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MICROSCOPÍA

En este capítulo estudiaremos: C1. Los fenómenos físicos de la luz


C2. Microscopía
C3. La observación microscópica

C1. LOS FENÓMENOS FÍSICOS DE LA LUZ

La luz es una forma de radiación electromagnética similar al calor radiante, a las ondas de ra-
dio o a los rayos X. La luz corresponde a oscilaciones extremadamente rápidas de un campo
electromagnético, en un rango determinado de frecuencias que pueden ser detectadas por el
ojo humano. Las diferentes sensaciones de color corresponden a luz que vibra con distintas
frecuencias, que van desde aproximadamente 4 × 1014 vibraciones por segundo en la luz roja
hasta aproximadamente 7,5 × 1014 vibraciones por segundo en la luz violeta. El espectro de la
luz visible suele definirse por su longitud de onda, que es más pequeña en el violeta (unas 40
millonésimas de centímetro) y máxima en el rojo (75 millonésimas de centímetro). Las fre-
cuencias mayores, que corresponden a longitudes de onda más cortas, incluyen la radiación
ultravioleta, y las frecuencias aún más elevadas están asociadas con los rayos X. Las frecuen-
cias menores, con longitudes de onda más altas, se denominan rayos infrarrojos, y las fre-
cuencias todavía más bajas son características de las ondas de radio. La mayoría de la luz pro-
cede de electrones que vibran a esas frecuencias al ser calentados a una temperatura elevada.
Cuanto mayor es la temperatura, mayor es la frecuencia de vibración y más azul es la luz pro-
ducida.

La luz se refracta al atravesar un objeto. La capacidad de refracción o índice de refracción de


un medio se define como la relación entre la velocidad de la luz en el vacío y en el medio en
cuestión. Por lo tanto, el índice de refracción es una medida de la velocidad de dispersión de
una onda luminosa a través del medio. El ángulo de refracción será tanto mayor cuanto más
finos sean los detalles.

Cuando la luz atraviesa un material biológico (por ejemplo un preparado histológico), cambian
sus características, y las modificaciones se hacen visibles mediante los sistemas de lentes. El
ojo humano puede diferenciar variaciones de intensidad de la luz (contraste entre luz y som-
bras) y de color (distintas longitudes de onda). Por ello, es necesario modificar la luz, para que
el preparado se observe como formado por elementos más oscuros y más claros o de distintos
colores.

Las células y los tejidos no coloreados se suelen captar con el microscopio como carentes de
color y transparentes, porque no presentan suficiente contraste; no obstante, con la ayuda de
tinciones histológicas se logra una absorción diferencial de la luz, de modo que se visualizan
las distintas estructuras.

Hay dos conceptos que se tienen que tener en cuenta cuando se habla de microscopios: el po-
der de resolución y el aumento. Estos dos conceptos se emplean para determinar la utilidad de
un microscopio y se deben diferenciar entre sí con claridad.

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C1.1. EL PODER DE RESOLUCIÓN es la distancia mínima que debe existir entre dos puntos del objeto para que
se visualicen separados. La calidad de una imagen (claridad y riqueza de detalles) depende del poder de
resolución de un microscopio. El poder de resolución está en relación con la apertura numérica. La
apertura numérica (NA) es una medida de la capacidad del microscopio de agrupar las refracciones de la
luz producidas por los detalles finos del objeto, dado que expresa el tamaño del haz de luz que es
captado por el objetivo después de haber atravesado el objeto.

El poder de resolución se expresa como NA = n x sen u, donde n es el índice de refracción del medio que
separa el cubreobjeto del preparado de la lente frontal del objetivo, y u es la mitad del ángulo superior
del haz de luz (Fig. C-1).

Fig. C-1. Dibujo que muestra la mitad del ángulo


máximo (u) del haz de luz captado por el objetivo.

Como se dijo líneas arriba, el poder de resolución es función de la apertura numérica y de la longitud de
onda de la luz utilizada, lo cual se expresa como l (lambda), por lo mismo, el poder de resolución (d) se
puede expresar según la siguiente fórmula:

0,61 xλ
d =
NA
Donde d es la menor distancia entre dos puntos que permite visualizarlos separados. Nótese que cuanto
menor sea d, tanto mayor será el poder de resolución. Dado que u no puede superar 900, el seno de u
debe ser inferior a lambda. En consecuencia, el NA máximo será de alrededor de 1,4, puesto que el índice
de refracción a lo sumo se puede acercar a 1,5 si se reemplaza el aire que separa el cubreobjeto y el
objetivo con aceite (denominada técnica con aceite de inmersión, para la que se emplean objetivos de
inmersión especiales). La longitud de onda de la luz empleada suele ser de alrededor de 0,500 micras que
corresponde a la luz amarillo-verdosa, para la cual el ojo humano tiene especial sensibilidad. De este
modo, se obtiene un poder de resolución de aproximadamente 0,25 micras.

C1.2. EL AUMENTO se define como la relación entre el tamaño de la imagen y del objeto, en valores li-
neales. El aumento no depende del poder de resolución, pero se tiene en cuenta esta propiedad al elegir
el aumento. En cuanto todos los detalles resueltos se visualizan con facilidad, todo aumento ulterior sólo
hace más borrosa la imagen, porque no se incrementa el poder de resolución. La imagen no adquiere
más detalles y se habla de aumento vacío.

C2. MICROSCOPÍA
Es la técnica para observar materiales diminutos utilizando un microscopio. En medicina se
emplea el microscopio óptico común, y basados en este microscopio se han desarrollado varios
microscopios especiales (cada uno de los cuales presenta ventajas y limitaciones específicas,
según veremos más adelante), entre los que cuentan los siguientes: de campo oscuro, de con-
traste de fases, de interferencia, de luz polarizada, de fluorescencia (o de inmunofluorescen-
cia), de barrido confocal, de luz ultravioleta y el microscopio electrónico.
C2.1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS: no ha sido fácil establecer quién fue el inventor de un aparato óptico tan
importante; los historiadores de la física y de la biología no están aún de acuerdo en adjudicar la
prioridad a una determinada persona. En efecto, el aumento mediante el empleo de lentes ya era
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conocido en el siglo XIII, pero su uso no había sido tomado nunca en consideración práctica porque se
creía que las imágenes que se recibían no correspondían a la realidad y los experimentos que algunos
especialistas hacían ayudándose de tales lentes, eran considerados experimentos de magia.

En 1610 Galileo Galilei consiguió adaptar el telescopio a la visión de objetos pequeños, construyendo de
este modo un instrumento muy semejante al microscopio, que él denominó «anteojo». Sin embargo, este
instrumento enseguida pasó al olvido porque, además de ser de difícil construcción, presentaba defectos
como la aberración cromática y la distorsión de las imágenes, que hacían el uso y la observación muy in-
cómoda. Leeuwenhoek consiguió que el microscopio se convirtiera en un auxiliar indispensable de los
científicos. Leeuwenhoek era un simple portero del municipio de Deft, de modesta familia, que un poco
por curiosidad y un poco por «hobby», como diríamos hoy en día, se dedicó a estudiar los principios
elementales del pulido de las lentes. Alcanzó tanta habilidad que conseguía cortar lentes minúsculas, de
unos tres milímetros de diámetro, tan perfectas que le permitían ver los objetos más pequeños enor-
memente aumentados y perfectamente nítidos. Luego colocó tales lentes en una armazón de cobre o de
plata para observar con ellas todo lo que le apetecía, desde las fibras musculares de una ballena a las
escamas de su piel.

Observaba durante horas y horas los delgados pelos de una oveja que, bajo sus lentes se transformaban
en grandes pelos rugosos; seccionó delicadamente la cabeza de una mosca y admiró los detalles de aquel
pequeño cerebro. Sus interesantes observaciones llegaron a conocimiento de la Royal Society en
Inglaterra que lo invitó a comunicar a sus miembros todos los descubrimientos que iba haciendo con sus
aparatos. De este modo nació una frecuente correspondencia entre Leeuwenhoek y los académicos, en la
que se iban desvelando los misterios de lo infinitamente pequeño. Descubrió de este modo que, en una
gota de agua, había tantos animalitos como habitantes en Holanda y, si bien no llegó a descubrir que
tales gérmenes eran la causa de las enfermedades, demostró que podían destruir seres mucho más
grandes que ellos.

El tipo de microscopio adoptado por Leeuwenhoek era el clásico microscopio simple, es decir, constituido
por una sola lente, que se utilizó hasta la primera mitad del siglo XIX cuando fue sustituido por el
microscopio compuesto. Este período de tiempo transcurrido para que el microscopio compuesto
consiguiera imponerse fue debido exclusivamente a cuestiones de tipo técnico que obstaculizaron el uso
práctico. Los objetivos de los primeros microscopios compuestos, como los utilizados por Galileo y otros,
eran en efecto pequeñas lentes afectadas de muchas aberraciones y distorsiones, sostenidas por
soportes de madera o cartón vacilantes y primitivos. Con ellos se obtenían imágenes feas, indefinidas,
vistas en condiciones difíciles tanto desde el punto de vista mecánico como óptico, por lo que no podían
tener una gran eficacia desde el punto de vista científico. En cambio, con el microscopio simple se
consiguieron bien pronto unos 200 aumentos e incluso más y, aunque fuera un poco incómodo de
manejar, dio resultados excelentes. El inicio de los objetivos acromáticos y el desarrollo del cálculo óptico,
significó también para los objetivos del microscopio una evolución, primero lenta, y luego, cada vez más
rápida hasta conducir al microscopio compuesto a una posición de absoluta prioridad respecto al simple.
El microscopio compuesto es el tipo que, con ciertas mejoras en las lentes y en los mecanismos, se
emplea aún hoy en los laboratorios de investigación y de análisis. Pero el progreso de la técnica, tan
acelerado en este último siglo, y los nuevos descubrimientos realizados en el campo de la estructura y
composición del átomo, han influido también en el campo de la microscopia. En efecto, en 1930, Ruska y
Borries (Fig. C-2), han ideado y construido el primer microscopio electrónico, que ha permitido llegar con
nuestros ojos al mundo de los virus y de las moléculas.

Fig. C-2. El físico e ingeniero electrónico alemán Ernst Ruska re-cibió


el Premio Nobel de Física en 1986 por el diseño del primer
microscopio electrónico y otros trabajos fundamentales en óptica
electrónica.
La serie de gráficos que siguen (Fig. C-3), permiten apreciar una muestra de los rudimentarios aparatos
que presidieron a los modernos microscopios construídos tomando en cuenta todas las leyes físicas de la
naturaleza respecto a los fenómenos que intervienen en su funcionamiento.
Pág. C- 4 Dr. Gustavo Mora Venner

Fig. C-3. Gráficos que ilustran microscopios antiguos; arriba izquierda: microscopio pregalileano, arriba
centro: microscopio con enfoque en cremallera, arriba derecha: microscopio del siglo XVIII, abajo
izquierda: microscopio de Racini, y abajo derecha: microscopio de finales del siglo XIX.

C2.2. LOS MICROSCOPIOS ACTUALES: la ciencia y la tecnología han avanzado tanto que actualmente contamos
con una serie de aparatos destinados para la observación microscópica, que hay que conocerlos perfec-
tamente de que se tratan antes de comprarlos. Analizaremos los siguientes tipos, más con un sentido
pedagógico que comercial: microscopio simple, microscopio óptico o compuesto, microscopio de campo
oscuro, microscopio de contraste de fases, microscopio de interferencia, microscopio de luz polarizada,
microscopio de fluorescencia, microscopio de barrido confocal, microscopio de luz ultravioleta, micros-
copio estereoscópico, microscopio operatorio, microscopio de reflexión, microscopio de rayos X y micros-
copio electrónico.

C2.2.1. MICROSCOPIO SIMPLE: está constituido por una lente convergente situada de modo que el objeto a observar se
encuentre entre el foco y la lente. La imagen que se forma en el microscopio simple es aumentada, derecha y virtual, es
decir, no existe realmente y no es posible recogerla en una pantalla.
En la práctica, no se trata más que de una lente de aumento muy potente, provista de un sostén que permite mantenerla
cómodamente de modo que se observe sobre una «platina» agujereada (de modo que pueda ser iluminada desde
debajo por un espejo inclinable) una preparación colocada en la platina.

C2.2.2. EL MICROSCOPIO ÓPTICO: (MO) es el instrumento que posibilita la visión de estructuras invisibles de modo natural.
Esta imagen real equivale a un objeto luminoso y, cuando se encuentra dentro de la distancia focal del ocular, al
observarla a través de éste, se verá aumentada; esta segunda imagen es no obstante virtual derecha respecto a la real
(y por tanto invertida respecto al objeto) y aumentada. En la práctica consiste en un microscopio simple el cual, en vez
de aumentar directamente el objeto, aumenta la imagen ya aumentada de éste, obtenida de otra lente. Se hace pues un
aumento de un aumento con una posibilidad de una visión aún mayor. Los elementos fundamentales que constituyen un
microscopio compuesto son un tubo cilíndrico en cuyos extremos están unidas las lentes convergentes. La más
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pequeña mira hacia el objeto que se desea observar y por eso se denomina «objetivo»; la más grande es aquella a la
que el observador acerca el ojo y por eso denominada «ocular». El objeto a observar, bien iluminado, se pone delante
del objetivo a una distancia del mismo comprendida entre la distancia focal y el doble de ésta, de modo que el objetivo
proporcione una imagen real mayor e invertida del objeto.

El MO está compuesto por partes mecánicas y por partes ópticas (Fig. C-4 y C-5). Entre las partes mecánicas se
incluyen: el pie o estativo, que es la formación pesada que proporciona estabilidad al aparato, y del cual sube el brazo,
en cuyo extremo superior se encuentran el tubo óptico con el sistema de lentes y el ocular. El tubo óptico baja o sube
cuando se acciona el tornillo macrométrico, o se desplaza a uno u otro lado para precisar el enfoque, cuando se acciona
el tornillo micrométrico.

Fig. C-4. Gráfico de un microscopio óptico común.

De la parte inferior del brazo y por debajo del tubo óptico, nace la platina, movible de acuerdo a las necesidades, y en
cuya parte media presenta un orificio para el paso de la luz emitida por una lámpara situada en el pie o estativo.

En el centro de la platina, donde se coloca la preparación, hay un orificio a través del cual pasa la luz que ilumina la
preparación. La luz es proporcionada por lámparas eléctricas y para aumentar la intensidad y concentrarla sobre la
preparación, se hace pasar a través de un sistema de lentes denominado «condensador». Tanto la platina portaobjetos
como el tubo del ocular y objetivo, están sostenidos por un brazo de soporte que se apoya sobre una base. Para el
enfoque del aparato, nos servimos de dos manecillas o tornillos: uno es para los grandes desplazamientos y se
denomina «macrométrico», el otro es para los pequeños desplazamientos que permiten enfocar detalles de la
preparación y se denomina «micrométrico», En los antiguos microscopios, el enfoque se realizaba porque estos dos
tornillos aproximaban o alejaban el tubo con las lentes de la preparación; en los microscopios más modernos se prefiere
actuar sobre la platina portaobjetos aproximando o alejando de este modo la preparación del tubo óptico; de esta
manera, se evitan los desplazamientos de las lentes que, cuando se trabaja con grandes aumentos, podrían ocasio-
narse alteraciones del foco y, por tanto, de la calidad de la imagen.

Sobre la platina y por encima de su orificio, se colocan unas láminas de vidrio llamadas portaobjetos, las cuales
contienen al tejido (o al espécimen) que ha sido preparado y que está destinado a ser observado (usualmente, se
suelen utilizar unas laminillas más delgadas para cubrir el preparado, y que se conocen con el nombre de cubreobjetos).
El portaobjetos es sujetado por unas pinzas (láminas metálicas elásticas), que se aseguran a la misma platina.

Inmediatamente y por debajo de la platina, se encuentra una lente llamada condensador, destinado a concentrar los
rayos luminosos en el orificio de la platina. Por debajo del condensador, hay un filtro llamado diafragma, que al abrirlo y
cerrarlo regula el paso de la luz.
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Fig. C-5. Esquema de un microscopio óptico: (1) ocular, (2) posición del
ojo del observador, (3) portaobjetivos en revólver, (4) objetivo, (5) platina
portaobjetos, (6) condensador, (7) regulación del condensador, (8)
colector, (9) lámpara, (19) base, (11) regulación macrométrica, (12)
regulación micrométrica.

Los componentes ópticos constan de tres sistemas de lentes: condensador, objetivo y ocular. El condensador concentra
el haz de luz que ilumina el objeto estudiado. El objetivo aumenta el objeto y proyecta la imagen sobre el ocular. El
ocular aumenta aun más la imagen y la proyecta sobre la retina del ojo del observador.

El objetivo está constituído por un conjunto de lentes situados en el extremo inferior del tubo óptico y accionados por un
sistema de revolver, lo cual permite cambiarlos a voluntad. Existen cuatro tipos de lentes, denominados
respectivamente 4 X, 10 X, 43 X y de inmersión (de 100 X y que para utilizarlo se requiere de una gota de aceite de
cedro, colocada en el portaobjetos sobre el espécimen) (Fig. C-6), de acuerdo al poder de cada uno.

En los modernos microscopios compuestos, los oculares son intercambiables en número de unos 5-6 de modo que se
tenga una vasta gama de aumentos. Los objetivos se agrupan juntos en la base del tubo en un conjunto que recibe el
nombre de «revólver» (Fig. C-6), porque se pueden cambiar las diversas lentes, a distintos aumentos, como en el
tambor de una pistola tipo revólver. Todos estos mecanismos proporcionan un poder de aumento, o poder resolutivo, al
microscopio compuesto, de unos 1.000-1.500 aumentos. Aumentos mayores, conseguidos mediante la combinación de
los más potentes objetivos y oculares disponibles, dan imágenes más grandes, pero desenfocadas en sus detalles: esto
se debe a que el aumento útil está limitado por una relación que puede ser expresada por una fórmula matemática, con
la longitud de onda de la luz, con la apertura de las lentes y con el índice de refracción del medio. Los aumentos se
indican con el símbolo x (por) que indica el producto de los aumentos del ocular por los del objetivo. El objeto a observar
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se coloca en una «platina portaobjetos» que puede ser desplazada hacia delante, hacia atrás, o de lado (derecha e
izquierda) por medio de tornillos o cursores. De esta manera se puede explorar la más pequeña parte del objeto, que en
términos técnicos se denomina «preparación».

Fig. C-6. Sistema de revólver en un MO, que contiene


cuatro lentes objetivos fácilmente intercambiables. En
este caso se ve también el lente de 100X apuntando a
una lámina con aceite de cedro.

El aumento total resultante del microscopio, se determina en diámetros con la letra X (por ejemplo, un aumento de 250
X, significa que hay un aumento de 250 diámetros, o que el espécimen ha sido objeto de 250 aumentos), mediante el
producto del aumento del objetivo por el aumento del ocular (eventualmente se debe multiplicar por un factor que
depende del tubo); así por ejemplo, el empleo del objetivo de 10 X y del lente de 10 X, dará un aumento total de 100 X
(10 x 10).

El poder de resolución depende de la longitud de onda de la luz utilizada y de las aperturas numéricas del objetivo y del
condensador (el ocular sólo actúa aumentando la imagen del objetivo, no mejora el poder de resolución). El máximo
poder de resolución que se puede obtener es de 0,2 micras, pero con los preparados de rutina habituales rara vez se
excede de 0,5 micras.

Como se comentó antes, los detalles resueltos se deben aumentar lo suficiente para poder ser observados sin esfuerzo,
lo cual se logra con el aumento adicional del ocular. Para obtener el máximo poder de resolución, de alrededor de 0,2 μ,
se requiere un aumento de unas 1.000-1.400 veces, dado que el poder de resolución del ojo, a la distancia normal de
observación (25 cm), es de aproximadamente 0,2 mm. Como regla mnemotécnica vale la pena decir que, para evitar el
aumento vacío nunca se debe emplear un aumento mayor a 1.000 veces la apertura numérica del objetivo. Por lo
general, en el objetivo están grabados el aumento y el valor de la apertura numérica. Además, se suele especificar la
longitud del tubo y el espesor de cubreobjetos (en mm) para el cual está corregido el objetivo.

Dada la complejidad y el poder de aumento de un microscopio de este tipo, es natural que para conseguir una
observación óptima hay que preparar de manera adecuada el objeto a observar. Ante todo, el objeto tiene que ser
delgado con el fin de que la luz lo atraviese. A este fin, del tejido animal o vegetal que se quiera observar, se separará
un corte delgadísimo, de 2 centésimas a 5 milésimas de milímetro por medio de un aparato especial muy semejante a
una pequeña navaja, denominado microtomo. El corte obtenido de este modo se coloca sobre una delgada placa de
vidrio denominada «portaobjetos» o «porta»; luego se introduce en recipientes que contengan sustancias colorantes, las
cuales tiñen de modo específico los diversos componentes del tejido de modo que, al microscopio, proporcionan una
visión nítida y (de colores» de los diversos constituyentes celulares. La preparación coloreada de este modo se cubre
luego de una segunda lámina de vidrio aún más delgada «(cubreobjetos o, más simplemente, «(cubre») y las dos lámi-
nas de vidrio se pegan luego con bálsamo del Oanadá, una resina que hace de almáciga transparente y conserva la
preparación inalterada. Ejemplos de lo que se observa con este tipo de microscopio se aprecia en las figuras siguientes
(C-7).
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Fig. C-7. Fotografías que habitualmente el ojo humano no permite apreciarlas como son. Arriba
izquierda: la punta de una aguja hipodérmica, arriba derecha: una porción del cuero cabelludo,
abajo izquierda: fibras de cáñamo, abajo derecha: vegetación de una gota de agua destanque.

C2.2.3. El microscopio de campo oscuro: se denomina también ultramicroscopio, no ya porque alcanza aumentos
mayores de los obtenibles con el microscopio óptico, sino porque permite ver partículas no visibles en el microscopio
común (se utiliza para analizar partículas pequeñas, que presentan muy escaso contraste con la microscopia óptica o
que se encuentran en el límite del poder de resolución o por debajo de éste). En efecto, con los microscopios comunes
no es posible distinguir partículas de dimensiones inferiores a 0,16 milésimas de milímetro que es el límite del poder de
resolución del microscopio compuesto, mientras que con la observación en campo oscuro es posible descender por de
bajo de este límite. En el microscopio de campo oscuro los rayos luminosos no atraviesan de modo perpendicular el
aparato, sino que penetran de lado y lo atraviesan muy oblicuamente, por lo que no penetran en el tubo óptico del
microscopio. En estas condiciones, el campo del microscopio aparecerá oscuro. No obstante, si, a su paso por la
preparación, los rayos luminosos encuentran partículas que los difunden, entonces parte de éstos penetran en el tubo
óptico del microscopio y las partículas que los han difundido aparecerán al ojo del observador como cuerpos luminosos
que destacan sobre un fondo oscuro. En definitiva, se produce un fenómeno semejante a aquel por el cual se hace
visible el polvillo atmosférico cuando un rayo luminoso entra en una estancia oscura a través de una fisura y es
observado contra un fondo oscuro (como se visualizan las partículas de polvo por la dispersión de la luz que realiza de
un rayo de sol), (lo cual se conoce como efecto Tyndall).

Los sistemas para permitir la observación en campo oscuro se basan fundamentalmente en el empleo de
condensadores especiales que impiden que llegue luz directa al objetivo, de manera que sólo incide en esta lente la luz
desviada o esparcida por las pequeñas partículas que se desea investigar, estos condensadores reciben el nombre de
«condensadores parabólicos» o «paraboloides». Estos condensadores tienen la propiedad de interceptar los rayos
luminosos centrales y de permitir sólo el paso de los rayos periféricos que penetran en la preparación tras haber sufrido
una reflexión que les confiere una gran oblicuidad. Las partículas se observan luminosas sobre un fondo oscuro (Fig. C-
8).

En histología se utiliza a menudo el campo oscuro pura el análisis de preparados radioautográficos, aunque, una
importante aplicación clínica y sobre todo en bacteriología es para el examen en fresco y la identificación de la
espiroqueta Treponema pallidum de la sífilis y en biología para el estudio de los coloides.
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Fig. C-8. Aspecto microscópico de polen de «Lilium condidum»


observado en campo obscuro.

C2.2.4. El microscopio de contraste de fases: los tejidos no coloreados producen un muy escaso contraste, dado que
no absorben cantidades importantes de luz; sin embargo, producen cierto retardo en las longitudes de onda, de acuerdo
con la “densidad óptica” variable de los tejidos, es decir, los distintos índices de refracción, Este retraso variable de las
ondas sinusales produce cierto desfasamiento entre ellas. Mediante el microscopio de contraste de fases es posible
transformar estas diferencias de fase, no visibles, en diferencias de amplitud, es decir, que las diferencias de refracción
entre los componentes del tejido se transformen en diferencias de intensidad, que pueden ser captadas por el ojo
humano. De esta manera es posible transformar en visibles componentes de las células vivas que, otra manera, sólo se
observarían en tejidos muertos y teñidos (Fig. C-9).

Fig. C-9. Dos microfotografías de células vivas (fibroblastos en cultivo de tejido. La izquierda (A) con
microscopio óptico común y la derecha (B) captada con un microscopio de contraste de fases. En es-ta
última se observan claramente, el límite entre las células (flechas), el núcleo (N), los nucleolos (Nu), las
mitocondrias alargadas (M), los lisosomas redondos (L) y oros detalles apenas distinguibles con el
microscopio óptico.

El microscopio de contraste de fases tiene la propiedad de hacer visible (en fresco»las estructuras que de ordinario sólo
son bien perceptibles en las preparaciones teñidas y que no se pueden observar con el microscopio óptico común. Se
basa en las propiedades físicas de la luz. En efecto, las ondas luminosas difieren entre sí por la longitud, que condiciona
el color (la luz azul tiene una longitud de onda inferior a la luz roja), por la amplitud, que condiciona la intensidad de la
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luz (cuanto mayor sea la amplitud de la onda luminosa, tanto mayor es la intensidad) y por la fase.

Se sabe que la luz, cuando pasa a través de un filtro neutro, disminuye de intensidad porque disminuye la amplitud de la
onda. Ahora bien, la luz que atraviesa un corte de tejido no coloreado, es reducido de intensidad en cuando los diversos
constituyentes del tejido funcionan como un filtro neutro. Dado que todos los constituyentes hísticos transmiten
aproximadamente la misma intensidad de luz, si se observan con el microscopio ordinario, y sin ser coloreados, todos
presentan una luminosidad casi igual, lo que hace imposible distinguirlos con nitidez. Pero la diversa composición de los
distintos elementos de una preparación, a pesar de que no tienen una evidente influencia sobre la absorción, determina
no obstante un diverso camino de los rayos luminosos que la atraviesan y por este motivo tales rayos presentan, a la
salida de la preparación, distinta fase. En el microscopio de contraste de fases las diferencias de fase se transforman en
diferencias de luminosidad y en consecuencia las distintas partes del tejido adquieren una diversa luminosidad que
permite apreciar los detalles de otro modo no distinguibles (Fig. C-10). El microscopio de contraste de fases se utiliza en
el laboratorio para algunas investigaciones bacteriológicas y puede emplearse para el recuento de las plaquetas.

Fig. C-10. Células vivas (macrófagos de ratón) fotografiadas con un micros-copio


óptico en campo claro (arriba) y con microscopio de contraste de fases (abajo). Es
evidente la mejoría de observación entre los dos microscopios.

C2.2.5. El microscopio de interferencia: el funcionamiento de este microscopio está basado en el mismo principio del
microscopio de contraste de fases. En efecto, aquí se transforman también diferencias de fase en diferencias de
intensidad luminosa que, no obstante, no son utilizadas para el estudio morfológico, sino para la medida del índice de
refracción y del grosor de determinadas preparaciones histológicas y también para la valoración del «peso seco», es
decir de la cantidad de materia, de las sustancias en ellos contenida; en este caso se utilizan las diferencias de fase
producidas por la luz que atraviesa el objeto. Ésto se logra al dividir la luz de una única fuente en dos haces luminosos,
de los cuales uno se envía a través del objeto y el otro no se altera, por lo que actúa como haz de referencia. Después
se vuelven a unir ambos haces, que interfieren entre sí del mismo modo que en el microscopio de contraste de fases. El
haz que atravesó el objeto sufre un retraso respecto al haz de referencia, es decir, sufre una modificación de fase. Dado
que el retraso es función del índice de refracción y del espesor, el valor del retraso se puede emplear para determinar la
masa por unidad de superficie del preparado y, en consecuencia, la masa de los elementos celulares individuales.

En el microscopio de interferencia, la luz procedente de la fuente luminosa se reparte igualmente en dos vías: una mitad
pasa a través de la preparación microscópica sometida a examen, mientras que la otra mitad atraviesa un campo «en
blanco» del mismo sistema transparente (es decir, un campo del todo idéntico al primero a excepción de la presencia
del material histológico). Luego, ambos rayos se combinan de nuevo y producen fenómenos de interferencia a causa del
desfase debido a la presencia o ausencia del objeto histológico a lo largo de su camino. Por medio de una fórmula
matemática se puede deducir, gracias a este desfase, el espesor del objeto en examen. Por otro lado, con el mismo
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método, se pueden determinar los huecos, fracciones celulares de proteínas, lípidos, ácidos nucleicos y otras
sustancias, por ejemplo, determinando antes el peso seco total y luego disolviendo los distintos componentes con
disolventes específicos para cada uno de ellos. La limitación de este método, el único método óptico capaz de
proporcionar datos cuantitativos en el examen de preparados biológicos (mientras que el microscopio de contraste de
fases sólo es un instrumento cualitativo, mediante el microscopio de interferencia es posible obtener datos
cuantitativos), consiste en el hecho de que sustancias distintas pueden tener el mismo índice de refracción y por tanto
presentarse idénticas a este microscopio; será preciso entonces recurrir a los análisis bioquímicos e histoquímicos.

Una variante especial del microscopio de interferencia es el microscopio de contraste por interferencia diferencial
(también denominado microscopio de interferencia de Nomarski), en el cual los dos haces luminosos separados tienen
polaridad opuesta, por lo que se aumenta el centraste y se obtiene una imagen de aspecto tridimensional del objeto
investigado (fig. C-11).

Fig. C-11. Fotomicrografía de una célula


pilosa del oído interno capta-da con
microscopio de interferencia diferencial
de Nomarski, con notable efecto
tridimensional.

C2.2.6. El microscopio de luz polarizada: los componentes cristalinos y fibrosos del material biológico poseen una
orientación característica de las moléculas. En consecuencia, cuando se ilumina el objeto con luz polarizada plana (luz
que sólo vibra en un plano), ésta se divide en dos componentes con distinta velocidad, es decir, desfasados entre sí. Se
habla de estructuras birrefringentes o anisótropas (del griego an, no; isos, igual; trope, movimiento). En contraste, se de-
nomina estructuras isótropas a las que no dividen la luz polarizada, por lo que el índice de refracción es igual en todas
las direcciones.

El término « birrefringencia» indica un fenómeno por el cual un rayo luminoso, al penetrar en un medio que tiene
propiedades dependientes de la disposición ordenada de sus moléculas en el espacio, se descompone en dos rayos
que se propagan en direcciones diversas, con velocidades distintas y diferentes índices de refracción. Por otro lado,
éstos se «polarizan linealmente» en direcciones perpendiculares entre sí. Esto significa que, mientras en la luz ordinaria
las vibraciones luminosas se producen en todas las direcciones en el plano perpendicular a la dirección de propagación
de la luz, en cada uno de los dos rayos que salen de la sustancia birrefringente éstas tienen lugar en una sola de tales
direcciones, denominada «plano de polarización». Uno de los dos rayos sigue las normas de la refracción y por eso se
denomina «rayo ordinario», mientras que el otro se suele indicar con la denominación de « rayo extraordinario».
El microscopio polarizante es un microscopio común de luz transmitida que no obstante presenta, entre la fuente
luminosa y el condensador, un «prisma de Nicol (prisma, de calcita, material birrefringente) denominado prisma
«polarizador» y otro en el ocular, denominado prisma «analizador». En lugar de estos prismas se utilizan hoy en día
láminas de un material especial denominado «polaroid», medios de cualquier modo apropiados para transformar la luz
ordinaria en luz polarizada según un plano único de vibración. Tales medios tienen también la propiedad, además de la
birrefringencia, de eliminar el rayo ordinario. Los rayos luminosos, antes de ser concentrados por el condensador, son
polarizados, es decir, pasan sólo los rayos que vibran paralelamente al retículo del prisma polarizador. Si la preparación
sobre la que inciden los rayos polarizados posee una estructura muy desordenada, es «isótropa», el plano de vibración
Pág. C- 12 Dr. Gustavo Mora Venner

de los rayos polarizados que la atraviesan no cambia. De este modo, observando la preparación con el nicol analizador
dispuesto en un retículo de 90° respecto al polarizador, es decir, a <nicoles cruzados», el campo del microscopio apare-
cerá oscuro. Si, por el contrario, la estructura examinada se orienta en el espacio para formar filamentos o membranas
o, como se dice, es «anisótropa», entonces con los nicoles cruzados el campo del microscopio será más o menos
luminoso.

Se obtienen datos referidos a la anisotropía del objeto mediante el microscopio de luz polarizada, que se diferencia del
microscopio óptico común por tener dos filtros polarizantes. Uno de ellos, el polarizador, se encuentra antes del
preparado y el otro, el analizador, está ubicado por detrás. El polarizador transforma la luz en una polarizada plana (al
filtrar la luz que vibra en otros planos) antes de llegar al objeto, mientras que el analizador se utiliza para registrar las
modificaciones de la polarización de la luz que ha atravesado el preparado.

La birrefringencia de un objeto depende de una estructura regular determinada. En las células y los tejidos puede ser
una disposición asimétrica regular de moléculas o iones, por ejemplo, en ciertas inclusiones celulares, una
birrefringencia cristalina, o una distribución regular de unidades submicroscópicas asimétricas, por ejemplo, en las fibras
musculares, da por resultado una birrefringencia de forma. En consecuencia, mediante el microscopio de luz polarizada
es posible obtener información respecto a la estructura a nivel molecular. Además, el microscopio de luz polarizada se
puede utilizar para el estudio de células vivas.

Fig. C-12. Microfotografía de cristales de ácido periódico, observados con microscopio de luz
polarizada..

Este microscopio se emplea principalmente para observar, a causa de su birrefringencia, algunas estructuras orgánicas
difíciles de ponerse en evidencia con otros métodos. Tal es, por ejemplo, el caso de las fibras colágenas que se
distinguen, por esta propiedad, entre la masa fundamental de los tejidos cartilaginoso y óseo, mientras no son diferen-
ciables cuando se observa la preparación con luz ordinaria. Por otro lado, la birrefringencia puede representar un medio
útil para la investigación histológica por indicar la presencia de sustancias que pueden encontrarse en los tejidos en
forma de gotitas, de cristales, etc. Por otro lado, al ser la birrefringencia debida a la disposición espacial de forma bien
ordenada de partículas colocadas, por su pequeñez, por debajo de los límites de la visibilidad microscópica (átomos,
moléculas, agregados moleculares), la microscopia de luz polarizada puede proporcionar informaciones utilizables para
el estudio de la más precisa organización de los tejidos (Fig. C-12 y C-13), inaccesible a la observación con el
microscopio óptico común.

C2.2.7. El microscopio de fluorescencia: determinadas sustancias fluorescen, es decir, tienen la particularidad de


irradiar luz de otra longitud de onda (color) al ser iluminadas. La luz irradiada siempre presenta una longitud de onda
más larga que la original. Algunos componentes biológicos (por ejemplo, la vitamina A) tienen fluorescencia natural y se
denominan autofluorescentes, mientras que otros adquieren la fluorescencia después de un tratamiento con determi-
nados colorantes fluorescentes, por ejemplo fluoresceína, que emite una intensa fluorescencia verdosa al ser irradiada
con luz azul.
Dr. Gustavo Mora Venner Pág. C-13

Fig. C-13. Cristales de vitamina B observados con


microscopio de luz polarizada.

Es decir, la fluorescencia es el fenómeno por el cual determinadas sustancias absorben energía radiante de una
determinada longitud de onda y emiten una luz con una longitud de onda distinta, y mayor que la de la radiación
excitante, como ocurre en la práctica en los relojes «fosforescentes». Las radiaciones de menor longitud de onda, como
las del microscopio de luz ultravioleta, constituyen la mayor fuente de energía excitante; las radiaciones que salen de la
sustancia fluorescente, puesto que presentan una longitud de onda mayor, generalmente se hallan constituidas por
rayos luminosos que pueden ser percibidos por el ojo.

Fig. C-14. Muestras de tejido renal observadas con


microscopio de fluorescencia.

La fuente luminosa del microscopio de fluorescencia está constituida por una lámpara de vapores de mercurio capaz de
emitir radiaciones violeta y ultravioleta. La luz producida por esta lámpara se hace cruzar por un filtro de excitación que
tiene la propiedad de dejar pasar los rayos de luz ultravioleta de longitud de onda más adecuada para excitar la
sustancia fluorescente. Las radiaciones seleccionadas de este modo se proyectan sobre un espejo que a su vez las
refleja sobre la preparación colocada en el portaobjetos. Si la preparación ha absorbido compuestos fluorescentes,
éstos serán excitados por las radiaciones ultravioleta y luego emitirán radiaciones de mayor longitud de onda, y por
tanto visibles, de un color amarillo verdoso. Estas radiaciones, junto a las ultravioleta que han quedado, atraviesan un
filtro que sólo deja pasar las radiaciones producidas por la fluorescencia y retiene las radiaciones ultravioleta. Las
radiaciones fluorescentes, aisladas de este modo, llegan al ocular, donde pueden ser apreciadas por el ojo del ob-
servador. Por tanto, en el caso de que la preparación posea compuestos fluorescentes, éstos se observarán como
formaciones coloreadas en amarillo-verde. Puesto que las imágenes fluorescentes son de ordinario poco luminosas,
conviene efectuar la observación en campo oscuro, en el cual éstas aparecen por regla general más evidentes,
destacando como formaciones coloreadas sobre un fondo oscuro (Fig. C-14).
Pág. C- 14 Dr. Gustavo Mora Venner

En el microscopio de fluorescencia se ilumina el preparado con intensa luz de la longitud de onda capaz de activar el
colorante fluorescente empleado. Ésto se lleva a cabo mediante un filtro del color adecuado que se coloca por debajo
del condensador; así se filtra la luz antes de que incida en el preparado. Además, se coloca un filtro por encima del
objetivo con un color correspondiente a la longitud de onda de la luz que emite el colorante utilizado cuando fluoresce.
De esta manera se logra que la imagen se forme sólo debido a la emisión de la luz fluorescente. Las estructuras
fluorescentes se destacan entonces en color sobre fondo oscuro (Fig. C-15), como fuentes luminosas, por lo que es
posible visualizar estructuras de dimensiones mucho más pequeñas que el poder de resolución del microscopio común.

Fig. C-15. Microfotografía de una neurona de retina captada


con microscopio de fluorescencia, y que muestra el colorante
fluorescente amarillo inyectado en la neurona.

En los últimos años se ha observado un notable incremento en el empleo de la microscopia de fluorescencia, debido
fundamentalmente a la aplicación de colorantes fluorescentes, que se ligan a anticuerpos específicos, que reaccionan
con determinados componentes titulares; de hecho, el microscopio de fluorescencia ha encontrado amplio uso sobre
todo en el campo inmunológico. En efecto, empleando anticuerpos conjugados con una sustancia fluorescente, como el
isotiocianato de fluoresceína, es posible poner en evidencia numerosos antígenos que, que al unirse al anticuerpo
fluorescente se hacen también fluorescentes y por tanto, fácilmente visibles con este tipo de microscopio. Esta técnica
se utiliza hoy en día en laboratorios para la investigación serológica de la infección luética y para la localización en el
suero, de anticuerpos antiórgano, para el diagnóstico de enfermedades antiinmunes; se emplea también cada vez con
mayor frecuencia, en técnicas inmunológicas en general.

C2.2.8. El microscopio de barrido confocal: una limitación de la microscopia de fluorescencia radica en la necesidad
de que todo el espesor del preparado emita fluorescencia, pero sólo es posible enfocar el objetivo en un plano del corte
a la vez. En consecuencia, la luz emitida por fluorescencia desde zonas del preparado ubicadas por encima y por de-
bajo del plano focal puede restar nitidez a la imagen. Mediante el microscopio de barrido confocal se impide esta
tendencia, dado que se excluye la luz no emitida por el plano focal. El preparado se ilumina por un rayo láser que barre
todos los puntos del plano focal, mientras que la luz emitida por el preparado atraviesa una hendidura muy estrecha que
detiene la luz emitida por otros niveles, distintos del plano focal. De esta manera se logra obtener la información nece-
saria para formar una imagen bidimensional (Fig. C-16), que se registra sobre una pantalla de televisión. Al recoger con
una computadora una serie de imágenes de distintos planos focales es posible reconstruir una imagen tridimensional
del objeto.

C2.2.9. El microscopio de luz ultravioleta: el microscopio óptico, según hemos visto, tiene un poder de aumento, y por
tanto de resolución, limitado por la longitud de onda de la luz que éste utiliza, es decir, de la luz visible. Con el
microscopio de luz ultravioleta se obvia este inconveniente utilizando como fuente de luz una de rayos ultravioleta. De
esta manera, disminuyendo la longitud de onda de la radiación que ilumina la preparación sometida a examen, el poder
resolutivo del microscopio se mejora de dos a cuatro veces.
Dr. Gustavo Mora Venner Pág. C-15

Fig. C-16. Imagen de células productoras de


insulina captada con microscopio de barrido
confocal.

Con el empleo de luz ultravioleta con longitud de onda de alrededor de 250 nanómetros, es decir, casi la mitad de la luz
visible que se utiliza habitualmente en el microscopio óptico, en principio es posible duplicar el poder de resolución
(disminuir a la mitad). El microscopio de luz ultravioleta, cuyo sistema óptico suele estar construído en cuarzo, permite el
paso de la luz ultravioleta, que es invisible. En consecuencia, la formación de la imagen se registra en una película
fotográfica.

No obstante, a estas longitudes de onda, el vidrio óptico normal es opaco a los rayos ultravioleta; es decir, con lentes
comunes no se formaría ninguna imagen y, por tanto, para realizar un microscopio de este tipo, no basta sustituir la
fuente de luz, sino que es preciso sustituir todas las lentes con lentes de cuarzo apropiadas, así como los portaobjetos y
cubreobjetos. Además, es preciso tener presente que los rayos ultravioleta son dañinos para el ojo humano, por cuyo
motivo el trabajo al microscopio de luz ultravioleta se hace generalmente sobre placas fotográficas, en vez de por
observación directa. En la práctica los microscopios ultravioleta más perfeccionados emplean dos sistemas de
iluminación, uno de luz normal para un primer examen de la preparación, y otro de luz ultravioleta que se utiliza para la
toma fotográfica.

Aunque se logra un ligero aumento del poder de resolución mediante esta técnica, la principal importancia del
microscopio de luz ultravioleta es que los ácidos nucleicos absorben la luz ultravioleta de determinada longitud de onda
(260 nanómetros), por lo que se los pueden detectar con facilidad. En efecto, una importante aplicación de este tipo de
microscopio consiste en el estudio de la distribución de los ácidos nucleicos en las células. De este modo, se ha
observado que las estructuras que contienen nucleoproteínas presentan una gran luminosidad a los rayos ultravioleta.
Así, se puede observar, sin coloraciones, el comportamiento de los ácidos nucleicos en el normal metabolismo celular, o
el comportamiento de los cromosomas durante la mitosis, en células en estado viviente, aunque las aplicaciones al
estudio de células vivas, no fijadas, están limitadas por la acción nociva de los rayos ultravioleta sobre las estructuras
vivientes. La aplicación actual de mayor interés del microscopio de luz ultravioleta lo constituye la práctica de
inmunofluorescencia, que se lleva a cabo con un tipo particular de microscopio de luz ultravioleta (véase antes,
microscopio de fluorescencia).

C2.2.10. Microscopio estereoscópico: es un microscopio capaz de proporcionar al observador la sensación de relieve


de una imagen. Está constituido en la práctica por un par de microscopios compuestos, cada uno de los cuales envía al
ojo del observador una imagen tomada desde un ángulo distinto al del otro. La diversidad de las dos imágenes que se
forman sobre la retina de ambos ojos permite una percepción espacial, es decir, la visión estereoscópica. Un
microscopio estereoscópico, o microscopio binocular, está por tanto constituido por dos oculares montados sobre dos
tubos distintos, que se reúnen en una única base en la cual están situados los dos objetivos. Puesto que la profundidad
de campo, de la cual depende también la visión estereoscópica, disminuye a medida que se produce un mayor
aumento, éste tendrá unos límites en la práctica; sólo se podrán conseguir aumentos progresivos comprendidos entre 2
x y 100 x.

C2.2.11. Microscopio operatorio: es un tipo de microscopio estereoscópico de gran utilidad en el campo de la microci-
rugía y en particular de la neurocirugía, de la otorrinolaringología y de la cirugía cardiovascular. El microscopio
operatorio se caracteriza por aumentos que van de 2 x a 25 x, obtenidos, por la particular longitud focal del objetivo, que
posee una distancia del punto de trabajo variable entre los 15 y los 40 centímetros. La notable distancia existente entre
el objetivo y el punto de operación permite la más amplia libertad para las manos del operador, que en los casos
mencionados deben poder realizar movimientos muy complejos, para incisiones, ligaduras, etc. La comodidad de
Pág. C- 16 Dr. Gustavo Mora Venner

empleo de este microscopio crece con la posibilidad de variar el aumento y enfocar por medio de mandos eléctricos de
pedal, haciendo de este modo mínimo o del todo nulo el empleo de las manos para la regulación del instrumento. De
ordinario los microscopios operatorios están dotados también de un tubo lateral para un segundo operador y de un
adaptador para máquinas fotográficas o telecámara para circuito cerrado.

C2.2.12.Microscopio de reflexión: el objetivo de este tipo de microscopio se halla constituido por dos espejos, uno
cóncavo y el otro convexo; las lentes presentan una disposición análoga en el condensador. La ventaja de este
microscopio radica en que además de estar prácticamente exento aberración cromática, puede funcionar con
radiaciones de cualquier longitud de onda. Puede utilizar tanto los rayos infrarrojos como los rayos ultravioleta.
Evidentemente, y puesto que tales radiaciones no pueden ser observadas por el ojo humano será preciso utilizar un
revelador adecuado, como puede ser una placa o una película fotográfica, o un par termoeléctrico. El tipo de radiación
empleado por este microscopio permite variar a placer la distancia focal del objetivo. Esta propiedad implica la
posibilidad de construir microscopios de este tipo de larga distancia focal que pueden emplearse para observar en el
interior de los hornos de fusión, a pesar de la alta temperatura que hace imposible la utilización de los microscopios
ordinarios.

C2.2.13. Microscopio de rayos X: éste es un microscopio cuya importancia radica no tanto en la posibilidad de poder
proporcionar aumentos mayores y de un mayor poder resolutivo, sino en el distinto tipo de informaciones que puede dar.
El esquema funcional del microscopio de rayos X es conceptualmente bastante simple. La muestra a observar se coloca
a una cierta distancia de la placa fotográfica que debe revelar la imagen, ya que, tampoco en este microscopio, el ojo
humano es capaz de ver los rayos X. El aumento de la imagen se obtiene gracias al ensanchamiento del haz de rayo
que se comporta un poco como los perdigones de un tiro de caza. Para originar estos rayos, se recurre a un artificio
particular: en efe es preciso una fuente bien puntiforme de electrones que se obtiene como en los microscopios
electrónicos normales, poniendo incandescente un filamento de metal. Este haz electrones se envía concentrado sobre
blanco apropiado donde provoca la emisión de rayos X. La longitud de onda de las radiaciones X empleadas son tan
pequeñas que con este microscopio se pueden ver objetos pequeños de 0,2 a 2 milésimas de milímetro. Las imágenes
que se obtienen sobre la placa fotográfica son debidas al contraste que nace de la distinta absorción sufrida por los
rayos al pasar a través de la muestra. Ésta puede en algunos de sus puntos, ser transparente a la radiación óptica en
cuanto que los rayos la atraviesan completamente; en cambio, en otros puede parecer más o menos opaca porque el
espesor o la consistencia superior frenan o detienen el camino de los rayos. El microscopio de rayos X sirve en la
industria para examinar metales: fundición, soldaduras, etc. En las investigaciones biológicas y médicas se utiliza para
el estudio de la estructura de pequeños insectos y para observar pequeñas alteraciones óseas o cromosómicas.

C2.2.14. El microscopio electrónico (ME): la construcción del microscopio electrónico representa un verdadero logro
en cuanto a incrementos del aumento y del poder de resolución. En principio se debe a que se reemplaza la luz visible,
de longitud de onda de alrededor de 500 nanómetros, por un haz de electrones de longitud de onda del orden de 0,005
nanómetros (Fig. C-17 y C-18). Dado que d (el poder de resolución) es directamente proporcional a lambda (ver la
fórmula de poder de resolución en la pág. C-2), en teoría la aplicación de un haz de electrones permite obtener un poder
de resolución muy elevado. Como los electrones no pueden atravesar las lentes de vidrio, es necesario reemplazarlas
por bobinas electromagnéticas (denominadas lentes electro-magnéticas), en cuyos campos electromagnéticos o
electrostáticos modifican el trayecto del haz de electrones, de modo similar a como se refracta el haz de la luz visible en
una lente de cristal.

Fig. C-17. Microscopio electrónico que trabaja con haces de


electrones; su corta longitud de onda permite aumentos
inalcanzables por medios ópticos.
Dr. Gustavo Mora Venner Pág. C-17

Se han inventado varios tipos de ME y vamos a analizar tres: el microscopio electrónico de transmisión, el microscopio
electrónico de barrido y el microscopio electrónico de transmisión.

Fig. C-18. Esquema del microscopio electrónico: (1) fuen-te


de electrones, (2) condensador magnético, (3) ventana para
la introducción del objeto, (4) portaobjetos, (5) objeti-vo, (6)
ocular, (7) ventana para la observación de la ima-gen del
ocular, (8) lente de proyección, (9) ventana para la
observación de la pantalla, (10) pantalla fluorescente, (11)
portaplacas).

El microscopio
microscopio electrónico de transmisión: al tratar del microscopio compuesto se ha visto que la longitud de onda
de la luz limita el poder resolutivo del microscopio común en torno a 0,2 milésimas de milímetro y que, habiéndose
obtenido una reducción de este valor con el empleo del ultravioleta, no es posible conseguir un mayor aumento que el
alcanzado por microscopios que utilizan fotorradiaciones para la formación de las imágenes. No obstante, esta dificultad
ha sido superada con la realización del microscopio electrónico, que se basa en un principio análogo al del microscopio
óptico.

En el microscopio electrónico, en vez de los rayos luminosos, se utilizan haces de electrones producidos por un
filamento incandescente, lo que introduce diversas complicaciones, la mayor parte de las cuales deriva del hecho de
que los electrones son absorbidos muy fácilmente por la materia; dado que los haces de electrones no pueden recorrer
en el aire ninguna distancia útil, por ser detenidos por las moléculas del aire, es preciso hacer el vacío más absoluto en
el tubo del microscopio. Esto se obtiene con un sistema de bombas las cuales ya de por sí representan un problema de
engorro y de mantenimiento. Por otro lado, si los electrones son absorbidos por el aire, con mayor razón lo son por el
vidrio; por tanto, las muestras a examinar al microscopio electrónico no deben colocarse en vidrios, sino en soportes
especiales. Estos soportes están formados por redecillas de cobre de pequeño espesor y pocos milímetros de diámetro
y sus mallas, diminutísimas, tienen una anchura de poco más de una décima de milímetro. Los electrones no pasan a
través de lentes de vidrio y por tanto no sufren refracción; para enfocar los haces electrónicos se ha recurrido a otros
dispositivos. Por fortuna los electrones llevan cargas negativas y pueden por tanto ser refractados o concentrados por
lentes «electromagnéticas», que aplican diferencias de potencial del orden de los 50.000-200.000 voltios. Finalmente,
los electrones son invisibles y para ver la imagen de un objeto al microscopio electrónico éste se enfocan sobre una
pantalla que se hace fluorescente cuando bombardean. Por consiguiente esta imagen se hace visible.

Todo esto lo hace mucho más complicado y mucho más costoso que el microscopio óptico convencional, debido a las
enormes ventajas que un instrumento de este tipo aporta a la investigación científica gracias a su mayor poder
resolutivo (Fig. C-19). Basta pensar que se pueden alcanzar normalmente aumentos de orden de 100.000-200.000, y
que además se pueden distinguir dos puntos que se encuentren a la distancia de 5-10 millonésimas de milímetros
(poder resolutivo). Los más modernos microscopios electrónicos alcanzan gracias a ciertos artificios un poder de reso-
lución más elevado: permiten ver como distintos dos puntos distantes 2-4 diezmillonésimas de milímetro. Por otro lado,
si se piensa que en la molécula de agua (H20) la distancia entre oxígeno e hidrógeno es de aproximadamente una
Pág. C- 18 Dr. Gustavo Mora Venner

diezmillonésima de milímetro, nos damos cuenta de cómo, con el microscopio electrónico, se ha abandonado el mundo
de las células para ir al descubrimiento de un nuevo mundo: el de las moléculas.

Fig. C-19. Moderno microscopio electrónico de


transmisión que puede alcanzar una resolución de 3
Armstrongs y aumentos desde 110 hasta 510.000
diámetros. Los semiconductores y los circuitos
integrados permiten reducir las dimensiones.

Como ya se ha indicado anteriormente, los electrones son fácilmente absorbidos por la materia. Por este motivo, el
primer requisito para la preparación de las muestras biológicas es que sean extraordinariamente delgadas. En segundo
lugar, el material biológico está compuesto de átomos, todos ellos con un peso más o menos del mismo orden, por lo
que los electrones pasarán todos a través de la muestra, o serán desviados por ésta, indiscriminadamente. La imagen
que resultará no tendrá ningún contraste y no se podrá decir qué partes de la célula constan de estructuras proteicas y
cuáles en cambio de fluidos homogéneos desprovistos completamente de cualquier estructura.

Por tanto, está claro que son precisos ciertos procedimientos preparatorios antes de poder observar una muestra
biológica. Los más importantes de éstos deben asegurar que el material sea delgado y que se hayan añadido ciertos
átomos pesados para aumentar el contraste de la preparación. Entre los diversos métodos disponibles hoy en día, el de
la «coloración negativa» da la mejor resolución.

Esta técnica requiere que el material biológico de partida sea muy delgado. Se utilizó por primera vez, en el estudio de
los virus y, más recientemente, ha sido empleada en otras investigaciones sobre diversos tipos de muestras que
comprenden células enteras aisladas. En esencia, esta técnica consiste en incluir la muestra en un colorante que com-
prende átomos pesados, por ejemplo fosfotungstato sódico o uranilacetato. Cuando la muestra se introduce en el
microscopio electrónico, el haz de electrones es objeto de una desviación por parte del colorante mientras pasa,
relativamente inalterado, a través de los átomos más ligeros de la muestra, la cual se recorta de este modo de forma
clara contra el colorante.

No obstante, la técnica de la coloración negativa no es utilizable en muchas muestras; por tanto, el método más
difundido en microscopia electrónica no es otro que un perfeccionamiento de las técnicas histológicas clásicas. Los
cortes para el microscopio electrónico deben ser extremadamente finos, de ordinario de grosor inferior a 50 milloné-
simas de milímetro. Éstos no se pueden obtener de un tejido incluido en parafina, como en microscopio ordinario, ni
cortados con la hoja de acero de un micrótomo normal. Los pequeños fragmentos de tejido deben en cambio, ser
incluidos en un material plástico, como el metacrilato que, al polimerizarse, adopta consistencia semejante a la del plexi-
glás y luego, en bloque, se cortan con un ultramicrótomo.
Las hojas de acero no son suficientemente finas para realizar esta operación y se emplean de ordinario hojas de vidrio
de un solo uso. A éstas se les adapta generalmente una pequeña pila, fabricada de cinta adhesiva o material análogo,
de modo que la arista cortante del vidrio forme un lado. Esta pila se llena con unas gotas de agua y luego, pasando el
pedazo a intervalos regulares y con un adecuado movimiento de avance, a nivel de la hoja, se consiguen los cortes
ultrafinos que flotan sobre el agua y luego se recogen sobre una redecilla. La operación de corte y la de recogida son
realizadas con la ayuda de un microscopio de poco aumento. Los cortes ultrafinos obtenidos se colorean con una
Dr. Gustavo Mora Venner Pág. C-19

solución que contenga átomos pesados, como el tetróxido de osmio, que se fijan a ciertas estructuras celulares, o con
un método denominado «sombreado metálico», éste se obtiene evaporando en el vacío átomos metálicos (oro, paladio,
cromo) opacos a los electrones, de modo que lleguen a la preparación como una lluvia oblicua. De este modo, el metal
forma un estrato fino sobre las superficies que miran esta lluvia, mientras que el lado opuesto de cada objeto en relieve
no la recibe, así como una zona próxima que, en la imagen negativa, puede ser comparada a la sombra del objeto. Se
obtiene de este modo una imagen en relieve y con la respectiva sombra de la preparación en examen.

Con este microscopio se han podido resolver muchos de los problemas que el microscopio fotónico había creado en el
estudio de las células; se han descubierto nuevos orgánulos y se ha confirmado la presencia de algunas estructuras
cuya existencia hasta entonces únicamente se admitía como una hipótesis. Algunas muestras del poder resolutorio de
estos microscopios se aprecia en las figuras C-20.

Fig. C-20. Muestras del inmenso poder de apreciación que se puede tener con el microscopio electrónico.
Arriba a la izquierda: célula cancerígena entre glóbulos rojos de la sangre humana, arriba a la derecha:
bacteria de la cavidad oral, abajo a la izquierda: aspecto microscópico de la estructura trilaminar de la
membrana del pulmón humano (250.000X), y, abajo a la derecha: virus bacteriófagosteñidos negativamente
con acetato de uracilo.

El microscopio electrónico de barrido: representa uno de los últimos progresos ya que permite conseguir una imagen
de la muestra biológica en tres dimensiones como si los mismos ojos, penetrasen en el mundo de lo extremadamente
pequeño.

La estructura de este microscopio es semejante a la del microscopio electrónico de transmisión; la única diferencia
radica en que el haz de electrones producido es concentrado por un sistema de lentes electromagnéticas en un haz muy
fino sobre la superficie del objeto en examen. Dicho haz, denominado «primario», «cepilla», «barre» (scanning, en
inglés) la superficie del objeto en una fracción de segundo, de modo que todos los puntos de la misma quedan golpea-
dos en unos instantes. El impacto de los electrones del haz primario sobre la superficie en examen induce en ésta la
Pág. C- 20 Dr. Gustavo Mora Venner

emisión de electrones «secundarios» que son recogidos por un sistema de revelado y transformados en señales
eléctricas. Estas señales, amplificadas por un aparato apropiado, son enviadas a un tubo de rayos catódicos, es decir,
un televisor normal, donde aparecerá la imagen aumentada del objeto. De este modo, se tiene una visión muy
semejante a la obtenible con un microscopio de luz reflejada pero con un mayor poder resolutivo y, sobre todo, con una
profundidad de campo de unas 300 veces superior, lo que permite observar enfocada la parte más lejana de la
preparación; el único «inconveniente» es que sólo se pueden alcanzar los 100.000 aumentos.

El microscopio electrónico de transmisión: (MET), su esquema de construcción del se presenta en la figura C-21 (la
palabra transmisión se refiere a que los electrones atraviesan el objeto). Se calienta un cátodo filamentoso del metal
tungsteno (denominado filamento) en una atmósfera de vacío, por lo que emite electrones que son acelerados hacia el
ánodo debido a una diferencia de potencial de alrededor de 50-100 Kv. El ánodo tiene la forma de una placa metálica
con un orificio (denominado apertura) en el centro, a través del cual pasan algunos de los electrones, para formar un
flujo constante o haz de electrones. El haz de electrones se enfoca mediante la lente del condensador en el plano del
objeto, y la lente del objetivo forma la imagen del objeto. La imagen obtenida se aumenta por una lente proyectora, que
corresponde al ocular del microscopio óptico. Dado que el haz de electrones es invisible, la imagen formada se registra
por proyección sobre una pantalla fluorescente o una película fotográfica. Debido a la escasa movilidad de los elec-
trones en el aire, todo el sistema debe estar en una atmósfera de vacío.

Fig. C-21. Dibujo esquemático de lo que es un


microscopio electrónico de transmisión.

La formación de la imagen en el microscopio electrónico se debe, principalmente, a la dispersión de los electrones. Así
se dispersan los electrones que colisionan con los núcleos atómicos y con sus electrones en el objeto, a menudo de
manera tal que inciden por fuera de la lente objetivo. En consecuencia, la imagen sobre la pantalla se forma por la
ausencia de estos electrones, como “imagen en sombra”. La dispersión de los electrones depende del espesor del
objeto y de su densidad molecular. En especial depende del número atómico de los átomos presentes en el objeto,
dado que la dispersión obtenida es mayor, cuanto más elevado sea el número atómico. La mayoría de los átomos de las
estructuras biológicas tienen número atómico bastante bajo y contribuyen muy poco a la formación de la imagen, por lo
que se adicionan átomos pesados al preparar los materiales.

Como se vio antes, el valor del microscopio electrónico radica en el gran poder de resolución que se puede obtener, de
unos 0.2 nm. No obstante, es importante diferenciar entre el denominado poder de resolución del instrumento, que es
del orden mencionado y se puede lograr al analizar, por ejemplo, polvo metálico, y el denominado poder de resolución
del objeto. Este último es el poder de resolución que se puede lograr en la investigación de preparados biológicos y es
del orden de 2 nm, dado que depende en gran parte de los procedimientos de preparación. Con el poder de resolución
práctico que se puede obtener es posible lograr aumentos útiles superiores a 500.000 veces (un ejemplo es lo que se
muestra en la figura C-22).

El microscopio electrónico está limitado por el escaso poder de penetración del haz de electrones. Ésto implica la
necesidad de utilizar cortes de tejido muy delgados (de alrededor de 50 nanómetros). Esta limitación se puede superar
en parte mediante el uso del denominado microscopio electrónico de alto voltaje, cuyo haz de electrones es alrededor
de 10 veces más rico en energía que el que se utiliza en los microscopios electrónicos comunes. El microscopio
estereoelectrónico permite cortes de tejido más gruesos, ya que el mismo preparado es fotografiado desde dos ángulos
algo diferentes. Si después se analizan las fotografías mediante un estereoscopio se obtiene un notable efecto
Dr. Gustavo Mora Venner Pág. C-21

tridimensional, en el cual la profundidad es mayor, cuanto más grueso es el corte de tejido. Otra limitación es el
requerimiento de utilizar alto vacío, lo cual descarta investigaciones en células vivas.

Fig. C-22. Ejemplos de observaciones con un microscopio electrónico de transmisión. Derecha: bacteria
Escherichia coli parasitada por virus fagos T4; izquierda: célula sensorial del gusto.

Gracias a expertos mecánicos y ópticos, la microscopia se ha transformado en un arte de ayuda indispensable para el
biólogo, para el médico y para el químico. Los modernos microscopios, dotados de todo tipo de accesorios que los
hacen cada vez más prácticos y más perfectos, están bien lejanos de aquellos modelos que han servido a tantos
científicos ilustres en sus primeras observaciones del mundo de lo infinitamente pequeño.

C3. LA OBSERVACIÓN MICROSCÓPICA

Una vez que se ha obtenido un corte teñido y se lo ha montado sobre una lámina, debemos
observarlo con el microscopio, que ya es muy conocido en sus fundamentos ópticos y en su
estructuración mecánica para los estudiantes de los primeros niveles de medicina. Para
realizar esta observación de una manera efectiva y provechosa, hay que tener en cuenta
algunos principios generales, que sirven de mucha al principiante durante las prácticas de
laboratorio.

C3.1. OBSERVACIÓN A SIMPLE VISTA: si ponemos al trasluz la placa que vamos a observar al microscopio, ya
podemos orientar nuestro criterio de diagnóstico, pues si vemos una estructura cilíndrica y hueca,
pensaremos en las pocas partes orgánicas con esta disposición y deslindaremos de nuestra mente, la
idea de las demás estructuras que son compactas. Pensaremos, así por ejemplo, en una parte del tubo
digestivo, o en un vaso, o en un conducto aéreo del árbol traqueobronquial. Si la estructura es compacta,
observaremos su aspecto y la distinguiremos en primer lugar, de las huecas y luego de las otras
similares; así por ejemplo, el útero nos presenta un aspecto muy musculoso, compacto, el pulmón el
aspecto de un fino encaje, etc.; de tal manera, que el primer paso debe ser la observación a simple vista
y aún mejor, si el alumno puede disponer de una lupa para cumplir y complementar este trabajo.

C3.2. MONTAJE E ILUMINACIÓN: colocamos la placa en el microscopio, siempre viendo que quede hacia arriba
la laminilla cubreobjetos, luego procedemos a centrar el cono luminoso sobre el corte que justamente
debe quedar en el centro de la platina microscópica. Para hincar la observación, no necesitamos mucha
iluminación y disminuiremos ésta mediante el diafragma. Para fácilmente colocar la placa, el lente
objetivo debe estar lo más alejado posible del centro de la platina.

C3.3. OBSERVACIÓN Y DIAGNÓSTICO: generalmente y como se explicó antes, el objetivo en el extremo inferior
del tubo óptico de los microscopios muestra cuatro lentes cambiables a voluntad; de estos lentes, uno es
pequeño y es el llamado explorador y de menor aumento, otro es intermedio de mediano aumento y otro
Pág. C- 22 Dr. Gustavo Mora Venner

es grande de mayor aumento; los tres sirven para observaciones simples. Hay un cuarto que es para
mayor aumento y con un distintivo (que consiste en una raya roja o azul), que se usa para observaciones
con inmersión en aceite.

Para proceder a observar la muestra, siempre tenemos que iniciarla con el lente de menor aumento (el
panorámico o explorador), y con poca iluminación; como se encuentra alejado el objetivo de del corte,
mediante el macrométrico procedemos a aproximar el lente objetivo al corte. Cuando hayamos llegado al
tope, entonces regresaremos el objetivo mediante el mismo tornillo macrométrico y continuaremos
observando por el ocular, hasta cuando objetemos una imagen difusa del corte, para luego, continuar
mediante el movimiento del tornillo micrométrico proceder a aclarar la imagen y a ajustar la iluminación
en forma óptima a nuestra capacidad visual, lo cual es individual. Estamos entonces en situación de
analizar el tejido que tenemos en el microscopio, para luego proceder a examinar el tejido con el lente de
mediano aumento y luego para observar los detalles más concretos de la estructura nos valdremos del
lente de mayor aumento y de mayor iluminación.

C3.4. INTERPRETACIÓN DE LOS RESULTADOS: dos cosas importante debe grabar en su mente el estudiante: (1)
que va a observar imágenes seguramente nunca vistas antes por él; y, (2) que la observación la va a
realizar en dos planos que le presentan los cortes, pero que ellos corresponden a estructuras en tres
dimensiones.

Para el primer caso, la práctica histológica permitirá que el estudiante llegue a reconocer esas imágenes,
como sucede con una persona que puede llegar a identificar sin mayor esfuerzo personas, ciudades o
parajes, a quienes nunca vio personalmente o nunca visitó, pero que sin embargo, por las descripciones y
por las fotografías las llega a reconocer. El estudio de los cortes histológicos es como penetrar en sitios
del cuerpo que nunca antes vimos, pero que mediante la práctica y las repetidas observaciones las
vamos a identificar para reconocerlas en cuanto tengamos la oportunidad de hacerlo nuevamente.

Para el segundo caso, es importante que el alumno piense que al observar los dos planos de una
estructura, él tiene que con imaginación completar lo que no ve, ya que sabe que existe y así
mentalmente formarse una imagen de ella.

Otro fenómeno con el que tiene que enfrentarse el estudiante, es el hecho de que los cortes nos ofrecen a
la vista, imágenes diversas de una misma estructura histológica, según el plano, en el que dicha
estructura haya sido seccionada. Para entender ésto, vamos a imaginarnos dos ejemplos: la sección de
un huevo endurecido en cuatro diversos planos: el uno siguiendo desde el centro su eje más largo, nos
presentará la sección de la clara y de la yema con sus formas típicas; la sección transversal o sea por el
diámetro central corto, nos presentará una imagen redonda con la clara por fuera y con la yema así
mismo redonda por el centro, como si fuera un cuerpo completamente esférico al seccionarlo; ahora bien,
si hacemos secciones en el plano longitudinal o en el transversal, pero no por el centro sino por la
periferia, obtendremos en el primer caso una imagen elíptica o alargada, pero solo de la cara y en el
segundo caso, la imagen será circular, pero igualmente solo de la clara, pues las dos secciones no
tomaron a la yema.

Ésto nos hace pensar, que una célula voluminosa por ejemplo, puede presentarnos una imagen
enucleada y pequeña si fue seccionada por fuera del núcleo; en el segundo ejemplo podemos seccionar
una fruta (limón, naranja, etc.), y observaremos que nos va a presentar imágenes variadas según el plano
en el que se realice dicha sección.

Tratándose de estructuras orgánicas, es igualmente variable la presentación de las imágenes y ésto es


más manifiesto cuando se trata de estructuras cilíndricas, huecas o compactas; en el primer caso, la
sección transversal nos ofrecerá una imagen circular, con una luz central y una pared en su periferia; si la
sección es oblicua la imagen será elíptica o alargada en mayor o en menor grado, y la sección
longitudinal nos ofrecerá dos paredes a los lados y un espacio central claro, si el corte toma el órgano por
su parte media; pero si el corte es realizado por su periferia, veremos solo una parte de su pared y
tampoco veremos la luz, como en las secciones transversales u oblicuas.

Finalmente, y si la sección de un tubo se realiza en un ángulo formado por él, tendremos imágenes
completamente diferentes: dos círculos separados, dos elipses unidas por una estructura media, si el
corte es justo en el ángulo, o bien solo una gran imagen elíptica si el corte tomó solo la periferia de dicho
ángulo. En cambio, en una estructura compacta, como en un tendón, un haz muscular, un nervio, etc., la
sección transversal dará una imagen completamente diferente de la sección longitudinal, ya que en la
primera veremos varios círculos correspondientes a las secciones de sus elementos constitutivos, y en la
longitudinal, veremos a los mismos pero a lo largo.

C3.5. PROBLEMAS EN LA INTERPRETACIÓN DE CORTES DE TEJIDOS: usualmente el estudiante observará varias


estructuras que no precisamente corresponden a tejidos, sino a varios fenómenos que ocurren durante la
preparación de los tejidos a analizar
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C3.5.1. ARTIFICIOS O ARTEFACTOS DE PREPARACIÓN: la palabra artificio significa producto artificial y designa estructuras del
preparado que no existen en el tejido vivo, pero que aparecen artificialmente durante el procedimiento de preparación;
son fenómenos muy comunes con los que el estudiante se va a topar durante sus observaciones microscópicas y sobre
los cuales tiene que estar preparado para diferenciarlos y no confundirlos con imágenes normales, pues ellos son
productos de la mano del hombre por defectos en la preparación de los cortes, ya que todos los pasos que se revisan
con las diferentes técnicas (mírese el siguiente capítulo), pueden determinar el que el corte quede alterado en su
estructura y presente lo que se denomina artefactos.

Algunos de los artificios más comunes son la retracción (fig. 2-41a), las muescas, los pliegues o arrugas y la
degeneración postmortem, que con excepción de esta última, en mayor o menor grado son una consecuencia inevitable
de la preparación habitual de los cortes tisulares.

Al fijar con productos químicos la muestra, o al incluirla en parafina, por el color de ésta, puede producirse el fenómeno
de la RETRACCIÓN, por el cual, unas estructuras se separan de otras, dejando entre ellas espacios vacíos que lógicamente
son anormales. Así mismo, si el fijador o el colorante no han sido debidamente eliminados, ellos se precipitan y
depositan sobre el corte a manera de cuerpos extraños, lo que será fácilmente identificable con movimientos del tornillo
micrométrico del microscopio, y se observará que estos depósitos del fijador o del colorante se encuentran en distinto
plano que el del corte. La retracción se presenta en los tejidos como hendiduras u orificios vacíos y sin estructuras (por
ejemplo, no presentan, como los capilares, una cubierta endotelial hacia el interior del espacio vacío). Los precipitados
de colorante se observan como cristales coloreados, a menudo ubicados por encima del corte (fig. 2-41b). Los
plegamientos se pueden formar en el momento de la sección o durante el posterior procesamiento de los delgados
cortes (fig. 2-41c), mientras que las imperfecciones de la cuchilla del micrótomo causan defectos en el corte que se
visualizan como líneas rectas que atraviesan las estructuras biológicas (fig. 2-41d). La rotura del tejido durante la
extracción, por ejemplo debido a la pinza, puede dar lugar a la formación de groseras variaciones del aspecto de las
células. Por último, se debe nombrar la fijación demasiado lenta o insuficiente como causa de cortes de mala calidad,
debido a la degeneración post mortem.

En la toma de la muestra, cuando se ejercen presiones indebidas o cuando se realizan cortes con instrumentos romos,
en la imagen se aprecia la presencia de MUESCAS, ya grandes, ya finas; un fenómeno igual sucede cuando el microtomo
no presenta un borde completamente liso, pues cualquier anormalidad en él se traducirá en un corte irregular en el
bloque de la muestra, como sucede cuando se pasa un cuchillo dentado sobre una barra dura de mantequilla, se verá
en su superficie la presencia de canales finos o gruesos, según el tipo de dientes del cuchillo, unos junto a otros.

Los PLIEGUES o ARRUGAS se forman cuando el corte no se ha extendido bien sobre la placa, y presenta partes del tejido
dobladas sobre si mismo, dando la apariencia de arrugamientos; para evitarlos se debe procurar la buena extensión
sobre la placa al momento de colocarlo.

La DEGENERACIÓN POSTMORTEM hace relación a los fenómenos que se producen en las estructuras histológicas después de la
muerte, ya que por el efecto de sus propios productos o ya por el efecto de productos externos.

Vale la pena que distingamos entre la muerte corporal y la muerte celular. La primera se produce cuando se han
paralizado las funciones vitales de la circulación y la respiración, después de lo cual quedan breves momentos aún
cuando el individuo puede ser resucitado al darle masajes cardíacos o respiración artificial, según los casos, para
restablecer dichas funciones. La muerte celular que es la que se produce después, cuando la inactividad de las
funciones circulatoria y respiratoria se ha prolongado, lo que conduce a la muerte de las células; mientras más
diferenciadas, menos resisten la falta de circulación, y existen algunas que después de la muerte corporal conservan la
vida, como sucede con las células de la matriz de pelos y uñas, que pueden seguir produciendo aquellos elementos por
años. En cambio, las que se mueren y como dijimos, sufren, enseguida, la degeneración, ya por productos internos de
su misma síntesis, los que contenidos en los lisosomas, son liberados en cuanto la célula muere, o ya por productos
enzimáticos externos, como sucede con las células del tubo digestivo que sufren la acción de los jugos que en él existen
y que proceden a digerirlas.

Es bueno recordar que para el diagnóstico es más importante descubrir la estructura de las células y los tejidos que los
colores, dado que estos pueden variar de una técnica a otra.

C3.5.2. INTERPRETACIÓN TRIDIMENSIONAL DE UN CORTE: siempre se debe recordar que los cortes de tejido re-presentan una
delgada y, en principio, bidimensional rodaja de un objeto tridimensional. En la figura 2-42 se muestra cómo un corte
seccionado a través del mismo objeto puede presentar aspectos totalmente diferentes de los mismos tipos celulares.
Muchas estructuras histológicas son tubulares y la figura 2-43 presenta el aspecto muy variable de distintos cortes
transversales de la misma estructura tubular.

Para establecer la forma tridimensional correcta de un órgano o de una estructura de gran tamaño a menudo se realizan
cortes seriados, en los que se presentan sucesivas secciones a través de toda la estructura u órgano. Mediante el
cuidadoso análisis de las relaciones entre los cortes de toda la serie es posible obtener una representación más cierta
de la conformación espacial, en algunos casos después de construir un modelo sobre la base de la serie de cortes. La
información obtenida en el análisis también se puede transferir a una computadora, capaz de reconstruir un modelo
tridimensional.
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