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UNIVERSIDAD LAICA “ELOY ALFARO” DE MANABÍ

CARRERA:

FACULTAD DE DERECHO

ASIGNATURA:

CIENCIA Y ECONOMIA POLITICA

CONSTRUYA UN CONCEPTO PROPIO DE RIQUEZA INORGÁNICA


DENTRO DEL MP CAPITALISTA Y EJEMPLIFIQUE

ESTUDIANTES:

o BRAVO VÉLEZ ARIANA MABEL


o CALDERON MENENDEZ NATAHLY NICOLE
o MACÍAS ALCIVAR TANYA ARACELY

DOCENTE:

DR. DANIEL CASTRO ANIYAR


MALDICIÓN DE LA ABUNDANCIA

La situación venezolana ha alcanzado su punto más crítico, la condición humanitaria de los


ciudadanos es una realidad que aqueja la población de manera alarmante. El sistema
productivo denota la preocupante necesidad del pueblo venezolano de una inminente
transformación a las políticas públicas frente a la crisis nacional.

Durante muchos años, la explotación cuantiosa del petróleo fue base económica de la
nación, lo que permitió establecerse como una de las potencias mundiales de exportación
del mismo, ubicándose como uno de los países con mayor crecimiento dentro de América
Latina.

Su desarrollo fue evidente, sin embargo, la ineficiente y malvada distribución de sus


recursos dio paso a un declive económico indudable, lo que produjo una debilidad
estructural dentro de las esferas productivas del Estado, a pesar ser un pueblo rico en
recursos, la sociedad emprendedora decreció considerablemente, la producción nacional era
insuficiente para solventar las necesidades básicas de sus habitantes por lo que se fortaleció
la importación, dando lugar a que el gasto público se incrementara, reflejando transacciones
que no corresponden al avance de la economía sino más bien representan de manera
inorgánica el dinero, estableciendo a Venezuela como un Estado arrelacional.

La ruina de Venezuela fue anticipada, la abundancia del petróleo, visionó a la república


Bolivariana con una utópica y positiva perspectiva sobre la cuestión económica, la sociedad
vivió de la exuberancia de la plata, pero como no fue resultado del trabajo estable,
realmente se convirtió en una salida de despilfarro y corrupción para los gobiernos. El
endeudamiento, la falta de mano de obra local y por ende la falta de innovación productiva,
sumió a Venezuela en una crisis estructural que poco a poco fue mudándola en lo que hoy
conocemos de ella, un país quebrado y sumergido en extrema pobreza.

La sociedad por años fue un agente de impulso para reactivar la fuerza productiva estatal,
existió en un momento de la bonanza, que se incrementó la burocracia y la mano de obra,
que posterior a la caída del precio del barril del petróleo causó el efecto más lógico, el
aumento del desempleo, por lo que se optó a los emprendimientos sociales como una salida
emergente y presionados por la necesidad ante la evidente situación nacional.
Se enfocó en una reorganización de los recursos, pero fue un planteamiento fallido, ya que
éstos fueron suplidos por otros, que inmersos en el sector gubernamental, incrementaron el
gasto público.

Uno de los ejes que se contempló como programa de gobierno, fue la seguridad alimentaria,
no sin más se sabe, que ésta, está considerada como un principio fundamental dentro de los
ejes del Buen Vivir en muchos países de Latinoamérica, pero los recursos económicos no
fueron destinados a impulsar del todo las políticas o programas gubernamentales que
fortalecieran las fuerzas productivas nacionales, pues involucrando a las élites como
concentradoras de poder delegadas en aparentes funciones estatales en realidad fueron un
espejo para camuflar los intereses dotados por el petróleo a reducidos grupos sociales.

La insuficiencia en la matriz productiva nacional coadyuvó a intensificar problemas


sociales, la indisponibilidad de alimentos agravó la situación ya conocida sobre mortalidad
infantil por inanición, en los últimos años de gobierno, los innegables resultados son
catastróficos. No se previó que, luego de la abundancia de lucro otorgada por el oro negro,
la realidad actual fuera tan devastadora. Fue tanto el capital que ingresó al sistema
económico de la nación, que lo que posteriormente se evidenció es que el gobierno operó
ineficientemente la administración pública provocando otros problemas adicionales al
sistema del país.

Desde una nueva perspectiva de los grandes autores que hacían referencia a los modos de
producción, contemplamos a la abundancia como destructor del mismo sistema, por el
despilfarro y mal administración que se le otorga y que la escasez es la que obliga a
innovar, a buscar nuevos medios de producción. Se podría que la necesidad es la que ha
llevado a muchos países a desarrollarse.

Pero tomando como referencia a Venezuela, vislumbramos que tal como lo explican,
cuando un Estado posee más recursos de los que puede manejar, los tejidos funcionales de
su estructura pueden llegar a verse afectados.

La inflación en Venezuela, se encuentra en niveles exorbitantes, el presupuesto del Estado


es incapaz de suplir las necesidades básicas de sus ciudadanos, el valor de su moneda es
insuficiente, y aunque militan billetes para comprar, no se respalda en lo que se puede
producir.

El dinero inorgánico se puede considerar como aquel flujo económico que no responde a la
verdadera producción que suscita un Estado, es decir, que no proviene del trabajo, sino que
mana de otras fuentes que desequilibran la economía. Luego, los precios de los productos
de primera necesidad suben de manera agresiva y constante, por lo que se necesita que se
produzcan muchos bienes para que puedan ser adquiridos. Es aquí donde se demuestra que
Venezuela incurre en la primera condición mencionada, pero no tiene la capacidad de
generar, aquí surge la escasez, y vinculado a ello la cadena de problemas sociales se
agudiza.

Al igual que en la mayoría de países de Latinoamérica, son naciones ricas en recursos


naturales, base fundamental de sus economías, el problema del sistema es que no se
progresa, porque nos mantenemos en ser únicamente meros tenedores de estos capitales,
pero no sabemos aprovecharlos, ya que, vendemos lo que tenemos, pero no los reponemos
y cuando ya no contamos con los mismos, se derrumba la fuente de ingresos que nos
sustentaba y aparece la crisis.

Saber hacer es sinónimo de estabilidad económica, cuando una persona sabe cómo
sustentarse en tiempos de abundancia, es decir cuando tiene cómo hacerlo, se manejará de
manera eficaz cuando los recursos le sean escasos. Lo mismo sucede con las naciones,
cuando hablamos de economías sustentables, planteamos que cuando un país tiene la
capacidad de generar a través de sus propios medios lo que necesita, evidentemente podrá
movilizar su dinero cuando en tiempos en que no los posea.

En fin, se ha evidenciado, la necesidad inminente de cambio de las políticas públicas, así


como la urgente trasformación de la matriz productiva, que asegure plazas laborales para su
población, el impulso de las fuerzas locales y sobretodo suplir las evidentes necesidades del
pueblo venezolano.

Este es un claro ejemplo de que la abundancia de recursos, no siempre es sinónimo de


progreso, cuando en una nación, la sociedad se acostumbra a tener, y no aprende a producir,
y de manera desproporcionada derrocha los frutos que recibe, evidenciará posteriormente
que es la fuerza del trabajo de sus ciudadanos que de manera conjunta con la correcta
distribución de lo que posee, podrá consolidar una nación con todos los hilados sociales y
económicos funcionando correctamente.

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