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Introd. Filosofía y Ética en Educación – FICHA 3– UNIDAD 1 – Lic. Alejandro Rambeaud Prof.

Claudio
Contreras – IFD 4

LA EXPERIENCIA FILOSÓFICA

Sobre el concepto de "experiencia" en general.

Qué se entiende por "experiencia" es algo que no está claramente delimitado y que tiene diversos significados en
función de la corriente filosófica de la que partamos. Aquí tan sólo pretendemos distinguir algunos modos de entender
la experiencia para mostrar la ambigüedad y apertura del término y tener esto presente cuando hagamos alusión a la
forma específica de experiencia denominada "experiencia filosófica".

La experiencia puede entenderse como:

• La aprehensión inmediata por parte de un sujeto de una realidad, sea del tipo que sea (un dolor, alegría, etc.). Se
trataría de un cierto modo de conocer previo a toda reflexión sobre aquello que se conoce.

• La aprehensión inmediata por medio de los sentidos. En esta ocasión la experiencia, siendo también individual
e inmediata como en el caso anterior, se limita a lo ofrecido por los sentidos.

• Aprendizaje, experiencia entendida como enseñanza adquirida con la práctica. Aquí tienen cabida la experiencia
de un oficio, o la experiencia de la vida

• Confirmación empírica de los juicios sobre el mundo por medio de la verificación a través de los sentidos. Este
tipo de experiencia es tomada como modelo en la investigación científica.

• Vivencia interna, experiencia que, de forma similar a la aprehensión inmediata, tiene lugar para un sujeto
individual, si bien, al no ceñirse a la inmediatez de forma estricta, alberga un mayor número de experiencias (por
ejemplo, la experiencia de la fe, o las vivencias místicas)

Existen otras formas adicionales de clasificar la experiencia, así se traten de experiencias de carácter "interno" o
"externo", individuales o colectivas o bien en función de que exista la posibilidad de verificación de dichas
experiencias o no.

Por otra parte no conviene olvidar que, además de poseer múltiples significados, el término experiencia ha ido
evolucionando con el tiempo. Autores como William James o John Dewey han situado el concepto de experiencia en
el centro de su filosofía y, conscientemente, han propuesto un nuevo modelo más amplio y complejo, que diese
cabida al mayor número de acepciones como las propuestas anteriormente.

Un ejemplo que muestra hasta qué punto es problemático el concepto de experiencia lo podemos ver en el siguiente
problema, que, aunque es ya clásico, ha sido recientemente popularizado por medio de la película Matrix.

"¿Alguna vez has tenido un sueño que pareciese muy real? ¿Qué ocurriría si no pudieras despertar de ese sueño?,
¿cómo distinguirías el mundo de los sueños de la realidad?"

Un experimento mental como éste (cuya consideración ¿produce a su vez una experiencia filosófica en el lector?)
suele provocar ciertos ajustes en nuestra idea habitual de experiencia y mostrar aspectos que habían pasado
desapercibidos hasta entonces, como por ejemplo la relación entre la experiencia y la realidad y los medios para
relacionar una y otra, así como cuestiones sobre la o las personas que tienen una experiencia y aquello que
experimentan ¿qué relaciones se establecen entre unas y otra? ¿Cuáles de las cinco formas de entender la
experiencia del apartado anterior son aplicables en esta ocasión?
Rasgos de la experiencia filosófica

Si anteriormente hemos caracterizado a la filosofía como un intento crítico de comprender el mundo en su totalidad,
por experiencia filosófica consideraremos el peculiar estado mental en el que se realiza dicho intento y que se
caracteriza fundamentalmente por la admiración y la extrañeza. La admiración es un elemento fundamental para el
filosofar porque es lo que nos lleva a fijar nuestra mirada sobre el mundo, hace que éste nos interese y nos resulte
valioso. Así, lo bello, o lo bueno, son ejemplos de lo que nos llama la atención. El filósofo que reflexiona en
profundidad encuentra, debido a su admiración, que todo puede ser digno de estudio y de examen, de contemplación
y de sorpresa, en la medida en que la reflexión le muestra nuevos aspectos de la realidad:

"Que no se trata (la filosofía) de una ciencia productiva es evidente ya por los primeros que filosofaron.
Pues los hombres comienzan y comenzaron siempre a filosofar movidos por la admiración; al principio
admirados ante los fenómenos sorprendentes más comunes; luego avanzando poco a poco y
planteándose problemas mayores, como los cambios de la luna y los relativos al sol y a las estrellas, y la
generación del universo. Pero el que se plantea un problema o se admira, reconoce su ignorancia. (Por
eso también el que ama los mitos es en cierto modo filósofo; pues el mito se compone de elementos
maravillosos). De suerte que, si filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que buscaban el saber en
vista del conocimiento, y no por alguna utilidad. Y así lo atestigua lo ocurrido, pues esta disciplina
comenzó a buscarse cuando ya existían casi todas las cosas necesarias y las relativas al descanso y al
ornato de la vida. Es, pues, evidente que no la buscamos por ninguna otra utilidad, sino que, así como
llamamos hombre libre al que es para sí mismo y no para otro, así consideramos a ésta como la única
ciencia libre, pues ésta sola es para sí misma. Así, pues, todas las ciencias son más necesarias que ésta;
pero mejor, ninguna."
Metafísica , Aristóteles

El que filosofa, por lo tanto, siente admiración por cuanto le rodea. Pero la admiración por sí sola no basta. Es
necesaria la extrañeza, la duda, la incertidumbre, la sospecha, la constatación de que esa realidad que nos llama
tanto la atención, no se explica por sí misma. No en vano el filósofo es alguien capaz de ver problemas donde
muchos otros lo ven todo claro, demasiado claro, en ocasiones. La filosofía no es un salir de dudas, sino al contrario,
un entrar en ellas, en palabras de Fernando Savater, quien critica una concepción muy extendida de la filosofía según
la cual su función debería ser indicar con claridad lo que debe hacerse o no, o despejar los problemas, si es que no
es capaz de solucionarlos.

Quien busca seguridades en la filosofía probablemente se sentirá decepcionado ante este hecho. Sin embargo la
fertilidad y el valor de la filosofía es un resultado, esta vez en palabras de Karl Popper, "de la capacidad de ver
nuevos problemas allí donde nadie los había visto antes y de encontrar nuevos modos de resolverlos".

En cualquiera de los casos seguimos contando con la admiración y la extrañeza, que implica duda e incertidumbre
(una incertidumbre que no tiene por qué ser negativa mientras no convirtamos la certeza absoluta en nuestro objetivo
fundamental). Ahora bien, ¿todo lo que nos rodea nos produce, o produce en el filósofo, esas sensaciones? Sin duda
no es así, y para explicar el por qué deberemos distinguir entre la "experiencia filosófica" y el "problema filosófico".
Experiencia filosófica y problemas filosóficos

Tal y como hemos hablado de la experiencia filosófica es claro que se trata de una vivencia personal, subjetiva y que
puede variar en función del sujeto que la experimente. Los problemas filosóficos, por el contrario, podrían ser
calificados de "objetivos", en el sentido de que son "independientes" de cada uno de los filósofos particulares (la
cuestión de la objetividad o independencia de dichos problemas es una cuestión filosófica en la que no vamos a
entrar en este momento). De esta forma, los problemas filosóficos sobreviven a lo largo del tiempo y algunos de ellos
perviven desde el comienzo de la filosofía.

Toda experiencia filosófica, como, por ejemplo, la angustia ante la muerte, supone un problema filosófico; sin
embargo, no todo problema filosófico conlleva una experiencia filosófica en quien lo escucha, lo lee o incluso en
quien intenta resolverlo. Si un árbol produce algún sonido cuando cae en medio de un bosque aunque nadie lo esté
viendo, o si la mesa sigue existiendo cuando uno sale de la habitación, por no hablar de la cuestión de si existen
juicios sintéticos a priori o si el número de verdades de razón es mayor que el de verdades de hecho (todos ellos
problemas filosóficos técnicos en los que no es necesario entrar en este momento), son problemas que no suscitarán
la más mínima experiencia filosófica en muchas personas.

La experiencia filosófica, por lo tanto, consiste en problemas filosóficos que hemos interiorizado, que hemos hecho
nuestros y ante los cuales debemos dar una respuesta. Las experiencias filosóficas suelen darse en lo que se ha
denominado, en palabras de Karl Jaspers, "situaciones límite", incógnitas cuya solución exacta está más allá de
nuestro alcance, pero frente a las cuales debemos responder de una manera u otra. Anteriormente mencionamos lo
bello y lo bueno como ejemplos de objetos de admiración, como situaciones límite ante las que nos planteamos ¿cuál
es su naturaleza? ¿qué debo hacer ante ellas? Es el caso asimismo de la muerte, el dolor, la culpa, la necesidad y el
anhelo de comunicación. La pregunta por la naturaleza de la filosofía es igualmente una pregunta que nos sitúa en el
límite de nuestro conocimiento. Es por ello que dicha pregunta es filosófica a su vez.

A pesar de la subjetividad de la experiencia, sin embargo, hay un rasgo común en las experiencias filosóficas que
parece darnos la clave para distinguirlas, y un término griego, aletheia , expresa adecuadamente esa característica
común. Aletheia significa "verdad", ahora bien, esa verdad no se entiende como una correspondencia entre nuestras
teorías y la realidad, sino como un "desvelamiento", y es aquí donde está la clave. El desvelamiento supone un darse
cuenta de un aspecto de la realidad que es fundamental o más básico que el que hasta el momento habíamos
considerado, supone, en definitiva, constatar que las cosas no son como habíamos pensado (bien porque por medio
de la experiencia filosófica hemos descubierto un orden subyacente del que no éramos conscientes o bien, por el
contrario, porque hemos constatado la falsedad del orden que hasta el momento creíamos ver en la realidad).

El siguiente texto de F. Waismann se sitúa en esa misma línea de pensamiento:

"Preguntar "¿Qué pretende usted en filosofía?" y responder "Enseñar al ratón a salir del laberinto" es.
Bueno, honor a quien lo merece, me callo lo que iba a decir. Excepto quizá esto: hay algo profundamente
emocionante en filosofía, un hecho que no se entiende con una explicación negativa. No se trata de
"clarificar los pensamientos", del "uso correcto del lenguaje" ni cualquier otra condenada cosa por el
estilo. ¿Qué es? La filosofía es muchas cosas y no hay fórmula que las abarque todas. Pero si tuviera
que decir con una sola palabra cuál es el aspecto más esencial, diría sin ninguna duda: visión. En el
corazón de cualquier filosofía digna de ese nombre se encuentra una visión a partir de la cual surge y
toma forma. Cuando digo "visión" quiero decir eso precisamente, no hago literatura. Lo característico de
la filosofía es horadar esa costra muerta de tradición y convención, romper esos grilletes que nos
encadenan a los prejuicios heredados, así como acceder a un modo de ver las cosas nuevo y más
amplio. Siempre se ha tenido la sensación de que la filosofía debería descubrirnos lo oculto. (No soy
insensible a los peligros de tal opinión.) Sin embargo, de Platón a Moore y Wittgenstein, todo gran filósofo
se ha orientado por el sentido de la visión. Sin él nadie habría impreso una nueva dirección al
pensamiento humano o abierto ventanas sobre lo aún-no-visto. Aunque pudiese haber sido un buen
técnico, no habría dejado huella en la historia de las ideas. Lo decisivo es un nuevo modo de ver, y su
secuela, el deseo de transformar totalmente el escenario intelectual. Esto es lo esencial, y todo lo demás
es subsidiario.

Al argumentar a favor de su punto de vista, el filósofo tendrá que socavar, casi contra su voluntad, las
categorías y clichés mentales ordinarios, exponiendo las falacias que subyacen a los puntos de vista ya
establecidos que están atacando. Y no sólo esto, tiene que ir tan lejos como sea necesario para poner en
tela de juicio incluso cánones de lo que es satisfactorio. En este sentido la filosofía es volver a poner a
prueba las normas. En cada filósofo hay algo de reformador. Por esta razón, cualquier avance científico
que afecta a las normas se considera con significado filosófico, desde Galileo o Einstein o Heisenberg"
La concepción de la filosofía , Freidrich Waismann
Dependerá de las inquietudes de cada uno y de las circunstancias en las que se encuentre el que estos problemas
den pie a la experiencia filosófica. No todo problema filosófico da lugar a una experiencia filosófica, al igual que no
siempre que dormimos, soñamos, pero sin lo primero es imposible lo segundo. Siguiendo con la metáfora del sueño,
podríamos decir de la filosofía algo parecido. No siempre filosofamos en todo momento, pero al igual que soñamos
cuando estamos profundamente dormidos, quizá filosofamos cuando estamos profundamente despiertos.

Principales problemas filosóficos

A lo largo de la historia algunos filósofos han considerado que ciertos problemas filosóficos eran en algún sentido o
en otro fundamentales, y que a partir de ellos se derivaban los demás. Sirva como ejemplo de esto Kant, quien
afirma:

"El campo de la filosofía puede reducirse a las siguientes preguntas: 1) ¿Qué puedo saber? 2) ¿Qué
debo hacer? 3) ¿Qué me está permitido esperar? 4) ¿Qué es el hombre? A la primera pregunta responde
la Metafísica; a la segunda, la Moral; a la tercera, la Religión, y a la cuarta, la Antropología. Pero, en el
fondo, se podría considerar todo ello como perteneciente a la Antropología, pues las tres primeras
preguntas se refieren a la última."
Crítica de la Razón Pura , Inmanuel Kant

Este texto muestra la estrecha relación entre los problemas fundamentales y las distintas ramas de la filosofía así
como la interrelación de los problemas entre sí. Otros autores elaboran distintas listas de problemas, y, en ocasiones,
como hace Kant, remiten todos ellos a un único problema fundamental.

La serie de problemas filosóficos que presentamos aquí pretende ser sólo una muestra de las cuestiones que han
sido tratadas por la filosofía a lo largo de los siglos. Se trata de problemas "clásicos" frente a los cuales ya los griegos
dieron sus propias respuestas (El orden de presentación, es conveniente aclarar, no responde a un orden de
importancia lógica o de ningún tipo).

- El problema del conocimiento. La verdad y la falsedad:

¿Qué queremos decir cuando decimos que sabemos algo? ¿Hay distintos tipos de conocimiento? ¿Cuáles son, si
existen, las fuentes del conocimiento? ¿Qué es la verdad? (y, en oposición, ¿qué es la falsedad?) ¿Existe un método
determinado que nos permita conocer? ¿Qué relación guardan nuestras teorías con la realidad?

- El ser humano y el problema del libre albedrío:

¿Qué se entiende por "persona"? ¿Existe una "naturaleza humana"? ¿En qué medida somos fruto de la educación y
de factores externos a nosotros? ¿Qué se entiende por "dignidad humana"? ¿Somos libres para actuar o estamos
determinados de alguna forma? ¿Es compatible el determinismo con la libertad? ¿Hay distintos tipos de libertad? Si
es así, ¿cuáles son? En caso de no ser libres ¿somos responsables de nuestros actos?

- La existencia de Dios y el problema del mal:

Consideración de los diversos argumentos a favor de la existencia de Dios (argumento de la primera causa,
ontológico, argumento del diseño, etc.) o en contra (factores psicológicos, sociales.etc.). En caso de aceptar la
existencia de Dios (al que se le supone todopoderoso, omnisciente y bondadoso) ¿cómo se explica el mal en el
mundo? ¿Es atribuible en su totalidad al ser humano?

- Problemas en torno a la realidad:

¿En qué consiste aquello que llamamos "real"? ¿Cuál es su origen? ¿Qué es lo que conocemos de la realidad?
¿Cómo nos relacionamos con la realidad?

- Cuestiones éticas y morales

¿Qué es el bien o el mal? ¿Qué es la justicia y lo justo? ¿A qué debe aspirar el ser humano? ¿Por qué? ¿Existe un
fundamento de la acción moral? Si es así ¿cuál pudiera ser? ¿Cuál es el origen de la conciencia moral? ¿Cómo se
relaciona la moral con otras leyes? ¿Qué papel tienen o deberían tener a la hora de juzgar una acción factores como
las emociones, los motivos, los fines, las intenciones, las consecuencias o las circunstancias?
LAS FORMAS DE LA EXPERIENCIA FILOSÓFICA

A partir de los distintos problemas filosóficos, como hemos dicho, se han generado distintos tipos de
experiencia filosófica. La siguiente ordenación sigue un orden cronológico, pues pretende mostrar, por un lado,
que las sucesivas experiencias filosóficas ante el mundo constituyen una progresiva profundización en el
conocimiento de la realidad y, por otro lado, que existe una relación entre unas y otras que no conviene olvidar.

Al referirnos en esta ocasión a las experiencias filosóficas que se han dado a lo largo de la historia
abandonaremos el enfoque individual del anterior apartado para pasar a hablar de los intereses y problemas,
las incógnitas y las preocupaciones de épocas o pueblos enteros (si bien es cierto que los textos de los que
nos valemos para ejemplificar cada experiencia, son, naturalmente, fruto de un solo autor, no por ello dejan de
ser representativos de la manera de experimentar o de ver el mundo de un grupo social en un momento dado).
Hablar de la experiencias "colectivas" presenta sin duda más problemas de análisis, pero es indudable que
tales distinciones por épocas (filosofía griega o filosofía romana, por ejemplo) o incluso por países (filosofía
inglesa y filosofía alemana) suponen una inestimable ayuda a la hora de aglutinar y agrupar las diversas
formas de entender el mundo y la propia filosofía.

La primera experiencia que aparece en la historia de la filosofía es la que podríamos denominar experiencia
físico-natural , y hace su aparición de la mano del problema de la Physis o Naturaleza, esto es, la búsqueda
de un principio básico que constituya la realidad originaria de todas las cosas (las respuestas a este problema
por parte de algunos presocráticos, fueron los diversos elementos, o una cierta combinación de ellos). No
obstante no transcurre mucho tiempo hasta que aparece una genuina experiencia metafísica con el problema
del Ser planteado por Parménides. La experiencia metafísica supone la preocupación por el fundamento último
de esa realidad. Con Sócrates se tratan de lleno las cuestiones acerca de la virtud y la moral, con lo que
irrumpe la experiencia ética o axiológica (en torno a los valores), tratada igualmente por los sofistas, quienes
a su vez reflexionan sobre el lenguaje y la política así como el problema del conocimiento. Podríamos
denominar a cada una de las maneras de enfrentarse a estos problemas experiencia lingüística, política ,
etc. pero el término no es adecuado en todos los casos (los más oportunos tal vez sean los de experiencia
metafísica y ética, ejemplificada esta última por los dilemas éticos o por los casos de conductas ejemplares).
En cualquier caso lo importante es constatar que cada tipo de problema se vive de una determinada forma, da
lugar a distintas actitudes y tiene como consecuencia distintas soluciones.

Platón es el primer gran sistematizador de la historia de la filosofía, y no hay problema filosófico que no reciba
cierta atención de su parte. La famosa afirmación de A. N. Whitehead, "la historia de la filosofía occidental es
una serie de notas a pie de página de la filosofía de Platón", puede parecer exagerada en cuanto al contenido
se refiere, pero en lo que respecta a nuevos enfoques, problemas y experiencias no resulta tan descabellada.
Todos los temas mencionados anteriormente, así como la experiencia estética, el amor, la muerte, la historia,
la naturaleza humana, la matemática, el placer y cuantas cuestiones pueden ser objeto de la filosofía, tuvieron
cabida en su filosofía (probablemente la lógica formal sea la única excepción).

El siguiente ejemplo muestra las reflexiones de Platón con motivo de su experiencia política. Si bien su
experiencia es individual y exclusivamente suya, representa, como ya hemos dicho, un modo de sentir que sin
duda compartirán muchas otras personas, no solamente en su tiempo, sino en otras épocas y lugares:

"Al ver esto y al ver a los hombres que llevaban la política, cuanto más consideraba yo las leyes y
las costumbres, y más iba avanzando en edad, tanto más difícil me fue pareciendo administrar
bien los asuntos del Estado. La legislación y la moralidad estaban corrompidas hasta tal punto que
yo, lleno de ardor al principio para trabajar por el bien público, considerando esta situación y de
qué manera iba todo a la deriva, acabé por quedar aturdido. Finalmente, llegué a comprender que
todos los Estados actuales están mal gobernados, pues su legislación es prácticamente incurable
sin unir unos preparativos enérgicos a unas circunstancias felices. Entonces me sentí
irresistiblemente movido a alabar la verdadera filosofía, y a proclamar que sólo con su luz se
puede reconocer dónde está la justicia en la vida pública y en la vida privada. Así pues, no
acabarán los males para el hombre hasta que llegue la raza de los puros y auténticos filósofos al
poder, o hasta que los jefes de las ciudades, por una especial gracia de la divinidad, no se pongan
verdaderamente a filosofar"
Carta VII, Platón

Aristóteles, considerado el iniciador de la lógica formal clásica (aunque muy limitada en comparación con los
desarrollos de la lógica contemporánea) tiene como experiencia fundamental la metafísica y la búsqueda de los
principios de todos los seres.
Como todos los grandes sistematizadores que se han dado a lo largo de la historia de la filosofía, su gran
preocupación fue la del orden y armonía interna de su sistema. En su caso se vio influido en gran medida por
el estudio de la naturaleza y de la biología, lo que le llevó a estudiar la realidad buscando su origen,
constitución y finalidad.

Con la filosofía helenística, que responde directamente a una época de inestabilidad e inseguridad política, la
filosofía se convierte en una útil herramienta para alcanzar la felicidad. La reflexión, y la actitud que debe
derivar de ella, tienen una finalidad práctica y una importancia fundamental, hasta el punto de convertirse en un
"modo de vida". Las especulaciones abstractas, especialmente en la etapa final del período helenístico, son
olvidadas o rechazadas en la medida en que no proporcionan un modelo de conducta satisfactorio. El estado
de ánimo del sabio, según esta forma de entender la filosofía, se caracteriza por ser independiente, justo y
ecuánime. Es un modelo que ha calado en el imaginario colectivo hasta el punto de conformar la figura del
sabio por excelencia.

La experiencia religiosa no es, estrictamente hablando, una experiencia filosófica (aunque puede tener
elementos metafísicos). Sin embargo, no por ello es ignorada por los filósofos, para los cuales las cuestiones
relativas a la fe o a la relación entre ciencia y religión han ocupado un lugar central, especialmente en la época
medieval a partir de la difusión e implantación del cristianismo en occidente. San Agustín o Santo Tomás son
ejemplos de este modo de experimentar la filosofía. Ahora bien, dado que la experiencia religiosa está
íntimamente vinculada a otras experiencias que sí pueden considerarse genuinamente filosóficas, como la
experiencia de la mortalidad, de la finitud del ser humano o del sentido de la vida, abundan a lo largo de la
historia de la filosofía ejemplos de este modo de vivir y sentir:

"El hombre no es más que una caña, la más débil de la naturaleza; pero es una caña pensante. No es
necesario que todo el universo se arme para destrozarlo: un vapor, una gota de agua es suficiente
para matarlo. Pero aunque el universo lo destrozase, el hombre sería aún más noble que el que lo
mata, porque sabe que muere y sabe la superioridad del universo sobre él; en cambio, el universo no
sabe nada de ello. Toda nuestra dignidad consiste, pues, en el pensamiento. Es con éste como
debemos ennoblecernos, y no con el espacio y el tiempo que podamos ocupar"
"Navegamos en un vasto mar, siempre inseguros e inestables, arrojados de un extremo a otro.
Cuando vislumbramos alguna roca que nos permita acercarnos a ella y ponernos a salvo, desaparece
y nos abandona, y si la perseguimos, se desliza y se nos escurre de las manos, huyendo en una fuga
eterna. Nada se detiene por nosotros. Ésta es nuestra condición natural, que sin embargo es lo más
contrario a nuestra inclinación; deseamos con ardor el hallar un orden estable y una base última para
edificar en ella una torre que se alce hasta el infinito; pero todo nuestro fundamento se agrieta y la
tierra se abre en un abismo."
Pensamientos , Blaise Pascal

El curso posterior de la historia de la filosofía profundizará en estas experiencias, las vivirá de otra manera,
pero no llegarán a crearse formas completamente nuevas. Lo que si sufrirá un gran desarrollo será la reflexión
filosófica con respecto a otras áreas del conocimiento. De esta forma harán su aparición, por poner algunos
ejemplos, la filosofía de la acción, filosofía de la historia, filosofía de la matemática, filosofía de la ciencia,
filosofía de la historia, etc.

Como hemos podido comprobar, lo que llamamos experiencia filosófica es una síntesis de factores personales
tales como el carácter individual y la historia personal y de factores sociales. Adolfo Sánchez Vázquez lo
plantea de la siguiente forma:

Para distinguir en qué medida la experiencia filosófica de un autor concreto está influida por su carácter o por
el momento histórico en el que se encuentra resulta muy práctico e ilustrativo compararlo con otro autor que
haya abordado el mismo problema. Por ejemplo, parece claro que las diferencias en el modo de experimentar
las paradojas lógicas por parte de Wittgenstein, para quien suponían un verdadero tormento y fuente de
angustia, con la manera como las vivía Lewis Carroll, para el cual eran fuente de diversión y entretenimiento,
se debe fundamentalmente a la diferencia de caracteres de uno y otro. Por el contrario, en el modo de
aproximarse a las cuestiones religiosas de los filósofos medievales, pongamos por caso, y de Kierkegaard, no
se puede olvidar el momento histórico de cada uno y la tradición de pensamiento con la que cada uno cuenta.

Ramas de la filosofía
"Toda la filosofía es como un árbol, cuyas raíces son la metafísica, el tronco es la física, y las ramas que salen
de este tronco son todas las demás ciencias, las cuales se pueden reducir a tres principales: la medicina, la
mecánica y la moral quiero decir la más elevada y perfecta moral, que, al presuponer un completo conocimiento
de las otras ciencias, es el último grado de sabiduría

Los principios de la filosofía, Rene Descartes

La división en ramas de la filosofía ha sido un proceso gradual que ha tenido lugar a lo largo de la historia de ésta,
como ejemplifica el texto de Descartes (proceso que sigue en curso). Tal parcelación del saber filosófico resulte tal
vez algo contradictorio tratándose de la disciplina que busca la universalidad y unidad del conocimiento. La necesidad
o conveniencia de dicha parcelación ha sido objeto de debate, afirmando unos que constituía la muerte del carácter
genuino de la filosofía mientras que otros la han aceptado, bien con resignación o de forma entusiasta, como un
modo de análisis de la propia filosofía sobre sí misma.

En estas líneas nos limitaremos a ofrecer una clasificación de las diversas áreas de la filosofía en función de distintos
criterios. En primer lugar incluimos un "mapa" de la filosofía que agrupa a las distintas disciplinas atendiendo a un
orden lógico.

En el interior del diagrama se sitúan las ramas fundamentales de la filosofía de las cuales dependen las restantes (por
ello son también las que han recibido más atención a lo largo de la historia, siendo el diagrama, en cierta medida, una
clasificación de las ramas de la filosofía en función de su popularidad). Conforme nos alejamos del núcleo central
cada una de las disciplinas es más concreta y abarca un área más claramente delimitado. No obstante, no hay que
olvidar que las relaciones entre las diversas áreas no son tan definidas y que en la realidad muchas de ellas se
superponen entre sí (y en algunos casos encontramos casos de regiones difíciles de encajar en el esquema general,
como puede ser la filosofía de la acción o las teorías en torno a la relación mente-cuerpo)

MAPA DE LA FILOSOFÍA

En segundo lugar podríamos agrupar cada una de las ramas de la filosofía en función de las relaciones entre las
mismas, obteniendo así cinco grupos o subconjuntos:

1. Epistemología y filosofía de la ciencia, que estudian los modos y maneras de conocer las cosas.
2. Metafísica, filosofía de la mente y filosofía de la religión, que se ocupa, de manera muy general, de lo que hay.

3. Estética, filosofía moral y filosofía política, que giran en torno a cuestiones sobre el valor.

4. Lógica, filosofía del lenguaje y filosofía de la matemática, que analiza estructuras lingüísticas y abstractas,
examinando su uso, su función y práctica o su coherencia interna.

5. Filosofía de la educación, filosofía de la historia, filosofía del derecho y filosofía social, que examinan diversas
facetas de la vida humana en la medida en que es vida social y común. Sus normas, desarrollo, estructuras, etc.

Finalmente, a riesgo de ser repetitivo, ofrecemos otra lista de las distintas áreas de la filosofía. En esta ocasión se
trata de aquellas ramas que los planes de estudios permiten desarrollar como especialidades:

- Antropología

- Estética

- Ética y Sociología

- Filosofía de los valores y de la Cultura

- Filosofía Moral y Política

- Gnoseología y Lenguaje

- Historia de la Filosofía

- Historia de la Filosofía de la Ciencia

- Historia de la Filosofía Moderna y Contemporánea

- Historia de los Sistemas de Pensamiento

- Lógica y Epistemología

- Lógica y Teoría de la Ciencia (Metodología)

- Metafísica

- Ontología y Gnoseología
OBJETIVOS DE LA FILOSOFÍA

Búsqueda de la verdad, búsqueda de la certeza

A la hora de examinar la situación del ser humano en el mundo para entender así sus acciones, debemos partir
de un hecho incuestionable. El mundo no se explica por sí mismo ni está hecho a nuestro gusto. En ocasiones
puede incluso sernos hostil o, al menos, indiferente a nuestros deseos. Por otro lado no somos omnipotentes;
somos conscientes de que tenemos límites (aunque quizá no sepamos muy bien dónde están) y lo que es más
importante todavía, somos conscientes de nuestra mortalidad. Cada ser humano es arrojado al mundo y, al
contrario de lo que sucede con los animales, no está exclusivamente regido por unos instintos que le digan lo
que tiene que hacer en cada momento, que le marquen una pauta de acción fija. Por el contrario el ser humano
debe elegir, debe ir construyendo su mundo y tomar decisiones en función de lo que considere valioso o digno
de ser buscado.

Ortega y Gasset expresa la situación vital del ser humano, entre la fatalidad y la libertad, con el siguiente
ejemplo:

"No nos hemos dado a nosotros la vida, sino que nos la encontramos justamente al encontrarnos
con nosotros. Un símil esclarecedor fuera el de alguien que, dormido, es llevado a los bastidores de
un teatro y allí, de un empujón que le despierta, es lanzado a las baterías, delante del público. Al
hallarse allí, ¿qué es lo que halla ese personaje? Pues se halla sumido en una situación difícil sin
saber cómo ni por qué, en una peripecia: la situación difícil consiste en resolver de algún modo
decoroso aquella exposición ante el público, que él no ha buscado ni preparado ni previsto. En sus
líneas radicales, la vida es siempre imprevista. No nos ha anunciado antes de entrar en ella -en su
escenario, que es siempre uno, concreto y determinado-; no nos han preparado. "
¿Qué es filosofía? José Ortega y Gasset

Estas elecciones que se ve obligado a realizar, esta capacidad de decidir, que constituye su privilegio,
constituyen también una carga, pues toda elección conlleva responsabilidad. Por último, hay que señalar que
esta situación de desamparo debe afrontarla cada ser humano por sí mismo. Juntos hemos construido
ciudades, sociedades y naciones, pero en la esencia de lo que somos cada uno nos reconocemos solos y
aislados. Esta conciencia de la soledad en la que nos encontramos produce generalmente angustia, y ante ella
el ser humano ha buscado diversas soluciones para superarla o para ignorarla. Así, la búsqueda de poder, la
religión, las drogas, el ascetismo, la contemplación de la belleza, la participación en actos colectivos donde el
individuo se funde con la masa, etc. son todos ejemplos de esas alternativas. La filosofía y las actividades
intelectuales en general no lo son menos. En la búsqueda de la verdad también ha pretendido el ser humano
encontrar una salida, si bien la virtud que pueda tener la filosofía sea que no pretende superar la situación
humana ni ignorarla, sino aprender a vivir con ella.

Hasta el momento, y en líneas generales, así hemos tratado a la filosofía, como una búsqueda de la verdad, o
una búsqueda del conocimiento. Incluso en aquellas filosofías que concluyen que la tarea del filósofo es inútil, o
bien que los conceptos tales como verdad o falsedad no son sino construcciones sociales de las que debemos
desembarazarnos, incluso en las filosofías más "destructivas" hay un interés por aproximarse a la realidad de
una forma más auténtica. La filosofía puede ser un viaje que no nos aporta muchos más conocimientos de los
que teníamos al iniciarlo. Todavía más, es posible que, por medio de la filosofía, hayamos destruido parte del
conocimiento que hasta ahora habíamos adquirido al mostrar su falta de fundamentos o los prejuicios en los que
se basaba, por lo que puede que terminemos el viaje sabiendo menos de lo que sabíamos al iniciarlo. Sin
embargo, en cualquier caso, en todo viaje filosófico se termina por saber algunas cosas nuevas que antes no se
sabían.

Este aprender cosas nuevas responde al anhelo de comprender algo mejor la realidad con el que
caracterizábamos la filosofía. Ahora bien, la filosofía, o mejor dicho, los filósofos, no siempre han buscado la
verdad, o no exclusivamente, sino que también han buscado la certeza, un conocimiento del que no se pudiese
dudar, una seguridad absoluta que pusiese fin a la incertidumbre y a la duda.

La certeza absoluta está fuera del alcance de los seres humanos. El espíritu crítico, otro de los rasgos
característicos de la filosofía, ha ido desmontando con el paso del tiempo todos aquellos sistemas filosóficos
que han pretendido ser inmutables e imperecederos. Pero la búsqueda de la certeza, que en muchas ocasiones
no responde a la curiosidad sino a la búsqueda de la seguridad, ha seguido siendo un impulso hacia la reflexión
y ha llevado a menudo a la renuncia del espíritu crítico y al dogmatismo, con lo que la filosofía, o los filósofos,
que son quienes desean, anhelan y quieren, se han traicionado a sí mismos.

Repercusiones éticas

Las reflexiones del anterior apartado no han tratado de quitar importancia a los resultados de la reflexión y del
debate, no se ha pretendido introducir la idea de que no importa lo que sea dicho, creído o aceptado, sino que
se ha buscado poner de manifiesto que lo verdaderamente valioso y digno de respeto son las personas con las
que debatimos, y posteriormente, las ideas. Por lo demás no concibo límites para el diálogo. Sentado esto, hay
un aspecto de las reflexiones filosóficas que sí es importante.
CONCLUSIÓN

La filosofía ha consistido a lo largo de su historia en una reflexión del ser humano en torno a la realidad y a sí mismo.
Una reflexión que se pretendía crítica y totalizadora y cuya fuente de vida han sido las experiencias filosóficas de
cada uno de los pensadores, entendiendo estas experiencias como la íntima necesidad de dar respuesta a un
problema situado en el límite de los conocimientos o de las experiencias conocidas hasta el momento.

La filosofía puede entenderse de muy diversas maneras, siendo algunas de ellas incompatibles entre sí. No obstante,
en cualquier caso se pretende profundizar en la realidad y alcanzar un conocimiento antes ignorado (aunque eso
suponga eliminar cualquier otro conocimiento).

La cuestión de la utilidad de la filosofía ha sido planteada desde sus mismos comienzos. Hasta el
momento tan sólo hemos mencionado su capacidad para enseñarnos a vivir con nuestras dudas, no
ignorándolas ni pretendiendo hallar respuestas para todas, sino proporcionando un equilibrio entre
ambas, conscientes de los peligros de cada uno de los extremos.

"Desde que el hombre ha sido capaz de la especulación libre, sus actos -en muchos aspectos
importantes- dependen de sus teorías respecto al mundo y a la vida humana, al bien y al mal (...). Para
comprender una época o una nación, debemos comprender su filosofía (...). Hay una conexión casual
recíproca. Las circunstancias de las vidas humanas influyen mucho en su filosofía y, viceversa, la filosofía
determina las circunstancias.

Sin embargo, hay una respuesta más personal. La ciencia nos refiere lo que podemos saber, mas lo que
podemos saber es poco, y si olvidamos cuánto nos es imposible saber, nos hacemos insensibles a
muchas cosas de la mayor importancia. La teología, por su parte, aporta una fe dogmática, según la cual
poseemos conocimientos en los que, en realidad, somos ignorantes, y con ello crea una especie de
atrevida insolencia respecto al universo. La incertidumbre, frente a las vehementes esperanzas y
temores, es dolorosa, pero hay que soportarla si deseamos vivir sin tener que apoyarnos en consoladores
cuentos de hadas. Tampoco conviene olvidar las cuestiones que plantea la filosofía, ni persuadirnos de
que hemos encontrado respuestas definitivas a ellas. Enseñar a vivir sin esta seguridad y, con todo, no
sentirse paralizado por la duda, tal vez sea el mayor beneficio que la filosofía puede aún proporcionar en
nuestra época al que la estudia."
Bertrand Russell
El debate en torno a la utilidad de la filosofía, sin embargo, ha recibido mucha más atención de la que aquí hemos
sugerido. Incluso dentro de la propia filosofía se ha abierto una polémica sobre la utilidad de la misma tanto en el
plano teórico como en el plano social, político, etc. Para desarrollar estos aspectos resulta fundamental conocer los
restantes conocimientos con los cuales la filosofía se compara y frente a los cuales puede ser tachada de útil o inútil.

ACTIVIDADES

Luego de la lectura de la ficha de apuntes realizamos las siguientes actividades de comprensión:

1)- Explica la afirmación de que la naturaleza de la filosofía es un “pensar sobre un pensar” y la


consideración de “que se trata de un saber situado”

2)- A que llamamos experiencia y que diferencia existe con la “experiencia filosófica” y cuáles son sus
rasgos distintivos. Busca ejemplos de diversa naturaleza que lo ilustren

3)- ¿A que llamamos “problemas filosóficos”? ¿Cuáles son y que tematizan? ¿Qué relación tienen con la
experiencia filosófica?

4)- Enumera y explica las formas que adquirieron las experiencias filosóficas.

6) ¿Cuáles son los objetivos de la filosofía y sus repercusiones éticas? Tematiza y ejemplifica desde nuestra
realidad en Neuquén y la región cuales serían aquellas cuestiones éticas urgentes.

7- A partir de la lectura y el estudio de los problemas filosóficos fundamenta su importancia en el


profesorado de educación especial; y en tu propia trayectoria como estudiante del mismo.

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