¿Museos? ¿Quién los quiere?

Vámonos de
fiesta
Jóvenes guías turísticos salen a la calle a mostrar bares, discotecas
y los atractivos de la noche.

Txt» Carlos Dávalos Jpg.» Álvaro Hurtado

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"A
noche me fui a dormir a las nueve
de la mañana. Me acabo de le-
vantar hace una hora."
Hasta hace poco, sobre las once de la no-
che, Alina Bergsdorf de Alemania se re-
costaba todos los días en el legenda-
rio monumento del Oso y el Madroño de
Madrid con una camiseta roja en cuya par-
te posterior rezaba: Follow me. No impor-
taba que hiciera frío o calor, ella siem-
pre llevaba puesta la camiseta roja que la
diferenciaba del resto y que servía para
que la identificasen. Ahí, sola al princi-
pio, y entre cigarrillos, esperaba a que sus
clientes hicieran su aparición.
-Venís por el Pub Crawl-, preguntaba ella
en inglés cuando veía a un grupo de jóve-
nes extranjeros que se acercaban tímida-
mente y con cara de perdidos en la ciudad.
-Sí-, respondían los turistas que llevaban
entre sus manos unas tarjetas con el mis-
mo logo que el de la camiseta roja.
-Es aquí-, les decía, -mi nombre es Alina y
yo voy a hacer su guía esta noche.
Guías de fiesta
Como Alina, Alex de Nueva York se dedica
a llevarse de fiesta a los turistas que están
de paso en la ciudad todas las noches. A
KEYWORDS este tour nocturno se le conoce como Pub
* Camiseta Roja Crawl, que en inglés quiere decir ir de ba-
* Pub Crawl res y que se ha vuelto una actividad turís-
* Fiesta tica cada vez más popular en ciudades con
* Madride mayor concentración de turistas jóvenes,
como Madrid, Barcelona o Praga.
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"Salíamos de marcha con los guiris casi to-
dos los días. Fue así que conocí a los ge-
rentes de muchos bares y gente de la zona,
hasta que un día nos preguntamos ¿por qué
no cobrarles?", cuenta Gary Toomey, ir-
landés que llegó a Madrid hace seis años y
trabajó en la recepción de un hostal don-
de descubrió la enorme cantidad de de-
manda de fiesta que había entre los jóve-
nes extranjeros durante las noches. "Así
que junto a uno de mis compañeros de tra-
bajo decidimos montar nuestro propio ne-
gocio que consistía en eso básicamente: sa-
car a la gente de fiesta".
Gary es delgado y sus modales son deli-
cados, a pesar de que su idioma materno
es el inglés, habla el español de manera
perfecta. Relata que al principio cobra-
ban tres euros, luego cinco, "hasta que fi-
nalmente nos quedamos en diez". Fue así
como se creó Madride , que en inglés juega
con el nombre de Madrid y ride que signi-
fica paseo en inglés. "En Madrid fuimos los
pioneros" agrega Toomey que también es
profesor de inglés en su tiempo libre.
Hasta hace poco Alina trabajaba para Ma-
dride, pero desde que ha sido reclutada
por una nueva empresa, Pub Crawl Madrid,
ya no espera a sus clientes en el Oso y el
Madroño, sino que lo hace en un conoci-
do bar muy cerca de la Plaza Anta Ana.
Ha cambiado su uniforme rojo por uno
negro y blanco que la hacen ver más ele-
gante. Reemplazándola en Madride se ha
quedado Alex, nacido en Estados Unidos,
Como Alina, Alex
de Nueva York, se
dedica a llevarse
de fiesta a los
turistas que están
de paso en la ciudad
todas las noches
pero de padre español que, pasadas las
once y media, y al ver que no llegará más
gente, dice en voz alta y siempre en inglés:
"¡A ver Pub Crawl, seguidme!”
La ruta comienza en un garito cerca de la
calle Arenal donde los relacionistas públi-
cos de los bares han tomado la ciudad por
asalto. "¡Cuánta gente tenés hoy!", le dice
uno con acento argentino.
Por la noche, la ciudad adquiere su verda-
dera personalidad. "Madrid es un sitio que
hay que conocerlo de noche más que de día,
es una ciudad nocturna". El guía los reúne en
la puerta y antes de entrar les explica que
el tour consiste en ir a cuatro bares y por úl-
timo a un local de salsa. En cada bar ten-
drán derecho a un chupito y un descuento
considerable en cada bebida que consu-
man. Todo por diez euros.
“Show me the Money!", dice Alex al terminar
su discurso y los turistas de la noche asien-
ten y sacan los billetes de sus bolsillos.
Luego de recibir la pasta, el guía les estam-
pa un sello en la muñeca con el logo de la
empresa. "Para entrar y obtener los descuen-
tos, tenéis que mostrar los sellos", les explica.
"¡Ahora, vamos a emborracharnos!"
Tapas y chicas
Dentro del primer local todavía no hay mu-
cha gente. El grupo de extranjeros ha pasa-
do a ocupar gran parte del local. Hay una
mesa de billar, pero nadie jugando. Al fon-
do está la pista de baile. El guía se acerca a
la barra y le pide a la camarera un chupito
para cada uno. Esta vez se trata de tequila.
"¡Repitan después de mi!", les dice con el
chupito en la mano: "¡arriba, abajo, al centro
pa´ dentro!" e inmediatamente las bebidas
desaparecen de los vasos.
"Me encanta porque puedes conocer gente de
todas partes" asegura Emma, una neoyorki-
na de 19 años que lleva puesto un vestido
de verano tan corto que casi no deja nada
para la imaginación. "Para nosotras que no
conocemos a nadie en la ciudad es la mejor
forma de salir de fiesta."
"¡Hemos venido a España a comer tapas y a
conocer chicas!", dice Jakob, un finlandés de
pelo largo que va acompañado de otro Ja-
cob, de pelo corto, también finlandés.
Un sello en la "Yo trabajo como piloto de avión" dice el de
muñeca les servirá para pelo corto con una copa en la mano.
distinguirse del resto
de clientes y acceder a "Yo en una mina. Él trabaja en el cielo y yo
la bebida. El recorrido debajo de la tierra", replica el de pelo lar-
empieza en la Plaza del go al que se le nota que el alcohol ya
Sol o en la Plaza Santa empezó a subírsele a la cabeza. "Somos
Ana de Madrid.
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 como el bien y el mal, las dos caras de una
moneda"
Kate es irlandesa y la primera vez que llegó
a Madrid salió con uno de los grupos de Ali-
na. Desde entonces son amigas y viene a Es-
paña una vez cada dos meses. Si viene sola se
queda en su casa, pero "cuando vengo con una
amiga como la última vez, nos quedamos en un
hostal". Kate suele venir los fines de semana,
pero, a pesar de que ha venido varias veces,
no conoce más que los bares del Pub crawl.
“Yo cada vez que vengo a Madrid salgo con
ellos”, dice Kate entre sonrisas “a mi ya no me
cobran.”
-¿No te gustaría conocer otros lugares
más, aparte de los que siempre visitas?
"Debería", dice finalmente sonriendo, "pero a
mi me gusta esto".
En cada bar se quedan casi una hora. Tiem-
po suficiente para que los jóvenes turistas
se beban más de una copa. "Ahí está el ne-
gocio para los bares", confiesa Gary Toomey.
El segundo es un sitio de música hip-hop.
Los porteros son inmensos, "me gusta cuan-
do vienen estos grupos", declara Mountasser,
"animan el lugar".
La camiseta roja
distingue a los guías de El camino entre bar y bar se hace cada vez
esta curiosa iniciativa de más lento para los guías conforme la no-
ocio que muestra la parte che va avanzando. De cada local, los turis-
más golfa de nuestras tas salen con más alcohol en la cabeza y es
ciudades.
muy fácil perderlos en el camino. Las nue-
Bares y discotecas son el vas amistades y romances también son par-
mejor reclamo para estos te de la rutina.
jóvenes turistas. "El chico con el que me enrollé anoche, me ha
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invitado a su país", dice Ali- El camino entre
na señalando a un tipo for-
nido que está sentado en la bar y bar se hace
barra, "dice que me lo paga cada vez más
todo. ¿Qué te parece?"
-Bien, ¿no?-, le digo. ¿Que lento para los
le has dicho? guías conforme
"Que sí", contesta con una
sonrisa traviesa y chispeante la noche va
por el alcohol. avanzando. De
"Una vez, una de las chicas
terminó tan borracha que se cada local, los
quiso venir conmigo a casa", turistas salen con
cuenta Alex, "estaba que no
podía ni caminar y no paraba más alcohol en
de insistir. Así que me deshice la cabeza y es muy
de ella y cuando la fui a de-
jar en su hostal, estaban to- fácil perderlos
dos sus amigos preocupados, en el camino
pensando que yo había queri-
do abusar de ella. ¡Unos idio-
tas! Desde entonces voy con más cuidado."
Un encuentro parecido ocurre en el bar de
un conocido Albergue juvenil, cerca de la ca-
lle Atocha. Es la una de la mañana. El hostal
se hace llamar Cats, gatos, como se les dice
coloquialmente a los habitantes de Madrid.
Ingresar aquí es como entrar en una burbu-
ja de babel. No sólo es un albergue, también
es un bar y una especie de pequeña discote-
ca. Tiene capacidad para ciento ochenta per-
sonas y en temporada alta suele estar lleno.
Al bajar las escaleras, siguiendo la música
uno se encuentra con una enorme cantidad
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 de jóvenes entre los 18 y 30 años de dife-
rentes nacionalidades que, entre cervezas y
sangrías, comparten sus experiencias de via-
je. Son mochileros y todos están de paso. El
planeta les pertenece.
"Trabajando aquí, siento como si el mundo
diera vueltas alrededor de mí", dice uno de
los recepcionistas.
Detrás de la barra está Ildi, una chica ru-
mana que sirve cervezas en enormes vasos
de plástico, los llamados minis. Cada uno
vale poco más de tres euros, precio asequi-
ble para los jóvenes que no suelen viajar con
mucho dinero en los bolsillos.
Fiesta sin parar
Pasadas la una de la mañana la música deja
de sonar y en la barra dan por terminado
el suministro de alcohol. Es hora del cie-
rre. Pero la fiesta lejos de terminar, está
por comenzar. Ahora el que va detrás es
Paulo, un enorme guía brasileño de cuer-
po musculoso y trabajado metódicamen-
te en el gimnasio. Cada brazo suyo pare-
ce una de mis piernas. Su primera misión
es recolectar la mayor cantidad de clien-
tes y venderles, por quince euros, una no-
che llena de diversión y fiesta.
Como Gary, el caso de Santi Paniagua y
Adrián Jiménez fundadores de Party non-
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stop (fiesta sin parar) comen- El sello es ahora donde entran gratis, o en un local de salsa.
zó cuando ambos trabaja- "Lo que nos diferencia del resto es que noso-
ban en la recepción del hostel
reemplazado por tros creamos vínculos con nuestros clientes",
que ahora les sirve de punto una cinta azul cuenta el mexicano, "los tratamos como si
de encuentro. El sello es aho- fueran nuestros amigos y si les preguntas, to-
ra reemplazado por una cinta
que el guía pone dos nos recuerdan con cariño".
azul que el guía pone alrede- alrededor de las Ahora ya todos están más sueltos y son-
dor de las muñecas de los tu- rientes, muchos bailan o por lo menos lo
ristas. Esta vez la explicación
muñecas de los intentan. "También les damos clases de sal-
de la ruta viene acompaña- turistas. Esta vez sa", agrega Fernando antes de irse a la pis-
da por una serie de recomen- ta con una británica, "viene incluido en el
daciones como tener cuidado
la explicación precio".
con los carteristas y no embo- de la ruta viene Seis y media de la mañana en la Puerta
rracharse de manera excesiva. del Sol. Ya todos los garitos han cerrado
Además, les dicen a las chicas
acompañada de y Alina vuelve a aparecer. Está sola otra
que por ningún motivo vuel- recomendaciones vez y con más de una copa en la cabeza,
van solas al hostel. está ebria. Saluda a los vendedores ambu-
"Esto es una nueva forma de en-
como tener diurno en el que se llevan a los turistas lantes chinos que venden cerveza y boca-
tender el turismo", asegura Adrián cuidado con los de tapeo. "En una buena noche en tempo- dillos, y la ven todos los días a la misma
que estudió Marketing y comer- rada alta, hemos llegado a tener grupos de hora. Se besan con afecto y ella los lla-
cio internacional. "Hay gente que
carteristas y no 150 personas, pero esos son casos aislados, ma por sus nombres. Su trabajo ha termi-
Al coleto así empiezan
su ruta por los bares
viene a España y no sólo quiere emborracharse en una noche común y corriente tenemos nado, pero ella no parece dispuesta a irse de Madrid los turistas
conocer el museo del Prado, sino entre 15 y 30 clientes. En invierno hemos a dormir. extrangeros que se
que busca algo más que lo puramente cultural. llegado a no tener a nadie", afirman. "¿Y ahora qué?", le pregunta uno de los rela- apuntan a esta iniciativa
del Pub Crawl.
Lo que nosotros les ofrecemos es un turismo jo- "Nosotros no sólo somos guías", dice Fer- cionistas públicos que también ha sobrevivi-
ven, alternativo. Les enseñamos como se sale de nando de México que trabajó durante más do a los embates de la noche. En la página anterior,
fiesta en esta ciudad". de cuatro años llevándose a la gente de "Vámonos a por una caña, ¿no?", le respon- algunos momentos de la
El negocio les fue tan bien desde el princi- marcha para Madride "nosotros también so- de ella. velada de baile, bebida y...
lo que surja.
pio, que ahora además cuentan con sucur- mos parte de la fiesta." La ciudad ha despertado, pero Alina apenas y
sales en Barcelona y Valencia, y otro tour El recorrido termina en una discoteca grande se irá a dormir.
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