BREVE HISTORIA DE LA

MASONERÍA ESCOCESA

Edgar Perramón Q.
 1.- Introducción.
En la creación de los altos grados parece haber tenido una gran
influencia el barón escocés Andrés Miguel Ramsay, considerado
como el padre espiritual de aquellos. Ramsay había nacido en Air,
Escocia, el 9 de enero de 1686 y murió en Saint-Germain-en-Laye,
Francia, el 6 de mayo de 1743, a los 57 años.
Ramsay fue iniciado en Londres, en la Horn Lodge de Wesminster,
probablemente el 17 de marzo de 1738, a los 44 años (Cuadernillos
Escoceses N º 23, 1963, Santiago, y del autor, "La Masonería
Escocesa" en Citerior, Santiago, septiembre 1994-abril 1995).
El 27 de diciembre de 1736, Ramsay, doctorado en la Universidad
de Oxford y de alta versación en estudios teológicos, pronunció un
discurso, en la Gran Logia de París, que habría de originar,
indirectamente, la Masonería Escocesa y la proliferación de los altos
grados. Eran los días en que ya se advertían signos de intensa
renovación intelectual con el vigoroso comienzo cultural de la
Ilustración del Siglo XVIII.
La primera cualidad para ser miembro de la Orden --dijo en su
discurso-- es el amor hacia el género humano. "El mundo entero
no es más que una gran república en que cada nación es una
familia y cada particular un niño". "Hay que asignar por fin único a
la Orden la reunión de los espíritus y de los corazones para
mejorarlos y formar, con el tiempo, una sola nación espiritual".
La segunda cualidad es la de tener una moral pura: "Se trata de
formar hombres amables, buenos ciudadanos, inviolables en sus
promesas y adoradores del Dios de la amistad".
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c) asegurar la docencia y e investigación masónicas mediante
programas que contribuyan a que cada masón capitular sea un
verdadero Maestro, consciente que la defensa de la Masonería
sólo puedan hacerla los bien informados de su historia y de su
tradición humanista, de sus principios y de sus ideales de fraternidad,
tolerancia, democracia participativa y justicia social (Citerior N º 29,
Santiago, febrero, 1953).
d) asegurar la selección para alcanzar la calidad y espíritu de servicio
que sólo se logran por un adecuado, sistemático y sólido
adoctrinamiento; y
d) asegurar la discreción, como método tradicional que garantiza una
acción efectiva y un trabajo eficaz sin perturbaciones. Nadie tiene
derecho a revelar su calidad masónica si no está seguro de
propender, con tal revelación, a la defensa de la Orden y de sus
principios.
Pensar en la Masonería y sus principios, es fortalecer su influencia
espiritual y moral y afianzar hoy la relación entre la realidad esencial
del hombre y los fines superiores proclamados y no siempre
cumplidos por la sociedad.
La Masonería es una fuerza espiritual que sabe contribuir a exaltar
los valores morales del hombre y defender los derechos humanos, los
derechos al trabajo, la salud y la educación, y los derechos a la
previsión y la justicia social para que nadie sea excluido y todos
tengan un lugar digno en la sociedad.
E.P.Q.
Caracas, 2008
persistimos en una rutina que no interesa ni atrae a las mentes
críticas de la gente que hoy vive en la ola de las más tremenda
revolución del saber, la técnica y la vida que han conocido los siglos
O que hemos descuidado el impulso a la acción y hemos encerrado
nuestras enseñanzas, antaño tan fecundas y siempre actuales, en
un formalismo adormecedor ?". "Creo -añadía- que la exploración
objetiva y serena de estos senderos podría acercarnos a la verdad, a
esa verdad que debemos buscar si deseamos que nuestra Orden
vuelva a pesar, a servir y a influir".
Finalmente, Ginouvés González señalaba que "nuestra Masonería no
puede pasar a la historia como la 'la Masonería del silencio', cuando
nadie se lo impone..." (Citerior, Santiago, primer trimestre, 1979)
6.- Lo que se debe asegurar.
Ya no cabe, sino intensificar las categóricas sugerencias de las
autoridades a los cuerpos escoceses en áreas indispensables para
asegurar su eficacia y su contribución a la dignificación y
perfeccionamiento espiritual del hombre y al perfeccionamiento de la
sociedad:
a) asegurar que la Masonería sea la vanguardia ética de la sociedad
al redoblar sus esfuerzos en la lucha vigorosa por dignificar al
hombre, en un momento en que la mayor parte de sus derechos
sociales se encuentran vulnerados. La desigualdad y la pobreza
movilizan grandes descontentos.
b) asegurar que la tolerancia no se transforme en pasividad frente a
los principios, respetándolos, haciéndolos respetar, defendiéndolos y
propagándolos en toda su pureza, sin claudicaciones;
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La última cualidad requerida es el "gusto por las bellas artes, las
artes liberales y las ciencias útiles", con el alejamiento perpetuo de
los fermentos de la discordia, tarea que pronto iniciarían entonces
los enciclopedistas franceses, entre los cuales se encontraban varios
masones.
En la segunda parte de su discurso, Ramsay hacía derivar a la
Masonería de los Cruzados, lo que, sin duda, fue el punto de mayor
repercusión para considerarle como el padre espiritual de los altos
grados. Se trataba de consagrarse a un espíritu superior, a una gran
causa humana. En las ocho Cruzadas, entre 1095 y 1270, asistidas
por los templarios, es decir durante 175 años, el mundo cristiano
había luchado para reconquistar los santos lugares. (La Orden de los
Templarios fue disuelta en 1312 por orden de Clemente V, a
instancias del Rey francés Felipe IV. Su último Gran Maestro, Jacobo
de Molay, murió en la hoguera, en París, en 1314).
Ramsay define, admirablemente, la vocación espiritual e intelectual
de la Masonería Moderna de ponerse al servicio de una causa
superior.
Si se ha podido decir que la Masonería es una Sociedad de
Pensamiento, se debe, sin duda, a la durable influencia de su
discurso de 1736.
2.- De Burdeos a París y Kingston.
Un doble afán de perfeccionar al Maestro Masón dio lugar al
nacimiento de la Masonería Escocesa en el puerto francés de
Burdeos, alrededor del año 1744. Burdeos, a orilla del río Garona y a
96 Km. del Atlántico, había sido, desde la Edad Media,
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un centro de notable actividad económica, particularmente merced
al comercio de vino, azúcar y café entre Francia, África y las
colonias americanas. Más tarde, por su importancia, Burdeos fue
sede provisional del gobierno francés en 1870, 1914 y 1940.
Puede afirmarse que el Rito Escocés Antiguo y Aceptado desciende,
directamente, de la primera Logia de Perfección abierta en Burdeos
en 1744.
La Masonería Especulativa fue llevada por los ingleses a Burdeos,
sólo quince años después del advenimiento de la Masonería
organizada en Londres, en 1717. La primera Logia “L´Anglaise”
celebró su Tenida inicial el domingo 27 de abril de 1732 y puede
decirse que esta Logia dio nacimiento, directa o indirectamente, a
todas las actividades masónicas del sur de Francia. “L´Anglaise” creó
la Logia "La Française" el 14 de diciembre de 1740 --en la que se
inició Esteban Morín (Stephen Morin)-- y la Logia "Parfait Harmonie".
De ésta nació, en 1746, la Logia “Amitie”.
Algunos historiadores masónicos han dicho que Morín fue el fundador
de la Logia de Perfección de Burdeos en 1744, fecha que coincide
con la fundación de la "Parfait Harmonie", creada, probablemente, con
el único propósito de conferir Grados Escoceses, por lo menos los
Grados de Perfección, ya que las otras Logias, “L´Anglaise” y “La
Française” sólo conferían los tres primeros Grados.
Catorce años después, en 1758 o antes, en 1755, hasta febrero de
1767 --cuando los pensadores franceses se situaban al frente de un
intenso movimiento cultural y cuando Diderot y D'Alembert ya habían
publicado varios de los 17 volúmenes de su "Enciclopedia" (1751-
1772)--, Luis de Borbón, Duque de Clermont o Caballero de
no hay duda que cabe, sobre cada masón, una enorme
responsabilidad en la reafirmación de los postulados democráticos
participativos y progresistas, y en el respeto y exaltación de los
derechos y libertades inalienables e inmanentes del hombre.
La Masonería tiene, en este sentido, una tradición que viene, en el
continente, con Washington, Bolívar, Miranda, O' Higgins, Martí,
Juárez, San Martín, Morazán y tantos otros hombres pertenecientes
a muchas nacionalidades, pero todos imbuidos de los mismos
inconmovibles principios humanistas de la Masonería (Declaración
del Comité Ejecutivo de la Confederación Masónica Interamericana,
México, D.F., 16.9.1954, Citerior N º 49, Santiago, Octubre, 1954).
La grandeza de la Masonería siempre ha estado estrechamente
ligada, no a la quietud que inmoviliza, sino a las grandes y nobles
luchas que ha librado por la libertad, la igualdad, la paz, la justicia y la
soberanía de nuestros pueblos.
El ex Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo de Chile,
Ignacio González Ginouvés, advertía con lucidez: "La Masonería no
es secta ni partido, es cierto; nace su obra a través de sus miembros
que, elegidos y educados en sus talleres, salen al mundo a
difundir, defender y propagar, con su ejemplo y con su acción los
ideales que les han inspirado las enseñanzas éticas y el
perfeccionamiento iniciático que han recibido. Parece que hoy este
mecanismo se ha enmohecido, los masones no suenan, no
aparecen, ni difunden, ni influyen; es como que se guardan para ellos
su saber, sin hacerlo acción y ejemplo".
"¿Será, acaso -se preguntaba-, que hemos descuidado la elección,
la educación, la disciplina, la formación doctrinaria de quienes
ingresan y perduran en nuestros templos, o que, por apego a la
tradición mal concebida, 15
no sólo doctrinaria de sus deberes personales y colectivos, sino
también con una mayor formación y actividad docente para colaborar
con la sociedad, la paz y la justicia.
Como el masón capitular no tiene derecho a exhibir en las Logias
Azules los distintivos materiales que se usan en los grados
escoceses, está en la obligación de darse a conocer por sus virtudes,
por sus inquietudes espirituales y por la profundidad de sus
conocimientos masónicos (René García Valenzuela, en "La
sublime Maestría, suprema meta iniciática", Citerior N° 17,
Santiago, febrero, 1952). Y, también, por el cabal conocimiento de la
realidad que vive y a la cual nadie podría sustraerse sin riesgo de
estar de espaldas a los signos controvertidos de un siglo que ya
terminó –y que comenzó tarde, en 1914, y que, con el término de la
Guerra Fría, en 1990, llegó anticipadamente a su fin- y del que se
inició con nuevos conflictos y amenazas, basados en la fuerza, pero,
también, con muchas esperanzas en la búsqueda de un mundo más
justo, pacífico y mejor.
La Masonería es una comunidad discreta, reservada, pero no una
comunidad cerrada, sino abierta porque "se abre en un
contacto íntimo la totalidad de la vida humana" (Mario Ciudad en
"Nuestra realidad masónica", Cuadernos Simbólicos N º 7 de la Gran
Logia de Chile, Santiago, 1977).
5.-Deberes y responsabilidades.
Si la Masonería aspira, con sentido universalista, a dignificar la
vida para asegurar la paz, la justicia y la fraternidad entre los
hombres y los pueblos, sin diferenciación alguna de raza, idioma o
nacionalidad,
14
Benouiville o Bonneville, instaló, posiblemente en París (más seguro
es decir "en Francia") un Capítulo, de muy corta vida, llamado de
Clermont para trabajar grados masónicos por sobre el de Maestro. El
Capítulo estaba gobernado por el Gran Maestro, el Duque de
Clermont, y al que algunos historiadores le atribuyen especial
importancia en el origen del régimen de altos grados.
Parece ser que este Capítulo se transformó en 1758, en el Consejo
de Emperadores de Oriente y Occidente o Grande y Soberana Logia
Escocesa San Juan de Jerusalén, cuya organización, conocida con el
nombre de Rito de Perfección, constaba de 25 grados, en que
jerarquizó toda la enseñanza masónica, peligrosamente fragmentada
en diversos ritos y organismos, incluidos los tres grados simbólicos.
Este Rito de Perfección sería la primera organización del Rito
Escocés Antiguo y Aceptado, que se transformó más adelante en el
Rito que hoy se conoce, con la ampliación hecha en tierra americana.
Tres años después, en 1761, cuando en Francia se abrían paso las
grandes transformaciones sociales basadas en la razón, el espíritu
crítico y la libertad, el Rito de Perfección en 25 Grados se vino a
América, a Santo Domingo y Jamaica en brazos de Esteban Morín,
quien propagó, fervorosamente, la doctrina masónica. La Carta-
Patente, fechada en París, le fue concedida a Esteban Morín, por sus
"eminentes cualidades", el 27 de agosto de 1761 por la Grande y
Soberana Logia de San Juan de Jerusalén -bajo la autoridad del
Consejo de Emperadores de Oriente y Occidente- con plenos poderes
y facultades para extender la Masonería Escocesa "en todas las
partes del Nuevo Mundo" (Citerior N º 35-36, Santiago, agosto-
septiembre, 1953 y Citerior N º 39-40, Santiago, diciembre, 1953-
enero, 1954).
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Ya en el nuevo continente, después de diversas vicisitudes, el
Rito de Perfección fue ampliado a 33 grados, lo que tuvo lugar en
Kinsgton, Jamaica, en o alrededor de 1767, por "Morin y, u, otros" y
sobre cuya base se fundó, en Charleston, Carolina del Sur, Estados
Unidos, el primer Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y
Aceptado, el 31 de mayo de 1801 (Informe Lindsay, 4.9.1948, del
Comité de Historia del Supremo Consejo para la Jurisdicción Norte
de los EE.UU. en Citerior, Santiago, N º 33-34 de junio-julio, 1953, y
35-36 de agosto-septiembre, 1953).
La Gran Logia de Perfección de Charleston, Carolina del Sur,
Estados Unidos, establecida por Isaac de Costa, en 1783, por
delegación de Moisés N. Hayes -nombrado Inspector General para
la América del Norte por Esteban Morín, en virtud de los poderes de
que estaba investido-, puede estimarse como la precursora de ese
primer Supremo Consejo.
El antiguo Supremo Consejo de Kingston se extinguió probablemente
en 1817, pero su descendencia directa, a través del nuevo Supremo
Consejo de Charleston, que adoptó las Grandes Constituciones, se
mantiene hasta hoy.
Hay que anotar que el Supremo Consejo para Escocia fue fundado
solo en 1846, por el ilustre masón Charles Morison de Greenfield.
Inglaterra, Escocia e Irlanda no tuvieron mayor participación en el
desarrollo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.
América retornó, en esta forma, al Viejo Continente, un sistema de
enseñanza y un gobierno de los grados escoceses que habría de
fructificar con la fundación de numerosos Supremos Consejos, con la
ventaja de una mejor distribución jurisdiccional dentro de cada nación.
orientada, en un ambiente de solidaridad, tolerancia y equidad, a
producir la felicidad y bienestar del hombre en este mundo y
garantizar sus derechos inalienables a la paz, la salud, la educación y
la justicia social.
La Masonería ha confiado y estimulado siempre el progreso y ha
promovido la reformulación de la justicia social, el perfeccionamiento
del hombre y el advenimiento de una sociedad más humana e
igualitaria, sin excluidos, de amplias libertades públicas y
verdaderamente democrática. Al mismo tiempo, ha procurado un
camino concreto de superación desde las perspectivas del desarrollo
histórico con el cumplimiento de los derechos legítimos del hombre.
En poco años se han producido divisiones, desmantelamientos y
ocupaciones de países enteros y vacíos políticos desconcertantes
que han permitido la intolerancia y el fundamentalismo religioso. Una
economía globalizada, individualista y voraz, ha dejado cada día más
indigentes, más pobres, marginados y excluidos arrasando con la
solidaridad, la paz, la justicia social y los valores éticos que anhela
la Masonería.
La política no puede olvidar al hombre ni desprotegerlo, hay que
trabajar por su humanización y por el desarrollo pacífico y soberano
del pueblo, de la humanidad.
La Masonería Escocesa no está ni podría estar al margen de estos
fenómenos. Los trata, para contribuir a superarlos, a través de su
sistema de enseñanza para Maestros, para que éstos vuelvan a su
cátedra, a la Cámara del Medio del simbolismo, con una mayor
confianza y comprensión,
13

Estos antecedentes revelan el ánimo que alentaba el nacimiento del
primer y más antiguo Supremo Consejo del mundo y “de cuyo vetusto
tronco se desprendió, más tarde, una arborización y un follaje
promisores en razón de este universalismo de origen” (Citerior N º 7,
Santiago, abril, 1951).
Desde aquellos días, la Masonería, fuera de todo dogmatismo, ha
venido reafirmando sus principios de tolerancia, ya que la verdad total
o parcial no es privativa de ningún hombre, de ninguna institución ni
de ninguna sociedad. No sólo cabe admitir la discrepancia, sino que
hay que otorgarle el mismo respeto que a la propia convicción.
La Masonería Escocesa, desde la Conferencia Internacional de
Supremos Consejos del Mundo, celebrada en Lausanne, Suiza, en
1875, y de su Primera Conferencia Internacional, celebrada en
Bruselas, Bélgica, en 1907, ha reafirmado, también, su aspiración a
que la fraternidad y la paz reinen entre los hombres y los pueblos, ya
que ninguna diferencia por razón de raza, religión o concepciones
políticas, sociales o filosóficas, debe ser suficiente para que los
seres humanos no posean y practiquen, en toda su amplitud, los
sentimientos de justicia social y solidaridad, tan frecuentemente
olvidados. Así lo ha hecho presente, también, en las periódicas
Conferencias Europeas de Soberanos Grandes Comendadores y en
las Reuniones de Soberanos Grandes Comendadores de América.
4.- Una concepción laica y
progresista de la sociedad.
El concepto masónico de la sociedad se basa en una moral laica y
citeriorista,
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El 31 de mayo de 1801, en Charleston, es, para la Masonería
Escocesa, lo que el 24 de junio de 1717, en Londres, para la
Masonería Simbólica. Y las Grandes Constituciones del 1º de mayo
de 1786, revisadas por la Convención de Lausanne del 22 de
septiembre de 1875, son, para la Masonería Escocesa, lo que la
Constitución de James Anderson del 17 de enero de 1723 para la
Masonería Simbólica: un documento histórico de alta importancia y
punto de partida de la jurisprudencia masónica de ambos poderes.
De la Declaración de Principios y de los 22 artículos de la
Convención de Lausanne de 1875 surge la actual jurisprudencia
masónica escocesa del mundo. A esta Convención concurrieron los
Supremos Consejos de 11 países, dos de los cuales eran de América
Latina: Perú y Cuba. Los Supremos Consejos asistentes
adoptaron la resolución de reconocerse, también, como legales y
regulares en sus respectivos países y “enseñar las doctrinas
masónicas y dirigir sus acciones por la pureza de los principios”. Al
mismo tiempo se fijaron las normas respecto a emblemas y
decoraciones.
Tal como sostiene el ilustre historiador René García Valenzuela "la
Masonería Escocesa se ha mantenido estrictamente dentro de la
concepción andersoniana al no pactar oficialmente con la religión y al
no aceptar, tampoco, la eliminación del Ser Supremo que pone Orden
en el Caos, pero con amplia libertad para concebir una Causa
Primera" (Citerior N º 39-40, diciembre,1953 y enero,1954).
La Constitución de Anderson fue publicada en Estados Unidos por
Benjamín Franklin en 1734; luego fue traducida al holandés y
publicada en Holanda en 1736. Poco más adelante, fue traducida al
francés y publicada en Francia en 1742 y 1745,
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en su primera y segunda ediciones, respectivamente. La Constitución
de Anderson fue conocida en Estados Unidos, ya en forma más
amplia, alrededor de 20 años después de su primera publicación.
(Citerior N º 33-34, Santiago, junio-julio, 1953).
La supuesta intervención de Federico el Grande, Rey de Prusia, en
la promulgación de las Grandes Constituciones del 1º de mayo de
1786, en Berlín, carece de fundamento histórico, como lo señala el
citado Informe Lindsay de 1948, pues no hay documento masónico
existente que así lo atestigüe; sólo hay cartas que llevan la firma de
Federico el Grande. "Estamos absolutamente convencidos --señala el
Informe-- que Federico no firmó, en realidad, los Nuevos Institutos (las
Grandes Constituciones de 1786), pero no hay documentos ciertos
que apoyen el hecho de que fueron elaborados en Kingston; creemos,
sin embargo, que hay antecedentes para pensar que fueron
planeados o preparados en el Hemisferio Occidental". Será necesaria
una investigación a fondo todavía sobre esta materia, dadas las
enormes dificultades que se presentan.
Federico II había nacido en Berlín el 24 de enero de 1712 y murió en
Potsdam, cerca de Berlín, el 17 de agosto de 1786, a los 74 años. A la
muerte de su padre, Federico Guillermo I, sus primeros actos fueron,
como Soberano, la abolición de la tortura, de la censura y de la
discriminación religiosa. Fue un notable masón e introdujo todas las
innovaciones humanistas inspiradas en el espíritu de la Ilustración y
convirtió a la nación alemana en una potencia mundial.
Federico II el Grande fue iniciado en la Logia Brunswick el 14 de
agosto de 1738, a los 26 años. Fue amigo personal de Voltaire,
también masón, y atrajo a su corte a científicos y escritores
ilustrados.
Ello suponía el libre ejercicio en público del culto protestante y el
acceso a cargos de gobierno y dignidades del país.
Charleston había recibido, también, en 1791, a infinidad de
católicos franceses que habían huido de Haití a consecuencia de un
levantamiento, bajo la inspiración de la revolución francesa, salvando
allí su existencia en tanto que cientos de judíos de muchas partes
eran, igualmente, recibidos en la ciudad como amigos y vecinos.
El Supremo Consejo, a pesar de haber sido fundado en tierra
norteamericana, lo fue, en su mayoría, por hombres venidos de otras
tierras. De los 11 fundadores, sólo dos habían nacido en Estados
Unidos y, de los nueve restantes, dos eran irlandeses, dos ingleses,
dos franceses, un español, un polaco y uno oriundo de Bohemia.
En 1801 Bohemia pertenecía a Austria. La anexión de Bohemia a
Austria se produjo en 1620, luego de la derrota de los protestantes
por los católicos en el transcurso de la Guerra de los Treinta Años
(1618-1648). Después la región de Bohemia pasó a formar parte de
Checoslovaquia en 1918 y su población cuenta con una minoría
alemana del 2%, en la zona de los Sudetes. Bohemia pertenece
actualmente a la República Checa, luego de la división pacífica del
1º de enero de 1993 en que nacen, de la antigua Checoslovaquia,
las Repúblicas Eslovaca y Checa.
En cuanto a sus convicciones religiosas, cinco de ellos eran
protestantes, cuatro judíos y dos, posiblemente, católicos, unidos por
un mismo ideal de fraternidad, tolerancia y solidaridad.
11
 3- Universalidad del Rito Escocés, organización y sistema de
enseñanza.

Desde el 31 de mayo de 1801, el Rito Escocés Antiguo y Aceptado

está establecido como organización, como sistema de enseñanza y
como jurisdicción independiente para los grados que se extienden
entre el 4º y el 33 inclusive. Desde entonces, este Rito ha alcanzado
--como sistema de enseñanza y de gobierno-- una notable y ejemplar
universalidad.
Esta universalización de los principios masónicos escoceses ha
estado siempre por encima de idiomas, razas y nacionalidades,
universalismo ético y humanitario que ha conducido a la solidaridad, a
la búsqueda incesante de la verdad, a la práctica invariable de una
tolerancia activa y a la postulación de un ideal de paz, honestidad,
libertad y justicia social como régimen de convivencia entre hombres
y pueblos.

El primer Supremo Consejo trabaja, desde su fundación en

Charleston en 1801, sin interrupciones hasta nuestros días. Es el
Supremo Consejo de la Jurisdicción Sur de los Estados Unidos y
funciona, desde 1870, en Washington, D.C.

La ciudad de Charleston era, sin duda, un sitio apropiado para

una iniciativa de esa naturaleza. En 1685 había dado asilo y
bienvenida a 16 mil hugonotes --denominación con que en Francia
eran comúnmente conocidos los seguidores del calvinismo-- que
buscaban refugio en América para sortear las consecuencias de la Masonería Escocesa.
revocación del Edicto de Nantes. El Edicto de Nantes había sido
promulgado por Enrique IV de Francia el 13 de abril de 1598 y en
virtud del cual los hugonotes obtenían la amnistía y la plenitud de
sus derechos civiles, en igualdad con los católicos.
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