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Ejercicio individual
Ejercicio: Solución o Problema
¿Por qué?
Aseguran que la medida hace justicia social a las clases baja y media y
permite a la AAA y AEE cobrar deudas millonarias A raíz de las críticas que
ha generado el anuncio de una ley que permitirá a los ocupantes de
residenciales públicos pagar una tarifa fija por los servicios de agua y
energía eléctrica, el gobernador Luis Fortuño y el senador novoprogresista
Roberto Arango salieron en defensa de la medida. En entrevistas matutinas
con varias emisoras radiales, el gobernador Fortuño aseguró que la nueva
ley promueve la justicia social y destacó que durante este cuatrienio el resto
de los abonados de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) y la Autoridad de
Acueductos y Alcantarillados (AAA) verán una reducción en su factura. No
precisó, sin embargo, en qué momento del cuatrienio se registraran las
bajas. En tanto, Arango, quien fue autor de la medida, rechazó que con la
recién firmada Ley Especial de Justicia Tarifaria de Utilidades para
Residenciales Públicos, la administración novoprogresista busque “comprar”
votos y aseguró que el estatuto beneficiará a la clase media y a las
corporaciones públicas que proveen ambos servicios. “Esto hace justicia
social. Le permite (a los residentes) estar al día, les permite pagar su deuda,
y a la misma vez hace que los ingresos de las corporaciones públicas se
dupliquen”, expresó el legislador en entrevista radial (Radio Isla 1320).
Arango destacó que actualmente los vecinos de esos complejos de vivienda
pública utilizan el servicio, pero “muchos no lo pagan”. El nuevo estatuto,
según dijo, “le permite a todo el mundo insertarse de nuevo en la corriente
de los que pagan”. No precisó, sin embargo, quién sufragaría el exceso en el
consumo. Otro que apoyó la medida fue el director ejecutivo de la AEE,
Roberto Arango, porque, según dijo, permitiría a la corporación pública
recuperar $61 millones dejados de cobrar por los cerca de 46,000 residentes
en los complejos de vivienda pública que no pagan por el servicio.
Según el funcionario, de los 70,000 abonados que tiene la AEE en los
residenciales, sólo pagan 24,000, lo que es un deasastre para los recaudos
de la corporación pública. "Nadie paga y cuando los empleados de la AEE le
cortan el servicio rompen los contadores y reconectan el servicio", dijo
Cordero en una entrevista radial (WKAQ). Crítica popular El senador
Alejandro García Padilla calificó de injusta la acción del gobernador Luis
Fortuño de establecer en una tarifa fija lo que pagan los vecinos de los
residenciales públicos por los servicios de agua y luz. “¿Qué hacemos con las
380,000 familias que viven en condiciones de pobreza, pero no viven en los
residenciales?”, cuestionó García Padilla. “Esta es una hipocresía de Luis
Fortuño para levantar sus números (de encuestas internas)”. Agregó que lo
que no paguen los vecinos de los residenciales lo tendrá que pagar el resto
del país.
Incluso abogó para que se le dé paso a una medida del representante
novoprogresista Angel Rodríguez, cuya primera versión fue vetada por
Fortuño tras recibir el aval de ambos cuerpos, que concede un rembolso de
5% anual a los clientes que pagan a tiempo sus facturas de la Autoridad de
Acueductos y Alcantarillados y de la Autoridad de Energía Eléctrica.
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decisiones, normas y principios que deben ser “razonables”, de acuerdo al tipo de organización
de la sociedad en general, la noticia que se reseña en este aparte, dista mucho de lo que ésta debe
ser.
Hay que establecer que el término Justicia Social comprende atender objetivos
colectivos que deben ser perseguidos, defendidos y sostenidos y el tipo de relaciones sociales
consideradas admisibles o deseables, honrar a unos ciudadanos con un trato diferente en relación
En este haber, el Gobierno de Puerto Rico ha estado tomando decisiones que en nada han
tomado en serio lo que conlleva atender los asuntos sociales de una manera objetiva y seria. El
manojo de cambios, estatutos y hasta leyes para justificar acciones tomadas, lleva a esta actual
y poco pensadas.
Se hace muy difícil aceptar dentro de la atropellada clase trabajadora, mal llamada clase
media, el que un sector y aventajado con subsidios de luz, telefonía, hogares, comida (PAN) y
ahora agua, vaya por encima de lo que presupone estar aquella clase que aporta al erario público
con sus impuestos. Es inadmisible así también aceptar el “Slogan” de medicina amarga para
todos los que día a día pagamos más caros los servicios, el tener que ver cómo quienes por
condición de origen o en el peor de los casos, por tomar ventaja y vivir del llamado “cuento”, se
agrupan en residenciales a recibir del estado sus sustento. En cambio, el trabajador tiene que
costearse sus servicios básicos a tarifa regular, de lo poco que le sobra de su maltrecha paga a la
No hay manera de aceptar que sea justo el entender que sean los trabajadores del país
quienes sigan costeando de sus bolsillos el modus vivendi de quienes sea por desventura o peor,
por conveniencia, les ha resultado más fácil acomodarse en residenciales y no buscan salir de
ellos, por el gran número de ventajas que les acogen al estar allí. De ahí que esta situación de
fijar topes en los pagos de facturas de “indigentes” no hace justicia a quienes a veces tienen
familiares con enfermedades que les requieren equipos costoso dependientes de luz o agua,
(enfisema, cáncer, Lupus, etc), y tienen que buscar de donde no tienen para mantenerse vivos.
Es intolerable que los gobiernos, del color que sean, legislen sin tomar en cuenta
como las que se citan en este caso. No menos justo es pensar que quienes se benefician de los
subsidios de la AAA o AEE tengan culpa alguna de sus ventajas. La realidad del asunto es poder
tomar en cuenta las situaciones que viven los miles de trabajadores que pagan y con tos costean
el servicio desmedido que usan los demás residentes que viven del Gobierno.
Entonces, ¿dónde está la Justicia Social de los trabajadores? , en el fondo del olvido. Tal
vez la solución real esté en poder levantarse en pura protesta como los egipcios, o los maltrechos
estudiantes de la UPR, para que sea hagan sentir. Cuando este pueblo haga algo más que
cansarse de hablar de sus problemas, y se dedique a actuar, tal vez los charlatanes de la Cámara y