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Capitulo 4 : “La observación participante” malinoswki

Introducción: La observación participante critica al evolucionismo por la ineficacia e


insuficiencia de los datos sobre los que se basan sus comparaciones. Los evolucionistas
habían construido sus teorías sobre datos que habían sido obtenidos, en su mayoría, por
terceros (administradores, viajeros, misioneros, militares) y estos datos no solo no podían
ser verificados sino que no eran coherentes, ya que estaban llenos de “prejuicios” y
“opiniones tendenciosas”. La solución a este problema sería obtener los datos a través de
antropólogos, preparados y libres de prejuicios. Pero fue Malinowski quien se preguntó a
través de qué procedimientos podría transformar sus observaciones en datos. Para él la
cultura era un conjunto con tres dimensiones: una material (herramientas, objetos), otra
social (organización, reglas, normas) y por último una dimensión espiritual (valores
morales, éticos, creencias, ideas). La cultura sería para Malinowski un instrumento, un
medio artificial que creó el hombre para resolver sus problemas.

La visión malinowskiana de la observación participante:

Primer principio: vencer el etnocentrismo que se le adjudicaba al evolucionismo. Tener


una buena preparación teórica no es lo mismo que estar cargado de “ideas
preconcebidas”. Estas ideas son perniciosas pero no las conjeturas que son un “don de un
pensador científico” y que surgen de las teorías.

Segundo principio: “no vivir con blancos”. La soledad del etnógrafo ayuda a
compenetrarse más con la cultura a estudiar. El etnógrafo tiende a buscar un compañero
moral semejante a él, si no lo encuentra, por “contraste con la soledad” busca
“espontáneamente la solidaridad con los indígenas”.

Tercer principio: lograr una forma sistemática de recoger datos cuidadosamente


comprobados. A través de entrevistas y observaciones Malinowski apuntaba a recolectar
lo que la gente hace y dice sobre lo que se hace. Para registrar esta información desarrolló
el método de documentación estadística, que incluía genealogías, censos de población,
mapeo y en especial la preparación de cuadros sinópticos.
Cuarto principio: la recolección y el registro de todo aquello que la gente piensa sobre sus
propias acciones, sus creencias y sus ideas: se documenta la “mentalidad”, el punto de
vista del “indígena”. Al estudiar culturas diferentes a la nuestra, el investigador debe
tratar de no dejarse influir por sus propios preconceptos ni por los presupuestos de su
sociedad sobre los “otros”. Su mirada científica debe garantizar la objetividad en el
estudio de otras culturas. No hay culturas inferiores o culturas superiores, todas son
distintas en un rango de igualdad ya que todas las culturas son respuestas racionales
(lógicas) a determinados problemas. A estos supuestos y consecuencias se los denominó:
relativismo cultural. Cada sociedad debe ser examinada como una totalidad y sólo en
términos de sí misma y si alguna pauta o patrón se aísla, se viola la totalidad. De esta
forma se establece la necesidad de conocer las culturas en su totalidad, en cada uno de
los elementos que la conforman y en la relación entre esos elementos. A esta idea de
totalidad se la llama “holismo”.Esta exigencia de totalidad, de conocimiento acabado de
cada una de las culturas, llevó a poner en juego la posibilidad de compararlas entre sí,
porque cuanto más fino y detallado es el análisis de cada una de ellas encontramos menos
elementos en común para comparar. La imposibilidad de poner en práctica el método
comparativo dejó a la Antropología sin la herramienta fundamental para poder comprobar
“científicamente” el segundo postulado ideológico contra el evolucionismo: las culturas
son distintas de la occidental y entre sí también son diversas. Las críticas que recibió
Malinowski fueron las de introducir en la técnica una tensión permanente entre
“objetivismo” y “subjetivismo”.

Geertz:

La versión interpretativista de la observación participante:

La antropología, como ciencia que estudia la cultura, no puede ser una ciencia
experimental en busca de leyes sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones.
Lo característico de la condición humana son las particularidades: “lo que tenemos los
hombres en común es otorgar significados, dar soluciones particulares, humanas, a
problemas existenciales que sí son universales”. Allí es donde se concilia la gran variación
natural de las formas culturales con la unidad biológica del género humano.

El concepto de cultura:

La cultura: “Una jerarquía ordenada de estructuras de significación socialmente


establecidas en virtud de las cuales la gente se maneja”. Por estructura de significación se
entiende un sistema de interacción de signos, signos que serán conductas, artefactos,
estados de conciencia, actos, etc., que pueden verse como “discursos sociales”, y en tanto
discursos son interpretables. Estos signos se relacionan entre sí a partir de una “jerarquía
ordenada”.
La cultura es un contexto que se distingue de otros contextos por su unidad de estilo. Es
pública por que la significación lo es. La cultura no está dentro de la cabeza de la gente
sino que toma cuerpo en los símbolos-signos públicos a través de los cuales los miembros
de una sociedad comunican su cosmovisión.
La cultura es un fluir de las conductas, o más precisamente, de la acción social, donde las
formas culturales encuentran articulación.
Con esto nos distanciamos de aquellos que consideran a la cultura como un sistema
abstracto que deriva su lógica (aquello que le da coherencia) de principios estructurales,
como lo plantea Levi-Strauss, y de los cognitivistas, según los cuales la cultura es un
fenómeno mental y su estudio consiste en una descripción de las reglas sistemáticas,
analizándolas mediante métodos formales semejantes a los de la matemática.
En todo caso, una vez que la conducta humana es vista como acción simbólica pierde
sentido la cuestión de saber si la cultura es conducta estructurada, o una estructura de la
mente, o hasta las dos cosas juntas mezcladas.
La relación entre el concepto de cultura y la observación densa:

Si la cultura es “Una jerarquía ordenada de estructuras de significación socialmente


establecidas en virtud de las cuales la gente se maneja”, la tarea fundamental del
antropólogo consiste en buscar esas estructuras de significación, en desentrañarlas y
explicarlas. A este tipo de descripción se la llama “observación densa”, y contiene cuatro
características principales: Es interpretativa: lo que interpreta es el flujo del discurso
social y la interpretación consiste en rescatar lo dicho en ese discurso de sus ocasiones
perecederas y fijarlo en términos susceptibles de consulta.

Es interpretativa: Debe realizar una lectura de lo que ocurre y desentrañar lo que significa.
Observar, registrar y analizar no deberían ser operaciones autónomas, de otra forma se
reduciría la observación participante a la sola observación. Al priorizar la observación el
antropólogo no solo perdió de vista su “lugar”, pensándose como algo más que un
“transeúnte interesado”, proponiendo como regla la exterioridad del investigador a la
situación que observa, sino que se deslumbró por lo “exótico”. El investigador debe
participar más que observar.

Rescatar lo dicho: No se trata de convertirnos en nativos, sino de conversar con ellos (en
el sentido amplio). Cuanto más fiel es el antropólogo a la explicación que dan los
informantes más cerca está de lo real. Aquello que nos dicen los informantes es una
interpretación, una verdad, pero no es la verdad científica que presuponen los
“cognitivistas”. Podemos tener tantas interpretaciones como informantes, y cada una de
ellas será verdad.

Las descripciones antropológicas son:


Interpretaciones y por añadidura interpretaciones de segundo o tercer orden (solo un
nativo puede hacer interpretaciones de primer orden).
Son ficciones, en el sentido que constituyen un acto imaginativo no muy diferente de una
novela. No quiere decir que sean falsas, sino algo formado.
Su validez no depende de la habilidad del antropólogo para recoger hechos sino en su
capacidad para clarificar lo que ocurre.

Fijar lo dicho: Rescatar del tiempo y del olvido un hecho irrepetible, que existe solo en un
momento, pero que al ser fijado (documentado) puede relacionarse con otras
descripciones y puede ser vuelto a consultar.

Es microscópica: El antropólogo trabaja en contextos pequeños, acotados. Tiene


conocimientos sobre gran cantidad de hechos pequeños, pero eso no implica que pueda
trascender, de manera inmediata, esa situación para generalizar una nación.
“Isla de Pascua”: Como el lugar en el que trabaja el antropólogo es pequeño y en general
aislado, puede ser tentador pensar que es similar al laboratorio del biólogo que aísla
elementos, manipula las variables que cree importantes y saca conclusiones de su
observación cotidiana.

La relación entre descripción densa y teoría:

El hecho de que la cultura exista en el pueblo que el antropólogo estudia, pero que la
antropología exista en “el libro”, ha llevado a confundir el objeto de estudio –la cultura de
un pueblo- con el estudio de ese objeto –el estudio de la cultura de un pueblo-. Esto
tiende a confundirse porque la línea que separa modo de representación y contenido
sustantivo no puede trazarse. Este hecho parece amenazar la condición objetiva al sugerir
que la fuente del conocimiento antropológico no es la realidad social sino el artificio
erudito.
La validez de una descripción densa no radica en su coherencia ya que cualquier sistema
cultural siempre posee un mínimo de coherencia, sino en clarificar, en reducir “el
enigma”.
La teoría de la cultura que se elabora a través de la descripción densa, es inseparable de
los hechos inmediatos que se registraron, no es dueña de sí misma. Esto implica una
tensión por cuanto la teoría científica implica generalizar y progresar. Las generalidades a
las que logra llegar la teoría cultural se deben a la delicadeza de sus distinciones, no a la
fuerza de sus abstracciones. No progresa a través de una generalización empírica sino
paralelamente a otros estudios. Como la descripción densa no codifica regularidades
abstractas, la teoría que surge de ella no puede generalizar a través de tomar muchos
casos particulares, sólo puede hacerlo dentro de cada caso. Y por lo tanto, no es
predictiva, aunque esto no signifique que se realice sin un marco teórico de referencia.

Otras perspectivas sobre la relación sujeto/objeto:

Diferencias y similitudes entre Malinowski y Geertz:


Diferencias: con respecto a cómo el antropólogo logra la validez del conocimiento:
M.= a través de la separación. G. = a través de la inmersión, de la empatía con el otro.
Similitudes:
a) Ambas posiciones consideran al objeto (al otro) con una diferencia dada: la diversidad
en el objeto.
b) Ambas versiones de la observación participante introducen una tensión entre
objetivismo y subjetivismo.

Para algunos la síntesis entre ambos implica tomar ambas posiciones como momentos de
la construcción del conocimiento antropológico, eliminar uno de ellos sería dejar
incompleto el proceso que lleva a ese conocimiento.

Linz Riveiro propone como punto de partida preguntarse cuál es el objeto de estudio del
antropólogo. La respuesta la busca en el concepto de conciencia práctica: la capacidad del
hombre de reflexionar sobre su acción y por ende su capacidad de autonomía como
agente social.
¿Cómo se estudia la conciencia práctica? Tradicionalmente el antropólogo se interesa en
contextos no familiares, exóticos. Su trabajo consiste en hacer familiar lo exótico y
traducir significados entre esos dos universos.
Al no participar en la conciencia práctica de los actores que estudia se ubica en una
situación objetiva (de exterioridad). Por desconocer subjetivamente puede percibir
objetivamente.Para estudiar nuestra propia sociedad es necesario la operación inversa:
convertir lo familiar en exótico. El antropólogo debe extrañarse de su cotidiano (realizar
una desvinculación emocional, no cognitiva) para luego volver a familiarizarse con él: los
dos movimientos son necesarios.

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