You are on page 1of 1

TODO ES CUERPO DE CRISTO

El texto parece subrayar el contraste entre dos actitudes: la de


los discípulos –que se inclinan por despedir a la gente para que puedan
buscarse comida y alojamiento– y la de Jesús que insta a asumir como
propio el problema de los demás.

La primera tiene el color de la indiferencia o, al menos, de la


comodidad. La segunda, el del compromiso que nace del amor y, en
último término, de la comprensión.

Todos los detalles que aparecen en la narración nos hacen ver


que se trata de un relato cargado de simbolismo: cinco y dos, cinco
mil, grupos de cincuenta, doce… Tras el simbolismo, de lo que se habla
–más allá de la compasión que Jesús manifiesta– es de cómo
“alimentar” al pueblo, cómo ayudar a vivir a los demás, saliendo de
nuestra cápsula narcisista y comprendiendo que todo otro es no-
separado de mí.

En realidad, si no hubiera quedado enredado en ritos y creencias


que, con el tiempo, se fueron complicando y enmarañando cada vez
más, ese sería el sentido que podríamos percibir en la celebración de
la eucaristía.

El “Corpus Christi” es una metáfora de la unidad. Porque todos


somos “Cuerpo de Cristo” –todos participamos de la llamada
“naturaleza crística”–, si utilizamos el término “Cristo” para nombrar
nuestra verdadera identidad. En lenguaje más simple puede
expresarse así: Lo que es Jesús, lo somos todos; él es un “espejo” en
el que, sencillamente, podemos vernos reflejados.

Y solo así parece entenderse el significado de la llamada “Última


Cena”, en la que Jesús, tomando el pan, dijo: “Esto soy yo”. El pan,
alimento básico de aquella cultura, era un símbolo de todo lo real. Con
lo cual, Jesús estaría diciendo: “No hay nada que no sea yo”. A quien
le extrañe este modo de presentarlo, puede recordar una expresión de
Jesús, del todo equivalente a esta, que aparece recogida en el
Evangelio de Tomás, donde el Maestro de Nazaret afirma: “Yo soy
todas las cosas”. Quien habla así es alguien que ha comprendido
experiencialmente la verdad de lo que somos.

Más allá de creencias, ritos, incluso parafernalias que han ido


añadiéndose a lo largo de los siglos y que, en gran medida, han
desvirtuado el significado original, la eucaristía es la celebración de la
unidad, que nace de la comprensión de lo que somos y que se plasma,
como muestra el evangelio que estamos comentando, en compasión
eficaz al servicio del necesitado.

You might also like