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Participación Ciudadana
Asumiendo un rol activo en el cambio
Por Rodrigo Toro

La crisis del 2008 ha sido considerada casi tan drástica como la del ‘30. Esto pudo
verse en todo el mundo, con fuertes caídas en las tasas de crecimiento. Pero lo
que la crisis significó para América Latina fue un retroceso respecto de algunas
materias sobre las que se había avanzado, como ser la desocupación y los niveles
de pobreza. A pesar de eso, se pudo observar una rápida recuperación durante el
2009, compensando en gran parte los efectos negativos de la crisis.

Para poder ver la evolución de Latinoamérica hasta el 2008 y algunos


efectos que dejó luego la crisis, se detallarán algunos indicadores que dan cuenta
de esto:

• América Latina mantuvo un crecimiento sostenido del empleo, llegando a


niveles del 55%, bajando medio punto hacia el año 2009;
• La tasa de desempleo en el periodo 2004-2008 bajó del 11,0% al 7,4%,
llegando a un 8,3% el año pasado;

FUENTE: CEPAL – Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe - 2009

• Hubo una caída del PBI Mundial, que en Latinoamérica no fue tan drástica
como en los países más desarrollados, haciendo que el impacto negativo
de la crisis no la afectara tanto:

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FUENTE: CEPAL – Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe - 2009

• La desaceleración de la inflación contribuyó a resguardar los ingresos


reales de los trabajadores, aminorando el impacto sobre la pobreza:

FUENTE: CEPAL – Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe - 2009

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• A pesar de que hubo una caída de los commodities, se recuperaron


velozmente durante el 2009:

FUENTE: CEPAL – Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe - 2009

La lista de indicadores sigue, mostrando en general una capacidad de


recuperación importante en la región, y que según proyecciones realizadas,
permitiría estabilizarla para el 2010, logrando niveles de crecimiento similares a los
del año 2008:

FUENTE: CEPAL – Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe - 2009

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En contraposición con lo expuesto anteriormente, hay todavía algunos


indicadores sociales que ponen en jaque esta recuperación económica:
• El 33% de la población era pobre en el 2008, incluido un 12,9% que vivía en
condiciones de indigencia;
• La pobreza disminuyó un 1,1% en el 2008 respecto del 2007, mientras que
en años anteriores venía disminuyendo en 2 puntos porcentuales por año;
• A su vez, la indigencia aumentó un 0,3%, siendo que venía bajando un
1,4% por año;

FUENTE: CEPAL – Panorama Social da América Latina 2009 – Documento Informativo, con base en
tabulaciones especiales de pesquisas domiciliares de países seleccionados.

Ahora bien, ese frío y estático 33%, representa a 180millones de personas


en Latinoamérica que vive en condiciones de pobreza. Y el 12,9% de
indigencia, representa a 71millones de personas que son incapaces de poder
acceder diariamente a los ingresos que le permitan cubrir sus necesidades
básicas.

Frente a estos antagonismos es que comienzan a aparecer preguntas


como:
• ¿Cuán representativa es esta recuperación económica traducida en
términos sociales?
• A su vez ¿Será posible convertir esta recuperación en crecimiento
sostenido, que le permita a nuestra región un desarrollo integral no sólo
de su economía, sino de su capital más importante, que es el humano?

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• De ser así, ¿A quién le correspondería tomar cartas en el asunto? ¿De


quién es la responsabilidad?

El motivo de este ensayo no es intentar encontrar mágicamente soluciones a


problemas que parecieran ser endémicos o estructurales de nuestra sociedad
como lo son la pobreza, la indigencia, la desnutrición, la degradación de la
educación, la inseguridad, y la lista continúa. Sino más bien entender por qué la
Participación Ciudadana debe ser concebida como punto de apalancamiento de
las sociedades, que es aquel punto donde los actos y modificaciones en
estructuras pueden conducir a mejoras significativas y duraderas1.

En materia social, hay quienes dicen que ésta no puede ser más que un
derivado de lo económico, y que la reducción de la pobreza y de las
desigualdades sociales, serán un simple subproducto que se solucionarán por la
consecuencia de los equilibrios y del crecimiento recobrado, gracias al libre
funcionamiento de la economía de mercado2.
También hay quienes proponen que es necesario encontrar instancias de
compatibilidad entre la esfera social y económica, a fin de evitar que lo social
quede subordinado a lo económico3.

Como sea, no se puede ser ajeno a las necesidades que actualmente aquejan
a la sociedad, y se debe ser consciente de que muy difícilmente se logre un
progreso coherente si aun existe una tercera parte de la población latinoamericana
que se encuentra en condiciones de pobreza. En palabras del Dr. Abel Albino,
estas personas “serán un pesado lastre para que estos países despeguen. No
podrán servirse a si mismos y tampoco podrán servir a los demás”4.

Existe una relación dialéctica entre el individuo y la sociedad. Es sabido que no


puede haber sociedad sin individuo, por lo que la acción de éste modificará
sustancialmente la esencia de aquella.
A se vez, según la Teoría del Pensamiento Sistémico, “sólo se comprende el
sistema de la tormenta al contemplar el todo, no cada elemento individual”.5
De manera que el individuo per se no basta para definir una Sociedad. Asique se
puede aseverar que la acción de una persona es fundamental en el desarrollo de
una Sociedad, y que a su vez éste necesita de otros individuos. Por lo que me
atrevo a agregar al postulado de Adam Smith, que en la búsqueda del bienestar
individual sólo se encontrará el bienestar general, si cada uno comprende que el
papel que cumple dentro de la Sociedad es relevante, trascendente y necesario, y
que individuo y sociedad son uno sólo.
1
Senge, Peter. La quinta disciplina: el arte y la práctica de la organización abierta al aprendizaje.
Ed. Granica, 2008.
2
Salama, P. y Valier, J. Neoliberalismo, pobrezas y desigualdades en el Tercer Mundo. Ed. Miño
y Dávila. Bs. As., 1994.
3
Levín, Silvia. La ciudadanía social en la Argentina: Encuentros y desencuentros con la política
social. Colección CEA. CBC. Bs. As. 1997.
4
Conferencia del Dr. Abel Albino, Fundación CONIN. Congreso Nacional AACREA, Mar del Plata,
2004.
5
Senge, Peter. Op. cit.

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Tomando como ejemplo el modelo de organización social judeocristiano6,


se pueden destacar los siguientes aspectos, en concordancia con lo expuesto
anteriormente:
• Es primordial que cada individuo tome un compromiso serio y total con la
Sociedad en la que se encuentra. Es necesario que se entienda que el
malestar de un prójimo no puede serle indiferente, porque ambos forman
parte del mismo “todo”;
• En segundo lugar, entender al individuo como un ser integral, dotado de
razón, de emociones, que opera en un mundo material a través de un
cuerpo físico. Como postuló Abraham Maslow, existe una jerarquía de
necesidades7, de manera que a medida que paulatinamente se vayan
supliendo necesidades de primer orden, entonces luego se podrán ir
satisfaciendo necesidades de un orden superior. Así, la sociedad toda
contará con individuos sanos física, emocional y espiritualmente;
• Existe una relación vertical, que refiere a la obediencia a lo supremo, a todo
aquello que se encuentre por encima de uno mismo. Esto es el sistema de
valores, reglas, leyes y autoridades de cada comunidad.
Un silogismo hipotético del Derecho establece que “Donde hay hombre,
hay sociedad. Donde hay sociedad, hay derecho. Entonces, donde hay
hombre, hay derecho”. Por lo que es necesario que el sistema de normas
que tiene cada sociedad para regular la conducta de sus individuos, sea
respetado y tenga un cumplimiento efectivo. Debe haber una sujeción
racional a las normas y a las autoridades. Si esto no ocurre, el resultado es
el caos;
• Existe una relación horizontal, en donde se interactúa con las demás
personas (y aquí ocupa especial relevancia la Participación Ciudadana),
alcanzándose de esta manera un objetivo en común que pueda beneficiar
al conjunto de la sociedad, pero entendiendo que el individuo nunca deja de
ser una parte integrante, activa y necesaria del “todo”.
Todos estos aspectos deben ser complementarios, de manera que el resultado
de la integración conjunta de estos conceptos será finalmente el Progreso y el
Desarrollo Sustentable.

Posiblemente todo esto suene a una utopía desgastada. Pero la verdad es que
ninguna sociedad podrá avanzar a niveles superiores de progreso y desarrollo sin
un conjunto de valores sólidos que orienten la acción individual en pos del
bienestar social.
Por eso es tan importante la Participación Ciudadana, entendiéndola no como
un ente “mágico” o divino que circunda los aires, sino como un aspecto de la vida
en sociedad que nace de ese compromiso y convicción individual, que lleva a la
persona a tomar medidas y acciones concretas.

6
La Biblia, Lucas 10:27
7
Robbins, Stephen & Coulter, Mary. Administración. Ed. Pearson Pretince Hall. 2005.

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La Participación Ciudadana no debería ser una opción, sino que debe ser un Valor
propio de cualquier comunidad. El Desarrollo será la consecuencia de un correcto
proceso de participación y de iniciativa de las personas.

Es posible que la recuperación económica pueda ser representativa siempre


que tenga un efecto primordial sobre los aspectos sociales, y siempre que
signifique un desarrollo integral de sus individuos. Para eso es imprescindible
asumir un rol activo en el cambio.

A modo de conclusión, quiero dejar un pensamiento que el ex primer ministro


británico Winston Churchill decía a los ingleses: “si un inglés paga sus impuestos,
cumple sus deberes, obligaciones fiscales y es responsable en su trabajo; pero no
hace nada por cambiar, por ser mejor, entonces ha robado y ha sido un ladrón de
su tiempo y época”. Todos debemos hacer lo que nos corresponde hacer, y un
poquito más; y ahí recién estaremos contribuyendo al bienestar general.

BIBLIOGRAFÍA:

• CEPAL, Anuario 2009


• CEPAL, Balance Preliminar de las economías de Latinoamérica 2009
• CEPAL, Estudio Económico 2009
• CEPAL, Panorama Social da América Latina 2009
• Conferencia del Dr. Abel Albino, Fundación CONIN. Congreso Nacional
AACREA, Mar del Plata, 2004.
• La Biblia, Lucas 10:27.
• Levín, Silvia. La ciudadanía social en la Argentina: Encuentros y
desencuentros con la política social. Colección CEA. CBC. Bs. As. 1997.
• Robbins, Stephen & Coulter, Mary. Administración. Ed. Pearson Pretince
Hall. 2005.
• Salama, P. y Valier, J. Neoliberalismo, pobrezas y desigualdades en el
Tercer Mundo. Ed. Miño y Dávila. Bs. As., 1994.
• Senge, Peter. La quinta disciplina: el arte y la práctica de la organización
abierta al aprendizaje. Ed. Granica, 2008.

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