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ARGENTINA Y BOLIVIA. -
La Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea de Naciones
Unidas en 1989, derriba la tradición legislativa fundamentada en la Doctrina de la
Situación Irregular y contribuye al surgimiento de un nuevo Derecho Internacional para
los niños, niñas y adolescentes, sustentado en una corriente ideológica y filosófica más
humana y digna, denominada como Doctrina de la Protección Integral. La Doctrina de la
Protección Integral define un paradigma ontológico que, además de valorar al niño, niña
o adolescente como sujeto activo y pleno de derechos, establece su derecho a la
protección especial y a las condiciones de vida que permitan su desarrollo integral. De
esta forma, se sentó las bases normativas para la implementación de un sistema de
justicia especializado para personas menores de 18 años que infrinjan las leyes penales.
La Doctrina de la Protección Integral promueve una Justicia Penal Juvenil que se
orienta a la responsabilización del hecho para garantizar la reinserción social, familiar y
comunitaria de la o el adolescente, en la que la privación de libertad y detención
preventiva deben ser medidas excepcionales y de último recurso y se brinde a la
persona adolescente el acceso a una justicia especial y especializada, separado al de
las personas adultas, y regida por el principio del interés superior del niño. El principio
del interés superior del niño, en su aplicación a la justicia juvenil implica que los
tradicionales objetivos de la justicia penal: represión/castigo, sean sustituidos por los
de rehabilitación y Justicia Restaurativa mediante la aplicación de medidas socio-
educativas en libertad y la implementación de la “remisión”.
Ley de aprobación de suscripción de la CDN (1990) (Convención sobre los Derechos
del Niño) Bolivia fue el octavo país del mundo en ratificar la Convención, en mayo de
1990, incorporándola a su ordenamiento jurídico mediante Ley Nº 1152 –Ley de
aprobación de suscripción de la CDN– de 14 de mayo de 1990, en el Gobierno de Jaime
Paz Zamora y, por tanto, reconociéndola como directamente aplicable en el país.
No obstante, dado el carácter general de la norma internacional, se hizo necesario
adaptar la legislación boliviana a esta nueva visión promulgándose el Código del
Menor en 1992, aunque este último, como se percibe desde el nombre, no recogía
cabalmente los principios de la CDN siendo recién en 1999, con la promulgación del
Código del Niño, Niña y Adolescente (Ley N° 2026) y, posteriormente, el Código Niña,
Niño, Adolescente (Ley N° 548) que se incorporan los preceptos de la norma
internacional más importante referida a los derechos de la niñez y adolescencia y se
define un sistema ESPECIALIZADO de Justicia Juvenil en el país, denominado Sistema
Penal para Adolescentes:
La Constitución precisa la necesidad de evitar la imposición de medidas privativas de
libertad a las y los adolescentes. Para ello, obliga a que todo adolescente que se
encuentre privado de libertad reciba atención preferente por parte de las autoridades
judiciales, administrativas y policiales. Estas deberán asegurar, en todo momento, el
respeto a su dignidad y la reserva de su identidad: “Se evitará la imposición a los
adolescentes de medidas privativas de libertad. Todo adolescente que se encuentre
privado de libertad recibirá atención preferente por parte de las autoridades judiciales,
administrativas y policiales. Éstas deberán asegurar en todo momento el respeto a su
dignidad y la reserva de su identidad. La detención deberá cumplirse en recintos
distintos de los asignados para los adultos, teniendo en cuenta las necesidades propias
de su edad..” (CPE, 2009: Art. 23).
Finalmente, se indica que los derechos, garantías y mecanismos institucionales de
protección de la niñez y adolescencia serán objeto de regulación especial (CPE, 2009:
Art. 61), promoviendo la especialidad en la atención: “Sus derechos, garantías y
mecanismos institucionales de protección serán objeto de regulación especial”,
constituyéndose en un mandato para constituir un sistema especializado en Justicia
Juvenil.