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Globalización: entre la homogeneización y la hibridación del gusto

musical.

Andrea López

Escuela de Sociología

Si se nos pidiera definir en pocas palabras los principales procesos que se


deben tomar en cuenta para el estudio de los procesos sociales actuales,
definitivamente la globalización representa un eje central dentro de los
mismos. Mucho es lo que se ha dicho en el intento de analizar y caracterizar
este proceso, y mucho mas es lo que se puede seguir construyendo y
debatiendo respecto al mismo, puesto que se trata de un proceso dinámico
en constante reconstrucción, que nos es unilineal ni uniforme en su
desarrollo y en sus implicaciones en la vida cotidiana de quienes lo vivimos.

Si bien las relaciones de intercambio entre distintas sociedades se vienen


gestando desde hace muchos años, y estas han venido aumentando con el
avance de las distintas tecnologías, nos encontramos con que en el
momento histórico actual no se trata solo de intercambios entre distintos
mercados, sino más bien el avance continuo hacia la unificación progresiva
de las economías y por ende los mercados, generando una economía global
y un mercado global, donde los modos de producción y los movimientos de
capital se configuran a escala planetaria, cobrando mayor importancia el rol
de las empresas multinacionales y la libre circulación de capitales junto con
la implantación definitiva de la sociedad de consumo. Este proceso de
intercambio supone una superación de las barreras impuestas por las
fronteras geográficas. Superación que es posible mediante el avance
tecnológico, desde los avances de transporte que permiten acortar las
distancias geográficas entre distintos puntos del planeta, hasta la sucesiva
incorporación y avance de tecnologías de información y comunicación que
acortan las distancias no tanto a un nivel físico, sino más bien en un nivel
simbólico, en el sentido de que estas tecnologías de información y
comunicación no permiten el transporte físico de individuos de un lugar a
otro, si no el viaje de contenidos de diversos tipos a través de las mismas.

En este sentido, habiendo insertado la categoría de lo simbólico es


importante resaltar que el proceso globalizatorio no se basa solamente en
un mercado mundial en el que se intercambian mercancías del tipo
material, si no que tiene implicaciones dentro de las conformaciones
sociales que van más allá de este intercambio de bienes y servicios. Tan es
así que se afirma que la globalización busca no solo unificar mercados sino
también sociedades y culturas. Así pues esta apertura de las fronteras de
los países se da con el propósito de incorporar bienes materiales y
simbólicos provenientes del resto de las sociedades dentro de las formas de
vida de los individuos que se encuentran en medio de este flujo de signos y
símbolos (en forma de mensajes, imágenes, videos, etc). En este sentido
estamos presentes ante un proceso de constante mezcla y reinvención de
las formas de vida como se conocían anteriormente, puesto que estas
formas de vida son definidas desde nuestro posicionamiento dentro de una
estructura social específica, en un espacio-tiempo especifico, por tanto
nuestro entorno inmediato y los distintos referentes simbólicos que el
mismo contiene fungen como elementos definitorios de nuestra identidad
por excelencia. Sin embargo mediante este proceso los elementos
simbólicos no se limitan a un entorno definido en un espacio tiempo
especifico, si no que trata de referentes de todo tipo que se encuentran
deslocalizados y desterritorializados, por ende dejando de estar asociados
específicamente a un momento histórico, lugar geográfico o estilo de vida
especifico. Solo de esta forma se permite a estos referentes simbólicos la
posibilidad de ser adaptados en la cotidianidad de quien siente
identificación por alguna causa con ellos, siendo resignificados por la carga
simbólica y adaptada a las condiciones de vida de quienes los asumen
dentro de su bagaje cultural.

En este sentido el proceso de hibridación se hace cada vez mayor y más


complejo, en un proceso de mezcla y remezcla de significados constante, en
donde definir culturas se hace cada vez más difícil debido a la imposibilidad
de delimitar los limites de las mismas. Este proceso no es único de la
globalización puesto que desde siempre ha existido en las culturas
intercambio de elementos e incorporación de elementos foráneos a la
cultura propia, por circunstancias variadas (migraciones, colonización,
guerras, etc.) Venezuela es un claro ejemplo de esa mixtura y la
conjugación de elementos diversos entre sí. Sin embargo la globalización
potencia y transforma estos intercambios de forma que no se trata solo de
transformaciones integrales de una cultura dada al incorporar valores de
otra, si no que desde distintos espacios de la sociedad se puede dar una
incorporación valores de una amplia gama para escoger, que resulten
atractivos a los mismos por dar sentido a su realidad de una forma más
satisfactoria que otros. En este sentido no se trata de un amoldamiento a
una cultura nueva si no la incorporación de elementos específicos de
distintas culturas, conformando lo que somos en un variado conjunto de
elementos que pueden tener o no correspondencia entre si, mas allá del
sentido que le demos nosotros mismos. Así no solo los valores son lo que se
han desterritorializado, si no la concepción de identidad que tenemos de
nosotros mismos.

Este flujo de valores e incorporación de nuevos elementos de la cultura no


se dan solo porque la tecnología y el proceso globalizador lo permiten, para
que esto suceda de esa forma debe existir un desarraigo territorial del
individuo; “La globalización conjuntamente con la transformación del
estado-nación trajo el decaimiento de las identidades ciudadanas
enraizadas en los órdenes cívico y cultural típicos de los estados nación.
Unos años atrás no hablábamos de “ciudadanía” sino del concepto de
“pueblo” con el que las identidades poseían una relación más directa al
remontarse a las tradiciones, ideas, símbolos y creencias…” (Del Brutto
López, 2000) En este sentido, la desterritorializacion de los individuos no
solo responde a un flujo de valores diversos constantes, si no que ha
existido una apertura de fronteras que responde a transformaciones
políticas y socioeconómicas, transformaciones que no serán expuesta en
este trabajo aquí por limitaciones de espacio y por representar una
desviación de los temas que se propone abordar. El punto está en que la
desterritorializacion de los valores tanto como de los individuos son
procesos que no solo se dan “porque se pueden dar” si no que hay procesos
de desfragmentación cultural que responde a otras lógicas, que permite
esta permeabilización de la cultura.

Ahora bien este proceso de intercambio no se da en completas relaciones


de igualdad, ni con intereses ingenuos, se trata de un proceso en el que ejes
dominantes de poder tanto económico como políticos, mediante las
llamadas industrias culturales, hacen uso de distintos mecanismos como
pueden ser los distintos medios de comunicación, publicidad, entre otros
para privilegiar ciertas formas culturales ante otras. Se trata de una definida
operación mercantil en que se han difundido previamente entre la población
ciertos estilos de vida (modas, formas de vestir, melodías y ritmos,
actitudes, formas de amar, emociones y maneras de expresar los
sentimientos) aquella información que define símbolos, personajes,
historias, eventos, entre otras cosas que “debemos” conocer para formar
parte de manera activa ante la asimilación y creación de los patrones
culturales que legitiman el sistema económico y define la forma en la que
hay que vivir para evitar la exclusión. En palabras más precisas, la
unificación del mundo, a través de un cultura única popular, es un trofeo del
mercado y de los mass media que han impuesto sus estilos quedando
“universalmente” aceptados. Es así como entendemos que dentro de la
tendencia globalizadora los fines del mercado sean la universalización de las
formas de vida, fusionándolas al mismo y contribuyendo a su expansión,
incrementando así el número de consumidores de los “productos
culturales”.

Siendo la música el arte mas aprehensible a nuestras vidas, puesto que es


la forma artística mas ligada intrínsecamente con nuestra cotidianidad y
nuestro accionar diario, la globalización y los procesos tanto de mixtura
como de unificación de las sociedades afectan esta tanto en la producción
de la misma como en la forma de consumirla de cada uno de los usuarios,
en cuanto se encuentra sujeta a los procesos de producción y distribución
de la lógica del mercado, y representa uno de los bienes simbólicos de
mayor circulación debido a su papel como forma de dar sentido a la
realidad cotidiana y conformar identidades a través de la misma.

De esta forma vemos como desde los medios de comunicación se difunden


patrones musicales que se establecen como la música “normal” lo que
comúnmente se conoce como el mainstream, es decir, la música aceptada
mayoritariamente en una sociedad, (o que se vende como tal) que cuentan
con grandes medios para su producción y distribución, y que llegan con
facilidad al gran público. En este sentido mediante la privilegiacion de unos
valores ante otros, de un tipo de música ante otro la tendencia visible es
hacia un mercado musical global en donde no se trata de muchos artistas
que darán respuestas a las gustos particulares de distintos grupos sociales
en contextos particulares, si no una cantidad limitada de artistas que
responderán de forma masiva a al consumo de bienes musicales, generando
así una mayor cantidad de ingresos con una menor inversión por quienes
manejan las grandes compañías musciales, siendo más rentable para estas
y el resto de las industrias culturales, y puesto que paralelo al proceso de
homogeneización del campo musical se da un proceso que apunta a la
homogenización de los valores y referentes simbólicos, por tanto una
homogenización del gusto musical, es factible la aceptación por parte de las
audiencias de este tipo de música.

Sin embargo siguiendo con las ideas de Freddy Silva (2006) “La
homogenización sufre una especie de deformación en su proceso de
llegada, esto es, al intentar producir símbolos y referentes en series, estos
son decodificados, reorientados y resignificados por las masas, por lo que
también parecen coexistir de manera yuxtapuesta la homogenización y una
diversificación dentro de la misma...” Esta deformación se conforma debido
a la carga simbólica que posee cada individuo, esta carga simbólica
particular de cada cultura o sociedad se encuentra con los referentes
foráneos y en un proceso dialéctico de resignificación es que se interpretan
estos valores externos acoplando los mismos al contexto social, histórico,
espacial en el que se desenvuelve que a su vez impone ciertos parámetros
de vida. Es así como vemos que un fenómeno extraído incluso del
mainstream puede no ser entendido de forma homogénea en la totalidad
del mercado al que se expone: “Stuart Nicholson señala que a menudo
músicos de pop “globales”, como Madonna, Michael Jackson o Eminem, han
sido investidos con significados diferentes en diversos países o “mal
interpretados” de modos creativos e ideosincráticos.” (Ruesga Bono, 2005)

Sumado a esta resignificación de los valores impuestos desde los entes


poderosos, otro proceso de diversificación se dan en el sentido de que este
flujo de valores legitimados por estas industrias culturales a pesar de ser el
más intenso y el mas privilegiado, no es el único existente. Mediante la
globalización los flujos de información son múltiples y se dan de múltiples
formas mediante el avance las tecnologías, así pues si bien el mercado
musical tiende a la homogenización, es cada vez mayor el numero de
manifestaciones musicales alternativas a este mercado dominante que se
presentan accesibles a los consumidores por medios alternativos de
distribución y promoción de música, que no requieren del aporte económico
de una casa disquera. En este sentido las opciones se maximizan para el
consumidor, y así mismo se facilita el acceso a estos medios alternativos de
música.

Los distintos productos musicales son cada vez más accesibles a los
consumidores, y la capacidad de elegir se amplía cada vez más puesto que
no solo se limita al grupo de artistas que podemos acceder mediante la
compra tradicional de discos, la cual está condicionada por las leyes del
mercado que ven la venta masiva como el propósito prioritario. En este
sentido vemos como si se quiere consumir productos musicales diferentes a
los propuestos por el mercado musical imperante las alternativas están
dadas en grandes cantidades y multiplicidad de tipos, y las formas para
acceder a estos cada vez mas están naturalizadas mediante la
incorporación de estos métodos de acceso a distintos contenidos a nuestros
hábitos cotidianos. Asi pues quien no encuentra en el mainstream los
contenidos musicales que responden a sus necesidades para dotar de
sentido su realidad a travez de la música, tiene cada vez mas fácil el camino
hacia formas de música alternativas.

Si bien estas consideraciones no abarcan la totalidad de las


transformaciones y procesos que en el ámbito musical se generan por la
globalización, nos dan un panorama en el cual vemos como este proceso no
puede entenderse desde una sola postura o un solo punto de vista, ya que
no se trata de algo homogéneo, sino que este deriva en multiples procesos
diferentes, potenciados por las condiciones de los distintos estratos de la
sociedad. En este sentido vemos como es necesario trascender los juicios y
posturas maniqueas con respecto a la globalización. La globalización ni es
el diablo que nos viene a convertir a todos en autómatas consumidores, ni
tampoco es la maravilla inocente que nos acerca y promueve la armonía
entre todas las culturas del mundo. Solo dejando atrás este tipo de juicios
puede darse una compresión integral de los distintos procesos que se
gestan bajo este marco de transformaciones.

Bibliografía
Del brutto López, F. (s.f.). Globalizacion, tecnologias de informacion y
nuevas identidades. Recuperado el 15 de Noviembre de 2010, de
Observatoria para la CiberSociedad:
http://www.cibersociedad.net/archivo/articulo.php?art=14

Ruesga Bono, J. (2005). Intersencciones, hibridos y Derivados. La musica en


la cultura electro digital. En J. (. Ruesga Bono, Intersecciones. La muscia en
la cultura electro digital (págs. 5-15). Sevilla: arte/facto. Colectivo Cultura
Contemporanea.

Silva, F. (2006). Influencia del movimiento rastafarie en Caracas en la


formacion de identidades criticas entre jovenes. Caracas: Escuela de
Sociologia, Universidade Central de Venezuela.

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