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5 Presentación
6 Introducción
129 Bibliogralia
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161 Cronología
Presentación
Entre el primer vaso pintado
de Susa y la torre del silencio de Jll .
Sar Mashad pasarían muchos,
muchos siglos. Y más aún hasta
que en las miniaturas de Mirak
apareciera Firdüsi en animada y
florida plática con los poetas de
Gazni. Si la memoria se disuel-
ve en el tiempo, si las mujeres y
los hombres cambian cada día,
si las obras de nuestras manos
son hijas de su siglo, ¿qué po-
drían tener en común los alfare-
ros susianos, los albañiles de
Mashad y los iluminadores de
Tabriz? Algo inaprensible pero
auténtico: el espíritu del Irán.
En los valles, montes y mese-
tas iranios, los artesanos y artis-
tas de pueblos y culturas sucesivos se fueron transmitiendo una
particular y distinta filosofía del objeto, del adorno, de lo pe-
queño y de lo grandioso. Andando el tiempo, sentimiento tal
de pertenencia a un mismo tronco seria tan fuerte que los re-
yes aqueménidas, partos, sasánidas o safávidas se titularían
de igual modo: Rey de Reyes. Y el espíritu de comunión irania
a través de los siglos fue tan auténtico, que el parto Artabano
exigiría de Roma la devolución del legado aqueménida.
A caballo entre los siglos XI y XII, el filósofo, matemático,
astrónomo, médico y poeta Ornar Jayyam evocaba en la me-
lancolfa de sus Robaiyyat el paso por la vida del legendario
Bahram, cazador de onagros. En los tiempos del poeta de Ni-
sapur, gacelas y zorros sesteaban en las ruinas del palacio sa-
sánida. Pero como el mismo Jayyam, hasta en la última al-
dea se recordaba aún el vigor y la naturaleza de las
milenarias rafees de Irán.
N.
9
· interior. La estrecha franja de la costa Fuera de esta imagen global hay que
-de unos 225 km de recorrido y entre situar el.Juzistán y la Susiana, una pro-
15 y 100 km de anchura- debió presen- longación física de la llanura mesopotá-
tar en tiempos remotos un paisaje de mica que, sin embargo, cultural y pplí-
verdadera jungla tropical, cortado por ticamente siempre tuvo sus raíces an-
cientos de corrientes de agua y lleno de _ cladas en el interior de los Zagros.
pantanos. La ocupación urbana del área Irán sufre hoy una gran erosión en ·
fue muy tardía, de época aqueménida, muchos de sus suelos. Las temperatu-
según R. Frye. Y los asentamientos an- ras oscilan entre máximas de 51 ºC en
teriores parecen haberse limitado a las · el Juzistán y . -37 ºC en el Azerbaiyán,
laderas y los valles altos. Hoy, la franja pero tales datos estadísticos no nos
costera y la vertiente norte de Elburz permiten imaginar - como es el
reúnen la casi totalidad de la superficie caso-, que ciertas regiones entre los
arbolada del Irán, con robles, hayas, no- meses de mayo y septiembre se con-
gales, olmos y tilos además de excelen- vierten en verdaderos hornos, con me-
tes' cultivos. Más al este, en las vertien- dias de 50 ºC a la sombra. Como no po-
~tes meridionales de-los montes del Ko- día ser menos, las precipitaciones son
pet Dag y el Jorasán, se extiende lo que escasas, los ríos poco caudalosos o es-
para algunos es ·el granero del Irán. Pero tacionales y sólo uno, el Karum, es na-
más allá se .abren los inmensos desier- vegable. Y no pocas corrientes que ba-
tos de ·Karakumi y Kizilkumi, partidos jan de los múltiples ·complejos monta-
por elAmur Daria y el mar de Aral, in- . ñosos acaban evaporándose en la lla-
mensas estepas de nómadas y espacios · nura. Para luchar contra ello, los iranios
10 siempre ligados al mundo iranio. desarrollaron la distribución de agua
Arriba, los montes Zagros, llenos de fértiles Pese a sus formidables montañas y
valles. Izquierda, la cadena del Elburz, parte desiertos, el Irán no estuvo .cerrado al
del pa~~aj_~ septentrion_a l d~ Teherán. exterior. Las invasiones vendrían siem-
pre desde el Asia Central por la llanura
de Gurgan, desde el Cáucaso por el
por el sistema del qanat, una especie Azerbaiyán y desde Mesopotamia por la
de canal subterráneo. Susiana. Pero también los comerciantes
Sin embargo, el suelo del Irán es rico, y los nómadas, que aprovechaban esas
y en la antigüedad lo fue más ..A meta- mismas rutas, abrirían en los Zagros o
les como el cobre, el estaño, el plomo, en los montes del oeste muchos pasos
el hierro, la plata e incluso el oro, se más, que comunicarían activa y pacífi-
unían piedras valiosas como la cornali- camente al Irán con la Mesopotamia o
na, el lapislázuli -que no sólo se ex- el Indo. Esas y las grandes y milenarias
traía en el Afganistán, sino también en rutas de Tabriz y Jorasán, disputadas
el Sistán-, la clorita o la turquesa y, por por urartios, asirios y babilonios, o·la no
supuesto, maderas de muchos tipos. menos famosa de la seda, entrarían
Con todas estas materias primas se creó siempre en los mercados y en la histo-
un tlujo continuo hacia Mesopotamia y, ria de Oriente.
pronto, una rica y variada producción - Miles de años pasaron por el Irán. ·
artesanal alcanzó los mercados del :Cierto que muchos bosques han desapa-
Oriente. Todavía hoy, en los zocos de recido. Y cierto que no pocas ·áreas ya-
Estambul, Damasco, Aleppo, Mossul o cen abandonadas Y' desérticas, resguar-
Bagdad, los productos del Irán sqn dis- ! tlando lo que son sólo ruinas de antiguas
tinguidos y estimados. . ciudades .urartias, medas, persas, par- 11
tas, sasánidas o islámicas pero, en lí- iranio marcado por el decorativismo,
neas generales, no se han producido patente desde las primeras cerámicas
grandes cambios en el paisaje. En el ho- pintadas susianas (ca. 4000 a. C.) hasta
rizonte, todavía hoy podemos ver el Irán las esculturas aqueménidas del siglo v
con los ojos de los antiguos. a. C. Bastante más restrictivo se mani-
festó R. Ghirshman, al pretender que
ese arte iranio que él veía soldado al
El arte del Irán mundo de las estepas, de la Transcau-
casia y la Transoxiana, se había inicia-
do verdaderamente con la aparición de
Desde que en 1954 Henri Frankfort los pueblos iranios en la región, a fines
escribiera, en su ya clásica The Art del segundo o a comienzos del primer
and Architecture of the Ancient Orient, milenio. Y en la necrópolis 8 de Sialk
que la discontinuidad histórica de las decía descubrir el embrión del posterior
regiones periféricas de Mesopotamia arte medo y persa.
-Anatolia, Palestina, Siria y Persia- A decir verdad, puede que a su
hacía imposible redactar una historia modo uno y otro hayan tenido razón.
del arte en cualquiera de estas regio- Hoy, la historiografía más reciente
nes, parece obligado reflexionar sobre sabe que el fenómeno urbano en el
la oportunidad y la lógica de unas pági- Irán fue intenso y personal -sin que se
nas escritas bajo el título de Historia del ignoren las relaciones siempre abiertas
Arte del Irán y las Estepas. Pues aunque con Mesopotamia, el Indo y las estepas
en el mismo estudio el propio H. Frank- de más allá del Amur Daría, según
fort aceptara que de toda la periferia P. Amiet vigentes desde el 3500 hasta el
mesopotámica sólo Persia había tenido 1700 a. C.-, y no limitado al singular
un estilo propio, lo cierto es que la ca- proceso de la Susania y el Elam. Sabe-
lidad de su persona y su obra han de- mos también que el hundimiento natu-
jado sólidamente establecida la duda. ral del equilibrio turanio no supuso la
Ya que si el Irán careció de la continui- crisis de los pueblos de los Zagros y el
dad reputada por él como esencial Pª"" . ·Elburz, y que incluso en el Asia Central
ra el desarrollo de un arte autónomo, la cultura se reorganizó pronto de otro
¿es lícito hablar del arte iranio como un modo. Los textos contemporáneos es-
todo? Yo creo que sí. _ critos en Mesopotamia están llenos de ·
La definición de un estilo regional es referencias a pueblos de la región,
fruto de muy distintos factores. Según pues las comunicaciones y el comer-
las épocas, las modas o las inquietudes cio seguían existiendo, y nuevos datos
de las sociedades, la Historia ha dado arqueológicos siguen saliendo a la luz.
primacía a unos u otros. Al célebre H. A. Y aceptamos que, bien mucho antes o
Taine ( 1886) se atribuye, por ejemplo, a comienzos del primer milenio, los
la estimación del medio geográfico pueblos indoirianos entraron en una
como elemento determinante, olvidan- escena histórica en la que pronto mar-
do que algo parecido habían pensado carían el tono cultural. Entonces,
también J. J. Winckelmann (177 4), Pla- ¿hubo ruptura?, ¿existió la continui-
tón o Aristóteles. Una obra del W. Waet- dad?, ¿fueron determinantes las nue-
zoldt de unos años muy especiales vas razas? Por muchas crisis que hayan
(1941), enfatizaba el papel de la raza en existido, por muchos pueblos nuevos
la creación y supervivencia de un estilo que hayan aparecido, el espíritu iranio,
artístico nacional a lo largo de los siglos. el especial sentir iranio se fue forman-
¿verdadero? ¿falso? Como si de un jue- do con la participación de todos, y en
go se tratara deberíamos decir que de un medio que no sufrió alteración. Es
todo eso y de algo más, un poco por lo cierto que, como dice H. Frankfort, el
menos. decorativismo de la cerámica pintada
Cuando H. Frankfort escribió el capí- del Irán prehistórico se manifestó tam-
tulo dedicado al arte de la antigua Per- bién en la escultura aqueménida; pero
sia en su libro clásico, en contradicción yo diría también que lo hizo en los te-
con lo antiguamente consignado, de- jidos sasánidas, en los tapices y alfom-
12 fendió la existencia de un estilo propio bras de Isfahan, de Tabriz, en las mi-
niaturas del famoso Behzad o en las hoy todavía fuente y punto de referen-
cúpulas de la madrasa del Sha Sultán cia imprescindible. Tras él, no pocos
al Hussein en lsfahan. griegos y latinos dejaron recuerdos de
También diría que el sentido del or- sus contactos con las gentes del Irán
den, estudiado por E. H. Gofl\brich pero, con toda certeza, el romano
(1979), aparece siempre en las artes de- ·Amiano Marcelino (ca. 330-ca. 395) se-
corativas iranias sin duda, pero también ría el más rico transmisor del violento
en su arquitectura y en su escultura. choque de romanos y sasánidas. Me-
Pues desde la ziqqurratu de Dür-Untas nos conocidos quizás, pero no menos
hasta el palacio sasánida en Sarvistan, valiosos, son los escritos de los bizan-
el orden, el equilibrio y un evidente hilo tinos Procopio de Cesarea y Agathias
continuo resurgen aquí y allá. Pero tam- Escolastikos (muerto ca. 582). A partir
bién en las fa chadas de las tumbas de de la invasión árabe y la difusión del Is-
Naqs-i Rustam, o en los remotos relie- lam con la victoria de Qadisiyá (637
ves de las gargantas de Seckaf-i Salman d. C.), los historiadores, geógrafos y
y Kül-i Farah. viajeros árabes son de imprescindible
La fuerza interior de todos los pueblos consulta. El primero al-Tabari (893-
iranios se percibe varia y a la vez unita- 923), en cuya Crónica Universa/ se re-
ria en sus formas artísticas. Puede que coge la historia de persas y árabes en
desde el punto de vista teórico, las ra- época sasánida. Luego las referencias
zones opuestas encuentren algunos ar- dedicadas a Persia por al-Ya' qubi
gumentos. Aunque yo diría que no hay (muerto ca. 897, o al-Maqdisi (946-
mejor teoría que la práctica. El estudio 1000) y los tempranos escritos de los
de las culturas, sus materiales, el medio viajeros de Occidente, como el rabino
y la historia del Irán, nos darán la mejor Benjamín de Tudela, que en la segunda
respuesta a nuestra celosa búsqueda de mitad del siglo xn dijo alcanzar Susa y
un arte iranio. otras provincias del Irán. Pronto segui-
rían los cristianos, como Marco Polo,
que en 1271-72 visitó las desoladas re-
giones del sur del Irán. O Ruiz Gonzá-
Yiojeros y estudiosos en el Irán lez de Cl~vijo, que, en su embajada de
Tamerlán (1403-1406) vistiaría el Elburz
A diferencia de lo ocurrido en otras y la región de Teherán.
regiones del antiguo Oriente, en los Aunque no se suele señalar, los pio-
montes, los valles y las estepas del Irán neros de la Edad Moderna fueron por-
siempre han vivido gentes que guarda- tugueses, italianos y españoles. Así, en
ban memoria del pasado. La sucesión 1610, Pedro Teixeira publicaba en Am-
de los grandes imperios iranios de beres el relato de su largo viaje por
aqueménidas, partos y sasánidas sobre Irán, que, desde la India y por Iraq, le
el mismo suelo, y el contacto diverso había llevado a Italia. Mayor enjundia
que mantuvieron éstos con griegos, ro- tendrían los Viaggi de Pietro della Valle
manos, bizantinos, árabes y chinos, ha- (1586-1652) y sobre todo el largo relato
ría que la literatura clásica de los forma- de la embajada al sha de Don García de
dores de nuestra propia cultura estuvie- Silva y Figueroa (1619-1624), emisario
ra llena de libros, noticias o referencias del rey Felipe III de España. Primeros
a los pueblos del antiguo Irán. Paradó- ambos en reconocer los signos cunei-
jicamente, tal vez por eso y por la difícil formes como escritura, el español ade-
lejanía de sus ruinas, el redescubrimien- más fue el descubridor intelectual de
to de la historia y las artes iranias haya Persépolis en las ruinas de Chilminara.
resultado un camino lento y relativa- Más tarde, en el curso de los siglos xvm
mente tardío. y XIX, otros viajeros seguirían sus pasos
En el curso de la segunda mitad del e irían descubriendo a Occidente, con
siglo v a. C., Heródoto convertiría las sus grabados y sus relatos, las costum-
páginas de sus Nueve libros de la His- bres y las leyendas de la historia persa.
toria, en el primer monumento fiable Y entre los epígonos, es forzoso recor-
de la historia, la cultura y el pasado de dar la embajada francesa de 1840, en la
medos, persas y escitas. Su relato es que E.. Flandin y P. Cqste tenían eco- 13
mendado el .dibujo y colección de to- de Susa. Años después, Francia ·conse-
das las noticias posibles ·sobre el arte, guiría el monopolio arqueológico del
la' historia y la Cültura de los persas. Su Irán; y Jacques de Morgan, un ingeniero
libro . Voyage en ·Perse (1851) tendría de minas apasionado por el mundo an-
cumplida fama. La misma que, si no tiguo, creaba en 1897 la misión estable
tuvo entonces, merece Adolfo Rivade- en Susa, a cuyo frente irían figurando
neyra, vicecónsul español en Teherán, tras él varios maestros de la iranología
cuyo Viaje al Interior de Persia (1880) como R. de Mecquenem, R. Ghirsh-
es, posiblemente, el más atractivo de man o J. Perro t.
todos 'los escritos. Pero con ellos termi- Desde entonces, descubrimientos y
naban .los hombres de acción y empe- publicaciones han ido recomponiendo .
zaban los estudiosos. la historia del Irán y los pueblos inme-
Aunque ya algunos británicos como diatos. Pero su número es tan alto y las
el artista R. Ker Porter, el famoso A. H. épocas toqtdas tan dispares que por
Layard, W. K; Loftus y el 'ºº menos co- fuerza hay que referirse a una corta se-
nocido H.' C. Rawlinsón -que con su rie. Como los trabajos de R. Ghirshrnan
copia de la inscripción de Bisutum en- en Tépé Giyan (1931) y Teté Sialk
contró la llave para el desciframiento de (1933), los de E. F. Schmidt en Tépé His-
la escritura cuneiforme--, exploraron sar (1931-32) y de E. Herzfeld en Persé-
ruinas de antiguas ·ciudades del Irán, la polis (1931-39). El hallazgo del famoso
verdadera historia de.su descubrimien- tesoro de Ziwiye (1947), las excavacio-
to científico no comenzaría hasta 1884, nes de R. H. Dyson en Hasanlu
fecha en la que los esposos Marcel y (1957-1974), las de E. O. Negahban en
14 Jane Dieulafoy iniciaron la excavación Marlik Tépé (1961-62), D. Stronach en la
A la izquierda, valle de la cadena de los del arte iranio firmadas por E. Porada
Zagros. Arriba,)umba de Ciro en una (Baden-Baden, 19fi.2), R. Ghirshman
acuarela de R: Ker Porter (París, 1962 y 1964) y A. Godard (Pa-
rís, 1962). O sobre parcelas poco c_o-
nocidas, como las de A R. Malcolm en
su Parthian Art (London, 1977), o Ph.
meda Nus-i Yan (1967-77), C. C. L. Kohl con su Central Asia · (París,
Lamberg-Karlovsky en Tépé Yahya 1984). '
(1967-69) o W. Sumner en la otra capi- La actualidad es época de reflexión.
tal suso-elamita, Tall-i Malyan-Ansan Un moderno conocimiento de la his-
(1971-78). toria periférica ha mejorado la com-
Al mismo tiempo, una enorme colee~ prensión profunda del Irán antiguo y
ción de libros y artículos se iban publi~ su cultura. Ello es evidente en las
cando. Forzoso es recordar ·el Brónzes obras de E. Carter y M. Stolper (Elam,
du Luristan (París, 1931) de A Godard, 1984), P. Amiet (L'Ag_e de.s echanges,
o el clásico Die Kunst Irans zur Zeit der 1986) o D. T. Potts (The Archaeology
Sasaniden de K. Erdman (Mainz, 1943). of Elam, 1999), que acompañan una
Los estudios de M. P. Gryaznov y S. l. revisión profunda también manifesta-
Rudenko (Leningrado, 1958 y 1960) so- da en la nueva Achaemenid History
bre las tumbas del Altai y su influencia (1987-1996), o en la reconsideración
persa: la monumental Archéologie de total a través de exposiones particu-
l'Iran Anden (Leiden, 1959), fruto del en- lares como la de la cultura sasánida
tusiasmo de un entonces joven L. Vanden (Bruselas, 1993) o la de Susa (París,
Berghe, y las primeras historias globales 1994). 15
Los primeros pasos
N el curso del año 1891, algunos alcanzó la base <le aquel gigantesco tell
E de los escasos campesinos que
vivían cerca del modesto santua-
rio dedicado a la memoria del profeta
que tanto le impresionara en su juven-
tud, encontró emocionado la huella de
los primeros habitantes de Susa, una ne-
Daniel, a orillas del Chaur, un riachuelo crópolis del IV milenio; y en sus ajuares,
afluente del Karum, permanecían sen- la bella cerámica pintada, que, con sus
tados en cuclillas y silenciQsos sobre íbices estilizados, escribe las primeras
una de las cuatro colinas de Sus, obser- páginas del arte del Irán.
vando el ir y venir de un curioso perso-
naje.
Vestido con una levita oscura y toca- Los orígenes del arte iranio
do con un gorro de piel, un alto y bar-
budo europeo subía y bajaba las coli-
nas, inclinándose para recoger fragmen- Los inicios de la presencia humana
tos de cerámica, ladrillos o cualquier en la meseta y los intrincados valles y la-
cosa que llamara su atención. Cierto deras de las montañas iranias, en las es-
que- no era el primero que veían por allí. tepas del Asia Central y en los pasos ha,.
No hacía sino cuatro años que un ma- cia el Indo y el Afganistán, se remontan
trimonio francés, que había vivido con a muchos miles de años atrás. Pero la
ellos algún tiempo, se marchó llevándo- magnitud del área y su difícil región, la
se lejos un capitel de piedra y los existencia de muchas zonas todavía mal
guerreros de un muro de ladrillo. Pero conocidas y los distintos estadios de la
éste, con su enérgico andar, su hablar investigación, dificultan la visión global
para sí y su llamativo aspecto, les sor- del proceso. No obstante, disponemos
prendía sobre todos. hoy de los suficientes elementos como
Jacques de Morgan (1857-1927) para intentar esbozar un cuadro general
-pues así se llamaba el estudioso-, se y concluir que, contra lo que suele afir-
detvvo al pie de la mayor de las colinas marse, los distintos mundos del Irán lle-
de Sus, cuyos 38 metros de altura le de- garían en fechas tempranas a conocer-
jaron sin respiro. Al ir a comenzar la as- se y a influirse mutuamente; y pronto
censión, sus ojos repararon en unos sí- también nacería un arte, pues con inde-
lex. Tras recogerlos cuidadosamente, pendencia de los valores que pudiera
los envolvió en un pañuelo y continuó poseer, difícilmente podemos negarles
su marcha pensativo. Si en su excava- el sentimiento artístico a las más jóve-
ción de los años 1884-86 los esposos nes realizaciones de las gentes del Irán.
Dieulafoy habían documentado un pa- Los primeros cazadores y recolecto-
lacio de Artajerjes 11 (404-359 a.C.), res del Zarziense (13000-12000 a.C.),
aquellos sílex suponían que allí, en la que habitaron las grutas del valle de Hu-
antigua Susa y bajo aquel enorme tell, lailán y Ghar-Khar en los Zagros, fueron
podía hallarse toda la historia del anti- acaso los primeros antepasados iranios
guo Irán desde los orígenes del hombre. conocidos. Se movían por las tierras al-
Jacques de Morgan se frotó las manos tas, cazando y pescando lo que caía a
satisfecho. mano: moluscos, pájaros, ungulados ...
Años después, el 18 de diciembre de Su industria del sílex era elemental y mi-
1897, un J. de Morgan feliz comenzaba crolítica; pero el descubrimiento de mi-
la excavación sistemática de una de las crolitos semejantes en las regiones del
más célebres ciudades del Irán. Cuan- norte del Makrán pudiera poseer un sig-
161 do en 1907, y tras ímprobos esfuerzos, nificado excepcional, porque podrían
La tumba del profeta Daniel con la colina
de Susa al fondo. Grabado del siglo XIX
sobre un dibujo de H. A. Churchill
ser las huellas de la remota vía que, mi- gión central de los Zagros, que, como
les de años después, habría unido los sugiere G. Dollfus, desempeñó un papel
distintos focos neolíticos del Baluchis- esencial en el nacimiento del neolítico
tán y los Zagros. iranio. En el curso del vm milenio se
Según un modelo propuesto por H.J. acentuó eLdominio sobre plantas y ani-
Nissen (1983), las regiones donde con- males, aunque en la dieta de los habi-
vergían biotopos distintos, al proporcio- tantes de las primeras aldeas de tapial,
nar una rica variedad de recursos, faci- M. J. Schoeninger ha demostrado que
litarían el proceso de sedentarización y todavía dominaba la carne sobre el ce-
las experiencias en la domesticación de real; y poco después, entre el 7000 y el
plantas y animales. Eso debió determi- 6000 a.c., el proceso de sedentarización
nar el futuro de Ali Kos, al suroeste de y producción de alimentos culminaría
los Zagros, donde los recolectores me- con las aldeas construidas en adobe so-
joraron la industria lítica, construyeron bre cimientos de piedra y paredes rec-
chozas semienterradas, ampliaron la tas. Las primeras cerámicas a mano de
caza -gacela, onagro, buey salvaje, ja- pasta oscura, con abundantes desgra-
balí, pesca - y comenzaron a manipu- santes de paja y cocidas a .fuego bajo,
lar plantas y animales en el curso del pronto se harían decoradas en el mis:-
noveno milenio. mo Ali Kos, Qal'i Rustam -al sur de ·1a
Sus experiencias debieron ser segui- actual Isfahan- y en· Hayyi Firuz junto
das en muchos otros lugares de la re- al lago Urmia. Y con ellas, como con las 17
estatuillas de barro de Tépé Sarab, en el cameros, aves, gacelas, cabras monte-
corazón de los Zagros, nacería el arte ses, motivos geométricos e incluso hu-
iranio. La célebre dtosa de Tépé Sarab, manos pintados en negro. Y aquí, como
una típica figurita femenina realizada en Hissar o en Tel-i Iblis, en el camino
uniendo partes distintas, evoca en sus hacia el Sistán, se confirmó la primera
formas a las más o menos contemporá- metalurgia que, como no podía ser me-
neas figuritas anatólicas de \:atal o Ha- nos, nacía así en las proximidades de
cilar, pero también se hermana con el los yacimientos de cobre.
horizonte de la cultura de Djeitun en el En 1928, en la región de la vieja Per-
Turkmenistán. sépolis, E. Herzfeld comenzó a excavar
A lo largo del lento proceso que lleva una pequeña colina, Tell-i Bakun, cuya
de las simples aldeas a la ciudad (ca. espléndida cerámica pintada se prolon-
6000-3200 a.C.), iría madurando el arte garía en la de Susa. Pues a comienzos
de la ce:r-ámica pintada, que resulta ser del IV milenio, la llanura del río Karum
la más acusada característica estética al pie de los Zagros, conoció el naci-
de la región. Dice E. Porada, en su ya miento de lo que andando el tiempo se-
clásico Irán Antiguo, que podría suceder ría una de las más viejas y famosas ciu-
que los únicos temas ornamentales de dades del Irán. Sus gentes dejaron re-
la cerámica pintada del Irán hubieran cuerdo en una gran necrópolis con
sido algo más que una simple decora- cientos de tumbas pegadas a una espe-
ción, pero que sería vano entrar en su- cie de gran plataforma en talud, deco-
posiciones. Mas no deja de ser eviden- rada con conos de arcilla y descubierta
te que, entre otros temas posibles, los por M. J. Steve y H. Gasche en los años
gr~mdes musmones de cuernas retorci- sesenta. Con toda certeza, la plataforma
das, las gacelas y las cabras monteses . de Susa fue el primer edificio monu-
impresionaran siempre la mirada del mental del Irán -con todas las conse-
hombre del Irán, que los llevaría a sus cuencias que puedan derivarse, como
cerámicas en Sialk, Tall-i Bakun y Susa, las supuestas por J. D. Forest- pionero
o a sus metales en Hissar, Ziwiye, Luris- quizá sobre Eridu en una ciudad cuyos
tán o Persépolis. Demasiada constancia numerosos sellos de estampilla - raros
para una simple casualidad. en Eridu-, sugieren una gran vitalidad.
En lós años treinta del pasado siglo No obstante, la llamada cerámica de
R. Ghirshman consiguió en Tépé Sialk, , Susa 1 -Susa A-, con sus bien conoci-
una colina localizada en el límite oeste dos vasos pintados, es su .más perfecta
de la meseta al pie de los Zagros, una realización artística. Extendida por todo
amplia sucesión estratigráfica y una el Juzistán, ·su popularidad se compren-
buena información sobre el desarrollo de por la calidad de su pasta y manu-
de la cerámica pintada. Presente ésta factura, fa elegancia de sus formas y su
desde los pasos primeros de la ocupa- cuidadosa decoración en negro o pardo
ción humana, el lugar alcanzaría su ce- sobre engobe claro, con temas geomé-
nit en los niveles 11 -con recipientes de tricos y zoomorfos muy estilizados.
paredes finas, mejor pasta y cocción,
color rojo y pintura negra-y III, que de-
bió iniciarse a comienzos del IV milenio. Primeras ciudades,
En esta época apareció el torno, que ha- primeros Estados
ría posibles las bellas y sorprendentes
formas del período. La mejora en la coc-
ción -pues se construyeron los prime- La vitalidad de la Susa construida en
ros hornos de calidad- daría pastas los aledaños de la gran plataforma de
más claras primero y verdosas -como adobe del Período 1parece haberse reo-
en Mesopotamia- después. Las super- rientado a mediados del IV milenio. La
ficies, pulimentadas con frecuencia, se plataforma se abandonó, lo mismo que
llenaron de temas naturalistas y geomé- la cerámica pintada - un fenómeno ob-
tricos con una interpretación típica e in- servado igualmente en Mesopotamia-,
confundiblemente irania. Las superfi- y la cultura material de la ciudad irania
cies de copas, cálices, cuencos, vasos, comenzaría a recibir el eco de otra ciu-
18 platos se cubrieron con las siluetas de dad singular. Dice P. Amiet que la ocu-
Vaso cerámico de Susa (IV milenio a. C.).
Museo Británico, Londres
19
pación humana en tomo a Susa se or- mente en el Fars, las excavaciones del
ganizó entonces en cuatro tipos de há- University Museum de la Universidad de
bitats: grandes centros como Susa, Cho- Pennsylvania, bajo la dirección de W.
ga Mish o Abu Fanduweh, poblaciones Summer, que iniciadas en 1971 llevaron
medias, pueblos y aldeas. Esta diversi- al descubrimiento de la otra gran capi-
dad sugiere la exisleilda de varias orga- tal política de Susa, Ansan, en el lugar
nizaciones proto-estatales. de Tell-i Malyan, demostraron que, a fi-
La cultura susiana de época Uruk no nes del IV milenio a.c., existió allí una
es el resultado de una colonia, al estilo gran ciudad comparable a Susa, con la
de las emplazadas en el Eúfrates Medio, que se comunicaba directamente por la
como Habuba Kabira; antes bien, los vía natural que cruzaba las llamadas
distintos centros independientes entre Puertas Persas. Y si lo que después se-
sí -pequeños Estados en realidad que ría una unidad política no lo era ya, con
se combatieron con ardor- si bien asi- certeza disponía del mismo horizonte
milaron algunos aspectos por la eviden- cultural en expansión.
cia de los contactos, acometieron una La Susa del período es mal conocida
expansión propia en las regiones que en su arquitectura, pero ha proporcio-
les eran familiares desde mucho tiem- nado cientos de tablillas escritas -ha-
po atrás, los valles altos de los Zagros, lladas también en Tall-i Malyan- con
la meseta oeste y los valles que por el un sistema propio, en gran parte ideo-
Fars y bordeando el descenso del Lut gráfico y, por tanto, de muy difícil lectu-
llevaban al Luristán. ra. Pero lo sorprendente es que lejos de
La glíptica de la Susa de entonces allí, en el valle de Soghun, C. C. Lam-
proporciona una rica información sobre berg-Karlovsky encontrara en el nivel IV
oficios y reyes guerreros que, en un es- del Tépé Yahya, arquitectura semejante
tilo semejante al de la ciudad mesopo- a la de Tall-i Malyan y tablillas allí escri-
támica, nos habla de una verdadera mo- tas con el mismo sistema que en el Fars
narquía. La cerámica pintada del perío- y la Susiana. Pero es que además en el
do anterior se vio sustituida por otra lejano Sistán, al otro lado del desierto
más sencilla, entre la que es preciso ge Lut, M. Tosi descubriría la ciudad de
destacar -si no por su escaso atracti- Sahr-i Sohta -punto de relación entre
vo, sí por su valor fósil-, los centena- el Asia Central, el Indo y el Irán occiden-
res de cuencos groseros de borde bise- tal-, donde una sola y modesta tablilla
lado, hechos en molde y a mano, bien proto-elamita da cuenta del alcance de
conocidos en todo el ámbito Uruk. Más los movimientos iranios.
sugerentes son los grandes recipientes Desde el punto de vista artísti~o, E.
de alabastro -de hasta un metro de Porada y P. Ami et entre otros atribuye-
diámetro-, o los vasos teriomorfos y ron a la época unas vigorosas estatuillas
antropomórficos en el mismo material, de felinos, realizadas en alabastro, mag-
que P. Ami et vincula al culto religioso. nesita u otras piedras, talladas con un
Igualmente son dignas de mención sorprendente realismo, de las que co-
las estatuillas de alabastro -primeros nocemos no pocos ejemplares.
modelos de una escultura irania en bul- A lo largo del 111 milenio, algunas áreas
to redondo- y los objetos de bronce del Irán se verían fuertemente afectadas
realizados a la cera perdida, tales como por la presión sucesiva de los primeros
largos alfileres de manto o cabello con imperios mesopotámicos. Pero otras
cabezas de animal, en especial el car- muy alejadas, como las de Gurgan, el
nero o muflón iranio. Sistán y el Asia Central, asistirían al cre-
En tomo .al 3300/3200 a.c., la Susiana cimiento y madurez de una cultura ur-
vivió una crisis de regresión y, cuando bana avanzada dotada de una arquitec-
retomamos los datos a fines del IV mile- tura monumental sorprendente. Sería el
nio, encontramos que el área miraba horizonte de lo que M. Tosí llama el Tu-
decididamente hacia el interior iranio, rán, un mundo que todavía espera mu-
hacia el Fars e incluso al Sistán, ponién- cho de la futura investigación.
dose así las bases de lo que estética y Los escasos materiales artísticos des-
culturalmente sería el mundo suso-ela- cubiertos en la Susa del III milenio avan-
20 mita del 111, n y 1 milenio a.c. Precisa- zado nos hablan de una renovada in-
Arriba relieves rupestres
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fluencia estética mesopotámica. Escul- como R. Biscione y M. Tosi han puesto
turas de aire provincial, que represen- de relieve, estamos en la época de ma-
tan a príncipes iranios a los que quizá durez de las primeras estructuras esta-
·correspondan tumbas con carro seme- tales del Turán, con ciudades que
jantes, aunque mucho más modestas · como Tureng Tépé 111 C1, incorporan
que las de Ur. Pero la cerámica pintada grandes plataformas fechadas con cer-
del llamado Estilo 11 se nos antoja más teza -por Cl4 en este caso- antes del
irania, si bien las grandes jarras globu- 2350 a.c., esto es y como J. L. Huot ha
lares -como la que contenía sellos me- destacado, mucho antes de que en Me-
sopotámicos de Ur 1 (ca. 2450 a.C.), re- sopotamia se construyeran las prime-
cipientes y objetos de cobre y vasos de ras torres escalonadas.
alabastro-, pintadas con temas geo-
métricos y animales, nos parecen estéti-
camente inferiores a las del estilo Susa l. La madurez
Los príncipes iranios participaban en del arte suso-elamita
las luchas entre las ciudades mesopotá-
micas. Así Eannatum recordaría que el
elamita se arrojó sobre Eannatum, pero Con el 11 milenio a.c. entramos en la
él rechazó al elamita a su país (E. Soll- época de madurez del arte suso-elami-
berger/R. Kupper, 1971). Conquistada ta. A partir de ahora -y sin que ello sig-
por Sargón, Susa continuó manteniendo nifique que la Susiana no esté abierta a
relaciones con Ansan, tan inalcanzable los influjos mesopotámicos-, la sim-
para los akkadios que Naram-Sin acabó biosis llanura-montaña, Susiana-Elam,
firmando un tratado. Un paréntesis de será tan estrecha política y culturalmen-
recuperación vendría de la mano de Pu- te que la titulatura de sus monarcas, rey
zur-lnsusinak, rey de Awan, Ansan y Su- de Ansan y de Susa, expresará el espíri-·
sa, que se aprovechó del fin de Akkad. tu de un reino bicéfalo anclado en dos
Restaurada la dependencia con la III di- capitales, una en la montaña y otra en
nastía de Ur, Idattu, rey se Simaski y la llanura.
El.im, acabaría definitivamente con la Mientras Mesopotamia vivía los rea-
célebre ciudad mesopotámica en torno justes posteriores al hundimiento de la
al año 2000 a.c. El no lo sabía, pero ce- 111 dinastía de Ur, la integración progre-
rraba toda una época de la historia. siva de las gentes de Amurru y las
Tan rápida sucesión de aconteci- guerras sucesivas entre Isin, Larsa y Es-
mientos ha oscurecido la imagen del nunna, la Susiana comerciaba con el
arte susiano. Sin embargo, nuevos ha- Irán interior y, por el río Karum, con los
llazgos realizados en el ·interior del Irán países del Golfo. La vida económica
nos permiten conocer facetas imprevis- pudo así aprovechar los últimos siglos
tas. Por ejemplo, que en la contempo- del mundo turánico que, muy pronto,
ránea Tépé Yahya se tallaban y decora- entraría en crisis.
ban peculiares recipientes en clorita, La Ansan de comienzos del 11 milenio
con temas que hablan dei estrecho era una ciudad de unas 100 ha, mayor
contacto con el mundo afgano e indio. por tanto que Susa. De su cultura mate-
Y, más al este, A. Hakimi, un estudioso rial, no bien conocida, destaca la cerá-
iraní, descubrió ~n los años setenta, en mica de Kaftari, con decoración pinta-
la necrópolis de Sahdad, a unos 120 km da de aves y temas geométricos, así
al este de Kermán, la llamada Cultura como sellos cilíndricos realizados en
del Desierto de Lut, con cerámicas ro- pasta de betún de un tipo que, como
jas decoradas en negro, fragmentos de destaca P. Amiet, resulta bastante fre-
escritura silábica igual a la utilizada en cuente en la Susa de entonces. De la ar-
sus inscripciones por Puzur-Insusinak, quitectura de ésta tampoco se sabe de-
y sellos que hablan de contactos con el masiado. En los años sesenta, R. Ghirsh-
Sistán y el Turkmenistán. Y es que, man excavó un barrio acomodado, con
grandes mansiones de adobe, patio
central de respetable tamaño y múlti-
Orante de Susa. Estatuilla de alabastro ples habitaciones que les conferían el
(hacia 3.300 a. C.). Museo del Louvre, París aspecto de verdaderos palacios. En su 23
subsuelo, las distintas familias cons- nio comenzó a desplazarse hacia el Oc-
. truyeron una especie de panteones cidente, fijándose entre los Zagros y el
abovedados en ladrillo, donde se suce- área suso-elamita.
dían las inhumaciones. En Haft Tépé, Tal evolución debió sentirse en Susa
10 km al SE de Susa, E. O. Negahban y Ans.an, aunque el verdadero peligro
descubrió acaso la antigua Kabnak, vendría de la Babilonia casita, cuyo rey
donde apareció un impresionante com- Kurigalzu derrotó en una ocasión a la
plejo funerario. doble monarquía. Pero una nueva di-
Desde tiempos muy antiguos, los ar- nastía devolvió el golpe y consiguió hun-
tesanos de la ciudad trabajaban con dir para siempre a los casitas. Siglos
gusto la pasta de betún, acaso un susti- después, J. de Margan descubriría los
tuto barato de la clorita negra, que só- monumentos que, como la estela de
lo la lejana Tépé Yahya estaba en con- Naram-Sin o el Código de Hammurabi,
diciones de suministrar. Los museos de habían sido llevados a Susa en calidad
·reherán o París poseen cuencos y otros de botín.
recipientes realizados en pasta de be- Los últimos años del 11 milenio fueron
tún, encontrados en tumbas. Especial- también brillantes para el arte suso-ela-
mente señalado es un trípode con ca- mita. En fechas recientes, W. M. Sum-
bras monteses arrodilladas, con ojos ner ha descubierto en Ansan un extra-
incrustados de blanco. ño edificio oficial, organizado en tomo
La escultura de la época no es mu- a un patio cuadrado, dotado de un pór-
cho mejor conocida. Una estela de ca- tico de pilastras de sección cuadrada.
liza con 74 cm de altura conservada, Cierto que la planimetría general del
presenta tres registros; en el principal edificio tiene correspondencias en Susa
de los mismos una diosa apoya su pie y Dür-Untas, pero el pórtico de pilastras
sobre un león. Las divisiones de cam- es único. No menos sorprendentes re-
po sugieren formas arquitectónicas; sultan la ziqqurratu de Dür-Untas y su
pero el tallado es irregular y las pro- complejo religioso, además del templo
porciones tampoco son satisfactorias. de Insusinak en Susa.
E iguales carencias presentan los re- Un gran muro de 1.200 por 800 me-
lieves rupestres de Küragun, cerca de tros rodeaba el gigantesco témenos,
Siraz, cuya escena principal -las figu- donde se levantaban algunos edificios.
ras de dos oférentes, hombre y mujer, Tras un nuevo muro de 400 por 400 me-
mas un sacerdote ante una diosa sen- tros se alzaba la enorme masa de la ziq-
.tada- sería completada muchos si- qurratu, de cuyas cinco supuestas terra-
glos después con una procesión. No · zas en ladrillo y adobe aún se conser-
obstante, los relieves rupestres se van tres. Supuestas porque, como R.
.anuncian ya como una de las peculia- Ghirshman demostrara, cada piso apo-
res constantes del arte iranio de todas yaba directamente en el suelo; o lo que
las épocas. es lo mismo, más que terrazas eran una
Mención aparte mercen las máscaras especie de cajas crecientes y encajadas
y cabezas funerarias en arcilla cocida y una dentro de otra. Abajo, tras la facha-
pintada, halladas en las tumbas. Ade- da sudeste, se erigía la capilla del dios
más de las de Susa, la cabeza y másca- Insusinak, titular de la ziqqurratu. Alre-
ra de Kabnak se señalan tanto por su dedor corría un camino procesional. En
calidad como por suponerse retratos su día, las puertas de acceso estuvieron
del rey Tepti-ahar. decoradas con ladrillos vidriados con la
Entre 1800 y 1700 a.c., todo el Turán inscripción del monarca fundador, Un-
entraría en una larga crisis. Lugares co- tas-gal.
mo Sahr-i Sohta en el Sistán, Tépé Yah- En los años veinte, R. de Mecquenem
ya y la cultura del desierto de Lut, Tu- descubrió, entre los materiales emplea-
reng Tépé en Gurgan y la mayor parte dos en la construcción de un acueduc-
del Turkmenistán, asistieron a la de- to de época aqueménida, numerosos
cadencia de la cultura urbana. Parece · ladrillos moldeados que debían haber
que la población se reorganizó en áreas formado el muro exterior de un templo,
menores -los oasis, como apuntan V. construido en el curso del siglo }11 por
24 M. Masson y V. l. Sarianid.i-y el eje ira- los monarcas Kutur-nahhunte y Silhak-
tmcción de lf!,
Recons de Dur-
·· Untas
zikkurr_atu del siglo XIII
(medwdos a. C., según
s. R. Ghirshmann).
·.
•.
··,
........
:...., ..··
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. con pórtico
Planta ~ PattO
d 1 ·r .
de un ed111C10
de pilares Van (segunqo
oficial d~ A~s a c., segun
m1lemo M. Sunner)
w. . 25
lnsusinak. En ·un estilo que recuerda al · Detalle de las ruinas de Tell-i Malyan
templo casita de Uruk, levantado por (hacia 3000 a~ C.). Derecha, cabeza de
Karaindas (1445-1427 a.c.), ambos re- Haft Tépé, posiblemente funeraria,
yes ·suso-elamitas erigieron este templo, . . que representa al rey Tepti Ahar.
cuyo muro exterior aparecía decorado
con una serie de imágenes de la diosa
Lama, hombres-toro y árboles de vida. pero también pfedras tradicionales co-·
La escultura de la época parece alcan- mo ágata o cornalina. En la iconografía
zar también el mejor momento. Ciertos se nota~ en opinión de D. Collon, la in-
leones de arcilla cocida y vidriada, mo- ·fluencia del mundo mitannio, asirio
delados con un gran ·realismo y perfec- medio y casita; una convergencia sor-
ción ·anatómica, que protegían la entra- prendente de ideas y motivos muy le-
da del templo de Insusinak en Susa, son janos.
considerados por P. Amiet como verda- A fines del siglo xn, tanto Susa como
deras obras maestras. Algo más tradi- Anan sufrieron el ataque de Nabu-ku-
cional .parece la estela de Untas-Napiri- durri-usur l. Los efectos, ligados qui-
sa, de cuya esposa, Nap.irasu, se conser- zá a problemas en et Fars no bien co-
va una estatua de bronce de gran tama- nocidos todavía, resultaron en siglos
ño fundida a la cera. Como E. Parada in- de silencio. Según P. Amiet, Susa pudo
dica, al naturalismo del cuerpo y los recuperarse pronto y su papel --has-
brazos se opone la solución abstracta ta la feroz campaña de Assur-
dada a la parte inferior, una combina- bani-apli en 646 a.C.- mantuvo cierta
ción acaso impuesta por la personali- relevancia. Mas de aquel mundo ape-
dad de la representada y el lugar al que nas si quedan fragmentos de decora-
estaba destinada, el templo de ·Ninhur- ción mural esmaltada, una bella cerá-
sag en Susa. . mica con vidriado opaco ·y no pocos
El último ~apítulo artístico del perío- trabajos en bronce. Y es que en los
do es la glíptica. Con frecuencia se uti- ·Zagros y el Fars se>gestaba ya un nue-
26 lizó como soporte el cuarzo sinterizado, vo Irán.
27
Los pueblos
de las montañas
L calor y el humo hacían la atmós- en el Irán empezaban ya a madurar los
E fera asfixiante. Era preciso salir
ya pero, de repente, bramó un
crujido pavoroso que les llenó de terror.
pueblos indo-iranios que, en los valles
de los Zagros y en el extremo del Irán
oriental del nordeste, parecen haber ha-
Y, al unísono, el suelo se abrió bajo sus llado campo abierto a sus costumbres y
pies. Dando un alarido, uno de los a su inquieta vida. De hecho, en textos
guerreros se hundió en el vacío empu- asirios del siglo IX a.c. se habla por vez
ñando su maza y su espada. El otro, primera de tribus iranias medas que vi-
alargando los brazos para amortiguar el vían entre los Zagros, los desiertos cen~
choque, se precipitó contra el suelo cla- trates y la región de Demavend. Pero,
vándose su propio puñal. Un tercero, es- ¿qué es lo que había pasado entre aquel
trechando contra su pecho una copa de lejano 1700 a.c. -la época de la crisis
oro envuelta en un lienzo, se estrelló de urbana en el Turán y el desplazamiento
cabeza en las losas del piso inferior. Su del eje cultural iranio hacia el oeste- y
mano izquierda, guarnecida con un el nacimiento histórico de los medo-
guantelete de cuero y bronce, todavía persas? We dónde surgen reinos mon-
se contrajo de dolor. Toneladas de vigas tañosos como el de Mannai, Ellipi o el
y escombros humeantes cayeron sobre de las gentes del Luristán? Mil años ne-
sus cuerpos. Y la muerte. cesitan una explicación, aunque, a de-
Aunque pudiera creerse lo contrario, cir verdad, probablemente nunca que-
no estamos ante una historia inventada. da remos satisfe chos.
Hacia el año 800 a.C., en el saqueo y des- El centro de la cuestión gira en torno
trucción del palacio de Hasanlu, tres de al secular problema de los indoeuro-
los guerreros asaltantes murieron de es- peos, los indo-arios y los indo-iranios.
te modo. Al menos esto es lo que con- Según M. Gimbutas todos eran parien-
cluyeron R. H. Dyson y los antropólogos tes del gran tronco que, crecido en las
del equipo, pues cuando excavaban el estepas del sur de Rusia en la época
edificio 1 del complejo pudieron com- Kurgan, comenzó a desgajarse y en el
probar minuciosamente todos y cada curso del 1v-m milenio antes de Cristo
uno de los detalles citados. cruzaron el Cáucaso hacia Anatolia y el
valle del Arax unos, hacia Europa balcá-
nica y central otros y, en fin, hacia el
La era de las migraciones este del Caspio los demás. R. Ghirsh-
man, contestado por una errónea inter-
pretación del proceso de la cultura en
A fines del siglo IX a. C., allá en las el Gurgan iranio, propuso con mayor
montañas del noroeste, un gran poder aceptación respecto a Oriente Próximo
se abatió sobre el pequeño Mannai, un y el Irán dos momentos: el primero a fi-
reino iranio situado en el corazón de nes del m y comienzos del 11 milenio
los Zagros. Los estudiosos atribuyeron para los indos-arios; el segundo a fines
al rey Minua de Urartu el dramático fin del 11 y comienzo del 1 para los iranios.
de una de las ciudades manneas, Ha- Y al último movimiento habrían perte-
sanlu. Y tres de los guerreros urartios, necido las migraciones de cimerios,
que durmieron entre las ruinas su últi- medos, escitas y persas entre otros; lo
mo sueño, nos traen hoy el patético tes- que ocurre es que según ciertos estu-
timonio de su muerte y de su época. dios posteriores debidos fundamen-
Cuando el monarca de Urartu avanzó talmente a los lingüistas rusos Th. V.
28 sobre Mannai, al sureste del lago Urmia, Gamkrelidze y V. V. lvanov -aprove-
Nivel IV del complejo palatino de Hasanlu
(siglos IX a. C., según R. H. Dyson)
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chados con cierta y singular premura además que la difusión de sus lenguas
por C. Renfrew-, los indo-arios e in- se hizo a la vez que el Neolítico.
doeuropeos no vinieron de fuera, por la Por encima de controversias, uno y
sencilla razón de que siempre estuvie- otro modelo podrían encajar con lo su-
ron dentro, en el Oriente, pues propo- cedido en el Turán a comienzos del n
nen como patria de los mismos la am- milenio. Porque la crisis urbana puesta
plia región montañosa al sur del Cáuca- de relieve en los trabajos de Igor y Lud-
so y al oeste de Anatolia, considerando mila Hiopin, V.M. Masson-V. l. Sarianidi 29
o R. Biscione-M. Tosi, coincidente con Tal vez uno de los mejores ejemplos
una vuelta al asentamiento limitado, fa- del espíritu de las migraciones, como
cilitaría la integración regional y pacífi- quería R. Ghirshman, lo encontremos en
ca de pueblos cuya esencia cultural era la necrópolis B de Sialk. Las prácticas fu-
el pastoreo. Pues es evidente que la cul- nerarias -fosa en tierra, disposición del
tura urbana del Turán no fue destruida cadáver con ajuar, capa de tierra y losas
por los invasores, sino que simplemen- de piedra formando una cubierta a dos
te tuvo que readaptarse como dice Ph. aguas-resultan nuevas en el panorama
L. Kohl, porque el medio no podía ya iranio de entonces, los dos o tres prime-
sostener un crecimiento desmesurado. ros siglos del 1 milenio. Aunque muchas
Y en ese momento llegaron, posible- habían sido saqueadas, las intactas depa-
mente, las primeras tribus indo-arias. raron ajuares muy interesantes de cerá-
El problema siguiente será el de inte- mica, bronces y hierro.
grar dicho proceso en una historia del Los ceramistas del antiguo Sialk fue-
arte. Y eso es más difícil todavía. La tan- ron autores de unos vasos muy caracte-
tas veces mentada cerámica gris/negra rísticos, dotados de un largo pico incon-
pulimentada, hallada en el noroeste ira- fundible. Cierto que no se conocen an-
nio y las vertientes del Elburz, se suele tecedentes, pero sí relaciones con vasos
asociar con los indo-iranios. Pero es una de bronce y cerámicas semejantes en
asociación viciosa porque, además de otras áreas del Irán, como el Luristán, Gi-
incidir en un viejo error de la investiga- yan, Teherán y Sistán. Su habitual deco-
ción historiográfica temprana, olvida que ración pintada en rojo o negro sobre fon-
la técnica en sí ya era conocida en otras do claro -aunque también existan reci-
regiones, desde Gurgan hasta Anatolia y pientes monocromáticos en negro o
al-Yazira, nada menos que desde los ini- rojo- indica que, como dice E. Porada,
cios del 111 milenio. Pero sea como fue- en el arte iranio existían relaciones muy
re, mientras que a partir del 1330 a.c. el estrechas pese a la distancia cronológi-
reino suso-elamita vivía sus años de ma- ca o geográfica. No deja de llamar la
durez, en toda la cadena de los Zagros atención la contradicción entre el buen
y el Elburz los pueblos sedentarios y se- hacer del ceramista y la inseguridad del
minómadas irían asimilando poco a decorador. Ajedrezados, zig-zagues, ani-
poco a los primeros indo-iranios. Y en su males diversos, figuras humanas o aves,
cultura material por fuerza hemos de en- pueblan unas cerámicas fantásticas
contrar el hilo del antiguo Irán, las ideas cuyo probable uso ritual fuera sugerido
nuevas y los mensajes de sirio-mesopo- desde el principio por R. Ghirshman.
támicos, suso-elamitas y urartios. Las gentes que cuidaban la necrópo-
A comienzos de los años sesenta, E. lis vivían en un pueblo fortificado al pie
O. Negahban descubría en Marlik Tépé de una ciudadela. Puede que todo ello
un importante yacimiento situado en la signifique relaciones entre los recién lle-
provincia de Gilan, entre el Caspio y el gados y la población indígena. Pero el
Elburz. Se trata en lo fundamental de caso es que, como piensa J. L. Huot, los
una importante y rica necrópolis con 53 ejércitos asirios destruyeron el lugar en
tumbas construidas en piedra, y que el el curso del siglo vm a.c.
arqueólogo iraní sitúa entre el 1400 y el
1000 a.c. Junto a la cerámica gris puli-
mentada aparecen vasos de oro, plata y El Luristán y sus misterios
bronce con un peculiar perfil cóncavo y
temas decorativos que parecen proce-
der de ·muy diversas áreas. Los ajuares En los años veinte del siglo que acaba
incluían armas y no pocos sellos cilíndri- de expirar, el comercio clandestino de an-
cos, entre los que destacan algunos de tigüedades de Kermanshah y Teherán co- ·
cuarzo sinterizado cuyos elementos ico- menzó a dar salida a una gran cantidad
nográficos se orientan a la Yazira de la
segunda mitad del 11 milenio. Puede que
la cultura de Marlik correspondiera a la Placa ·decorativa de un fresno de caballo
ya conocida de Amias, cuyos recipientes (bronce procedente de Luristán,
30 teriomorfos se han hecho famosos. siglo Villa. C.). Museo del Louvre, París.
31
de bronces como enseñas, armas, arne- dores de caballos. A sus valles venían al
ses y alfileres de diseños particular- menos a comprarlos casitas y elamitas;
mente extraños, que en breve llegarían y por sus valles cruzaban las gentes que
a los más importantes museos y colec- desde Babilonia subían por el Diyala ha-
ciones occidentales. A. Godard, un ar- cia el Irán. Un cuenco de bronce con
quitecto francés recién encargado por una inscripdón de Sar-kali-sarri de Ak-
el gobierno persa de organizar un ver- kad, conservado en Filadelfia, habla-
dadero servicio arqueológico, inventa- ría acaso de un acuerdo temporal con
riar el patrimonio monumental, iniciar gentes descritas en los textos del m mi-
las restauraciones precisas y formar un lenio como bárbaros y enemigos de los
museo nacional, se dedicó de inmedia- dioses. ~as campañas de Naram-Sin y el
to a localizar el origen de tales bronces. mismo Sar-kali-sarri no tuvieron sin em-
Y su encuesta tuvo prontos resultados bargo el resultado apetecido. Un rey de
e informes de valor reunidos en su cé- los Lullubi, Anu-Bonini, se hizo esculpir
lebre libro Les bronzes du Luristan. incluso un relieve rupestre en Sar-i-Pul,
En 1928, un campesino del Lur que en el corazón luristano. Tiempo des-
trabajaba su campo encontró casual- pués, de sus valles bajaron los casitas,
mente los primeros al tropezar con una conquistadores de un reino en Mesopo-
antigua tumba. La venta del ajuar en la tamia. Y, en fin, durante el 1 milenio los
cercana Harsin atrajo pronto a varios an- asirios contarían de un reino de Ellipi,
ticuarios. El interés despertado espoleó acaso situado en el actual Luristán.
a los campesinos y pastores del Lur, que, El comercio de caballos, la disposi-
en breve, se convirtieron en expertos sa- ción a participar como mercenarios jun-
queadores. Cuenta A. Godard que rápi- to a elamitas y otros pueblos y la afluen-
damente desarrollaron una técnica cia de tribus del noroeste en los prime-
propia de localización. Dado que la ros siglos del primer milenio, abrirían el
sequedad de los valles del Lur había he- arte de los bronces del Luristán a in-
cho que la vida humana siempre tendie- fluencias lejanas, del Cáucaso al Elam y
ra a situarse al lado de las fuentes, los de Mesopotamia a las estepas del este,
astutos clandestinos notaron que los an- sin olvidar la esencia básica del mundo
tiguos también debieron estimarlo así. indígena. Pero a pesar de las excavacio-
Primero buscaban una fuente; cerca de nes de E. Schmidt en Dum Surkh, de C.
ella el Tell y, no lejos, la necrópolis. Y Goff en Baba Yan y de L. Vanden Berg-
tanteando el suelo con barras de hierro he en el Pusht-i Kun, lo cierto es que to-
encontraban las tumbas con facilidad. davía no tenemos suficientes criterios
Aunque los tiempos de emboscadas para ordenar con total seguridad la
y combates vividos por H. A. Layard enorme masa de bronces atesorados
junto a Muhammad Taki Jan quedaron por los museos.
en la leyenda,_todavía en los años cin- Aunque E. Porada los sitúa cronológi-
cuenta del siglo xx Luristán era destino camente entre el 1500 y el 700 a.c., pa-
desaconsejado. No pocos de sus habi- rece mejor pensar sumando razones ar-
tantes, pastores y campesinos, ejercían tísticas y arqueológicas, que la mayoría
el bandidaje con facilidad, hasta que el de los bronces fueron fabricados entre
plan de carreteras de los sucesivos go- los siglos XI y VII a.C. En su mayor parte
biernos iraníes acabó con el reducto de procedían de necrópolis, con tumbas for-
Luristán. Probablemente, tan notorio madas por losas de piedra. Los cadáve-
aislamiento no debió serlo tanto en la res, un poco encogidos o extendidos,
antigüedad, pero _el hecho es que sabe-: aparecían rodeados de un ajuar abun-
mos muy poca cosa de los pueblos que dante formado por armas, adornos y ce-
tiempo atrás habitaron sus valles y fa- rámicas.
bricaron los bronces. Porque, ¿quiénes La cerámica luristana es de buena ca-
eran, cuándo los hicieron y para qué? lidad, con pastas cremosas y superficie
Además de haber sido uno de los fo- exterior semejante con decoración geo-
cos de domesticación de las plantas, métrica pintada en rojo. Y muy típico de
desde los orígenes hasta hoy, el Luristán esa producción de la región son una es-
ha sido también tierra de transhuman.., pecie de recipientes con tres patas, ha-
32 cia, de ganadería de todo tipo y de cria- llados también en Giyan. Pero lo funda-
mental de su cultura son los bronces, de glos vm-vn-, como la época de perfec-
enorme variedad funcional : armas ción y barroquismo.
- hachas, dagas, espadas, puñales, ma- Convendría destacar los bronces rela-
zas-, arneses de caballo -bocados, cionados con el adorno y monta del ca-
pasarriendas, adornos varios-, adornos ballo -que jugaba un papel esencial en
personales -colgantes, alfileres de la cultura del Luristán-, y en especial
ropa y pelo-, recipientes, estatuillas y los frenos con bocados articulados o de
una especie de remates o estandartes. una pieza -éste, según parece, típico
Al contemplarlos, lo primero que desta- del país- y las camas decoradas con
ca es la calidad de casi todos los traba- caballos, carneros, grupos míticos, ca-
jos y la variedad de conocimientos de bras de cuernos retorcidos y muchos
los que hicieron gala los artesanos del otros motivos que componen un mun-
Lur. La fundición a la cera perdida era do fantástico, mezcla sorprendente de
la técnica más común, pero también se realismo y abstracción imaginativa. El
usó el martilleado y otros trabajos de mismo espíritu que encontramos en las
detalle y afinamiento. enseñas o estandartes, quizás los bron-
Estilísticamente, E. Parada distingue ces más representativos del arte del Lu-
tres -periodos: el más antiguo, bajo in- ristán. Se trata de figuras o composicio-
fluencia casita y mitannia; el segundo nes complejas, con frecuencia heráldi-
-siglos x-1x- más personal y con algún cas, condemonios y señores de las bes-
detalle elamita y el tercero en fin -si- tias que sujetan animales de cuerna re- 33
torcida o seres imaginarios. Suelen es- le disputaba con éxito no sólo la mon-
tar adosados a un soporte que tenía la taña irania, Mannai y los pasos, sino tam-
función de engarzarse como remate. Y bién Siria y el área luvioaramea.
en fin, tampoco se pueden olvidar los La antigua geografía de Urartu, re-
alfileres zoomorfos y de disco que ser- partida hoy entre Irán, Turquía y los es-
virían como vehículo de expresión sim- tados caucásicos, parece no adecuarse
bólica, los vasos de bronce y las figuri- metodológicamente a una historia del
tas que, como la de Pusht-i Kuh, pare- arte iranio. Cierto que situada entre
cen divinidades extrañas. · tres mundos del Oriente antiguo, Ana-
Creo que con independencia de una tolia, Mesopotamia e Irán, suele quedar
clara pero limitada influencia de la Me- al margen de los libros especializados
sopotamia septentrional en algunos pro- en tales áreas. Pero entiendo que Urar-
gramas iconográficos, los bronces del tu, tan cercana en ciertas cosas a Asi-
Luristán denotan poseer unas fuertes ria, cumplió un papel incuestionable en
raíces en la tradición irania. Estamos la historia de los pequeños reinos de
ante un patrimonio que rompió las fron- los Zagros y en la maduración de las tri-
teras cronológicas. Es imposible olvidar bus indo-iranias de persas y medos. La
el parentesco que este arte manifiesta tradición de tal papel sería recordada ·
con ejemplares de Hisar o la Susa del IV por Heródoto y aparecería manifiesta
. milenio. Además de sus cercanas rela- en la cultura material de los medos. Pe-
ciones con la cerámica de Sialk. Para B. ro además, los trabajos de P. E. Pecore-
Brentjes, el núcleo del mundo de los lla y M. Salvini en el Azerbaiyán iranio,
bronces tiene como fuente valores in- al oeste del lago Urmia, han confirmado
doiranios, original propuesta que mere- las profundas raíces y la constancia
ce la mayor atención. Porque estamos cronológica de una relación estrecha
en la tradición, en el espíritu del Irán. entre Urartu y la tierra del Irán.
Pero también hay algo más. Durante la segunda mitad del 11 mile-
nio, la región montañosa de los lagos ar-
menios y azerbaiyanos parece haber es-
tado habitada por pueblos distintos, de
Urartu. El imperio de la montaña los que algunos al menos podrían haber
tenido parentesco con el Mitanni hurrita.
En muchos de los altos picachos del Así se explicaría que, como recuerda V.
país montañoso que va desde el nor- Haas, los hititas llamaran países hwritas
oeste iranio hasta el río Karasu, en Ana- a la región oeste del lago Van. Más o me-
tolia, se levantan ruinas de antiguas nos en tomo a él, los documentos hititas
ciudades y fortalezas poderosas. Aban- y asirios sitúan entre otros a las gentes de
donadas mucho tiempo atrás, las gen- Alse, ISuwa o Papanhi. El Imperio mitan-
tes cultas de la Armenia Medieval las nio de al-Yazira mantuvo relaciones con
atribuían a los asirios, como el histo- la meseta armenia. Algunas confirmadas
riador Movses Xorenaci, del siglo v d. C. de forma curiosa: V. Haas se refiere a una
quien, en un fragmento de su Historia comunicación hecha por el doctor W.
de Armenia, concedía a la célebre Sam- Seipel de Linz, en la que éste confirma
muramat la erección de la inexpugnable la procedencia armenia de un colorante
Van .Kalesi, a orillas del lago Van. Nadie llegado a la corte de Hatshepsut, muy
entendía entonces la larga inscripción probablemente por vía mitannia. Cuando
cuneiforme grabada en la roca. Y nadie Hanigalbat era ya un fantasma en lucha
podía saber que aquellas piedras mile- por sobrevivir, documentos hallados en
narias eran cuanto quedaba de la ciu- Hattusa sugieren que la población super-
dad de Tuspa, la capital del reino de viviente huía a las montañas. Y así, pue-
Urartu, el rival de Asiria. de que las distintas coaliciones de pue-
A mediados del siglo XIII, Sulmanu-asa- blos de la región que los asirios llamaban
red I hablaba de un país de Uruatri al nor- ya Uruatri y Nairi, la última dirigida por
te, en las remotas montañas armenias, un príncipe Kili-Tessup, contaran con no
uno de los más combatidos por Asiria. poca población hurrita. Pero la lengua
Pero hacia el 830 a. C. Assur comproba- hurrita murió. Y la del posterior Urartu,
34 ría hallarse ante una gran potencia que aunque arranque del mismo tronco, ten-
35
dría una evolución muy distinta. Como el área de Malatya, el Irán montañoso
dice G. Wilhem, cuando Urartu nazca, ni en la región de Mannai y el nordeste del
su región ni su cultura tendrán mucho lago Urmia. Pero la coalición luvia-ara-
que ver con lo hurrita y sí, curiosamente, mea dirigida contra Asiria fracasó. El
con su ancestral enemigo: Asiria. 743 sería la fecha que marcaría la inver-
Como escribe Liverani, Urartu era en sión.
principio una pieza más del mosaico de La fase siguiente propuesta por M.
Nairi. Pero a mediados del siglo IX a. C. Wafler (740-709 a. C.), sería la de recu-
un rey supo unir bajo su mano algunos peración asiria. Rusa I (730-713), en un
principados más y formar el gran reino, intento por rehacer la situación, volvió
cuyo núcleo formaban el lago Van y la re- a ocupar Mannai y alentar a los luvia-a-
gión circundante. Desde ~l principio, los rameos; pero Sargón 11 (721-705), con su
reyes de Urartu en lucha con muy espe- famosa VIII campaña derrotó a Urartu
ciales condiciones geográficas y políticas, en su propio terreno. Rusa sufrió por el
se dedicaron a ocupar, urbanizar, prote- norte además el inesperado ataque de
ger y aprovechar el terreno de tal forma, los cimerios contra los que, según pare-
que Paul E. Zimansky ha podido escribir ce, murió combatiendo. Luego, la histo-
sobre la estructura del estado urartio un ria de Urartu sería confusa.
libro no habitual en la historiografía: Eco- Ciertamente, ASsur-aha-iddin, Sin-
logy and Empire. En efecto, ciudadelas ahhe-eriba y Assur-bani-apli parecen ha-
fortificadas en picos inexpugnables, ber respetado al reino de Urartu. Si los
torres protegiendo los pasos y los valles, contemporáneos ArgiSti 11 (713-680) y
repoblación forestal, canales. Rusa 11 (680-ca. 640) estaban empeña-
El centro político, bien protegido, era dos en el norte, fortificando las fronte-
Tuspa, la actual Van Kalesi a orillas del ras con ciudadelas como la de Bastam,
lago Van, donde la corte urartia, pese a en el Irán, es presumible que las rela-
su frontal oposición a Asiria, se dejaría ciones con Asiria fueran pacíficas. Pero
influir con gusto. Así, en las primeras en el 614 los medos ocuparon Assur. Y
inscripciones redactadas en asirio, en poco después, hacia el 590, medos y es-
las titulaturas reales y en la organización citas arrasaron el eficaz sistema de for-
militar y administrativa. Pero no había talezas de los valles y montes del reino
· razones para la simpatía. Antes bien, se del norte. El nombre de Urartu incluso
diría que una antipatía ancestral les en- desaparecería. En época aqueménida,
frentaba aunque, como M. Wafler pre- sobre el viejo país de Urartu crecería la
cisa, la raíz última era fundamentalmen- satrapía de Armenia.
te económica. Según él, el enfrenta-
miento militar entre Asiria y Urartu se
explica por dos objetivos vitales para El mundo del arte y los artistas
uno y otro Estado: el control sobre las urartios
más importantes rutas del comercio
- las del Irán, como puso de relieve
L. D. Levine- y las zonas productoras Los artistas y artesanos de Urartu vi-
de materias primas. A comienzos del I vieron en un mundo de áspera belleza,
milenio sólo quedaban dos accesibles, en un país de pequeños valles rodeados
la luvia-aramea y la situada entre los de montañas difíciles, como dirían los
mares Negro y Caspio. La segunda esta- anales asirios. Un país en el que la su-
ba cubierta y explotada por Urartu. La perficie de los valles resultaba ser el ma-
primera, se la disputarían. Y la guerra yor espacio abierto; y lbs pasos de mon-
entre ambas potencias tendría dos fa- taña o las empinadas orillas de rápidas
ses: del 827 al 740 a. C., época de pri- corrientes, las mejores comunicacio-
macía urartia cuando los reyes ISpuini nes. Era un paisaje que predisponía a la
(ca. 830-820), Minua (ca. 810-780), Ar- austeridad, a la economía de formas, a
giSti I (780-760) y Sarduri 11 (ca. 760-730) la independencia. Pero el espacio era
extendieron el imperio y los intereses escaso. Dice Th. B. Forbes que la tierra
urartios englobando las regiones del susceptible de cultivo se reservaba para
Arax y el lago Sevan, parte de la costa labores agrícolas. Y que nunca se cons-
36 del Mar Negro, el valle del Eufrates en truía en ella.
37
Mas la montaña guardaba muchos re- cional, Haldi, dios del sol y la tempes-
cursos. No sólo madera, que por la au- tad al que se ·dedican las es~elas levan-
sencia de gran_d es ríos era de casi im- tadas por los reyes, como la famosa de
posible .comercio, sino también distin- lSpuini en Kelisin. Y los artistas, como
tos metales que nutrían los talleres de cualquier otro habitante del país cree-
'1,~J~"' artesanos. Cobre, plomo, varias piri- - rían en la bondad de los sacrificios de
tas, pero sobre todo hierro, cuyas ma- animales al dios. A veces barbudo, a ve-
yores reservas -que explican la conti- ces imberbe, Haldi aparecía representa-
nua disputa entre asirios y urartios por do de pie sobre un león. Se trataba de
el control del Irán- parecen haberse un dios guerrero; y en sus templos se
encontrado al oeste y sur del lago Van. dedicaban armas como exvotos u ofren-
La cultura ·y la política de JJrartu tu- tas. Junto a Haldi su esposa, Arubani, el
vieron que adaptarse al entorno físico. dios de la tormenta TeiSeba, de pie so-
Cada valle tendría su fortaleza, y los ar- bre un toro comov el .antigüo Tessup.
tesanos vivirían bajo su sombra. Pero no Otro dios solar era Sivini y todos los dio-
sabemos nada de su situación social, ses de los países conquistados. Y los ar-
porque casi nada sabemos de la socie- tistas creían en ellos, como cualquier
dad que los acogía. Un gobierno central, otro habitante del país, y los incorpora-
desde luego; una ordenación del terri- ban a sus objetos. Como las diosas ala-
torio también pero, lqué nos dice eso das que adornan los grandes calderos
de ·las ,condiciones de vida del artista? de bronce, pqsiblemente imágenes de
.Tampoco conocemos mucho más del la esposa de Sivini.
mundo de sus ideas y creencias.~ En Mu- Un mundo mágico y guerrero, muy
38 sasir se elevaba un templo al dios na- distinto al nuestro, impregnaba sus vi-
Arriba, fragmento de una placa de conoce de la región durante los mile-
cinturón de bronce. Izquierda, entrada · nios anteriores no es significativo-,
a la ciudadela de Erebuni. aunque forme parte de un mundo am-
plio, el del Oriente Próximo. Si se en-
cuentran huellas hurritas, también se
hallan asirias -las más-, iranias y cis-
das. Dice B. B. Piotrovsky que, en la ciu- caucásicas. Pero su personalidad se im-
dad de TeiSebani, los arqueólogos so- pone, y la mayor prueba es que cual-
viéticos encontraron colocados cuida- quier observador distingue rápidamen.:
dosamente en sus habitaciones, los te la procedencia urartia de un bronce,
huesos de las víctimas sacrificadas a la una escultura o una arquitectura.
divinid~d, terneros la mayoría, los mis- Donde mejor se manifiesta el genio
mos que aparecen en la iconografía con de Urartu es en la arquitectura, asom-
profusión. brosa y perfectamente· integrada en el
Con sus creencias, con su evidente paisaje rocoso. Dice M. N. Van Loon que
sentimiento de un paisaje difícil al que la construcción de largas galerías ·qes-
integran la arquitectura, los artesanos cendentes en la roca podría tener un re-
urartios crearon una estética propia en- cuerdo palestino, aunque también se
tre los siglos IX y VII a. C. Dice M. N. Van desprendería de la · pura lógica de las
Loon que aunque con frecuencia se se- condiciones del lugar de edificación. Y
ñala al mundo hitita en la rníz de lo urar- en fin, en sus conclusiones, el historia-
tio, la distancia en tiempo y espacio es dor holandés ·llegaría a definir dos esti-
demasiada. El arte urartio crece de los en el arte de Urartu: uno, cortesano;
modo independiente -lo poco que se que asimila en la escultura la rigidez ar- 39
quitectóriica, noble y elegante en los de- comprobamos que un trazado ortogóni-
talles, enamorado de las criaturas fan- co se impuso a una geografía agreste,
tásticas, cuidadoso de la estilización, adaptando si era preciso las irregulari-
uniforme en el tiempo y en el espacio y dades insalvables.
amante de la verticalidad y horizontali- En el capítulo de materiales, la arqui-
dad. El otro, popular, difundido en los tectura urartia utilizó profusamente la
cinturones de bronce y que supera al piedra, el adobe y la madera. La piedra
cortesano en su fantasía; que tiende a más usada es la local, especialmente la
perder de vista los significados de la ico- andesita. Pero a veces y con destino a
nografía noble y que manifiesta un exal- fines especiales, como bloques de ins-
tado cariño por los temas ecuestres. cripciones, se importaban piedras sin-
Los artistas de Urartu dejarían su im- gulares; la arenisca roja y la toba. Esta
pronta en distintos pueblos, algunos última, procedente del monte Ararat, se
muy alejados. R. Ghirshman hablará in- emplearía hasta en la lejana Bastam.
cluso de una koiné de su estilo; y los Otro elemento de construcción era el
grandes calderos de bronce llegarían adobe, sobre el que se han realizado al-
hasta a Grecia y Etruria, donde el re- gunos estudios a cargo, fundamental-
sultado de su influjo es fácil de conocer. mente, de K. L. Oganesian. Los maes-
Pero claro está, sería en los cercanos, y tros urartios fabricaban adobes muy va-
el Irán en especial, donde se dejaría riados, de formas cuadrangulares, rec-
sentir su peso con mayor evidencia, co- tangulares y distintas medidas, con los
mo señala R. B. Wartke. Medos y persas que construían muros de 1, 70 hasta 12
estuvieron en alguna época bajo su do- metros de anchura. La madera, erí fin,
minio. Y aunque quizá no sufrieran tan profusamente utilizada en palacios y
fuerte impronta como a veces se dice, edificios públicos como soporte recto y
qué duda cabe de que la experimenta- como base de los pisos altos y tejados,
ron y que fue decisiva. Así lo indica, por era de pino, álamo, haya, fresno y roble.
ejemplo, lo . que poco a poco conoce- Para el trabajo de la piedra, los maes-
mos de la arquitectura meda. tros requerían cinceles de muy distintos
tipos, ~brasivos y mazos bien documen-
tados. Con ellos se consiguieron blo-
Las realizaciones del arte urartio ques bien emparejados - un carácter
muy peculiar de la arquitectura urar-
tia - , con ajustes perfectos que no pre-
Aunqu,e cultivaron con acierto todas cisaron el uso de grapas metálicas.
y cada una de las disciplinas, los artis- Dice Th B. Forbes que la mayoría de
tas urartios alcanzaron sus mejores re- las fortificaciones urartias levantadas en
sultados en la arquitectura, práctica a las crestas de las montañas, eran de tres
la que Thomas B. Forbes ha dedicado tipos: grandes fortalezas con palacios,
una interesante monografía de impres- sin palacio como centros regionales, y
cindible referencia. pequeños fuertes en las rutas de comu-
Los maestros de obra y artesanos nicación y puertos de montaña. Las mu-
urartios actuaban siempre dentro de rallas, construidas en adobe con revo-
una planificación que suponemos real. co, se asentaban sobre un zócalo de
La elección de puntos elevados y con piedra de basalto, caliza o andesita en
excelentes vistas obedecía a la función el lienzo visto, con relleno de piedra
defensiva y de control de la mayoría de menuda. El zócalo, de unos 3 a 4 me-
los edificios públicos. Si sobrepusiéra- tros de anchura y 1 metro de altura, apo-
mos un mapa arqueo-toponímico sobre yaba directamente sobre la roca base
otro topográfico, comprobaríamos que en la que a veces se hacían unos sur-
las ciudades, fortalezas, castillos y pun- cos o peldaños de apoyo. La fachada
tos defensivos forman una red que ase- aparecía rota por torres y contrafuertes,
gura firmemente todo el país. Una red coronado todo por un parapeto almena-
que obedece a un plan riguroso. Lo mis- do. Tal vez el relieve de Dür Sarrukin sea
mo que si consideramos un asenta- una buena imagen de las fortificaciones
miento cualquiera, Teisebani, <;avuste- urartias. Th. B. Forbes recuerda que Sar-
40 pe o Bastam, por citar todas las áreas, gón, en el relato de VIII Campaña, da
Planta de la ciudadela de Teisebani El resto era de adobe. La planta presen-
(siglo VII a. C.), según K. L. Oganesian ta un trazado sorprendente; al oeste, un
gran patio al que se accede por una
puerta poderosamente fortificada y una
-unos datos que sugieren murallas de 4 poterna. El gran edificio opuesto, en pie-
metros de anchura y de unos 16 de al- dra hasta dos metros, era en realidad,
tura, que situados en un pico montaño- según Piotrovski, una plataforma -que
so nos darían idea del formidable as- debía tener una rampa de adobe-, con
pecto y capacidad del sistema defensivo salas de habitación y almacenes a los
del reino que se accedía desde arriba. Las que
Uno de los conjuntos fortificados me- sirvieron realmente de base estaban re-
jor estudiados ha sido TeiSebani, en Ar- llenas de cascajo.
menia, muy cerca de Erevan, bien cono- Otro lugar sorprendente es <;avuste-
cida gracias al trabajo de B. Piotrovskii pe, al sureste del lago Van, edificada por
y K. S. Oganesian. Fundada por Rusa 11 Sarduri 11 (764-735). Lo irregular del re-
(685-639) como capital administrativa, lieve obligó allí a cortar la roca para ase-
constaba de ciudadela y una ciudad de gurar el asiento de muros y edificios. De
30 a 40 hectáreas, cuyo recinto de pro- trazado alargado, la planta presentaba
tección nunca se terminó. Debió de des- una ciudadela inferior y otra superior
truirse hacia el 590 a. C., cuando los encima. Abajo, un palacio con espacio
medos, apoyados por tribus escitas, de- central de pilastras y un pasaje de unos
cidieron extender su Imperio. 70 metros, en adobe, que le unía con un
El zócalo de Teisebani tiene dos me- templo de aspecto característico. Arri-
tros de altura y tres y medio de grosor. ba, un conjunto de templos. En la mis- 41
ma Turquía, la célebre Van Kalesi, la an~
tigua Tuspa, todavía ·no ha sido excava-
da; pero sus muros, aprovechados y re-
construidos en otra épocas, aún se yer..
guen impresionantes.
Por fin, en el territorio iraní, W. Kleis.s
ha trabajado en la fortaleza de Bastam,
fundada por Rusa Il según inscripción
hallada in situ. Se trata de un complejo
de 850 por 400 metros, formado por
tres ciudadelas en realidad, superior,
media e inferior que, sin embargo, fue-
ron pronto destruidas y nunca reocu-
padas. ·sus sistemas de puertas fortifi-
cadas, sus distintos lienzos a diferentes
alturas y la perfección de sus drenajes
la hacen, sin duda, el mayor centro
urartio del Irán.
En la arquitectura palatina, los maes-
tros de Urartu usaron técnicas semejan-
tes: zócalos de piedra y muros de ado-
be. Los pavimentos solían hacerse de
arcilla, cubiertos con esteras de cañas y
juncos~ En los pisos superiores se utili-
zaban las vigas de madera cubiertas por _
capas de esteras, ramitas y arcilla. Por
supuesto, los palacios presentan plantas
cuidadas, con salas de columnas o pi-
lares de dos o más filas, como en Altin-
tepe 11. En su interior se decoraban con
relieves en piedra, piedras incrustadas y
pinturas murales, más difundidas, y que
~.egún Th. B. Forbes -siguiendo a Th.
Ozgü~-, . podrían haber tenido la mis-
ma ' función decorativa que los ortosta-
tos en Siria y Asiria. Como ejemplos po'."
drían considerarse · el de Armavir, con
varias ·salas de pilares, Bastam, Altinte:-
pe y otros.
La arquitectura religiosa ha sido ya
mencionada. El modelo más típico es
un templo cuadrado, con una sola cella
y una entrada, dotado de gruesos mu-
ros de adobe sobre zócalo de piedra
muy bien cortada. El interior se decora-
ba con pinturas y recibía la luz de la mis-
ma puerta, lámparas y, tal vez, ventanas.
El templo de Altintepe es el·ejemplo clá-
sico de arquitectura religiosa urartfa. En
un · patio de 27 por 27 metr:ps, eón un
pórtico con columnas de 4,50 metros de
alto que creaba un pasillo_pavimentado
con losas, se levantaba la cella de 5,20
. ...,.
t, .,.
:·""'<....:.-.. ~1·.i.~l ~:..·.~-....
\ '•.
53
Friso de los arqueros procedente de Suso
(Museo del louvre, París)
54
visible y rector de lo que sería el mayor im- · Restos del período V
perio conocddo hasta entonces. Luego, en de Godin Tép(
un orden que todavía se discute, ocuparía
el resto de Anatolia -incluida la Jonia- y
probablemente aseguró las regiones remo-
tas del Irán; Bactriana, Sogdiana e incluso Los hechos posteriores son conoci-
las cercanías del Valle del Indo. Y en el 539, dos ya no sólo por Heródoto, sino tam-
sin casi lucha ni resistencia -como dice la bién por la famosa inscripción de Bi-
crónica de Nab1-na'id-, entró en Babilo- sitüm. Ella nos cuenta que Darío y otros
nia. Su muerte en combate contra los ma- nobles persas que le apoyaban vende- ;
sagetas terminó de acuñar la imagen de ron al usurpador y sus cómplices, res-
príncipe ideal, noble, valeroso, tranquilo y taurando en el trono a los aqueménidas.
pacificador. Y así quedó para la historia. En ·519 a. C., restablecida la situación,
De su hijo Cambises, conquistador de atacó a los escitas .en el lejano sur de
Egipto en el 525 a. C., la imagen es muy ne- Rusia; aseguró después Egipto y ocupó
gativa. La razón acaso-escribe P. Briant~ la India. La última expedición, a Grecia,
la intencionada oposición de estereotipos fracasó sin embargo en el 490 a. C.
-buen Ciro, malvado Cambises- perfila- Los sucesores de Darío -que ade-
da por Heródoto, dependiente en este ca- más organizó el imperio persa en todos
so de sus fuentes orales egipcias, hostiles . los terrenos-, aunque grandiosos, fue-
quizás sobre todo por las medidas que in- ron una cadena de ·monarcas sin verda-
trodujo sobre reducción de las rentas y tie- dero relieve. Y algunos, como Jerjes
rras de los templos. En cualquier caso, su (486-465), nos son bien conocidos por
reinado acabó pronto. Alarmado por la sus inútiles luchas con Grecia. Sin em-
usurpación dirigida por el impostor, el ma- bargo, desde entonces se inicia esa lar-
go Gaumata, se puso en marcha hacia el ga relación paralela y pacífica entre grie-
Irán. Pero.a mitad de·camino murió.
1
gos y persas, que tanto facilitaría des- 55
pués los planes de Alejandro. Porque a tam aqueménida, la pobreza técnica de
corto plazo, el rey de Persia se conver- las supuestas medas sugería una crono-
tiría en refugio de perseguidos y buen logía anterior. Aunque tal datación toda-
mecenazgo de artesanos y artistas. vía se repite aquí y allá, lo cierto es que
El inmenso imperio no era tan fuerte en un detalladísimo estudio, H. von Gall
como parecía. Artajerjes 11 e405-359) proporcionó las suficientes evidencias
tuvo que enfrentarse a su hermano Ciro como para concluir que las tumbas ru-
quien, pese a su valía personal, fracasó pestres de la Media eran copias medio-
y murió. Falto de fuerza real -Agesilao, cres de los reales aqueménidas, y que
un rey espartano, le puso en serios apu- por tanto debían datarse en el último
ros-, Artajerjes supo, sin embargo, período de la monarquía persa, cuando
comprar voluntades con el oro. Mas jefes locales medos pudieron tener el
cuando todo parecía ir bien, los sátra- capricho de construirlas. Pero, como
pas se rebelaron proporcionando nue- dice E. Porada, ya sean de época meda
vos quebraderos de cabeza que ocupa- o aqueménida, las tumbas citadas no
ron sus últimos días. Los últimos monar- son puramente medas.
cas, Artajerjes III (358-338) y Darío III Creo que con independencia de la
(335-331) parecen reaccionar. Pero la cronología que se les dé, las tumbas de
impresión era falsa. El primero consi- Media recogen en esencia lo que debió
guió aplastar a los últimos rebeldes. El ser su arte. Lo primero es notar que las
segundo apenas tuvo tiempo de reinar. tumbas excavadas en la roca no eran
En el año 334 Alejandro de Macedonia conocidas en el Irán pre-medo/aque-
entraba en Asia. ménida, pero sí y profusamente en Urar-
tu. Probablemente la idea llegó a Persé-
polis a través de los medos. No obstan-
En tomo a un arte medo te, en la tumba de Kizkapan, por ejem-
plo, R. Ghirshman veía un recuerdo del
mundo escita en el techo, que imita una
Es evidente que por su situación geo- cubierta de troncos. Y salvo en las de
gráfica y temporal, el reino medo debió Sakawand, tan pequeñas que recuer-
de jugar un curioso papel intermediario dan a un simple osario, la planta de es-
entre el remoto Irán del noroeste y el tas tumbas no deja de poseer una cier-
arte aqueménida de los siglos VI, v y IV ta elaboración: fachada de columnas,
a. C. Razón básica por la que el asunto saledizo que protege la entrada y dos
no puede ser en modo alguno dejado cámaras, a veces con columnas, donde
aparte. Tiempo atrás, E. Porada se que- dos y tres fosas excavadas en la roca
jaba de la imposible descripción del manifiestan un uso múltiple. R. Ghirsh-
arte medo a causa de la rarísima docu- man pensaba que éstas habían sido las
mentación fiable. Y aunque en los años tumbas de los reyes medos. Pero ningu-
siguientes se excavaron algunos sitios na inscripción lo avala, y si se aceptan
en el corazón de la antigua Media, los argumentos de H. von Gall, debe-
como Nusi Yan, Godin Tépé y Baba Yan, mos concluir que, como~ mucho, en
todavía en 1985 l. M. Dyakonov habría ellas se recoge algo del sentir medo
de insistir en lo poco que conocemos pero, eso sí, influido ya por lo aquemé-
del arte y la cultura material de los an- nida. ¿seguimos pues con la ignorancia
tiguos medos. No obstante, algo pode- del arte medo? Creo que, bien al con-
mos decir. trario, hoy contamos ya con elementos
R. Ghirshman atribuía a los medos novedosos.
una curiosa serie de tumbas excavadas Entre los años 1967 y 1977, D. Stro-
en las rocas de sus montañas. Las prin- nach dirigió la excavación de Tépé
cipales eran la de Kizkapan en el Kur- Nus-i Yan, una pequeña colina natural
distán iraquí y las de Fahraqah, Ferhad, situada a unos 60 km al sur de Hama-
Sakawand y Dukkan-i Daüd en el Irán. dan. En su cumbre, una plataforma de
Como apunta no sin cierta ironía R. N. 80 x 30 m, los estudiosos encontrarían
Frye, la atribución a los medos se hizo los restos de cuatro edificios monumen-
simplemente porque en la comparación tales que, por las condiciones de su ha-
56 con las más elaboradas del ·Naqs-i Rus- llazgo y las estructuras relacionadas, se
Conjunto de edificios medos en Nus-i Yan, -el principal triangular- en el interior.
cerca de Ecbatana (siglos Vil-VI a. C.), según Según D. Stronach, el templo debió ser
M. R. Roaf y D. Stronach clausurado ritualmente. Así las habita-
ciones fueron llenadas con piedra de
revelarían como un verdadero misterio. esquisto hasta una altura de 6 m. Lue-
Según D. Stronach los cuatro edificios go, todo se cubrió con adobe y esteras.
medos que coronan la colina siguiendo Decía R. Ghirshman que el templo de
una disposición longitudinal, no fueron Nus-i Yan debió de ser uno de los dai-
de construcción simultánea, aunque sí vadana destruidos por Jerjes en su cam-
llegarían a estar en uso a la vez. En tor- paña contra tales cultos. Pero D. Stro-
no al 750 a. C. en el extremo este de la nach ·apunta la inexistencia de destruc-
colina se construyó una fortaleza. Más ciones intencionadas. Sólo hacia el
tarde vendría un templo del fuego en el 650-600, el lugar se abandonó.
centro y, al oeste, una gran sala de co- Más o menos en la misma época en
!umnas -precisamente un edificio más que D. Stronach trabajaba en Nus-i Yan,
tardío- que se adosaría a otro templo T. C. Young y L. D. Levine excavaban la
del fuego anterior. Construida en ado- ciudadela de Godin Tépé cerca de Kan-
be, la fortaleza medía unos 22 x 25 m. gavar. El segundo y último nivel se re-
Sus fachadas presentaban entrantes y monta a los siglos v111-v11 a. C., la época
salientes, y en el interior se advierte la meda, y proporcionó un curioso edificio
existencia de un piso superior y salas compuesto por una gran sala de 31 co-
muy alargadas. En el extremo oeste, un lumnas de madera -de 25, 15 x 25,70
edificio pequeño, con dos salas y facha- m - , con bancos corridos adosados a
das muy parecidas a las de la fortaleza, los muros N, E y O. En el centro del ban-
se identificó como un templo del fuego. co norte se distinguía un lugar elevado.
Delante, bastante después, se adosó A los lados, otras salas de columnas de
una luminosa sala, cuya techumbre es- madera y otros espacios. Todo venía
taba sostenida por doce columnas de protegido por un muro de 2,30 m de an-
madera dispuestas en tres filas ·de cua- chura y varias torres.
tro. Desde la sala se bajaba a un túnel Por fin, en Baba Yan Tépé, cerca de
de 20 m de lado, 1, 70 de alto y 1,80 de Nihavend, por los mismos años, C. Goff
anchura, de destino desconocido, aca- Meade descubría lo que podría "haber
so ligado a cultos o pruebas inidáticas. sido una casa señorial fortificada, de en
Por fin, en el centro se levantó lo que tomo al siglo VIII a. C. Allí, en el último ni-
parece haber sido el edificio más inte- vel, el patio primero se convirtió en sala
resante, un templo del fuego de compli- de columnas.
cada fachada exterior y tres espacios Los tres conjuntos de edificios citados 57
constituyen el primer ejemplo bien da-
tado y atribuible a los medos. y ello por-
que la cerámica de la época es típica
de la región de Hamadán -que, no lo
olvidemos, encierra a la antigua Ecbata-
na-; pulimentada de color rojizo o
blancuzco, con cuencos de asas hori-
zontales y jarras de asas verticales. En
segundo lugar, porque en sus salas de
columnas se perciben dos cosas; la in-
fluencia de las salas de pilares de Urar-
tu, patente ya en la mannea Hasanlu, y
el posterior desarrollo de la arquitectu-
ra aqueménida de Pasargada, Persépo-
lis o Susa. Algo presumido teóricamen-
te por la historiografía en el arte medo
y que así se confirma: el papel de re-
cepción de las influencias meridionales,
su maduración y su transmisión al ám-
bito persa. Porque es evidente que las
rústicas ideas de Hasanlu, Godin o Nus-i
Yan respiran ya un aire nuevo.
Recuerda E. Porada que, cuando Ciro
conquistó Ecbatana, se llevó a Ansan y
como botín los tesoros de plata y oro del
rey. Tal cuenta al menos la crónica de
Nabü-na'id. Si ello es así, podríamos
pensar que los medos fueron orfebres
de calidad. De hecho, la aristocracia
meda era famosa por su lujo que, pro-
bablemente, se manifestaba también en
tejidos, muebles y objetos de madera
que no han ll~gado hasta nosotros.
70
en lasala de las 100 columnas -en cu- bilonios -como recuerda el documen-
yas puertas, el rey como héroe hunde la to de Susa tantas veces citado-, aun-
espada en el cuerpo de leones alados- que expresaron programas puramente
y en otros edificios no identificados. aqueménidas ..Dice P. Ami et que nunca
En conjunto, la calidad es tan alta, la sabremos con certeza dónde y cómo se
riqueza descriptiva en .cuanto a tipos, organizaba tal ornamentación, con ex-
rasgos y trajes tan detallada, que se pue- cepción del friso de un león hallado en
de afirmar sin temor a exageraciones, el primer patio del palacio. Pero es ló-
que en los relieves de Persépolis tene- gico pensar que los demás ·patios~· y ·en
mos reunido un gran capítulo d~ la his- especial el tercero, también lo estuvie-
toria, la realeza y el imperio aqueméni- ran. Las escalinatas 5e decoraron con
das. frisos que representaban servidores lle-
Los . talleres y los arquitectos reales vando objetos, mientras que en la apa-
decidieron utilizar en la apadana y el pa- dana y acaso en el patio principal fren-
lacio de Susa una decoración diferente, te a las habitaciones del rey se encon-
ésta sí carente de tradición entre los traban los famosos frisos de los arque-
persas, de paneles de ladrillos modela- ros. , Estos constituyen' sin duda una de
dos y vidriados~ Sus maestros fueron ba- las,más célebres-obras del arte aquemé- 71
nida, porque si la técnica es propiamen- ban el oro, la plata, el bronce, el hierro
te mesopotámica, la actitud de los y una especie de latón. Conocían técni-
guerreros, su canon, la riqueza de los cas muy depuradas en el trabajo de las
vestidos -como escribe P. R. S. Moo- láminas, fundición y soldadura y mane-
rey- tienen mucho en común con los jo del hilo de oro. Engastaban piedras e
relieves esculpidos de Persépolis. Pue- incrustaban esmaltes o piedras orna-
de que como pensaban los esposos mentales y, sobre todo, sus produccio-
Dieulafoy, tengamos en ellos represen- nes seguían dentro del espíritu de dig-
tados a los inmortales, la guardia legen- nidad y severidad manifestado en los re-
daria del Gran Rey, que en palabras de lieves.
R. Ghirshman, fue instrumento esencial Entre las piezas más llamativas habría
de Darío en la lucha contra Gaumata y que destacar el rhyton de Hamadán, del
en la conquista del trono. Museo de Teherán, con un prótomos de
león semejante a los usados en los ca-
piteles de Persépolis. Se trata de un
Las artes suntuarias vaso realizado en múltiples piezas aun-
que, como dice E. ,Porada, las soldadu-
ras son tan buenas que es casi imposi-
Cuenta Heródoto en su libro IX, 80, ble verlas. Del mismo lugar, un célebre
que tras la victoria de Platea los griegos puñal de oro con cabezas de león en el
tomaron un inmenso botín, tanto en el mango y copas de oro agallonadas. Fa-
campamento -tiendas adornadas de mosas son también las jarras de plata
oro y plata, muebles chapados en oro, con asas en forma de cabras o íbices,
botellas, vasos y tazas de oro- como uno de los temas más utilizados siem-
en los despojos de los muertos que lle- pre por el arte del Irán.
vaban sobre sí brazaletes, collares y ar- El tesoro del Oxus comprende mu-
mas de oro incluso en la batalla. Tal chas piezas fabulosas, pero de difícil da-
consideración de metal puro fue uno de tación, en cualquier caso dentro de un
los rasgos más curiosos de la cultura largo período de 3 ó 4 siglos, según P.
aqueménida. R. S. Moorey. Para Ghirshrnan se trata
En el documento de Susa se dice que de piezas bactrianas, aunque estén pre-
los artesanos eran medos y egipcios, y sentes otras tradiciones iranias, medo-
que el oro se trabajó allí, en la misma persas y urartias incluso. El famoso bra-
Susa. Ciertamente, la orfebrería aque- zalete de oro con incrustaciones hoy
ménida contaba con una larga tradi- perdidas -una de las piezas más per-
ción. No es preciso remontarse a las fectas-, se remonta probablemente a
tumbas de Marlik, los objetos de Hasan- los siglos v al IV a. C. Sus grifos rampan-
lu o los viejos productos de la Media tes por fuerza nos llevan a Persépolis y
para comprender que los persas tenían al mundo aqueménida.
en sí mismos la mejor escuela. No obs- El programa monetario de Darío I de-
tante, como indica P. R. S. Moorey, la or- bió ser también un trabajo encomenda-
febrería aqueménida asimiló también do a los orfebres. Pero piensa A. Godard
fuertes influencias asirias y urartias. que la moneda aqueménida, los estima-
Si la costumbre estaba tan extendida, dos dáricos de oro, no se acuñaron en
parece claro que con independencia de Persia, sino en Tiro y Tarso. La econo-
que los -mejores y más caros productos mía persa siguió siendo, en lo funda-
sólo pudieran ser emprendidos por los mental, una economía de trueque. No
talleres reales, muchos otros maestros obstante, parece que ciertas necesida-
orfebres debían atender la demanda de des indujeron a Darío I a acuñar una
los demás sectores de la población me- moneda de oro puro. Era precisa para
do-persa o de las demás regiones, atender el pago de mercenarios, los
como los donantes del supuesto santua- subsidios a los aliados griegos o las re-
rio del Oxus. No sólo la aristocracia y la servas dinásticas. Aunque no se utiliza-
realeza se adornaban con oro. También ra en la misma Persia, el imperio era
los guerreros, como se ve en Platea. consciente de que el dárico representa-
Pero andando el tiempo, los magos pro- ba al Gran Rey. Tal vez por eso, los
72 hibieron llevarlo. Los orfebres trabaja- maestros se esforzaron en realizar unas
. Disco ornamental en
plata y oro del tesoro
de Oxus (siglqJV
a. O.'). Mu
Británic
78
En la desembocadura del Halys se asen- to aqueménida. Pero en su conjunto, la
tarían provisionalmente y -como si- invasión no tuvo los resultados apeteci-
glos después los húngaros en Pano- dos. Y los escitas reales siguieron sien-
nia-, se dedicaron a lanzar ataques do los dueños de la estepa ucraniana
feroces contra Frigia y Lidia, a las que hasta que, en el siglo IV, su primacía
devastaron. Mas en el curso de una de pasó a los sármatas.
estas cabalgadas, Assur-bani-apli los En el este remoto, lo que luego se-
.aplastó en las gargantas de Cilicia. Nun- rían la Partia, la Hircania, la Bactriana y
ca más volvió a saberse de ellos. la Sogdiana por lo menos, estaban ha-
Los escitas tuvieron mejor suerte por- bitadas por pueblos indo-iranios, her-
que, -.entre otras cosas, sólo algunas tri- manos de los medos y persas. Pero al
'bus estarían comprometidas con la norte, en la verdadera estepa, se mo-
aventura de Oriente. Llegaron pisando vían tribus nómadas a las que los per-
los talones a los cimerios pero, a dife- sas llamarían sakkas y los griegos esci-
rencia de ellos, ya fuera voluntaria o in- tas o masagetas. Estas gentes vivían de
voluntariamente, se vieron pronto obli- forma muy semejante a la de los esci-
gados a entrar en el juego político de tas de Ucrania, y con independencia
urartios, asirios, babilonios y medos. del influjo que hubieran podido sufrir
Aunque los reinos asirios parecen iden- de su contacto directo con los pueblos
tificarlos en fechas tempranas, creo con del Irán, por el gran corredor de la es-
R. N. Frye que sus movimientos al este tepa estuvieron siempre ligados al
de Asiria son casi imposibles de trazar mundo de la Escitia rusa. De su histo-
con se"'guridad. As5ur-aha-iddin, ria apenas sabemos nada. Ciro 11 murió
(689-669 d. C.) los denomina askuza, un . combatiendo contra ellos (530 a. C.) y,
jefe de los cuales llamado ISpaka, resul- con Darío 1, la frontera aqueménida cu-
ta ser aliado de Mannai, en cuya región brió el Syr Daria y la orilla meridional
o alrededores las tribus escitas se ha- del mar de Aral. Pero fuera siguieron
brían asentado. Poco después la alian- quedando los sakkas. A ellos se les atri-
za se haría con los asirios -incluso una buyen tumbas al este del Aral, con pie-
princesa asiria se casaría con un rey es- zas de arte animalístico; las de los altos
cita llamado Partatua-, lo que decidió valles del Pamir Oriental y las de Bes-
acaso el fin de la buena vecindad inicial satyr, cerca de Alma-Ata, cuyo kurgan
con los medos, que se verían domina- número 6 alcanza un tamaño no menor
dos durante muchos años. Por fin y a los de Pazyryk. Un mundo en fin que,
como contaría Heródoto (1, 106; IV, 12) aún en silencio, nos habla del espíritu
después, Cyaxares acabó con los esci- común del mundo de la estepa.
tas y les expulsó de la región.
El fin de la dominación escita en el
noroeste de los Zagros no fue su fin en
Oriente. Grupos numerosos quedaron
ldHa som ~1 nuuulo
lk laEstepa
*'·art~
todavía actuando militarmente en apo-
yo de unos y otros, pero sus noticias son
vagas y su recuerdo se pierde. Puede En el Museo Ruso de San Petersbur-
que no pocos repasaran el Cáucaso y .go hay un pequeño cuadro firmado por
volvieran a la Escitia, en donde exten- el pintor Arjip Kuindzhi (1842-1910) que
dieron lo mucho que habían aprendido se titula Mediodía. Manada en la estepa.
y asimilado en tierras iranias. Pero has- Bajo un cielo intenso y nuboso, un re-
ta allí, entre los años 512 y frl 4 a. C., iría ,·baño se pierde entre un herbazal dora-
a buscarlos Darío en su famosa expedi- do e inacabable. Y en su pequeño ta-
ción. Si hemos de creer en las fuentes, maño, sin saberlo, A. Kuindzhi recogió
un ejército numeroso de persas, medos todo el mundo de los antiguos morado-
y todas las naciones del imperio intentó res de las llanuras rusas: la tierra, los al-
sembrar la muerte en sus estepas. tos herbazales, los animales, el inmen-
Como sugiere T. Sulimirski, la destruc-. so horizonte y la bóveda del cielo. Eso
ción de los asentamientos del valle del en una tarde de agosto, tórrida y seca, ·
Dniester, de fines del siglo VI a ..C., po- porque eso era la estepa.
dría relacionarse con el paso del ejérci- Muchos siglos _atrás, desde las orillas 79
del Dnieper hasta los confines de Chi- dad de la aspereza de sus costumbres.
na, existía un mundo de geografía se- Pero incluso estos salvajes guerreros
mejante, formas de vida parejas y estimaban las cosas bellas. El oro, la
creencias muy próximas. En parte al madera, el cuero; y ellos mismos de-
menos, eso es lo que hace que entre los coraban muchos de sus objetos. Como
objetos de las tumbas del Kuban, no po- dice G. Charriere, es cierto que los es-
cos del Tesoro de Ziwiye y la mayoría citas tuvieron a su servicio y con fre-
de los hallados en los ajuares de los tú- cuencia, artesanos extranjeros, porque
mulos de Pazyrik, exista un hilo conti- sólo así podrían explicarse los vasos de
nuo y fraterno por encima de las distan- Kul Oba. Pero incluso así, la labor de
cias de tiempo y lugar. los herreros escitas estaba presente, ya
Aunque los antepasados euroasiáti- que sólo un escita pudo fundir y deco-
cos de los escitas, los de la cultura de rar la vaina de la espada de Litoi'. Se-
Andronovo por ejemplo, tenían un arte gún G. Charriere, el descubrimiento de
propio de sedentarios con decoración una aglomeración exclusivamente ar-
geométrica sobre cerámica y hueso, tesanal en la región del Dnieper, pro-
como dice R. N. Frye, cada vez resulta baría en cierto modo la inexistencia de
más evidente que en la primera mitad artesanos en el mundo escita. Pero eso
del 1 milenio, entre la Transcaucasia y el tal vez sólo prueba lo que es, que ha-
Irán había mucho en común. La perte- bía una aglomeración de artesanos.
nencia mutua al tronco iranio podía ha- Porque el herrero, el forjador, lejos de
ber favorecido la transmisión de mu- ser un personaje inferior, estaba reves-
chas ideas y, probablemente, cuando tido de una cierta magia ligada al cha-
los cimerios y los escitas cruzaron el manismo. Ya lo señaló Mircea Eliade,
Cáucaso entre ellos había comenzado destacando la importancia del herrero
ya el rudo arte animalístico que madu- divino entre los arios y el lazo íntimo
raría tras su azarosa estancia en el Irán. que une al arte del herrero, las cien-
Porque el verdadero arte escita nació, cias ocultas y al arte de la canción.
según T. Sulimirski, en la segunda mi- ¿cómo no evocar aquí -sin pretender
tad del siglo VII, para servir las necesida- por eso una mistificación, sino tan sólo
des de sus príncipes. Considera además una imagen-, a Siegfried en la fragua,
que ciertos objetos de la tumba de Zi- reparando a Nothung y entonando la
wiye son los que marcan el comienzo canción de la espada? En las estepas
del arte escita, cosa que no sería impo- escíticas, el nómada no evita al herre-
sible si tenemos en cuenta que las tum- ro, porque el herrero habita con él. Si-
bas principescas al otro lado del Cáuca- glos después, Gengis Khan sería llama-
so y el Asia Central, corresponden a es- do el Herrero. Y él fue el primero del
citas más tardíos, posteriores en todo imperio nómada más grande de la his-
caso a la expulsión de los escitas del toria.
Irán medo-persa y contemporáneos, en Dice R. N. Frye que el origen del es-
líneas generales., con el imperio aque- tilo animalístico en bronce y otros me-
ménida. tales es objeto de controversia. Y dice
Antes y después de esa barrera cro- bien, porque confluyen en él mundos
nológica, los condicionantes externos distintos pero, en su materialización,
e internos del artista escita eran los hay algo que sólo puede haber nacido
mismos. Pero después de la aventura del universo mágico de la estepa. Se
irania, la forma de expresarse mejoró ha escrito que la orfebrería es un arte
y se enriqueció sensiblemente, si bien bárbaro por excelencia. Pero acaso se
dentro de una estética que sólo a la es- dice porque se trata de lo que mejor
tepa pertenece. Dioses fuertes y de ex- ha llegado hasta nosotros. Pues más
presión violenta, como la espada y la que el vehículo -oro, madera, bronce,
flecha. Un campeón de los ganados fieltro, hueso, lana-, lo que importa es
-que no es sino un Mithra- y unos ri- el mensaje del artista de la estepa. Y
tos sacrificiales con ofrenda de caba- ese mensaje, el de los escitas, es un
llos o prisioneros degollados -al dios mensaje de fuerza, de guerreros, de
de la guerra- o estrangulados -a los victoria sobre el débil. Recuerda G.
80 demás dioses- nos hablan con clari- Charriere que el arte animalístico de
Arriba, dibujo del relieve de una placa de cobre con dos grifos del kurgan Z de Pazyryk
(siglos \!-IV a. C.), según B. Brentjes. Abajo, corte transversal del túmulo y de la cámara del
) . Kurgán 2 de Pazyryk
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M'fi~~>~~i~~~d
......,
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del arte animalístico de la estepa la si~ como los habituales de la Escitia, de es-
tuamos en el remoto Altai. Los célebres tructura semejante y ritos· hermanos.
kurganes del Altai, las tumbas heladas Para el arte que nos · ocupa conviene
que conservaban casi intactos los cuer- rescatar algo que en el oeste no ha lle-
pos de los difuntos y los más nimios.ob- gado hasta nosotros: la talla de madera.
jetos, han sido materia de muchos es- Muebles, recipientes, carros e instru-
tudios. Dice L. L. Barkova que los prime- mentos de música habían sido tallados
ros hallazgos se remontan a 1865, cuan- cuidadosamente y decorados con el
do V. V. Radlov excavó dos grandes tú- arte animalístico de la estepa. Pero tam-
mulos en el Alto Altai, bajo cuyas pie- bién textiles, únicos en el mundo, como
dras los hielos eternos habían protegido un gran tapiz que S. l. Rudenko estima
de la injuria del tiempo todas las mate- fabricado en el Irán, o alfombras, man-
rias orgánicas y putrescibles. En los tas de caballo y colgaduras de fieltro,
años veinte de nuestro siglo, la región con apliques en distintos colores, que
volvería a ser estudiada por S. l. Ruden- incluyen las primeras escenas humanas
ko y M. P. Gryaznov, que continuarían en las que resuenan ·modelos iraníes.
en los años cuarenta y cincuenta. · Precisamente las importaciones iranias
Aunque los datos funerarios son de lo han permitido datar la mayor parte de
más interesante, bastará decir que nos los kurganes de Pazyrik durante· el pe-
encontramos ante túmulos reales, ríodo aqueménida. 87
La época de los partos
La nueva historia de · .Jos partos es dos reyes partos, Fraates ll (ca. 129 a.
hoy posible gracias en gran medida a C.) y Artabano 1 (ca. 124 d. C.), algo .in-
J. Wolski. Y muchas perspectivas concebible en la frontera occidentaL Y
cambian, cuando llegamos a enten- ello porque en Asia Central tenían su
der al fin que tanto pqra ellos como patria y su santuario. Y porque· en el
para los sasánidas, las regiones más Irán septentrional y del nordeste se
atendidas y que mayor significado te- asentaba la mayoría de la población y
nían fueron las del nordeste, y no el la riqueza del. imperio, como testimo-
occidente. Defendiéndolas murieron niaro~ los embajadores chinos. Algo 89
que los romanos no alcanzarían a com-
prender jamás, creyendo que Ctesifon-
te, una capital de verano, era el centro
vital del mundo arsácida.
La historia parta se merece una
lectura distinta a la que solemos hacer.
Y deseuropeizada. Poco a poco se van
descubriendo nuevos materiales que,
,como los hallazgos epigráficos de Nisa
o Hung-i Nauruzi, nos van permitiendo
contemplar su pasado desde otra pers"'..
pectiva. Porque vemos cómo desde la
conquista de la Parthava, los monarcas
.partos quisieron renovar los modelos
de la cancillería aqueménida al usar la
escritura aramea en sus miles de docu- ·
mentos hallados en Nisa. Porque la eco-
nomía real manifestada en esa ciudad
era, como indica J. Wolski, heredera de
modelos persas antiguos y no helenísti-
.cos. Algo pues comienza a cambiar.
En una línea semejante, R. N. Fr.ye de-
cía que los partos ni fueron enemigos
del helenismo -que murió poco a po-
,co__;, ni traicionaron las raíces iranias,
pues por su lengua materna y ~u cultu-
ra eran iranios, y al Irán estaban ligados
por la sangre. Si Firdusi se mostró re-
miso a cantar su grandeza en su Libro
de los Reyes, lo cierto es que gracias al
iranismo parto, los sasánidas sabrían
entroncar con el mito aqueménida.
A la espera de que la investigación
nos depare un número mayor de textos
nacionales, la imagen de la historia par-
ta debería trazarse no sólo con las fuen-
tes clásicas como Estrabón, Plutarco,
Plinio, Tácito o Isidoro de Carax entre
·otros, sino .también con las chinas, co-
mo el Shi-ji de Sima Qian o el Han Shu
de Pan Ku y, sobre todo, con los ostra-
:ka de Nisa, los pergaminos de Avroman-
Dagh y Dura Europos, las inscripciones
.arameas de Assur y Hatra o las mone-
das acuñadas por los reyes partos. De
todos módos, el cuadro resulta todavía
insatisfactorio.
Según la tradición unánimemente ad-
mitida, a comienzos del siglo ma. C. una
de las tribus escitas o sakkas del Asia
·Central, llamada Parni, emigró hacia la
antigua región aqüeménida de la Par-
thava y la ocupó en torno al 250 a. C. La .
necesidad de enfrentarse a los rei-
102
cación circular -y la ciudad- es una utilizaban también muros de cascote o
de las formas posibles de defensa en el guijarros ligados con mortero o para-
amplio mundo del Asia Central. mentos de bloques tallados. Las super-
La ciudad de Hatra que hoy vem9s, ficies de los muros de mampostería po-
aunque destruida en.el 240 d. C. por Sa- dían revestirse con estucos muy elabo-
pur 1, responde en líneas generales al rados, que están en el origen de todos
trazado inicial. Un gran terraplén exte- los tipos posteriores de yeserías. Entre
rior de tierra como primer muro defen- todos los conocidos destacan los de
sivo antecedía a la verdadera muralla Küh-i Hwaya y ASsur. Los primeros se-
de piedra con torres, bastiones y cuatro mejan el recamado de los trajes osten-
puertas. Y esos dos recintos circulares tados por los nobles de Hatra. Los se-
encerraban un trazado urbano que im- gundos, más sencillos, asombran sin
ponía en el centro un gran témenos con embargo por su belleza y su plena
los templos más importantes, un pala- adaptación al juego de las fachadas.
cio real junto a la muralla, calles princi- Los interiores -y tal vez algunos exte-
pales rectas o ligeramente curvadas riores, como en Assur- se decoraban
-pero nada ortogónico, desde luego- con pinturas. Los muros de piedra, en
y una serie de templos, torres funerarias fin, solían llevar una decoración escul-
y otros edificios públicos repartidos por tórica consistente en máscaras o cabe-
un caserío. Diríamos que tal esquema zas, muy significativas para el hombre
responde a la ciudad parta ideal y pue- parto, según parece, pues el tema se re-
de que su último estado sea el resulta- pite en otras producciones como en los
do de una larga maduración. rhyta de Nisa.
Dentro de los recintos de las nuevas Aunque los arsácidas fundaron en los
o antiguas ciudades, los maestros cons- territorios del Asia Central distintas ciu-
tructores del mundo parto desarrollaron dades más o menos conocidas, sólo
algunas ideas en cuanto al trazado, los Nisa ha merecido estudios profundos. Y
materiales de trabajo y la ornamenta- sólo ella nos proporciona una imagen
ción. Sobre el origen de aquéllas aún no de arquitectura desarrollada. La estruc-
sabemos mucho, pero sí al menos que tura más llamativa es el palacio real de
comenzaron en la época parta. Respec- la Nisa antigua. La fachada, decorada
to al trazado ya hicimos alguna referen- con metopas y merlones de ·ar.cilla co-
cia: se trata del iwan que, en esencia, cida incorpora también máscaras o ros-
era una sala de tres lados, con el cuar- tros, probablemente de una divinidad,
to abierto y la cubierta abovedada. El como en Hatra. Es interesante destacar
iwan venía a funcionar como un módu- que aquí todavía no se utilizaba el estu-
lo que podía repetirse en línea, o con el co. La planta del edificio giraba en tor-
que el arquitecto jugaba según necesi- no a la sala central, de notables propor-
dad. Su disposición en Hatra era distin- ciones, cuyo techo de vigas estaba man-
ta a la de ASsur, pero en ambos conjun- tenido por cuatro pilares de columnas
tos se comprendía perfectamente su cuadrilobuladas que, por su colocación
función. Este módulo también se reco- central y en cuadrado, debían crear en
gía en la arquitectura doméstica. Y su la cubierta una apertura de iluminación
adaptación al mundo iranio fue tal que cenital y en cuadrado, según M. E. Mas-
los sasánidas lo elevaron a pieza esen- son. En las paredes y a media altura, los
cial de su arquitectura. El Irán posterior arquitectos habían abierto nichos en los
también lo integró como propio. que se alojaban estatuas de arcilla pin-
Las técnicas de construcción son va- tada que representaban a los antepasa-
riadas. El adobe y el ladrillo siguieron dos del rey, una costumbre de los se-
utilizándose como siempre, igual que dentarios del Asia Central, presente ya ·
la madera y la piedra que, donde podía en Toprak Kale. Al sur del palacio se le-
obtenerse .corr facilidad, resultaban el vantaba otro edificio interesante, el lla-
material fundamental. Los muros de mado Tesoro Real, con patio central
adobe solían revestirse con una capa provisto en cada una de sus cuatro fa-
muy dura, una especie de estuco que chadas de un iwan, como más tarde se
además de mejorar su aspecto confe- haría en ASsur.
ría a la pared una gran resistencia. Se Aunque gobernada por una dinastía 103
árabe, vasalla del Gran Rey, Hatra in- nía. La antigua ziqqurratu, ahora ciuda-
corpora muchos de los rasgos otorga- dela, seguiría destacando en el hori-
dos al mundo arsácida, del que siem- zonte. Pero en el interior, una nueva
pre formó parte. Sus arquitectos utiliza- estética se había impuesto. Donde en
ron fundamentalmente una piedra cali- su día se levantaba el templo de ASsur
za indígena, muy ligera y fácil de traba- se erigía ahora otro edificio con planta
jar. Con ella levantaron un· excepcional modular de tres iwanes, con sus tres
conjunto de murallas, viviendas, pala- arcos correspondientes en la fachada,
cios, templos y tumbas que pueden dotada de pilares y molduras. Los dio-
contarse entre lo mejor del período. El ~es titulares, llamados ahora Assor y
centro de la vida urbana gira en tomo Serva, hablan de la capacidad integra-"
al gran témenos, señalado por un alto dora de los partos. Del resto de edifi-
muro de 437 x 322 m de lado, realiza- cios descubiertos por W. Andrae como
do en caliza. Dentro, tras cruzar un gran el peristilo, el iwan con escalinatas, el
patio cuyo eje visual converge en los edificio períptero y el palacio, convie-
templos principales, construidos al otro ne destacar este último. Se trata de un
lado de un segundo muro dotado de gran complejo con patio central, de
tres entradas. En el interior se levanta cuatro fachadas dotadas con iwan en
todavía, ya restaurada, la enorme es- el centro. El meridional fue, según el
tructura del templo principal, con 25 m arquitecto alemán, el único completa-
de altura, construido en caliza y deco- mente bien desarrollado. En otras alas
rado con excelentes esculturas y ban- del edificio se distingue un patio con
das de ornamentación. Son dignos de peristilo - la entrada según parece-,
destacar los arcos de ingreso, llenos de y una sala con cuatro pilares. Las par-
cabezas de divinidades, reyes o símbo- tes más importantes del edificio se
los divinos, relacionados con lo mejor construyeron con ladrillo y mortero de
de la escultura de la ciudad. En planta, yeso. Las fachadas del patio de los iwa-
el conjunto principal resulta de la suce- nes se decoraron con estucos calados
sión modular de iwanes que sirvieron y un sistema de columnillas adosadas
como sendos templos. El más impor- que inspirarían luego la edificación del
tante, el del centro, disponía al fondo palacio sasánida de Ctesifonte.
de una especie de recinto sagrado, for-
mado por una cella aislada por un
deambulatorio, construido todo en las Escultura y relieve
colosales proporciones del conjunto.
Según E. Porada, la planta de este re-
cinto sagrado significa la recuperación Los maestros de época parta utiliza-
e integración de un trazado de época ron principalmente la piedra caliza, el
aqueménida, usado ya en el Templo mármol, la arcilla cocida y armada
del Fuego de Susa. -como en Nisa- y el bronce. Sus téc-
La fachada principal, regida por los nicas eran las habituales del oficio -en-
grandes arcos de los cuatro iwanes ma- riquecidas con el taladro en Hatra-,
yores y cuatro menores, es de una mag- empleando todos los tipos de cinceles,
nificencia difícil de describir. martillos, mazos y punzones comunes.
Otro de los centros partos conocidos En bronce, la cera perdida fue utilizada
al menos parcialmente, es ASsur. Allí, incluso en piezas de gran tamaño. Pero
como destaca W. Andrae, una de las sus resultados globales, salvo algún ta-
principales novedades técnicas fue la ller activo en Hatra y al servicio de su
utilización de mortero de yeso, una ra- realeza, apenas si resisten la compara-
reza en Oriente utilizada muy pocas ve- ción con lo obtenido eri arquitectura.
ces, por ejemplo en el Palacio Norte de La mayor producción escultórica pro-
Babilonia o las tumbas reales asirias. cede de Hatra y su gran serie de estatuas
Los partos lo usaron sin embargo con de cuerpo entero, bustos y adornos mu-
frecuencia en Warka, Babilonia, Hatra rales. Evidentemente, la estatua del rey
y ASsur. Según el arqueólogo alemán, Uthal es una obra maestra de la época, no
la imagen del Assur parto no debía ha- sólo por el detallismo de los ropajes del
104 ber cambiado mucho, vista en la leja- monarca, sino también por el intento de
Relieve rupestre de Tang-i Sarv ak con una Jo contrario, debió representar a un alto
escena de homenaje y combate personaje de .dicha nación.
Los monarcas y príncipes arsácidas
querían verse reconocidos como suce-
movimiento en las piernas y la personaliza- sores del mundo aqueménida. Esa pre-
ción del rostro. Destinada .a figurar en un tensión sería la causa que les llevó a
templo, el tipo global es muy semejante al prodigar relieves conmemorativos ru-
de otras esculturas. Por ejemplo la del rey pestres en los lugares ya distinguidos
Sanatruq, acaso la más completa, que reúne por sus antecesores. Pero sus resulta-
todas las bondades -y los defectos- de la dos distan mucho de los de aquéllos.
escultura de la época parta en Hatra. Uno de los menos conocidos, el de Mi-
En el museo de Iraq se conserva una trídates ·1 en Hung-i Nauruzi, cerca de
asombrosa colección de esculturas. Pero Izeh-malamir, ·presenta al gran rey. Las
además de Hatra, otros sitios han propor- figuras de los partos mantienen la fron-
cionado abundante escultura de mayor o talidad habitual, pero en su conjunto re-
menor tamaño, gracias a lo cual H. E. Ma- cuerdan a las estatuas de Hatra. El jine-
thiesen ha podido proponer una clasificación te y su caballo, sin embargo, resultan
de la escultura parta en tres periodos -en- francamente desproporcionados.
tre el 250 aC. y el 225 d.C.- bien definidos. Mucho menos atractivos· son los per-
De la remota localidad de Shami proce- didos de Mitrídates 11 en Bisutüm -co-
de la gran escultura de bronce de un prín- nocidos por un dibujo de G: J. Grelot.;_,
cipe parto, cuya datadón parece plantear los de Gotarzes 11 del mismo lugar o el
algunos problemas. Se trata de la mayor príncipe ante un ara esculpido en una
representación en bronce lleg~da hasta roca. En todos ellos, los artistas parecen
nosotros. Su traje es parto, lo mismo que muy lejos de las calidades de la ,escul-
su peinado; y aunque A. Godard piense tura, cosa que resulta incomprensible. I 05
Mayor interés poseen los atribuidos a un ce evocar una riqueza sorprendente.
príncipe de la Elymaida, pues incorpo- La misma que manifiestan las estatuas
ran una escena de caza o lucha acaba- de Hatra.
llo en un estilo y disposición que alcan- En la Tesorería Real de Nisa los ar-
zará gran fortuna en el Irán sasánida. queólogos soviéticos descubrieron casi
cincuenta rhyta de gran belleza, reali-
zados en marfil o metales preciosos y
Pintura y artes suntuarias decorados profusamente con relieves,
piedras engastadas o chapado de oro
en el cuerpo principal, mientras el fon-
Dice W. Andrae que no pocos de los do se convertía en un prótomos fantás-
paramentos e~teriores del palacio parto tico. Aunque se ha indicado en ellos
de ASsur aparecían en su día pintados una influencia múltiple, incluida la ira
con colores, como fondo de las orna- nia, P. Bernard sugiere su posible fabri-
mentaciones escultóricas de las facha- cación en Seleucia. Los rhyta, como la
das. Dominaban los tonos rosas, amari- orfebrería -pues los partos gustaban
llos y verdes claros. En los muros inte- de joyas con piedras engastadas-, per-
riores, los artistas pintaron frescos apli- tenecen a un mundo relacionado con la
cados sobre el obligado revoco de yeso, nobleza, con el arte cortesano, que de-
con temas muy distintos entre los que bió poseer calidades más altas que las
destacaban jinetes armados al estilo llegadas a nosotros.
parto u hombres y mujeres en distintas La cerámica parta continuó el desa- .
actitudes. Su estilo, según el arquitecto rrollo del vidriadd, mejorándolo y pre-
alemán, los emparentaba con el de los parando el camino a los tratamientos
frescos de Dura Europos. similares de época sasánida. El típico
Las pinturas de la ciudad de Dura son verde parto lo vemos aplicado caracte-
bien conocidas, no tanto las perdidas de rísticamente al interior de los vasos, al
Kuh-i Khwaya -quizá posteriores- ni · cuello exterior y a parte de la panza. La
las de Hatra, hace poco halladas por R. cerámica tenía, lógicamente, un gran
Venco Ricciardi. Pero en unas y otras, los papel en la vida cotidiana, pero tam-
artistas trabajaron un poco al estilo anti- bién en la funeraria. Recuerda R.
guo oriental. Primero silueteaban la figu- Ghirshman que cerca de las necrópolis
ra con un firme trazo en negro; luego apli- -como en la actualidad- se instala-
caban el color. Dice R. Ghirshman que ban maestros ceramistas especializa-
parece como si el artista se sintiera incli- dos en la realización de esos grandes y
nado a aceptar los modelos occidentales, típicamente partos sarcófagos de cerá-
pero que fuera incapaz de asimilarlos. Al- mica vidriada, así como los recipientes
gunos temas de Küh-i Hwaya parecen sa- del ajuar. En Susa se encontró uno de
cados del elemento griego, mientras que esos talleres. Y en Shushtar, Mehdi Rah-
otros resultan más puramente iranios. Lo ' bar ha descubierto una necrópolis par-
mismo cabría decir de los célebres fres- ta don excelente arquitectura y ajuar
cos de Dura Europos, entre los que es for- 1muy significativo.
zoso recordar el de Conon -una pintura · Desde un punto de vista estético y no
a témpera, por cierto-datada en el siglo ,estrictamente numismático, las ·acuña-
1, y el Fresco de la Caza, un poco más tar- ciones monetarias del periodo arsácida
dío. Una imagen del típico jinete acoraza- presentan en sus comienzos una indu-
do parto-sasánida, podría relacionarse :dable dependencia de los modelos he-
con el relieve de Tang-i Sawlak. lenísticos. Probablemente incluso fue-
Las artes suntuarias de la época par- ran griegos los maestros que iniciaran
ta debieron alcanzar un muy alto nivel. las emisiones. Pero pronto aparecieron
La comercialización de la seda china los rasgos iranios, como la imagen de
permitiría un fasto y un lujo en los ves- frente o el perfil afilado, además de pre-
tidos que por fuerza debían acompa- sentar a los monarcas ya con la corona
ñarse de otros elementos notables. No y el peinado de los arsácidas. El estilo
obstante, conocemos también mal esquemático y cortante de sus últimas
este capítulo de su arte, pese a que un monedas influiría sobre las primeras
106 texto bien conocido de Filóstrato pare- acuñaciones sasánidas.
La princesa Doshtari deHatra (siglos 1-11
d. C.). Museo de Iraq, Bagdad
107
·El Irán aasánida
109
NEGRO
JANATO DE
TURCOS OCCIOE
Bujara ~. ~ ---
( Sam~e~ -
Merv ~ •aali
MAR • Abarshahr
·~
Bamian
MEOITERRANEO
DESIERTO
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Qadisiyya ~
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Sardashir
KIRMAN
Campañas de Cosroes 1
~\\\\\\1
Territorios disputados entre Persia y Bizancio
durante el reinado de Cosroes 11
110 111
de Anahita llamado Sasan fundó una di- además sf e valeroso guerrero y buen es-
nastía local que, como tantas otras del tratega, Sapür 1 protegió las artes y la li-
imperio arsácida, pronto chocaría con- teratura. Y a su sombra también se aco-
tra su señor. Pero bastó que llegara al gería el célebre Mani, con su planeada
poder un príncipe más osado que los religión universal. . ,
otros para que los sueños fueran reali- A la muerte de Sapür, sus sucesores
dad. En el 216 d. C., Ardasir se corona- se vieron presionados por un doble
ba rey y, en breve, se hizo dueño de la frente: la revitalización del Imperio Kus-
Elymaida. Esto era más de lo que Arta- hano y la organización militar romana
bano podía permitir. Y una guerra que en Oriente que, con el apoyo de Arme-
en principio parecía asemejarse a una nia, se volvía de nuevo amenazante.
más de las muchas habidas entre el mo- Ctesifonte cayó el 283 en manos de
narca parto y sus vasallos, se convirtió Caro, cuya muerte repentina vendría a
en el comienzo de una era. Porque en ayudar a los persas. No obstante, el Im-
el año 224, en la batalla de Hormizda- perio Sasánida no saldría de su crisis
gan, Artabano moría y su ejército se de- hasta lé! llegada al poder de un nuevo
sintegraba. Ardasir entró en Ctesifonte héroe, S~nür Il.
para asumir el poder sobre el Irán. Y en El largo reinado de este rey (309-379)
honor del nuevo Rey de Reyes y como llevaría al Irán sasánida al cenit de su
era costumbre, un fuego puro se encen- grandeza. Sus ejércitos entraron en Ara-
dió en un templo lejano. bia, aunque ignoramos hasta dónde lle:..
El primer sasánida (224-240) comen- garon. Por el este derrotaron a la inva-
zó a organizar un imperio distinto, cen- sión huna. En el oeste y contra Roma,
tralista, que se decía el verdadero con- avanzaron con mayor esfuerzo en una
tinuador de los aqueménidas. Las gran- guerra que magistralmente nos recuer-
d es familias partas -salvo algunos da Amiano Marcelino. Tras largo asedio,
miembros de la famosa de Karen-, le la conquista de Amida estaba lejos de
reconocieron. Y él se impuso con las ar- satisfacer sus pretensiones, pero era
mas a sus enemigos: el rey arsácida de una victoria indudable. Por eso, en el
Armenia, los romanos y los kushanos. Y 363, Juliano quiso tomarse la revancha
Ardasir se pudo decir rey desde el Eu- y alcanzó Ctesifonte. Mas su muerte sor-
frates al Sistán y el Asia Central. No obs- presiva hundiría la moral de la fuerza ro-
tante, la total seguridad estaba lejos mana que evacuQ. el país.
aún. Sería la obra de su sucesor. En el interior, 5apü.r fue un monarca
Slpür 1 (240-270), hijo de Ardasir, con devoto del zoroastrismo, que se con-
el ejército estable organizado por su pa- virtió en religión del Estado, aunque co-
dre y con una administración distinta se mo dice K. Schippmann, la persecución
dejó llevar por stis deseos de gloria. Y la a los cristianos lo fue más por causas
ganó. Primero en el este remoto, donde políticas que religiosas. Sometió a pro-
derrotó al imperio de los kushanos, lle- fundas reformas a todo el país y, a la
vando a sus tropas hasta Samarcanda, vista del buen funcionamiento que con-
Taschkent y el valle del Indo cuyos terri- tra él mismo había demostrado el limes
torios quedarían en su mayor parte bajo romano de Siria, construyó él otro con-
su mano. En el oeste la fama le seguiría tra los árabes. No es extraño que su re-
aún más. Tras algunos reveses, Filipo el cuerdo quedara siempre presente entre
Arabe se vio cercado y obligado a capi- las gentes ge su pueblo.
tular el año 244 d. C., teniendo que com- - Cuando 5apü.r murió, la casa de Sa-
prar a peso de oro su libertad y la de su sán empezó a sufrir el acoso combina-
ejército. Luego, quince años después, do de una nobleza ascendente y un cle-
tras avanzar por toda Siria victorioso de- ro zoroástrico de preocupantes inten-
rrotó en Edesa al emperador Valeriana; y ciones. Y los monarcas no supieron es-
sus legiones marcharon al cautiverio. A tar a la altura de las circunstancias. En
la vuelta de nuevas campañas el príncipe el este, los hunos heftalitas, que habían
de Palmyra derrotó a un grupo de su sido capaces de formar un reino sobre
ejército. Sin trascendencia real, la acción territorios antaño kushanos, amenaza-
decidió el bando del palmyrano. ban las tierras iranias. Pero en vez de
112 Su fama quedó intachable porque, 'un lu~hador vendría un hombre alegre,
Bahram V (420-438). Como dice R. que terminaría aplastando. Y sus fronte-
Ghirshman, ningún rey sasánida gozó ras volvieron a extenderse hasta el Indo.
jamás de una popularidad semejante. Como escribe K. Schippmann, Khus-
Recuerda R. N. Frye que las fuentes ára- rau 1 fue uno de los más grandes mo-
bes le dieron el sobrenombre de Gór, · narcas de la historia sasánida sin du-
esto es, el asno salvaje, debido a svu ha- da, pero también de toda la historia
bilidad en la caza de onagros. Si Sapür antigua de Oriente. Khusrau fue tole-
fue personaje de leyendas heroicas, rante, a diferencia de Justiniano. No
Bahram lo sería de cuentos maravillo- pocos de los . filósofos activos de la
sos y de historias que exaltan la bebida, Academia de Atenas, clausurada por el
la caza y las mujeres. Amaba el polo, la emperador bizantino, serían acogidos
música y el buen vivir. Y fue amigo de por el Rey de Reyes. Incluso abrió una
delegar asuntos en manos de la noble- primitiva universidad en Gundesapur.
za. Pero hijo de guerreros al fin, no dejó Los persas le llamaron el justo, y su fi-
de combatir contra Teodosio 11 en el gura pasaría también a las leyendas
oeste y sobre todo contra sus enemigos del pueblo.
del este iranio y del Asia Central. En el Luchas intestinas que pusieron en pe-
Cáucaso, por el que tiempo atrás roma- ligro el trono sasánida consumirían los
nos y sasánidas habían disputado, con- últimos años del imperio. Khusrau 11, en
siguió un acuerdo para defender con- su segundo reinado (591-628), atacó al
juntamente los pasos contra las invasio- imperio bizantino como un huracán.
nes de la estepa. Sus éxitos iniciales parecían de leyenda,
A la alegría de su reino continuó la pues al tiempo que alcanzaba los mu-
tristeza de un largo período de enfren- ros de Constantinopla los hunos heftali-
tamientos religiosos, agravados por la tas volvían a ser derrotados. Sin embar-
presión de los heftalitas y otros pueblos. go, la inesperada reacción de Heraclio
Y entonces, durante el reinado de hundió todas sus victorias. Enfermo, ro-
Kavad 1(488-496 / 498-531), al que la no- deado de rebeldes y cubierto de derro-
bleza aisló, tendría lugar el fenómeno tas, moriría asesinado por uno de sus hi-
del mazdequismo, una verdadera revo- jos.
lución social y religiosa a un tiempo que Los últimos reyes apenas si merecen
contó en principio con el apoyo real. nombrarse. El postrero, Yazdgird III
Porque el Irán sasánida sufría una fuer- (632-651) jamás pudo pensar que al en-
te crisis estructural. Había que hacer viar a su hombre de confianza y jefe del
algo. Y se hizo. principal ejército, Rustam, a combatir
La bandera de la reforma la levantó ciertas bandas de árabes en los alrede-
Khusrau I (531-579), a quien también dores de Hira, estaba poniendo fin a la
le tocó dirigir la época de maduración historia y a la cultura del Irán sasánida.
cultural de su pueblo, cuando todas las
artes alcanzaron la perfección. Como
Irán precisaba la paz, el Rey de Reyes Algunas ideas sobre el arte
la firmó con Bizancio y se entregó a sasánida
restañar las heridas de un largo y obs-
curo periodo. Reorganizó la tierra, su
distribución, su trabajo y el sistema im- Dice A. Godard que el arte sasánida
positivo que se haría más justo y que, es a la vez tradicional y progresista, una
como escribe R. N. Frye, serviría de frase que, acaso sin excesiva claridad,
modelo luego al califato. Reformó al viene a expresar de modo resumido lo
ejército y su división, el sistema de re- que en él subyace. Los sasánidas no
clutamiento y la defensa de fronteras, crearon una estética de ruptura, ni tam-
construyendo grandes complejos poco recogieron viejas tradiciones
como, tal vez, el muro de Gurgan. Y orientales remodeladas por el arte hele-
sólo cuando se sintió fuerte, el país de nístico. Porque los sasánidas estaban ya
nuevo rico y los campos trabajados, integrados en el auténtico tronco iranio,
atacó los territorios bizantinos victorio- bebían en tradiciones vivas -puesto
samente. El mismo resultado consi- que ellos mismos en su región eran par-
guió contra los hunos heftalitas, a los te de esa vida-, y no podían por tanto 113
romper con un pasado que era a la vez Es un error de partida afirmar pues,
presente. Pero crearon un mundo nue- como suele hacerse, que el arte del im-
vo, lleno de posibilidades que, tiempo . perlo sasánida fuera una reacción con-
después, aprovecharía el Islam. tra el helenismo de los arsácidas. Afir-
Se ha dicho, con razón, que el arte sa- marlo demuestra que no se han enten-
sánida es la última fase del arte oriental dido ni las raíces ni las formas de uno
antiguo. Y así hemos de verlo. Ni ideo- y otro. Una cosa distinta es que los re-
lógica, ni culturalmente, la dominación yes sasánidas se consideraran a sí mis-
alejandrina y seléucida supusieron el fin mos los verdaderos continuadores de
de la historia antigua oriental. La masa los principios aqueménidas, nacidos en
de la población irania y mesopotámica su misma región. Y que en su pretendi-
permaneció sin cambios sustanciales. Y da restauración del antiguo imperio de-
el arte popular y las costumbres rurales searan imponer una filosofía artística
también. Si todavía nos sorprende ver que ellos consideraban puramente na-
que los materiales y métodos de cons- cional.
trucción rural, los útiles campesinos o Señala V. G. Lukonin que el aspecto
las instalaciones de tecnología popular monumental, la rigidez de los persona-
como hornos de pan, alfares y cocinas jes, la falta de naturalidad en los movi-
sean hoy las mismas que las halladas en mientos y la ausencia de individualidad
excavaciones regulares, lcómo se pue- en el tratamiento de las figuras existían
de afirmar que desde la caída del impe- ya en el arte de los partos. Pero también
rio aqueménida hasta la restauración en las artes provinciales aunque, como
sasánida se produjo un corte radical? A en los relieves de la Elymaida citados,
decir verdad y como escribe R. Ghirsh- el camino hacia una mayor libertad re-
man, el arte sasánida es una síntesis de sultara manifiesto. Y los sasánidas entra-
los más de 4.000 años del arte iranio. ron por esa línea, pero además preten-
Más aún si como arte cortesano, ligado dieron que fuera vehículo de una ideo-
por tanto a la arquitectura palatina o a logía política y religiosa distinta a la de
los monumentos muebles e inmuebles los partos.
que expresan ese arte, expande una El mundo político y cultural de los ar-
idea o un programa. Pero, como es ló- sácidas era el de un imperio descen-
gico, tanto por sus creencias como por tralizado, benevolente hacia la diversi-
su forma peculiar de ver las cosas y, en dad de los cultos religiosos y en el que
fin, porque también eran hijos de una el Gran Rey tenía que enfrentarse una
evolución, su estética presenta un as- y otra vez con los reyes vasallos o los
pecto peculiar y distintivo. grandes señores. El mundo sasánida
La génesis del arte sasánida se opera sería distinto. Como ya hizo ver A.
en la región madre, en la Parsua, a la Christensen, buscaba un fuerte estado
sombra del arte parto o, quizás mejor y centralizado -con independencia de
como dice V. G. Lukonin, a la de una es- que sus resultados, según indica la re-
cuela entonces en vigor en el imperio forma de Khusrau 1, fueran más o me-
parto. Y pienso que si los datos crono- nos contestados por ciertos secto-
lógicos de los relieves de la Elymaida ar- res-, y pretendía -como las numero-
sácida son correctos, probablemente sas persecuciones confirman - una re-
fuera el arte de esa provincia el que más ligión uniforme. Si la expresión artísti-
iofluyera en los sasánidas. No obstante, ca mayoritaria estaba en manos del
cuando Ardasir construyó su palacio de cuerpo palatino, promotor casi exclu-
Firüzabad lo hizo en las mejores tradi- sivo, el arte debería ser vehículo, en
ciones del arte parto. cierto modo, de esas pretensiones. Y
Y ello porque como señala R. Ghirsh- evidentemente lo fue. Las primeras
man y hemos podido ver, el arte arsáci- realizaciones del arte sasánida -de-
da era esencialmente iranio. Por esa ra- jando aparte la arquitectura más tem-
zón, los primeros pasos sasánidas se prana-, materializadas en los relieves
nos antojan dentro del último estilo de de Ardasir en Firüzabad por ejemplo, y
los partos, porque éstos tampoco rom- en algunas obras de orfebrería y glípti-
pieron con un pasado al que siempre se ca suelen responder a un carácter sim-
114 sintieron ligados. bólico y narrativo, como escribe V. G.
Detalle de las ruinas del palacio de
, Ctesifonte
115
Lukonin, que ponía el acento en una sanal del Irán sasánida con estas pala-
cuidadosa elección de los lugares bras: El país produce oro, plata, cobre,
donde se realizaban -Naq s-i Rus- cristal de roca, perlas raras y diferentes
tam-, y en la enfatización de la esen- sustancias preciosas. Sus artesanos sa-
cia divina del poder real. Pero al de- ben tejer el brocado fino de seda, teji-
ch: de Lo u is Van den, Berghe, .como Jos. df!S de lana, tapices ... Aunque gracias a
relieves estaban ejecutados en luga- los estudios de P. Daffina poseemos hoy
res aislados o en puntos muy altos de una buena selección de textos referidos
las montañas, cabría preguntarse a al An-hsi, como seguirían llamando las
qué espectadores estaban destina- fuentes chinas al Irán durante el perío-
dos,. por lo que viene a concluir que do sasánida, el fragmento seleccionado
debieron tener un carácter más sim- por A. Christensen sigue conservando
bólico y mágico que histórico o polí- · un valor especial para lo que pretendo
tico. Además, con las reformas de ahora evocar: la vida laboriosa y febril
Kartir en principio, a las que segui- del artista y los artesanos durante los si-
rían tiempo después las de Aturpat glos del último imperio del Irán.
la iconografía de ese arte cortesan~ El ambiente del artista y el artesano
parece haberse hecho vehículo de un sasánida es, en lo fundamental, el de las
mensaje religioso integrador y único: ciudades, los palacios y los templos. Es
el zoroástrico. decir, el mundo del comercio, de las ra-
El arte sasánida resume una larga laciones abiertas y de las comunicacio-
tradición. Su raíz primera está en el de nes. Aunque se ha dicho con frecuen-
los partos, plásticamente iranios des- . cia que los sasánidas no se distinguie-
de luego. Pero ante sus ojos tenían ron por su participación en los inter-
también las mejores ·realizaciones del cambios internacionales, la verdad es
arte aqueménida y conocían la inter- que siempre manifestaron interés por
pretación elymaidica de la estética ar- ellos. Cuando la ruta de la seda queda-
sácida. ~or eso, aunque las insignias; ba bloqueada a causa de los conflictos,
los v~stidos y los temas primeros, co- invasiones y guerras del Asia Central, los
mo dice V. G. Lukonin, fueran semejan- reyes sasánidas buscaban una .ruta al-
tes a los de los partos, su modo de ex- ternativa para mantener su comercio. Y
presarlo tenía que . ser distinto: más hacían lo posible tanto para acaparar la
realista sin abandonar un ·cierto idea- reexpedición de la seda hacia Occiden-
lismo, más preciosista y mucho más te, como para mantener el nivel más
ornamental. La madurez inicial del ar- alto para sus propios product9s. Así,
te sasánida no es ni un milagro, ni una cuenta L. Boulnois que cuando Sapür 11
creación exterior. Como escribe K. ocupó Amida en el 360, deportó a Susa
Schippmann, con sus cuatrocientos a todos los artesanos de la seda, tejedo-
años de historia es uno de los momen- res y tintoreros que pudo encontrar. Por
tos más sólidos del arte oriental anti- eso, una ciudad sasánida era un mun-
guo, si no el de su apogeo, y por su so- do en plena actividad; y sus barrios de
. lidez y pujanza sobreviviría en el arte artesanos un foco multinacional. Pero el
islámico y en el de la Edad Media arte que produjeran unos y otros había
europea. de adecuarse a los principios de la es-
tética oficial.
Los artistas iranios trabajaban pues
en una atmósfera abierta al exterior por
El mundo de los artistas las grandes rutas de comunicación e in-
tercambios. Por ellas les llegaban ma-
Al iniciar el estudio de la industria el teriales y productos que reelaboraban,
comercio y las comunicaciones dur~n pero también ideas. La incorporación
te esta época, el maestro de la historio- de prisioneros romanos a las ciudades
grafía sasánida Arthur Christensen evo- de nueva fundación, como Gun-
caba un fragmento del peregrino budis- desapür, o a las grandes obras públicas
ta Huan-tsang (602-664), que en su libro seguía una polítiea practicada ya por
sobre las Regiones del Mundo del Oes- los aqueménidas y arsácidas con la in-
116 te se refería a la vida comercial y arte- tención de mejorar los conocimientos
Planta del sector de iwan en el palacio de
Clesifonte (según J. Kroger)
_J
117
técnicos; pero influyó muy poco en el con el concurso del clero zoroástrico,
arte sasánida. El famoso camafeo de quiso uniformar a sus súbditos. Según
Sapür I, aunque de técnica greco-roma- la tradición, Ardasir I ordenó recoger
na, es obra que icónicamente respon- los testos del Avesta arsácida y hacer
de al gusto sasánida. Los mosaicos de una nueva redacción que sería reputa-
Bisapür parecerían romanos en princi- da canónica. Y desde el primer mo-
pio, pero una observación más atenta mento, el arte fue vehículo de su inten-
evidencia lo que nunca habría hecho ción. Al comienzo, los artistas no supie-
un romano. Las grandes ferias celebra- ron muy bien quizás cómo conjugar
das anualmente, como la de Batna en arte y mensaje político y religioso. Pero
septiembre, unían en un solo punto las pronto, cuando el zoroastrismo adoptó
artes y las riquezas de la India, China y fórmulas extranjeras para representar
Persia. Y por ellas, las obras de los iconográficamente a sus propias divini-
maestros iranios saldrían al exterior. En dades, el artista debió sentirse como
estas ferias, clientes y artesanos tenían pez en el agua. En los primeros relie-
a su disposición piedras preciosas na- ves, Ahura Mazda se antropomorfiza
turales y artificiales de Siria, tejidos fi- con el aspecto de un monarca. Y Ana-
nos de Egipto y Siria, perlas y corales hita, como escribe V. G. Lukonin, se di-
del mar Rojo, orfebrería y joyas del Irán, ferencia muy poco de las representa-
tapices babilonios, sedas bordadas, ciones oficiales de la Reina de Reinas.
marfiles, armas decoradas. ' Todo un Es decir, que para empezar, los proto-
mundo que hoy se nos escapa, pero tipos divinos son proporcionados por la
todo un mundo que multiplicaba las imagen del rey. Pero tras la reforma de
fuentes de información del artista sasá- Kartir, jefe religioso del país y guardián
nida. Sin embargo, esta vitalidad no se de la ortodoxia zoroástrica, los artistas
tradujo en una desnacionalización del inician plásticamente la expresión sim-
arte de la época, sino en una mejora de bólica de la divinidad. Veretragna, Va-
sus calidades que, a partir de entonces, ragn, Mithra entre otros posibles, se
irían imponiéndose poco a poco en las metomorfosean en animales ligados a
preferencias de los clientes de todos su leyenda como el jabalí, el águila o el
los zocos del Oriente. caballo. Y el pájaro-dragón Sinmurg,
Los proyectos urbanísticos y arquitec- ave sagrada con garras y cabeza de
tónicos de los monarcas sasánidas de- perro de los textos zoroástricos, se in-
mandaron la presencia de artistas de troduce normalmente en un mundo en
todo tipo: arquitectos, estucadores, pin- el que para nosotros pasa casi inadver-
tores, mosaístas, orfebres, tejedores, es- tido. Pero no para los antiguos. Cual-
cultores y muchas profesiones más. To- quier artista, formado en unas fuertes
dos ellos daban en sus obras expresión creencias zoroástricas, veía en las ico-
de su mundo interior y del mensaje ofi- nografías que salían de sus manos algo
cial. Porque salvo en casos muy singu- más que la gentil doncella o los anima-
lares -como el del arte maniqueo de les salvajes por nosotros vistos. Veía su
pinturas murales y miniaturas pintadas, mundo de valores, su fe y la raíz que le
al que se refiere A. Christensen-, el ar- unía a la esencia de la tierra y de los si-
tista sasánida de corte, a pesar de tra- glos pasados del Irán.
bajar por encargo y programa ajustado
-probablemente-, podía dar salida
mediante símbolos a ideas que le eran Las grandes realiza.dones
familiares. Fruto claro de la fuerte ex- de la arquitectura sasánida
tensión e implantación, incluso a la
fuerza, de una religión nacional. ._
· Dice V. G. LukÓnin que cuando los sol- La arquitectura desarrollada por los
dados sasánidas entraron por vez pri- maestros sasánidas es, en palabras de
mera en Hatra, Dura Europos y otras A. Godard, pura y libre de compromisos
ciudades mesopotámicas del imperio
arsácida, quedaron asombrados por
la multitud de dioses y símbolos allí res- Detalle de la fachada del palacio de
118 petados. El nuevo poder de Ctesifonte, Ctesifonte
119 -
con el helenismo. Siguiendo conoci- sólo tenían bóvedas de medio cañón,
mientos y prácticas vigentes en la cúpulas y tro.mpas para conseguir el
era parta, los .sasánidas introdujeron paso desde los muros rectos a la base
como rasgo original de su arquitec- circular de las cúpulas. Pero lo cierto
tura -al decir de D. Huff- las bóve- es que, como demuestra convincente-
das monumentales y las cúpulas de mente el arquitecto francés, los maes-
piedra o ladrillo, . consiguiendo tros sasánidas conocieron otras dos, la
además tamaños y resultados sin de arista corrida y la esquifada. Y ade-
parangón. _ más, la solución dada al paso del muro
A la tradición aqueménida corres- recto a la cúpula sería puramente arte-
ponderían las plataformas artificiales sanal, porque el muro entre trompas se
como base de construcción. En el gi- consiguió mediante un sencillo mol-
gantesco y tardío lmart-i Khusrau, has- deo manual y no por la inscripción en
ta el sistema de escalinatas de acceso un octógono. Es decir, la solución de
recuerda a Persépolis. Y en el tempra- paso se hizo creando una superficie
no palacio de Firüzadab, los nichos de vaída de adaptación combinada con
estuco aparecen bajo el mismo caveto las trompas. Tales cubiertas necesita-
egipcio empleado por los arquitectos ban armaduras removibles en el mo-
aqueménidas. En la línea de la tradi- mento de la edificación. Pero como la
ción arsácida, los sasánidas tomaron el carestía de la madera era notoria, los
módulo del iwan desarrollándolo, com- albañiles del período idearon, según A.
plicándolo y mej9rándolo hasta la per- Godard, unos ingeniosos artificios de
fección. Y las fachadas con series hori- yeso y cañas, que les permitieron cons-
zontales de columnas adosadas y ni- truir sin armazones de madera, prácti-
chos, empleadas en el palacio parto de camente en el vacío, con total seguri-
ASsut, serían también aplicadas por los dad y buenos resultados.
arquitectos de Ctesifonte. En cuanto a La incorporación de maestros occi-
las técnicas y los materiales, los maes- dentales, ya fuesen romanos prisioneros
tros sasánidas usaron sobre todo el o artesanos libres que acudieran a tra-
muro de conglomerado y mampostería bajar en los proyectos del Gran Rey, no
con mortero de yeso. Era éste un siste- parece haber dejado una huella profun-
ma económico y sólido, practicado ya da en la técnicas de construcción que,
por los partos y más fácil de disponer por lo general, serían puramente ira-
en regiones montañosas que el adobe nias, y sí en la ornamentación aunque,
y el ladrillo . .Estos últimos también se normalmente, en versiones adaptadas
emplearon con profusión. El primero, del mundo sasánida. La aportación de
por ejemplo, en las fortificaciones. So- las técnicas romanas se centró sobre
bre el palacio de verano de Babilonia, todo en las obras públicas. Los roma-
R. Koldewey descubrió unas murallas nos, que podrían haber sugerido cubier-
de adobe con torreones circulares liga- tas adinteladas -que habrían enlazado,
das con seguridad al mundo sasánida. por otra parte, con lo aqueménida-, no
En ladrillo, la construcción más célebre lo hicieron, sino que colaboraron en los
sería el iwan de Ctesifonte, con su gi- · _QrobJerp~s _de l~_ cúpl,lla. _
gantesca bóveda y su interesante facha- 1
Un paseo por los edificios más signi-
da. La sencillez de estos materiales ficativos de la arquitectura sasánida tie-
-mampostería, adobe, ladrillo- solía ne que comenzar necesariamente por
quedar disimulada con estucados y re- los que Ardasir levantó en Firuzabad,
vocos de yeso'. La piedra de sillería, en ' su capital. Sobre una altura, la fortaleza
fin, aparejada con regularidad y bien ta- de Qalah-i Dukhtar, levantada sobre
llada, se utilizó sobre todo al comien- tres terrazas ascendentes, en la más al-
zo. En Bisapür se construyó un palacio ta de las cuales se alza el palacio del
de este modo. Y muchos otros edificios monarca con iwan y cúpula. En la lla-
dispersos por la geografía iran'ia utiliza- nura, el. palacio de Ateshkadeh, mejor
rían el mismo sistema. conservado, con muros de mamposte-
En cuanto a la solución dada a las ría y yeso recubiertos con capas de es-
cubiertas, recuerda A. Godard que con tucos lisos o moldeados, una técnica
120 frecuencia se dice que los sasánidas sasánida típica. A pesar de sus genero-
Reconstrucción del palacio
de Sarwistán, según Gullini.
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130 1
Obras clave.del
Arte de Irán · ·.
y las estepas
·' '
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¡·
. '
..
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¡ ...
l. Vaso lugar crearían una hermosa cerámica pinta-
da en tonos oscuros sobre fondos claros y
Cerámica pintada, 25,2 cm de altura. Susa /, formas abiertas. Esta representación es rara.
Nécrópolis hacia el año 4000 a. C. Museo del Por lo general preferían fantasear con el
louvre. París. tema de los cuernos de un íbice, de tanto
arraigo en el país.
Las primeras obras de arte iranio incorpo-
ran ya una de sus características fundamen-
tales: el decorativismo. Los maestros cera-
mistas susianos gustaron de ornamentar sus
producciones con animales, vegetales, ele-
mentos geométricos y, raramente, huma-
nos. Pero todo en un mundo estilizado. In-
cluso las formas, de cuyo repertorio esta es-
pecie de vaso resulta la más elegante. Las
calidades de las pastas y decoración hablan
del alto nivel alcanzado.
3. Leona(?)
Estatuilla en magnesita (?). 8,4 cm de altu-
ra. Irán {probablemente, Ansiín). Hacia el
año 3000 a. C. Museo de Brooklyn, Nueva
York.
2. Cuenco
Cerámica pintada. 28, 7 cm de diámetro.
Tell-i Bakun, Fines V-comienzos IV milenio.
Museo Británico, Londres.
9. Jarro de pico
Cerámica pintada. 19,4 cm de, altura. Tépé
Sialk, Necrópolis B. Hacia 1000-800 a. C. Mu-
seo Británico, Londres. ·
134
gen de un pájaro. Los temas decorativos confunde con la de los animales fantásticos
mezclan elementos geométricos y animales que le rodean con apariencia de gallos y dra-
como cabras monteses -en la imagen-, gones. El destino de estos remates todavía
caballos, toros o pájaros, en colores rojos, no está claro, aunque todos se hayan encon-
negros o marrón oscuro sobre una superfi- trado entre el ajuar de las tumbas de gentes
cie clara, a veces brillante. Integrados al guerreras.
ajuar de las tumbas, estos recipientes de-
bían tener una función ritual.
10. Tazón
Oro. 8,5 cm de altura; 6,3 cm de diámetro.
Región del río Safid. Hacia 1200-1000 a. C.
Metropolitan Museum, Nueva York.
11. Remate
Bronce. 36 cm de altura. Luristán. Hacia
1000-600 a. C. Museos Reales de Arte e His-
toria, Bruselas.
12. Freno
Los trabajos luristanos de bronce fueron
técnicamente realizados a la cera perdida. Bronce. 21 cm de altura; 16 cm de ancho. Lu-
Esto explicaría la calidad de los detalles y el ristán. Hacia 1000-600 a. C. Colección par-
complicado diseño dado a algunas de sus ticular, Teherán.
piezas, como esta especie de remate de una
pértiga, que representa acaso un dios poli- Las gentes del Luristán eran criadores de
céfalo, según R. Ghirshman, cuya figura se caballos y, con toda seguridad, excelentes ji- 135
netes. Los frenos típicos de las monturas pa- Una gran cantidad de los bronces lurista-
recen haber sido de bocado rígido, como nos son armas, en especial puñales, espa-
éste, aunque también los utilizaran articula- das, mazas y hachas. Estas últimas suelen
dos, de procedencia esteparia. Los artistas presentar decoración, tanto en la hoja como
dedicaron mucha fantasía a la decoración en el talón. Los caracteres generales se re-
de las camas, donde mezclaban el realismo piten; una curiosa mezcla de realismo y es-
-un cervatillo mamando___..:. con la fantasía; til'ización en los animales -como la cabeza
una cierva con alas y cornamenta. del buitre, que unida a los picos del talón, le
hace asemejarse a una serpiente- y la pre-
sencia de temas fantásticos o divinos, como
el personaje barbudo que abraza a un pez.
14. Templo
Zócalo de andesita. 5,10 x 5,10 x 1,15 m
de altura. Arte de Urartu, Altintepe, siglo VIII
a. C. Altintepe, junto a Erzincan, Turquía.
15. Muralla
Piedra. 2,5 cm de altura. Arte de Urartu. Ere-
buni, época de Argisti 1 (786-764 a. C.). Arin-
Berd (Erebuni), cerca de Erevan, Armenia
(URSS).
18. Cinturón
Bronce. 1O cm de altura y 35 cm de largo.
Arte de Urartu. Fragmento de cinturón. To-
prak-Ka/e. Siglos Vlll-VII a. C. Vorderasiatis-
ches Museum, Berlín, Atemania.
137
Dice M. N. Van Loon que el arte popular Uno de los hallazgos más curiosos de Tei-
urartio se manifiesta con singular frescura en sebani fue este casco de bronce, con una
los cinturones de bronce, tan numerosos y inscripción dedicatoria del rey ArgisJi J. Aun-
variados en su decoración que denotan la que la forma general sea asiria y similar a
amplia difusión de su uso. La decoración de los cascos que los asirios llevan en sus co-
esta pieza es de las más sencillas en apa- nocidos relieves palatinos, la decoración de
riencia, aunque también se cuenta entre las éste mezcla elementos asirios -las cenefas
de realización más perfecta y mejor conser- de genios y orantes- con otros más propia-
vada. Sólo el cierre incorpora un elemento mente urartios, como los dos semicírculos
na,ltlralista, un ave de insegura filiadón. de serpientes (?).
19. Pintura
Pintura mural. Arte de Urartu. Erebuni. Epo-
ca de Argisti I (786-764 a. C.). Museo Históri-
co de Armenia, Erevan (URSS).
21. Caldero
20. Casco
Bronce. 30 cm de altura. Teisebiini (Karmir
Blur, junto a Erevan). Años 780-735 a. C. Mli-
138 seo Histórico de Armenia, Erevan (URSS).
Bronce. Caldero: 45 cm de altura; Trípode: El gran pectoral de Ziwiye es una de las
67 cm. Altintepe, Necrópolis. Hacia 730 a. C. mejores piezas del tesoro. Según R. Ghirsh-
Museo de las Civilizaciones Anatólicas, An- man, la obra debió ser trabajada por un or-
kara. febre local, que mezcló temqs de proceden-
cia asiria, mesopotámica y urartia. No obs-
I;:l relato de la Campaña de Sargón 11 en tante, la decoración no tiene una ordena-
Urartu destaca el valor tributado a los reci- ción caprichosa, sino organizada en tomo a
pientes de bronce del templo de Haldi, uti- unos árboles estilizados, bien conocidos en
lizados ·probablemente en los ritos. Este relieves asirios. El pectoral era un adorno o
ejemplar, hallado en la tumba de un alto símbolo utilizado en Urartu, cuyo valor o sig-
personaje urartio y decorado con cuatro pró- nificado ignoramos, aunque suponemos li-
tomos de toro, se colocaba sobre un trípo- gado a la realeza.
de de gran solidez. Los urartios parecen ha-
ber sido maestros en la fundición de gran-
des recipientes de bronce.
22. Tazón
Oro con relieve. 20,3 cm de altura y 20,3 cm
de diámetro. Arte de Mannai. Hasanlu IV
(hacia 800 a. C.). Hacia 1200-1000-a. C. Mu-
seo Arqueológico, Teherán.
_ _ _ _\]VV
23. Pectoral (
Oro.a36 cm de anchura. Arte de Mannai (?).
Ziwlye, Comienzos del siglo VII a. C. Museo
Arqueológico, Teherán. 139
Procede de un hallazgo ocasional habido 26. Tumba de Ciro
en una colina cercana a Ziwiye. Estos vasos,
de larga tradición irania, sirvieron para v Piedra caliza blanca. Altura total, 1O,70 m;
ofrendar bebidas y no, probablemente, /'\ altura basamento, 5, 15 m. Epoca aqueméni-
como objetos de uso cotidiano, aunque tam- da, siglo VI a. C. Pasargada, Irán.
poco sería imposible. El recipiente presenta
forma de cabeza de gacela, un tema no muy La última morada de Ciro presenta, en su
común en este tipo de vasos, con un exce- grandiosidad, la misma sencillez que acom-
lente tratamiento del morro y los labios. La pañó al fundador del imperio. Originalmen-
decoración se completaba con pintura, en te estaba rodeada de un jardín y un muro de
parte perdida. adobe. Sobre un estereobato de seis escalo-
nes, cada vez menores, se levantó la cáma-
ra cubierta con un tejado de enormes losas
a dos aguas. La entrada se cerraba con dos
puertas, interior y exterior. El trabajo de can-
25. Templo del fuego tería, de gran perfección, recoge experien-
cias jonias, pero también urartias.
Adobe. 6 m de altura conservados. Cella del
templo central. Epoca meda, siglos v111-v11
a. C. Nush-i Yan, cerca de Hamadán, Irán.
140
Aunque el proyecto general es obra de Da- Se trataba en realidad de una sala con techo
río, Jerjes y Artajerjes también lo enriquecie- apoyado en cuatro columnas y que hacía las
ron con sus propias construcciones. El acce- veces de distribuidor, encaminando a los vi-
so se hacía por la escalinata de la izquierda. sitantes o bien hacia la Apadana, o bien ha-
Allí, una vez en la plataforma, se entraba por cia la Sala de las Cien Columnas. Los toros
los propíleos de Jerjes. Desde el aire, toda- guardianes y los toros androcéfalos en las
vía son visibles la gran Apadana, la Sala de entradas palatinas son un recuerdo de arte
las Cien Columnas, el Tripilón y el Palacio asirio que, por lo general, domina aún el
de Darío. Es un edificio sin precedentes, aliento de estas obras en las que, sin embar-
aunque los maestros aqueménidas recogían go, se ha perdido la quinta pata asiria.
aquí muchas tradiciones y la aportación de
los artistas de todo el imperio.
30. Escalinata X
Piedra decorada con relieves. 27 m de tren-
143
36. Darío y Jerjes Et escultor consiguió aquí, particularmen-
te en la escena superior, uno de los más in-
Relieve en piedra. 4 m de altura. Puerta del teresantes relieves. Darío recibe en audien-
Tripilón. Epoca aqueménida, siglos VI-V a. C. cia a un funcionario o noble medo. Detrás
Palacio de Persépolis, Irán. del rey - representado a mayor tamaño que
el resto de las figuras- el portador de las ar-
Bajo el símbolo de Ahura-Mazda, el escul- mas y un servidor. En los extremos, guardias
. tor representa el Gran Rey Darío 1 sentado reales. La escena es prácticamente igual a
con los pies apoyados en un escabel. Detrás, la de la audiencia de Darío y Jerjes en el Mu-
Jerjes como príncipe heredero. Ambos es- seo de Teherán, que, según F. J. Tristch, es
.tán sostenidos por los mismos 28 países so- comparable a una de las caras de la tumba
metidos que aparecen en la fa chada de la de las arpías en Xantos.
tumba de Darío, en Naqs-i Rustam. El relie-
ve denota ese esfuerzo por crear volúmenes,
propio del arte aqueménida.
145
41. Perro de toros muy adornados, se completaban
Piedra negra. 99 cm de altura. Hallado ·en
con volutas dobles de indudable aliento jó-
nico. Aunque los toros respiraban aún el es-
Persépo/is. Epoca aqueménida, siglos VI-V tilo asirio-babilonio, en su conjunto el resul-
a. C. .Museo Arqueológico, Teherán. tado es única y exclusivamente persa.
La escultura de bulto redondo es una ra-
reza en el arte aqueménida. Pero más toda-
vía si el tema es animalístico. El escultor ha
tallado quizá uno de esos grandes y fuertes
perros indios, utilizados por Jerjes en la
guerra, según Heródoto (VII, 187), y por otros
pueblos iranios del Caspio. La fuerza de las
patas y las garras recuerda a los leones ca-
zadores de los relieves de la Apadana, o a
los grifos de los capiteles.
43. Capitel
Piedra caliza. 3,30 m de largo. Sala de las
42. Capitel
Piedra. 2,32 m de altura; 3, 74 m largo. Pro-
cede de la Apadana de Susa. Epoca aque-
ménida, siglos VI-V a. C. Museo del Louvre,
París.
Los capiteles persas no tenían preceden- Los orfebres medos se distinguían por la
te alguno, aunque incorporaran temas o ele- calidad de sus trabajos. La actual Hamadán
mentos de distintas tradiciones. Ellos y las se sitúa en el mismo lugar que la antigua Ec-
columnas de las que forman parte son, batana, y es lógico pensar que este maravi-
como quiere H. Frankfort, el elemento más lloso rhyton se fabricara allí. No obstante, el
característico de la arquitectura aqueméni- estilo del mismo y los rasgos del prótomo de
da. Los prótomos esculpidos en una sola león alado son propios del arte aqueméni-
pieza tenían además la función de acoger da. El orfebre supo componer con piezas
con seguridad las grandes vigas de cedro de distintas una obra única. La calidad de su
las que nos habla Darío. trabajo es tal, que las soldaduras apenas son
perceptibles.
44. Cabeza
Pasta azul. 6,5 cm de altura. Procede de Per-
sépolis. Epoca Aqueménida, siglo va. C. Mu-
seo Arqueológico, Teherán.
45. Ryth~n
47. Cuenco
50. Placa
Oro repujado. 16 cm de altura. Tesoro de
Ziwlye -aliento escita- siglo VII a. C. Museo
Arqueológico, Teherán.
149
52. Placas de cinturón tro local al gusto de sus clientes escitas. Pero
en los picos de las aves de rapiña, eh la fila
de los animales misteriosos del centro y en
Oro con incrustaciones. 15,5 cm de largo. Te- la decoración y técnica del esmalte se seña-
soro de Ziwiye -aliento escita- siglo VII lan las raíces de piezas puramente escitas,
a. C. University Museum, Filadelfia. como la placa del Kurgan de Kelermes o la
de la colección de Pedro el Grande. Fuera o
Dice R. Ghirshman que estas placas de no realizada por un escita, su estética sí lo
cinturón parecen elaboradas por un maes- es.
54. Placa
Oro. 10,9 x Q,,3 cm. Cultura de los Sakkas, si-
l;
glos V-IV a. ~olección Siberiana de Pedro
el Grande.'Mus.eo del Ermitage, Leningrado.
57. Tapiz
Lana~ 1,90 x 2 m. Cultura del Altai Pazyrik,
túmulo .5. Siglo v a. C. Museo" del Ermitage,
Leningrqdo. · ·
58. Templo
Piedra caliza. 25 m de altura. Conjunto Prin-
cipal de Templos del témenos. Epoca parta,
siglo 11 d. C. Hatra, provincia de Nínive, Iraq.
59. Tapiz
152
Fieltro. 4,5 x 6,5 m. Cultura del Altai Pazy- 61. Relieve
rik, túmulo 5. Siglo va. C. Museo del Ermita-
ge, Leningrado. Tallado rupestre. Epoca parta. Hacia 200
d. C. Tang-i Sarvak, Irán.
El artista escita compuso aquí con fieltro
recortado y pintado una escena que se repi- Los relieves rupestres de .Ja época ·parta
te en los tapices de lana. Sus grandes dimen- parecen muy inferiores a la escultura. No
siones sorprenden. Señala K.. Jettmar que obstante, el intento evidente era acercarse a
tanto temática como funcionalmente debía las tradiciones aqueménidas. Un príncipe de
jugar un papel en el ritual fúnebre. El árbol la Elymaida parta, vasallo del Gran Rey,
y el tocado de la figura sentada recuerdan al mandó esculpir todo un ciclo dedicado a sus
que veíamos en la placa de oro de la colec- actividades en el combate, la corte o las re-
ción de Pedro el Grande. El tipo físico del laciones políticas. La rigidez y el ordenancis-
guerrero también. Junto a su muslo izquier- mo sólo son superados en el jin~te acoraza-
do cuelga el estuche escita con el arco y las do, en el que el artista supo imprimir movi-
fle'chas. miento. Se trata de un precedente claro del
relieve sasánida de Victoria.
60. Rython
Marfil. 35 cm de largo. En la Tesorería Real
de Nisa. Epoca parta, siglos 11-1 a. C. Museo
del Ermitage, ·Leningrado.
153
Bronce. 1,92 m de altura. Epoca parta, Sha- 64. Cabeza
mi, siglo 11 a. C. Museo Arqueológico, Tehe-
rán. Caliza, · 26 cm de altura. Epoca parta, Susa,
siglos 1-111 d. C. ·Museo del Louvre, París.
Fue encontrada entre las ruinas de un pe-
queño templo o capilla funeraria de la Ely- Nos encontramos ante una de las más in-
maida. Según A. Godard, la cabeza y el cuer- teresantes cabezas del repertorio escultóri- ·
po fueron modelados y fundidos por artistas co de los artistas de época parta. Según R.
distintos y, probablemente, en lugares dife- Ghirshman debió pertenecer a una estatua
rentes. Hay·una evidente potencia estática, de tamaño normal, hoy desaparecida. Los
no sólo por el tamaño de la obra y la soli- rasgos del rostro, los detalles del cabello y
dez del asiento. Los detalles del rostro re- la barba, groseramente esculpidos en opi-
cuerpan lo mejor de la escultura de la épo- nión de P. Ami et, no ocultan el inconfundi-
ca parta. ble estilo de una época, sacado de la piedra
mediante una técnica de incisión.
155
X Fachada del Palacio de Ctesifonte las ruinas másv impresionantes legadas por
la antigüedad. Sapür lo construyó según mo-
delo parto en fachada y planta para el ala
Ladrillo y estucos. 28,40 m altura de la bó- del iwan, pero el desarrollo colosal de sus
veda, 25,5 m de ancho y 49,75 m de profun- proporciones, la decoración estucada hoy
didad en el iwan. Epoca sasánida, siglo 111 perdida y la dotación mobiliaria interior res-
d. C. Ctesifonte, Iraq. pondieron al gusto y a las capacidades pro-
pias de la nueva época. Según parece, justo
Probablemente sea éste el edificio emble- enfrente se levantaba otro iwan semejante,
mático de la arquitectura sasánida, y una de del que quedan apenas algunos indicios.
158
Plata,. 28,5 cm de diámetro y 6 de, altura.
Epoca .sasánida, siglo'. IV d. ·C. Museo Arqueo-
lógico, Teherán.
77. Jarro
Plata. 18,5 cm altura~ Epoca sasanida, siglos
v-v1 d. C. Museo Británico, Londres.
Junto con los platos decorados con esce-
nas de caza, las jarras de plata con una ico-
nografía intrascendente merecieron el inte-
rés de la nobleza sasánida. La vid aparece
con frecuencia en la ornamentación. Puede
que su reiteración signifique algo más que
un tema agradable. 159
A. Godard que en Taq-i Bostam, el monarca sibles del rostro y la corona; una clara leyen-
esculpido lleva un traje decorado con el mis- da en pahlevi sasánida y una giáfila de fac-
mo tema. La imagen salvaje de la fiera está tura excelente.
perfectamente integrada en los tonos verdes
y amarillos del tejido.
79. Moneda
160
Cronología