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SOBRE LA LIBERTAD

Por Cristian David Molina Cruz.


A lo largo de la historia humana la libertad ha sido celebrada, defendida y elogiada
por los hombres. Así mismo, ha sido violada, negada y pisoteada por los propios
humanos. Este conflicto en torno a la libertad nos lleva necesariamente a
examinar cuál es la importancia que tiene dicho valor para los hombres, para su
vida tanto privada como pública. Por ello, se hace necesario elaborar una
definición de libertad, para a partir de esta, determinar qué importancia tiene hoy
aquella para nosotros.
En primer lugar, definamos la libertad a partir de los comentarios que a este
respecto hace el filósofo Isaiah Berlin. Este nos dice:
“Normalmente se dice que soy libre en la medida en que ningún hombre ni ningún
grupo de hombres interfieren en mi actividad. En este aspecto, la libertad política
es, simplemente el espacio en el que un hombre no puede ser obstaculizado por
otros.” (Berlin, 1979: p.p 47). Nótese que la definición citada hace énfasis y centra
su interés en la no interferencia de otros hombres en un determinado espacio al
cual el individuo tiene un derecho incuestionable e inviolable. Es decir, todos los
hombres tienen derecho a poseer un espacio en el que pueden elegir cómo
actuar, de acuerdo con intereses, expectativas, deseos y razones propias. Así
pues, ningún hombre y ninguna institución pueden violar dicho espacio en el cual
cada individuo ha de tener absoluta privacidad. Por ejemplo, yo tengo derecho a
elegir qué carrera universitaria voy a seguir y nadie puede obligarme a estudiar
determinada carrera profesional, pues si eso ocurriera yo sería objeto de una
violación a mi libertad. Por otra parte, sería absurdo afirmar que no soy libre si, por
ejemplo, estoy impedido físicamente para realizar una acción determinada como
caminar. Esto evidentemente me incapacita para llevar a cabo muchas actividades
que desearía poder realizar, pero en el sentido expuesto de la libertad, dicha
situación en modo alguno se considera como ausencia de libertad.
Ahora bien, podríamos preguntar: ¿es esta definición de la libertad suficiente para
que todos y cada uno de los hombres puedan desollarse plenamente?
Como vimos en las líneas anteriores, la definición de libertad me asegura que
tengo acceso pleno a un determinado espacio en el que ningún hombre o
institución puede intervenir. Y en este sentido, lo que me permite entonces dicho
espacio es forjar y construir mi plan de vida de acuerdo con mis propios criterios,
es decir, a partir de mis propias convicciones, creencias, ideales, objetivos,
propósitos, intereses y fines. El filósofo Friedrich Hayek lo confirma así: “La
libertad por tanto presupone que el individuo tenga cierta esfera de actividad
privada asegurada; que en su ambiente exista cierto conjunto de circunstancias en
las que los otros no pueden intervenir”
Lo que nos sugiere el concepto de libertad es que resulta ser la garantía necesaria
para que los individuos se descubran en la sociedad como seres capaces de
construir y llevar a cabo sus vidas a partir de sus propios intereses y deseos. ¿Por
qué la libertad es un componente esencial en la construcción de mi personalidad,
de mi individualidad? Porque si tengo la posibilidad de trazar mi plan de vida de
acuerdo con mis propios criterios, entonces estoy siendo el actor directo en la
construcción de mi vida, y esto resulta ser indispensable para afirmar que
efectivamente soy un individuo. Individuo en el sentido de que soy autónomo, de
que puedo elegir entre muchas o pocas posibilidades, pero de acuerdo con mis
propias necesidades, mis intereses o mis deseos. A su vez, la negación del
derecho que tengo a mi libertad, me negaría como individuo autónomo, como un
hombre capaz de desarrollarse a partir de sus propios criterios. Por eso mismo,
dicha negación es inaceptable e intolerable, pues impediría a los individuos el
desarrollo de su personalidad, de su individualidad. Ahora bien, para que una
persona pueda desarrollarse libremente es necesario que existan ciertas
condiciones mínimas que se lo permitan. Por eso, la libertad, tal y como la hemos
definido, es una condición necesaria pero no suficiente para que los hombres se
desarrollen de forma integral. Veamos el siguiente ejemplo: Si Juan considera que
para poder desarrollarse integralmente como un individuo autónomo debe
estudiar, lo más razonable es satisfacer dicha necesidad. Pero ocurre que
infortunadamente Juan nació en el seno de una familia de muy escasos recursos
económicos y, por lo tanto, se le niega la posibilidad de estudiar, pues no tiene
como financiar una carrera universitaria. Así Juan se ve impedido para estudiar y
se ve obligado a “elegir” entre otras alternativas poco atractivas. Nótese que en el
caso anteriormente expuesto, estamos examinando la situación de Juan que se ve
privado de la satisfacción de una de sus necesidades básicas y, a su vez, ve
obstaculizado su derecho a desarrollarse como un individuo autónomo. Nótese
igualmente, que en este caso Juan se vio privado de la posibilidad de estudiar por
no estar en condiciones de financiar una carrera universitaria. Dicha privación en
modo alguno fue causada por la intervención directa de otros hombres. Lo que
provocó que Juan no pudiera estudiar fue una condición de desventaja
inmerecida, a saber, que nació en el seno de una familia pobre. Así Juan no
podría afirmar que su libertad fue violada y negada, pues la frustración de su
deseo no fue causada directamente por la interferencia arbitraria de otros
hombres. Esto es así de acuerdo con la definición de la libertad que hemos
planteado. Para finalizar, citemos de nuevo a I. Berlin que dice:
“Es verdad que ofrecer derechos políticos y protecciones frente a la intervención
del estado a hombres medio desnudos, analfabetos desnutridos y enfermos es
ridiculizar su condición; necesitan atención médica o educación antes de que
puedan entender o hacer uso de un aumento de libertad. ¿Qué es la libertad para
aquellos que no pueden utilizarla? Sin condiciones adecuadas para disfrutar la
libertad, ¿cuál es su valor?”

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