaventura están en pleno auge en todo el
mundo, y su evolución las ha reconvertido, de salidas de amigos con ganas
de probar diferentes deportes en un mismo recorrido, a competiciones muy
serias, con equipos semiprofesionales y tremendamente exigentes a nivel
físico.

“Hace poco, en un raid non-stop celebrado en Argentina, una


participante sufrió un colapso y cayó al suelo poco antes de finalizar
la competición. Había sufrido un infarto y murió casi
instantáneamente. Este hecho, por su gravedad, debería hacernos
pensar que hay aspectos que tal vez no se tienen en cuenta lo
suficiente” (Callén J. R. 2002)

Por lo general, las organizaciones hacen especial hincapié en la


seguridad de los participantes. Sin embargo, lo que más cuidan es de evitar,
en lo posible, que ocurran accidentes derivados del entorno natural en que
se desarrollan las pruebas, es decir, que una tirolina esté bien montada, que
haya cuerdas fijas en las pendientes de nieve, o que los anclajes y las
cuerdas de un barranco estén bien instalados. Algo así podría dañar mucho
el prestigio de la prueba (además de, por supuesto, la integridad física de
los corredores).

Sin embargo, tanto organizadores como participantes deberían tener


en cuenta que, tal vez, el peligro esté en ellos mismos. Por muchos
controles que haya, los participantes se mueven a menudo por zonas
aisladas, donde no pueden recibir atención médica inmediata y, por otra
parte, las competiciones son tan duras que, por mucho que hayan
entrenado, no saben cómo va a responder su organismo en una situación
límite hasta que están metidos de lleno en ello.

Nadie va a parar el auge del multiaventura. Pero no podemos olvidar


que no son carreras uniformes con normas fijas, como una competición de
atletismo o un slalom de esquí alpino. Cada deporte tiene diferentes
parámetros de dureza que no sólo dependen del recorrido previsto y de las
características del terreno, sino que encima varían de un día a otro, según
las condiciones climatológicas, el estado del firme, el caudal de los ríos, etc.

Y, si cada deporte es diferente al resto, no digamos los practicantes.


Desde novatos hasta profesionales, dedicados casi en exclusiva a competir
en pruebas. Cada uno tiene unas condiciones y unas motivaciones. La
psicología del corredor es tan importante como su estado físico. Sólo un
deportista bien entrenado es capaz de percibir y evaluar correctamente las
señales que envía su organismo, y conoce su estado (y no siempre).

2. Fundamentación
Para comenzar este apartado me gustaría apuntar una reflexión que
he encontrado revisando la bibliografía, aunque he de decir que no aparecía
específicamente citada. No obstante he decidido, pese a incurrir en cierto
informalismo, incluirla en este trabajo dado la relevancia del autor y lo
sorprendente de sus afirmaciones.

Pues bien, para Ernest Hemmingway (y como dije, no se cuando lo ha


dicho), sólo hay 4 tipos de deporte verdadero:

 Hombre contra naturaleza: montañismo


 Hombre contra animal: tauromaquia

 Hombre contra tiempo: automovilismo

 Hombre contra hombre: boxeo

"Son deportes porque ponen la vida en riesgo. Todo lo demás es un juego".

(Ernest Hemingway fue premio Novel de literatura en 1954)

Pues bien, según parece, en cierta medida estas afirmaciones pueden


ser hasta cierto tipo premonitorias, sobre todo en lo que hace referencia a
los deportes en la naturaleza.

Las competiciones basadas en la combinación de varias


especialidades deportivas en la naturaleza nacieron en los años 70 con la
intención de buscar la variedad en la exigencia física, que hasta ese
momento quedaba centrada en deportes de una sola disciplina. El éxito fue
total. La diversidad de pruebas deportivas “multideporte”, hoy en día, no
deja de crecer.
Pero ha llegado a límites insospechados hasta hace unos años. Han
surgido las competiciones desarrolladas íntegramente en el medio natural y
se han extendido exponencialmente, pero no satisfechos con la dureza de
las mismas, ahora los organizadores proponen las denominadas “non-stop”,
en las que el deportista es llevado al límite. Las consecuencias físicas
pueden ser imprevisibles.

Los prestadores de servicio de estos deportes tratan de manejarlos


como "inofensivos", pero caen en una contradicción, ya que antes de
realizar cualquier práctica le hacen firmar al participante una carta donde se
eximen de toda responsabilidad en caso de un accidente; además se hace
hincapié en que lo mismo puede sufrir raspones que perder algún miembro
de su cuerpo e incluso la vida, por lo que cualquiera entiende que el riesgo
es demasiado.

Para practicarlos hay que trasladarse a poblaciones alejadas, incluso


hay que adentrarse al campo ya sea caminando o abordo de un vehículo
que tiene que recorrer caminos de difícil acceso. Los hoteles, si es que los
hay, son rústicos, sólo cuentan con lo más elemental.

Cabe mencionar que los deportes extremos los pueden practicar


tanto expertos como novatos, en general todas aquellas personas que les
gusta retar la fuerza de la naturaleza.

2.1. En busca del riesgo

Algunas personas disfrutan realizando actividades que les pongan en


situaciones complicadas y de peligro. Buscan sensaciones fuertes y se
sienten fascinados por la sensación que experimentan ante el riesgo, que
está relacionada con la adrenalina que se libera, y que eleva sus niveles en
situaciones de riesgo o peligrosidad.

Los jóvenes son quienes se sienten más atraídos por el riesgo, bien
por sus deseos de tener experiencias nuevas, por no ser realmente
conscientes del peligro o bien porque se dejan llevar por lo que hacen otros.
No obstante, este tipo de atracción no es exclusiva de los jóvenes. Hay
adultos que buscan actividades que le hagan sentir sensaciones nuevas, se
sienten atraídos por las situaciones límites y el riesgo cumple sus
expectativas.

Normalmente, este tipo de atracción surge paulatinamente. Se da,


sobre todo, en algunas personas que son excesivamente atrevidas en sus
conductas y que poco a poco van sobrepasando el límite de la prudencia,
pudiendo incluso llegar a buscar situaciones en las que en mayor o menor
medida exista un riesgo para sus vidas.

2.2. Causas de la atracción por el riesgo

Detrás de esta atracción por el riesgo hay una serie de factores que
determinan esta conducta.

 Interés por la aventura. Vivir el riesgo como una aventura que


sobrepasa el límite de lo consciente para probar hasta dónde somos
capaces de llegar y recordarlo como una hazaña que hemos sido
capaces de realizar.
 Como un desafío o reto. Puede entenderse también como un desafío
personal, queriendo demostrarnos arrojo y valentía, o como un
desafío hacia la propia naturaleza, como es el caso de los deportes de
riesgo, donde la mayoría de ellos se practican en medios naturales y
en condiciones muy difíciles para el ser humano.

 Búsqueda de sensaciones intensas. El atractivo principal del riesgo


son las sensaciones tan intensas que se experimentan. Son
sensaciones nuevas y de gran intensidad que nos hacen vivir ese
momento como único e irrepetible y que supone para algunas
personas una salida a una vida aburrida y rutinaria.

 Personas inconscientes. Con frecuencia observamos cómo algunas


personas realizan actividades peligrosas sin pensar en los posibles
riesgos o con un desconocimiento de los mismos. Podemos
confundirlos con personas valientes, pero en realidad son personas
que no son conscientes del peligro ni de las consecuencias de su
conducta temeraria.

 Consumo de alcohol o drogas. En ocasiones, es el consumo de alcohol


o drogas lo que origina un comportamiento temerario.

 Un deseo inconsciente de morir. En casos extremos, la atracción por


el riesgo puede estar relacionado con un deseo inconsciente de morir.
Son personas que no tienen apego a la vida, su vida les resulta
indiferente, y buscan en estas actividades una posible solución a su
desgana de vivir. Se arriesgan al máximo dejando en manos del
destino su vida.
3. Desarrollo
Los deportes de riesgo surgen como derivaciones de otros deportes
clásicos que no entrañan ningún peligro. Para practicarlos, generalmente se
necesita una preparación física, un monitor que dé unas nociones mínimas
sobre los mismos y unas condiciones que garanticen la máxima seguridad,
de lo contrario el peligro sería aún mayor.

Se trata de experiencias al límite que se realizan en pleno contacto


con la naturaleza. Descender un barranco, asegurar un anclaje, pasar una
vía o reaccionar a tiempo en un descenso en bicicleta de montaña, suponen
de por sí, una situación en la que se han de poner los cinco sentidos. Y
cuando además el cansancio se va acumulando durante horas y horas, las
posibilidades de ofrecer una respuesta adecuada a todas estas situaciones,
se pone seriamente en peligro. Y la consecuencia puede recaer
directamente sobre el deportista o el equipo que en ese momento está
involucrado. Pero una consecuencia que no puede tomarse a la ligera. Una
consecuencia que afecta a la integridad del deportista. Y con eso no se
juega.

Los deportes de riesgo están en auge. Por citar algunos podríamos


nombrar: el rafting (descenso por aguas bravas sobre una balsa), el
puenting (salto desde un puente con un arnés especial), el submarinismo, el
parapente, el quads, escalada, barranquismo, etc.

3.1. Evaluación del riesgo en deportes de aventura en la naturaleza

Es importante establecer el nivel de exigencia que cada uno necesita,


desde la destreza, experiencia y profesionalidad, hasta el gasto energético,
físico, etc., para determinar el nivel de riesgo que se presupone al realizar
este tipo de deportes en la naturaleza.
A continuación pasaré a exponer algunas de las recomendaciones
apuntadas por diferentes autores y estudios especializados en la materia,
pero como nota común predominante todos suelen afirmar la siguiente
norma básicas:

Si somos novatos, hay que evitar dejarse llevar por el optimismo


excesivo. Convencernos a nosotros mismos de que “si quieres puedes”, “los
límites los pones tú”, “sólo los débiles tienen miedo”, ‘atrévete y salta’ y
demás slogans adrenalínicos (que sólo son eso, publicidad) puede llevarnos
a un choque más bien violento -y doloroso- con la cruda realidad.

3.1.1 Niveles de riesgo

Este es un punto sumamente importante a tener en cuenta ya que de


no comprender este criterio de tipificación se pueden cometer graves
errores y caer en un excesivo riesgo o en la desatención, cualquiera de
estas dos situaciones puede llegar a ser contraproducente.

Como primera medida debemos establecer que actividades y/o


situaciones revisten de riesgo y por sobretodo que grado de riesgo
alcanzan. Según las publicaciones especializadas en esta área y los
profesionales de este tipo de actividades, lo que se observa es que utilizan
generalmente una tipificación del 1 al 5; por ejemplo los deportistas de
aguas blancas, tienen catalogados los rápidos de los ríos de esta manera:

Misma valorización para Raffting o Kayac de Aguas Blancas.

 Categoría 1:
Sin restricciones de uso, apto para principiantes.
 Categoría 2:
Apto para iniciados y turismo.
 Categoría 3:
De uso restringido, únicamente con Guía.
 Categoría 4:
Restricción total, únicamente para profesionales.
 Categoría 5:
Prohibido la navegación.

Al tomar esta referencia se puede facilitar una evaluación, ya que


fundamentalmente todo dependerá de la capacidad y pericia personal en
cada uno de los deportes de aventura que se decida practicar.
Para evaluar el nivel de dificultad y por lo tanto en muchos casos de
riesgo de ciertas actividades, es preciso comenzar analizando el circuito a
realizar, seguido de otra serie de factores de vital importancia.

A continuación he querido mostrar un par de ejemplos que creo


significativos, de dos deportes de naturaleza y aventura por excelencia
como son el Rappel y Escalada, los cuales además entrañan sus riesgos
potenciales, para mostrar una idea de cuales serían los pasos a seguir a la
hora de realizar una evaluación del nivel de dificultad y riesgo de una
actividad de aventura en el medio natural:

Escalada

1. Analizar la pared a escalar, sus características geológicas, ángulos


positivos, neutros, negativos y voladizos, chimeneas, fracturas,
balcones, etc. según la altura y cantidad de accidentes que presente
será el grado de dificultad que le daremos (todo dependerá del estilo
a utilizar en la escalada, si se realizará en estilo Tope Rop o a manos
libres; cada uno de estos estilos conlleva diferentes niveles de
complejidad y a la vez de riesgos).

2. Nuestra capacidad de brindar seguridad y rescate, es importante ser


sinceros en este punto para no excedernos en nuestras posibilidades
ni habilidades lo que puede llegar a ser fatal.

3. La calidad del equipo con el que contamos.

4. La cantidad y calidad de personal para brindar asistencia y seguridad.

5. Condiciones climáticas, hay zonas en las que el clima presenta una


constante variabilidad y por sobretodo rachas de viento repentinos de
diferentes intensidades que pueden poner en riesgo la vida del que
esta escalando.

6. Tipo de descenso; aquí debemos destacar que de existir Rappel en el


descenso deberemos incorporar a esta tipificación el análisis de la
pared para rappel, en algunos casos se podrán utilizar senderos o
medios mecánicos todo esto se debe tener en cuenta para una
correcta evaluación.
7. Una vez analizados estos cinco puntos se sumarán los puntajes y se
sacará el promedio, dicho promedio determinará el nivel de riesgo del
lugar a explotar.

Rappel

1. Características del ascenso al punto de rapelada, ángulo de la


pendiente, características del suelo de la pendiente, rocas sueltas, barro,
excesiva vegetación, vegetación rala.

2. Características del borde, si es en corte seco, redondeado, plano


inclinado, fracturado.

3. Características del anclaje, si es en ángulo por encima de la cabeza, si


es a ras del piso.

4. Altura de la pared, descenso con relevo o descenso directo.

5. Nuestra capacidad de brindar seguridad y rescate, es importante


sernos sinceros en este punto para no excedernos en nuestras
posibilidades ni habilidades lo que puede llegar a ser fatal.

6. La calidad del equipo con el que contamos.

7. La cantidad y calidad de personal para brindar asistencia y seguridad.

8. Condiciones climáticas, hay zonas en las que el clima presenta una


constante variabilidad y por sobretodo rachas de viento repentinos de
diferentes intensidades que pueden poner en riesgo la vida del que esta
escalando.

Una vez analizados estos ocho puntos se sumarán los puntajes y se


sacará el promedio, dicho promedio determinará el nivel de riesgo del lugar
a explotar.

Se han de tomar en cuenta todas las posibilidades y/o factores que


puedan afectar a la actividad, y sobre todo muy importante no sobrestimar
las capacidades ni subestimar a la naturaleza ya que ella es la que manda y
las personas solamente usufructuamos sus condiciones y belleza para
nuestro placer y como fuente de trabajo.

3.1.2 Consumo energético


Este es un punto que se debe de tener en cuenta, ya que depende de
un buen control del consumo energético y la reposición del mismo para que
los circuitos sean un éxito total.

Para comenzar hay que entender a que se llama consumo energético


para luego planificar la dosificación de las actividades y los niveles de
exigencia de las mismas.

El cuerpo utiliza energía para realizar actividades vitales y para


mantenerse a una temperatura constante. Mediante el empleo del
calorímetro, los científicos han podido determinar las cantidades de energía
de los combustibles del cuerpo: hidratos de carbono, grasas y proteínas. Un
gramo de hidrato de carbono puro o de proteína pura producen 4 calorías; 1
gramo de grasa pura produce unas 9 calorías. En nutrición la kilocaloría
(kcal) se define como la energía calorífica necesaria para elevar la
temperatura de 1 kilo de agua de 14,5 a 15,5 ºC. Los hidratos de carbono
son el tipo de alimento más abundante en el mundo, mientras que las
grasas son el combustible más concentrado y más fácil de almacenar. Si el
cuerpo agota sus reservas de grasas e hidratos de carbono, puede utilizar
directamente las proteínas de la dieta o descomponer su propio tejido
proteico para generar combustible.

Cada actividad que se realiza tiene diferentes niveles de consumo de


energía. Además hay que tener en cuenta que, aparte del consumo que se
producirá por el esfuerzo físico, a su vez existe un aumento de consumo por
la excitación y la tensión.

Y es que, el gasto energético que supone un esfuerzo prolongado en


el tiempo, es considerable. Y aquí se vuelve a ir contra el funcionamiento
natural del organismo, que necesita un aporte adecuado de alimentos y
líquidos, para poder seguir rindiendo al máximo de sus posibilidades, tanto
desde el punto de vista físico como mental.

La alimentación durante ciertas actividades o recorridos se basa en


barritas energéticas y bebidas electrolíticas, que buscan paliar en cierta
manera el desgaste tremendo que se ocasiona. La consecuencia de una
reposición incorrecta de energía, desemboca en un descenso paulatino del
nivel de rendimiento. Y así es como se llega al final, “como se puede”.

3.2 Pruebas non stop (raids)

Para concluir con el desarrollo de este tema, he querido incluir un tipo


de pruebas extremas que actualmente está teniendo cierto auge, y que
convierten a los deportes en la naturaleza en algo más que simplemente
eso, y honestamente no se hasta que punto perjudican o distorsionan la
buena imagen que en un principio se puede tener de los deportes en la
naturaleza y el emergente y denominado turismo activo.

Se trata de las pruebas non stop, que son una variante de los raids.
En este tipo de pruebas se condensan deportes extremos llevados al
máximo grado de exigencia y aguante del cuerpo humano. En este sentido,
encontramos un artículo de Callén J. M. (2002) que resumidamente vendría
a sostener lo siguiente:

“Las pruebas “non-stop”, van contra la naturaleza. Nuestra naturaleza


interior. Se necesita el descanso para poder recuperarse y rendir al
máximo. ¿Y no son estas, pruebas en las que se da la imagen de un
deporte en el medio natural, respetando el entorno?. Entonces ¿por qué
se proponen pruebas que van contra la naturaleza humana?. Parece una
contradicción. El esfuerzo sin descanso son polos opuestos, y respetar y
disfrutar de la naturaleza, se contrapone en estas pruebas con la
naturaleza del hombre/mujer”.

Se está llegando a incluir la competición en parajes en los que se


busca la proximidad con el medio, donde se va a disfrutar de todo lo que
puede ofrecer un bosque, un río, una montaña o un amanecer. Y en voz de
los competidores consultados, y que han tomado parte en diferentes
pruebas de este tipo, precisamente, disfrutar de la naturaleza, no se
consigue en ningún momento. Cuando relatan sus experiencias, afirman que
llega un momento en el que “actúas por inercia, casi de forma
inconsciente”. “Caminas por caminar”.

Sueño inadecuado, alimentación e hidratación escasas, horas y horas


de actividad. Aspectos que durante la preparación previa a un raid, no
pueden ser entrenados como se ha de hacer ante cualquier competición. El
deportista ha de saber y conocer cómo responde en cada momento. Lo ha
de tener todo controlado y preparado. Y este aspecto, se escapa en la
preparación. No dormir, comer y beber poco y entrenar mucho, no es lo más
conveniente bajo ningún sentido. Aunque siendo exactos, algunos equipos
pueden entrenarlo. Aquellos cuyos sponsors cubren a los deportistas,
permitiéndoles una preparación rigurosa y exacta. Aquellos que llegan a la
meta con gran número de horas de antelación. Aquellos que se dedican a
los raids de forma seria.

Pero en la línea de salida no sólo se encuentran ellos. También hay


espacio para el grupo de competidores que va a probar una experiencia
diferente, pero que cuenta con materiales y medios que distan años luz de
los de los equipos bien preparados. Y esa diferencia en posibilidades,
también lo puede ser a la hora de la seguridad durante la prueba, por no
hablar de las horas de preparación y entrenamiento necesarias para abordar
un “non-stop” o un raid convencional. Horas de entrenamiento que sólo se
consiguen con una dedicación casi exclusiva a este deporte. No ir
suficientemente preparado, bien en materiales, bien en entrenamiento, a
una prueba como estas, es un riesgo que se ha de conocer antes de
colocarse en la línea de salida.

“Estamos quizás volviendo a la época de los gladiadores, en


las que la multitud se reunía para ver hasta donde llegaba el
esfuerzo agónico de los que saltaban a la arena. Pedalear, remar,
escalar, correr, no dormir, no comer, no beber, no parar. Demasiados
verbos antagónicos, que sólo sería capaz de desarrollar el hombre de
la “S” en el pecho. Eso si, sin despeinarse. Pero seamos coherentes.
Él y sólo él no notaría las consecuencias de un esfuerzo de esta
envergadura, al mismo tiempo que sería capaz de disfrutar de la
maravillosa “madre naturaleza”. Y es que, Superman, sólo hay uno”.
(Callén J. R. 2002)
4. Conclusiones

De todo lo expuesto en este estudio, podemos concluir la existencia


de una nueva vertiente del turismo activo, o de los deportes en la
naturaleza que se viene a denominar “deporte extremo”

En este tipo de deportes el riesgo asumido por el deportista


participante es máximo, y lo peor es que en algunos casos no se es
consciente plenamente de los mismos por diferentes motivos.

Existen diversos factores por los que un deportista está dispuesto a


asumir este tipo de riesgos, y se ha demostrado que hay personas
predispuestas por diversos factores a ser consumidores de este tipo de
experiencias (desafíos, retos, nuevas experiencias, necesidad de liberar
adrenalina, etc.)

No obstante los profesionales y especialistas en este sector, después


de realizar diferentes y distintas evaluaciones de los riesgos existentes en
este tipo de actividades, recomiendan una serie de precauciones:

1. Examen médico pre-participativo: antes de que los jugadores


acepten los rigores de un deporte organizado, su salud debe ser
evaluada por personal médico calificado. Este examen debe
determinar si el deportista está médicamente apto para encarar un
deporte.
2. No subestimar nunca los riesgos ni sobrevalorar las posibilidades
personales de cada uno.

3. Seguro de Salud: cada deportista debe estar cubierto en forma


individual, familiar o institucional por un seguro médico para afrontar
los costos de heridas, lesiones o enfermedades graves.

4. Preparación pre-deportiva: el deportista debe estar protegido de la


exposición rigurosa y el riesgo de la práctica deportiva. La
preparación de pretemporada debe proporcionar al deportista un
estado físico óptimo para su primera práctica deportiva.

5. Aceptación del riesgo: cualquier consentimiento informado debe


basarse en el conocimiento de los riesgos, por parte del atleta, en la
participación de actividades deportivas.
6. Planificación / supervisión: la seguridad en la práctica deportiva
puede ser lograda solo con una apropiada planificación y supervisión
de la práctica, competición o viaje.

7. Minimizar potenciales obligaciones legales: las obligaciones deben


ser una responsabilidad compartida entre la institución organizadora
y los equipos, delegados, entrenadores y atletas. Cada parte
involucrada debe aceptar la responsabilidad de minimizar riesgos o
daños en la salud.

8. Instalaciones: La adecuación y condiciones de las instalaciones


utilizadas para prácticas y competencias no deben ser descuidadas y
deben realizarse controles periódicos de las mismas. La inspección
de las instalaciones debe incluir al área competitiva y áreas
adyacentes.

Finalmente se puede establecer cierta controversia conceptual e


incluso moral, según algunos autores, dependiendo de hasta donde
alcancen los límites de lo racional en la práctica de este tipo de deportes. Si
son deportes de naturaleza, se deben practicar con “naturalidad”, la propia
que nos da la naturaleza del cuerpo humano, para no incurrir en una
especie de incongruencia conceptual.
5. Bibliografía

Abitol, C. (1999). Guide der raids nature aventure. Paris. Génat.

Callén, J. R. (2002). Raids: deportes de riesgo…cardíaco. Cuadernos técnicos


barrabés. 1, 6-10.

Miracle, L. (1994). Nuevos deportes de aventura y riesgo. España. Planeta

Sánchez M. C. y Cantón E. (2001). La práctica de actividad físico deportiva


de riesgo como herramienta preventiva de conductas desajustadas
psicosocialmente. Revista de psicología del deporte. Vol. 10, nº 2: 225-238

Savodelli, J. and Walter, A. (2001), Preparación para los deportes de


aventura. Barcelona. Vecchi

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