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Realismo en el contexto de las Relaciones Internacionales de

Colombia durante el Gobierno de Álvaro Uribe Vélez, 2002-


2010
Realism in the context of International Relations of Colombia during Álvaro Uribe Vélez
government´s, 2002-2010
Leonardo Fabio Díaz Yepes1
Universidad de Salamanca

Presentación:

Durante sus años de gobierno, el ex-presidente Colombiano Álvaro Uribe Vélez (2002-

2010) intentó demostrar que su política de seguridad democrática no era otra cosa que

una respuesta a la saturación y el rechazo nacional al conflicto y las guerrillas como sus

principales agentes; lo anterior supuso la búsqueda de cooperación de parte de los

Estados vecinos para ejercer un control efectivo de las fronteras nacionales y librar una

lucha conjunta contra el terrorismo, política bandera del entonces presidente de los

Estados Unidos, George W. Bush. Como estrategia, la administración de Uribe Vélez se

esforzó por comprometer a los gobiernos de los países colindantes con su política de

seguridad, habiendo alcanzado algunos acercamientos y acuerdos duraderos con algunos

de ellos –caso Brasil, Panamá y Perú-, pero manteniendo un escenario de rupturas y

deterioro de las relaciones internacionales con países como Ecuador y Venezuela.

Siguiendo varios de los principios de Realismo en las relaciones Internacionales,

expuestos por Morgenthau y otros, es posible identificar algunos elementos que permitan

comprender la interacción entre Estados en un sistema internacional caracterizado por a

rivalidad y la lucha por el poder, el establecimiento y defensa de la seguridad nacional y la

soberanía, la realización de alianzas estratégicas en un contexto regional, todos estos,

son factores que condicionan las directrices sobre las cuales se han de definir las

relaciones y a partir de las cuales se intentará dar respuesta a la pregunta ¿por qué el
                                                                                                               
1  Licenciado
en Etnoeducación y Desarrollo Comunitario. Estudiante del Máster en Ciencia Política de la Universidad de
Salamanca 2010-2011. Trabajo final del Seminario de Relaciones Internacionales e Integración Regional dirigido por el
Profesor, Dr. David Scott Palmer (Boston University).
  1  
Estado colombiano logró mantener unas relaciones bilaterales estables con algunos

países (Panamá, Perú) en el periodo 2002-2010, mientras éstas no fueron posibles con

países como Venezuela y Ecuador? A manera de hipótesis para el presente ejercicio se

considerará que la política exterior colombiana durante el periodo 2002-2010 y su

prioridad sobre la defensa de la seguridad nacional incrementó la fragmentación de la

política exterior nacional y la confusión en el ejercicio de las relaciones externas del país,

manteniendo como eje de las tensiones y rupturas la alianza Colombia-Estados Unidos y

las diferencias ideológicas entre el país del norte y líderes políticos del cono sur como son

Hugo Chávez y Rafael Correa.

En una primera parte se expondrán algunos de los elementos más relevantes sobre el

realismo, los que a consideración del autor facilitaran una lectura de lo que fue el marco

de la política exterior que estableció el gobierno colombiano en el periodo 2002-2010, con

un especial énfasis en lo que representó la confrontación y tensiones entre el Estado

Colombiano y sus vecinos. En una segunda parte se realizará una síntesis de las

principales políticas en materia de política exterior diseñadas por el gobierno colombiano

en el periodo de estudio, seguidamente se hará clasificación de cuáles fueron las

principales etapas por las que atravesó el Estado colombiano con los países vecinos,

destacando aquellas donde las relaciones no fueron las más amigables y se dio lugar a

periodos de ruptura de las relaciones bilaterales. Finalmente, se desarrollaran algunas

apreciaciones sobre cómo el realismo resulta ser o no un referente teórico apto para

aproximarse al estudio de la política exterior en un contexto histórico reciente.

1. Elementos teóricos para el debate

1.1. El realismo en el Estudio de las Relaciones Internacionales (RRII)

El periodo de entreguerras que al que se dio lugar en la primera mitad del siglo XX

condicionó muchos de los avances en el desarrollo teórico del realismo y el estudio de las
  2  
Relaciones Internacionales. Una nueva ola de estudiosos de corte realista fue liderada por

Hans Morgenthau y su obra Politics Among Nations (1948). Convirtiéndose así la teoría

realista en una de las principales lentes del análisis de las relaciones internacionales en el

siglo XX. De ahí que sea pertinente preguntarse ¿cómo se identifica el realismo político?

¿cuáles son su manifestaciones? La guerra, el interés, el poder, el estatocentrismo, la

racionalidad estatal y la conflictividad internacional, son algunos elementos que

determinan y dan forma al realismo político cargado de desconfianza a la hora de tomar

decisiones y emprender acciones; obteniendo como resultado la incondicional por el

poder entre los individuos; en síntesis Esther Barbé (1987: 160). señala:

“De tal modo que (...) los acontecimientos sociopolíticos son explicados en último término por la
naturaleza humana. Naturaleza humana que se define en términos de maldad, de animus
dominandi. Al igual que Maquiavelo, Hobbes, Spinoza o Niebuhr (contemporáneo del autor, que le
influyó profundamente), Morgenthau es un pesimista antropológico que ve en la lucha por el poder
una condición inherente a la naturaleza humana”.

Sin embargo, Morgenthau (Citado por Quintral, 2009: 315) generó una caracterización
interesante del realismo, concentrándolo en seis puntos importantes al interior del modelo
teórico.
1. Distinguir que las relaciones políticas son gobernadas por reglas objetivas enraizadas en la
naturaleza humana.

2. Los hombres de Estado piensan y actúan en términos de interés y éste se define como poder, que
tiene como principal comprobación científica la Historia.
2
3. El concepto de interés -definido como poder - es una categoría objetiva de validez universal, pero
no otorga al concepto un significado inmutable. En consecuencia, el poder abarca todas las
relaciones sociales que sirvan a ese fin.

4. El realismo político conoce el significado moral de la acción política. También toma razón de la
inevitable tensión entre las conductas morales y los requerimientos de una acción política triunfante.

5. El realismo político se niega a identificar las aspiraciones morales de una nación en particular con
los preceptos morales que gobiernan el universo.

                                                                                                               
2   Para Morgenthau el equilibrio del poder se da en los siguientes términos: en primer lugar, “el deseo de poder, del que

participan muchas naciones, procurando mantener o destruir el statu quo, conduce por necesidad a la configuración de lo
que se ha llamado el equilibrio del poder. El equilibrio del poder, por tanto, resulta de la acción exterior de los Estados.
Siendo así el fenómeno estatal se sitúa en la base del modelo de Morgenthau”. En segundo lugar, del realismo se desprende
la noción de interés nacional [para el caso concreto de nuestro análisis dicho interés nacional esta delimitado en la seguridad
nacional] directamente relacionado con el Estado, la cual dota de actitudes racionales al Estado, permitiendo así “anticiparse
a ciertas decisiones que un estadista pretenda aplicar y las consecuencias que éstas representan en un escenario político
determinado. Probablemente esta consideración pueda motivar discrepancia teórica, pero la racionalidad se entiende como
la manera de interpretar los patrones conductuales externos de los Estados y con ello, entregar las herramientas analíticas
idóneas para reflexionar sobre las acciones internacionales de éstos” (Barbé, 1987: 158). De lo anterior se puede intuir que es
aceptable que ciertos Estados se puedan comportar irracionalmente.
  3  
6. Finalmente, el realismo político mantiene la autonomía de su esfera política, del mismo modo como
el economista o el moralista. No ignora la existencia y relevancia de otros parámetros de
pensamiento distintos a los políticos.

Sin embargo, deben ser destacadas algunas observaciones realizadas por el politólogo

español Del Arenal (1990) en el debate sobre el realismo y los cuales deben considerarse

para el análisis propuesto en estas páginas. Señala Del Arenal: en primer lugar, que “el

realismo rechaza la existencia de una posible armonía de intereses y el conflicto se

considera connatural al sistema internacional”; en segundo lugar, “la actuación del Estado

viene determinada por el propio sistema. Todos los Estados actúan de forma semejante,

tratando siempre de aumentar su poder”; y en tercer lugar, “junto al poder, el segundo

elemento clave del realismo es la noción de interés nacional, definida en términos de

poder y que se identifica con la seguridad del Estado”3. La mención a la resistencia a la

armonía entre Estados, la lucha por el aumento de poder y la seguridad del Estado van a

ser consideraciones relevantes a la hora de intentar analizar a la luz del realismo la

política exterior de Colombia durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, 2002-2010.

Sumado a lo anterior, y de acuerdo con Gamboa Rocabado (2008), una lectura realista

de las relaciones internacionales fija su atención en aspectos como: a) El balance de

poder se impone por medio de la consolidación de fuerzas militares; b) “La imagen

posicional de los países fuertes” determinan un conjunto de alianzas que dibujan el

balance geoestratégico de las relaciones de poder4; c) La soberanía del Estado llega a ser

                                                                                                               
3 Una proposición destacada del realismo apunta a su naturaleza conflictiva en el ejercicio de las relaciones internacionales,
condicionado por el antagonismo entre Estados en el escenario internacional. Estos antagonismos pueden ser de carácter
económico, ideológico o político, pero interfieren directamente en el statu quo de las relaciones internacionales. Quizás con
una mirada hobbesiana de entender la diplomacia internacional, pero que en el fondo advierte de la naturaleza altamente
conflictiva inserta en la política mundial. Por tanto: “las sociedades nacionales deben su orden y su paz a la existencia de un
Esta- do que, dotado con el poder supremo dentro del territorio nacional, guarda la paz y el orden. Esta era ciertamente la
doctrina de Hobbes, el que alegaba que sin tal Estado las sociedades nacionales se parecerían a la escena internacional y que
la guerra de cada hombre contra cada hombre sería la condición universal del género humano” (Morgenthau citado por
Barbé, 1987: 158).
4 Uno de los aspectos más relevantes de la política exterior Colombiana durante el siglo XX ha sido la correspondencia con

los intereses de los estados Unidos, aspecto que a lo largo del Gobierno Uribe no fue una excepción; como se explicará más
adelante, tuvo gran interés en mantener las relaciones con su aliado estratégico –Estados Unidos- porque de ella dependía
gran parte de la financiación de la política de seguridad y lucha contra el narcotráfico, pilares de la propuesta de gobierno del
ex-presidente. Ambos factores propiciaron rupturas de las relaciones con los países vecinos, ya fuera por la falta de
cooperación en la lucha conjunta contra el narcotráfico en zonas de frontera o por la resistencia a participar en la
  4  
un factor que influye la toma de decisiones sobre los intereses a ser protegidos en cuanto

a seguridad internacional se refiere5; y finalmente, d) El fortalecimiento militar de las

unidades del sistema o de los Estados es la estrategia primordial, aún cuando no exista

una guerra declarada, sino sólo la posibilidad del surgimiento de amenazas.

1.2. Política exterior y toma de decisiones

Dado que como objetivo principal de esta aproximación analítica es la comprender las

raciones causales de la ruptura de las relaciones exteriores entre el Estado colombiano y

sus vecinos, es necesario hacer algunas precisiones al respecto. Por política exterior de

un Estado se entenderá la proyección hacia el sistema internacional del mismo,

destacándose la relación con otros Estados y organismos internacionales. Sin embargo,

es pertinente hacer una distinción clara entre lo que se entiende por comportamiento de

política exterior y política exterior.

Pearson y Rochester (2004) nos advierten que el comportamiento de política exterior está

relacionada con las decisiones que toman los Estados entre sí, teniendo en cuenta que

estos actos no se deben considerar como fines en sí mismos, sino, que están ligados a

propósitos globales; identificando estos autores tres patrones de comportamiento de

política exterior:

• Alianzas: La opción que tienen cada Estado de aliarse con ciertos países, “pudiendo también
transformarse en orientaciones generales de un país, es decir, con qué países es conveniente
aliarse en determinadas materias”.

• Campo de acción: “Los contactos de carácter internacional que registra un Estado, pudiendo esto
afectar el resultado de disputas y crisis”.

• Modus operandi: “Los Estados ponen de manifiesto patrones de comportamiento característicos y


métodos para conseguir sus objetivos en materia de política internacional, clasificándose estos
                                                                                                               
confrontación de grupos considerados “terroristas” como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el
Ejercito de Liberación Nacional (ELN).
5   El primero de marzo de 2008 mediante el desarrollo de la Operación Fénix o también conocido bombardeo de
Angostura, el ejercito colombiano incursiona en el territorio ecuatoriano y logra dar de baja a uno de los miembros del
Secretariado de las FARC, alias Raúl Reyes –segundo comandante del grupo insurgente-, desatando un incidente
diplomático regional del que harían parte Colombia, Ecuador, Venezuela e incluso Francia, al señalar su preocupación por la
seguridad de los secuestrados. La reacción de Ecuador tras ver amenazada su soberanía llegó hasta el punto de realizar una
demanda ante la Organización de Estados Americanos (OEA) en junio de 2008 por la muerte de uno de sus ciudadanos en
el campamento insurgente, alegando que Colombia violó los derechos a la vida, la integridad personal, garantías judiciales y
protección judicial.
  5  
patrones en al menos dos categorías: multilateralismo, a través de foros diplomáticos
internacionales, lo que permite al Estado buscar mejores soluciones a los problemas que mediante
contactos bilaterales con uno u otro país; y activismo, el cual mientras más alto sea, mayor
probabilidad hay de que el Estado emprenda acciones relacionadas con el campo internacional o se
oponga a iniciativas tomadas por otro”.

En síntesis podemos concluir que la política exterior refiere al “conjunto de prioridades o

preceptos que establecen los líderes del Estado para servir como líneas de conducta a

escoger entre diversos cursos de acción, en determinadas situaciones y en la búsqueda

de la consecución de sus objetivos” (Pearson y Rochester; 2004).

2. Principales aspectos de la política exterior colombiana durante el gobierno

Uribe Vélez, 2002-2010

De manera muy resumida, a continuación se presentan algunos de los ejes temáticos de

lo que fue la política exterior colombiana durante el gobierno Uribe. Para comenzar, es

necesario señalar que Colombia, al igual que mucho de los países andinos, se enfrenta a

diversos desafíos con repercusiones no sólo en el orden nacional, sino además en el

orden regional e internacional. Desafíos relacionados con el tráfico ilegal de

estupefacientes, redes de crimen organizado, el lavado de activos y el tráfico ilegal de

armas, entre otros. Sumado a lo anterior, diferentes organizaciones internacionales han

mostrado su preocupación por la grave crisis humanitaria a causa de la violencia que se

vive en el país6; crisis que se manifiesta en la alta tasa de homicidios (33 por cada 100 mil

habitantes, 2009), los actos de destrucción colectiva causados por guerrillas y

paramilitares, el drama del desplazamiento forzado, el secuestro y la extorsión, las

amenazas contra autoridades locales democráticamente elegidas como lo son alcaldes y

gobernadores.

                                                                                                               
6Entre los organismos que se han pronunciado por la violación sistemática de Derechos Humanos en el país se destacan:
Washington Office for Latin American (WOLA), Human Rights Watch, Amnistía Internacional, Convención Americana de
derechos humanos (CADH).
  6  
Lo anterior conllevó a que durante el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) uno de

sus objetivos en la política exterior haya sido el del reconocimiento -por parte de la

comunidad internacional y principalmente Estados Unidos- del narcotráfico como una de

las principales amenazas de la seguridad nacional. Fue así como en el año 2000 se pone

en marcha el “Plan Colombia”7 y con ello se presenta un cambio radical en la política

exterior de Colombia, la cual, según alguno autores (Rojas, 2006; Tickner y Pardo, 2003)

se divide en dos fases; la primera como de narcotización y la segunda denominada de

terrorización. En la primera fase, la narcotización, hace énfasis en la identificación del

narcotráfico como una de las principales amenazas contra la seguridad nacional;

argumento con el cual Colombia consiguió que Estados Unidos diera una ayuda histórica

que ascendió a 1.300 millones de dólares en la lucha contra el narcotráfico y grupos

contrainsurgentes. El Plan Colombia fue presentado al país y al mundo como la

alternativa de solución a la grave crisis socio-política y económica que enfrenta Colombia.

La segunda fase, la de terrorización, empezó a dibujarse a partir de dos eventos. “El

primero se refiere a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados

Unidos y el segundo, a la finalización de la zona de despeje y de los diálogos por parte

del presidente Pastrana en febrero de 2002 y la subsiguiente declaratoria de las FARC

como grupo terrorista” (Salgado, 2005: 4). Pero en rigor, esta terrorización de la agenda

política gubernamental se concretó a partir de la posesión del presidente Uribe Vélez,

quien rápidamente supo articular su programa de gobierno a la guerra internacional que

los Estados Unidos le declaró al terrorismo mundial. Como anotan Tickner y Pardo (2003:

69), “Uribe desde el comienzo de su mandato tuvo como objetivo de su política exterior

vincular el conflicto armado a la cruzada internacional liderada por el presidente Bush


                                                                                                               
7 El Plan Colombia cuenta principalmente con el apoyo del programa del gobierno estadounidense llamado Andean
Counterdrug Initiative (ACI) o "Iniciativa Andina Contra las Drogas" y recibe asistencia del Foreign Military Financing (FMF) o
"Financiación para Fuerzas Militares Extranjeras" del Department of Defense’s central counternarcotics account o Cuenta Central
Antinarcóticos del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Dentro de sus objetivos se ha considerado la
prevención del flujo de drogas hacia los Estados Unidos, la promoción de la paz en Colombia para así contribuir a la
seguridad de la Región Andina. (Ver: Report for Congress-Plan Colombia: A Progress Report, 2005. En
http://www.fas.org/sgp/crs/row/RL32774.pdf, consultado el 7 de abril de 2011).
  7  
contra el terrorismo” con lo cual, la necesidad de encontrar aliados en la región para librar

una lucha conjunta fue uno de sus principales objetivos.

Con respecto a la consolidación de relaciones bilaterales estratégicas, segundo objetivo

del gobierno colombiano en su política exterior durante el periodo 2002-2006, poder

avanzar en el cumplimiento de los siguientes objetivos:

1. Mejorar la comprensión de la realidad del país en el entorno internacional.

2. Apoyo a las políticas nacionales.

3. Consolidar las Relaciones de Integración, Cooperación y Desarrollo con los países vecinos y con la
región.

4. Desarrollar y consolidar relaciones estratégicas bilaterales.

5. Reflejar y proyectar los intereses nacionales en el escenario multilateral.

El análisis del tercer objetivo es el que resulta problemático a lo largo del gobierno Uribe.

La ilusión de consolidar las Relaciones de Integración, Cooperación y Desarrollo con los

países vecinos y con la región no fueron su característica principal ni su mayor fortaleza,

al menos en lo que respecta a las relaciones con los países Ecuador y Venezuela, estas

se mantuvieron en constante tensión y en algunos casos los periodos de ruptura fueron

mayores que los periodos de normalidad. La lógica de mantener al gobierno de los

estados unidos como principal aliado estratégico en la región desplaza de la agenda de

política exterior posibles mecanismos de fortalecimiento, por vía diplomática, de la

cooperación y ayuda mutua en la lucha contra las drogas y actores insurgentes.

La prioridad en las relaciones con el país del norte, son señaladas en el propio discurso

de carolina Barco, Ministra de Relaciones exteriores, al considerar que Colombia

“mantendrá un fuerte lazo con Estados Unidos mediante la construcción del Área de Libre

Comercio de las Américas –ALCA-, pues constituye una herramienta concreta para el

fortalecimiento de la economía lícita en sectores productivos vitales para el país” (12

diciembre de 2002), además en documento oficial de la política exterior colombiana se

señala: “Colombia ha mantenido una relación estratégica con Estados Unidos, relación
  8  
que se ha profundizado y ampliado en las últimas décadas a causa de la lucha

mancomunada contra las drogas ilícitas y sus delitos relacionados y, más recientemente,

a la sombra de la cooperación en la lucha contra el terrorismo (Política Exterior de

Colombia, 2002: 37), de modo que, como lo comenta Rojas, “la política exterior

colombiana es instrumentalizada en función de la estrategia de gobierno de turno frente al

conflicto armado” (2006: 88), siendo Uribe un presidente que ligó “su estrategia de

seguridad nacional con Washington y a un sistema unipolar, basado en la convicción de

que Estados Unidos es el único país que posee la capacidad para apoyar la respuesta

militar del gobierno colombiano en la amenaza interna” (Ramírez, 2006: 71). Lo que tuvo

repercusiones en el vecindario del sur dadas las diferencias con la política

norteamericana que mantienen países como Venezuela y Ecuador. Tensiones que van a

favorecer un escenario de crisis diplomáticas y retaliaciones a la hora de convenir una

agenda común de cooperación poniendo en juego el debate sobre la soberanía tras la

amenaza de posibles intervenciones militares más allá de las fronteras so pretexto de dar

captura a los “terroristas” donde quiera que se encuentren8. Lo anterior no sólo supuso un

quiebre de las relaciones diplomáticas, también se vieron afectadas las relaciones

comerciales –principalmente entre Colombia y Venezuela- y se llegó a desplazar tropas

militares a la frontera (caso Venezuela) tras una posible intervención de fuerzas armadas

en países vecinos, circunstancias que mantienen una fuerte relación con el

establecimiento de la estabilidad y defensa de la seguridad nacional.

A continuación se expondrán algunos de los sucesos más destacados de tensiones y

rupturas durante el gobierno Uribe, con lo cual se pone en evidencia la relación que

existió entre el modus operandi de la política exterior colombiana y la respuesta de parte

de los países vecinos, principalmente Venezuela y Ecuador.


                                                                                                               
8 Pocas horas después de que se conociera un nuevo cable filtrado por Wikileaks, según el cual el expresidente Álvaro Uribe
autorizaría, en 2008, a las Fuerzas Militares para cruzar a Venezuela y detener a los guerrilleros de las FARC y llevarlos ante
la justicia colombiana, éste lo admitió. A través de su cuenta en Twitter se refirió al tema, y aseguró: "WLeaks: respuesta: Lo
propuse y lo hice: para proteger a los colombianos hay que capturar a los terroristas donde estén" (Revista Semana, 10 de
diciembre de 2010).
  9  
3. Crisis y tensiones en las relaciones de vecindad

Durante la primera década de los años 2000 el gobierno Colombiano logra importantes

acuerdos en materia de seguridad con Brasil, Perú y Panamá, pese a las divergencias

con el primero y gracias a una mayor convergencia política con los otros dos. En el caso

Brasilero, las percepciones distintas percepciones sobre la situación colombiana han sido

motivo de intensos debates, ya que Brasil ha considerado que el conflicto interno

colombiano no debe reducirse a una simple lucha contra el terrorismo, sin embargo,

desde 2002, los acuerdos muestran un aumento de compromiso de ambos gobiernos con

a cooperación fronteriza y con el combate conjunto a distintas formas de la criminalidad

organizada, como la producción del tráfico de drogas y el terrorismo (Ramírez, 2006: 67).

Sin embargo, la estabilidad con países como Panamá a presentado avances y retrocesos,

si bien no hasta el punto de romper relaciones, si ha incrementado el malestar de amplios

sectores de la población por el aumento de la migración de colombianos, por la actuación

de guerrillas paramilitares, que provoca desplazamientos, “y por lo que perciben como

una presión colombiana por el destaponamiento del Darién” (Misión de Política Exterior de

Colombia, 2010).

Sin embargo las relaciones con Venezuela y Ecuador han estado marcadas por

significativos avances y retrocesos, como ya se ha dicho, en la consolidación de una

agenda de cooperación mutua. Según los investigadores de la Misión de Política exterior

de Colombia9 (2010) –en adelante MPEC- en la última década de la relación colombo-

venezolana han predominado las tensiones por la permanencia de la lógica dicotómica de

la Guerra Fría, de ruptura total o alineamiento absoluto con Estados Unidos por parte de

los gobiernos de los dos países. Las tensiones se han derivado también del interés del

gobierno de Hugo Chávez de incidir en el conflicto de Colombia, país que según el grupo

                                                                                                               
9Entre quienes se destaca la participación de Gustavo Bell, Sandra Borda, Hernando José Gómez, Socorro Ramírez, Juan
Gabriel Tokatlian, además de la participación de María Mercedes Gonzáles, asesora del Despacho del Ministro de
Relaciones Exteriores de Colombia.
  10  
de investigadores, ocupa un rol decisivo en la consolidación del proceso bolivariano, por

ser su mayor vecino, el más grande país andino y el más cercano a Washington. Entre

tanto, desde Colombia se ha querido preservar la condición de gran exportador a

Venezuela, haciendo caso omiso al hecho de que en ese país el comercio está

fuertemente atravesado por la política, no obstante en recientes pronunciamientos, El

presidente de la Asociación Nacional de Industriales de Colombia, Luis Carlos Villegas,

señaló a su vez que un rompimiento con Venezuela "ya no quiebra" a la economía

colombiana, porque el país ha encontrado otros mercados. Por su parte, el presidente de

Confecámaras, Eugenio Marulanda, recordó que “Colombia ha sustituido el 83 por ciento

de las ventas que antes hacía a Venezuela” (Revista Semana, 23 de julio de 2008).

De acuerdo con la información recopilada y sistematizada por algunos investigadores, en

las relaciones entre Colombia y Venezuela es posible diferenciar tres fases10, las cuales,

como se podrá observar, son interdependientes del estado de las relaciones con otros

países de la Región tanto norte como sur:

• Una primera fase se encuentra en el periodo 1999 al 2002, se encuentra marcada por

la resistencia del gobierno venezolano a tomar parte, manteniendo así su condición de

neutralidad, en el conflicto armado que se desarrollaba en Colombia. Sumado a lo

anterior, se encontraba la dificultad del gobierno colombiano para aceptar los giros de

la política venezolana, tras el ascenso al poder del presidente Hugo Chávez. La

situación antes mencionada condujo a la suspensión de las reuniones entre

presidentes y cancilleres, comisiones civiles y militares, a los retornos de los

embajadores a sus capitales, y a la sustitución de una verdadera diplomacia por la

incierta “diplomacia del micrófono”.

                                                                                                               
10La referencia a las tres fases se hace teniendo en cuenta los resultados del análisis de la política exterior colombiana
hechos por la Misión de Política Exterior de Colombia (2010), los resultados de algunos analistas del Instituto de Estudios
Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Colombia (sede Bogotá) (2006) y algunas noticias
extraídas de la Revista Semana de Colombia.
  11  
• La segunda del 2004 al 2007, luego de la superación del caso Granda11, las relaciones

bilaterales tomaron una tendencia a la estabilidad y apoyo mutuo, principalmente en el

orden económico y proyectos de comercialización de petróleo. “Se revivieron

proyectos fronterizos y se formularon megaproyectos como el gasoducto binacional,

inaugurado el 12 de octubre del 2007”, y el poliducto de Venezuela hacia el Pacífico y

Asia por Colombia, [el cual] no llegó a concretarse” (MPEC, 2010: 52). En esta fase se

desarrollaron acuerdos de seguridad12 y el que el presidente Chávez se involucrara

como facilitador del acuerdo humanitario en agosto del 2007, un objetivo que ya se

había insinuado al buscar participación en el conflicto colombiano.

• La tercera fase, 2008-2009, de agudo enfrentamiento, comenzó con el retiro del papel

que el presidente Uribe le había asignado a su homólogo Chávez, quien respondió

otorgándole beligerancia13 a las guerrillas y amenazando con intervenir a favor de

Nicaragua en su disputa fronteriza que ha mantenido con Colombia. Continuó con la

decisión adoptada por el presidente venezolano, aprovechando el bombardeo al

campamento guerrillero el territorio ecuatoriano el 1 de marzo del 2008 dando captura

al líder guerrillero Raúl Reyes, para ordenar “el envío de tropas a la frontera, calificó al

presidente Álvaro Uribe de asesino, le rindió un minuto de silencio a la memoria del

guerrillero y anunció el retiro de su embajador en Bogotá” (Revista Semana, domingo

2 de marzo de 2008). Tuvo una breve y frágil distensión luego de la cumbre del Grupo

de Río en Santo Domingo el 7 de marzo del 2008, que permitió el restablecimiento de


                                                                                                               
11 El 14 de diciembre de 2004, luego de una operación liderada por las fuerzas del Departamento Administrativo de
seguridad (DAS), se da captura a Rodrigo Granda, Líder de la organización guerrillera FARC y encargado de las Relaciones
Internacionales de dicha organización; la captura se lleva a cavo en territorio venezolano y es trasladado Colombia. En esta
ocasión el gobierno venezolano expuso ante la comunidad internacional la amenaza que representaba para la estabilidad
diplomática de la región este tipo de medidas en tanto atentaban contra la soberanía nacional del estado Venezolano. (ver:
Revista Semana, 16 de enero de 2005).
12 En visita oficial el 10 de noviembre de 2004 a Colombia, el presidente Chávez expuso en Santa Marta: “No apoyaré grupo

subversivo alguno contra gobierno democrático alguno. Llámese como se llame al grupo armado que fuere, guerrilla de las
FARC o ELN, paramilitares” y instando además al Movimiento Bolivariano a evitar relaciones con las FARC.
13 Una adoptado el lenguaje común de la política antiterrorista de los Estados Unidos, el presidente Uribe Fijó como una de

las tareas fundamentales de la diplomacia colombiana lograr la condena de las FARC como un grupo terrorista internacional
por parte de distintos actores internacionales, desde países europeos, los países vecinos y hasta Japón (“el mundo contra las
FARC”, Revista Semana, febrero 16 de 2003, edición 1085). De hecho, Estados Unidos ya tenía a los tres grupos armados
en Colombia (FARC, ELN y AUC) dentro de las lista de 28 organizaciones terroristas internacionales del Departamento de
Estado (Las FARC y ELN estaban en la lista desde 1998, las AUC fueron agregadas a principios de septiembre de 2001).
  12  
las relaciones diplomáticas y un acercamiento débil con una agenda mínima

controlada por los dos presidentes. Sin embargo, tras el anuncio del gobierno

colombiano, en octubre de 2009, de llevar a cavo un nuevo acuerdo de cooperación

militar entre Colombia y Estados Unidos con el cual se aprobaba la utilización de

bases militares colombianas por militares norteamericanos, nuevamente se retornó a

la congelación de la relación por parte de Venezuela, de nuevo las amenazas de

guerra y la polarización de la región.

Por su parte las relaciones con Ecuador en la última década han diversificado la agenda,

dada la amplia participación del gobierno ecuatoriano en la propuesta de integración

andina. No obstante también es posible destacar dos fases en el comportamiento de las

relaciones bilaterales con Colombia en la última década:

• Un a primera fase, del 2001 a marzo del 2008, las migraciones, los desplazamientos,

la presencia guerrillera en zonas fronterizas, el Plan Colombia y las fumigaciones

fueron ampliando las divergencias. Los ocasionales acercamientos -a mediados del

2002, finales del 2005 y enero del 2007- no lograron revertir las tensiones. Una vez

más, el gobierno ecuatoriano entro a ser parte del debate en el cual se debe

considerar la multicausalidad del conflicto colombiano y no reducirle a la simple lucha

contra el narcotráfico.

• En una segunda fase, de marzo del 2008 en adelante, tras el bombardeo colombiano

a un campamento guerrillero instalado en territorio ecuatoriano, el gobierno de ese

país rompió relaciones, impuso la condición del pasado judicial apostillado para el

ingreso de colombianos, aplicó sanciones económicas, instauró demandas

internacionales, amenazó con respuesta militar, y la fiscalía llamó a juicio al ex Ministro

de Defensa y al Comandante del Ejército colombiano por el bombardeo. Las tensiones

se hicieron personales y fueron escalando de nivel hasta que la presión social y

fronteriza, la OEA y el Centro Carter ayudaron a encauzar, desde agosto del 2009, la

  13  
normalización de las relaciones diplomáticas.

En síntesis, los criterios y prioridades de la agenda política exterior de Colombia no han

coincidido con la de países como Ecuador y Venezuela, máxime cuando la prioridad para

el gobierno colombiano en su agenda política fue la lucha contra el terrorismo, limitándose

a exigirle a los vecinos que actúen -sobre la base de que la seguridad de Colombia es

competencia de los países de la región-, y de manera menos condicionada muestren su

decisión de atacar el terrorismo. Por su parte, Venezuela y Ecuador, aunque se han

pronunciado públicamente en su compromiso por la paz, la urgente necesidad de unas

relaciones diplomáticas estables en la larga duración y han asumidos acciones

humanitarias, también han tomado decisiones como la movilizado de tropas a las

fronteras con Colombia, han asumido en muchas ocasiones la neutralidad con el conflicto,

aunque existen pruebas de que las fronteras funcionan como sitios de paso de los grupos

ilegales, ya sea por evadir la presión militar del Ejercito colombiano o mantener rutas del

tráfico de drogas.

4. Consideraciones finales

Desafortunadamente, el realismo como enfoque de interpretación de la política exterior

colombiana durante el periodo 2002-2010, si bien brinda herramientas para el análisis, no

logra ser en su plenitud un enfoque que indague en la complejidad de las relaciones,

sincronías y divergencias, no sólo entre los Estados, sino además entre los diversos

actores que juegan y participan en la escena política de las relaciones exteriores14. A

pesar de considerar los temas seguridad nacional como una prioridad de los Estados y

por ende la necesidad de definir un plan de acción para la toma de decisiones, que van

                                                                                                               
14Recordemos que el Plan Colombia ha incrementado el número de actores de los estados Unidos que participan directa o
indirectamente en la búsqueda de soluciones al conflicto Colombiano, entre ellos: la Casa Blanca, el Departamento de
Estado, el Departamento de Justicia, el Comando Sur del Pentágono, El Consejo de Seguridad Nacional (CSN), el Zar Anti-
Drogas y el Congreso Norteamericano.
  14  
desde definir posibles aliados hasta la estrategia de una política de seguridad, debe

considerarse las particularidades político-ideológicas de cada país y reconocer que no

siempre se marcha hacia el mismo objetivo, consideración con la cual el gobierno no

colombiano sigue mostrando resistencias, tras considerar la agenda internacional de la

lucha contra el terrorismo como una de sus prioridades.

Por otra parte, la priorización de la agenda de relaciones exteriores de la política

antiterrorista limita la agenda diplomática y los acercamientos internacionales; situación

que quedó demostrada a lo largo del presente ejercicio, donde, tanto Colombia como

Ecuador y Venezuela, prevalecieron las tensiones producto de los desacuerdos con un

solo campo de análisis: la seguridad, y en algunos casos las violaciones a la soberanía de

los estados. Entrando en juego relaciones de poder, donde prevalece la incertidumbre de

quién controla a quién.

La parálisis de los mecanismos los mecanismos diplomáticos (reducción de las

reuniones presidenciales, el cierre de embajadas, entre otras) elimina canales

institucionales para la tramitación tanto de las discrepancias como de los aspectos en

común frente a la seguridad, contribuyendo así también a la inseguridad.

Un aspecto que queda por ser investigado y del cual es necesario aportar evidencia

empírica para posteriores análisis es la influencia de los presidentes latinoamericanos en

la definición de la agenda política y las repercusiones en la estabilidad de las relaciones

internacionales en la región. En el caso analizados podemos ver cómo las relaciones

diplomáticas se reducen a las decisiones que uno u otro presidente tomen sin tener en

cuenta la participación de organismos de la sociedad civil, fuerzas políticas o comunidad

internacional en general.

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