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La duda es el peor enemigo del éxito

Si pretende hacer algún esfuerzo, si demuestra alguna iniciativa, saldrá al paso la duda, diciéndole
que muchos otros intentaron hacer lo mismo, estrellándose contra los muros de la adversidad. Ha
de decirle, también, que es una locura emprender cualquier negocio en tiempos como los
presentes, con inminente riesgo de ser víctima de la competencia comercial, y que aguarde a
hallarse mejor preparado y a disponer de un capital suficiente.

Finalmente, agregará que está el camino cubierto de obstáculos, y que debe mirar muy bien lo que
hace antes de emprender la meta planeada.

La duda habría podido transformar a Cristóbal Colón en un grumete, a William Shakespeare en un


cómico de la legua, y en un cantinero a Napoleón Bonaparte.

Numerosísima es la gente que padece hoy de la fatal enfermedad del propio menosprecio,
sembrado por la duda. Son víctimas de su propia miseria todos los que marchan por el mundo
desalentados y empequeñecidos, sin esperanza, sin propósitos, sin ideales.

Hay que tener el coraje necesario para elevarse al nivel del ideal, porque es el valor el aliado más
poderoso del éxito, y la duda su enemigo más implacable.

Si para entrar en batalla un general tuviese que esperar a tener la seguridad absoluta de derrotar a
su enemigo, jamás ganaría un combate.

Son bellas y necesarias virtudes la prudencia y la precaución, siempre y cuando no se transformen,


por exceso, en los vicios extremos de la pusilanimidad y del miedo.

Hay personas que a pesar de tener valor, por excesiva prudencia desperdician oportunidades
favorables en eterna espera de una oportunidad que les brinde la certidumbre absoluta de triunfo.

Es un esclavo de la costumbre el hombre irreflexivo, y la perpetua duda de si somos o no capaces


de hacer lo que necesitamos y debemos, hace echar raíces al hábito de pensar que no podemos,
inhibiéndonos este pensamiento negativo para toda acción de orden positivo.

Es preciso, para alcanzar éxito en un propósito, evitar con tanto cuidado la temeridad como el
apocamiento. Pero, una vez analizadas todas las condiciones y posibilidades de la empresa que se
haya propuesto encarar, y adoptada ya la decisión de conducirla a feliz término, no permita que
penetre en su vida la duda y el temor.
¿Qué razón existe para demorar lo que sabemos perfectamente bien que podemos hacer? ¿De qué
dudamos?. El fracaso, en las acciones nobles y honrosas, es preferible mil veces a la inacción, y el
tropiezo a la postergación.

¿Ha hecho usted ya todo cuanto es capaz de hacer? ¿No existe algo en usted que, aprovechado con
inteligencia, pudiera conducirlo a un campo de acción más vasto?. ¿Porqué ha de ir un año tras otro
por los mismos senderos trillados, con idénticas rutinas, escuchando las voces deprimentes de la
duda que le disuade de tomar nuevos caminos y de dirigirse con resolución y libertad por nuevas
rutas?.

¿No está cansado ya de que la duda trastorne sus planes e inutilice sus esfuerzos?.

Neutralice la duda con la robusta fe en usted mismo y en su misión en el mundo.

Dígase con resolución: "Me niego a creer que yo esté en el mundo para ser juguete de las
circunstancias. Existe algo en mi interior que me dice que no estoy condenado a la derrota, a la
miseria, a la tribulación y a la duda, sino destinado al triunfo, a la prosperidad, a la paz, y a la fe".

Dedíquese a su obra sin mirar hacia atrás para ver si hubiera podido hacer otra cosa, o hacer de
otra manera lo que está haciendo. Avance sin temor. Su amor propio y la necesidad lo estimularán
en las mismas dificultades que le hubieran paralizado antes de decidirse a la empresa.

"Sus ojos se han puesto hacia su fuerza, no a su debilidad; en adelante, despertará por la mañana
pensando en las formas de hacer las cosas, en vez de razonar las causas por las que no pueden ser
hechas".
William Dansforth

Patricio Peker

Aprender para cambiar

Cuando piensas en la palabra aprendizaje, muy probablemente te viene a la cabeza la escuela. En


este espacio te puedes apartar de esa idea, pues se tocará el tema enfocado al aprendizaje
obtenido de la experiencia.

¿Cuál es el propósito del aprendizaje?


A mi modo de ver las cosas, el propósito fundamental que tiene el aprendizaje es: el cambio. Una
forma sencilla de representar este cambio es la siguiente:
Vamos de un estado inicial a un estado deseado.

Una vez que estableces tu estado deseado, debes mantenerlo sin cambio, y en un nivel diferente, el
motor que permite alcanzar ese estado es: el cambio.

Por ejemplo, te inscribes en cursos de computación, porque de algún modo eres consciente de que
no dominas el uso de algún programa computacional (estado inicial), y tienes el deseo de ser mejor
en su ejecución (estado deseado). Para alcanzar ese estado deseado, debes hacer muchos
pequeños cambios, en lo que ves, escuchas y haces con la computadora al usar ese programa.

Estudias alguna carrera técnica o profesional para adquirir una identidad que a su vez involucre el
dominio de ciertas habilidades. Quieres ser Médico para poder tratar ciertas enfermedades, quieres
ser Ingeniero para proporcionar ciertas soluciones en el campo de la tecnología, etc.

Sin cambio no hay aprendizaje. Es ilógico asegurar que aprendimos algo en alguna situación, si
seguimos respondiendo y actuando de igual manera ante la misma. Si al querer conseguir mi
estado deseado, cometo un error, y vuelvo una y otra vez a cometer el mismo error, esta es una
señal clara de que necesito aprender algo, es decir, que necesito cambiar algo hasta conseguir lo
que quiero.

SI TE TOPAS CON LA MISMA PIEDRA HAZ ALGO DIFERENTE CON ELLA. Tírala, bríncala, pulverízala,
ponla de adorno en el jardín de tu casa, pero por favor, procura tropezarte solo una vez con ella, si
tropezaste más de dos veces con la misma piedra, haz otra cosa. Si lo que estas haciendo no te
está dando resultado, ensaya otras opciones hasta que una te dé el resultado que buscas.

Siendo practico, me gustaría compartir algunas formas en que puedes acrecentar tu capacidad de
aprender de la experiencia. Una de las maneras que pueden ayudar para aumentar el aprendizaje
de las experiencias, es el uso de preguntas constructivas.

Al iniciar el día puedes preguntarte:


¿Qué me hace sentir feliz ahora? (para cambiar tu estado emocional)
¿Qué cosas puedo hacer mejor el día de hoy?
¿Qué cambios estoy dispuesto a hacer en mi vida hoy?

Al final del día puedes preguntarte:


¿Qué aprendí hoy?
¿En que soy mejor hoy?

Cuando enfrentes alguna dificultad puedes preguntarte:


¿Qué necesito aprender para superar esta dificultad?
¿Qué puedo dejar de hacer para resolver este problema?
¿Qué cosas nuevas puedo hacer para resolver esta situación?

Desaprender primero
La humanidad está marcada por hitos fundamentales que la han hecho evolucionar, los cuales han
señalado la pauta para cambios económicos, políticos y sociales. De estos cambios se puede
encontrar evidencia tanto en gran escala, como en pequeñas dimensiones.

Los actuales momentos marcan un hito, el paso de una era industrial a un nuevo esquema, entre
cuyas características principales tendremos el fenómeno de la Sociedad de Aprendizaje. En gran
escala, la Sociedad de Aprendizaje se manifestará como un nuevo esquema de competencia donde
tal vez la única alternativa de supervivencia sea el compromiso de aprender continua y
creativamente.

El Facilitador es representante de esta Sociedad de Aprendizaje, donde el aprendizaje es producto


de la sinergia y de la cooperación de todos, y donde el Facilitador es uno más. Para ello el
Facilitador debe asumir un nuevo rol, poniendo en duda todos sus supuestos y tomando conciencia
de los elementos que motivan y estimulan al Socio de Aprendizaje, para incorporarlo al proceso en
forma activa y generando diversión al mismo tiempo.

El aprendizaje es una de las facetas más asombrosas del comportamiento. Es algo que ocurre
permanentemente y el conocimiento que vamos adquiriendo durante nuestras vidas es en esencia
lo que nos permite adaptarnos y progresar en este mundo.

En la medida en que las cosas cambian, algunos conocimientos y destrezas se van volviendo
obsoletos o no se adecuan a los nuevos requerimientos. La mano de obra de la fábrica está siendo
sustituida hoy por la robótica; el conocimiento y las capacidades necesarias para poner en marcha
una fábrica actual son muy distintas a las que se necesitaban treinta años atrás. La información
está trayendo consigo nuevos esquemas de organización que eran imposibles de conseguir hace
diez años, y estos nuevos esquemas están acompañados de nuevas necesidades de conocimientos.

Se hace cada vez más necesario que la persona adquiera nuevos conocimientos y desarrolle nuevas
capacidades y destrezas, en lugar de simplemente actualizarse. Si bien esto parece bastante lógico,
no resulta tan fácil cambiar los hábitos, las actitudes, las destrezas y los conocimientos de la
persona; en algunos casos el aprendizaje de cosas nuevas puede tornarse cuesta arriba.

Puede ocurrir que el nuevo conocimiento implique hacer las cosas de forma totalmente contraria u
opuesta a la manera en que habitualmente se venía realizando. En estos casos hay que
desaprender primero, antes de pasar a aprender.

Desaprender en este contexto significa: Proceso por medio del cual se trata de olvidar o descartar
conocimiento acumulado aprendido con anterioridad. Todos tenemos algo que desaprender; entre
esas cosas podemos mencionar hábitos, dependencias y prejuicios.

Desaprender puede verse como una actitud que busca deshacerse de aquellas cosas que impiden el
desarrollo y evolución personal por medio del aprendizaje. Desaprender es casi como tener una
segunda oportunidad, ya que al desaprender nos estamos abriendo a la posibilidad de vivir
experiencias y entrar en contacto con cosas que de otra manera no nos permitiríamos.

Desaprender no puede tener lugar a menos que las personas acepten que hay actitudes,
conocimientos y destrezas que deben modificar. Es además un acto voluntario; la persona puede
iniciarlo y finalizarlo cuando lo desee, pero es importante tener en cuenta que no terminar un
proceso de “desaprendizaje” puede ser negativo para el Proceso de Aprendizaje que se desea
realizar.

Desaprender no significa menospreciar el conocimiento y destrezas adquiridas con anterioridad, ni


tampoco irrespetar la fuente a través de la cual fueron adquiridos.

Desaprender no debe ser un proceso aislado; debe ser complementado con el aprendizaje de
nuevos conocimientos o destrezas. Una de las formas más eficaces de eliminar un hábito o
conducta, es sustituirlo por otro que debe ponerse en práctica cuanto antes y con frecuencia.

Quienes desean incorporarse a la fascinante labor de facilitar Procesos de Aprendizaje, deben


conocer que hay mucho que deben desaprender, para incrementar su efectividad. Aún si no han
tenido experiencia práctica, todos los años durante los cuales han sido sometidos al esquema
industrial de educación han moldeado su estilo de facilitación, incorporando hábitos que podrían
convertirse en un lastre para el Facilitador y sus Socios de Aprendizaje.

La tecnología del Aprendizaje Acelerado ha demostrado ser una herramienta muy poderosa para los
Facilitadores que desean incrementar la eficacia de los Procesos de Aprendizaje que coordinan, y la
cantidad de felicidad asociada a los mismos. Pero el Aprendizaje Acelerado es una tecnología que
rompe de forma rotunda y definitiva con gran cantidad de cosas que vivimos y a las que nos
acostumbramos durante nuestra vida de estudiantes. Es necesario desaprender muchas de estas
cosas a fin de entrar en un modelo que ha demostrado su eficacia y superioridad, y que se adapta
mucho más adecuadamente a la realidad actual y tal vez a la del futuro.

Desaprender y Respirar
Desaprender es como respirar. Cuando respiramos, permitimos que aire nuevo entre a nuestro
organismo y expulsamos el aire viejo, reteniendo en el proceso aquello que nos es útil, y eliminando
lo que no nos sirve. Para que el aire nuevo pueda entrar a nuestros pulmones, es necesario primero
sacar el aire viejo de los mismos.

Desaprender es de alguna forma, desechar conocimiento viejo y poder así, abrir espacio para que el
nuevo conocimiento pueda pasar y quedarse.

Durante la respiración, inhalamos aire nuevo y lo ingresamos al organismo, tomando del mismo, los
elementos vitales para nuestra existencia, como el oxígeno; y eliminamos las sustancias tóxicas
como el bióxido de carbono, el cual desechamos contenido en el aire viejo que exhalamos. Si
retuviéramos y no expulsáramos el bióxido de carbono, en primer lugar no dejaríamos ningún
espacio libre en los pulmones para el aire nuevo. Pero además, estaríamos acumulando en nuestro
organismo, un elemento dañino que eventualmente nos envenenaría, si es que la falta de oxígeno
no nos mata primero.

Al igual que el bióxido de carbono, un conocimiento acumulado que nos neguemos a “desaprender”
puede llegar a sernos muy dañino. En estos tiempos de cambio, pensar que lo que sabemos hoy nos
va a servir el día de mañana, y creer que no va a ser necesario incorporar nuevos conocimientos
para poder sobrevivir en el futuro, es como asumir que podemos pasarnos una hora sin respirar.

El oxígeno que tomamos al respirar, se convierte eventualmente en bióxido de carbono; pero antes
juega un papel primordial en el proceso de generación de la energía que necesitamos para subsistir.
De igual forma, el hecho de que desaprendamos, no significa que el conocimiento desaprendido no
haya servido de nada. Todo aprendizaje implica un cambio y nos deja “algo” con lo cual
establecemos nuevas conexiones con el universo.

Finalmente, dejar de respirar implica la muerte; y dejar de desaprender es no darle paso al


aprendizaje de cosas y conocimientos nuevos, lo cual es también, desde un punto de vista, morir en
vida. Así que toma una respiración profunda, y prepárate a seguir desaprendiendo durante el resto
de la vida.

Adrián G. Cottín Belloso

Fortalezas y Debilidades
Es común encontrar en la literatura de desarrollo personal y profesional alusiones a la importancia
de conocer nuestras fortalezas y debilidades, así como de trabajar en base a ellas. De esa forma
podremos potenciar las primeras y disminuir al máximo las segundas.
Estoy totalmente de acuerdo con la necesidad de hacer eso.
Sin embargo, al trabajar en desarrollo con profesionales y ejecutivos, me he dado cuenta de que no
siempre es tan fácil reconocer unas y otras.

Dependiendo de que estemos analizando, las fortalezas se van a comportar de forma distinta y eso
dificulta su identificación y el posterior trabajo sobre ellas.

Para trabajar con las fortalezas y debilidades, hay cuatro áreas generales que yo utilizo: a)
Habilidades y conocimientos; b) Estilo conductual; c) Intereses Personales; d) Niveles de
Complejidad.

En lo que respecta a habilidades y conocimientos, uno puede tener tres posibilidades: fortaleza,
debilidad y neutralidad.

Esto quiere decir que tener una habilidad o un conocimiento especifico puede ser una fortaleza si
esa habilidad es importante para el ambiente en el que nos encontramos inmersos. Si no lo es, se
convierte en un elemento neutro.

Al mismo tiempo, no tener una habilidad o conocimiento que es fundamental para el ambiente en el
que estamos inmersos puede ser una gran debilidad. Pero si esa habilidad no es crucial, entonces el
no poseerla no constituye realmente una debilidad.

Por otra parte, cuando analizamos estilo conductual, intereses personales o niveles de complejidad
que la persona puede manejar, la situación se vuelve un tanto mas complicada.

La razón de esto es que, en estas dimensiones, fortalezas y debilidades son dos caras de una
misma moneda. Específicamente, en estas áreas, cuando uno exagera una fortaleza, se convierte
en una debilidad. En este sentido, el poseer una fortaleza o debilidad depende mucho mas de la
situación que estamos enfrentando y de como manejemos esa característica.

Por ejemplo, en términos del estilo conductual, una persona puede ser muy orientada a recopilar
hechos y datos y eso puede ser una gran fortaleza. Pero cuando esta persona exagera esa
característica y sigue recopilando mas y mas datos, puede entrar en lo que se conoce como
"parálisis de análisis". Siempre va a haber un dato mas que aclarar, un nivel de precisión y
exactitud adicional y eso nos puede llevar nunca tomar decisiones o a retrasarlas mucho.

Otro ejemplo relacionado con los intereses personales puede ser una persona que tiene una alta
orientación social, es decir, que uno de sus grandes objetivos en la vida es ayudar a los demás.
Pero cuando esta persona exagera esa preferencia, puede convertirse en algo negativo, tanto para
los demás, como para si misma. Estas personas tienden, en el extremo, a ser autodestructivas. Es
decir, están dispuestas a dejar de comer para que otros puedan comer o a dejar de respirar para
que otros puedan respirar. Obviamente, eso se puede convertir en una gran debilidad.

En términos de los niveles de complejidad que la persona es capaz de manejar, mayores niveles de
desarrollo no siempre son mejores. Depende completamente del ambiente en el que estamos
insertos. Es mas, en cierta medida, la persona sufre mas cuando esta mas desarrollada que lo que
requiere su ambiente que cuando ocurre lo contrario.

Depende del ambiente

Todo este análisis nos permite ver como las fortalezas y debilidades dependen mucho del ambiente
en el que estamos insertos. En algunos ambientes, una característica se podría convertir en una
gran fortaleza, mientras en otros puede ser una gran debilidad. Es por ello que las empresas están
poniendo mucho mas énfasis hoy en día a estos aspectos al momento de seleccionar y desarrollar a
su personal.

Adicionalmente, en lo que se refiere a estilo, preferencias y complejidad, el que una característica


especifica sea considerada como fortaleza o debilidad va a depender mucho de la opinión de las
demás personas. Es decir, de sus propias preferencias.

Que podemos hacer, entonces?

Si queremos tener una percepción apropiada de fortalezas y debilidades, tanto para selección de
personal, como para desarrollo de capacidades propias o de nuestros subordinados, es muy útil
emplear instrumentos de medición científicos y objetivos.

Para aquellas cosas que tienen que ver con estilos,


intereses personales y niveles de complejidad, es muy útil emplear instrumentos de auto-
evaluación. Esto quiere decir que es el mismo evaluado quien los responde. Algunos de estos
instrumentos son: el Análisis de Estilo Conductual; el informe de Intereses Personales, Actitudes y
Valores; el Indicador de Estados de Cambio; el Indicador de Tipos de Myers-Briggs; etc.

Por otra parte, para las evaluaciones de habilidades y conocimientos, suelen ser muy útiles los
instrumentos de medición "multi-evaluadores" (cuya versión mas común son los instrumentos de
retroalimentación de 360 grados)

Sin embargo, los mayores aumentos de efectividad personal y profesional provienen, de acuerdo a
nuestra experiencia y a muchas investigaciones recientes, de la capacidad para manejar estas
características, en vez de simplemente vivir con ellas.

En cierta medida, lo que debemos lograr es la capacidad para ver estas características como algo
que "tenemos" y no que "somos".

Si yo veo una característica como mi "forma de ser", lo único que puedo hacer es decir: "Yo soy así.
Si te gusta, bien. Si no, también. A estas alturas de mi vida no voy a cambiar". (Suena familiar?)

Pero cuando yo considero estas capacidades como algo que yo "tengo", puedo decidir cuando
tenerlas y cuando no tenerlas.

En pocas palabras, aumentamos enormemente nuestra efectividad cuando somos capaces de


considerarnos como los "autores" o, como mínimo, los "gestores" de estas características. Y no solo
como la persona que tiene que estar "condenado a ellas".

Esta es una capacidad que la mayor parte de los profesionales no hemos desarrollado en forma
apropiada y que no consta simplemente de agregar una habilidad a nuestro repertorio, sino que
requiere vernos a nosotros mismos de una forma distinta.

Sin embargo, aquellas personas que son capaces de desarrollarla logran saltos cuánticos con
respecto a la gestión personal y a la relación interpersonal.

Autor: Rodrigo Del Campo

Fracasar para triunfar

"La diferencia entre la gente mediocre y la gente de éxito es su percepción de las cosas y su
reacción al fracaso" KYLE ROTE JR.

"Uno de los más grandes problemas que la gente tiene respecto al fracaso es que juzgan demasiado
apresuradamente situaciones aisladas en sus vidas y las clasifican como fracasos. En lugar de hacer
eso, deberían mantener en mente el cuadro total de cada situación" NELSON BOSWELL.

Muchos textos hablan sobre el éxito. Hoy en día, el crecimiento personal está presente en miles de
textos, universidades e instituciones que se dedican a descubrir y enseñar técnicas para tener una
vida mas armónica con nuestras metas.
Definitivamente, uno de los factores clave para tener éxito en la vida es la forma en la que vemos el
fracaso.

Existen dos posiciones antagónicas que nos pueden explicar la forma de percibir el fracaso: La
primera, aquella donde el fracaso es nuestro destino, algo de lo que no podemos escapar, es el
destino inexorable, la cruz que debemos llevar todos los mortales; en esta parte donde nos
sentamos a llorar nuestras penas sin hacer nada.

Otra posición es la de revisar la situación y aprender, dónde estuvo la falla, qué lección podemos
tomar de lo que pasó, mantener la actitud positiva y no desmayar hasta obtener lo que deseamos.

Para ilustrar lo que digo, voy a poner el ejemplo de los grandes científicos, todavía no conozco
ningún invento en la humanidad que haya salido a la primera vez, en todos los casos tuvo que
haber miles de experimentos, de ensayos y errores.

Tomás Edison, hizo mas de 5000 intentos antes de inventar el bombillo de luz; Ustedes se imaginan
si alguno de estos científicos hubiese adoptado la primera actitud explicada anteriormente, si esto
fuese así, no hubiésemos avanzado mas allá de la época de las cavernas y andaríamos desnudos
comiendo lo que encontráramos como animales.

Los que nos distingue como seres humanos es la capacidad de aprender, definitivamente lo que
más nos enseña son nuestros fracasos. Un fracaso es un camino menos que debemos tomar hacia
el éxito, si usted tuviese que escoger entre diez caminos para obtener un tesoro ya hubiese ido por
cinco de ellos, le faltarían cinco por tomar, ahora suponga que conoce a alguien que ya recorrió tres
distintos a los suyos, si unen su aprendizaje solo faltaran dos caminos, esta es la lección: aprender
del fracaso.

Jonny Martínez

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