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Oración de los Novios

En mi corazón, Señor, se ha encendido el amor por una criatura que tú conoces y amas.
Tú mismo me la haz hecho encontrar y me la has presentado. Te doy gracias por este
don que me llena de alegría profunda, me hace semejante a Ti, que eres amor, y me hace
comprender el valor de la vida que me has dado. Haz que no malgaste esta riqueza que
tú has puesto en mi corazón: enséñame que el amor es don y que no puede mezclarse
con ningún egoísmo; que el amor es puro y que no puede quedar en ninguna bajeza; que
el amor es fecundo y desde hoy debe producir un nuevo modo de vivir en los dos. Te
pido, Señor, por quien me espera y piensa en mí; por quien camina a mi lado; haznos
dignos el uno del otro; que seamos ayuda y modelo. Ayúdanos en nuestra preparación al
matrimonio, a su grandeza, a su responsabilidad, a fin de que desde ahora nuestras
almas dominen nuestros pensamientos y los conduzcan en el amor.

Oración de los novios a la Virgen

Madre Nuestra:

En tu nombre hemos unido nuestros corazones. Queremos que presidas nuestro amor;
que defiendas, conserves y aumentes nuestra ilusión. Quita de nuestro camino cualquier
obstáculo que haga nacer la sombra o las dudas entre los dos.

Apártanos del egoísmo que paraliza el verdadero amor.

Líbranos de la ligereza que pone en peligro la Gracia de nuestras almas.

Haz que, abriéndonos nuestras almas, merezcamos la maravilla de encontrar a Dios el


uno en el otro.

Haz que nuestro trabajo sea ayuda y estímulo para lograrlos plenamente. Conserva la
salud de nuestros cuerpos. Resuelve necesidades materiales.

Y haz que el sueño de un hogar nuevo y de unos hijos nacidos de nuestro amor y del
cuerpo, sean realidad y camino que nos lleve rectamente a tu Corazón. Amén.

Quince minutos ante el Sagrado Corazón


Recopilado por José Gálvez Krüger

CONFORMIDAD DE NUESTRO CORAZÓN CON SU CORAZÓN

DESCENDÍ DEL CIELO NO PARA HACER MI VOLUNTAD, SINO LA DE MI


PADRE

Hijo mío, Yo vine a la tierra para hacer la voluntad de Aquél que me envió. Sabía
cuántos insultos, dolores, desprecios y tormentos me estaban reservados, y sin embargo,
no vacilé en abrazar la voluntad de mi Padre. Todo esto era bien poco en comparación
de la amargura que experimentaba mi Corazón al pensar en la ingratitud de los hombres
que, ciegos y deslumbrados los unos con el amor de los placeres y el brillo de las
riquezas, y dormidos los otros sobre los papeles de sus negocios, los primeros no han
querido verme, y los otros apenas se despiertan, o se despiertan tan tarde que hacen
inútiles mis enseñanzas y la vida que di por ellos. ¡ Oh ingratitud incomprensible! Tu
también hijo mío te apartas de mi. ¿Por qué corres tras de lo que no has de conseguir?
¿Por qué te precipitas en las fuentes cenagosas que no apagan la sed? Por qué no
escuchas mi voz, cuando te llamo como el padre más cariñoso, como el amigo más fiel?
En mi Corazón y en el de mi Purísima Madre, que también lo es tuya, encontrarás el
manantial que nunca se agota. Te ofrezco dulzuras incomparables y tú prefieres el
acíbar que produce el remordimiento, a cambio de un momento de placer. Buscas una
dicha ficticia y engañosa, y a pesar del afán con que la buscas, tienes que confesar que
no la encuentras. ¿Sabes por qué? Porque has despreciado la Ley que yo te di, y te has
desviado de la senda que yo te tracé. Si alguna vez me sigues, tu paso es tan inseguro
que el menor obstáculo te hace retroceder.

¡Oh dulcísimo Corazón! Ya que dijistes: Qui fecerit voluntatem Patris mei, ipse meus
frater est, yo quiero ser tu hermano.

Y para que yo pueda llevar con propiedad este título deliciosísimo que me da tu amor,
ayúdame Madre mía, y Tú, Jesús mío, modelos de humildad y obediencia. Yo propongo
en adelante conformarme con tu voluntad, Corazón adorable de Jesús.

Y si te dignas darme tribulaciones, te amaré siempre, Corazón pacientísimo.

Si quieres darme alegrías, te amaré siempre, Corazón humildísimo.


Si quieres darme enfermedades y pobreza, te amaré siempre, Corazón modestísimo.
Si quieres que me injurien y calumnien, te amaré siempre, Corazón mansísimo. Si
quieres que me ensalcen, te amaré siempre, Corazón perfectísimo.
Y si quieres que me humillen, que mis parientes me nieguen, que los amigos me falten y
que la sociedad me abandone, haz que te ame siempre, Corazón santísimo, porque todo
lo que no eres Tú, nada es, y no quiero confiar sino en ti, para que pueda morir
exclamando:

Cumplí tu voluntad, Jesús divino,


Mientras viví en el mundo cenagoso;
Y hoy, por mi dicha, al fin de este camino

Espero me recibas amoroso.

Oración de los esposos

Señor, nuestro Dios


te bendecimos por tomar
en tus manos nuestro amor.
Ayúdanos a cumplir
nuestra misión.
Ven a compartir nuestra vida.

Ayúdanos a formar a
nuestros hijos, a ser
testigos de tu amor
en nuestra familia
y en la comunidad.
Danos fuerza en los desalientos. Comparte nuestras alegrías. Señor, bendice nuestro
amor. Amén.

Oración por la fidelidad de los esposos

Señor, Padre santo,


Dios omnipotente y eterno,
te damos gracias y bendecimos
tu santo Nombre: tú has creado
al hombre y a la mujer
para que el uno sea para del otro
ayuda y apoyo. Acuérdate hoy de nosotros. Protégenos y concédenos
que nuestro amor sea entrega
y don, a imagen de Cristo y de la Iglesia.
Ilumínanos y fortalécenos en la tarea
de la formación de nuestros hijos,
para que sean auténticos cristianos
y constructores esforzados de la
ciudad terrena. Haz que vivamos
juntos largo tiempo, en alegría y paz,
para que nuestros corazones
puedan elevar siempre hacia ti,
por medio de tu Hijo en el Espíritu Santo,
la alabanza y la acción de gracias. Amén.

Oración en el aniversario del Matrimonio

Oh Dios, Señor del universo,


que al principio creaste
al hombre y a la mujer
e instituiste el vínculo conyugal;
bendice y confirma nuestro amor,
para que expresemos siempre
en nuestra vida el sacramento
que celebramos en la fe.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

Oración en la espera de un Hijo

Oh Señor, Padre nuestro,


te damos gracias por el don maravillosa
con el cual nos haces partícipes
de tu divina paternidad.
En este tiempo de espera, te pedimos:

protege este hijo nuestro,


lleno aún de misterio,
para que nazca sano a la luz del mundo
y al nuevo nacimiento del bautismo.
Madre de Dios, a tu corazón maternal confiamos nuestro hijo. Amén.

Oración de los padres por los hijos

Señor, Padre todopoderoso,


te damos gracias por habernos dado estos hijos.

Es una alegría para nosotros,


y las preocupaciones,
temores y fatigas
que nos cuestan,
las aceptamos con serenidad.

Ayúdanos a amarlos sinceramente.


A través nuestro has hecho surgir vida;
desde toda la eternidad
tú los conocías y amabas.
Danos sabiduría para guiarlos
paciencia para instruirlos
vigilancia para
acostumbrarlos al bien
mediante nuestro ejemplo.

Fortaleces nuestro amor


para corregirlos
y hacerlos más buenos.

Es tan difícil a veces comprenderlos


ser como ellos nos desean, ayudarlos a hacer su camino.

Enséñanos tú Padre
bueno por los méritos de Jesús
tu Hijo y Señor nuestro. Amén

Oración a San Gerardo Majella


O gran San Gerardo, amado sirviente de Jesucristo, perfecto imitador de tu Manso y
Humilde Salvador, y devoto Hijo de la Madre de Dios: enciende en mi corazón una
chispa de ese fuego celestial de caridad que brilló en tu corazón y te hizo un ángel de
amor.

O glorioso San Gerardo, porque cuando fuiste falsamente acusado de crimen,


sobrellevaste, como tu Divino Maestro, sin murmullos ni quejas, las calumnias de
hombres malvados, has sido elevado por Dios como Patrón y Protector de las madres
encinta. Sálvame del peligro y de los excesivos dolores que acompañan el nacimiento
del niño, y protege al niño que ahora llevo, que pueda ver la luz del día y recibir las
aguas del bautismo a través de Jesucristo Nuestro Señor. Amén

Novena a San Gerardo Majella

Dios todopoderoso y eterno, te agradecemos por el don de San Gerardo y por el ejemplo
de su vida.

Por la fe y completa confianza en Ti que tuvo San Gerardo, lo bendijiste con grandes
poderes de ayuda y curación.

A través de él, mostraste tu amoroso interés por aquellos que sufrían o estaban
necesitados.

Nunca dejaste de oír su oración por ellos.

Hoy, a través de la poderosa intercesión de San Gerardo, continúas mostrando tu amor


por todos aquellos que ponen su confianza en Ti.

Por eso, Padre, llenos de fe y confianza, y en acción de gracias por todos las cosas
maravillosas que has hecho por nosotros, nos ponemos ante Ti hoy,

Por la intercesión de San Gerardo, oye nuestras oraciones y peticiones, y si es tu Santa


Voluntad, concédenoslas. Amén.

Oración a San José ( I )

San José,
casto esposo de la Virgen María;
intercede para obtenerme
el don de la pureza

Tú que a pesar de tus inseguridades personales,


supiste aceptar dócilmente el Plan de Dios tan pronto supiste de él, ayúdame a tener esa
misma actitud para responder siempre y en todo lugar a lo que el Señor me pida.

Varón prudente, que no te apegas a las seguridades humanas,


sino que siempre estuviste abierto a responder a lo inesperado, obténme el auxilio del
divino Espíritu para que viva yo también en prudente desasimiento de las seguridades
terrenales.

Modelo de celo, de trabajo constante, de fidelidad silenciosa, de paternal solicitud,


obténme esas bendiciones para que pueda crecer cada día más en ellas y así
asemejarme, día a día, al modelo de la plena humanidad: el Señor Jesús.

Amén

Oración a San José (II)

Bienaventurado San José,


acudimos en nuestra tribulación;
y, después de invocar
el auxilio de vuestra Santísima Esposa,
solicitamos también
confiadamente vuestro patrocinio.

Por aquella caridad que


con la Inmaculada Virgen María,
Madre de Dios, os tuvo unido,
y por el paterno amor
con que abrazasteis al Niño Jesús,
humildemente os suplicamos
volváis benigno los ojos
a la herencia que
con su Sangre adquirió Jesucristo,
y con vuestro poder
y auxilio socorráis nuestras necesidades.

Proteged, oh providentísimo
Custodio de la Sagrada Familia,
la escogida descendencia de Jesucristo;
apartad de nosotros
toda mancha de error y corrupción;
asistidnos propicio, desde el Cielo,
fortísimo libertador nuestro
en esta lucha
con el poder de las tinieblas;
y, como en otro tiempo
librásteis al Niño Jesús
del inminente peligro de su vida,
así, ahora, defended
la Iglesia Santa de Dios
de las asechanzas de sus enemigos
y de toda adversidad,
y a cada uno de nosotros
protegednos con perpetuo patrocinio,
para que, a ejemplo vuestro
y sostenidos por vuestro auxilio,
podamos santamente vivir
y piadosamente morir
y alcanzar en el Cielo
la eterna felicidad. Amén

Angelus

D: El Ángel del Señor anunció a María.

T: Y Ella concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.

Ave María

D: He aquí la sierva del Señor.

T: Hágase en mí según tu palabra.

Ave María

D: Y el Verbo se hizo carne.

T: Y habitó entre nosotros.

Ave María

D: Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.

T: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Se rezan tres glorias

D: Oremos
Derrama Señor tu gracia sobre nuestros corazones y concede a quienes hemos conocido
por el anuncio del Ángel la Encarnación de tu Hijo, que por su Pasión y su Cruz
alcancemos la gloria de la Resurrección. Por el Señor Jesús, tu Hijo, que contigo vive y
reina, en unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

T: Amén

Magnificat

(Lc 1, 46-55)

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí:su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en
generación.
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a
los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a


nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre.

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