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"Sufro de la espalda" o "me duelen los riñones", hemos oído quejarse así a alguien de su columna

vertebral. Un mal tan corriente que se llama el "mal del siglo".

Nuestra columna se encuentra escondida bajo los músculos, finamente encerrada por los ligamentos y
recubierta en su superficie por la piel.

Los músculos dibujan a cada lado de la columna dos salientes, que se pueden fácilmente poner en videncia
(para los que los poseen) inclinándose hacia delante, con la espalda plana. Se debería poder verter en
ese gran canal, que toma el nombre de canal raquídeo, 1/2 litro de agua.

Desafortunadamente, para la mayoría de las personas las masas musculares han desaparecido, la columna
es prominente y con lo cual en el mejor de los casos, serán algunas gotas de agua las que podrán ser
contenidas en el canal raquídeo.

Esas masas musculares van desde el sacro hasta la nuca, su desarrollo es más importante a nivel dorsal y a
nivel lumbar.

¿QUE ES UNA HERNIA?

Salida de un órgano o de una parte de un órgano. fiera de la cavidad en la cual está normalmente contenido,
por un orificio natural o accidental.

TIPOS DE HERNIAS

HERNIA CRURAL

Es más frecuente en la mujer que en el hombre. La bolsa peritoneal se introduce bajo la arcada crural y se
extiende a la cara interna de la raíz del muslo.

HERNIA INGUINAL
Un poco más frecuente en el hombre que en la mujer, representa el 47 por ciento de las hernias de la pared
abdominal.

Esquemáticamente, es posible distinguir dos tipos de hernias inguinales : 1 ° Las hernias congénitas.
Llamadas también "de fuerza", oblicuas externas, por persistencia de un canal que pone en comunicación la
cavidad peritoneal y el cordón concerniente al testículo en el hombre y el ligamento redondo o el labio mayor
en la mujer.

2° Las hernias de debilidad.


Llamadas también directas, debido a una deficiencia de los músculos oblicuo
HERNIA UMBILICAL

La hernia umbilical está caracterizada por el descenso de las vísceras abdominales por el orificio umbilical.
Los datos anatómicos y las indicaciones terapéuticas obligan a considerar sucesivamente

- la hernia umbilical del recién nacido.


- la hernia umbilical del niño,
- la hernia umbilical del adulto.

HERNIA EPIGÁSTRICA O "DE LA LÍNEA BLANCA"


Las hernias epigástricas se forman por pequeñas orificios situados sobre la línea mediana, a nivel de la "línea
blanca", punto de fusión de la faja de desarrollo de los músculos derechos del abdomen.
HERNIA OBTURADORA
Las hernias obturadoras descienden por el canal sub-pubiano del hueso ilíaco y se exteriorizan en la raíz del
muslo, en su parte amero-interna.
Se encuentran en las mujeres de edad avanzada y pueden ser consideradas como muy, raras.

HERNIA LUMBAR
Relativamente rara, se manifiesta por una tumefacción blanda. Reducible, situada por encima de la cresta del
hueso ilíaco, al lado de la columna vertebral.

HERNIAS DIAFRAGMÁTICAS E HIATALES

Es el paso parcial de un órgano del abdomen en la cavidad torácica a través de un orificio del diafragma.

HERNIA DISCAL DE LA COLUMNA


Es un saliente que hace un disco intervertebral en el canal raquídeo y que corresponde a la expulsión hacia
atrás, de su nódulo gelatinoso, el “
nucleuspul posus”.
Mecanismo.
Este nucleus pulposus, poco más o menos esférico y situado en la unión del tercio posterior y del tercio medio
del disco, juega un papel de amortiguador de las presiones y también de una rótula que permite los
movimientos de los platillos vertebrales en todos los sentidos. Es también el que mantiene la separación entre
los cuerpos vertebrales y mantiene el espesor del disco intervertebral. La luxación traumática hacia atrás
conlleva la compresión de las raíces nerviosas emergentes de la médula, provocando neuralgias intensas de
los nervios correspondientes.

La hernia discal se produce sobre todo entre la cuarta y la quinta vértebra lumbar, a veces entre la quinta
vértebra lumbar y el sacro, provocando compresiones de las raíces del nervio ciático y de todos los nervios de
la "cola de caballo" (todos los nervios que salen de la terminación de la médula y descienden más abajo que
ésta en e! canal raquídeo, antes de salir por los orificios intervertebrales).
Estas compresiones conllevan ciáticas graves y lumbagos. Más raramente se observan hernias discales en la
región cervical (el cuello), conllevando neuralgias cervico-braquiales persistentes.

Las hernias discales se producen con ocasión de un movimiento de fuerza o de un traumatismo, a veces
con ocasión de un esfuerzo con un pie en el aire, hecho a nivel de la columna vertebral.

Signos.
La hernia discal se instala generalmente bruscamente, desde el traumatismo. Se traduce por un dolor
violento de la región lumbar y del territorio ciático, impidiendo todo movimiento y "clavando" en el suelo al
sujeto.

La afirmación del diagnóstico es hecho por un examen radiológico tras inyección de líquido de contraste en el
canal raquídeo por punción lumbar.

Tratamiento.
El reposo, junto a los medicamentos anti-inflamatorios y descontracturantes, permiten a menudo la
retrogresión de los signos.

Pues yo digo que no, no y no, es mentira científica. Porque lo que podemos constatar con los
mejores cirujanos del mundo, especialistas en dicha patología, es que más del 95% de los casos
operados reinciden en sus dolores antes de los cinco años posteriores a la operación, y por
desgracia, más de un 20% se encuentran igual o a veces peor durante el año que sigue a la
intervención.

Ahora os voy a explicar que no es la hernia discal la que produce el dolor, mejor dicho, el dolor no
proviene de la hernia discal. ¿Por qué? Porque cuando hablamos de hernia disco!, Hablamos de la
estructura del ser humano y aquí está el punto crucial de lo que va a seguir.

En efecto, nos enseñan en la Universidad de Medicina como en la Universidad de Osteopatía, que la


estructura gobierna la función. No señores, no es así. Es la función la que gobierna la estructura.
El Movimiento y la vida.

El agua es el soporte de la vida

Naturaleza del agua en nuestro cuerpo.


La Sangre –La Linfa –Los Sueros Extra e Intra-celulares.

¿Cómo se purifica el agua de nuestro cuerpo?


Los filtros emuntoriales.

LOS TRASTORNOS DEL SISTEMA SANGUÍNEO Hipertensión –Arteritis


Arterio-esclerosis

LOS TRASTORNOS DE LA LINFA Edema -Linfagitis

¡COMO TRATAR ESTOS TRASTORNOS MEJORANDO LA CIRCULACIÓN. FUNCIÓN DE LOS


EJERCICIOS, DE LOS BAÑOS, DE LOS AYUNOS, DE LOS ABSCESOS, ETC!.

LA REOXIGENACIÓN DE LA SANGRE

LA SOLIDIFICACIÓN DE LOS TEJIDOS Y DE LOS HUESOS


Nuestro cuerpo es recorrido por dos grandes corrientes: La corriente sanguínea y la corriente linfática. Si
las, comparamos con dos ríos, se ve que existen de hecho, varios puntos de analogía. Un río a primera vista
evoca una gran masa de agua, de un agua que no está inmóvil sino que fluye y esa corriente es permanente;
en la escala de una vida humana la corriente de un río evoca la eternidad.

Según los casos, este agua va a ser límpida o al contrario cenagosa y acarreando numerosos materiales de
naturaleza muy variada. Un río, es también un lugar de encuentro de todas las especies vivas desde el más
humilde vegetal hasta el hombre.

Pensemos en el ejemplo del Nilo y en el contraste entre la animación de sus orillas y la poca vida que se
encuentra en el desierto que le rodea.

En fin, este agua que pasa por el río no volverá jamás, pero gracias a su paso la vida es mantenida.

Nuestra vida también depende de esos dos ríos importantes que son la sangre y la linfa. Nuestro cuerpo es
bañado en un medio hídrico y a pesar de la apariencia de entereza que pueda tener, no contiene menos del
70 al 80% de agua. Incluso nuestros huesos que parecen duros y firmes están también colmados de agua.
Pero esta vida depende también de la corriente, el agua de nuestro cuerpo debe circular para mantener la
vida. Es lo mismo que para cualquier vegetal o cualquier animal.
Recordemos el experimento de Carrel que hacía vivir embriones de pollo en un líquido: cambiando cada día
ese líquido, había constatado que las células de esos embriones no caían jamás enfermas y se reproducían
indefinidamente. Por supuesto, Carrel tuvo que interrumpir en un momento dado su experimento, pero duró
veinticinco años durante los cuales esas células de corazón de pollo continuaron reproduciéndose mientras
que un pollo vive raramente más de diez años.

Ciertamente esto no significa que si pudiéramos renovar permanentemente el medio hídrico por el cual somos
bañados, nos volveríamos inmortales. En efecto, en nuestro nacimiento, somos programados de tal forma que
cada una de nuestras células está hecha para renovarse un cierto número de veces. Ese "programa" depende
de la naturaleza de la célula; las células de la sangre se renuevan cada tres meses, las células nerviosas
están constituidas para la vida entera; entre estos dos extremos, las células de nuestros órganos tienen
duraciones de vida muy variadas, cuando llega el momento, la reproducción de nuestras células cesa y se
produce la muerte.

Pero ¿Es empleado de forma óptima ese potencial de renovación? Es poco probable ya que la programación
del ser humano cubre verdaderamente un periodo de ciento veinte años.

En general, entre el nacimiento y la muerte, el ser humano cae enfermo en un momento dado, lo que tendrá
como consecuencia un derroche del potencial de renovación del cual dispone: La célula enferma muere más
rápidamente, su renovación no se lleva a cabo a la fuerza o si se hace, será en un plazo más reducido, a
expensas de la longevidad global. Los flujos que animan los líquidos de nuestro cuerpo no son perceptibles y
sin embargo, bajo esa calma aparente, corrientes muy importantes atraviesan todos nuestros tejidos.

Esas corrientes son muy silenciosas, salvo una sola excepción: si se coloca la oreja a nivel del corazón, se
escucha el choque de este agua que golpea la aorta, la gran arteria que distribuye la sangre hacia todo el
organismo.

Esta actividad intensa, silenciosa, sin onda de superficie, existe tanto en la actividad diurna como durante el
reposo nocturno. Este agua lleva la vida bajo diversas formas: primeramente es el agua (H20), constituyente
esencial, pero un agua impura ya que contiene siempre o elementos nutritivos o algunas veces gases tales
como el oxígeno absorbido a nivel de los pulmones. Es también una energía, llamada energía vital, no
materializada pero la cual nos es imperativamente necesaria para mantenernos en vida.

Cada vez que esta circulación se ralentiza, aparece la enfermedad. El ralentizamiento puede ser general o
producirse sólo a nivel de un órgano. En éste último caso, el órgano cae enfermo, puede haber trastornos
funcionales si
el órgano no cumple su función de una forma satisfactoria y en un segundo estado, son las células de este
órgano las que se esclerosan y mueren definitivamente. Si este órgano es por ejemplo un riñón, que dispone
de un millón de unidades filtrantes, el trastorno no será grave si algunos millares de células mueren. Al
contrario será dramático si 500.000 células desaparecen, no siendo ya capaz el riñón de funcionar nada más
que a un 30 o un 40% de su capacidad normal.

Si la circulación se detiene, se produce la muerte. El órgano muere conllevando generalmente la muerte de


todo el organismo.

Otra muerte es la del organismo, sin haber conocido jamás un sólo instante de enfermedad, ha agotado todos
los ciclos de renovación de sus células y ha muerto. Es la "muerte bella" que se puede desear a todos, pero
que se vuelve cada vez más excepcional, aunque se teme la vejez porque es sinónimo de enfermedad.

Este agua, que circula en el cuerpo, se presenta bajo forma de dos líquidos diferentes: la sangre y la linfa.

La sangre es roja porque entre sus elementos constitutivos, figuran los glóbulos rojos.

La linfa que aparece cuando nos hacemos una herida muy superficial y que supura un líquido ligeramente
opalescente es apenas rosada.

Existe un punto común entre la sangre y la linfa, ya que si se elimina a la sangre de sus elementos
constitutivos y particularmente de sus glóbulos rojos o blancos, se obtiene lo que se llama el a, ahora bien es
ese plasma el que constituye la linfa. Pero como sangre y linfa circulan en dos temas diferentes, se tiene
tendencia a pensar que ata de dos líquidos diferentes.
La sangre es el líquido más rápido, se puede comparar con un torrente. Brota del corazón violentamente por el
ventrículo izquierdo y se introduce en la aorta a una velocidad loca. Nuestras arterias deben ser muy sólidas y
muy elásticas para contener ese flujo.

Desde la aorta, la sangre pasa a arterias más pequeñas, ralentizándose a medida que el sistema circulatorio
se ramifica para llegar a muy débil velocidad a los vasos más pequeños llamados capilares. Esta lentitud es
necesaria aquí, ya que es a este nivel donde se llevan a cabo los intercambios.

Luego, de nuevo, la sangre vuelve a los vasos un poco más gruesos llamados vénulas, luego a las venas y
sosegadamente vuelve progresivamente al corazón.

El cuerpo humano contiene alrededor de cinco litros de sangre y esos cinco litros recorren todo el cuerpo en
un minuto más o menos. Durante ese minuto la sangre ha circulado por cien mil kilómetros de capilares
(colocados no uno seguido del otro, sino en paralelo). Es una hazaña extraordinaria y permanente.

Y durante ese minuto, la sangre ha pasado por todo el cuerpo, no existe ningún órgano que haya sido
olvidado, ni un solo grupo celular que no haya recibido los elementos indispensables para su vida propia.

Al mismo tiempo, la sangre es el líquido que sufre más variaciones en su composición. Veremos más adelante
que la composición de los otros líquidos de nuestro cuerpo varía mucho menos.

Los análisis de sangre son particularmente los medios de estudiar la variación de la composición de la sangre:
tasa de colesterol, lasa de ácido úrico, número de glóbulos rojos, etc...

Una vez hechas las medidas, éstas son comparadas con una norma media para descubrir las modificaciones.
Estas modificaciones son en general relativamente débiles, aunque son significativas. Por ejemplo, si la tasa
normal de ácido úrico es de 0, 20gr, esta tasa puede pasar a 0,30 o 0, 40gr. Esta variación indica que el
sistema circulatorio está sufriendo y que ciertos órganos del cuerpo van a sufrir más que otros.
Nuestra sangre está ligada a nuestro medio exterior. Sólo está separada de él por una membrana, cuyo
espesor no sobrepasa a veces, el espesor de una célula, como ocurre en el medio pulmonar. Cuando el aire
penetra en la caja torácica, está todavía en lo que se puede considerar como medio exterior ya que se
comunica con él mediante un tubo grueso denominado tráquea. Cuando llega a los alvéolos pulmonares, la
sangre está allí, detrás de una membrana constituida por un único espesor de células, espesor invisible al ojo
humano y es donde se van a realizar los intercambios gaseosos.

Cuando la sangre lleva los deshechos a nivel de la piel, está aún más cerca de lo que se ve. Por supuesto, si
estuviera en la superficie, a flor de piel, el más mínimo golpe nos haría sangrar. Pero la piel está cubierta de
pequeñas cavidades, las glándulas sebáceas y las glándulas sudoríparas y la sangre está en contacto con el
fondo de esas cavidades a través, una vez más, del espesor de una sota célula.

A nivel del intestino que puede ser considerado como el estómago, la sangre está presente detrás de una fina
mucosa.

La sangre contiene elementos vitales como el oxígeno y los alimentos, pero también contiene deshechos:
buenos y malos. Cuidado: no se debe creer que la sangre roja de las arterias es toda buena y que la sangre
más azul de las venas es toda mala. Es verdad que existe un poco más de oxigeno en la sangre roja y un
poco más de gas carbónico en la sangre azul, pero ambas contienen esos dos elementos y contienen además
deshechos y alimentos para alimentar a las células.

Esto depende del momento.- después de la digestión, la sangre contendrá muchos elementos nutritivos que
habrá recogido particularmente a nivel de la mucosa del intestino.
Varias horas más tarde y suponiendo que se han llevado a cabo esfuerzos musculares importantes, la
cantidad de elementos nutritivos habrá disminuido, no descendiendo por debajo de un cierto umbral mínimo y
habrán aparecido numerosos deshechos. La tasa de estos deshechos no debe, franquear un umbral máximo.

De hecho, elementos nutritivos y deshechos oscilaran siempre entre un umbral mínimo y un umbral máximo.
Gracias al corazón, como hemos visto, la sangre es propulsada con energía hacia los pulmones. Sin embargo
intervienen también otros órganos que ayudan a esa circulación: Primeramente tenemos el diafragma.

Ese gran músculo en cúpula, como un paraguas abierto en el busto, cuando se eleva en la expiración o
desciende en la inspiración alrededor de dieciocho veces por minuto, ejerce también un efecto de bombeo
sobre la masa global de sangre.

Cuanto más trabaja el diafragma, más aliviado está el corazón.

Pero esto no es suficiente: cuando la sangre está en los capilares, lejos del corazón y del diafragma, tendría
tendencia a detenerse si no entrara en juego la elasticidad de los vasos. Bajo la onda de choque del corazón,
los vasos tienen tendencia a dilatarse. Su elasticidad conlleva como consecuencia una contracción que
empuja la sangre en los capilares. Si esta elasticidad se pierde, los capilares se vacían ligeramente y
desaparecen. La palidez de la piel, la sensación de frío en los pies o en las manos, son síntomas de la
desaparición de la red de los capilares.

Los músculos desempeñan igualmente un papel en esta circulación. En cada contracción de un músculo, las
venas de vuelta que son vasos flexibles, son comprimidos y estas compresiones favorecen siempre la
circulación de vuelta por el hecho de la presencia de válvulas en las' venas. Estas válvulas se cierran después
del paso de la sangre, obligando a la sangre a remontar hacia el corazón con la contracción muscular
siguiente.

Si las venas se dilatan las válvulas cierran mal y la sangre ya no puede remontar hacia el corazón,
estancándose en la vena que tiene tendencia aún a dilatarse para formar varicosidades y varices.
El dinamismo de los glóbulos rojos de la sangre intervienen también en la circulación. Los glóbulos rojos,
normalmente esféricos, tienen un diámetro más grande que el diámetro de los capilares. Para franquear los
capilares, van a distenderse, estirarse, luego retraerse y empujarse los unos a los otros. Si pierden su calidad
elástica, obstaculizan la circulación en los capilares. Entonces es necesaria una buena médula para tener
buenos glóbulos rojos y no correr el riesgo de ver los capilares taponarse (pequeñas trombosis) y
desaparecer.

El sistema linfático, es el sistema de drenaje de las células. Se le podría comparar a los canales de drenaje de
un terreno cenagoso constituido en primer lugar de pequeñas fosas que recogen el agua, luego la introducen
en pequeños canales, ellos mismos conectados por grandes canales que van hasta un gran río. Los vasos
linfáticos son similares a las venas por su consistencia bastante blanda y por sus válvulas.

Nuestro cuerpo contiene alrededor de diez litros de linfa que circula lentamente en este sistema que es
abierto, yendo desde las células hasta la sangre, contrariamente al sistema sanguíneo que es cerrado.
Es remarcaban constatar que no existe un motor para hacer circular esta linfa. Es esencialmente el
movimiento muscular el que por contracción sobre los vasos linfáticos hace avanzar el líquido, interviniendo
las válvulas para evitar las corrientes inversas. Se puede deducir como consecuencia que una vida muy
sedentaria es poco propicia para la circulación de la linfa.

La linfa se vierte en la sangre bajo las clavículas derecha e izquierda. La velocidad de la sangre en estos
lugares provoca un efecto de arrastre de la linfa que contribuye de forma no despreciable a su circulación.
Pero no existe medida común entre la velocidad de la sangre y la de la linfa. Esta última presenta un caudal de
un litro cada 24 horas, es 7.000 veces más débil que el caudal de la sangre. Es decir que el movimiento de la
linfa es poco perceptible.
Además del ejercicio físico, existe otro medio de acelerar la circulación de esta linfa mediante la respiración. Si
se inspira abriendo la boca, los músculos respiratorios crean una depresión en los pulmones. Esta depresión
actúa sobre todos los líquidos que llegan a los pulmones: sangre y linfa. En particular un grueso canal, el canal
torácico, remonta del abdomen para venirse en la arteria pulmonar. Este ejercicio de "retención vacía" activa la
circulación a nivel de ese canal.
Mientras que la sangre lleva mediante los capilares, los alimentos y el oxígeno a las células, la linfa drena los
deshechos de las células y los lleva hasta la sangre.
Esos deshechos son muy tóxicos: Gas carbónico, minerales deteriorados, creatinina, urea, ácido úrico,
ácido láctico, colesterina, etc...

SI SE INYECTA LA LINFA A UN CONEJO, LE PRODUCE LA MUERTE.

Cuando la linfa llega al nivel de la sangre, seguidamente, afortunadamente los deshechos pasarán a los
emuntorios: Pulmones, intestinos, piel y riñones. Las toxinas no tendrán tiempo de actuar.

Señalemos también que el hombre ha inventado un emuntorio suplementario, directamente conectado sobre
la linfa: es el absceso de fijación. Como este absceso es muy doloroso, se prefiere actualmente reservarlo
para los animales, en particular para los caballos.

El suero extra-celular rodea a todas las células.

Nuestro cuerpo contiene alrededor de 15 litros de suero extra-celular. Es un líquido inmóvil, pero aunque no
tenga ninguna corriente, conduce el alimento hacia las células y los deshechos hacia la linfa. Todos estos
intercambios se llevan a cabo por fenómenos de ósmosis o de electrólisis.

Nuestras células contienen ellas mismas agua. Es el suero intra-celular, el más importante ya que es en él
donde se encuentra la vida. En él se da la estabilidad total caracterizada para las células de un órgano dado,
por una tenencia constante de elementos nutritivos y una tenencia constante de deshechos. Si esos
elementos no varían se produce la Salud total, si varían, se produce la enfermedad: trastorno de
funcionamiento, insuficiencia, lesión, etc...

Nuestras células viven en el fondo de un gran "tarro" el cual es nuestro cuerpo. Reciben los alimentos por
medio de la sangre y el suero extra-celular. Expulsan sus deshechos mediante el suero extra-celular, la linfa y
la sangre sobre la cual están instalados los 4 filtros.
ENTONCES ES FÁCIL IMAGINAR QUE SI SE TOMA UN POCO DE NUESTRA SANGRE PARA HACER UN
ANÁLISIS, NO SE OBTENDRÁ NI LA MÁS REMOTA IDEA DE LO QUE OCURRE A NIVEL DE LAS
CÉLULAS.

Un sujeto cuyos capilares están muy desarrollados, puede transportar en su sangre un cierto número de
venenos que no alcanzarán nunca las células. Este tipo de sujeto cae muy raramente enfermo y no soporta a
la gente que se queja de sus males. Sin embargo corre el riesgo de sufrir accidentes incluso a nivel de su
sistema circulatorio, lo que se denomina accidentes cardio-vasculares, de los cuales el más grave es el infarto
de miocardio.

Al contrario, el neuro-artrítico cuyo sistema sanguíneo es mucho menos activo, corre el riesgo de ver como
los deshechos de sus células se acantonan en el suero extra-celular y en la linfa. Es así como el sujeto
reumático puede no tener en la sangre una tasa normal de urea o de ácido úrico. Sin embargo, se queja de
todas las articulaciones, algunas de ellas en estado de crisis están rojas e hinchadas. Lo que ocurre es que si
el ácido úrico no está en la sangre, está presente alrededor y en la célula.

Al contrario se puede detectar una tasa anormalmente elevada de ácido úrico en un sujeto que no sufre de
reumatismos, bien porque ese ácido úrico se encuentra únicamente en la sangre o bien porque ha sido
drenado por la linfa hasta la sangre en el transcurso de una crisis de eliminación. En este caso sobre todo no
hay que suministrar ningún tipo de medicamento.

Cuantas veces se llevan a cabo análisis de sangre que no detectan ninguna anomalía sobre un sujeto que
está realmente enfermo.

Sería interesante hacer una toma de muestra a nivel del líquido intra o extracelular, pero es prácticamente
imposible. Cuando se lleva a cabo una biopsia por ejemplo, se toma una mezcla de sangre, de linfa y de
células de diferentes tejidos, y finalmente no se puede deducir nada, sino sólo se puede juzgar si la forma y la
constitución de las células son normales. No se puede medir lo más interesante: las tasas de los diferentes
elementos constitutivos del suero de las células. Sin embargo, este género de operación es cada vez más
practicada.

Ahora bien, si se practica, es porque el sujeto está enfermo y se conoce a priori que esa enfermedad va a
traducirse a nivel de las células, por anomalías de los constituyentes. Que se detecten o no esas anomalías
mediante exámenes, importa muy poco: lo que hay que hacer es movilizar los líquidos del cuerpo, restablecer
el drenaje deficiente, abrir emuntorios y evitar el aporte de venenos, ósea resumiendo, restablecer un estado
humoral normal. Es la parte desempeñada por los BIOTERAPEUTAS, es por lo que también se les
lama "humoristas". Siendo las células inaccesibles, se actuará sobre el flujo que las alcanza, es decir sobre
la sangre y la linfa. Toda la naturopatía consiste en esto, porque no se puede hacer ninguna otra cosa y de
ninguna otra forma.

¿Cómo restablecer la calidad de los humores?


Ahora lo vamos a estudiar, tratando sólo la sangre y la linfa. La acción sobre los sueros extra e intra-celular no
entra en el cuadro de este estudio.

Hemos visto que sólo la sangre está provista de filtros. Toda la sangre pasa permanentemente por ellos: son
los pulmones, la piel, los riñones y el intestino.

Una preocupación esencial es la de vigilar el buen funcionamiento de estos filtros. Si un sujeto no transpira,
sus pulmones admiten apenas 2 litros de aire, su orina es incolora y sólo hace sus necesidades una vez por
semana, se aproxima a pasos agigantados a su fin. Afortunadamente los filtros, incluso obstruidos, funcionan
aún un poco: la transpiración puede hacerse en las axilas y en los huecos de las manos o de los pies, la orina
estará un poco coloreada, expulsando esputos, los pulmones eliminan algunos deshechos e ir una vez por
semana al retrete es mejor que nada. Pero habrá que actuar rápidamente para dominar la situación. Por
ejemplo, un intestino normalmente debe evacuar una vez por comida, entonces de dos a tres veces al día
según el número de comidas. Efectuándose el tránsito en 12 o 15 horas, si el intestino sólo elimina una vez al
día, significa que por lo menos una de las comidas transita durante 24 horas, con lo cual aparecen las
fermentaciones y la producción anormal de deshechos y de toxinas.
La fina pared del intestino, con inteligencia, en general no deja pasar esos deshechos al organismo, pero a la
larga, se fatiga, se desajusta y las toxinas penetran en el cuerpo.

¿Quién se preocupa de mantener en buen estado estos filtros?


No es ciertamente el hombre de la calle y sin embargo, se trata de las primeras y más importantes reglas de
higiene.

En este orden de ideas, puede ser útil conocer las conclusiones de su propio análisis de sangre para tomar las
precauciones necesarias. Siendo cada individuo diferente, los riesgos corridos por la presencia anormal de
algunos deshechos serán también muy diferentes. Un adolescente, rico en fuerza vital, eliminará sus
deshechos a nivel de la piel bajo forma de un eczema seco, mientras que un neuro-artrítico de 70 años sufrirá
de una artrosis y un nervioso presentará trastornos del sistema nervioso. De todas formas, si los deshechos
son demasiado importantes, hemos visto que se corre siempre un riesgo a nivel del sistema cardio-vascular y
una segunda etapa a nivel del sistema linfático.

De entre los trastornos locales, citemos una enfermedad que la mayoría de las veces no lo es: la hipertensión.
Es nueve veces de cada diez una reacción de defensa del organismo: cuando los deshechos están a nivel de
la sangre y los emuntorios no funcionan correctamente, el sistema nervioso va a dirigir un estrechamiento del
calibre de los vasos, lo cual aumenta la presión sanguínea y forzando el paso de la sangre en los emuntorios,
obliga a estos últimos a eliminar mejor los deshechos.

Si en ese momento se administra un hipotensor, se obtendrá la dilatación de los vasos, evitando el accidente
(ruptura de un vaso), pero el problema sigue intacto.

Esencialmente hay que desatascar los filtros y se constata que el resultado obtenido, es el descenso de la
presión sanguínea.

¿Cómo se debe proceder?


 Para la piel, los baños de sudoración y los ejercicios.
 Para los riñones, las plantas diuréticas.
La Universidad moderna enseña a los futuros Médicos a recetar hipotensores y diuréticos que
desgraciadamente son productos de síntesis y estos últimos van a destruir los néfrones.
 Para los pulmones, los ejercicios respiratorios.
 Para los intestinos, las lavativas y las plantas.

Si la tensión no desciende, se está delante de un caso mucho más grave y más raro. Existe entonces una
perturbación bien a nivel del sistema nervioso o bien a nivel de un órgano que actúa sobre el sistema nervioso.

La artritis es una enfermedad que afecta al sistema circulatorio sanguíneo. En contacto con los deshechos
circulantes, que son siempre de naturaleza cristaloide en este caso, las células de las paredes sanguíneas se
irritan y se inflaman. La gota es de la misma naturaleza. Entonces para curar la arteritis o la gota, hay que
desatascar los filtros que drenan esos cristales. Se trata de los riñones y de la piel.

Se deberán utilizar plantas diuréticas y obtener buenas sudoraciones (baños calientes, ejercicios, etc..).

No habrá que olvidar corregir la alimentación o incluso ayunar, lo cual suprime instantáneamente el aporte de
deshechos; mientras que la eliminación de los mismos se lleva a cabo, la cual necesita un plazo de 3 a 4
semanas. Si sólo se toma agua, se puede detener una crisis de gota en 24 horas.

En el caso de trastornos más profundos y más crónicos, todo dependerá de la capacidad del sujeto para
movilizar sus líquidos. El niño guarda más frecuentemente sus deshechos a nivel de la sangre, con lo cual en
el momento en que se le regula la alimentación, el trastorno desaparece.

La colesterolhemia demasiado fuerte de la sangre la vuelve grasa y viscosa. Las placas grasas entonces
tienen tendencia a depositarse sobre los vasos con lo cual las células ya no están en contacto con la sangre
que les aportaba oxígeno y alimento. Estas células va a esclerosarse. Las partes de los vasos recubiertas de
esas placas van a endurecerse y a perder su elasticidad. No reaccionando ya, no toman parte en la circulación
de la sangre la cual se ralentiza. Las placas grasas y espesas a su vez van a aglutinar pequeños cristales
circulantes y a obstruir poco a poco el vaso: es la arteriosclerosis.
La parte del vaso bajo la placa ya no recibirá sangre y morirá. Si este fenómeno se produce a nivel de un
tejido muscular banal, el accidente no será demasiado grave. Al contrario si se trata de un músculo cardiaco,
se producirá el infarto. La circulación se detiene en el tejido nervioso que tiene una imperativa necesidad de
oxígeno, las células.

Entonces se trata de eliminar esos deshechos grasos y viscosos. Entonces hay que activar el hígado y los
pulmones mediante plantas hepáticas y ejercicios respiratorios.

No hay que poner en la sangre productos "desoxidantes" ya que se corre el riesgo de destruir todo, el
colesterol y los elementos nutritivos grasos útiles para el organismo. Además existen dos tipos de colesterol
de fórmula química idéntica pero de características físicas diferentes. Existe el colesterol residual y el
colesterol alimento, indispensable para la vida celular y que se debe consumir regularmente (materia grasa de
la leche, yema del huevo, aceite, etc...). La medicina que trata esta enfermedad mediante la supresión de los
alimentos que contienen colesterol, no hace la distinción entre estos dos cuerpos. Es la imagen de la
confusión que produce la molécula de síntesis y la molécula natural, entre la vitamina de síntesis y la vitamina
natural (sólo ésta última mejora la salud sin hacer correr ningún riesgo al organismo).

Las varices aparecen cuando la circulación de vuelta es demasiado lenta o bien cuando la sangre no es
empujada con bastante fuerza a la salida del corazón o bien como causa del sedentarismo y la falta de
actividad muscular que priva a la sangre del motor muscular complementario. La sangre puede ser igualmente
demasiado viscosa. Para obtener un flujo satisfactorio, el organismo aumenta la presión, lo cual tiene como
efecto el distender las paredes venosas. Las válvulas ya no cierran correctamente y se producen las éxtasis
venosas. Una solución consiste en inyectar un producto esclerosante que endurezca las paredes,
transformando la vena en un tubo rígido. Esto no favorece a penas la

circulación y los vasos colaterales deben tomar el relevo. No siendo la sangre más fluida, son ellos los que a
su vez, van a dilatarse.

Cuando una vena se distiende, siempre existe el riesgo de ruptura. El organismo previene esta ruptura
dejando filtrar el plasma de la sangre hacia el medio que les rodea, lo que crea el edema. Es por esta causa
por lo que las piernas pueden hincharse. Este edema es a menudo el signo de una circulación de vuelta
ralentizada.

Entonces hay que fluidificar la sangre, evitando una alimentación rica en almidones (arroz, pasta, pan, ...) y
haciendo ejercicio. Para las piernas el ejercicio consistirá en andar. Los que no tengan fuerza de voluntad para
realizarlo, podrán utilizar un ejercicio un poco más artificial que consiste en someter las venas a una ducha
escocesa. El calor y el frío alternados, provocan una dilatación y luego una retracción de las paredes venosas
que permiten recuperar progresivamente su tonicidad. Pero antes de hacer estos ejercicios, es indispensable
desatascar previamente los filtros y depurar la sangre, sino se puede confirmar el rumor público que pretende
que el calor es peligroso para las varices.

Estudiemos ahora los trastornos del sistema linfático y los medios para corregirlos. El sistema
linfático está cubierto de pequeños centros de depuración que se denominan ganglios. En cada uno de
estos centros, los capilares sanguíneos organizados en una red muy particular, extraen los deshechos
de la linfa, aunque de hecho cuando ésta desemboca en la sangre, es casi pura y afortunadamente es
así ya que la sangre conduce directamente al corazón.

Estos ganglios son el centro de producción de células gigantes que se llaman linfocitos y que están
encargadas de combatir las agresiones víricas y microbianas.

Cuantos más deshechos haya en la linfa, más aumenta la actividad de estos ganglios y más tenderán a
inflarse. Si la depuración no se hace bastante rápido, se ven aparecer los microbios y los virus.

Anotamos que entre estos ganglios, existen algunos que se ven y que se pueden tocar, pero también existen
algunos inaccesibles que son a veces mucho más gruesos (por ejemplo del grosor de una pelota de ping-
pong), en el abdomen por ejemplo.

Para limpiar estos ganglios, hay que limpiar la linfa y acelerar el caudal sanguíneo. En efecto, si la sangre está
sucia y proviene de eliminar los deshechos de la linfa, ésta va a agotarse a su vez.
Por otra parte, activando la circulación de la linfa, los deshechos son vertidos en más gran cantidad en la
sangre, lo cual alivia los ganglios.

El drenaje del sistema linfático se hará mejor mediante ejercicios o bien mediante masajes muy específicos
(masajes linfáticos). Una buena solución es el baño caliente ya que cuanto más se caliente la linfa, mas fluida
se vuelve.

Estos baño se llevarán a cabo a 39 o 40 ° (más si se soporta), de 10 minutos a una hora, dos veces al día,
añadiendo eventualmente esencias aromáticas que son los antibióticos del bioterapeuta.

Insistimos sobre el hecho de que el mejor medio para obtener líquidos fisiológicamente limpios es el ejercicio
físico. El sedentarismo creciente es la causa de enfermedades más o menos profundas y graves
(enfermedades nerviosas, leucemia, cáncer, etc...) porque ya no se actúa sobre el "fondo del tarro" (ver
esquema de los líquidos del cuerpo humano). El niño que se mueve sin cesar, rueda por el suelo, se levanta,
se pone cabeza abajo, etc... no presenta problemas graves. Cuanto más se envejece y menos nos movemos,
se acumulan deshechos que caen al fondo llegando hasta las células.

Cualquiera que sea el ejercicio que os sea propuesto (incluso si no es muy adaptado) practicadlo: Caminad,
jugad al tenis el fin de semana, practicad el footing, etc... Los demás medios son artificios para personas
perezosas y sobre todo los medicamentos que a su vez producen deshechos que se sumergen en lo más
profundo del organismo.

De entre los pequeños trucos para la gente perezosa, figuran las pequeñas lavativas y la estimulación de los
emuntorios mediante las plantas diuréticas, hepáticas, etc... También se pueden llevar a cabo ayunos
húmedos: sólo beber agua durante uno o dos días. Esta agua limpia los deshechos de la sangre pero no
limpia la linfa.

Para limpiar la linfa, hay que llevar a cabo ayunos secos, más duros de soportar.

Aportando más agua para renovar la de la sangre, se continúa sin embargo eliminando: la piel continúa
transpirando, los riñones filtrando, el hígado expulsando bilis y los pulmones expirando vapor de agua. Es
entonces el agua de la linfa la que va a remontar más rápidamente hacia la sangre para compensar la pérdida.
Por ejemplo su caudal pasará de 1 a 2 litros cada 24 horas y 4 litros en dos días si se consigue ayunar durante
todo ese tiempo.

Añadiendo a este ayuno una sesión de sauna, ejercicios respiratorios y diuréticos, algunos litros
suplementarios de linfa pasarán a la sangre, pero cuidado, ya que existe el riesgo de provocar una crisis
curativa, con fuertes palpitaciones del corazón y migrañas por ejemplo. Entonces hay que aplicar estos
métodos teniendo en cuenta la vitalidad y las capacidades emuntoriales de cada individuo. Una persona con
los humores sucios, sin deshechos, puede ayunar largo tiempo, pero cuanto más deshechos acarreen los
humores, más insostenible y más peligroso es el ayuno. Algunas personas pueden saltarse una comida sin
sufrir migrañas. Aquel que puede hacer tres días de ayuno seco sin ningún problema, permaneciendo lúcido y
en buena forma, puede decirse que está preparado para la "limpieza interna".

Para los grandes perezosos, existe la solución de los masajes. El masaje clásico de las masas musculares
hace circular la sangre. El masaje más particular denominado masaje linfático, permite acelerar la circulación
de la linfa. Pero no se debe practicar este último tipo de masaje, si se continúa comiendo mal y dejando los
emuntorios en mal estado de funcionamiento. Sería agitar los deshechos para verlos redepositarse de nuevo.

La ducha escocesa es uno de esos medios. Es a veces difícil de soportar para los sujetos que andan faltos
de vitalidad. Entonces cada persona debe actuar según sus posibilidades: el calor y el frío pueden ser llevados
º
por ejemplo hasta 40 para el calor y 30° para el frío.

En fin, como ya hemos evocado anteriormente, la gran terapéutica en algunos casos excepcionales consiste
en provocar un absceso de fijación, que permitirá depurar directamente la linfa a nivel de la piel.
En general, se crea inyectando bastante profundamente bajo la piel un producto tal como la esencia de
trementina o el aceite de crotón tiglio que son productos revulsivos.
El organismo entonces deriva a ese lugar todos sus deshechos. El absceso se inflama poco a poco, formando
una bolsa (que puede alcanzar el tamaño de una naranja), luego madura y revienta normalmente hacia
el exterior al cabo de 2 a 3 semanas.

Para poder recurrir a este método, hay que respetar imperativamente dos condiciones:
 Que el sujeto posea bastante vitalidad, sino la colecta de las impurezas no se lleva a cabo, el
absceso no 'prende". Cartón decía a este respecto que si un absceso de fijación no 'prendía" sobre un
tuberculoso, no existían apenas esperanzas de ver curarse al paciente, por falta de vitalidad.
 Que este sujeto sea valiente, ya que el absceso es cada vez más doloroso a medida que crece y
va acompañado de una fuerte fiebre de 40 a 41 ° de 15 días a tres semanas.

Este absceso algunas veces es el único medio de llegar al final de trastornos graves como algunos cánceres
o afecciones respiratorias graves como algunas asmas asfixiantes.

La sangre y la linfa hacen de unión entre el medio interior de nuestro cuerpo y el medio exterior
gracias a la cual vivimos.

Los intercambios dependen de la circulación de estos dos fluidos. Todo ralentizamiento de los
mismos conlleva un descenso de la actividad orgánica engendra la enfermedad, "al contrario", toda
aceleración vivifica a las células de lo cual el estado de salud es el mejor testimonio.
MIMAYORFELI CI DAD“AYUDARALPRÓJI MO”Michel STÉPHAN
info@michelstephan.com

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