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02-Capítulo I — 79

Richard Raatzsch. Filosofía de la filosofía. Traducción de


Witold Jacorzynski y José María Ariso, Universidad Veracru-
zana, Xalapa, Ver., 2008, 117 pp, MEX$ 160.00, ISBN: 978-9-688-
34853-6

La metafilosofía pasa por ser una disciplina que no puede dejar de


explicitar la relación que naturalmente emerge entre aquello que in-
vestiga, la filosofía, y cómo lo investiga, es decir, si lo hace filosófica-
mente, o no. Las reflexiones a las que se aboca cada disciplina filosófi-
ca han dejado de explicitar esta relación ya sea porque consideran que
han logrado un método de investigación infalible o porque el énfasis
puesto en el objeto de estudio se desentiende, tal vez por considerarla
implícita, de la reflexión acerca del tipo de investigación que se está
llevando a cabo.
En Filosofía de la filosofía, Richard Raatzsch parte de esta
explicitación para definir a la metafilosofía en tanto disciplina. Pero
como lo que la metafilosofía investiga filosóficamente es la filosofía
misma, cabe analizar, tanto la relación que surge entre ambas como
la posibilidad de que la metafilosofía pueda arrojar luz ya sea sobre el
fundamento del filosofar, o sobre la comprensión de lo que representa
el filosofar, y la filosofía en sí. El libro transcurre detenidamente, pero
con razonamientos dinámicos, a través de temas intrínsecos a la prác-
tica filosófica teniendo en cuenta las maneras en que se ha abordado
la filosofía desde distintas tradiciones.
Así, desde la compleja relación entre filosofía y metafilosofía, y
su evaluación desde distintas tradiciones filosóficas, Raatzsch nos ter-
mina ofreciendo una imagen de la filosofía como totalidad, comprendi-
da como la unidad de conocimiento y actitud, que se expresa en las
distintas maneras de filosofar, como una multitud de los aspectos bajo
los cuales se puede ver este mundo tan variado. Esta imagen de la
filosofía está relacionada con la tesis según la cual la metafilosofía no
existe como disciplina autónoma y fundadora de sistemas filosóficos,
sino que es la expresión de los mismos, en el sentido de que cada siste-
ma tendrá la concepción de la filosofía que le es impuesta por su ma-
nera de ver.
Los dos primeros capítulos del libro están abocados a demostrar
esto último, puesto que la imposibilidad de la existencia de la meta-

[ANALÍTICA, REVISTA DE FILOSOFÍA, N.° 3, LIMA, 2009, pp. 157-168]


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filosofía como disciplina autónoma y fundadora de sistemas filosófi- teniendo en cuenta toda la variedad que surgirá de dicha noción? ¿Qué
cos, nos obliga a buscar una concepción de la filosofía de la cual pue- aclara que el filosofar no es sólo un tipo de comportamiento idiosin-
da ser su expresión. Los distintos sistemas filosóficos quedarán agru- crático? Además, aparejados a éstas, aparecen los problemas relacio-
pados bajo esta imagen de la filosofía como unidad que Raatzsch nados a la verdad, los argumentos, la aparición del sujeto, y la cues-
propone. Si bien reconoce que hay una extraordinaria variedad de tión de si es o no una dificultad la falta de consenso que caracteriza a
temas y métodos con los cuales la filosofía puede ser ejercitada, Ra- la filosofía.
atzsch considera que eso no significa que no haya nada que dé uni- El libro está dividido en siete capítulos y una conclusión que el
dad a esta variedad, de modo que haga de ésta una cuestión de la estilo peculiar de Raatzsch y la tesis que defiende agrupan en un
filosofía (p. 8) todo orgánico. En el primero (“La diversidad de la actividad filosófi-
A partir del tercer capítulo, Raatzsch emprende la búsqueda de ca como origen y objeto de la filosofía”) se esboza lo que sería la tarea
dicha imagen de la filosofía. Búsqueda que en el cuarto capítulo carac- de la metafilosofía, la cual consiste en decir cómo se sabe cuándo se
teriza como una búsqueda de lo desconocido, pues su discurrir argu- esta investigando algo de manera filosófica. La metafilosofía nos otor-
mentativo lo llevó previamente a un callejón sin salida que puso en garía un medio para evaluar, por un lado, si una investigación dada
cuestión su punto de partida y lo que pretendía encontrar a partir de es filosófica o no y, por otro, si se acerca a la filosofía y qué tanto (p.
él. Luego de ceder la palabra a importantes filósofos y valiéndose de 19). De lograr esto, la filosofía podría arrojar luz sobre el fundamen-
una serie de ejemplos y analogías, Raatzsch encontrará esta imagen to del filosofar, o sobre lo que representa en principio la filosofía y el
hacia el sexto capítulo, para luego relacionar dicha imagen de la filo- filosofar. Sin embargo, Raatzsch señala, que tanto la convicción como
sofía con la metafilosofía en el último capítulo. la esperanza de que la metafilosofía pueda lograr esto ha tenido sus
Debido a que no hay una argumentación lineal en el texto, sino detractores, ya que no es difícil apreciar, como una característica
que se llevan los supuestos hasta situaciones en las que uno se ve elemental del filosofar, la “falta de acuerdo en cuanto a la aceptación
obligado a volver sobre sus pasos para replantear las cuestiones, la de los juicios filosóficos”. Así, se pasa a analizar el problema del con-
presente reseña se propone explicitar, durante el resumen del texto, senso en cuestiones filosóficas, y el rol que juega la verdad en el
los problemas a los que Raatzsch trata de dar solución, y, de esta ma- mismo.
nera, permitirse un justificado acceso a la tesis mencionada anterior- La parábola del “mar turbulento” de Descartes, el modo en que
mente. Con esto también se pretende mostrar en qué sentido los ejem- Kant vio la historia de la metafísica como “un mero andar a tientas” o
plos y analogías del texto justifican la tesis, pues Raatzsch parece mo- el artículo de Moritz Schlick “El giro de la filosofía” en el que habla del
verse bajo el supuesto Wittgensteniano según el cual una correcta “caos de los sistemas filosóficos”; no hacen sino mostrar la obviedad
analogía resulta esclarecedora, en el sentido de que adiestra e instru- con que se percibe y presenta la pluralidad de sistemas como una de-
ye al pensamiento y a la praxis, y tiene la fuerza de instituir la propia ficiencia. Pues bien, si se concibe a la pluralidad como una deficiencia,
racionalidad. se asume la opinión de que hay algo en la naturaleza de los juicios
Raatzsch comienza sosteniendo que en filosofía no se puede ha- filosóficos, que permite evitar dicha pluralidad. Y es aquí donde se
cer más que decir cómo los filósofos insertos en alguna tradición filo- muestra el rol que cumple la verdad. Al caracterizar los juicios en
sófica ven las cosas que la filosofía tradicionalmente ha tratado. En filosofía, sólo ésta permite combatir la pluralidad. Ésta, además, per-
esta apelación a la tradición ya se hace manifiesta la noción de las mite que haya una especie de orden en la filosofía, pues a un juicio
maneras de ver, lo cual nos lleva a plantearnos cuestiones tales como filosófico ya establecido no puede seguirle cualquier otro (p. 22).
¿qué sucede con la “objetividad” de la verdad ante esta noción de “ma- Sin embargo, no es este tipo de orden al que Schlick hace refe-
neras de ver”? ¿Qué es lo que dará unidad a esta imagen de la filosofía rencia cuando menciona el caos en los sistemas filosóficos. Este or-

158 OMAR H. VÁSQUEZ DÁVILA RICHARD RAATZSCH. FILOSOFÍA DE LA FILOSOFÍA 159


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filosofía como disciplina autónoma y fundadora de sistemas filosófi- teniendo en cuenta toda la variedad que surgirá de dicha noción? ¿Qué
cos, nos obliga a buscar una concepción de la filosofía de la cual pue- aclara que el filosofar no es sólo un tipo de comportamiento idiosin-
da ser su expresión. Los distintos sistemas filosóficos quedarán agru- crático? Además, aparejados a éstas, aparecen los problemas relacio-
pados bajo esta imagen de la filosofía como unidad que Raatzsch nados a la verdad, los argumentos, la aparición del sujeto, y la cues-
propone. Si bien reconoce que hay una extraordinaria variedad de tión de si es o no una dificultad la falta de consenso que caracteriza a
temas y métodos con los cuales la filosofía puede ser ejercitada, Ra- la filosofía.
atzsch considera que eso no significa que no haya nada que dé uni- El libro está dividido en siete capítulos y una conclusión que el
dad a esta variedad, de modo que haga de ésta una cuestión de la estilo peculiar de Raatzsch y la tesis que defiende agrupan en un
filosofía (p. 8) todo orgánico. En el primero (“La diversidad de la actividad filosófi-
A partir del tercer capítulo, Raatzsch emprende la búsqueda de ca como origen y objeto de la filosofía”) se esboza lo que sería la tarea
dicha imagen de la filosofía. Búsqueda que en el cuarto capítulo carac- de la metafilosofía, la cual consiste en decir cómo se sabe cuándo se
teriza como una búsqueda de lo desconocido, pues su discurrir argu- esta investigando algo de manera filosófica. La metafilosofía nos otor-
mentativo lo llevó previamente a un callejón sin salida que puso en garía un medio para evaluar, por un lado, si una investigación dada
cuestión su punto de partida y lo que pretendía encontrar a partir de es filosófica o no y, por otro, si se acerca a la filosofía y qué tanto (p.
él. Luego de ceder la palabra a importantes filósofos y valiéndose de 19). De lograr esto, la filosofía podría arrojar luz sobre el fundamen-
una serie de ejemplos y analogías, Raatzsch encontrará esta imagen to del filosofar, o sobre lo que representa en principio la filosofía y el
hacia el sexto capítulo, para luego relacionar dicha imagen de la filo- filosofar. Sin embargo, Raatzsch señala, que tanto la convicción como
sofía con la metafilosofía en el último capítulo. la esperanza de que la metafilosofía pueda lograr esto ha tenido sus
Debido a que no hay una argumentación lineal en el texto, sino detractores, ya que no es difícil apreciar, como una característica
que se llevan los supuestos hasta situaciones en las que uno se ve elemental del filosofar, la “falta de acuerdo en cuanto a la aceptación
obligado a volver sobre sus pasos para replantear las cuestiones, la de los juicios filosóficos”. Así, se pasa a analizar el problema del con-
presente reseña se propone explicitar, durante el resumen del texto, senso en cuestiones filosóficas, y el rol que juega la verdad en el
los problemas a los que Raatzsch trata de dar solución, y, de esta ma- mismo.
nera, permitirse un justificado acceso a la tesis mencionada anterior- La parábola del “mar turbulento” de Descartes, el modo en que
mente. Con esto también se pretende mostrar en qué sentido los ejem- Kant vio la historia de la metafísica como “un mero andar a tientas” o
plos y analogías del texto justifican la tesis, pues Raatzsch parece mo- el artículo de Moritz Schlick “El giro de la filosofía” en el que habla del
verse bajo el supuesto Wittgensteniano según el cual una correcta “caos de los sistemas filosóficos”; no hacen sino mostrar la obviedad
analogía resulta esclarecedora, en el sentido de que adiestra e instru- con que se percibe y presenta la pluralidad de sistemas como una de-
ye al pensamiento y a la praxis, y tiene la fuerza de instituir la propia ficiencia. Pues bien, si se concibe a la pluralidad como una deficiencia,
racionalidad. se asume la opinión de que hay algo en la naturaleza de los juicios
Raatzsch comienza sosteniendo que en filosofía no se puede ha- filosóficos, que permite evitar dicha pluralidad. Y es aquí donde se
cer más que decir cómo los filósofos insertos en alguna tradición filo- muestra el rol que cumple la verdad. Al caracterizar los juicios en
sófica ven las cosas que la filosofía tradicionalmente ha tratado. En filosofía, sólo ésta permite combatir la pluralidad. Ésta, además, per-
esta apelación a la tradición ya se hace manifiesta la noción de las mite que haya una especie de orden en la filosofía, pues a un juicio
maneras de ver, lo cual nos lleva a plantearnos cuestiones tales como filosófico ya establecido no puede seguirle cualquier otro (p. 22).
¿qué sucede con la “objetividad” de la verdad ante esta noción de “ma- Sin embargo, no es este tipo de orden al que Schlick hace refe-
neras de ver”? ¿Qué es lo que dará unidad a esta imagen de la filosofía rencia cuando menciona el caos en los sistemas filosóficos. Este or-

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den sistemático no se vería afectado, lo que tanto Raatzsch como permita distinguir entre la investigación filosófica y la no-filosófica.
Schlick destacan, es que no es éste el tipo de orden que realmente Entonces, no es necesario saber cómo ha de ser una investigación
interesa, sino que nuestro interés debería residir en aquel orden que filosófica antes de emprenderla, pues lo que esto muestra es el ca-
goza del acuerdo de todos los posibles filósofos. Raatzsch nos mues- rácter temporal del problema, lo cual constituye una condición fácti-
tra que este problema de llegar a un acuerdo va acompañado de la ca.
sospecha de que algo anda mal con el método de filosofar. Surge así Esta confusión genera una imagen de la metafilosofía que la
la idea del método como un medio para el fin que es lograr un acuer- postula como el fundamento sobre el cual se edifica la filosofía, ya
do. que fundamento se entiende en este contexto como algo que, en un
Descartes, Kant, Schlick e inclusoWittgenstein vieron también sentido temporal, debe estar allí para soportar la construcción. Disi-
en el método la solución a la falta de acuerdo, pero esta concepción del pada la confusión se deja también sin lugar a la imagen de la meta-
método como un medio conduce a la idea de que si todos los filósofos filosofía de Neurath, según la cual, la filosofía es como un barco que
usaran el mismo método se terminarían las diferencias, entonces, los navegantes (filósofos) tienen que reconstruir a mar abierto sin
¿cómo ponerse de acuerdo respecto a qué método usar? Si se deja a la poderlo desmontar en un ningún dique. El lector podrá apreciar que,
suerte la elección de éste, el asunto se trivializa. Para evitar esto, al aclarar dicha confusión, Raatzsch se permite desestimar la idea,
Raatzsch introduce la distinción entre acuerdo fáctico y acuerdo justi- según la cual, la metafilosofía pueda servir de fundamento a la filo-
ficado. Así, el método verdadero sería un medio por el cual se puede sofía.
alcanzar el acuerdo justificado, pues este es un acuerdo acerca de los Luego de examinar algunas expresiones metafilosóficas de Kant
juicios verdaderos. Pero si lo que se desea es describir la situación que y Hegel, Raatzsch pasa a analizar el problema desde otra imagen.
se desea alcanzar, y no sólo describir la deficiencia de la pluralidad, Parte de la posibilidad de que la falta de acuerdo sea sólo una defi-
surge la necesidad de distinguir entre el acuerdo justificado y el no ciencia pasajera causada por la confusión entre la cosa misma y el
justificado. tono con que se trata. Así, el problema de la falta de consenso cambia-
Esta distinción la ofrecería la diferencia que hay entre la solu- ría de perspectiva si se tiene en cuenta la existencia de la pre-imagen
ción verdadera y la solución falsa, pero si ya se tiene la solución verda- eterna de la cosa misma (la filosofía), la cual fundamentaría toda la
dera ¿no se tiene todo lo deseado?, entonces, ¿de qué nos sirve el acuer- crítica. Según Raatzsch, esto se desprende de la distinción hecha por
do? Con este dilema finaliza el primer capítulo y el lector tiene que Hegel entre la verdad y el sentido de los juicios filosóficos, entre saber
prepararse para volver sobre sus pasos al punto de partida, ya que el acerca de ellos y la comprensión de los mismos. De este modo, “no
camino emprendido fue uno equivocado. habría filosofías diferentes, sino diferentes formas de manifestación
En el segundo capítulo, (“Verdad y sentido de las proposiciones de la imagen inmutable entre nosotros”.
filosóficas”), Raatzsch describe otra imagen que comparte los mis- Al final del capítulo, Raatzsch nos muestra que, según Hegel, la
mos problemas que el modelo medios-fines, a saber, la imagen ofre- metafilosofía no nos puede decir qué es una investigación filosófica ni
cida por el modelo del compromiso. Si no se puede saber qué es la qué es una filosofía. La metafilosofía para Hegel no tiene carácter
filosofía, el modelo del compromiso sugiere renunciar a saber algo de filosófico: en el mejor de los casos es didáctica, y en el peor, un simple
manera definitiva con el objetivo de adquirir paso a paso algunos instrumento de lucha, por lo que sus juicios no poseen el estatus de
conocimientos generales. Raatzsch muestra que ambos modelos sur- conocimiento. Sin embargo, según Raatzsch, las posturas metafilosó-
gen de la confusión entre las condiciones fácticas y las condiciones ficas tanto de Kant como de Hegel pueden interpretarse como una
conceptuales. De lo que se trata en la metafilosofía es de las segun- revocación del requerimiento, según el cual, debe haber un método
das, es decir, de un criterio, proporcionado por la metafilosofía, que que adelante la crítica y sea independiente de ella. Si, como dice Kant,

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den sistemático no se vería afectado, lo que tanto Raatzsch como permita distinguir entre la investigación filosófica y la no-filosófica.
Schlick destacan, es que no es éste el tipo de orden que realmente Entonces, no es necesario saber cómo ha de ser una investigación
interesa, sino que nuestro interés debería residir en aquel orden que filosófica antes de emprenderla, pues lo que esto muestra es el ca-
goza del acuerdo de todos los posibles filósofos. Raatzsch nos mues- rácter temporal del problema, lo cual constituye una condición fácti-
tra que este problema de llegar a un acuerdo va acompañado de la ca.
sospecha de que algo anda mal con el método de filosofar. Surge así Esta confusión genera una imagen de la metafilosofía que la
la idea del método como un medio para el fin que es lograr un acuer- postula como el fundamento sobre el cual se edifica la filosofía, ya
do. que fundamento se entiende en este contexto como algo que, en un
Descartes, Kant, Schlick e inclusoWittgenstein vieron también sentido temporal, debe estar allí para soportar la construcción. Disi-
en el método la solución a la falta de acuerdo, pero esta concepción del pada la confusión se deja también sin lugar a la imagen de la meta-
método como un medio conduce a la idea de que si todos los filósofos filosofía de Neurath, según la cual, la filosofía es como un barco que
usaran el mismo método se terminarían las diferencias, entonces, los navegantes (filósofos) tienen que reconstruir a mar abierto sin
¿cómo ponerse de acuerdo respecto a qué método usar? Si se deja a la poderlo desmontar en un ningún dique. El lector podrá apreciar que,
suerte la elección de éste, el asunto se trivializa. Para evitar esto, al aclarar dicha confusión, Raatzsch se permite desestimar la idea,
Raatzsch introduce la distinción entre acuerdo fáctico y acuerdo justi- según la cual, la metafilosofía pueda servir de fundamento a la filo-
ficado. Así, el método verdadero sería un medio por el cual se puede sofía.
alcanzar el acuerdo justificado, pues este es un acuerdo acerca de los Luego de examinar algunas expresiones metafilosóficas de Kant
juicios verdaderos. Pero si lo que se desea es describir la situación que y Hegel, Raatzsch pasa a analizar el problema desde otra imagen.
se desea alcanzar, y no sólo describir la deficiencia de la pluralidad, Parte de la posibilidad de que la falta de acuerdo sea sólo una defi-
surge la necesidad de distinguir entre el acuerdo justificado y el no ciencia pasajera causada por la confusión entre la cosa misma y el
justificado. tono con que se trata. Así, el problema de la falta de consenso cambia-
Esta distinción la ofrecería la diferencia que hay entre la solu- ría de perspectiva si se tiene en cuenta la existencia de la pre-imagen
ción verdadera y la solución falsa, pero si ya se tiene la solución verda- eterna de la cosa misma (la filosofía), la cual fundamentaría toda la
dera ¿no se tiene todo lo deseado?, entonces, ¿de qué nos sirve el acuer- crítica. Según Raatzsch, esto se desprende de la distinción hecha por
do? Con este dilema finaliza el primer capítulo y el lector tiene que Hegel entre la verdad y el sentido de los juicios filosóficos, entre saber
prepararse para volver sobre sus pasos al punto de partida, ya que el acerca de ellos y la comprensión de los mismos. De este modo, “no
camino emprendido fue uno equivocado. habría filosofías diferentes, sino diferentes formas de manifestación
En el segundo capítulo, (“Verdad y sentido de las proposiciones de la imagen inmutable entre nosotros”.
filosóficas”), Raatzsch describe otra imagen que comparte los mis- Al final del capítulo, Raatzsch nos muestra que, según Hegel, la
mos problemas que el modelo medios-fines, a saber, la imagen ofre- metafilosofía no nos puede decir qué es una investigación filosófica ni
cida por el modelo del compromiso. Si no se puede saber qué es la qué es una filosofía. La metafilosofía para Hegel no tiene carácter
filosofía, el modelo del compromiso sugiere renunciar a saber algo de filosófico: en el mejor de los casos es didáctica, y en el peor, un simple
manera definitiva con el objetivo de adquirir paso a paso algunos instrumento de lucha, por lo que sus juicios no poseen el estatus de
conocimientos generales. Raatzsch muestra que ambos modelos sur- conocimiento. Sin embargo, según Raatzsch, las posturas metafilosó-
gen de la confusión entre las condiciones fácticas y las condiciones ficas tanto de Kant como de Hegel pueden interpretarse como una
conceptuales. De lo que se trata en la metafilosofía es de las segun- revocación del requerimiento, según el cual, debe haber un método
das, es decir, de un criterio, proporcionado por la metafilosofía, que que adelante la crítica y sea independiente de ella. Si, como dice Kant,

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la elaboración de los conocimientos pertenecientes al dominio de la que es posible buscar un camino y encontrar algo sin buscarlo. El chis-
razón lleva o no al camino seguro de una ciencia, es algo que pronto te se presenta como descubridor; y la razón es la observadora.
puede apreciarse por el resultado, entonces, el resultado es el criterio La razón sólo puede encontrar lo que ya conoce. Aplicado esto a
del éxito. Raatzsch interpreta esto como la retractación del requeri- nuestro problema, necesitamos una imagen de la filosofía, a partir de
miento de una justificación de una filosofía correcta: cada filosofía tie- la cual debemos buscarla; pero si ya la tenemos, entonces ya no la
ne que hablar por sí misma, por lo que, la filosofía de la filosofía no necesitamos. En cambio, Raatzsch encuentra en esta mirada del chis-
puede existir como una disciplina independiente (p. 50). La analogía te una búsqueda inocente, un toparse con algo nuevo y no conocido (p.
entre vino-etiqueta de la botella y filosofía-metafilosofía es de mucha 61), de conocerlo, volveríamos al problema del fundamento, la pre-
ayuda para entender este punto. imagen inmutable, etc.
Hasta aquí la objetividad de la verdad jugó un rol importante. Por otro lado, los procedimientos del cálculo se muestran como la
Esto se aprecia tanto en la búsqueda de un acuerdo justificado como solución al problema de la falta de acuerdo, en tanto ofrece soluciones
en el orden de los sistemas. Sin embargo, Ratzsch introdujo al inicio con certeza que terminan con cualquier disputa. Estos procedimien-
un supuesto, según el cual, una proposición puede ser la expresión de tos ofrecen métodos que conllevan a un acuerdo justificado, que es lo
una manera de ver (p. 11). Considerada así, la proposición suspende la que se buscaba; pero antes, tendríamos que estar de acuerdo acerca
pregunta por la verdad, al menos en un inicio. Recordemos que el or- de cuáles son, en el ámbito de la filosofía, las entidades análogas a las
den de los sistemas sólo consistía en que a un juicio ya establecido no reglas y axiomas de la aritmética; lo cual no nos permite salir del
puede seguirle cualquier otro. Es en este inicio donde la noción de las problema.
maneras de ver, hace lugar para la aparición del sujeto; algo que la Valiéndose de una caricatura de Larson (p. 66) donde se aprecia
verdad no tiene en cuenta. Es de este modo como podemos entender la a unos matemáticos haciendo un cálculo en un pizarrón, y a la vez
importancia del tercer capítulo (“El reto pragmatista: la filosofía como haciendo exclamaciones de ánimo como si se tratase de un enfrenta-
propaganda y temperamento”). Aquí se considera la postura pragma- miento, Raatzsch nos muestra que en la lucha, la disputa y la pasión;
tista de William James, el cual entiende a la historia de la filosofía no se trata de la verdad y la justificación (propias del cálculo), sino
como un choque de temperamentos. Lo que Raatzsch destaca de esta que se trata de la victoria y la derrota. La unión de estos elementos
perspectiva es que percibe el carácter emotivo y cognoscitivo presen- antagónicos es lo que torna jocosa la situación.
tes en las disputas filosóficas. Estos aspectos son los que nos ofrecen En esta antagonía, ya se está esbozando la propuesta de Raatzs-
una primera señal del vínculo entre conocimiento y actitud del cual ch, pues cuando uno toma partido por alguna de las partes de una
tratarán los siguientes capítulos. disputa, por ejemplo en algún deporte, la razón de la elección obedece
El cuarto capítulo, (“Dos ideales para el filosofar; el chiste y el a una cuestión de actitud, no a una cuestión cognoscitiva; por lo que
cálculo”), se vale del chiste y del cálculo para dar una respuesta defi- sería la actitud, según Raatzsch, lo que torna fácil, difícil o imposible
nitiva al problema del consenso. Se dirá que el chiste proporcionará alcanzar cierto conocimiento, pero los conocimientos una vez alcanza-
conocimientos filosóficos siempre y cuando se llegue a lo esencial de la dos nos pueden hacer cambiar de actitud, lo que muestra que conoci-
cosa de la cual trata el chiste. El conocimiento en el chiste no es pri- miento y actitud van siempre juntos, aunque no se justifiquen entre
mario (no se cuentan chistes para alcanzar conocimientos, sino para sí. El explicar porqué es cómica la caricatura de Larson es lo que mos-
reírse) sino que constituye un efecto secundario, pues el chiste como tró tal conclusión, de este modo, la manipulación del chiste mostró la
tal es independiente del conocimiento (p. 60). El conocimiento viene esencia de una cosa.
después de preguntar ¿qué fue lo cómico? El ejemplo del chiste es im- Raatzsch propone cambiar las fórmulas que aparecen en el piza-
portante en tanto representa un tipo de búsqueda distinto. Sugiere rrón de la caricatura por frases como “todo fluye”, “el movimiento es

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la elaboración de los conocimientos pertenecientes al dominio de la que es posible buscar un camino y encontrar algo sin buscarlo. El chis-
razón lleva o no al camino seguro de una ciencia, es algo que pronto te se presenta como descubridor; y la razón es la observadora.
puede apreciarse por el resultado, entonces, el resultado es el criterio La razón sólo puede encontrar lo que ya conoce. Aplicado esto a
del éxito. Raatzsch interpreta esto como la retractación del requeri- nuestro problema, necesitamos una imagen de la filosofía, a partir de
miento de una justificación de una filosofía correcta: cada filosofía tie- la cual debemos buscarla; pero si ya la tenemos, entonces ya no la
ne que hablar por sí misma, por lo que, la filosofía de la filosofía no necesitamos. En cambio, Raatzsch encuentra en esta mirada del chis-
puede existir como una disciplina independiente (p. 50). La analogía te una búsqueda inocente, un toparse con algo nuevo y no conocido (p.
entre vino-etiqueta de la botella y filosofía-metafilosofía es de mucha 61), de conocerlo, volveríamos al problema del fundamento, la pre-
ayuda para entender este punto. imagen inmutable, etc.
Hasta aquí la objetividad de la verdad jugó un rol importante. Por otro lado, los procedimientos del cálculo se muestran como la
Esto se aprecia tanto en la búsqueda de un acuerdo justificado como solución al problema de la falta de acuerdo, en tanto ofrece soluciones
en el orden de los sistemas. Sin embargo, Ratzsch introdujo al inicio con certeza que terminan con cualquier disputa. Estos procedimien-
un supuesto, según el cual, una proposición puede ser la expresión de tos ofrecen métodos que conllevan a un acuerdo justificado, que es lo
una manera de ver (p. 11). Considerada así, la proposición suspende la que se buscaba; pero antes, tendríamos que estar de acuerdo acerca
pregunta por la verdad, al menos en un inicio. Recordemos que el or- de cuáles son, en el ámbito de la filosofía, las entidades análogas a las
den de los sistemas sólo consistía en que a un juicio ya establecido no reglas y axiomas de la aritmética; lo cual no nos permite salir del
puede seguirle cualquier otro. Es en este inicio donde la noción de las problema.
maneras de ver, hace lugar para la aparición del sujeto; algo que la Valiéndose de una caricatura de Larson (p. 66) donde se aprecia
verdad no tiene en cuenta. Es de este modo como podemos entender la a unos matemáticos haciendo un cálculo en un pizarrón, y a la vez
importancia del tercer capítulo (“El reto pragmatista: la filosofía como haciendo exclamaciones de ánimo como si se tratase de un enfrenta-
propaganda y temperamento”). Aquí se considera la postura pragma- miento, Raatzsch nos muestra que en la lucha, la disputa y la pasión;
tista de William James, el cual entiende a la historia de la filosofía no se trata de la verdad y la justificación (propias del cálculo), sino
como un choque de temperamentos. Lo que Raatzsch destaca de esta que se trata de la victoria y la derrota. La unión de estos elementos
perspectiva es que percibe el carácter emotivo y cognoscitivo presen- antagónicos es lo que torna jocosa la situación.
tes en las disputas filosóficas. Estos aspectos son los que nos ofrecen En esta antagonía, ya se está esbozando la propuesta de Raatzs-
una primera señal del vínculo entre conocimiento y actitud del cual ch, pues cuando uno toma partido por alguna de las partes de una
tratarán los siguientes capítulos. disputa, por ejemplo en algún deporte, la razón de la elección obedece
El cuarto capítulo, (“Dos ideales para el filosofar; el chiste y el a una cuestión de actitud, no a una cuestión cognoscitiva; por lo que
cálculo”), se vale del chiste y del cálculo para dar una respuesta defi- sería la actitud, según Raatzsch, lo que torna fácil, difícil o imposible
nitiva al problema del consenso. Se dirá que el chiste proporcionará alcanzar cierto conocimiento, pero los conocimientos una vez alcanza-
conocimientos filosóficos siempre y cuando se llegue a lo esencial de la dos nos pueden hacer cambiar de actitud, lo que muestra que conoci-
cosa de la cual trata el chiste. El conocimiento en el chiste no es pri- miento y actitud van siempre juntos, aunque no se justifiquen entre
mario (no se cuentan chistes para alcanzar conocimientos, sino para sí. El explicar porqué es cómica la caricatura de Larson es lo que mos-
reírse) sino que constituye un efecto secundario, pues el chiste como tró tal conclusión, de este modo, la manipulación del chiste mostró la
tal es independiente del conocimiento (p. 60). El conocimiento viene esencia de una cosa.
después de preguntar ¿qué fue lo cómico? El ejemplo del chiste es im- Raatzsch propone cambiar las fórmulas que aparecen en el piza-
portante en tanto representa un tipo de búsqueda distinto. Sugiere rrón de la caricatura por frases como “todo fluye”, “el movimiento es

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imposible”, “hay que dudar de todo”, “sé que esto es mi mano”; y reem- ticos) como desde la perspectiva de Heidegger (desde el punto de vista
plazar a los matemáticos por filósofos. Estos cambios volverían a la de la comprensión del ser humano). Ante esta diferencia, Raatzsch
caricatura un retrato de la realidad, y con esto la idea de que la lucha, propone reemplazar la pregunta “¿quién tiene la razón?” por la pre-
la disputa y el conflicto forman parte de la esencia de la filosofía. Así, gunta “¿en qué consiste su parentesco?” o también “¿qué es lo que
la queja acerca de la pluralidad de sistemas filosóficos, o de la falta de tienen en común y qué las hace diferentes?” Estas preguntas armoni-
consenso, no tendría lugar, pues resulta ridículo quejarse de la esen- zan con una idea de la filosofía que no se reconoce en ninguna de sus
cia de una cosa. De modo que, en este capítulo, la manipulación de la formas en particular, sino que se visualiza como una, en varias de
caricatura de Larson (el chiste), permitió a Raatzsch, por un lado, es- estas imágenes emparentadas. Así, Raatzsch sostiene que es la orien-
tablecer el vínculo conocimiento-actitud, y por otro, sostener que la tación metodológica fundamental de la filosofía, entendida como la
falta de acuerdo no se presenta como algo accidental, sino que perte- unidad de conocimiento y actitud, la que determina nuestra metafilo-
nece a la esencia de la filosofía. sofía (p. 99)
El vínculo entre actitud y conocimiento lleva a Raatzsch a exa- Siguiendo con el problema, si se puede filosofar correctamente
minar en el capítulo 5 (“Las imágenes de filosofar: lógica e ideolo- de distintas maneras, ¿qué justifica la elección? ¿Cómo alguien cons-
gía”) en qué sentido éste podría asociarse con la idea de que la filoso- truye su metafilosofía si ve el resto de su filosofía como dado? ¿Cómo
fía es una. Es decir, cuál sería la imagen del filosofar que surge a se debería imaginar la relación entre filosofía y metafilosofía? La
partir de este vínculo. Raatzsch muestra que no hay que tomar a solución a estas preguntas, Raatzsch la encuentra en la noción de
alguna de las imágenes del filosofar (como cálculo o competición) consonancia. Ésta muestra una relación de conformidad e igualdad
como la imagen verdadera de toda la filosofía, pues éstas no deben entre la metafilosofía y filosofía. Igualdad en el sentido de que se
verse como imágenes diferentes de una sola filosofía. Hay otras op- justifican recíprocamente, una no puede fundamentar a la otra (p.
ciones: podrían éstas ser las imágenes (correctas) de las partes (tipos) 99). Con ésta, se pone en cuestión la relación con la que empezamos,
de la filosofía, y por ende, ser imágenes correctas de diferentes co- en la cual se tomaba a la filosofía como objeto de la metafilosofía.
sas; o, podrían ser imágenes distintas de una y la misma cosa, a saber, Cuando hablamos de consonancia, no puede ser el caso que la segun-
de toda la filosofía (p. 77). da parte siga necesariamente a la primera o viceversa. Mas bien,
En el capítulo 6 (“De las imágenes de filosofar hacia actitudes e podría decirse que el seguimiento es una forma específica de estar
intereses”). Raatzsch se vale de dos ejemplos (la actitud de descon- en consonancia, la que se refiere a las frases o afirmaciones tomadas
fianza hacia el clima y hacia el gobierno), para sostiene que el filoso- como partes (p. 101).
far es la expresión de algo que es importante para uno, lo cual pro- La consonancia de una metafilosofía con otras partes de la filoso-
mueve una actitud. Luego de analizar las relaciones que ésta estable- fía muestra, según Raatzsch, que no se puede proceder de cualquier
ce con el conocimiento o la experiencia, Raatzsch concluye que adqui- modo. Se tienen que seguir ciertas reglas, normas, etc. si queremos
rimos conocimientos siempre en conexión con actitudes. Entonces, construir algo complejo en lo que se ajusten las partes. Es entonces
Raatzsch elabora una imagen de la filosofía que sintetiza estos dos ésta noción la que permite aclarar que el filosofar no es solo un subti-
aspectos. A partir de esto, es permitido tratar otras imágenes metafi- po de comportamiento idiosincrático. Finalmente, respecto del filoso-
losóficas como parciales, no como falsas. far, se vuelve a lo que fue durante el libro el objeto de interés: el pro-
En el último capítulo (“El conocimiento de la naturaleza humana blema filosófico. Para Raatzsch queda claro que, en éste, se destaca ya
y la consonancia”) se destaca la diferencia y la insuficiencia en la des- el esquema básico de una solución, por lo tanto, en la pregunta “¿quién
cripción que se hace del todo del ser (la filosofía) tanto desde la pers- tiene la razón?” habría que distinguir las preguntas hechas desde fue-
pectiva de Descartes (desde el punto de vista de los registros matemá- ra de la filosofía de las preguntas hechas desde dentro: “siempre que

164 OMAR H. VÁSQUEZ DÁVILA RICHARD RAATZSCH. FILOSOFÍA DE LA FILOSOFÍA 165


02-Capítulo I — 83

imposible”, “hay que dudar de todo”, “sé que esto es mi mano”; y reem- ticos) como desde la perspectiva de Heidegger (desde el punto de vista
plazar a los matemáticos por filósofos. Estos cambios volverían a la de la comprensión del ser humano). Ante esta diferencia, Raatzsch
caricatura un retrato de la realidad, y con esto la idea de que la lucha, propone reemplazar la pregunta “¿quién tiene la razón?” por la pre-
la disputa y el conflicto forman parte de la esencia de la filosofía. Así, gunta “¿en qué consiste su parentesco?” o también “¿qué es lo que
la queja acerca de la pluralidad de sistemas filosóficos, o de la falta de tienen en común y qué las hace diferentes?” Estas preguntas armoni-
consenso, no tendría lugar, pues resulta ridículo quejarse de la esen- zan con una idea de la filosofía que no se reconoce en ninguna de sus
cia de una cosa. De modo que, en este capítulo, la manipulación de la formas en particular, sino que se visualiza como una, en varias de
caricatura de Larson (el chiste), permitió a Raatzsch, por un lado, es- estas imágenes emparentadas. Así, Raatzsch sostiene que es la orien-
tablecer el vínculo conocimiento-actitud, y por otro, sostener que la tación metodológica fundamental de la filosofía, entendida como la
falta de acuerdo no se presenta como algo accidental, sino que perte- unidad de conocimiento y actitud, la que determina nuestra metafilo-
nece a la esencia de la filosofía. sofía (p. 99)
El vínculo entre actitud y conocimiento lleva a Raatzsch a exa- Siguiendo con el problema, si se puede filosofar correctamente
minar en el capítulo 5 (“Las imágenes de filosofar: lógica e ideolo- de distintas maneras, ¿qué justifica la elección? ¿Cómo alguien cons-
gía”) en qué sentido éste podría asociarse con la idea de que la filoso- truye su metafilosofía si ve el resto de su filosofía como dado? ¿Cómo
fía es una. Es decir, cuál sería la imagen del filosofar que surge a se debería imaginar la relación entre filosofía y metafilosofía? La
partir de este vínculo. Raatzsch muestra que no hay que tomar a solución a estas preguntas, Raatzsch la encuentra en la noción de
alguna de las imágenes del filosofar (como cálculo o competición) consonancia. Ésta muestra una relación de conformidad e igualdad
como la imagen verdadera de toda la filosofía, pues éstas no deben entre la metafilosofía y filosofía. Igualdad en el sentido de que se
verse como imágenes diferentes de una sola filosofía. Hay otras op- justifican recíprocamente, una no puede fundamentar a la otra (p.
ciones: podrían éstas ser las imágenes (correctas) de las partes (tipos) 99). Con ésta, se pone en cuestión la relación con la que empezamos,
de la filosofía, y por ende, ser imágenes correctas de diferentes co- en la cual se tomaba a la filosofía como objeto de la metafilosofía.
sas; o, podrían ser imágenes distintas de una y la misma cosa, a saber, Cuando hablamos de consonancia, no puede ser el caso que la segun-
de toda la filosofía (p. 77). da parte siga necesariamente a la primera o viceversa. Mas bien,
En el capítulo 6 (“De las imágenes de filosofar hacia actitudes e podría decirse que el seguimiento es una forma específica de estar
intereses”). Raatzsch se vale de dos ejemplos (la actitud de descon- en consonancia, la que se refiere a las frases o afirmaciones tomadas
fianza hacia el clima y hacia el gobierno), para sostiene que el filoso- como partes (p. 101).
far es la expresión de algo que es importante para uno, lo cual pro- La consonancia de una metafilosofía con otras partes de la filoso-
mueve una actitud. Luego de analizar las relaciones que ésta estable- fía muestra, según Raatzsch, que no se puede proceder de cualquier
ce con el conocimiento o la experiencia, Raatzsch concluye que adqui- modo. Se tienen que seguir ciertas reglas, normas, etc. si queremos
rimos conocimientos siempre en conexión con actitudes. Entonces, construir algo complejo en lo que se ajusten las partes. Es entonces
Raatzsch elabora una imagen de la filosofía que sintetiza estos dos ésta noción la que permite aclarar que el filosofar no es solo un subti-
aspectos. A partir de esto, es permitido tratar otras imágenes metafi- po de comportamiento idiosincrático. Finalmente, respecto del filoso-
losóficas como parciales, no como falsas. far, se vuelve a lo que fue durante el libro el objeto de interés: el pro-
En el último capítulo (“El conocimiento de la naturaleza humana blema filosófico. Para Raatzsch queda claro que, en éste, se destaca ya
y la consonancia”) se destaca la diferencia y la insuficiencia en la des- el esquema básico de una solución, por lo tanto, en la pregunta “¿quién
cripción que se hace del todo del ser (la filosofía) tanto desde la pers- tiene la razón?” habría que distinguir las preguntas hechas desde fue-
pectiva de Descartes (desde el punto de vista de los registros matemá- ra de la filosofía de las preguntas hechas desde dentro: “siempre que

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02-Capítulo I — 84

se diga algo en el campo de la filosofía se toma algún punto de vista”, tratados, un panorama de cómo este tema ha sido abordado tanto en
y este punto de vista, si es filosófico, comprende tanto la actitud como la tradición continental como analítica, lo cual permite considerar su
la conclusión. Así, para Raatzsch, la idea de que la manera de mirar es lectura altamente recomendable.
totalmente independiente de lo que se mira es una ilusión que se debe
a que uno puede mirar cosas diferentes de la misma manera, y la Omar H. Vásquez Dávila
misma cosa de maneras distintas. Universidad de Buenos Aires. hildebrando2@hotmail.com.
Un aspecto que a mi parecer Raatzsch deja de lado, es el rol que
cumple en su argumentación la antropología filosófica, y su relación
en tanto disciplina con la metafilosofía, y por ende, con la filosofía.
Recientemente, filósofos como Tugendhat, Antropología en vez de
metafísica (2007), conciben la comprensión humana como el aspecto
en el que convergen todas las disciplinas de la filosofía. Puesto que
Raatzsch afirma que el filosofar es intrínseco al hombre, en tanto ac-
titud propia de su ser, sería oportuno aclarar cuándo en la metafiloso-
fía compartimos el campo de estudio de la antropología filosófica, y
cuándo no. La imagen del filosofar en la que se sintetiza el saber y la
lucha, el convencimiento y la persuasión, la actitud y el conocimiento;
podría ubicarse dentro del campo de la comprensión humana si tene-
mos en cuenta que no traemos innatas estas aparentes antagonías,
sino que las adquirimos, ya sea a través de la preocupación o del inte-
rés. Adquirir una actitud, implica que podemos comprender en qué
consiste tenerla y ejercerla. Si se deja sin precisar esta cuestión, no
lograríamos la síntesis pretendida, sino que concebiríamos a la filoso-
fía sólo desde el punto de vista de la comprensión del ser humano, lo
que tornaría más tendenciosa la afirmación de Raatzsch, según la cual,
el texto reseñado es una confesión, una expresión de su propia acti-
tud.
El lector podrá apreciar que el libro se presenta en muchos senti-
dos como una argumentación de las consideraciones respecto de la
filosofía hechas por el segundoWittgenstein. En efecto, éste afirmaba
que el trabajo en filosofía es un trabajo sobre nosotros mismos, sobre
nuestra propia concepción (Auassung), sobre el modo en que vemos
las cosas y lo que de ellas exigimos.
Para finalizar, quisiera destacar que el libro de Raatzsch resulta
particularmente atractivo para todos aquellos interesados en las cues-
tiones y problemáticas que giran en torno a la posibilidad de pregun-
tar “¿qué es la filosofía?”. Ofrece además, por la variedad de autores

166 OMAR H. VÁSQUEZ DÁVILA RICHARD RAATZSCH. FILOSOFÍA DE LA FILOSOFÍA 167


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se diga algo en el campo de la filosofía se toma algún punto de vista”, tratados, un panorama de cómo este tema ha sido abordado tanto en
y este punto de vista, si es filosófico, comprende tanto la actitud como la tradición continental como analítica, lo cual permite considerar su
la conclusión. Así, para Raatzsch, la idea de que la manera de mirar es lectura altamente recomendable.
totalmente independiente de lo que se mira es una ilusión que se debe
a que uno puede mirar cosas diferentes de la misma manera, y la Omar H. Vásquez Dávila
misma cosa de maneras distintas. Universidad de Buenos Aires. hildebrando2@hotmail.com.
Un aspecto que a mi parecer Raatzsch deja de lado, es el rol que
cumple en su argumentación la antropología filosófica, y su relación
en tanto disciplina con la metafilosofía, y por ende, con la filosofía.
Recientemente, filósofos como Tugendhat, Antropología en vez de
metafísica (2007), conciben la comprensión humana como el aspecto
en el que convergen todas las disciplinas de la filosofía. Puesto que
Raatzsch afirma que el filosofar es intrínseco al hombre, en tanto ac-
titud propia de su ser, sería oportuno aclarar cuándo en la metafiloso-
fía compartimos el campo de estudio de la antropología filosófica, y
cuándo no. La imagen del filosofar en la que se sintetiza el saber y la
lucha, el convencimiento y la persuasión, la actitud y el conocimiento;
podría ubicarse dentro del campo de la comprensión humana si tene-
mos en cuenta que no traemos innatas estas aparentes antagonías,
sino que las adquirimos, ya sea a través de la preocupación o del inte-
rés. Adquirir una actitud, implica que podemos comprender en qué
consiste tenerla y ejercerla. Si se deja sin precisar esta cuestión, no
lograríamos la síntesis pretendida, sino que concebiríamos a la filoso-
fía sólo desde el punto de vista de la comprensión del ser humano, lo
que tornaría más tendenciosa la afirmación de Raatzsch, según la cual,
el texto reseñado es una confesión, una expresión de su propia acti-
tud.
El lector podrá apreciar que el libro se presenta en muchos senti-
dos como una argumentación de las consideraciones respecto de la
filosofía hechas por el segundoWittgenstein. En efecto, éste afirmaba
que el trabajo en filosofía es un trabajo sobre nosotros mismos, sobre
nuestra propia concepción (Auassung), sobre el modo en que vemos
las cosas y lo que de ellas exigimos.
Para finalizar, quisiera destacar que el libro de Raatzsch resulta
particularmente atractivo para todos aquellos interesados en las cues-
tiones y problemáticas que giran en torno a la posibilidad de pregun-
tar “¿qué es la filosofía?”. Ofrece además, por la variedad de autores

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