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John Lewis Gaddis - Ver como historiador.

Haciendo uso de una última metáfora, Gaddis menciona el trazo de las carreteras
en EEUU, mayormente usando intersecciones a noventa grados, esperando hacerlo
más legible y, de esta forma, controlarlo. El paisaje de la historia es similar en tanto
los historiadores tienen una relación similar con el pasado a la que tiene el Estado
con el territorio y la sociedad, se congela la particularidad y privilegia la legibilidad,
con el propósito de que el pasado sea accesible al presente y al futuro. Pero como
una mera representación, el trabajo del historiador “se hace realidad” en la medida
que compite, se insinúan y finalmente sustituyen por completo los recuerdos de la
gente que auténticamente los vivieron, sumergiendo el conocimiento que los
participantes tienen de lo ocurrido en su intento por hacerlo legible, al hacer
controlable el pasado mediante recuerdos construidos, suprimimos lo
desconcertante e incluso terrorífico ya que de forma consciente o inconsciente,
eliminamos algunas cosas y existen otras que de la misma manera escogemos
destacar. Por otro lado, el historiador también libera el pasado de su perspectiva de
ser olvidado; por mucho que imponga una imagen, nos hacen posible comprenderlo
cómodamente la mayor parte del tiempo. Los historiadores realizan esta función
conmemorativa para los grandes personajes fallecidos, así como los insertan en un
contexto, rescatan el mundo que los rodeaba. De esto se desprende que también se
debería liberar de los juicios importados de otras épocas y otros lugares, siendo los
entonces prejuicios o costumbres usuales puestos bajo nuestra actual perspectiva,
obsoletos o despreciables. La responsabilidad de un historiador consiste en mostrar
que hubo vías que no se siguieron y discutir entre ellos las interpretaciones del
pasado, liberándolo de una única explicación posible de lo sucedido. Sean cuales
hayan sido las circunstancias del pasado, pensadas dentro de la moral presente, no
puede desarraigarse de este, ya que sería una forma de censurar la historia y se
corre el riesgo de reacontecer los oscuros pasajes de la humanidad. La transmisión
adecuada del pasado exige un equilibrio entre opresión y liberación, no solamente
recurrente en el quehacer histórico, sino que también está presente a lo largo de
nuestras vidas, por lo que una disciplina histórica es indispensable en la formación
de cada individuo. Lo más importante en el papel del historiador es la
responsabilidad de difundir y discutir una narración de los acontecimientos, con la
responsabilidad de poder debatirlo a través de una perspectiva en eterna formación.

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