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Los bosques no son simples masas vegetales colocadas en la Tierra

por azar. Estos cumplen una serie de funciones que la ecofisiología


(ecología forestal) trata de averiguar.

Son muchas las funciones que conocemos, aunque aún nos quedan
otras muchas por investigar. Entre las funciones que conocemos de los
bosques, podemos destacar, por su importancia para la vida, las
siguientes:

Regulan del ciclo del agua.

Las masas boscosas retienen el agua de lluvia, facilitando una


lenta infiltración en el suelo, recargando de este modo los acuíferos.

Cuando llueve sobre un bosque, el agua que cae queda frenada por
el “techo” que forman las copas de los árboles más altos, escurriendo
lentamente por ramas y troncos hasta el suelo, amortiguando la fuerza
de su caída y la perdida de suelo por erosión

Las hojas interceptan entre el 15 y 30 por ciento del agua de


lluvia y un 15 por ciento más lo hace el tronco y el ramaje, evitando
que esta golpee directamente en el suelo.

Evitan la erosión y crean suelo.

Reteniendo la tierra con su entramado de raíces, además la caída


de materia vegetal y otros restos orgánicos, al descomponerse por la
acción de microorganismos y mineralizarse, van formando un suelo
fértil.

Producen oxígeno.

Siempre se ha dicho y seguimos manteniendo que los bosques son


los pulmones de la Tierra. La función clorofílica, entre otras
funciones, consiste en tomar del aire el CO2 y liberar oxígeno.

Un bosque genera entre dos y tres veces más oxígeno que cualquier
otro tipo de cultivo de igual superficie. Una hectárea de frondosas
genera entre 10 y 20 toneladas de oxígeno al año.

Fijan y acumulan dióxido de carbono.

La captación y fijación de dióxido de carbono (CO2) que ejercen


los bosques es primordial, más en estos momentos en el que la
actividad humana ha aumentado sus emisiones contaminantes a la
atmósfera. Es incierto, como se viene pregonando por determinados
productores de madera, que los bosques jóvenes fijen más dióxido de
carbono que uno maduro. De hecho, entre las actividades que aumentan
la emisión de este gas a la atmósfera destacan los cambios del uso del
suelo, su sobreexplotación, la deforestación y las labores selvícolas.
(P. Pérez-Batallón et al. 1998)

Influyen en el clima.

En las zonas continentales más del 50% de la humedad del aire se


debe al agua bombeada por las raíces y transpirada por las hojas de la
vegetación. Cuando se talan los bosques el clima se hace más seco. Un
bosque es capaz de mantener sus propias condiciones climáticas y
producir un atemperamiento del clima en una amplia zona.

Dos ejemplos ilustrativos: en un hayedo la temperatura en plena


calina es de 5 ó 6ºC menor que fuera de él; en un acebedal es lo
contrario, en invierno su interior eleva de 2 a 3ºC la temperatura
exterior.

Acogen un gran número de especies.

Los bosques ofrecen multitud de hábitats distintos, por lo que en


ellos se puede encontrar una gran variedad de especies animales y
vegetales. Son por tanto las principales reservas de diversidad
biológica.

Ejercen una acción depuradora.

Distintos contaminantes de la atmósfera y las aguas son retenidos


y filtrados por los seres vivos del bosque. Amortiguan ruidos y
luminosidad originada por los humanos.

Aportan valor paisajístico.

Los bosques rompen la uniformidad y monotonía del espacio en el


que se asientan, proporcionando un oasis visual de alta calidad.
Además de estimular nuestros pensamientos, de ser fuente de paz y
sosiego, nos sirven de ocio y descanso de la vida tan agitada que
genera la actual civilización.

Sustenta la economía de los habitantes de la zona.

Atraen visitantes y amantes del monte, senderistas, paseantes,


etc. Se aprovechan sus frutos, que una vez elaborados son puestos a la
venta, revitalizando la economía de la zona, entre otras cosas.

No queremos quitar valor a los cultivos forestales, pues estos


también juegan un papel importante en la economía humana, ya que son
productores de madera en rollo, fibra y leña. Se pronostica que las
plantaciones suministrarán la mayoría del aumento futuro de la demanda
maderera. Pero de ellos ya se hablará más detenidamente en otro mes.

Todas estas funciones están relacionadas entre sí, en el bosque y


en la relación de éste con el resto de seres vivos, incluidos los
humanos. Por eso es tan importante proteger los bosques naturales y
asegurarnos ya no sólo su conservación, sino SU RECUPERACIÓN Y
EXTENSIÓN.

Su deterioro conlleva graves consecuencias no sólo para el tan


traído y llevado “medio ambiente” sino para las personas, vivan o no
cerca de un entorno natural.

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