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EDUCACION

UN TEMA DE CONVERSACION

En uno de los jardines del Olimpo, morada de dioses, de frondosa


vegetación, con flores multicolores, senderos de piedrecillas blancas de
curiosa geometría y rodeada de fuentes de agua cristalina, que jugando
a dar saltos, entonaban una suave melodía.

En donde la sombra era más placentera, se encontraban asientos de


diversa arquitectura, para reposar confortablemente e invitaban a una
amena conversación.

En este paradisíaco lugar, se encontraban algunos dioses, que


acostumbraban a conversar sobre sus particularidades, facultades y
dominios y se llamaban indistintamente por sus nombres griegos o
latinos – era una cuestión de gustos y formalismos -. Ahí se
encontraban, entre otros, Hefaistos o Vulcano, Dios del Fuego y de la
Industria; Poseidón, que reinaba sobre los mares, así como Zeus, Dios
de todos los dioses y su dominio era el aire y que con su siempre
aterradora arma ¡El Rayo!, estando presto a usarla contra los que se
oponían a sus designios. En un lugar destacado se encontraba Atenea
o Minerva, como le llamaban algunos, Diosa de la Razón y la Sabiduría
y junto a ella Afrodita Diosa de todas las Bellezas y el Amor.

Los dioses discurrían en una plática intranscendente, sin mayor


pretensión de que pasar una tarde agradable.

Atenea, sin embargo, meditaba sobre el transcurso del corto tiempo


celestial, el Kairos, desde que Prometeo, que era un Titán, categoría
inferior a los dioses, les había robado el Fuego para dárselo a los
hombres, hasta el tiempo terrenal –Cronos - de desarrollo de la
humanidad a estos momentos.

Se preguntaba sobre las consecuencias del Poder y el dominio del


Fuego, en manos de los hombres. Ella lo sabía, era la Diosa de la
Sabiduría, pero le inquietaba saber como se lo explicaban los hombres.

El porqué de los grandes avances y también de las grandes


destrucciones. No en vano, la curiosidad del hombre por el Poder les
habría llevado a abrir la caja de Pandora y se llenaron de todos los
males, que los dioses le habían enviado en ella, en castigo por la
osadía de haberse quedado con el Fuego.

Siempre le intrigó el porqué los hombres no recogieron, primeramente


de esa caja, ¡La Esperanza! que fue lo único que los menos recogieron.

Siempre en su meditación, se dijo, “lo mejor sería preguntárselos a los


mismos hombres”. El porqué si dominaban el Fuego, ahora el Fuego
los dominaba a ellos. Todo este devenir de la humanidad sin rumbo fijo,
progreso para algunos, miserias y sufrimientos para los más.

Interrumpiendo la conversación de los allí presentes, les manifestó su


inquietud y todos se interesaron en el tema.

Con la anuencia de Zeus, llamaron a Mercurio, Dios mensajero, para


que fuese en busca de un hombre para interrogarle al respecto. Pero no
cualquier hombre apuntó Afrodita, deberá ser intelectualmente creativo,
amante de la belleza y la armonía, recto en su actuar y sobre todo
preocupado por el destino de la Humanidad.
Mercurio, rápidamente, como era su costumbre, recorrió varios lugares
y comarcas, y al fin, no antes de un significativo esfuerzo, encontró a
ese hombre y manifestó el mensaje del cual era portador y le garantizó,
que una vez concluido el motivo de su visita, sería devuelto al lugar de
donde provenía.

Ya, en presencia de los dioses, inquirió sobre el motivo de su estadía


en ese lugar, ya que le parecía algo inverosímil, lo que Mercurio le
había informado.

Prestamente, Atenea, le manifestó el interés de saber como los


hombres veían a los hombres, en este panorama tan confuso de
desarrollo, si es que a esto se le podía llamar desarrollo, acotó con
ironía.

El Hombre miró a los presentes, deteniéndose algunos momentos en


cada uno de ellos y mirando el paisaje y todo lo que en ello había,
respiró profundo y se dijo, recordando a Hermann Hesse en su “Lobo
Estepario” – Aquí huele bien – el ambiente es propicio, esto tranquilizó
su espíritu y habló: estoy presto a escuchar vuestras inquietudes.

Le preguntaban y él contestaba sobre diferentes tópicos.


Si antes los hombres se reunían con los suyos en un abrazo eterno
para protegerse de los dioses, ahora hacían lo mismo, pero para
defenderse de otros hombres.
Los hombres han sido encegecidos por el poder y la ambición y más de
las veces, actuando irracionalmente, han olvidado que son hombres.
Por qué si actuando en nombre del progreso, del avance de la ciencia y
la tecnología, han olvidado a su hermano, que sumido en su pobreza,
clama porque un poquito de este desarrollo pueda alcanzarlo.
Olvidaron la Naturaleza y todo cuanto en ella se encuentra. Toman y
destruyen todo lo que a ellos les ayuda a vivir.
Los hombres no se aman, buscan el odio y el destruirse entre ellos y
casi sin darse cuenta, que la mayoría de los hombres se matan, para
que unos pocos vivan.

Continuaban las preguntas y se sucedían las respuestas, en un


panorama desolador y de pronto preguntó Vulcano, él porque siguen
construyendo viviendas en lo faldeo de los volcanes y montañas, a orilla
de ríos caudalosos, sujetos a los embates de la naturaleza y no olviden
que aún el fuego de mis extrañas no lo han podido dominar, y los
castigo una y otra vez y ustedes persisten en continuar allí -
Monumento a la Estulticia - porque a los más desposeídos los mandan
allí y es a ellos precisamente, a los que no deseo causarle daño,
comentó con tristeza.

No se percibía allí, siquiera el movimiento de una mariposa y menos el


canto de un pajarillo que distrajera ésta interesante y ya importante
conversación.

Entonces Diana preguntó: Hombre, de donde vienes y cual es tu oficio,


no pregunto por tu nombre porque no eres dios, sólo un mortal.

El Hombre respondió: vengo de un lugar atrapado entre grandes


montañas y un gran mar. Mi oficio es enseñar, soy Educador y mi
orgullo por ello no conoce límites ni fronteras.
La respuesta sorprendió a todos. Era éste un Hombre que tenía una
gran responsabilidad en la formación de los suyos y podría tener
respuestas a las muchas interrogantes planteadas. Todos felicitaron a
Mercurio por tan acertada búsqueda.

Le preguntaron si la humanidad tendría alguna esperanza, alguna


posibilidad de cambiar el destino a la cual estaba irremediablemente
condenada por sus propios integrantes.

Respondió muy seguro de sí mismo, casi con soberbia, que si los


hombres se preocuparan más de su preparación intelectual y pudieran
en su formación tener conocimientos más sensibles a su naturaleza,
será posible cambiar el curso de su historia.

Interesante afirmación le contestaron. Díganos como pretende


abordarla, cuáles son esos conocimientos y como los impartiría.

La educación, es sin duda, el camino más propicio y adecuado para


dichos propósitos. Ella deberá impartirse en ambientes propicios de
aprendizaje, considerando que los que instruyen como los instruidos
son personas y esta consideración de reconocernos como tales es lo
primordial, sin lo cual la educación no tendría los efectos deseados.

Esta educación humana debe pretender la inserción social de la


persona desde sus inicios en un marco acogedor de convivencia social
en que los valores altruistas de su espacio cultural están
permanentemente presentes, como el respecto a las diferentes
concepciones de vida, que sus componentes forman un todo integrador,
no disociado, para un mejor y más eficaz crecimiento y participación de
la vida en comunidad.
Esta formación humana, llamada también Formación General, se
desarrolla en el hogar, la escuela, así como en el entorno social.

Los contenidos que se valoran, están insertos en una visión humanista


de la educación, que haciendo énfasis en la persona humana, la
prepara para su inserción en el mundo laboral y así su especialización
lograda a través de su capacitación, le hará que su quehacer esté
pensado y sentido en provecho del hombre mismo, para su propia
realización como persona y que sus beneficios sean compartidos con la
comunidad, sin otros límites ni restricciones, que no sean su propia
capacidad.

Es entonces, que a la educación le corresponde satisfacer estas


necesidades, lo que denominaremos capacitación, que es una
extensión de la Formación General y es esta última, la que garantizará,
que cualquiera que sea el grado de especialización requerida, para
satisfacer las necesidades de las organizaciones culturales, siempre
tendrán un contenido humano.

Las personas se relacionan e interactúan entre ellas, a través de un


elemento básico, que es la comunicación en todas sus formas y ésta se
adquiere desde el inicio de la vida misma y de la llamada formación
humana.
Son entonces, las emociones e interacciones humanas, sus
características, que es lo que denominamos AMOR, y para que ello
exista, debe de haber una emoción que constituya las conductas que
resultan en interacciones recurrentes, en que hay encuentros casuales
y separados en la mutua aceptación y respeto.
Las emociones, son un prelenguaje, que producen rechazo, si una
persona niega al otro, como legítimo otro en la convivencia y constituye
un espacio de interacciones recurrentes que culminan en la separación
o eliminación del otro.

El Amor, constituye el espacio de conductas que acepta al otro como un


legítimo, en donde pueden darse las coordinaciones conductuales
consensuales que constituyen el lenguaje que funda lo humano, y por
esto el amor, es la emoción fundamental en la historia del linaje
homínido al que pertenecemos.

La palabra amor, que usamos en la vida cotidiana, es para hacer


referencia a la aceptación del otro como un legítimo otro. Así, por
ejemplo, cuando alguien nos permite ser, sin exigencias, decimos “esta
persona es un amor” o “éste hombre me ama”, “esta mujer me ama”, o
“me ven”. Al mismo tiempo, cuando alguien nos niega en la exigencia,
dices “tú no me amas” o “tú no me ves”, porque el Amor o amar es ver.

Es entonces, el amor, la emoción que constituye las acciones para


aceptación. Amor es abrir un espacio de interacciones recurrentes con
el otro, en el que su presencia es legítima, sin exigencias.

El amor es un fenómeno biológico tan básico y cotidiano en lo humano,


que frecuentemente lo negamos culturalmente, creando límites en la
legitimidad de la convivencia en función de otras emociones. Así la
conciencia de la guerra, ocurre cuando hay lucha con otro, consiste
entonces, en la negación del amor que abre paso a la indiferencia y
luego al cultivo del rechazo y del odio, que niega al otro y permite su
destrucción.
Las emociones, son dominios de acciones. Biológicamente al hablar de
distintas emociones, son distintas disposiciones corporales dinámicas
de acciones diferentes. Habrá distintas clases de relaciones y habrá
que mirar a las emociones para distinguir los distintos tipos de
relaciones humanas, ya que éstas definen las acciones humanas,
según la emoción que la sustente.

De esto resulta que el vivir humano se da en un continuo


entrelazamiento de emociones y lenguaje (conversar) como un fluir de
coordinaciones y de concordancias consensuales de acciones y
emociones, de naturaleza recursiva.

Después de un breve silencio, dice: El hombre ha desarrollado una


generalidad cada vez más decreciente y una especialización cada vez
más creciente y más compleja. Esta especialización lo ha llevado a
crear unos mundos impenetrables y exentos de contenido social.

Pretendo, agregó, que en la formación especializada, esté presente la


Formación Humanista, es decir, centrada en el hombre, en el ser
humano, y por ello sostengo que en cualquier etapa de su aprendizaje,
tenga que abordarla.

Su planteamiento ha intrigado a todos. Algunos, dicen que es mucha su


osadía, señaló Atenea. Quisiéramos saber a que disciplinas se refiere
usted.

Son disciplinas que todo hombre debe dominar y tener siempre


presente en su quehacer cotidiano y nunca olvidar que lo que hace, es
para los hombres, sin otra distinción que sus propias capacidades.
Repito, no para algunos hombres, sino para todos, porque el ser
humano es un ser amoroso.

Estas son las disciplinas, que le permitirán un recto pensar, amar lo


nuestro, cuidar el aire que respiramos, ser solidarios, compartir nuestra
fortuna del saber, en fin ser humanos y sentirnos partícipes y
responsables de todo cuanto sucede a nuestro alrededor.

Deberán en consecuencia, ser constructores de la humanidad y serán


admirados por su belleza y mágnimidad.

Ellas son:
Estudios de la Persona Humana, el origen de lo humano, es decir, de
Nosotros mismos.
La Lógica, como la forma del recto pensar.
Etica y Vida, fundamentos de nuestro actuar y respeto a la vida, es
Nuestra responsabilidad.
La Historia de nuestros pueblos, sus países y comunidades, así como
los grandes temas de Historia Universal, como los antecedentes y las
consecuencias de los hechos históricos, de la manera que nos afecta a
nosotros mismos y a nuestra convivencia.
Las Instituciones e Ideas Políticas, sobre nuestra organización humana
y las ideas que la sustentan.
Derecho y Sociedad, la organización de la convivencia y la vida en
sociedad.
Expresión Oral y Escrita, asunto esencial para poder comunicarnos y
para que no nos ciegue la falta de entendimiento entre nosotros.
Administración, Economía y Escasez, correcto uso de nuestros siempre
escasos recursos, el uso racional de los mismos y la solución de los
problemas de escasez que afectan a millones de nuestros hermanos.
Ciencia y Tecnología, todo cuanto ha creado el hombre para beneficio
de todos y no será signo de poder, sino de solidaridad.
Todo lo anterior para señalar un camino al mejor Pensar, a la Reflexión,
a la Inteligencia.

Esto es cuanto lo que hoy puedo informarles. Naturalmente estas


disciplinas no son las únicas, pues siempre podrán acrecentarse, como
el conocimiento mismo, pero, siempre también, serán humanistas,
centradas en la persona humana.

Se hizo un silencio, en el cual cada uno de los presentes, meditaba


sobre lo dicho por el hombre.

Al fin, Zeus habló y mirando al hombre le dijo:


Tienes un lugar entre nosotros y siempre te recibiremos como a uno de
los nuestros. Puedes regresar con los tuyos y ten la certeza que no has
errado en tu camino.

Solícito Mercurio, le regresó al lugar de donde provenía, sabiendo que


su morada era en donde hubiese hombres dispuestos a cambiar el
destino de la humanidad.

Ya solos, Zeus dirigiéndose a los presentes, sentenció:

Mientras existan hombres, como el que estuvo aquí, que luchan por
conservar la naturaleza y mantener viva la esperanza de una mayor
comprensión entre los hombres, salvando así sus tremendas
desigualdades y compartiendo sus riquezas, nuestra existencia estará
asegurada, pues nosotros, somos sus inspiraciones, es nuestra
trascendencia.
GENARO FELIU CANDIA
Profesor de la Coordinación de Educación Técnico Profesional y
Educación de Adultos.
Octubre, 2005

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