You are on page 1of 9

CAPITULO VII: ESPIRITUALIDAD

DEL AUXILIAR .
Pasamos ahora a considerar algo fundamental en la vida de nuestro
Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana y es, nada menos, que la
Espiritualidad del Auxiliar. Una Escuela de Auxiliares tendrá vida si su
espiritualidad es una auténtica realidad y no meras apariencias o
descuido imperdonable.

1.- ¿Qué es una espiritualidad?

Nuestra primera y esencial vocación es el llamado a la Santidad.


Nuestra Santidad de vida es un signo inequívoco de amor de Dios
hacia nosotros: "Tal vocación, por tanto, constituye una componente
esencial e inseparable de la nueva vida Bautismal, y, en
consecuencia, un elemento constitutivo de su dignidad" (C.L. 17).

Al cumplir nuestra misión evangelizadora, es esencial ser fieles al


llamado de Dios (la Santidad), ya que dicha misión (Evangelización)
se desprende precisamente de este llamado. Al vivir la Santidad con
un estilo propio se es un Testigo y Evangelizador. "El mejor
Evangelizador es el Santo" (S.D. 28).

El llamado universal a la Santidad debe manifestarse en los frutos de


gracia que el Espíritu Santo produce en los fieles; y en particular en la
práctica de los consejos evangélicos. (cfr. L.G. 39).

Estos frutos de gracia que el Espíritu Santo produce, esta manera


personal de relacionarnos con el Espíritu Santo para alcanzar nuestra
plenitud en la caridad, podemos llamarla ESPIRITUALIDAD.

2.- La Espiritualidad propia del M.J.V.C.

"En la comunión de los santos, se han desarrollado diversas


espiritualidades a lo largo de la historia de la Iglesia. El carisma
personal de un testigo del amor de Dios hacia los hombres nos sirve
de guía y ejemplo (cfr. C.C. 2684).

El M.J.V.C. nace dentro de una corriente netamente mariana. La


presencia de María, que fue tan importante en la vida de el P.
Marcelino Champagnat, fundador de los Hermanos Maristas, marca la
espiritualidad de nuestro Movimiento. Así, el M.J.V.C. ha ido forjando a
través de los años, un carisma propio, una espiritualidad propia.
Dicha espiritualidad seguirá creciendo con cada Jornada y en cada
reunión de la Escuela, en la santidad y el Testimonio de cada uno de
los Auxiliares.
Todos los auxiliares de las Escuelas de Jornadas comparten la misma
misión y vocación de nuestra Iglesia, Así pues, por su misión
específica, y por pertenecer a un movimiento de Iglesia, todos
compartimos una misma espiritualidad, forjada en el trabajo diario y
en el testimonio de vida.

Al tener que hablar de un Dios a quien conocemos y tratamos


familiarmente nosotros mismos, tenemos que dar ante nuestros
jóvenes hermanos ejemplo de sencillez de vida, espíritu de oración, y
caridad. Así hemos debido hacerlo. Sin esta marca de santidad,
nuestra palabra difícilmente penetra en el corazón de los jóvenes de
hoy . (cfr EN 76).

3.- Características de esta espiritualidad

Pasemos ahora a hablar de algunos elementos comunes de la


espiritualidad del M.J.V.C. que nos parece no debemos descuidar.

Es necesario adoptemos todo el estilo de vida de Jesús. El modo


particular de irlo realizando, y como hacer nuestras esas actitudes de
Jesús, dependerá de la libertad y la docilidad al Espíritu Santo, de la
personalidad de cada uno de los discípulos de Cristo. Algunas de las
actitudes son:

1. Reunidos en torno a Cristo

2. Al estilo de María.

3. Una vida de Oración

4. La Palabra de Dios

5. Disponibilidad y servicio

6. Un Testimonio alegre

7. Viviendo la Liturgia.

3.1.- Reunidos en torno a Cristo

La Santidad o vida en el Espíritu, que va determinando mi


Espiritualidad, suscita y exige en todos y cada uno de nosotros el
pleno seguimiento de Cristo, Para llegar a esta plenitud que sin lugar
a duda es nuestra propia felicidad, tenemos que seguir un itinerario
de crecimiento, pero siempre formando un grupo alrededor de Jesús.

3.2.- Al estilo de María.


Reunidos en torno a Cristo, los Auxiliares descubrimos cada vez más y
mejor la presencia de María, su Madre. Donde está el Hijo está la
Madre.

Descubrir a María es captar su estilo; hacerlo mío. El Auxiliar va


sintiendo de este modo, la necesidad de una espiritualidad propia, en
todo parecida a la de Ella, quien es el mayor ejemplo que tenemos de
vivencia evangélica. Viviendo como María podemos asumir un
compromiso más sólido en la búsqueda de nuestra madurez cristiana.
María es la Bienaventurada por excelencia, el modelo del auténtico
Discípulo de Cristo.

María tenia un corazón abierto y sencillo. Le creyó a Dios y fue fiel.


Nosotros como auxiliares tendremos que simplificar nuestro corazón;
vaciarlo de todo aquello que se ha ido metiendo en él y que se
interpone entre Dios y nuestra persona. Solo así descubriremos a ser
sencillos y abiertos a Dios. al estilo de María

María también es servicial, Está al pendiente de lo que hace falta "se


acabó el vino"; leemos en el pasaje de las Bodas de Caná, y ella
inmediatamente se entrega a servir a su prójimo. Lo mismo ocurrió
con Isabel, después de la Anunciación : María corre presurosa a la
montaña.

Como Auxiliares y como Movimiento queremos vivir al Servicio de


nuestros hermanos jóvenes. Por ello es bueno imitar a María y dejar
que el Espíritu Santo actúe en nosotros, al igual que lo hizo en Ella,
para amar a nuestros hermanos a través del servicio concreto.

"Todo a Jesús por María y Todo a María para Jesús", repetimos a


menudo. Nuestra Jaculatoria es, de verdad, camino seguro para
aprender a servir. Nos indica que es cierto que queremos llegar a
Cristo, por medio de María y que todo lo que queremos ofrecer a
Jesús, lo hacemos por intermedio de su Santísima Madre.

María es la Discípula Perfecta, que nos acompaña siempre en el


camino de la Evangelización y nos ayudará a vivir cada día mejor la
Vida de Cristo y así ser testigos auténticos en medio de este mundo.

3.3.- Una vida de Oración.

Como Auxiliares que hemos conocido a Cristo, y que queremos


prolongar esta relación personal con Él, tenemos que dejarnos
transformar por el mismo Dios en la oración. En ella se mantiene una
relación permanente con Jesús, lo cual nos llevará a estar unidos a
Cristo y con Él al Padre, a través del Espíritu Santo. Se trata de vivir el
Misterio de Dios "en una relación viviente y personal con Dios vivo y
verdadero. Esta relación es la oración" (C.C. 2558).
San Pablo nos invita a hacer oración en todo momento, es decir hacer
de nuestra vida toda una oración. Esto quiere decir que en toda
circunstancia tenemos que mantener el diálogo de amor con Dios, y
sin embargo señalamos que es bueno que dediquemos algún tiempo
del día, para un momento especial con Dios y que procuremos tener
momentos fuertes de oración, a lo largo de nuestra vida cristiana.

"La oración no se reduce al brote espontáneo de un impulso interior:


para orar es necesario querer orar. No basta sólo con saber lo que las
Escrituras revelan sobre la oración: es necesario también aprender a
orar" (C.C. 2650).

Es conveniente que cada Auxiliar aumente su Espiritualidad,


interiorizando en la práctica de la oración personal y comunitaria. " La
oración es la vida del corazón nuevo. Debe animarnos en todo
momento. Nosotros, sin embargo, olvidamos al que es nuestra Vida y
nuestro Todo. Por eso, los Padres espirituales, en la tradición del
Deuteronomio y de los profetas, insisten en la oración como un
'recuerdo de Dios', un frecuente despertar la 'memoria del corazón':
'Es necesario acordarse de Dios más a menudo que de respirar' (San
Gregorio Nacianceno, or. theol 1,4). Pero no se puede orar ' en todo
tiempo' si no se ora, con particular dedicación, en algunos momentos:
son los tiempos fuertes de la oración cristiana, en intensidad y en
duración." (C.C. 2697)

"La Tradición de la Iglesia propone a los fieles unos ritmos de oración


destinados a alimentar la oración continua. Algunos son diarios: la
oración de la mañana y la de la tarde, antes y después de comer, la
liturgia de las Horas. El domingo, centrado en la Eucaristía, se
santifica principalmente por medio de la oración. El ciclo del año
litúrgico y sus grandes fiestas son los ritmos fundamentales de la vida
de los cristianos." (C.C. 2698).

Existen tres experiencias o expresiones principales de la vida de


oración.

3.3.1.- La oración vocal.

La oración vocal es un elemento indispensable de la vida cristiana.


Fundada en la unión del cuerpo con el espíritu, asocia el cuerpo a la
oración interior del corazón a ejemplo de Cristo. Él nos enseña la
oración del "padre Nuestro". Asociar los sentidos a la oración interior
es una exigencia tanto de nuestra naturaleza humana como una
exigencia divina, ya que Dios busca adoradores "en espíritu y en
verdad", cuya oración brote de las profundidades del alma. Para la
oración vocal (ver C.C. 2700 - 2704 ).

3.3. 2.- La meditación.


La meditación es, sobre todo, una búsqueda. Encauzada con la ayuda
de algún libro, notablemente las Sagradas Escrituras, la atención del
creyente busca comprender y profundizar la vida cristiana. Esta
meditación lleva siempre a una confrontación con uno mismo y con el
verdadero guía en la vida espiritual, que no es otro que el mismo
Cristo. Para la meditación (ver C.C. 2705 - 2708 ).

3.3. 3.- La contemplación.

Para Santa Teresa, la contemplación es "tratar de amistad a solas con


quien sabemos nos ama" (vida 8). Es esa búsqueda de Cristo en el
Amor y en la Fe, con la mirada centrada en el Señor.

Hay que saber buscar el tiempo y el espacio para este encuentro, un


tiempo largo en el que podamos "recoger" el corazón, movidos por el
Espíritu, para sincerarnos ante Aquél que nos espera en lo hondo del
corazón. Para la contemplación (ver C.C. 2709 - 2719).

3.4.- La Palabra de Dios.

Dios se ha comunicado a los hombres a través de su palabra. La


Palabra hecha carne es el mismo Jesús ( cfr Jn 1 ; Heb. 1,1-2 ) El cual
nos dice "Pasarán el cielo y la Tierra pero mis palabras no
pasarán"(cfr Lc.21,33) . Todos los discípulos de Cristo han descubierto
que la palabra de Dios es siempre actual, y da vida "Señor, ¿a quién
iremos? Tú tienes palabras de vida eterna" (Jn. 6,8) La Palabra de
Dios, contenida en su Escritura nos irá fortaleciendo y dando vida, en
la medida en que nosotros la estudiemos, la contemplemos, y sobre
todo, la hagamos algo verdaderamente nuestro.

" La Iglesia 'recomienda insistentemente a todos sus fieles...la lectura


asidua de la Escritura para que adquieran *la ciencia suprema de
Jesucristo* (Flp 3, 8)... Recuerden que la lectura de la Sagrada
Escritura debe acompañar la oración para que se realice el diálogo de
Dios con el hombre, pues * a Dios hablamos cuando oramos, a Dios
escuchamos cuando leemos sus palabras* (San Ambrosio off. 1, 88)'
(DV 25)" (C.C. 2653).

3.5.- Disponibilidad y servicio.

El Auxiliar de jornadas, por su juventud y entusiasmo, tiene una gran


riqueza que ofrecer a Cristo: Su misma juventud. Esta época de la
vida, tan rica en experiencias y aventuras, encuentra su verdadero
sentido en Aquél que es siempre joven y que vino no a ser servido,
sino a servir.

A ejemplo de Jesús, el joven Auxiliar sabe ponerse al servicio de sus


hermanos, trabajando largas horas y dedicando recursos a menudo
limitados en la preparación de una Jornada. Entrega con generosidad
su tiempo y su esfuerzo, sus propias capacidades, que son a menudo
su única riqueza. Como la viuda en el Templo, "da todo lo que tiene
para vivir"( cfr.Lc.21,4).

Servir no es fácil, A menudo requiere saber desaparecer "para que


otros crezcan". Requiere humildad y esfuerzo. El M.J.V.C. ha
procurado caracterizarse siempre por un servicio entusiasta y alegre
en la Iglesia. En todos los lugares de nuestra Patria encontramos
jóvenes del MJVC que han sabido mostrar la disponibilidad
característica del joven discípulo del Señor. Procuremos cultivar en
adelante estos dones de Dios y agradecerlos.

3.6.- Un Testimonio alegre.

En nuestros días es importante que las personas crean por la


predicación de la palabra de Dios pero siempre que sea acompañada
por acciones concretas de nosotros los católicos. En su carta Santiago
nos recuerda la importancia de la Fe y las obras :"yo por mi parte te
mostraré mi fe por el bien que yo hago... Así como el cuerpo sin el
espíritu está muerto, del mismo modo la fe que no produce obras está
muerta" (Stgo 2, 18. 26). Si nuestra espiritualidad no se muestra con
un Testimonio claro de vida, es que posiblemente no estemos siendo
dóciles a la acción del Espíritu Santo, y fieles al llamado de la
Santidad.

La Iglesia reconoce que el Testimonio de Vida es la primera forma de


predicar el Evangelio y el primer fruto de la vida en Santidad. San
Pedro nos habla de la importancia del Testimonio de Vida: "Lleven
una vida ejemplar en medio de los que no conocen a Dios; esos
mismos que a ustedes los calumnian y los tratan de malechores,
notarán sus buenas obras y darán gloria a Dios en el día en que los
visite." ( 1 Pe 2, 12).

El mundo sufre las consecuencias de la falsedad y el egoísmo. Como


jóvenes estamos siempre dispuestos a descubrir la verdad y el
auténtico camino de la plenitud. Por eso el Papa nos habló a los
jóvenes de México en San Juan de los Lagos y nos invito a dar un
verdadero testimonio de vida.

"Los hombres de hoy están cansados de palabras y discursos vacíos


de contenido, que no se cumplen. El mundo se resiste a creer las
palabras que no van acompañadas de un testimonio de vida. Seréis
verdaderos testigos cuando vuestra vida se transforme en
interrogante para los que os contemplen: ¿Por qué actúa así este
joven? ¿ por qué se le ve tan feliz? ¿ por qué procede con tanta
seguridad y libertad? Si vivís así obligaréis a los demás a confesar que
Cristo está vivo y presente. Seréis testimonio y prueba de que
aceptar a Cristo como camino, verdad y vida (cfr Jn 14, 6) llena las
más altas aspiraciones del corazón" (Juan Pablo II, Homilía San Juan
de los Lagos)
Somos responsables de la proclamación del Evangelio "Hoy más que
nunca el testimonio de vida se ha convertido en una condición
esencial con vistas a una eficacia real de la predicación. Sin andar con
rodeos, podemos decir que en cierta medida nos hacemos
responsables del Evangelio que proclamamos." ( EN 76)

Nuestro Testimonio Alegre, hará descubrir siempre al Dios invisible, y


hacerlo presente de una manera clara entre los hombres.

3.7.- Viviendo la Liturgia.

Nuestra espiritualidad esta apoyada en la Liturgia. "La liturgia, obra


de Cristo, es también una acción de su Iglesia. Realiza y manifiesta la
Iglesia como signo visible de la comunión entre Dios y de los hombres
por Cristo. Introduce a los fieles en la vida nueva de la comunidad.
Implica una participación "consciente, activa y fructífera" de todos
(S.C. 11) (CC1071).

Nosotros, jóvenes debemos tener una mayor comunión con Dios,


logrando hacer de nuestra vida sacramental algo esencial en nuestro
existir. Debemos participar sobre todo de los sacramentos de la
Reconciliación y de la Eucaristía.

Es conveniente que el Joven que ha hecho su Jornada descubra la


riqueza de ambos sacramentos, pues son en los que participa con
mayor frecuencia. En ellos aprende a compartir y a perdonar.

El joven debe descubrir que en los sacramentos de la Reconciliación y


de la Eucaristía, el Señor perdona sus debilidades y le ofrece un
encuentro muy personal con El y con la comunidad (Cfr. Pastoral
Juvenil. Orgánica, CELAM).

A través de la Liturgia, debemos valorar y hacer vida tanto el


Sacramento de nuestro Bautismo como el de la Confirmación, que es
su plenitud. La Liturgia da fuerza a estos Sacramentos y nos ayuda a
no dejarlos en el olvido.

Somos jóvenes y debemos conocer la Liturgia, para que podamos


valorar a fondo nuestro encuentro personal y comunitario con el
Señor Jesús. Necesitamos descubrir en la Liturgia una forma muy
concreta de oración. Resaltemos algunos aspectos importantes para
nosotros en el Movimiento y para todos los jóvenes en general :

La importancia de la Escritura en las Celebraciones. Que


la Palabra de Dios no les resulte extraña, ni alejada de su
vida, ni de su sensibilidad".

 El valor de la asamblea. "Hacerles sentir que todos


celebran, y que el sacerdote es el Presidente de la
Asamblea. Tomando en cuenta su historia actual, sus
preocupaciones, sus problemas, su cultura..."

 La autenticidad de la celebración. "Darle autenticidad a


todo lo que se realiza en la Liturgia. Tomar mas en cuenta
los signos".

 La encarnación de toda celebración en la vida. "Los


jóvenes piden celebraciones más encarnadas en su
realidad. Hagamos de la celebración algo que se ligue
totalmente a su vida". La celebración de la fe nace de la
vida misma y debe manifestar lo que vive el joven.

Es bueno insistir en que la Palabra de Dios debe ser conocida por


todos nuestros jóvenes, la mayoría no la conocen. El M.J.V.C. nos
enseña a vivir esta Palabra en una triple vertiente muy interesante, a
saber:

 como el anuncio de un acontecimiento.

 El pronunciamiento del mensaje salvífico.

 y como la denuncia de situaciones y estructuras


de pecado.

4.- Crecimiento y fidelidad

El Evangelio es Vida. Lo es para todos. Nosotros, por ser jóvenes que


vivimos profundamente el llamado de Jesús: "Ven y Sígueme",
debemos de emprender con valentía y audacia el Camino que el
Señor nos marca. En este camino hay dificultades, momentos
difíciles, a veces atravesamos largos desiertos.

Saber progresar en este camino, aprender a crecer en la Fe y la


Caridad son los desafío constantes que vive todo joven cristiano.
Cristo Jesús nos invita siempre a seguir adelante, a no desmayar. La
vida espiritual realiza en nosotros este constante crecimiento hasta
llegar al a medida de Cristo (cfr. Ef.4,13).

Necesitamos también saber evitar los escollos, no traicionar al Señor.


A menudo tendremos la tentación de adulterar la fe, de comprometer
el Evangelio, de presentar ambiguamente el mensaje de salvación. Es
entonces cuando la Palabra de Dios nos anima: "Quien persevere
hasta el final se salvará (Mt.10,22). Y así vamos adelante. Hay que
saber vivir el reto de la Vida, áspera sin duda a veces, pero en la que
el Señor nos acompaña siempre.

5.- Acompañamiento espiritual:


Caminar solo, destruye. Querer avanzar sin ser acompañado, se
convierte en espejismo y mera ilusión. Jesús fundó su Iglesia y se
quedó con ella para siempre. En la Cruz, antes de entregar su espíritu
al Padre y morir por nosotros, pide a María, su Madre, acompañe al
cristiano. Y Ella, acepta.

Es necesario que el Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana ayude a


que el joven experimente que él requiere de un acompañamiento
espiritual si es que desea tener una vida cristiana só1ida, capaz de
crecer y que le permita superar sus deficiencias personales.

Este acompañamiento espiritual deberá contemplar la presencia


sacerdotal. No negamos que alguien más puede ayudar, pero la
persona del Sacerdote ofrece un clima de confianza y de apertura de
conciencia que únicamente él, que hace presente en la Comunidad a
Cristo Sacerdote-Pastor, puede dar. Encontramos aquí un buen apoyo
para buscar nuestra madurez cristiana.

El Asesor Sacerdote no descuide la orientación espiritual de los


jóvenes a su cuidado. Es conveniente que, en lo posible, conozca
personalmente a cada uno de los integrantes de la Escuela de
Auxiliares. Los Laicos, así como los Religiosos y las Religiosas
Asesores, ayudan mucho en esta faceta de la vida de la Escuela.

Es bueno saber además que, el mismo grupo es otro medio de


acompañamiento para alcanzar la madurez cristiana que buscamos
en el M.J.V.C. Sepamos aprovecharlo.

You might also like