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FACULTAD DE TEOLOGÍA
INSTITUTO TEOLÓGICO DE MURCIA OFM
Alumno:
Fco. Jesús Genestal Roche
LECTURAS
CAPÍTULO I
Lecturas: *Josef Schmitz, La revelación (Barcelona, Herder 1990), 11-17; Peter Eicher,
“Das Prinzip der Offenbarung”, en: Offenbarung. Prinzip neuzeitlicher Theologie
(München, Kösel 1977), 15-69; *Johann Baptist Metz, “La teología política como teología
práctica fundamental”, en: La fe, en la historia y la sociedad (Madrid, Cristiandad 1979),
62-95, espec. 91-95; Juan Alfaro, “Perspectivas para una teología sobre la fe”, en:
Revelación cristiana, fe y teología, Salamanca, Sígueme 1985, 109-122; Donath Hercsik,
“Elemente einer Glaubensdefinition”, en: Der Glaube. Eine katholische Theologie des
Glaubensaktes (Würzburg, Echter 2007), 235-258.
“El título que ostenta el cristianismo de basarse en una revelación no sólo tropieza
con la incomprensión del hombre moderno, porque las revelaciones son cosa extraña para
el mundo en el que él vive... Provoca en él desconfianza y hasta repulsa, porque la
comprensión de la revelación como «noticia especial» comunicada a personas elegidas
implica algo que parece estar en contradicción con los ideales del hombre moderno, que
son «libertad, igualdad, fraternidad», y con los principios y normas de una conducta
justificable racionalmente. ... Apelar a ideas que no son accesibles a cualquiera, sino que
se han comunicado sólo a unos cuantos elegidos y de forma extraordinaria, pero que no
obstante reclaman obligatoriedad universal, es algo que escinde la sociedad humana en
dos grupos desiguales: el de los privilegiados que han recibido la revelación y son
transmisores de la misma, y de las demás personas que, por afirmar que tales ideas son
superiores a la razón, no son capaces de verificarlas; a estos últimos no les queda más
posibilidad que la de aceptar obedientemente tales verdades. Pero de esta manera no sólo se
escinde la sociedad humana, sino que, al mismo tiempo, se sanciona en ella una relación
de autoridad y dominio. A esto se añade que el hombre religioso, que cree haber
encontrado en estas verdades reveladas el fundamento para la realización de su vida, siente
que el hecho de cuestionarlas es para él una amenaza. Como enseña la historia, en todo
ello puede llegarse fácilmente a adoptar actitudes equivocadas, como la del fanatismo y
la intolerancia, que son capaces de suscitar en la sociedad conflictos de graves
consecuencias.” (Schmitz, o.c., 12-14).
• Ni que decir tiene que el cuarto modelo que se apunta, el que utiliza la
categoría de la “experiencia” supone , en este sentido, un remedio muy
necesario a tener en cuenta. Tener “experiencia” de hecho revelador, es un
filtro que nos puede “libar” de alguno de los peligros que veía Smith en el
texto que comentamos. Es sugerente la siguiente cita de los apuntes: “La
revelación no es, por tanto, la acción salvífica de Dios en la
historia como tal, sí, en cambio, esa acción salvífica
experimentada por los creyentes y verbalizada en respuesta a
la pregunta por la definición definitiva o por el sentido de la
vida humana”. Y tabién resulta muy interesate cuado se
afirma: : “Estaremos en situación de superar el dilema entre la
comprensión objetivista y la subjetivista de la revelación,
únicamente cuando no perdamos de vista ni la estructura
experiencial de la revelación ni la estructura reveladora de la
experiencia.”
• Finalmente lo que los apuntes ponen en boca de A.
González Montes, también nos resulta muy interesante. Viene
a sostener la importancia de que no separemos a la Iglesia, a
la comunidad de fe, del acontecimiento revelador: “No es
posible separar la Iglesia del acontecimiento revelador, pues
también ella está incluida en este acontecimiento; forma parte
de él, es un momento del mismo y, por eso, la aprehensión de
la verdad teológica de la Iglesia es inseparable de la
aprehensión del significado trascendente del testimonio
histórico de la experiencia de revelación sucedida en
Jesucristo.